SIGLO XIII E ESPAÑA
La batalla de Salé se produjo en septiembre de 1260 entre la flota castellana del rey Alfonso X el Sabio y los musulmanes del puerto norteafricano de Salé durante el Sultanato meriní.1 La ciudad fue ocupada y saqueada durante dos semanas hasta que el sultán meriní Abu Yusuf Yaqub ibn Abd Al-Haqq la rescató; los castellanos se retiraron incendiándola.
Refiere el gran historiador musulmán Ibn Jaldún que cuando los meriníes fueron llamados por los almohades el gobernador de Salé, Yacoub ben Abdellah el Meriní se rebeló contra su tío, el sultán Abu Yusuf Yaqub ibn Abd Al-Haqq, entonces en Taza. El sobrino pidió ayuda a Alfonso X, rey de Castilla, y Ruy López de Mendoza, nombrado Almirante de Castilla en 1254, formó una flota para continuar la Cruzada en la costa norte de África, al parecer con la intención de conquistar además Ceuta. Comandaban la tropa también Juan García de Villamayor y Pedro Martínez de Santa Fe. Desde 1250 Salé era un centro estratégico y comercial importante, puerta principal de la costa de Azghar a la región norte de Marruecos, donde se extendía la influencia de los benimerines desde la conquista de este territorio por el sultán Abu Bakr Ben Abdelhaq.
En la víspera de Eid al-Fitr del año 658 de la Hégira (correspondiente a septiembre del año 1260), treinta y siete barcos de guerra enviados por el rey castellano se situaron frente a la costa de Salé, entonces aún no fortificada. Y el viernes 2 de Shawwal los guerreros castellanos cayeron por sorpresa cometiendo la mayor masacre de la historia de Salé, aprovechando que sus habitantes se hallaban ocupados celebrando los festejos de Eid al-Fitr. Hubo un gran saqueo del que se extrajo mucho botín. Mujeres, niños y ancianos fueron sitiados en la Gran Mezquita y tres mil de ellos fueron capturados y conducidos como esclavos a Sevilla.
Salé se mantuvo durante dos semanas en manos de los castellanos antes de que el sultán Yacoub ben meriní Abdelhaq corriera en su ayuda. Ordenó la ejecución de los soldados españoles que todavía estaban allí, mientras que otros lograron escapar y regresar a la flota tras apurar el saqueo de casas y tiendas e incendiar la ciudad. Nada más liberada, el sultán decidió fortificarla construyendo una muralla al suroeste, frente al río Bu Regreg. Luego, en 1261, se construyó en la pared que da al mar una enorme fortificación penal tristemente llamada برج الدم Borj Adumu ("Torre de las Lágrimas"). Tras el fracaso de la expedición, el almirante de Castilla Ruy López de Mendoza huyó a Portugal por temor a Alfonso X.
La conquista de Jerez de la Frontera tuvo lugar el 9 de octubre de 1264 (otras fuentes citan el 3 de octubre de 1266)12 a manos de las tropas cristianas de Alfonso X de Castilla.3 Hasta entonces la ciudad estaba en manos del rey andalusí Ibn Abit. Este acontecimiento se encuadra dentro de la Reconquista, proceso histórico que tuvo lugar en España entre los años 722 y 1492 y durante el cual los reinos cristianos de la península ibérica buscaron el control del territorio que permanecía bajo dominio musulmán.
Conquista de Jerez | ||
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Parte de Reconquista | ||
Jardines interiores del Alcázar de Jerez de la Frontera | ||
Fecha | Discutida entre el 9 de octubre de 1264 y el 3 de octubre de 1266 |
Capitulación de 1249[editar]
Tras la conquista de la ciudad de Sevilla, Fernando III de Castilla continúa su labor conquistadora por el bajo Guadalquivir, como consolidación a la campaña sevillana e inicio del dominio del litoral. Jerez es conquistada en 1249, al tiempo que Vejer, Puerto de Santa María y Cádiz, mediante capitulación de su población después de haber devastado las huestes castellanas cultivos y alquerías, y haber sufrido un cerco de varios meses.
