SIGLO XIII EN ESPAÑA
La conquista de Murcia tuvo lugar en 1265-66 cuando Jaime I de Aragón conquistó la taifa de Murcia en nombre de su aliado Alfonso X de Castilla.1 Anteriormente, Murcia era un vasallo semiindependiente de la Corona de Castilla,2 pero cambió su lealtad durante la revuelta mudéjar de 1264-1266.3 La Corona de Aragón entró en guerra al lado de Castilla después de que la reina Violante, hija de Jaime I, escribiera una carta pidiendo la ayuda de su padre. Después de las negociaciones iniciales con sus nobles, Jaime marchó desde Valencia a finales de octubre de 1265. Posteriormente, las tropas aragonesas tomaron múltiples localidades murcianas y derrotaron a una columna de refuerzo enviada por el Emirato de Granada. El asedio a la ciudad de Murcia comenzó en enero de 1266, finalizando con su rendición el 31 de enero y la entrada de Jaime I en la ciudad el 3 de febrero. Tras la conquista, Murcia fue puesta bajo control de Castilla y perdió su semiindependencia. Posteriormente, su población musulmana se trasladó a los suburbios mientras Castilla desplazaba nuevos pobladores cristianos para poblar la región.
Conquista de Murcia | ||
---|---|---|
Revuelta mudéjar de 1264-1266 Parte de Revuelta mudéjar de 1264-1266 | ||
![]() Jaime I de Aragón entrando en la ciudad de Murcia tras la rendición de sus habitantes, en febrero de 1266. | ||
Fecha | 1265–1266 | |
Lugar | Murcia |
Contexto[editar]
En la primera mitad del siglo XIII, Castilla y Aragón conquistaron múltiples estados musulmanes en el sur de la península ibérica.4 Murcia, un importante centro de poder en el sureste, se rindió el 2 de abril de 1243 al infante Alfonso, posterior Alfonso X de Castilla.5 A través del tratado de Alcaraz, la Taifa de Murcia se convirtió en un vasallo semiindependiente de Castilla, gobernado por Baha al-Dawla, de la dinastía Banu Hud.2 Bajo este arreglo, Murcia todavía tenía su propio ejército, burocracia y moneda, pero sus gobernantes tenían que someterse como vasallos de Alfonso X.6 Baha al-Dawla permaneció leal a Alfonso X, a pesar de su política de apoyo a la población cristiana de Murcia.7 Baha al-Dawla fue sucedido por su hijo, Abu Ja'far en 1259,2 que murió al cabo de unos años y fue sustituido por su hijo Muhammad.7 Muhammad fue depuesto pronto por su primo Abu Bakr ibn Hud, también conocido como Al-Wathiq.7 Para entonces, el sultán Muhammad I del vecino Emirato de Granada había consolidado su poder y sus territorios para convertirse en otra potencia regional,2 aunque nominalmente también bajo la soberanía de Castilla.
Rebelión[editar]
A finales de julio o agosto de 1264, la población musulmana ("mudéjares") de la Baja Andalucía inició una rebelión contra Castilla, comenzando en Jerez de la Frontera y extendiéndose a otras localidades,8 provocada en parte por la opresiva política de reubicación forzosa de Castilla contra los musulmanes, así como por la instigación de Muhammad I de Granada.9 Muhammad I renunció a su lealtad a Castilla y también atacó.9 Múltiples asentamientos y castillos, incluyendo la propia Jerez, cayeron ante los rebeldes o las tropas granadinas.10
Murcia también se unió a la rebelión. Los murcianos expulsaron a las tropas castellanas de su alcázar y Al-Wathiq declaró su lealtad a Muhammad I.7 Muhammad I envió tropas para ayudar a Murcia lideradas por su aliado Banu Ashqilula, Abdallah ibn Ali.11 Abdallah pudo haber tomado el poder en Murcia antes de que los murcianos reinstauraran a Al-Wathiq en algún momento de la rebelión.11
Ofensiva aragonesa[editar]
Preparación[editar]
Inicialmente la tarea de reprimir la revuelta pasó al hermano de Alfonso X, el infante Manuel de Castilla y el gran maestre de la Orden de Santiago Pelayo Pérez Correa.12 Preocupado por la lucha de Castilla en tres frentes, Alfonso X pidió a su esposa, Violante de Aragón, que pidiera ayuda a su padre, Jaime I de Aragón.712 Jaime I aceptó y convocó a sus cortes para que apoyaran la guerra13 Las Cortes Catalanas aceptaron aumentar los impuestos para la campaña en julio de 1264, pero el parlamento de su otro dominio, las Cortes de Aragón, rechazaron inicialmente la campaña cuando se reunieron en noviembre.13 En mayo de 1265, el arzobispo de Tarragona y el obispo de Valencia comenzaron a predicar para la cruzada.13 El papa Clemente IV permitió que Jaime I recogiera el diezmo de sus dominios durante tres años para financiar la cruzada.13 El infante Pedro (futuro Pedro III de Aragón) llevó a cabo las primeras incursiones contra los rebeldes a finales del verano de 1265.13
