domingo, 29 de septiembre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL SIGLO III - ARTE

El Togado de Periate es una escultura de bronce romana, datada en el siglo III, encontrada en la aldea española de Periate, término municipal de Píñar (Granada), el 27 de marzo de 1982.
Tiene una altura de 160 cm., lo que la convierte en una de las mayores esculturas de bronce encontradas en España.
Representa a un togado de tamaño natural. Le falta la mano derecha. La mano izquierda, así como la cabeza, están unidas al cuerpo mediante estuco. Seguramente represente al emperador Claudio II el Gótico.
Actualmente se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico y Etnológico de Granada.

Resultado de imagen de Togado de Periate










El mosaico de los trabajos de Hércules fue descubierto en la localidad de Liria (Valencia) en el año 1917, concretamente en el paraje llamado La Bombilla en el Pla dels Arens. Está fechado en el primer tercio del siglo III. Mide 4,5 metros de longitud por 5,5 metros de anchura. El mosaico forma parte de la colección estable del Museo Arqueológico Nacional con el número de inventario 38315BIS.

Historia[editar]

El mosaico romano tiene una iconografía donde se recoge los doce trabajos que Euristeo, rey de Tirinto, encomienda al héroe de la mitología griega Heracles (romanizado como Hércules), hijo del dios Zeus y de la mortal Alcmena, esposa de Anfitrión.1​ El mosaico se conservó en el mismo lugar de su descubrimiento hasta el año 1941, que fue comprado por el Museo Arqueológico de España.2

Descripción[editar]

Algo más de la mitad inferior del mosaico está dedicada a la narración de los trabajos, mientras que la mitad superior se decora con una combinación geométrica a base de triángulos negros y blancos realizado con la técnica del opus tessellatum. El conjunto va en marcado por una cenefa vegetal.1
La zona que concentra la iconografía se compartimenta en doce cuadros que rodean el emblema central, en el cual se representa al héroe junto a Ónfale, reina de Lidia, de la que fue esclavo.
La zona que concentra la iconografía se compartimenta en doce cuadros que rodean el emblema central, en el que se representa el héroe junto Ónfale, reina de Lidia, de la que fue esclavo. 1​ En esta escena se puede apreciar, como ya es habitual en la iconografía helenística sobre estos personajes, el cambio de las vestiduras, Hércules se muestra con traje y haciendo trabajos de mujer y Onfalia con la piel del león.2
Los trabajos que se narran en los cuadros que circundan la escena central son (comenzando por el cuadro superior izquierdo y en sentido de las agujas del reloj):2
  • Robo del cinturón de Hipólita (noveno trabajo) 0,82 x 0,605 metros
  • Captura del jabalí de Erimanto (cuarto trabajo) 0,765 x 0,610 metros
  • Captura del can Cerbero (duodécimo trabajo) 0,835 x 0,615 metros
  • Limpieza de los establos de Augías (quinto trabajo) 0,80 x 0,61 metros
  • Muerte de Gerión (décimo trabajo) 0,80 x 0,59 metros
  • Captura de las yeguas de Diomedes (octavo trabajo) 0,81 x 0,585 metros
  • Robo de las manzanas del jardín de las Hespérides (undécimo trabajo) 0,80 x 0,69 metros
  • Captura del toro de Creta (séptimo trabajo) 0,77 x 0,685 metros
  • Muerte de la hidra de Lerna (segundo trabajo) 0,73 x 0,67 metros
  • Estrangulamiento del león de Nemea (primer trabajo) 0,82 x 0,66 metros
  • Muerte de los pájaros del Estínfalo (sexto trabajo) 0,82 x 0,61 metros
  • Captura de la cierva de Cerinea (tercer trabajo) 0,81 x 0,59 metros


Museo Arqueológico Nacional - 38315BIS - Mosaico de los trabajos de Hércules 01.jpg



