SIGLO XIII EN ESPAÑA
Los Fueros de Valencia (Furs de València en valenciano), o Fueros de la Ciudad y Reino de Valencia son el conjunto de leyes que rigieron el Reino de Valencia desde 1261, cuando Jaime I, el fundador del reino, los juró y promulgó en una reunión de las Cortes del Reino de Valencia el mismo año, hasta 1707, en que fueron abolidos por el Decreto de Nueva Planta, en el contexto de la Guerra de Sucesión.
Historia[editar]
Origen: la Costum de Valencia[editar]
Su primera redacción se sitúa en la primavera de 1239, al año siguiente de la conquista de Valencia, por iniciativa del propio rey Jaime I, y recibe el nombre de Costum ('Costumbre'). Fue redactada inicialmente en latín y al principio se aplicó únicamente a la ciudad de Valencia.1 Hay quien denomina "Costum" a la normativa jurídica valenciana antes de 1261, fecha en que Jaime I la jura con la denominación de "Furs", sin embargo la documentación conservada demuestra que con anterioridad a esa fecha se la denomina indistintamente con las formas "fueros", "costumbres" e incluso alguna más.2
Con la promulgación de la Costum por Jaime I en 1239 se sancionaba la existencia legal del nuevo reino con un marco jurídico y legislativo propio, poniendo fin así a la diversidad de fueros y costums de los primeros años de la conquista. Los señores aragoneses aplicaban en sus nuevos dominios valencianos el Fuero de Zaragoza —el propio Jaime I lo aplicó a la primera ciudad que conquistó, Burriana-, mientras que las órdenes militares preferían la Costum de Lleida y los mudéjares se regían por la ley islámica.3
Según otras fuentes[cita requerida], el primer costum fue promulgado por Jaime I el 21 de marzo de 1238, en Játiva, confiriendo jueces civiles y criminales, así como la Cambra dels Jurats de València, ('Cámara de los jurados de Valencia') a la ciudad. El 21 de mayo de 1239 aparece el primer privilegio en el que se habla del curia de València, en el que se le da un lugar para su tribunal. El 29 de diciembre de 1239 concede Jaime I a Valencia el Justicia.
"El texto de la Costum, redactado en latín, aprovechaba elementos del derecho local catalán (la Costum de Lérida), de derecho feudal (los Usatges de Barcelona y el Liber Iudiciorum) y, sobre todo, del derecho romano (el Corpus iuris civilis), exhumado por las juristas de la época, particularmente los de Bolonia, y mucho más favorable al monarca". Como el nuevo código consagraba el poder de la Corona apoyada y las aspiraciones de las nuevas élites de las ciudades en detrimento de la preponderancia tradicional de la nobleza, ésta se opuso a la aplicación del Costum de Valencia a todo el reino defendiendo la aplicación de los fueros aragoneses —el propio rey los aplicó a las nuevas poblaciones de Vinaroz y Villafamés.3
Extensión a todo el reino: los Furs[editar]
Al parecer fue en 1251 cuando, inspirado por el nombre de los Fueros de Aragón, compilados cuatro años antes, se comenzó a mencionar a los costums valencianos como fueros, después de la orden real de recoger todas las normas que habían sido promulgadas en los primeros años de la Valencia cristiana. En aquel año Jaime I ordenó que los jueces se atuviesen a los "fueros".
Por otro lado, durante un tiempo las "costums" dependían de la voluntad del rey que las había promulgado, y por lo tanto podían ser revocadas por este. La ciudad de Valencia y algunas villas trataron de obtener su irrevocabilidad, por lo que se solicitó que el rey jurase los fueros. Esto sucedió finalmente el 7 de abril de 1261. Jaime I juró en Valencia, ante las Cortes del Reino de Valencia, los fueros de Valencia. Cuatro días más tarde promulgó un privilegio al nuevo reino, según el cual, todos los sucesores del monarca también tenían que jurarlos en Valencia antes de cumplido el mes de su reinado. Esta supeditación del rey a los Fueros supuso la constitución del Reino de Valencia como estado soberano. El texto de los fueros se conservó en un registro redactado por el escribano Boronat de Pña.
