viernes, 25 de junio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XI EN ESPAÑA

El Ajbar machmúa o Ajbar maŷmúa1​ (Colección de tradiciones) es una crónica árabe anónima manuscrita datada de mediados del siglo XI y conservada en la biblioteca de París.

Sinopsis[editar]

El texto comienza con la invasión musulmana de la península ibérica y termina con la fundación del Califato de Córdoba. Describe cómo Musa ibn Nusair envió a Táriq ibn Ziyad a la conquista de España. El intento de defensa del rey visigodo Rodrigo, sus amores con la Cava, la traición de Don Julián y los hijos de Witiza, y las envidias de Muza frente a Táriq por las conquistas realizadas por éste.

Infundió Dios el terror en los corazones de los cristianos cuando vieron que Táriq se internaba en el país, habiendo creído que haría lo mismo que Tarif, y huyendo hacia Toledo, se encerraron en las ciudades de España. Entonces Julián se acercó a Táriq y le dijo: «Ya has concluido con España: divide ahora tu ejército, al cual servirán de guías estos compañeros míos, y marcha tú hacia Toledo».
Ajbar machmúa (Colección de tradiciones), Crónica anónima del siglo XI.

Fuentes arábigas que combinan en el Ajbar[editar]

El Ajbar machmúa no es la única fuente que da luz a la invasión musulmana de la península ibérica.2​ También hay historiadores como Ibn Hayyan, los al-Razi, y Ibn al-Qutiyya, entre otros.

Ante la evidencia de que las fuentes árabes nos ofrecen versiones muy divergentes sobre aquellos acontecimientos, la postura que se debe adoptar no puede ser nunca ni la democrática-dar como preferible una versión en función del número de crónicas que la reproducen-ni la salomónica-repartir la razón a partes iguales entre los discrepantes. El hecho de que una versión aparezca en numerosas fuentes no debe ser interpretado con erróneo optimismo: no creamos que por ello poseamos distintos testimonios coincidentes, lo cual, como es lógico, otorgaría más credibilidad a esa información; lo que tenemos es un único testimonio repetido en varias obras, cuya valoración debe depender exclusivamente de la credibilidad que nos merezca su origen y no del éxito que haya obtenido entre historiadores que redactaban sus obras algunos siglos después de la conquista de al-Andalus... Para el tema que nos ocupa... los Ajbar son un texto elaborado a partir de varios fragmentos-cinco para Sánchez Albornoz... y redactados en épocas distintas...
Un relato de la conquista de Al-Andalus





El Antifonario mozárabe de la catedral de León (León, Archivo Catedralicio núm. 8) también conocido como Antifonario de León es un manuscrito que contiene los cantos de las celebraciones de la Liturgia hispánica o mozárabe. El adjetivo "mozárabe", a pesar de su frecuente uso para calificar el rito medieval hispánico y su famoso antifonario, no es el más adecuado para referir ambos conceptos, ya que esta liturgia fue practicada desde tiempos visigóticos en la península ibérica, y, una vez que algunos territorios hispanos estuvieron dominados por los árabes, se siguió practicando, no solo por los mozárabes, sino también por los cristianos de ciertos reinos que no estuvieron ocupados.

Miniatura que representa al ángel mostrando a las mujeres el sepulcro de Jesús vacío. Para las horas canónicas correspondientes al domingo (las letras rojas son la abreviación de la indicación Officium in Domínica).

El manuscrito[editar]

Posee 306 folios de pergamino (330 x 240 mm), generalmente escritos a una sola columna y en letra visigótica; 22 de los folios contienen miniaturas.

Este manuscrito no cuenta con un colofón que indique lugar de origen, copista o fecha de producción. Sin embargo, ciertos autores lo datan como del siglo X sobre la base de sus rasgos paleográficos.1​ También sustentan tal datación la identificación de los personajes Totmundo e Ikila (mencionados en los prólogos y retratados en el f. 1v), así como del obispo San Froilán, mencionado en caracteres criptográficos (cifra notarial visigótica) en los márgenes de los folios 128v y 149r.2​ Se cree que fue copiado por orden del abad Totmundo (o de la abadía a la que pertenecía dicho personaje, posiblemente el monasterio leonés de San Cipriano del Condado) para el abad Ikila, quien llegó a ser obispo de León. En una nota en el folio 25r, se dice que fue copiado directamente de otro manuscrito de la época del rey Wamba en el año 672. Actualmente se encuentra en la Catedral de León.

El manuscrito comienza, como es habitual en muchos códices españoles de la alta edad media, con una Cruz de Oviedo (en recuerdo, según la leyenda, de la que se le apareció al rey Pelayo en la batalla de Covadonga) y una miniatura en la que se ve a Totmundo entregando el libro al abad Ikila. Totmundo lleva sobre la cabeza el pronombre ille en señal de humildad. Esta representación de la entrega de la obra acabada era también muy frecuente en los primeros incunables.