PERSONAJES SIGLO III

Basílides fue un eclesiástico hispanorromano, obispo libelático de León y Astorga a mediados del siglo III.
Las únicas noticias históricas acerca de este personaje proceden de la epístola n.º 68 del obispo Cipriano de Cartago.1​Según ésta, hacia el año 249 Basílides era obispo católico de la diócesis de Astorga, que por aquel entonces incluía el territorio de la actual sede de León.2​ En enero del 250, siendo procónsul Aspasio Paterno, el emperador Decio promulgó un edicto decretando la persecución contra los cristianos y Basílides, «estimando en más la salud perecedera del cuerpo que la del alma perpetua»,3​ adquirió un libellus, un documento expedido por las autoridades romanas por el que su poseedor, a cambio de una cantidad económica, quedaba exento de la persecución. El gesto de Basílides estaba reputado como un grave delito por la comunidad cristiana: el libelático no estaba obligado a adorar a los dioses paganos, pero negaba a Cristo cuando debiera confesar su religión, y no siendo perseguido por los que acosaban a los cristianos, quedaba fuera de éstos en el concepto público.4​Por las mismas fechas el obispo Marcial de Mérida se hallaba en la misma situación.5
Habiendo caído enfermo, Basílides renegó de Dios, pero tras arrepentirse aceptó recibir la eucaristía como lego y acatar la decisión de los prelados que entendían en su proceso canónico. Los obispos comarcanos designaron a Sabino como nuevo obispo de Astorga; Basílides, ofendido por su destitución, reclamó al papa Esteban I, y ocultándole subrepticiamente los detalles de su deposición, consiguió que le fuese restituida la diócesis.
Los obispos que habían entendido en la causa y los feligreses de la diócesis asturicense, sorprendidos por la decisión papal, apelaron a los obispos del norte de África; Cipriano de Cartago reunió un concilio de 36 obispos en el que se determinó la expulsión de Basílides y Marcial. Se desconoce el destino de ambos; se supone que la Santa Sede, mejor informada de los detalles, dio la razón a los obispos africanos y mantuvo a Sabino en la cátedra episcopal.









Félix de Mérida fue obispo de Mérida a partir del año 252 o 255 en adelante sin que existan datos que fijen el final de su pontificado. Al ser depuesto su antecesor Marcial por haber comprado un libellus, una certificación o documento expedido por los romanos mediante el cual el poseedor, en este caso Marcial de Mérida que quedó exento de la persecución, cosa que era considerada como falta grave por los cristianos, los obispos de la comarca pusieron como sucesor a Félix después de haberse informado de la buena fama de esta persona.1
Los obispos de la comarca enviaron a dos personas, Félix y Sabino, para que informasen a San Cipriano de la grave falta que cometió Marcial según consta en escritos del propio Cipriano. Como afirma el santo en sus escritos, Sabino era sucesor del obispo Basílides de León y Astorga,2​ también libelático como Marcial de Mérida, le correspondía a Félix ser consagrado obispo de Mérida. Por los escritos del santo se conoce que Félix estuvo con él en Cartago, en el norte de África y a unos diecisiete km de la actual ciudad de Túnez.3
Para la consagración al orden episcopal de Félix y Sabino, San Cipriano congregó un concilio donde esta consagración fue aprobada y legitimada. En ese concilio se comunicaba que ésta no se podría rescindir en ningún caso por más que Basílides y Marcial pretendiesen que se les restituyera en sus episcopados ya que ambos habían logrado el rescripto pontificio pues lo habían conseguido con engaño y malicia. Una vez consagrados Félix y Sabino, estos marcharon desde Cartago a Roma para informar al Papa cómo fueron realmente los hechos llevándoles los documentos procedentes del «Concilio Africano» al que habían asistido. Pasaron los primeros años de pontificado de Félix en paz durante algún tiempo hasta que en el año 254 volvió Marcial de Roma y siguiendo el mal ejemplo de Basílides, quiso desplazar a Félix su pontificado cosa que no pudo hacer. Y si bien había paz interior en la iglesia, no pasaba igual con la exterior ya que en el año 257 se generalizó la persecución de los cristianos por parte de Galieno y Valeriano.