El privilegio otorgado por Jaime I por el que el rey quedaba obligado por él y por sus descendientes a jurar los Furs de Valencia inmediatamente después de iniciar su reinado, y a convocar Corts en el plazo de un mes se debió a la necesidad de dinero que tenía el rey, cantidad que fue sufragada en su mayoría por la ciudad de Valencia.1 La cantidad que recibió el rey fue de 48.000 sueldos reunidos y donados por la ciudad de Valencia, los sitios y villas de la Huerta de Valencia que pertenecían a clérigos y nobles y las villas de Castellón de la Plana, Villafamés, Onda, Liria, Corbera, Cullera y Gandía.
En esas primeras Cortes del Reino de Valencia celebradas en 1261 —a las que al parecer no asistieron las villas reales más importantes del reino en aquella época, como eran Morella, Burriana, Morverdre (Sagunto), Alcira y Játiva—, el rey Jaime I extendió la Costum de Valencia, denominada a partir de entonces Furs de València, a todo el reino. En estas Cortes, el texto legal era traducido al romance (valenciano),45 con el fin de facilitar su comprensión, y cambiaba su denominación original de Costum, propia de la tradición catalana, por la de Furs, más próxima a la terminología aragonesa. Ello se debía posiblemente a la voluntad contrarrestar la influencia de los Fueros de Aragón, compilados en 1247 en Huesca, que amenazaba con extenderse a las poblaciones valencianas regidas por los diversos fueros aragoneses. De hecho, buena parte de la nobleza continuaba aferrada a la vigencia del derecho aragonés y se oponía firmemente a la extensión territorial del código valenciano. A pesar de las resistencias nobiliarias, los Furs de Valencia, fijados definitivamente en 1271, acabarían extendiéndose por todo el reino.6
En el año 1263 los fueros aragoneses regían en Cirat, en Morella, en Vallibona, en Vinaroz, Bojar y Fredes, en Villanueva de Alcolea, la Mola Escabirosa, Corachá, la Peña del Arañonal, en Castell de Cabres, Castellfort, Burriana, Benicarló, Almazora, Salsadella y Ludiente, Benasal, Albocácer, Catí, y Riu de Truites (actual Villafranca del Cid).
Y en ese mismo año los Costums de Lérida regían en Cálig, Cervera del Maestre, Rosell y San Mateo, Villafamés, Vinaroz y Cabanes. Y los de Barcelona regían en Castell de Chivert, Moncada y Beniacaldim de Almenara.
El ordenamiento jurídico valenciano se completaba con los privilegis ('privilegios'), promulgados directamente por el soberano por propia iniciativa o por petición de parte, y por los actes de cort ('actos de corte'), que eran acuerdos alcanzados en las Corts entre la Corona y uno o dos de los braços —no con los tres, cuyos acuerdos constituían los Furs propiamente dichos—.7
También se incorpora a esta legislación, (o al menos no se deroga) un tribunal de origen romano y consolidado por los musulmanes, el Tribunal de las Aguas de Valencia.
En 1271 el rey se obligó a no modificar los Furs en el futuro sin el consentimiento de las Corts, con lo quedó sancionado que las leyes del Reino de Valencia eran el resultado del acuerdo entre el rey y las élites del reino representadas en las Corts, y no podían ser revocadas sin el consentimiento de las dos partes. Se daba así nacimiento al pactismo, que también caracterizó las relaciones entre el soberano y sus vasallos en el resto de estados de la Corona de Aragón, incluso después de su unión dinástica con la Corona de Castilla, lo que dio nacimiento a la Monarquía Hispánica.7
Como muestra de interés de Jaime I en los fueros, en 1270 Jaime I volvió a ordenar a los jueces que no se atuviesen a los decretos sino a los fueros. En 1271 volvió a confirmar los fueros intentando dejar clara su voluntad de consolidación del nuevo régimen. También a los que se adhiriesen el rey les condonaría algunas deudas pendientes.