Ante la falta de apoyo del monarca nazarí, el alcalde de Jerez, Ibn Abit, decide capitular:4
El monarca castellano acepta la negociación por la dureza del asedio y por la urgencia en ocuparse de la repoblación de Sevilla, y por lo tanto, quedaron "todos los moros en sus casas en la dicha villa y h eredades" a excepción de algunas personalidades que emigraron, como sabemos fuel caso de Ibn Abit. De esta manera, la ciudad de Jerez y la zona próxima a la villa quedaba como protectorado castellano. Desde 1255 el Alcázar pasa a estar controlado por una guarnición cristiana bajo el mando de Nuño González de Lara el Bueno, que dejó por teniente a Garci Gómez Carrillo
Revuelta mudéjar y reconquista de la ciudad[editar]
A partir de la revuelta mudéjar de 1264 se había recrudecido la situación ante el deseo, por una parte del rey nazarí de frenar la expansión castellana, y por otra parte el fortalecimiento de los benimerines de Marruecos; éstos desembarcaron en Jerez y, señalando una fecha para la sublevación general, se levantaron los vasallos musulmanes del monarca castellano.
En el 1264 (otras fuentes señalan en 1266 o 12675) los musulmanes de Jerez se rebelan contra el dominio cristiano, entrando en el alcázar y pasando a toda la guarnición cristiana a cuchillo, coincidiendo con revueltas en Murcia y en otras localidades andaluzas. El libro del Alcázar cuenta que los musulmanes entraron construyendo una mina o túnel desde el que pasaron al interior del recinto. Otra tradición dice que entraron a través de un muro desde el que saltaron a las propias murallas del alcázar. El Alcázar vuelve a manos musulmanas.
Alfonso X responde asediando durante 5 meses la ciudad de Jerez. Los musulmanes intentaron la negociación, pero "el rey no quiso sino que se saliesen sin otra cosa más de sus cuerpos".4 Finalmente las tropas musulmanas se rinden y entregan la ciudad a los cristianos. El monarca decide dejar una guarnición de 300 caballeros en el alcázar y les mando "dar y repartir las casas y tierras y heredades" que componían el alfoz de Jerez, facilitando su repoblación mediante la concesión de mercedes y privilegios.
Consecuencias[editar]
La población musulmana fue expulsada y evacuada de la ciudad, por lo que la población mudéjar de la ciudad de Jerez, en los años siguientes a la reconquista, fue muy escasa, aproximadamente una veintena de vecinos, hecho que confirma la existencia de una sola mezquita habilitada para el culto islámico en la ciudad.
El Fecho del Imperio fue el nombre que en los textos castellanos se dio al intento de Alfonso X el Sabio (1221-1284) de ser elegido en 1257 como Rey de los Romanos del Sacro Imperio Romano-Germánico, aprovechando su condición de hijo de Beatriz de Suabia.
Desarrollo[editar]
A la muerte del rey de romanos Guillermo de Holanda en enero de 1256 se produjo un problema sucesorio por la elección del siguiente rey de romanos. La ciudad de Pisa, y con ella del partido gibelino, apoyó a Alfonso, hijo de Beatriz de Suabia, y por tanto perteneciente a la familia alemana de los Hohenstaufen. Por su parte, el rey de Inglaterra Enrique III propuso a su hermano Ricardo de Cornualles como rey de romanos.
Alfonso encontró muchas dificultades internas en este empeño. En la propia Castilla, muchos nobles expresaron su desacuerdo por las exigencias extraordinarias de dinero y soldados. En Soria, ciudad en la que se encontraba Alfonso al recibir la embajada de Pisa, los nobles locales llegaron al motín (la llamada conjuración de Soria).1
Tras gastar ambos grandes cantidades de dinero para sobornar a los electores, el Conde Palatino del Rin, y los arzobispos de Maguncia y Colonia, se habían declarado ya a favor de Ricardo de Cornualles, mientras que el arzobispo de Tréveris, el Duque de Sajonia y el margrave de Brandeburgo, se inclinaron en favor de Alfonso. El 13 de enero de 1257, era la fecha de elección en Fráncfort, pero los partidarios de Alfonso no dejaron entrar en la ciudad a los de Ricardo, así que éstos se reunieron extramuros eligieron rey a Ricardo con la autorización del rey de Rey de Bohemia Otakar II. El 1 de abril, los partidarios de Alfonso le eligieron rey en Fráncfort, también con la autorización de Otakar II, quien interesado en mantener la vacancia votó por dos veces.
