SIGLO XI EN ESPAÑA
Abu Muḥammad ʿAli ibn Aḥmad ibn Saʿīd ibn Ḥazm (árabe: أبو محمد علي بن احمد بن سعيد بن حزم), más conocido como Ibn Hazm, aunque también fue llamado entre los cristianos Abén Házam (Córdoba, 7 de noviembre de 994 - Montíjar, Huelva, 15 de agosto de 10641), fue un filósofo, teólogo, historiador, narrador y poeta andalusí, considerado el «Padre de la Religión comparada».2 (456 AH3 Fue el único autor que dejó algunas indicaciones sobre los grupos tribales que pasaron a al-Ándalus en la época de la conquista.4 Sus antepasados fueron hispanos arabizados convertidos al islam.
Ibn Hazm | ||
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Información personal | ||
Nombre en árabe | علي بن أحمد بن سعيد بن حزم بن غالب الأندلُسي القُرطُبي | |
Apodo | أبو مُحمَّد y ابن حزم الأندلُسي | |
Nacimiento | 7 de noviembre de 994jul. Córdoba (Al-Ándalus) | |
Fallecimiento | 15 de agosto de 1064jul. (69 años) Huelva (España) | |
Lengua materna | Árabe | |
Religión | Islam | |
Información profesional | ||
Ocupación | Filósofo, alfaquí, literato, poeta y geógrafo | |
Movimiento | Ẓāhirī | |
Obras notables | El collar de la paloma |
Biografía[editar]
Nació en los últimos años del siglo X y justo antes de la crisis que acabaría para siempre con el Califato de Córdoba. Provenía de una familia muladí que vivía de la explotación de una finca por Montíjar, cerca de Huelva. Su abuelo se trasladó a la capital califal en los tiempos en que la fama de esta descollaba por todo el mundo, aunque poco se sabe de él. En cambio, sí se sabe que su padre, Ahmad, fue un hombre culto y hábil, ya que, una vez que hubo entrado en el mundo político cordobés, se ganó la confianza tanto del califa como del visir, Almanzor, llegando a ser nombrado él mismo visir y tomando el mando cuando se ausentaba Almanzor. Así, su hijo 'Ali pasó su infancia en la corte cordobesa de al-Zahira.
Perteneciendo pues a la aristocracia cordobesa, vivió de primera mano el estallido de la guerra civil cordobesa, que quebró su apacible vida. La familia de 'Ali se situó de lado del bando legitimista Omeya, en contraposición de los que apoyaban el nuevo linaje amirí, el de su antiguo protector Almanzor, y ello produjo su caída en desgracia. En 1012 murió su padre Ahmad, y 'Ali tuvo que marcharse desterrado a Almería.
En Almería, acompañado por su amigo y correligionario Muhammad ibn Ishāq, se enfrentaron al gobernador cuando él cambió de bando y apoyó a un nuevo pretendiente, y acabaron desterrados de nuevo, esta vez en un pueblo llamado Aznalcázar. Estando allí, oyeron que un nuevo pretendiente Omeya estaba levantando un ejército en Játiva con el que reclamar de nuevo el Califato, así que se pusieron en camino para unirse a él. Este, bisnieto de Abderramán III llamado 'Abd al-Rahmān ibn Muhammad ibn 'Abd al-Malik, decidió atacar a los ziríes de Granada antes de llegar a la capital, y allí estos acabaron con su ejército. En esta batalla Ibn Hazm fue hecho prisionero. De ahí se retiró a Játiva, donde, contando unos 28 años, escribió El collar de la paloma.
En 1023 la ciudad de Córdoba eligió al nuevo Califa, tras la caída del Califato hammudí, siendo el elegido Abderramán V, que eligió como equipo gobernante a Ibn Hazm y su grupo de amigos, haciéndolos visires; antiguos aristócratas cordobeses, eran personas cultas y preparadas, pero sin embargo su gobierno no duró más de mes y medio, tiempo tras el cual el Califa fue ejecutado e Ibn Hazm puesto de nuevo en la cárcel.