Un hecho muy importante para la consolidación de los fueros fue el decreto que Pedro III, hijo de Jaime I, jurara también los fueros en 1277, en su coronación. Pero tuvo un impacto importante el hecho de que Pedro fuese excomulgado por el Papa, hecho que apareja la potestad de los reinos de romper el tributo de vasallaje. Eso fue aprovechado por Cataluña y Aragón, pero especialmente por Valencia, para reforzar sus fueros y privilegios. De hecho, a partir de 1283, en virtud del Privilegium Magnum, el rey no podía imponer nuevos impuestos sin la aprobación de las cortes. Además, en Valencia le fue otorgada la potestad de nombrar cónsules.
El año 1283 el rey Pedro III autoriza la instalación del Consulado del Mar de Valencia, que fue el primero de España.
Con el tiempo, a pesar de la oposición de parte de la nobleza a los fueros de Valencia y ante el riesgo de que el resto del territorio se pudiesen aplicar los fueros de Aragón, la corona y las Cortes Valencianas fueron consolidando poco a poco los fueros de Valencia, como normas para todo el territorio del Reino de Valencia. De hecho, en las Cortes Valencianas de 1329 fue cuando Burriana y Villarreal aceptaron los fueros de Valencia y se incorporaron a las Cortes Valencianas. Hasta aquel momento habían estado sometidas a los fueros aragoneses.
El conflicto de 1333[editar]
En 1333 el rey Alfonso IV de Aragón, bajo la influencia de su segunda mujer, Leonor, donó los señoríos de Játiva, Alcira, Morvedre (Sagunto), Alicante, Morella, Castellón de la Plana y Burriana al infante Fernando, (hijo de Leonor). Esto infringía una promesa hecha ante las Cortes en los años 1329 y 1330. Esto provocó un enfrentamiento entre una porción de la nobleza que daba apoyo a la medida y otra porción junto con el pueblo llano que reaccionaron contra ella y en favor y defensa de los fueros. El jefe del jurado de Valencia, Francisco de Vinatea, se entrevistó repetidas veces con el rey y con Leonor hasta que consiguió la anulación de la donación, con la consecuente irritación de Leonor, pero dando fin al conflicto y a los disturbios civiles que estaba provocando.
Guerra de Sucesión, Decretos de Nueva Planta y abolición de los fueros[editar]
Tras su victoria sobre el Archiduque Carlos de Austria en la Guerra de Sucesión Española, el primer rey borbón de España, Felipe V, promulgó los Decretos de Nueva Planta que pusieron fin a todo el sistema legislativo y político valenciano. Según estos decretos, los funcionarios eran nombrados por el rey y el valenciano fue prohibido como lengua de la administración, de la enseñanza y de la predicación.[cita requerida]
Considerando haber perdido los Reinos de Aragón y de Valencia, y todos sus habitadores por el rebelión que cometieron, [...] y tocándome el dominio absoluto de los referidos reinos [...], pues a la circunstancia de ser comprendidos en los demás que tan legítimamente poseo en esta Monarquía, se añade ahora la del justo derecho de la conquista que de ellos han hecho últimamente mis Armas con el motivo de su rebelión;[...] He juzgado conveniente (así por esto como por mi deseo de reducir todos mis reinos de España a la uniformidad de unas mismas leyes, usos, costumbres y Tribunales, gobernándose igualmente todos por las leyes de Castilla tan loables y plausibles en todo el Universo) abolir y derogar enteramente, como desde luego doy por abolidos y derogados, todos los referidos fueros, privilegios, práctica y costumbre hasta aquí observadas en los referidos reinos de Aragón y Valencia; siendo mi voluntad, que éstos se reduzcan a las leyes de Castilla, y al uso, práctica y forma de gobierno que se tiene y ha tenido en ella y en sus Tribunales sin diferencia alguna en nada [...]Extracto del Decreto de abolición de los fueros de Aragón y Valencia
Características propias de los Fueros y sus implicaciones[editar]
Las circunstancias propias del reino de Valencia obligaron a ciertas características especiales de los fueros. El ajuste étnico (cristianos, musulmanes y judíos) dio lugar a problemas de estructuración jurídica. Esto, sumado a los intereses del rey de restar poder a la nobleza feudal hizo que la nueva legislación valenciana estableciese unas fórmulas predemocráticas, con una juridicidad romanista dentro de un poder real prevalente. Esto contrastaba con las viejas estructuras feudales de los otros reinos y condados de la corona. Al contrario que en otros reinos de la Corona de Aragón y del resto de la península, los ciudadanos del Reino de Valencia estaban libres de la arbitrariedad de los señores. El ius soli se impuso sobre el ius sanguinis por primera vez en los reinos de la península.