Liberio fue obispo de Mérida (Hispania) desde finales del siglo III -aproximadamente desde el año 295 según indica Enrique Flórez- hasta el año 314, después de la persecución de Diocleciano. Lo que no se sabe con certeza es si hubo algún otro obispo entre Félix (el último conocido) y Liberio. En el caso de no haber existido ninguno, el pontificado de Félix sería de los más prolongados. El nombre de «Liberio» como obispo emeritense figura en el «Concilio de Eliberi» al que asistieron diecinueve obispos. El ordinal que le da Enrique Flórez es el décimo mientras que episcopologios más antiguos lo ponen como el decimoquinto. Junto a los otros obispos asistentes decretaron los cánones de disciplina y observancia que eran tan necesarios y propios de los fervorosos obispos de los primeros tiempos del cristianismo1
Poco después de aquél concilio la diócesis de Mérida sufrió el endurecimiento de la persecución de Diocleciano en la que sufrió el martirio Santa Eulalia de Mérida. Se dio la casualidad de que el padre de la santa y el obispo tuviesen el mismo nombre, «Liberio», cosa que quisieron hacer creer algunos que se trataba de la misma persona pero que Enrique Flórez y otros historiadores desmontaron fácilmente.1
Diez años después del martirio de Santa Eulalia, en el año 314, asistió al Concilio de Arlés (en la Galia romana, actual Francia) convocado por el emperador Constantino.







Marcial fue un eclesiástico hispanorromano, obispo libelático de Mérida a mediados del siglo III.
Marcial era obispo católico de Mérida hacia el año 249 cuando comenzaron las persecuciones contra los cristianos decretadas por el emperador Decio. Para evitar éstas, Marcial compró un libellus, una certificación expedida por las autoridades romanas mediante la cual su poseedor quedaba exento de la persecución. Este tipo de acciones estaba reputadas como una grave falta por la comunidad cristiana: el libelático no estaba obligado a adorar explícitamente a los dioses paganos, pero al valerse del dinero para no confesar su religión y al estar exento de la persecución de los que acosaban a los cristianos, quedaba apartado de éstos en el concepto público. Una comisión de obispos comarcanos decidió deponer a Marcial de su silla episcopal, nombrando a Félix para sucederle al frente de la diócesis.1
A semejanza del obispo Basílides de Astorga, que en la misma situación había apelado al papa Esteban I y ocultándole subrepticiamente los detalles de su destitución consiguió el rescripto papal por el que se ordenaba restituirle en su diócesis, Marcial también consiguió que el papa anulara su deposición. Los obispos que habían entendido en el proceso canónico, sorprendidos por la decisión papal, apelaron a los obispos del norte de África; en el año 254 Cipriano de Cartago reunió un concilio de 36 obispos en el que se determinó la expulsión de la iglesia de Basílides y Marcial. La epístola nº 68 de Cipriano, redactada tras el concilio, es la fuente histórica de la que provienen las noticias sobre este episodio.2
Se desconoce el destino final de ambos inculpados; se supone que la iglesia de Roma, mejor informada de los detalles, dio la razón a los obispos africanos y mantuvo a Marcial alejado de la diócesis.







Justa y Rufina fueron dos hermanas nacidas en Sevilla los años 268 y 270. Ambas murieron en el 287. Son veneradas como santas por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de julio (siguiendo la tradición medieval hispánica) y en otros lugares de España el 19 de julio. En Payo de Ojeda, (Palencia) son veneradas el 19 y 20 de julio.

Narración de su vida y martirio según la leyenda cristiana[editar]