Así, las fuerzas se encontraban bastante niveladas y Alfonso hubo de gastar ingentes cantidades monetarias en conseguir apoyos para su causa, lo que produjo el descontento en las Cortes y la oposición de la nobleza. A menudo como fecho del Imperio se entiende precisamente el gasto que supuso esta inversión. Ricardo fue coronado rey el 17 de mayo de 1257 en Aquisgrán, mientras Alfonso ni siquiera hizo algún viaje a Alemania para afirmar su autoridad, con lo que su causa en Alemania se hallaba mermada; las miras de Alfonso se hallaban dirigidas a una coronación imperial del Papa, pero éste, no quería fortalecer a los gibelinos, con lo que dio largas a esta posibilidad, es más, Clemente IV apoyó a los güelfos atrayendo a su causa al Carlos de Anjou a quien invistió como rey de Sicilia en 1265. La adscripción de Enrique de Castilla (Don Arrigo), hermano de Alfonso a la causa del gibelinismo hundirá definitivamente toda aspiración a la coronación imperial.
La muerte en 1272 de Ricardo de Cornualles reavivó las esperanzas a ser reconocido como legítimo emperador por el nuevo papa Gregorio X. Sin embargo, el Papa se mostró partidario de elegir a un nuevo rey de romanos que los príncipes alemanes hicieron el 27 de septiembre de 1273 eligiendo a Rodolfo I de Habsburgo, finalizando así el interregno. Rodolfo I fue finalmente reconocido por el Papa, el 26 de septiembre de 1274, tras haber invitado a Alfonso a renunciar. Sin resignarse aún, Alfonso se dirigió al encuentro del Papa en Beaucaire, donde no obtuvo concesiones, renunciando a sus derechos en mayo de 1275.
Consecuencias culturales[editar]
Dentro de este intento, se enmarca la obra de Alfonso X, las Siete Partidas, que serían un intento de legislar para todo el Imperio que esperaba controlar.
Miembro de la Casa de Torres y Descendiente de Fortun II de Navarra, llega a Jerez de la mano de Nuño González de Lara el Bueno de la Casa de Lara en 1255, cuando las tropas de Alfonso X toman el alcázar jerezano, cedido por Aben Obeit en capitulación, Fortún se mantendrá en la ciudad defendiendo el alcázar, ahora bajo el mando de Garcí Gómez Carrillo, teniente de Nuño de Lara.1
Historia de la defensa del Alcázar de Jerez[editar]
La paz en la villa se vio pronto truncada y en 1261 , los mudéjares descontentos se levantaron contra el dominio castellano. La ayuda a los musulmanes jerezanos llegó de las ciudades moras de Tarifa y Algeciras. Poco podían hacer frente al ataque los poco más de cien castellanos que defendían el alcázar.2Cuenta la leyenda que Don Fortún de Torres, gentilhombre y alférez mayor de Jerez, defendió con la vida el pendón real de su majestad Alfonso X y habiendo sido mutilado de piernas y manos, mantuvo alzado el pendón real con ayuda de sus dientes y los ensangrentados tocones de sus brazos hasta que la muerte tuvo a bien librarle de tal carga. Mostrando el valor y el coraje de los caballeros castellanos.
Indudablemente, es una leyenda que nos habla del coraje de esta persona por defender la plaza, si bien no existe ningún dato histórico que así lo certifique, ya que solamente se tiene noticias que el capitán de la guardia fue el único que logró huir de la revuelta, no se sabe muy bien como, para ir a Sevilla a dar la voz de alarma.
En su honor está dedicada la alameda junto al Alcázar, aunque es conocida popularmente por el nombre de Alameda Vieja.
El sitio de Algeciras de 1278 llevado a cabo por Alfonso X, fue una infructuosa campaña militar de la Corona de Castilla, llevada adelante con el objetivo de despojar a los Benimerines de la medina de Al-Yazira Al-Jadra, Algeciras, principal plaza fuerte de estos en la península ibérica, y vía de entrada de tropas desde el norte de África. Castilla, que contaba con una poderosa flota en la bahía de Algeciras y grandes tropas alrededor de la ciudad, fue derrotada cuando sus barcos fueron asaltados e incendiados por la escuadra de Abu Yusuf Yaqub en batalla naval.