Esta población estaba además en una fase de mutua adaptación étnica (el poble ajusdadis que menciona Eiximenis). Esto configuró poco a poco en la ciudad de Valencia un régimen político urbano, de ciudad-estado, mercantil, artesanal y mesocrática, comparable al de otras ciudades mediterráneas (Venecia, Génova, etc.) que estaban también en efervescencia. Las facilidades económico-comerciales atrajeron inmigrantes en busca de una mejor calidad de vida, y Valencia entró en una fase de expansión económica y cultural, el siglo de oro valenciano, que le llevaría a un florecimiento político, literario y artístico anterior al Siglo de Oro español.
El rey Jaime I ordenó la traducción de la primitiva versión de la Costum, que se hallaba escrita en lengua latina (y que muy pocos leían y comprendían), tal como lo estaban la práctica totalidad de los textos legislativos de la época, fuesen de contenido breve o extenso, al romancio, es decir, la lengua vulgar propia de la mayoría de sus usuarios valencianos. La traducción fue llevada a cabo por tres juristas al servicio del concejo municipal de la ciudad de Valencia. La traducción del manuscrito (actualmente perdido) del monasterio de Benifaçà fechado el 31 de marzo de 1261, siete días antes de que fueran aprobados en Cortes, tiene como colofón el siguiente texto:8
"Guillelmus et Vitales, illorum Bernardusque soláis traslaverunt hos foros et redigerunt IN LINGUAM PLANAM LEGALITER ATQUE ROMANAM, et dominus rex laudavit, jurandosque ratisfi cavit. Mille ducenties decies sex primo sub anno, et sub kalendis aprilis mensis, iste liber est scriptum. Jacobus sit benedictus"."Guillermo y Vidal, y el compañero de ambos Bernardo, tradujeron estos fueros y los pusieron legalmente en lengua llana y romana, y el señor rey los alabó y con juramento los ratificó: el año mil doscientos primero sobre diez veces seis (1261, el día antes de las calendas del mes de abril (31 de marzo) este libro fue concluido de escribir. Don Jaime sea bendecido"
Los fueros establecieron también los límites del reino, hasta 1304 delimitado por el tratado de Almizra de 1244, a la línea Biar-Busot y a partir de esa fecha, en virtud del tratado de Torrella incorporaría Orihuela Guardamar, Elche, Santa Pola y Novelda. Este territorio era el ámbito de aplicación de la ley valenciana que estipulaba además sobre la moneda, las medidas, volúmenes y pesos así como la redacción y datación unificada de los documentos públicos.
Cargos e instituciones forales[editar]
- Diputación General del Reino de Valencia
- Lugarteniente General del Reino de Valencia o Virrey de Valencia.
- Gobernaciones del Reino de Valencia
- Cortes del Reino de Valencia
- Batle General del Reino de Valencia.
- Mestre Racional del Reino de Valencia
- Audiencia de Valencia
- Junta de Electos de los Estamentos
- Justicia (cargo foral de Valencia)
- Jurat en Cap (Cargo foral)
- Jurado (cargo foral de Valencia)
- Racional (Reino de Valencia)
- Mustaçaf (Cargo foral)
- Consejo General (Reino de Valencia)
- Tribunal de las Aguas de Valencia
Ediciones Facsímil[editar]
Dada la importancia de la obra, existen ediciones facsimilares, la última de ellas vio la luz en octubre del 2006, y fue editada por la empresa Valenciana Ceremonial Ediciones SL., sobre el original custodiado por el ayuntamiento de Valencia. La obra está acompañada por un importante trabajo de investigación a cargo de numerosos catedráticos de la Universidad de Valencia, cada uno de ellos doctor en su disciplina.
