REINO DE LEÓN DEL SIGLO XII
Los Fratres de Cáceres es una orden religiosa y militar que se crea tras la reconquista de la ciudad de Cáceres en 1169 por el rey Fernando II de León, que se la había arrebatado a los musulmanes.
Historia[editar]
Para proteger la ciudad ante un posible intento de reconquista por parte de los árabes (como a la postre ocurrió en 1173), Fernando II asigna su defensa a un grupo de caballeros que en 1170 se constituyen como orden religiosa y militar con votos de obediencia y lucha. A esta fraternidad se la conoció como los Fratres de Cáceres (posteriormente como Hermanos de la Espada y más tarde como Caballeros de la Orden del Señor Santiago), que a la postre serían la semilla de la que nacería la Orden de Santiago.
Aunque existe mucha controversia, muchos atribuyen a la torre cilíndrica que está adosada al Palacio de Carvajal, que forma parte de las murallas de Cáceres, como su torre insignia.
En 1174, el califa almohade Abu Yacub Yusuf logra vencer la resistencia de los Fratres y reconquista la ciudad de Cáceres para los musulmanes, tras derrotar a los últimos miembros de dicha orden en la histórica resistencia de la torre de Bujaco.
Elvira García (m. ca. 1017) fue reina consorte de León por su matrimonio con el rey Bermudo II de León. Era hija del conde de Castilla García Fernández y de su esposa, la condesa Ava de Ribagorza.
Elvira García | ||
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![]() Retratada en una litografía del siglo xix | ||
Información personal | ||
Nacimiento | 978 | |
Fallecimiento | 1017 | |
Sepultura | Panteón de reyes de San Isidoro de León | |
Familia | ||
Padres | García Fernández Ava de Ribagorza | |
Cónyuge | Bermudo II de León | |
Hijos | Alfonso V de León | |
Información profesional | ||
Ocupación | Política | |
Cargos ocupados | Reina consorte |
Biografía[editar]
Aunque se desconoce la fecha exacta en que nació, debió ocurrir poco antes o después de 978, al no figurar junto con las hermanas mayores, Urraca y Toda, en el documento fundacional del infantazgo de Covarrubias el 24 de noviembre de dicho año.1 Contrajo matrimonio hacía finales del mes de noviembre de 991 con su primo carnal,2 el rey Bermudo II de León, figurando a partir de 992 en los diplomas otorgados por su esposo con quien su padre, el conde de Castilla García Fernández, decidió desposarla, tras haber repudiado el rey a la reina Velasquita de León entre 988 y 991. Este enlace selló una alianza entre el rey leonés y el conde castellano, reforzando extraordinariamente, según el historiador Gonzalo Martínez Díez, el trono leonés.
Su esposo, el rey Bermudo II, falleció en el año 999. La última aparición de Elvira fue el 18 de agosto de 1017 cuando aparece junto con su hijo Alfonso haciendo una donación a la iglesia de Santiago de varios bienes, entre ellos, la villa de Genestacio —que había sido del conde Gonzalo Bermúdez y su mujer Ildoncia y de la que fueron desposeídos por haberse alzado en el castillo de Luna contra el rey Bermudo—, en memoria de su fallecido esposo y en remisión de sus propios pecados, falleciendo la reina Elvira en ese año.3
Sepultura[editar]
Después de su fallecimiento, el cadáver de la reina Elvira recibió sepultura en el panteón de reyes de San Isidoro de León, en la ciudad de León.4 Según el Padre Risco, su cadáver se encontraba depositado en un sepulcro de piedra, grande y liso, y con cubierta de mármol, en la que se leía el siguiente epitafio:
Matrimonio y descendencia[editar]
Fruto de su matrimonio con el rey Bermudo II, nacieron los siguientes hijos:
- Alfonso V de León (994-1028); rey de León.