Sitio de Algeciras de 1278 | ||
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Parte de Batalla del Estrecho; Reconquista | ||
![]() Alfonso X el Sabio, rey de Castilla. | ||
Fecha | 5 de agosto de 1278 a | |
Lugar | Algeciras |
Antecedentes históricos[editar]
Desde mediados del siglo XIII la nueva fuerza emergente en el norte de África, los benimerines de Abu Yusuf Yaqub ibn Abd Al-Haqq, había establecido contactos con los musulmanes de Al-Ándalus, ofreciéndose como tropas de apoyo en las duras guerras que el rey de Granada, Muhammad II, mantenía contra los reinos cristianos. El 12 de abril de 1275 desembarcan en Algeciras numerosas tropas meriníes y emprenden la marcha contra las ciudades de Sevilla, Jaén y Córdoba.12 Desde Castilla, Fernando de la Cerda, que circunstancialmente gobernaba el reino por ausencia de su padre Alfonso X, que se encontraba entrevistándose con el papa en Bercayre,3 no pudo más que contener a los nuevos invasores. Nuño González de Lara, que controlaba la frontera de Córdoba, salió de esta ciudad y presentó batalla contra los musulmanes, muriendo en la acción pero obligando a los mahometanos a replegarse.2 Las fronteras de Castilla se encontraban en peligro, por lo que el infante Fernando parte en agosto desde Burgos a comandar a sus ejércitos, pero llega enfermo a Ciudad Real, donde poco después muere.4 Es su hermano Sancho, quien más tarde será Sancho IV, el que marcha hacia Córdoba en contra de los benimerines, no sin antes hacer constar en Ciudad Real su derecho de sucesión en el trono.5 Tras fortalecer sus posiciones en la zona, marcha a Sevilla para mandar desde esta ciudad a sus tropas. El otro hijo del rey, también llamado Sancho y quien era arzobispo de Toledo, se dirigió hacia Jaén, pero por no querer esperar la llegada de Lope Díaz de Haro, señor de Vizcaya, cae muerto. Su cadáver es degollado y cortada su mano derecha; al día siguiente el señor de Vizcaya junto a un joven Alonso Pérez de Guzmán derrotan a la coalición africano-andalusí y les hacen replegarse.6
En estas circunstancias los musulmanes no habían podido avanzar su frontera y en 1276 se sella una tregua de dos años con Castilla.7 Los benimerines de Yusuf, sin embargo, no regresaron a África y mantuvieron las plazas de Algeciras y Tarifa, fortificándolas y estableciendo gran cantidad de tropas en ellas.8 En Castilla, mientras tanto, se abordaba la problemática sucesión del rey. Alfonso X decide otorgar este privilegio a su hijo Sancho, aun siendo presionado por los nobles y por su esposa Violante para que lo haga en favor de los hijos del fallecido Fernando.9
El sitio de 1278[editar]
En estas comprometidas circunstancias es cuando Alfonso X el Sabio decide establecer sitio a la ciudad de Algeciras, viendo que mientras esta ciudad permaneciera en poder meriní podría producirse una nueva invasión de Castilla. Al-Yazira Al-Jadra fue la primera ciudad fundada por los musulmanes a su llegada en 711 a la península ibérica. La medina del siglo XIII se encontraba al norte del Río de la Miel y poseía un complejo sistema de murallas y entradas en acodo, diseñado probablemente por los almohades, que había sustituido a las fortificaciones edificadas en el siglo VIII.10 El rey castellano manda a su hijo, el infante Pedro de Castilla, a reunir en marzo a sus tropas en Sevilla.11 Tan pronto como estuvieron reunidas parten hacia Algeciras, mandando la vanguardia Alfonso Fernández "el Niño", hijo ilegítimo del rey Alfonso X el Sabio.12
El 5 de agosto de 1278 las tropas hacen acto de presencia en los alrededores de Algeciras.13 El ejército que establecería el asedio estaba compuesta por unos 30 000 caballeros, según indican las crónicas de la época, y una flota de 24 navíos y 80 galeras, que se establecen en la Bahía de Algeciras con el objetivo de impedir el abastecimiento de la ciudad desde la cercana Gibraltar.14 Al mando de la flota estaba el almirante Pedro Martínez de Fe, acompañado de otros importantes personajes cercanos a la corte del rey, Melendo, Gonzalo Morante y Guillén de Sasanaque.15 Las tropas terrestres rodearon totalmente la villa, creando cavas y montando diferentes tipos de armas de asedio en las proximidades de las puertas de la ciudad y de los puntos más débiles. La flota, mientras, establece una base en la Isla Verde. Durante los primeros meses de sitio son constantes las partidas de soldados algecireños que salen de la ciudad y se enfrentan a los cristianos, mientras los ballesteros yaziríes asaetan a sus enemigos desde las almenas de la ciudad.
