martes, 15 de agosto de 2023

HISTORIA DE ESPAÑA

 ESCULTURAS DE ESPAÑA

El Retablo de Santiago en la capilla homónima de la catedral de Santa María de Segovia fue encargado por el fundador de la misma, Francisco Gutiérrez de Cuéllar, contador mayor de Felipe II de España y comendador de la Orden de Santiago al escultor Pedro de Bolduque, quien lo realizó en 1595. La policromía, varios lienzos y las sagras del conjunto fueron realizados por el pintor segoviano Alonso de Herrera a partir de 1600.

Descripción[editar]

El retablo que preside la capilla es de estilo barroco está dedicado al apóstol Santiago, y es obra de Pedro de Bolduque, siendo el ejemplo más depurado de retablo bolduquiano, con una estructura clásica y una decoración influida por la obra de Gaspar Becerra.

Consta de tres cuerpos: en el primero o banco se localiza una escena en relieve del traslado del cuerpo del apóstol Santiago, flanqueado por dos lienzos: a la izquierda un retrato del fundador atribuido a Alonso Sánchez Coello, y a la derecha las armas del fundador, ambos enmarcados en tarjas manieristas. En el segundo cuerpo se presenta una talla del apóstol Santiago con vestimenta de peregrino custodiado por dos lienzos que representan escenas de su vida, de la mano del pintor segoviano Alonso de Herrera, quien se encargó de la policromía del retablo; y en el cuerpo superior aparece triunfante un relieve de grandes dimensiones del apóstol a caballo, encuadrando la escena de la Batalla de Clavijo.

En el lado derecho del retablo existe una puerta, por la que a través de una escalera se accede a una cripta compuesta de dos estancias, que sirvió de panteón familiar a los patronos de la capilla.













El retablo de la capilla mayor de la catedral de Burgos fue realizado durante el renacimiento español por los escultores Rodrigo y Martín de la Haya en estilo manierista romanista.

Historia[editar]

En el año 1562 los hermanos Rodrigo y Martín de la Haya recibieron el encargo por parte del cabildo catedralicio de realizar un nuevo retablo mayor y escultórico en sustitución del anterior pictórico de la época gótica, y dedicado a la Virgen María. Se inspiraron para su realización en el retablo de la catedral de Astorga realizado por Gaspar BecerraCeán Bermúdez en su Diccionario Histórico, recogió los nombres de estos autores basándose en el relato del escritor-viajero Antonio Ponz, que fue el primero que les dio a conocer. Su construcción se caracterizó por su monumentalidad y por el seguimiento de las nuevas corrientes iconográficas dictadas por la contrarreforma, entre las que había el Decreto sobre la Santísima Eucaristía, dándole gran importancia a la creación del sagrario, así como la inclusión de reliquias de las santas Victoria, Centola y Elena, en el banco del retablo. Preside el retablo una imagen sedente de Santa María la Mayor de plata realizada por Cristóbal de Valladolid en estilo gótico durante el año 1464. Fue su comitente el obispo Luis de Acuña y Osorio.1

Los hermanos de la Haya habían formado sociedad y trabajaban siempre juntos, lo que hace difícil atribuir las obras por separado, sin embargo Rodrigo era un poco más tradicional y más cercano al cuatrocentismo italiano. Las posturas que adoptan sus esculturas son delicadas y con expresiones muy idealizadas; organiza las vestiduras con pliegues pequeños y sus relieves son muy finos casi sin resalte. Su hermano Martín se expresa más cerca de Juan de Juni y más cerca del romanismo, estilo del que llega a ser un buen seguidor. Sus figuras tienen unos escorzos atrevidos y se inspiran en Miguel Ángel y prefiere ejecutar los relieves con mucho más resalte en los primeros planos.2

Gracias a las investigaciones realizadas por Martínez Sanz, archivero de la catedral en el año 1866, se sabe el salario de Rodrigo de la Haya en 1562 y en 1566: 12.000 y 18.560 maravedíes respectivamente; también se ha podido saber que tuvo como colaborador para la construcción del tabernáculo a Domingo de Bérriz. En 1577 falleció Rodrigo, siguiendo la dirección de las obras su hermano Martín. En 1580 el retablo estaba ya terminado pero sin policromar. La policromía se hizo unos años después, en 1593.