La revuelta mudéjar de 1264-1266, o rebelión de los mudéjares, fue una rebelión musulmana (mudéjar) en la Baja Andalucía y Murcia, regiones de la Corona de Castilla. Ocurrió en respuesta a la política de Castilla de reubicar a las poblaciones musulmanas de estas regiones y fue parcialmente instigada por Muhammad I. Los rebeldes fueron ayudados por el Emirato de Granada, mientras que los castellanos se aliaron con la Corona de Aragón. Al principio del levantamiento, los rebeldes lograron capturar Murcia y Jerez de la Frontera, así como varias localidades más pequeñas, pero finalmente fueron derrotados por las fuerzas reales. Posteriormente, Castilla expulsó a las poblaciones musulmanas de los territorios reconquistados y animó a los cristianos de otros lugares a asentarse en sus tierras. Granada se convirtió en vasallo de Castilla y rindió un tributo anual.
![]() Muhammad I (con túnica roja y escudo) dirigiendo a sus tropas durante la rebelión, ilustrada en las Cantigas de Santa María contemporáneas1 | ||
Fecha | 1264-1266 o 1267 |
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Contexto[editar]
La rebelión se produjo durante la Reconquista, la conquista centenaria de territorios musulmanes en la península ibérica (llamada al-Ándalus por los musulmanes) por los reinos cristianos del norte de la península. El Islam había estado presente en Iberia desde la conquista omeya en el siglo VIII. A principios del siglo XII, la población musulmana en la península se estimaba en 5,6 millones de habitantes, entre ellos árabes, bereberes y población local convertida.3 En los siglos siguientes, los reinos cristianos crecieron constantemente en fuerza y territorios, mientras que los musulmanes decayeron.4 El Imperio almohade, que había dominado la Iberia musulmana, cayó en luchas dinásticas después de la muerte de Yusuf II en 1224 sin heredero.5 Al-Ándalus se desintegró en múltiples pequeños reinos o taifas.5 Mientras tanto, Fernando III de Castilla unió los reinos cristianos de Castilla y León en 1231, y aprovechando la desunión de los musulmanes, conquistó varios territorios en el sur.56 Sus conquistas durante este período incluyeron la cuenca del Guadalquivir (también conocida como Baja Andalucía) y Murcia,7 que se convirtieron en los principales centros de esta rebelión.8
El 2 de abril de 1243, la ciudad de Murcia se rindió al infante Alfonso (futuro Alfonso X),9 tras lo cual se convirtió en vasallo semiindependiente de Castilla;10 Jerez, uno de los restantes enclaves musulmanes de Andalucía, se rindió en 1261 tras un mes de asedio.7 Alfonso X había ascendido al trono en 1252, fecha en la que, según el historiador Leonard Patrick Harvey, los súbditos musulmanes podían clasificarse ampliamente en dos grupos: los de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, que habían vivido durante varios siglos bajo un dominio castellano estable, en comunidades bien asentadas, y que tenían derechos consagrados en las cartas constitutivas de sus pueblos o ciudades de origen;7 y los de las zonas conquistadas en el siglo XIII, que sufrían inestabilidad política. Muchos fueron reubicados por sus conquistadores cristianos o emigraron a la Granada musulmana y, en algunos casos raros, al norte de África.11 Las políticas de reubicación fueron consideradas opresivas por la población musulmana y condujeron a una protesta presentada al papa. Estas políticas fueron un factor importante en el estallido de la rebelión.12