Invasión de Murcia[editar]
Jaime I marchó con sus tropas desde Valencia a finales de octubre de 1265.13 Mantuvo a su ejército muy unido y avanzó por pueblos musulmanes. A su vez, los musulmanes de Villena, Elda, Petrel, Orihuela se rindieron a él, con la condición de que se les permitiera conservar sus tierras y su fe libremente.14
Jaime ahora se preparaba para marchar sobre la ciudad de Murcia y se unió a las tropas castellanas bajo el infante Manuel. Al mismo tiempo, las tropas granadinas, que contaban con 800 efectivos de caballería y 2000 hombres armados, marcharon para socorrer a la ciudad. Jaime I se movió para interceptar a esta columna y los granadinos fueron derrotados en una batalla.15
A principios de diciembre, Jaime I se reunió con Alfonso X en Alcaraz, en la frontera entre la Corona de Castilla y el Reino de Valencia, para coordinar sus esfuerzos bélicos. El 2 de enero de 1266 Jaime I marchó desde Orihuela e inició el asedio de la ciudad de Murcia. Se desataron escaramuzas entre los defensores y los asediadores. Superados en número y sin posibilidad de recibir refuerzos, los defensores de la ciudad pidieron condiciones para rendirse. Jaime I ofreció pedirle a Alfonso X que restaurara los derechos legales de los murcianos antes de la rebelión: el autogobierno bajo el protectorado castellano, la libertad de culto y la preservación de tierras y propiedades. Estuvieron de acuerdo con esta oferta pero pidieron el acuerdo explícito de Alfonso X en lugar de la promesa de Jaime de preguntarle. Jaime I se negó a obtener el acuerdo de Alfonso X antes de que la ciudad se rindiera.15
Finalmente, la ciudad se rindió el 31 de enero. Los estandartes de Jaime I se elevaron sobre la ciudad y se dijo que se arrodilló y besó el suelo para dar gracias a Dios cuando lo vio. El propio rey aragonés entró en la ciudad el 3 de febrero, aceptando formalmente la rendición de la ciudad de Al-Wathiq.1115
Consecuencias[editar]
Tras la rendición de la ciudad, Jaime y sus tropas se trasladaron y ocuparon el alcázar de la ciudad, así como la zona entre éste y la puerta que daba al campamento original del rey aragonés.15 Los aragoneses se apoderaron de una mezquita junto a la fortaleza, en contravención de las condiciones de la rendición.16 Cuando los ciudadanos musulmanes protestaron, Jaime I dijo que había otras diez mezquitas en la ciudad y que no deseaba escuchar la llamada musulmana a la oración en el castillo donde se había establecido.1617 También amenazó con saquear la ciudad.16 Los musulmanes cedieron; Jaime I transformó la mezquita en una iglesia y la dedicó a la Virgen María.16 El 23 de junio, la ciudad renovó formalmente su lealtad al rey de Castilla, Alfonso X, y pidió perdón por la rebelión.16
De hecho, la derrota de Murcia significó que ya no se autogobernaba bajo el dominio musulmán, sino que era gobernada directamente por los castellanos.18 Los derechos de los musulmanes garantizados por los términos de la rendición resultaron ser débilmente respetados.17 En la ciudad, a los musulmanes sólo se les permitía vivir en un suburbio llamado Arrixaca, y a otros ciudadanos musulmanes se les obligaba a trasladarse allí.19 Se construyó un muro entre el suburbio musulmán y el resto de la ciudad, y a los musulmanes se les dio libertad de religión en su suburbio.19 A Al-Wathiq se le dieron tierras y vivió en el exilio, en su lugar Abdallah ibn Hud fue nombrado líder de los musulmanes, con el título de "Rey de los moros de Arrixaca en Murcia", en lugar de "Rey de Murcia" antes de la rebelión.19 El resto de la ciudad fue confiscada y asignada a los cristianos: se trajeron pobladores de otras partes de Castilla para poblarla.19 Alfonso X permaneció en Murcia entre febrero de 1271 y otoño de 1272, supervisando la colonización de la región y estableciendo una nueva administración por parte de los cristianos.19 Concedió el fuero a Murcia y a otras localidades.