Descripción[editar]

Réplica de la imagen de Santa María la Mayor, cuyo original, se encuentra en la parte central del retablo mayor de la Catedral de Burgos.

Se encuentra instalado en el ábside central de la capilla mayor de la Catedral de Burgos y consta de banco o predela, tres cuerpos y ático y siete calles verticales, —tres más anchas y cuatro más estrechas o entrecalles—.

La predela, colocada sobre un basamento, está ornamentada con relieves como la Santa Cena y en las entrecalles del cuerpo central se guardan las reliquias de las santas en ambos lados del tabernáculo del sagrario.

Las columnas de separación de las calles en el primer y segundo cuerpo están ornamentadas en los fustes con «follamen».3​ Las del tercer cuerpo están menos adornadas. En el ático las separaciones están formadas por estípites con ristras de frutos talladas en sus frentes.4

En la calle central, se encuentra el tabernáculo del sagrario que ocupa banco y primer piso, y sobre él, preside el centro del retablo la imagen en plata de Santa María la Mayor, realizada en 1465 por el orfebre Cristóbal de Valladolid. En los siguientes cuerpos centrales están colocadas las esculturas de la Asunción y la Coronación de María, realizadas entre 1576 y 1578 por Juan de Ancheta.

El apostolado, de bulto redondo, se encuentra colocado en las cuatro entrecalles —tres en cada una— y en las dos calles de los laterales, hay ocho altorrelieves con escenas de la vida de la Virgen María.

Sobre la cornisa del ático en su parte central se eleva un Calvario exento y sobre los cuerpos laterales hay figuras también exentas de santos.

El trabajo de policromía que se inició en 1593 y que tuvo una duración de tres años, fue realizado por Diego de Urbina de Madrid y Gregorio Martínez de Valladolid; recibieron como pago 110 ducados.










El sepulcro de Diego de Covarrubias es un monumento funerario correspondiente a la segunda mitad del siglo XVI ubicado en la capilla del Cristo del Consuelo de la catedral de Segovia (España). Representa a Diego de Covarrubias y Leiva, que fue arzobispo de Santo Domingoobispo de Ciudad Rodrigode Segovia y de Cuenca, además de presidente del Consejo de Castilla.

El sepulcro estuvo ubicado primeramente en el trascoro de la catedral, y trasladado posteriormente a su emplazamiento actual, la capilla del Cristo del Consuelo. Es una pieza de alabastro, realizado en el siglo XVI y representa al prelado en posición yacente.1​ Contiene la siguiente inscripción en latín, labrada en el panel frontal:

Ilustrissimus D. D. Didacus Cobarrubias á Leiva Hispaniar. Praes. sub Philipo II. Hujus S. Ecclesiae Episcopus hic situs est. Obiit V Kalend. Octobr. anni Domini M.D.L.XXVII. Etatis suae LXV.


Sepulcro de Diego de Cobarruvias en la catedral de Segovia.






El sepulcro de Raimundo de Losana es un monumento funerario correspondiente a la segunda mitad del siglo XVI ubicado en la capilla del Cristo del Consuelo de la catedral de Segovia (España). Representa a Raimundo de Losana, que fue obispo de Segoviaarzobispo de Sevilla y confesor de Fernando III de Castilla.