El libro contiene las piezas musicales que se cantaban en los oficios litúrgicos de todo el año. Es el único antifonario de la liturgia hispánica que se ha conservado completo. Otros antifonarios hispánicos (como por ejemplo los vinculados con Silos y hoy conservados en la abadía de esta localidad, en la Biblioteca Nacional de Francia, París, y en la British Library, Londres, o con San Juan de la Peña, conservado en la Universidad de Zaragoza) solo han llegado hasta nosotros en estado fragmentario.

El Antifonario de León tiene notación musical hispánica de tipo vertical. Los signos musicales de esta notación y otras notaciones antiguas se suelen llamar "neumas". Los neumas hispánicos no se disponen sobre líneas de referencia (como tetragramas o pentagramas), sino "a campo aperto". Por carecer de esta referencia, la información diastemática representada por estos signos no ha podido ser descifrada hasta el momento, a pesar de los esfuerzos realizados por los musicólogos. El Antifonario de León contiene muchas ilustraciones, especialmente escenas de la vida de Jesús. Algunas letras poseen entrelazados que recuerdan más al arte carolingio que al visigótico.




El Beato de Fernando I y doña Sancha (vitrina 14-2 de la Biblioteca Nacional de Madrid), es un manuscrito iluminado de mediados del siglo XI se llama así por el nombre del donanteFernando I de León, aunque también se le denomina Beato de Facundo por el nombre del copistaBeato de San Isidoro de León por ser la Basílica de San Isidoro de León el lugar donde se encontraba originalmente o Segundo Beato de la Biblioteca Nacional por ser la Biblioteca Nacional de España en Madrid el lugar donde se conserva actualmente con la referencia Vit. 14-2.

El Beato de Fernando I que contiene el Comentario al Apocalipsis de Beato de Liébana, encuadernado en piel consta de 312 folios en pergamino (624 páginas a 2 columnas) con 35 líneas de escritura visigótica e ilustrado con 98 miniaturas.

Sus miniaturas siguen la tradición de beatos anteriores, siguiendo un esquema estereotipado de simbolismo, con dibujo firme y preciso. Lo que le diferencia principalmente es su gama de colores brillantes, sobre todo por su excelente estado de conservación y por la elegancia de sus formas, donde las figuras estilizadas han perdido su hieratismo e introducen movimientos que dinamizan la imagen. Pertenece al llamado tercer estilo de los Beatos, románico, con mayores influencias internacionales.

Facundo sigue meticulosamente la estructura de las miniaturas del Beato de la Seo de Urgel realizado en La Rioja o León en el año 975. También se inspira en el Beato de Valcavado, terminado por Oveco en el año 970 y es influenciado por el Beato Magio realizado alrededor del año 958 en el monasterio mozárabe de San Miguel de Escalada (León).

Aunque no existe indicación más que del nombre del copista (Facundus scripsit), parece probable que se realizase en un scriptorium regio especializado como pudiese ser el de Sahagún (León).

Es el más lujoso manuscrito ilustrado medieval miniado que tiene la Biblioteca Nacional de España. La obra que contiene es el Commentarium in Apocalypsin de Beato de Liébana.

El códice fue copiado en León en 1047 por Facundo, se cree que en su totalidad, dada la regularidad de la escritura incluso en iniciales e inscripciones mayúsculas. No se conoce el nombre del iluminador, que realizó su tarea después de haberse completado la copia del texto.

Existe una edición facsímil del Beato de Fernando I y doña Sancha, acompañada de un volumen de estudio, realizada por le editorial española M. Moleiro Editor.

B Facundus 209.jpg
Los ángeles con las hoces. La siega. La vendimia de la Tierra. El pisado de la vid en el lagar de la era de Dios. Apocalipsis, XIV, 14-20.
AutorFacundo (Facundus)
Fecha1047

Historia[editar]

El caballero fiel y verdadero. Los ejércitos del cielo. Apoc. XIX.

Encargado por los reyes Fernando I de León y Sancha de León, es de suponer que el códice quedara en el aula regia hasta 1063, momento en que se trasladaría a la basílica de San Juan Bautista de León, que pasaba a denominarse de San Isidoro, al albergar las reliquias del santo en su nueva consagración.

En junio de 1572 el códice seguía en San Isidoro de León, como lo testimonia Ambrosio de Morales. Pero poco después empezó a pasar de mano en mano.

En la segunda mitad del siglo XVII, el Marqués de Mondéjar lo tenía en su poder. En la guerra de sucesión la biblioteca del marqués fue incautada por Felipe V y el manuscrito pasó en el primer decenio del siglo XVIII a la Biblioteca Real. Una vez allí fue encuadernado con piel estrezada, en el siglo XIX.

En su visita a Léon, Ambrosio de Morales anota que estaba allí el 'Beato' de Valcavado (hoy en la Universidad de Valladolid). De esta copia proceden casi con seguridad los cinco primeros folios del manuscrito de Fernando y Sancha. Se trata de unas genealogías a las que les faltan las miniaturas, que nunca se pintaron.