El Reino de Algeciras y Ronda o Reino meriní de Algeciras aparece en 1275 cuando el rey de Granada Muhammad II entregó los términos de Algeciras al rey meriní Abu Yusuf Yacub que estableció su capital europea en la ciudad de Al-Yazirat Al-Hadra y se hizo con los territorios de su antigua taifa llegando hasta la ciudad de Ronda.1 Tras resistir la capital el asedio de 1278 por parte de Alfonso X de Castilla y el asedio de 1309 por parte de Fernando IV cae finalmente en 1344 tras el largo sitio de Alfonso XI de Castilla, quedando anexionado a la Corona de Castilla,2 añadiéndose desde ese momento al rey de Castilla el título de rey de Algeciras.
El asalto al castillo de Alaró fue una de las batallas de la Cruzada contra la Corona de Aragón, con el resultado de la derrota mallorquina y la confiscación del Reino de Mallorca por Pedro el Grande.
Antecedentes[editar]
El papa Martín IV, que había sucedido a Clemente IV, declaró al rey Pedro el Grande privado de sus reinos, y dio la investidura del Reino de Sicilia a Carlos I de Anjou.
Los franceses ocuparon el Valle de Arán, pero no pudieron seguir avanzando en territorio catalán. Al año siguiente lo intentaron con las tropas que tenían en el reino de Navarra, pero también fracasaron, y en el contraataque aragonés del año 1284, asediaron Tudela. El 1285 los franceses entraron por el territorio rosselonés de Jaime II de Mallorca con un ejército de 100.000 infantes, 16.000 caballeros y 17.000 ballesteros comandado por el propio rey de Francia, Felipe el Atrevido, y acamparon en Elna y Perpiñán, cruzando por el Paso de La Massana el junio. Los catalanes, aplicaron la táctica de tierra quemada, y los franceses entraron en Castellón de Ampurias, Gerona, Figueras, Rosas, San Feliu de Guíxols y Blanes, y Perelada fue destruida sin conseguir rendirla.
La escuadra aragonesa, proveniente de Sicilia comandada por Roger de Lauria había derrotado a la flota francesa en la Batalla naval de las Hormigas, recuperando el territorio del norte. En aquel momento, la disentería se extendió entre los franceses, que rodeados, sin abastecimientos y enfermos, tuvieron que retirarse, pero se encontraron la retirada cortada en Coll de Panissars donde fueron masacrados. Los franceses rindieron las plazas que aún tenían en el Ampurdán y la ciudad de Gerona, pero controlaban el Rosellón.
Pedro el Grande se decidió entonces a atacar el Reino de Mallorca, preparando un grupo en Salou, atacando primero las islas baleares, siendo el primer objetivo la isla de Mallorca. Una vez desembarcados, Poncio Saguàrdia, el lugarteniente del rey Jaime II de Mallorca rinde Palma de Mallorca al rey Alfonso y los síndicos de los pueblos de Mallorca juran homenaje al rey.
La batalla[editar]
Una vez ocupada toda la isla, el 25 de noviembre de 1285, mientras Jaime II de Mallorca está en Perpiñán, Alfonso el Franco insta a la rendición al alcaide del castillo de Alaró, Ramón Ballester, pero finalmente el 30 de diciembre se produce el asalto al castillo de Alaró donde la guarnición estaba formada por el propio Ramón Ballester, Guillermo Capello (Cabrito), Guillem Bassa, Arnau Ramon, Leonardo Marsella y Albert Perpiñán.
Consecuencias[editar]
Los defensores del Castillo de Alaró fueron quemados vivos como represalia una vez conquistado el castillo y sus bienes confiscados.
El reino de Jaime II de Mallorca fue incautado pero Pedro el Grande no pudo ver los resultados de la expedición al morir pocos días después. La muerte de Alfonso el Franco en 1291 dio origen, cuatro años más tarde, en un gran conflicto entre Cataluña y Sicilia, pues Santiago el Justo fue proclamado conde rey de la Corona de Aragón y delegó el reino de Sicilia en su hermano pequeño, Federico.
Tras la muerte de Jaime III de Mallorca en la batalla de Lluchmayor (1349), el Reino de Mallorca se reintegrará a la Corona de Aragón , y el 1443, con la conquista del Reino de Nápoles se completaría la reunificación del Reino de Sicilia bajo el reinado de Alfonso el Magnánimo.