Justa y Rufina fueron hermanas carnales, nacidas en Hispalis bajo el dominio romano; Justa en 268 y Rufina en 270, de modesta familia de cristianos clandestinos dedicados al oficio de la alfarería.Nota 1​ En estos tiempos, las hermanas dedicaban su tiempo a ayudar al prójimo y al conocimiento del Evangelio1
Era costumbre celebrar una vez al año una fiesta en honor a Venus en la que se rememoraba el fallecimiento del admirado Adonis. Se recorrían las calles de la ciudad pidiendo limosnas para la fiesta. En cierta ocasión, los seguidores de Venus llegaron a casa de Justa y Rufina solicitando el dinero correspondiente, pero las hermanas se negaron a pagarlo por ser el fin de este contrario a su fe, y no solo esto sino que decidieron hacer añicos la figura de la diosa entre ambas, provocando de esta manera el enfado general de las devotas que se lanzaron hacia ellas.
El prefecto de Sevilla, Diogeniano, mandó encarcelarlas, animándolas a abandonar sus creencias cristianas si no querían ser víctimas del martirio.2​ Las santas se negaron, a pesar de las amenazas. Sufrieron el tormento del potro para a continuación ser torturadas con garfios de hierro. Diogeniano esperaba que el trato que se le daba sería suficiente para que renunciaran a su fe, pero ellas aguantaron todo. Viendo que no surtió efecto el castigo, las encerró en una tenebrosa cárcel donde sufrirían las penalidades del hambre y la sed.
Estoicamente sobrevivieron a su condena, por lo que fueron castigadas de nuevo. Esta vez debían caminar descalzas hasta llegar a Sierra Morena. Tuvieron la suficiente fuerza para conseguir el objetivo. Viendo que nada las vencía, mandó encarcelarlas hasta morir. La primera en fallecer fue Santa Justa. Su cuerpo lo tiraron a un pozo, recuperado poco tiempo después por el obispo Sabino.
Una vez que hubo acabado con la vida de Justa, Diogeniano creyó que Rufina sucumbiría a sus deseos con más facilidad, pero no lo consiguió. Decidió acabar con su vida de la forma más lúgubre en aquellos tiempos. La llevó al anfiteatro y la dejó a expensas de un león para que la destrozase. La bestia se acercó, y lo más que hizo fue mover la cola y lamer sus vestiduras como haría un animal de compañía. El Prefecto no aguantó más, la mandó degollar y quemar su cuerpo. Nuevamente tras este hecho, el obispo Sabino recogió los restos y la enterró junto a su hermana en el año 287.
Por tan cristiana acción, fueron canonizadas. Se les nombró patronas de los gremios de alfareros y cacharreros, caso de Manises (Valencia) donde en 1746 fueron declaradas Patronas del Gremio de Artesanos Ceramistas y en 1925 fueron declaradas Patronas canónicas de esta Ciudad con gran tradición ceramista. También son veneradas como patronas de otras localidades, por ejemplo Orihuela, donde la leyenda cuenta que las santas se aparecieron en forma de dos luceros sobre la sierra de Orihuela tras la conquista cristiana sobre los musulmanes. También son patronas de Payo de Ojeda en Palencia, de Maluenda, en la provincia de Zaragoza y de la ciudad conquense de Huete.

Concilio de Elvira[editar]

La negativa de las futuras santas a entregar vasijas a los paganos que seguían la procesión de la diosa semítica Sambó produjo un altercado en el que las cristianas derribaron y rompieron el ídolo, a la manera del gesto provocador de San Polieucto.3​Algunos años más tarde los padres del Concilio de Granada, en su canon 60 promulgaron que:
"...Si alquien destruye un ídolo y lo condenan a muerte, dado que se trata de algo que no está indicado en el Evangelio y no nos parece que se actuara así en tiempos de los Apóstoles, hemos decidido que estos cristianos no sean recibidos en el número de los mártires..."
Sin embargo hubo una difusión oficial de su culto en la Bética durante la época visigoda, tuvieron en Sevilla su basílica martirial y San Isidoro compuso un himno en su honor. Ambas seguían siendo festejadas en Córdoba en el siglo IX. Cuando en el califato Omeya de Al-Andalus, durante los reinados de Abderramán II y Mohamed I se produjeron persecuciones de los cristianos mozárabes, estos tuvieron que refugiarse en Toledo donde fundaron una parroquia bajo la advocación de ambas santas.