El mecenazgo de Fernando y Sancha[editar]

El Beato 14-2 de la Biblioteca Nacional de España es el único códice de este género que no se copió para un monasterio entre los siglos X y XI. Fueron los monarcas Fernando I y Sancha, bajo cuyo reinado se reunificaron León y Castilla en 1037, quienes encargaron la obra junto con otras, en un mecenazgo cultural que tenía a la vez un interés religioso y político.

A la muerte de Bermudo III, hijo de Alfonso V, el trono leonés pasó a su hermana Sancha y por tanto a Fernando, su esposo, un navarro, hijo de Sancho el Mayor, que había heredado la corona de Castilla. El monarca tuvo que vencer las reticencias de nobles como Laín Fernández, comes de León, y siempre puso por delante el título leonés a cualquier otro, llegando a asociar la idea de "imperium" a su dignidad de rey de León.

En León estableció Fernando su centro de poder y a la ciudad dedicó construcciones y tesoros que fueron financiados con las incursiones de sus tropas hasta la frontera del Duero y hasta Coímbra. El reinado de Fernando I supuso la recuperación cultural del reino leonés, después de medio siglo de decadencia tras las destrucciones de al-Mansur, y las bases del románico.

La captura de la Bestia y del Falso Profeta. Apoc. XIX.

En 1063 al rey moro de Sevilla se le impone una paz que además de las parias incluye la entrega de las reliquias de Santa Justa. Pero los emisarios reales no consiguen dar con los restos de la santa y deciden llevarse los de San Isidoro. A él se dedicará el antiguo templo del monasterio de San Juan Bautista, que los reyes habían hecho restaurar con materiales más sólidos que los utilizados bajo Alfonso V y posiblemente añadir un panteón real, que sería la base del que realizó su hija Urraca.

Con motivo de la consagración, los reyes donaron importantes piezas de artes suntuarias, producto del trabajo encargado por la corona a artesanos de la miniatura y el marfil: un crucifijo ebúrneo, un arca de marfil y oro para custodiar las reliquias de San Juan Bautista y San Pelayo, otros objetos preciosos de los que sólo se ha conservado memoria en el documento de donación y quizá el propio códice 'Beato'. Las obras de orfebrería y eboraria muestran un influjo otoniano que se explica por las relaciones entre León y Cluny, que el rey Fernando y el abad Hugo se encargaron de estrechar.

Excepto Alfonso III, que organizó una biblioteca regia, ningún monarca asturiano ni leonés había encargado manuscritos hasta que lo hicieran Fernando I y Sancha, a cuyo patrocinio debemos el famoso 'Beato' y un Diurnal conservado en la Universidad de Santiago de Compostela.

Es muy posible que el papel de la reina en todos estos encargos fuera muy relevante. Su mención en el laberinto del 'Beato' y su retrato en la miniatura del folio 6 del Diurnal dan testimonio de su participación activa en la política cultural de Fernando.Sancha no se conformó con la función de legitimación de la corona leonesa para su marido, sino que fue una colaborada eficaz de su esposo, a quien convenció de la conveniencia de hacerse enterrar en León en lugar de en Oña o Arlanza.

En efecto, Fernando, un hombre profundamente religioso, sintiéndose enfermo en Valencia, pidió ser llevado a León, a donde llegaba el 24 de diciembre de 1065. De inmediato acude a San Isidoro a rezar y asiste a los maitines de Navidad con los monjes siguiendo la liturgia hispana. Dos días después, en la iglesia, se encomienda a Dios, despojándose de los atributos de su reinado, el manto y la corona, y tras dos días de penitencia, muere, dejándonos un valioso legado cultural.

El otro "Beato" de la Biblioteca Nacional[editar]

Lleva la signatura Vitr. 14-1 y debió copiarse entre 930 y 950, siendo uno de los más antiguos conservados. Fue realizado probablemente en el SE del Reino de León. En el siglo XVI estaba en el Monasterio de San Millán de Suso, razón por la que se le conoce como manuscrito emilianense.

El códice está mutilado, faltándole unas 18 hojas al comienzo y otras tantas al final.






Chovot HaLevavot

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Chovot HaLevavot
de Ibn Paquda Ver y modificar los datos en Wikidata
Chovothalevavot.jpg
GéneroFilosofía judía Ver y modificar los datos en Wikidata
IdiomaJudeoárabe Ver y modificar los datos en Wikidata
Fecha de publicación1040 Ver y modificar los datos en Wikidata

Chovot HaLevavot (en hebreo: ‎תורת חובות הלבבות) (en español: Guía de los deberes de los corazones), es la obra principal del rabino y filósofo judío, Bahya ben Joseph ibn Paquda. Se cree que el rabino vivió en ZaragozaEspaña, durante la primera mitad del siglo XI. El libro fue escrito en el año 1040, con el título: "Guía de los deberes de los corazones" (en árabe: كتاب الهداية الى فرائض القلوب‎). La obra fue traducida al idioma hebreo, por Judá ben Saúl ibn Tibbón, durante los años 1161 y 1180, con el título Chovot HaLevavot.

 

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