- Sancha Bermúdez, que vivió en Galicia.5
- Teresa Bermúdez (fallecida el 25 de abril de 1039). 5 Según el obispo Pelayo, Tarasiam post mortem patris sui dedit Adefonsus in coniugio, ipsa nolente, cuidam pagano regi toletano pro pace.6 Ibn Khaldoun observó que «en 993 Bermudo envió a su hija para Almanzor quien la hizo su esclava y después la emancipó y se casó con ella.»5 Así, de acuerdo con estos autores, Teresa fue entregada por su padre o por su hermano Alfonso a Almanzor y, después de ser liberada tras la muerte de este, regresó al reino de León7 donde profesó como religiosa en el monasterio de San Pelayo de Oviedo en el que fue sepultada a su muerte.8 Los historiadores modernos dudan de la veracidad de estos acontecimientos y opinan que existe una confusión con una de las hijas del rey Sancho Garcés II de Pamplona llamada Urraca o Abda que fue dada por su padre en 983 a Almanzor ya que Teresa no nació hasta después de 991. La fecha de su muerte, el 25 de abril de 1039,9 viene dada en su epitafio que reza: Hic dilecta Deo recubans Tarasia Christo dicata proles Beremundi regis et Geloire reginae uel si obiit sub die vii kalendas magii feria IIII hora mediae noctis, era MLXXVII.
La concordia de Benavente de 1230 fue un acuerdo firmado tras la muerte de Alfonso IX de León mediante el cual su primera mujer Teresa de Portugal renunciaba a los derechos que sus hijas Sancha y Dulce de León tenían al trono de León, en favor del rey de Castilla Fernando, quien fue hijo de Alfonso y de su segunda mujer, Berenguela.
Contexto[editar]
El rey Alfonso IX de León había contraído matrimonio en 1190 con Teresa de Portugal, con quien tuvo tres hijos: Fernando (muerto en 1214), Sancha y Dulce; el matrimonio había sido disuelto por el papa Celestino III, dada la consanguinidad de los cónyuges, pues ambos eran nietos de los reyes de Portugal Alfonso y Mafalda; Teresa ingresó en un convento y Alfonso IX se volvió a casar en 1197 con Berenguela, hija del rey de Castilla Alfonso VIII, con quien tuvo otros cinco hijos: Leonor, Constanza, Fernando, Alfonso y Berenguela; este nuevo matrimonio también fue disuelto por el papa Inocencio III por el mismo motivo de parentesco, ya que Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla eran primos, por ser ambos nietos de Alfonso VII de León y Berenguela de Barcelona
En 1214, murió Alfonso VIII de Castilla; le sucedió su hijo Enrique, que murió accidentalmente tres años después sin descendencia, y el trono de Castilla fue ocupado por Fernando, nieto de Alfonso VIII e hijo de Berenguela y de Alfonso de León. Las relaciones entre León y Castilla no fueron todo lo pacíficas que debieran, teniendo en cuenta que ambos reyes eran padre e hijo, y cuando en 1230 murió Alfonso de León, dejó dispuesto en su testamento que su reino debería pasar a las hijas de su primer matrimonio Sancha y Dulce, a pesar de que anteriormente se había comprometido a dejar como su sucesor a Fernando.1
El reino de León se dividió en dos bandos opuestos: los partidarios de ascender al trono a Fernando, que contaban con el apoyo del reino de Castilla, y los de otorgar la corona a Sancha y Dulce, que tenían el respaldo de la orden de Santiago, la cual había recibido del rey el lugar de Castrotorafe con el compromiso de apoyar a las infantas.
El tratado[editar]
Ante la inminencia de una guerra entre ambos partidos, las dos exmujeres de Alfonso de León, Teresa y Berenguela, se entrevistaron en Valencia de Don Juan,2 buscando una solución pacífica a la cuestión sucesoria.