Ya en febrero de 1279 llega al sitio Alfonso X, haciéndose cargo de las operaciones de sus tropas y comprobando el estado de estas.16 El asedio no avanzaba tras varios meses. Las escaramuzas por parte de los defensores continuaban causando grandes pérdidas, principalmente en el bando castellano,17 mientras que las armas de asedio no eran capaces de romper las defensas.
Por el mes de abril, ya abandonado el sitio por el rey, que debió regresar a Castilla, comienza a sentirse la escasez de alimentos en el campo cristiano. Las tropas que debían mantener el sitio eran muy numerosas, y por alguna razón no llegaban los alimentos necesarios desde Sevilla. Según se sabría meses más tarde, los impuestos recaudados en Castilla con el objetivo de suministrar alimentos a las tropas, eran desviados por el infante Pedro con el objetivo de convencer a su madre Violante para que volviera a Castilla.18 Esa primavera el calor en la zona fue especialmente elevado y pronto las aguas y los escasos suministros que poseían en el cerco comienzan a deteriorarse, causando terribles daños entre los cristianos cuando se desató una epidemia de peste.12 Entre los enfermos destacaban especialmente los marineros, que por su mala alimentación y las horas que debían permanecer en sus barcos, se encontraban muy débiles. Por causa de la enfermedad, a principios de julio son muchos los ocupantes de la flota castellana que deben abandonar sus posiciones y establecerse junto a las tropas de tierra para ser debidamente atendidos. De este modo muchas embarcaciones quedan ancladas junto a la isla sin ocupantes o sin una dotación suficiente.17
La flota meriní de Abu Yusuf Yaqub[editar]
Mientras, desde Algeciras, se mantenía comunicación con Gibraltar a través de palomas mensajeras, informando a los meriníes de la vecina ciudad, de las penosas condiciones en las que se encuentran los sitiadores.19 De este modo, conoce el rey de Fez la situación de los de Alfonso X. Tras conocer esto hace pertrechar 14 galeras en Tánger para mandarlas a Algeciras.18 Abu Yusuf Yaqub pretende en junio pasar junto a su flota a la península, pero unas insurrecciones en tierras de Nefís hacen que tenga que cambiar sus planes. Aún con esto el 19 de julio las galeras están preparadas y se mandan a la orilla norte del estrecho, comandadas por el propio hijo del rey de Fez, Abu Yacub Yusuf.16
Tras acercarse durante la noche a la Bahía de Algeciras sin ser advertidos, el día 20 la flota de Fez acomete contra los barcos de Castilla, anclados y casi vacíos, en la Isla Verde. Con rapidez la escuadra es capturada e incendiada, mandándose degollar a cuantos soldados se encontraban en ellas, salvo a los capitanes, que son tomados como rehenes. En cuestión de unas horas Castilla pierde toda su flota sin llegar apenas a presentar batalla.18
Los soldados de tierra castellanos, enfermos y ahora sorprendidos por el rápido ataque desde el mar, no pueden reaccionar a tiempo cuando la flota mahometana desembarca en la ciudad a través de las atarazanas y sale por las puertas de Algeciras acometiendo con fiereza.17 El infante Pedro, que se había quedado de nuevo al mando de las tropas, manda inmediatamente abandonar el sitio, dejando a sus capitanes capturados en manos de las tropas musulmanas y dejando todas las máquinas de asecho y pertrechos, que son tomados.20
Ese mismo año de 1279, Alfonso X firma una tregua con los benimerines.21 En el lugar en el que las tropas castellanas establecieron sus armas de asedio se edificaría, años más tarde, la Villa Nueva de Algeciras por orden del rey de Fez, con el objetivo de evitar que futuros asedios utilizasen este ventajoso emplazamiento.
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