En el sur de la península ibérica, el Emirato de Granada surgió bajo el dominio de Muhammad ibn Nasr. En 1246, aceptó rendir homenaje y jurar fidelidad a Castilla (entonces bajo el padre de Alfonso X, Fernando III) a cambio de la paz.13 Muhammad I utilizó la paz resultante para consolidar su reino.14 Además, sus fuerzas participaron en algunas campañas castellanas contra otros territorios musulmanes, entre ellas la reconquista de Sevilla (1248) y Jerez (1261).157 Sin embargo, la posición de Muhammad distaba mucho de ser inequívocamente favorable a Castilla. El historiador L. P. Harvey especuló que después de la conquista castellana de la Taifa de Niebla en 1262, se envalentonó como el único gobernante musulmán independiente en España, y trató de debilitar el control castellano sobre sus territorios recientemente conquistados.7
Transcurso de la revuelta[editar]
Comienzo de la rebelión[editar]
La revuelta se inició casi simultáneamente en la Baja Andalucía y en Murcia,16 probablemente entre abril y junio de 1264, cuando el nombre de Muhammad I fue borrado de la lista de fieles vasallos de Alfonso X.17 El 10 de julio tuvo lugar una escaramuza en la que Granada derrotó a las fuerzas castellanas.2 En agosto de 1264, los habitantes musulmanes de Jerez, con la ayuda de aliados de Algeciras y Tarifa,18 atacaron a la guarnición real, encabezada por Nuño González de Lara y superada en número.19 El desmoralizado Nuño desertó de su puesto y el alcázar fue tomado el 8 de agosto.17 Según los cánticos de las Cantigas de Santa María, los mudéjares capturaron a todos los soldados, destruyeron la capilla de María e intentaron quemar una estatua de la Virgen, pero la estatua resistió milagrosamente a las llamas.19 Los refuerzos de Sevilla llegaron dos días después pero ya era demasiado tarde.17
Después de Jerez, las localidades de Lebrija, Arcos de la Frontera y Medina Sidonia también cayeron en manos de los rebeldes18 y la guarnición defendió con éxito el cercano castillo de Matrera, en manos de la Orden de Calatrava.20 En Murcia, la propia ciudad de Murcia cayó, al igual que Galera, pero Orihuela fue defendida con éxito por las fuerzas reales.18 Los musulmanes murcianos expulsaron a la guarnición real de la ciudad y declararon su lealtad a Muhammad I, que nombró gobernador a Abu Muhammad ibn Ashqilula.20 El suegro de Alfonso X, Jaime I de Aragón, escribió que "trescientas ciudades, grandes pueblos y castillos" fueron capturados por los rebeldes y que Alfonso y la reina Violante escaparon de un intento de asesinato en la capital, Sevilla.16 Sin embargo, Alfonso no mencionó ningún intento de asesinato, y el relato de Jaime pudo haber sido una exageración.16
El Emirato de Granada, cuyas fuerzas serían reforzadas más tarde por voluntarios del norte de África, apoyó plenamente la rebelión.21 22 Otras tropas musulmanas del norte de África intentaron desembarcar en el estuario del Guadalquivir, pero fueron rechazadas por Alfonso X. En última instancia, las tropas norteafricanas no jugaron un papel significativo en la guerra.23 Los musulmanes de Castilla la Vieja y Castilla la Nueva, como los de Ávila, Burgos, Arévalo y Madrid, que habían estado bajo el dominio castellano durante generaciones y no sufrieron la política de reubicación de Alfonso X, no se unieron en gran medida a la rebelión.21
Contraataque de Castilla[editar]
Las fuerzas castellanas contraatacaron marchando sobre Jerez, ciudad clave, recobrándola a finales de 1264 (posiblemente el 9 de octubre), tras un asedio.25268nota 1 Los pueblos rebeldes de Vejer, Medina Sidonia, Rota y Sanlúcar de Barrameda también cayeron ante las fuerzas reales.25 Los musulmanes de las ciudades reconquistadas fueron expulsados, las mezquitas de Jerez se convirtieron en iglesias, y la región fue poblada por cristianos de otros lugares.8 Mientras tanto, la reina Violante pidió ayuda a su padre, el rey Jaime I de Aragón, que al principio se mostró reacio a prestar apoyo, pero finalmente aceptó.19