Batalla de Formigues
Batalla de Formigues | ||||
---|---|---|---|---|
Cruzada Corona de Aragón Parte de Cruzada contra la Corona de Aragón | ||||
![]() | ||||
Fecha | 4 de septiembre de 1285 | |||
Lugar | Islas Formigues | |||
Coordenadas | 41°51′00″N 3°11′00″ECoordenadas: 41°51′00″N 3°11′00″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria Corona de Aragón | |||
Beligerantes | ||||
| ||||
Comandantes | ||||
| ||||
Fuerzas en combate | ||||
| ||||
Bajas | ||||
| ||||
La batalla naval de Formigues tuvo lugar en 1285 en las islas Formigues, situadas frente a la costa de Palamos, Cataluña. En ella, la flota francesa fue derrotada por la aragonesa comandada por el almirante Roger de Lauria.
Historia[editar]
En 1284, el rey Felipe III el Atrevido, de Francia, decidió invadir Cataluña con un gran ejército, al que el papa Martín IV dio la consideración de cruzados. Se la llamó "Cruzada Aragonesa", y en opinión del historiador Chaytoe se trató de "la más injusta, innecesaria y calamitosa empresa realizada por la monarquía capeta". El objetivo del rey francés no era otro que coronar a su propio hijo Carlos de Valois rey de Aragón (el hijo de éste, Felipe VI, lo sería de Francia) y apoyar a su primo Carlos de Anjou en su conflicto con los aragoneses por el trono de Sicilia. Apenas dos años antes, Pedro el Grande y sus aliados bizantinos habían urdido las Vísperas Sicilianas que habían arrebatado la isla al de Anjou, en favor de Aragón.
El rey de Mallorca, Jaime II, hermano del monarca aragonés y conde del Rosellón, también apoyaba al Capeto. En Cataluña, el rey Pedro el Grande había ofendido a los nobles debido al vigoroso ejercicio de la autoridad real, recibiendo escaso apoyo por su parte. Sin embargo, las atrocidades cometidas por los invasores en los asedios de Elna y Gerona levantaron a las ciudades y al campo en contra de ellos.
El ejército invasor avanzaba lentamente, rindiendo las obstinadamente defendidas ciudades una por una, y contaba con la cooperación de un gran número de aliados, estacionados en escuadras a lo largo de la costa, las cuales traían suministros desde Narbona y Aigües-Mortes. De hecho, las líneas de suministro dependían totalmente de la flota francesa.
El rey Pedro se dio cuenta de que la interrupción de las líneas de suministro francesas les forzarían con toda seguridad a retirarse. Para ello, estaba dispuesto a arriesgar Sicilia durante un tiempo, y llamó a la flota aragonesa, al mando de Roger de Lauria, de Palermo, a la costa catalana. El almirante alcanzó Barcelona el 24 de agosto al frente de 40 galeras de guerra, siendo informado de la disposición de los franceses.
Advirtió que si podía romper el centro de la línea de escuadrones, tan estirada como estaba, podría posteriormente deshacerse de los extremos. En la noche del 28 de agosto, cayó sobre la escuadra central de la flota francesa cerca de las islas Formigues. El hábil Lauria colocó dos fanales encendidos en cada galera, para que en la oscuridad de la noche su flota pareciera el doble de grande. La flota del enemigo estaba formada por 10-16 galeras genovesas al mando de Juan de Orreo y 15-20 francesas a las órdenes de Henri de Mari.
Los aragoneses rodearon las líneas enemigas, provocando la retirada de los genoveses y el desastre para los franceses. Mediante el uso enérgico de los espolones, así como con una destructiva lluvia de tornillos lanzados con las ballestas, que limpió las cubiertas francesas, la victoria fue completa. La derrota francesa fue seguida, como era habitual en las guerras navales del Medievo, por una matanza masiva.
A continuación, Roger se aproximó a la bahía de Rosas, donde se hallaba estacionada otra flota de más de 50 barcos, engañada al aproximarse Lauria bajo colores franceses. En mar abierto, los franceses fueron derrotados 3 de septiembre y toda su flota capturada o hundida. A continuación, con refuerzos llegados de Barcelona, al cabo del día conquistó la plaza, y todos los suministros y tesoros almacenados allí por los franceses pasaron a manos aragonesas.
Esta brillantísima acción naval, junto con la derrota de las armas galas en el collado de las Panizas, forzó a Felipe III a retirarse. Felipe, gravemente enfermo, moriría en Perpiñán, siendo sucedido por el "Rey de Hierro", Felipe IV el Hermoso. Sin embargo, los franceses mantuvieron la ocupación del Valle de Arán hasta 1313, fecha en que fue recuperado por Jaime II de Aragón, el cual restituyó los usos y constituciones de sus habitantes, suprimidos por los franceses.
La derrota francesa supuso también la confiscación del reino de Mallorca por parte del rey aragonés. Jaime II de Mallorca no recuperaría su reino hasta 1295.
No hay comentarios:
Publicar un comentario