Visión Crítica[editar]

Hay una serie de hechos que pondrían en duda la definición de las santas:
  1. Los primeros cristianos en su mayoría no son monoteístas, compaginándose el culto cristiano con el de dioses paganos. De ahí las constantes cartas de obispos de la época esgrimiendo castigos para evitarlo. Esto deja evidencia de que lo más probable es que, si existiesen las Santas, no hubieran reaccionado como lo hicieron.[cita requerida]
  2. Entre los paganos jamás se obligaría al pago de un donativo a una deidad. En una sociedad en la que existían numerosos dioses y disparidad de cultos, ninguno se imponía, salvo el culto al Emperador, algo que unía al Imperio, tan extenso y diverso. Evidentemente no se reaccionaría violentamente.[cita requerida]
  3. No se mencionan a las Santas por primera vez hasta documentos del siglo VII.[cita requerida]

Veneración en la ciudad de Sevilla[editar]

Las santas Justa y Rufina son especialmente veneradas en Sevilla. La tradición las señala como protectoras de la Giralda y la Catedral, considerando que, por su intercesión, no cayeron tras el terremoto de 1504. De esta manera, suelen estar representadas junto a la Giralda, portando palmas como símbolo del martirio y con diferentes objetos de barro alusivos a su profesión de alfareras. En la propia Catedral hay una capilla dedicada a las Santas. En ella figuran sus esculturas, que proceden de la Iglesia del Salvador (Sevilla) y fueron realizadas por Pedro Duque y Cornejo en 1728.
En el Colegio Salesiano de la Santísima Trinidad, también en Sevilla, se conserva una antigua galería subterránea considerada tradicionalmente las mazmorras donde estuvieron presas las dos hermanas. En su interior también existe una columna de mármol. En ella se encuentra una cruz tallada de unos 10 cm que, dice la leyenda, fue tallada por las santas con sus propias uñas durante su cautiverio. En su interior tienen un altar dedicado.
Su festividad se celebra en Sevilla el 17 de julio. En otros lugares de España el 19 de julio.

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL SIGLO III - ARQUITECTURA

 villa romana de Bruñel se localiza en el término municipal de Quesada (provincia de JaénEspaña), en la vertiente oriental de la Sierra de Cazorla. La villa está enclavada en una suave loma al sur del Arroyo de Bruñel, a 640 metros de altitud sobre el nivel del mar.
Está formado por una necrópolis ibérica que se remonta al siglo IV a. C., y una ocupación romana que se extiende desde el siglo II al IV, que presenta los restos de una villa del siglo III, con patios, peristilos, impluvium y una interesante colección de mosaicos. Esta villa en el siglo IV sufre una transformación importante y constituye un ejemplo del cambio del sistema socio-económico de la sociedad romana de la Cartaginensis.

Villa romana[editar]

Por la dispersión de la cerámica, se puede apuntar una ocupación completa de la loma en distintas fases cronológicas. Dada a conocer por los vecinos de la localidad, comenzó a ser investigada arqueológicamente desde el año 1965, habiéndose realizado un total de ocho campañas de excavación y diversas fases de limpieza y consolidación de las estructuras.
Tres son las fases que definen la villa, correspondiendo a los siglos II, III y IV.
La primera, datada en el siglo II gracias a la aparición de lucernas, se sitúa en la zona más occidental del conjunto y está formada por un edificio cruciforme irregular al que se asocian unos contrafuertes, una cisterna y el arco de una estructura circular. Todos ellos representan muros muy consistentes construidos con opus caementicium y con huellas de encofrado. Aparecen estucos con decoración de grandes espejos bermellones, azul oscuro o verde, separados entre sí por bandas oscuras y columnas.
La segunda fase, datada con toda probabilidad en el siglo III por la tipología de sus mosaicos, se trata de una gran villa bien conservada y en la que destaca el atrium con impluvium y el peristilo entorno al cual se distribuye la mayor parte de las habitaciones. Los pavimentos son de opus signinum o con mosaicos, siendo las composiciones de estos últimos generalmente geométricas, a veces con bandas de esvásticas o trenzas de diferentes cabos, o bien combinaciones de las anteriores con medallones que encierran figuras humanas. Destacan los mosaicos de los dormitorios en el ala este del peristilo por su doble composición: geométrica con aves en las esquinas, donde se ubicara el lecho, y geométrica combinada con la figurativa para ser contemplada desde el anterior. Una de estas composiciones es la que se encuentra en el Museo de Jaén, con la posible representación de la nereida Thetis. La mayor parte de las habitaciones conservaban restos de estucados con diferentes decoraciones.
La tercera fase, cronológicamente enmarcada en el siglo IV gracias a la aparición de terra sigillata clara tipo D, se trata de una villa de menores pretensiones que la anterior, concebida para el desarrollo de las actividades agropecuarias. Viene marcada por dos grandes edificios, uno rectangular con ábsides en sus dos lados menores y otro, un gran patio al que se abren diferentes habitaciones y que conecta por medio de dos pasillos con el peristilo de la casa. La cubierta del primero tuvo que ser arcada como demuestran diversos cimientos junto a los muros, la distancia con la que surgieron las vigas (carbonizadas debido al incendio que sufrió todo el edificio) y una clave de arco con relieve de cabeza de toro. La construcción de los ábsides orientales del conjunto afectó a una necrópolis de época ibérica tardía, a la vez que pueden datarse en esta época las estructuras que aparecieron al noreste de la villa. Además, junto a la puerta de entrada, en el sector meridional, se documentaron dos tumbas de incineración.