No existe acuerdo entre historiadores sobre el lugar de enterramiento del obispo; mientras unos sostienen que fue enterrado en la iglesia de San Gil de Segovia y trasladado después a la antigua Catedral de Santa María de Segovia, otros le hacen enterrado en la catedral de Sevilla, correspondiendo el enterramiento segoviano a los padres del prelado.123

El sepulcro estuvo ubicado primeramente en el trascoro de la catedral, y trasladado posteriormente a su emplazamiento actual, la capilla del Cristo del Consuelo,4​ y fue erigido como homenaje al prelado, tal y como reza su inscripción en latín:

Ad venerand, et omni laude dignam memoriam Raymundi Epscpi. Segov, Archepi. Hispalens. Á Secretis et á Confesionibus S. R. Ferdinandi III. Hoc monumentum Ecclesia grata debita lide consecravit. Obiit die VI augusti anno de M.CCLXXXVIII.


Sepulcro del obispo Raimundo de Losana en la catedral de Segovia. 

HISTORIA DE ESPAÑA

 IGLESIAS DE ESPAÑA

El Retablo mayor de la iglesia monástica de San Benito el Real, en Valladolid, fue tallado y montado entre 1527 y 1532 para el gran monasterio del mismo nombre. Hoy se custodia en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y en la iglesia se encuentra el antiguo retablo de la Catedral de Valladolid, después de que en la catedral se colocara el actual de Juan de Juni.

Historia[editar]

Museo Nacional de Escultura - fachada del Colegio San Gregorio, lugar donde se encuentra en la actualidad el retablo.
Retablo Mayor de San Benito el Real, Valladolid. Primer cuerpo
Segundo cuerpo del retablo, Museo Nacional de Escultura

Los benedictinos contactaron directamente con Alonso Berruguete, justo después de su estancia en Italia, de donde venía imbuido de las novedades artísticas que allí se desarrollaban. Los frailes vallisoletanos, y en concreto su abad, Fray Alonso de Toro, una vez convertido su monasterio en sede central de la orden en Castilla (en perjuicio del monasterio de San Zoilo en Carrión de los Condes), deseaban modernizar la iconografía religiosa e introducir las novedades renacentistas.

Berruguete realizó un diseño arriesgado y original, de formas muy ligeras y al mismo tiempo llenas de tensión desenfrenada: balaustradasgrutescos y órdenes arquitectónicos clásicos, coronados por una gran venera, todo remozado por el espíritu inquieto del artista. La magna obra le supuso unos emolumentos de 4400 ducados. La obra pasó a ser custodiada por el Estado, como efecto de la Desamortización.1

Sus componentes se conservan y cuidan en el Museo Nacional de Escultura, llegando a ocupar en la actualidad, por los distintos niveles de su altura originaria, hasta cuatro salas de su sede central, el grandioso Colegio de San Gregorio de ese museo.

Originalmente, esta gigantesca obra, flanqueada por dos estructuras rematadas en frontón, de once calles verticales y dos grandes cuerpos horizontales sobre el banco, contenía pinturas, relieves, grandes esculturas (como la del propio San Benito), con una iconografía centrada en la infancia de Cristo y en la vida de San Benito, como temas centrales y, alrededor, una serie de pequeñas estatuas de profetasapóstolesevangelistas y santos, dentro de los que se encuentran algunas de las creaciones más emblemáticas del artista, destacando, en especial dos figuras:

La Adoración de los Magos
Museo Nacional de Escultura, Berruguete.

Técnica[editar]

Las figuras y el retablo están tallados en madera y ricamente policromados y dorados, además del uso de técnicas tales como la llamada del estofado (consiste en dar pan de oro a las tallas de madera y ocultarlo con una capa de pintura, posteriormente, con un garfio o con un punzón, se raspa la pintura haciendo dibujos ornamentales, de modo que los surcos dejen asomar el color o el dorado que está debajo, dando la sensación de un adorno en relieve con un rico colorido), y la técnica del encarnado (se cubre la madera tallada con varias capas de yeso y pintura y luego se le da un lustre especial para dar un color y una textura parecidas a la piel humana). Berruguete era particularmente aficionado al dorado, que aplicaba tanto a ropajes, como a fondos e incluso al pelo, aumentando, así, el efecto irreal y expresivo de las escenas.