Aunque Jerez y otros pueblos cayeron, las fuerzas granadinas seguían atacando activamente las posiciones castellanas. Las Cantigas mencionan un fallido asedio granadino al castillo de Chincoya, supuestamente después de que una estatua de la Virgen María colocada en las murallas disuadiera a los granadinos de atacar.24 A pesar del fracaso de Chincoya, Muhammad I probablemente tomó muchos castillos mal defendidos a lo largo de la frontera.24 En respuesta a la amenaza de Granada, los pueblos de la Alta Andalucía establecieron un pacto de hermandad en Andújar el 26 de abril de 1265, jurando cooperación y una defensa común.24
Mientras tanto, Alfonso comenzó los preparativos para la invasión de Granada25 y abrió la comunicación con los Banu Ashqilula, una poderosa familia dentro del emirato en desacuerdo con la dinastía nazarí gobernante.25 A principios de 1265 tuvo lugar una importante batalla entre Alfonso y Muhammad que terminó en una importante victoria para Castilla.2 Alfonso invadió Granada a finales de la primavera de 1265 y en verano acampó en las llanuras granadinas.25 Sus fuerzas incursionaron en el territorio de Granada, incluyendo Alcalá la Real, a 64 km de la capital del emirato.24
Conquista aragonesa de Murcia[editar]
Aunque Jaime I aceptó ayudar a Castilla, inicialmente se retrasó por las negociaciones con sus nobles.27 Las Cortes Catalanas aceptaron subir los impuestos para la campaña en julio de 1264, pero el parlamento de su otro dominio, las Cortes de Aragón, rechazaron inicialmente la campaña cuando se reunieron en noviembre.27 En mayo de 1265, el arzobispo de Tarragona y el obispo de Valencia comenzaron a predicar para las cruzadas.27 A finales del verano, el infante Pedro irrumpió en los campos controlados por los rebeldes.27 En octubre, el propio Jaime I llevó a las fuerzas aragonesas a invadir la Murcia rebelde.27
A medida que el ejército de Jaime I avanzaba hacia Murcia, las ciudades musulmanas de la región -incluidas Villena, Elda, Petrel y Orihuela- se rindieron a sus fuerzas.28 Granada envió una columna de 2800 hombres para socorrer a Murcia, pero fue derrotada por las tropas aragonesas.29 El 2 de enero de 1266, Jaime I sitió la ciudad.29 Después de varias escaramuzas y negociaciones, Murcia se rindió el 31 de enero.29 Jaime I entró en la ciudad el 3 de febrero de 1266, y su mezquita fue reconstruida como una iglesia (más tarde convertida en la catedral de Murcia), donde los sacerdotes de Jaime I celebraron misa.30 Con Murcia asegurada, Jaime I regresó a su reino en marzo y ya no participó en la guerra.30
Fin de la guerra[editar]
En 1266, los Banu Ashqilula se rebelaron contra Muhammad I desde su bastión de Málaga22 y ofrecieron su alianza a Alfonso X, quien respondió prometiendo protegerlos personalmente y envió una fuerza de 1.000 hombres bajo el mando de Nuño González de Lara para defender Málaga.31 A cambio, los Banu Ashqilula podrían haber prometido ceder Antequera, Archidona y Marbella a Castilla.31 Faltan datos sobre batallas u operaciones militares a partir de ese momento, pero parece que la alianza Castilla-Banu Ashqilula fue ganando ventaja.32
Con sus aliados derrotados y enfrentándose a enemigos en dos frentes, Muhammad I pidió la paz. Él y su hijo (el futuro Muhammad II) concluyeron un tratado en Alcalá la Real, en el que Muhammad aceptó convertirse en vasallo de Alfonso X y pagar un tributo de 250 000 maravedíes al año.3334 Hay discrepancias en las fuentes con respecto a la fecha de este tratado. La Real Crónica de Alfonso X lo fecha en 1265, pero el historiador moderno Joseph F. O'Callaghan consideró esta fecha "confusa".34 El historiador marroquí Ibn Idari en Al-Bayan al-Mughrib (escrito en 1312) dató el tratado en el 665 AH, lo que corresponde a un rango entre octubre de 1266 y septiembre de 1267.34 O'Callaghan lo fechó en 1267, posiblemente a finales de mayo o principios de junio,34 mientras que otro historiador, Simon R. Doubleday, lo fechó a finales de agosto o principios de septiembre de 1266.
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