Necrópolis íbera[editar]

También merecen destacarse la existencia de restos materiales y constructivos de época ibérica en el sector noroeste del complejo del siglo IV, la construcción de los ábsides orientales del conjunto afectaron a una necrópolis de incineración, al par que las estructuras que aparecieron al noreste de la villa son también ibérica. Asimismo, junto a la puerta de entrada a la villa, en el sector meridional se documentaron dos tumbas de incineración.

Puesta en valor[editar]

En noviembre de 2017, la Junta de Andalucía declaró que pondría en valor el yacimiento con una zona de recepción de visitantes, un aparcamiento y la apertura al público, ya que actualmente se encuentra cerrado.

Detalle de mosaico en la villa romana de Bruñel.JPG









La villa romana de Carranque es una villa romana situada en el municipio español de Carranque, en la provincia de Toledocomunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

Historia[editar]

Por un descubrimiento fortuito, a consecuencia de unas labores agrícolas el 23 de julio de 1983 por parte de un vecino de la localidad, Samuel López Iglesias, en el paraje conocido como las Suertes de Abajo, en la comarca de la Alta Sagra, a unos 45 km de Madrid y 35 km de Toledo, y junto al río Guadarrama, del llamado mosaico de la metamorfosis, las intervenciones arqueológicas llevadas a cabo entre 1985 y 2003, permitieron poner al descubierto diversos edificios y estructuras localizadas en una amplia superficie.1​ Desde 2003 está parcialmente abierto al público mientras prosiguen las excavaciones.2
Estos mosaicos pertenecían a la hoy denominada villa de Materno, pues este nombre es el que figura en la cartela del dormitorio principal.
Para comprender mejor la época, en el edificio de interpretación se exhiben una serie de objetos hallados en las excavaciones, así como un audiovisual en el que se simula la vida en una villa del siglo IV, basándose en los restos hallados en el yacimiento, y tomando como base la propia villa de Materno.
En los últimos años, se han encontrado restos arqueológicos al otro lado del río Guadarrama, entre los que se encuentran dos cubos de molino, conducciones de agua y parte de una villa romana.3

Parque arqueológico[editar]

El Parque arqueológico de Carranque está compuesto por el centro de recepción con sala de proyección de audiovisual que recre como fue la villa en su época de esplendor con el centro de interpretación y los restos de la villa romana de Materno con sus edificios históricos que se detallan a continuación.

Edificio palacial[editar]