Forma y estilo[editar]

Nos centraremos en las dos esculturas mencionadas: el Sacrificio de Isaac y el Martirio de San Sebastián, ambas excelentes ejemplos de la integración de las formas italianizantes del artista, al tiempo que han sido interpretadas desde un punto de vista muy personal.

  • Desde el punto de vista de la composición: Ambas esculturas parecen estar inspiradas directamente en «El Laocoonte» (Vasari no sólo dice que él fue testigo directo de su descubrimiento, sino que Bramante le encargó una copia del famoso grupo escultórico); aunque Berruguete introduce novedades aprendidas en la Italia renacentista y de su propia inventiva:
Martirio de San Sebastián
Museo Nacional de Escultura, Berruguete.
Ambas reproducen claramente la «forma serpentinata» del Manierismo Italiano: ascensión helicoidal que exige la contemplación desde varios puntos de vista, y no desde uno sólo —a pesar de que se trata de obras pertenecientes a un retablo—. El San Sebastián es una reminiscencia de los «Esclavos» que Miguel Ángel comenzó para la tumba del papa Julio II. Además, la forma que tiene de apoyarse en el árbol, como si fuera a caerse, recuerda a los desnudos de las tumbas de los Médici en Florencia. El Sacrificio de Isaac tiene fuertes reminiscencias de una obra del mismo tema realizada por Donatello.2​ En ambos casos, la masa escultórica, tan importante para Miguel Ángel o Donatello, se transforma en una llama agitada, frenética, ingrávida y estilizada. Los sentimientos dejan de ser, igualmente, introspectivas; ya no son una tortura interior, (reflejada en rostros de mirada dura y penetrante y expresión facial contenida), ahora son mostrados abiertamente, llegando, incluso, al paroxismo.3
Sacrificio de Isaac
de Alonso Berruguete, (Museo Nacional de Escultura).
Sacrificio de Isaac, de
Donatello, en mármol, (Museo dell'Opera del Duomo, Florencia), mostrado aquí como comparación.
  • Desde el punto de vista del estilo: Berruguete tiene un estilo muy particular, nervioso, donde la pasión y el movimiento se desatan, sacrificando la perfección técnica en favor del dramatismo. Para unos, las proporciones rotas de estas dos obras y el negligente tratamiento de la anatomía son características progresistas que demuestran que el autor daba más importancia a su interpretación personal de los temas que a la mera reproducción de la naturaleza. Para otros, en este desprecio a la naturaleza también puede verse cierto poso medieval. Sin embargo, en las demás características es fácil ver la influencia renacentista:
Otra vista del Sacrificio de Isaac de
Alonso Berruguete mostrando la cara de Isaac.
  • La preocupación por el desnudo —aunque de canon alargado y enjuto—, que recuerda a Donatello en su época de madurez.
  • El apasionamiento y las composiciones inestables, desequilibradas, se inspiran en Miguel Ángel.
  • La monumentalidad y la fuerza recuerda a los tres escultores italianos que él más admiró: Donatello, Jacopo della Quercia y Miguel Ángel.
Todas estas características son innegablemente manieristas e italianizantes. Sin embargo también aporta su propia personalidad, eligiendo un canon alargado, enjuto y nervudo. La estatura de sus personajes equivale a diez cabezas. A esto añade la intensidad de los sentimientos y el fuerte dinamismo serpenteante en el que rompía el contrapposto clásico por medio de poses inestables; luego está su peculiar interpretación anatómica, a menudo incomprendida, lo que le llevó a sufrir no pocos pleitos de clientes descontentos.4​ Se ha llegado a decir que tallaba «a zarpazos», convirtiendo cualquier escena en un drama apasionado que excluye toda trivialidad en favor de un patetismo prácticamente expresionista.5

El autor[editar]