La concordia fue firmada en Benavente el 11 de diciembre de 1230; según las condiciones del acuerdo, las infantas renunciarían a sus derechos al trono de León, y a cambio, a cada una de ellas se le asignarían de por vida una docena de señoríos por los que percibiesen una renta anual de 15 000 maravedíes,3 que serían reducidos a 10 000 en caso de entrar en religión y suspendidos en caso de matrimonio.45
Pocos días después Fernando fue coronado rey, uniendo así definitivamente los reinos de León y Castilla en la Corona de Castilla.
El tratado de Sahagún fue firmado entre Fernando II de León y su hermano Sancho III de Castilla el 23 de mayo de 1158 en la ciudad de Sahagún.1
Según los términos del acuerdo, ambos firmantes consentían en darse ayuda mutua; si alguno de ellos moría sin descendencia, su reino sería ocupado por el superviviente; los territorios que en el futuro fueran conquistados a los musulmanes se repartirían entre ambos, perteneciendo al reino de León desde Niebla hasta Lisboa, quedando el resto para el reino de Castilla.23
La muerte de Sancho III a finales de agosto del mismo año y su sucesión por Alfonso VIII, menor de edad, serían aprovechadas por Fernando II para extender sus dominios hacia territorio castellano, dejando sin efecto el tratado.
Tratado de Valladolid. Acuerdo suscrito entre los reyes Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla el día 27 de junio de 1209 en la ciudad de Valladolid, a fin de poner término a las disputas existentes entre ambos reinos.
Antecedentes[editar]
El día 26 de marzo de 1206 había sido firmado el tratado de Cabreros entre los reyes Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla en el municipio vallisoletano de Cabreros del Monte, con el propósito de poner término a las disputas existentes entre ambos reinos por la posesión de diversas fortalezas que se hallaban en manos de Alfonso VIII, y por la posesión de los castillos que constituían la dote de la reina Berenguela de Castilla, hija de Alfonso VIII y esposa de Alfonso IX de León, de quien el soberano leonés se había separado en 1204.
Tratado de Valladolid[editar]
El día 27 de junio de 1209, hallándose presentes en la ciudad de Valladolid los reyes Alfonso IX de León y Alfonso VIII de Castilla, fue firmado un tratado entre los reinos de León y de Castilla, que fue suscrito por veinticuatro caballeros, procedentes doce de cada uno de los dos reinos, y por varios prelados, entre los que se hallaban el arzobispo de Santiago de Compostela, y los obispos de Astorga, Salamanca, Burgos, Segovia y Tello Téllez de Meneses, obispo electo de Palencia desde el año 1208.
En el tratado de Valladolid se dispuso que Alfonso IX de León entregaría a Berenguela de Castilla las villas de Villalpando, Ardón y Rueda, y que dichos municipios permanecerían en manos de la reina Berenguela en tanto durase su vida. Por otra parte, los reyes de Castilla y León acordaron una tregua de cincuenta años de duración y mantener la paz entre sus reinos mientras viviesen. Los veinticuatro caballeros que rubricaron el tratado de Valladolid, doce leoneses y doce castellanos, se comprometieron a romper sus vínculos vasalláticos con el monarca que quebrantase el acuerdo de paz y a servir al rey que no la hubiese quebrantado. Por su parte, los prelados presentes se comprometieron a excomulgar al soberano que quebrantase la paz firmada.1
Los obispos de León y Salamanca por parte del reino de León, y los de Burgos y Palencia por el reino de Castilla, fueron designados árbitros de lo acordado en el tratado de Valladolid, y ambos soberanos se comprometieron a reunir en un lugar determinado a los prelados, abades y Maestres de las Órdenes Militares a fin de que rubricasen lo dispuesto en el tratado. Lo acordado en el tratado fue notificado al Papa Inocencio III, al tiempo que le fue solicitado que nombrase a los arzobispos de Santiago de Compostela y de Toledo ejecutores de las penas establecidas para los que violasen el acuerdo de paz sellado entre ambos reinos.
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