Restos del edificio palacial
Se trata de un edificio de representación de uso civil, construido alrededor del año 400 de nuestra era. De planta un tanto singular, podría compararse con los palacios de los gobernadores del sur de las Galias, fue ricamente decorado con mármoles traídos del otro extremo del Mediterráneo, de los 39 tipos que ya se han documentado, solo uno es de la península Ibérica, concretamente de Extremoz, el resto son de Grecia, Turquía, Oriente Próximo, Egipto, etc. Sus columnas de mármol de cuatro metros de altura fueron talladas en canteras de Turquía y Grecia.
Las bóvedas estaban recubiertas de mosaicos con teselas de pasta vítrea, que son mucho más ligeras que las de mármol, en las excavaciones han aparecido algunos restos de estos mosaicos. Este tipo de decoración podría compararse con el mausoleo construido en Rávena para la hija del emperador Teodosio IGala Placidia, adivinándose ya el fin del arte tardorromano y el inicio del bizantino.
Los suelos estaban decorados con opus sectile, mármol recortado en formas geométricas o florales. Las columnas y capiteles eran de mármol Phrigius, procedente de la actual Turquía. El uso de 6 de los mármoles encontrados, entre los cuales el pórfido negro egipcio o el granito de Assuan, se han documentado en este yacimiento por primera vez en Hispania. La cantidad, calidad y diversidad de procedencias la convierte en la colección más importante de mármoles, fuera de Roma, del Imperio romano de occidente.2
En época Visigoda, el edificio palacial romano, fue transformado en iglesia cristiana, en las excavaciones han aparecido elementos religiosos y muchas tumbas de esta época.
De la época musulmana, se han encontrado algunas cerámicas y una inscripción en una de las columnas de mármol con una eulogia del Corán.
Con la conquista cristiana de Toledo por parte de Alfonso VI, el edificio volvió a uso religioso, el 30 de enero de 1142 Alfonso VII lo declaró monasterio a la advocación de Santa María de Batres, entregándoselo a los monjes Benedictinos-Cluniacenses, posiblemente pasase posteriormente a manos de los templarios y con la caída del temple, pasó a las monjas Clarisas de Griñón. En las relaciones topográficas de Felipe II, correspondiente a la desaparecida villa de La Cabeza, dice
"Hay una ermita que se entitula Santa María de Batres, solo queda en pie la ermita, el resto de la iglesia está puesta por los suelos"
Esto quiere decir que el edificio romano, 1110 años después de su construcción ya estaba en ruinas y solo quedaba en pie una sola habitación que se dedicaba a ermita. En el catastro del Marqués de la Ensenada, año 1750, ya no existe la ermita, quedando solo sus ruinas.
En la actualidad pueden contemplarse la planta del edificio original, algunas de sus columnas y tumbas de época visigoda y cristianas, siglos del XII al XIV.

Mausoleo[editar]

Solo quedan restos de su planta. Este pequeño edificio de construcción de planta cuadrada y ábside semicircular en su cabecera. Su obra consiste en una combinación de hormigón (opus caementicium) y ladrillo cocido (opus testaceum)y columnas de granito adosadas al muro por el exterior, estos muros tenían 2 metros de espesor, posiblemente para poder contener en su lado interior, hornacinas para albergar estatuas o urnas cinerarias. El suelo fue de mosaico, del cual solo se ha conservado un pequeño fragmento, la cubierta seria a dos aguas y en el interior habría una bóveda de cañón en la parte cuadrada y una bóveda de cuarto de naranja en el ábside. Se trata de un pequeño mausoleo, para albergar los restos mortales del propietario de la villa y su familia más cercana. En el ábside se encontraría el sarcófago de mármol de su propietario.

Villa de Materno[editar]