Considerado, con Juan de Juni, uno de los máximos exponentes de la Escuela de Valladolid en el siglo XVIAlonso Berruguete (1490-1561) es hijo del pintor Pedro Berruguete. Se educó en Italia, donde conoció personalmente a Miguel Ángel, así como la obra de Donatello y Della Quercia. Fue tan famoso en Castilla como Miguel Ángel en Italia. Trabaja deprisa, precipitadamente, como si la idea fuese a escapársele, por eso, son normales los errores, sin embargo, la fuerza creadora tapa estos deslices. Sus obras fundamentales son este vallisoletano Retablo de San Benito el Real y la sillería del coro de la Catedral de Toledo, que talla a medias con Felipe Vigarny. En mármol esculpió la Transfiguración de la Catedral de Toledo y la Tumba del Cardenal Tavera, para el Hospital del mismo nombre, también en Toledo.








El retablo de San Miguel se hizo para la capilla del mismo nombre, en la catedral de Astorga. Capilla y retablo fueron una donación del mecenas Duarte Pérez, protonotario y canónigo de esta catedral, tal y como se informa en la inscripción que está a lo largo de la predela.

Esta capilla dotó el Sr. Duarte Pérez, protonotario y canónigo desta yglesia a servicio de Dios y de Santa María y del señor San Miguel arcángel e acabóse año 1530

Es un retablo renacentista, anónimo de 1530, pintado al óleo sobre tabla. Mide 4,37 x 3,58 x 0,25 m. Consta de banco y dos cuerpos divididos en tres calles. Su arquitectura tiene elementos del gótico (doseletes) y del plateresco (grutescos, medallones, veneras, etc.). La pintura de las tablas narra las escenas de la Pasión de Cristo. En el centro y en el segundo cuerpo se halla una escultura de la Virgen, ocupando el lugar donde estuvo una imagen del arcángel Miguel, titular del retablo.

Descripción del retablo[editar]

La traza arquitectónica es de estilo plateresco con decoración de grutescos, medallones, veneras y candelieri, aunque también presenta un pequeño recuerdo del estilo gótico en los doseletes. La distribución de cuerpos y calles está perfectamente limitada por columnas cuadradas con decoración a candelieri de talla lombarda y capiteles con ornamento vegetal además de los entablamentos y cornisas talladas y doradas. Las tablas pictóricas tienen todas las características de las pinturas hispano-flamencas que se aprecian en la composición del tema, el colorido, los paisajes y otros muchos detalles. Según el profesor Manuel Gómez-Moreno, el autor debió pertenecer a la escuela de Juan de Borgoña. Otros críticos creen ver más la influencia de Juan de Flandes.1

Detalle del retablo con la tabla que representa el Descendimiento.

La predela o banco tiene en el centro el tema de la Piedad con cuatro personajes; a su derecha los santos Lorenzo y Santiago y a su izquierda Andrés y Martín en cuya efigie está retratado el donante. La narración de la Pasión de Cristo comienza en el segundo cuerpo, en la calle de la izquierda del espectador. Esta primera tabla muestra la escena del prendimiento con el detalle del beso de Judas y San Pedro rasgando la oreja con su espada a Malco (siervo o esclavo del Sumo Sacerdote).

La segunda tabla, en la calle de la derecha, cuenta la escena del Ecce Homo, apoyándose en una arquitectura especial que muestra un ventanal a través del cual, a lo lejos, se ven las dos cruces de los dos ladrones a la espera de la tercera de Jesús. Es de destacar el detalle del aguamanil y la toalla en alusión a Pilatos, en un ángulo abajo a la izquierda.

El siguiente episodio es Jesús con la Cruz a cuestas, saliendo por la puerta de la muralla (apenas perceptible), cuyo paisaje muestra de nuevo a lo lejos el monte Calvario. A continuación, en el centro, la pintura representa el Descendimiento, con el detalle de José de Arimatea subido ya a la escalera. El último suceso se refiere al Santo Entierro de Jesús. El retablo culmina con tres veneras y dos jarrones entremedias.


Retablo de San Miguel.