Marte y Venus
Cesto con flores
Atenea en las metamorfosis
La villa romana de Carranque o de Materno, debido al nombre que aparece en una inscripción del mosaico de Las Metamorfosis, que se encontraba en el cubículo o dormitorio del propietario. La casa, de grandes dimensiones, es un cuadrado de cuarenta metros de lado, unos mil seiscientos metros cuadrados. Se accedía por un porche porticado sustentado por columnas de ladrillo, flanqueado por dos torreones cuadrados. Del porche se pasaba al recibidor, de planta circular, y de éste a un pasillo o peristilo que rodeaba el patio central que también se sustentaba por columnas de ladrillo. De sus estancias destacan tres: el cubículo de Materno, dormitorio con antesala; el oecus o gran salón de recepción de forma hexagonal y lados curvos al que se accede desde el peristilo, el cual se encuentra agrandado por un semicírculo o ábside con fontana que mantenía húmedo el mosaico de Océano. A ambos lados unas salas octogonales podían hacer de bibliotecas. El Triclinium es una habitación rectangular, con una exedra sobre un estrado. Además de estas dependencias, existen varios cubículos, dependencias de servicio y una bodega. La zona noble disponía de calefacción por hipocausto, que consistía en un horno exterior donde se calentaba el aire que pasaba por debajo del suelo, sustentado por pilastras, para salir por unos tubos cerámicos a modo de chimeneas. También disponía de agua corriente y desagüe. La decoración del edificio era muy lujosa, con suelos decorados con mosaicos geométricos, florales o figurados. Las paredes se encontraban estucadas y pintadas con motivos geométricos y vegetales, incluso ha aparecido pintado un pajarillo. En la parte rústica se han hallado unas construcciones que servirían para la producción de aceite y vino en la villa. En una primera fase una sala cuadrangular albergaría una sala de prensado que podría incluir una prensa de viga y una sala pavimentada de opus signinum con dos cubetas que se utilizarían para la decantación del aceite. Al oeste se levantaba un edificio cuadrangular con un espacio para pisar la uva, calcatoria, y sus respectivas cubetas, lacus, para recoger el mosto. Las tinajas para la posterior elaboración del vino no se han encontrado. A finales del siglo IV d.C. pudo haberse abandonado la producción de vino para dedicarse solo a la de aceite, por lo que algunas estructuras vinícolas se destinaron a la labor de prensar las aceitunas, trapetum. Se construye además un pavimento de baldosas de barro cocido que se emplearía como tabulatum, superficie donde moler las aceitunas. Actualmente la villa es cubierta por una enorme carpa metálica para protegerla de las inclemencias del tiempo.

Molinos, presa y canales[editar]

Al margen izquierdo del río Guadarrama y dentro del arroyo de La Sacristana, se encuentran los cubos de unos molinos hidráulicos y los restos de la presa y el acueducto que conducía el agua hasta el molino, se desconoce la época de construcción de estas obras, aunque es muy posible que se construyesen en época moderna y debió de funcionar hasta mediados del siglo XIX Esta zona está en la senda conocida como Ruta de Don Quijote, por lo que no es necesaria la entrada al parque para poderla recorrer. A un km de los molinos en dirección a Carranque se encuentra el solar que ocupó el antiguo Carranque de Yuso donde todavía quedan los restos de otra importante villa romana.

El Descubrimiento[editar]

El descubrimiento
Samuel López sobre un mosáico
El 23 de julio de 1983, se descubría una de las mejores villas romanas de Hispania. Un joven de 19 años, natural y vecino de Carranque que junto a su padre y hermanos habían puesto ahí las tierras del pago de Santa María de Abajo, en el término de Carranque, tenía fuertes inquietudes por la arqueología, a ello contribuía tener una huerta sobre un yacimiento arqueológico Así lo cuenta el descubridor.
“Un día, mientras regaba, encontré un trozo muy pequeño de mosaico; solo tenía cuatro o cinco teselas, pero era suficiente para demostrar que aquellos restos eran romanos y. por supuesto, que en los edificios romanos de la zona hubo mosaicos. Este hecho despertó aún más mi curiosidad, pues era posible que todavía quedase parte de aquellos mosaicos por la zona. Pasó el tiempo sin que nada nuevo apareciese, salvo algún trozo de sigillata y poco más, pero en la mañana del 23 de julio de 1983, ocurrió el milagro. Bajo la paja del rastrojo, vi unas teselas sueltas y encontré unos trozos de mosaico que el arado había arrancado. Con un palo comencé a arañar el suelo y, en seguida, apareció el resto del mosaico. Estaba allí, a tan solo diez centímetros de profundidad. Entonces fui a buscar a mis hermanos y volvimos con azadones para cavar. En unos minutos teníamos ante nosotros el mosaico de Las Metamorfosis, y, aunque nosotros todavía no lo sabíamos, uno de los conjuntos arqueológicos más importantes de España. Allí donde cavábamos, aparecía un mosaico. Los había por todas partes. Aquello era fantástico. Inmediatamente avisamos al museo de Toledo, vinieron a verlo y nos confirmaron que era una villa romana con más de mil setecientos años de antigüedad. Un año después comenzaron las excavaciones para desenterrar lo ya descubierto”.