A partir de ahí, nuestro 'Ali renunció definitivamente a la política para dedicarse por completo a los estudios jurídicos y teológicos. Abrazó la escuela zahirí, de la que daba cursos junto a su maestro Abū-l-Jiyār de Santarén en la Mezquita mayor de Córdoba hasta que en 1027 fue denunciado por el vulgo cordobés por contravenir la escuela malikí oficial. Desde ese momento renunció a la enseñanza y se dedicó a vagar por los distintos reinos de taifas como polemista y erudito. En 1039 se refugió durante un tiempo en Mallorca, protegido por un magnate. Mantuvo encendidas disputas con tantos otros sabios y reyezuelos de su época, entre otros, con al-Mutadid de Sevilla, que dio como fruto la quema de sus libros en la taifa sevillana, y que inspiró a Ibn Hazm sus famosos versos:
دعـوني من إحراقِ رَقٍّ وكـاغدٍوقولوا بعلمٍ كي يرى الناسُ من يدري
وينـزل إن أنـزل ويُدفنُ فـي قبري
فإن تحرقوا القرطاسَ لا تحرقوا الذي
تضمّنه القرطاسُ، بـل هو في صدري
يـسيرُ معي حيث استقلّت ركائبيDejad de prender fuego a pergaminos y papeles,
y mostrad vuestra ciencia para que se vea quien es el que sabe.
Y es que aunque queméis el papel
nunca quemaréis lo que contiene,
puesto que en mi interior lo llevo,
viaja siempre conmigo cuando cabalgo,
conmigo duerme cuando descanso,
y en mi tumba será enterrado luego.Traducción de José Miguel Puerta Vílchez.
Así, mantuvo esta vida de sabio errante hasta el final de sus días, cuando por fin se retira al cortijo familiar de Montíjar, con la única compañía de sus hijos, y donde se dedica a escribir y escribir. Poco se sabe sin embargo de su vida familiar, ya que habla poco de ella en sus obras.
Obra[editar]
Fue un ingente polígrafo cuyas miles de páginas no pueden reducirse a una breve explicación. Escribió obras históricas, como Risāla fī faḍl al-Andalus («Epístola en elogio de al-Ándalus») o Naqt al-ʿarūs («Bordado de la novia»), Ŷamharat ansāb al-ʿarab (conocido como Yamhara, «Linajes árabes») y un importante Al-faṣl fī-l-milal wa-l-ahwāʾ wa-l-niḥal («Historia crítica de las religiones, sectas y escuelas»), en que traza los rasgos de los sistemas filosóficos contrarios a las religiones positivas, incluidas las antiislámicas.6 Estas obras solo fueron superadas en Occidente en el siglo XIX.[cita requerida]
De carácter didáctico es Falsafat al-ajlāq («Los caracteres y la conducta»), traducida al castellano por Miguel Asín Palacios y de tema polémico teológico es Risālat fī radd ʿalà bni Nagrīla (Polémica teológica con Ibn Nagrella).
Su obra más famosa es Ṭawq al-ḥamāma o El collar de la paloma en la que trata el tema del amor. Fue escrito en Játiva hacia 1023. Se trata de un libro de reflexiones sobre la verdadera esencia del amor, intentando descubrir lo que tiene de común e inmutable a través de los siglos y las civilizaciones de influencia neoplatónica, conocido en la cultura musulmana como "amor udrí", incluyendo detalles autobiográficos y documentales. Constituye también un diwan, o antología poética de tema amoroso, pues está empedrado de composiciones elegantes y refinadas.
Ibn Hazm era un hombre de profundas convicciones religiosas. Este dirigió parte de sus críticas contra la relajación de costumbres en Al-Ándalus, ya que su obra está penetrada por la firme creencia en Dios -Alá en árabe- y en el Islam como única religión verdadera, además de considerar que fue esta una de las causas fundamentales de la decadencia del Califato de Córdoba. Dentro de su más profundo pensamiento religioso establece la preeminencia de estas cuatro ciencias: ciencia del Corán, ciencia de las traducciones, ciencia del Derecho y ciencia de la Teología. Esto indica la preeminencia, como entre tanto otros autores de su época, de la religión sobre el pensamiento especulativo. De hecho, llega a reconocer la imposibilidad de conocer la esencia, atributos y naturaleza de Dios, situando, por tanto, la fe por encima de cualquier otra consideración. Su obra más importante en este ámbito fue el Libro de las decisiones sobre las religiones, en la que intenta desentrañar dentro de los diferentes movimientos religiosos cuál es la doctrina islámica verdadera, buscando la más literal y menos alegórica.7
También escribió numerosas obras filosóficas. Su pensamiento se basaba en Aristóteles y se esfuerza en distinguir lo verdadero de lo falso, lo que lleva a un sexto sentido o sentido común por el cual se demuestran las verdades. Dichas verdades están en estrecha relación con la fe por lo que un conocimiento cabal de la filosofía puede relacionar a estas verdades con la teología. De este modo, elabora una teología natural acercándose a los postulados de Santo Tomás y desarrollando el tema de la esencia y la existencia, concluyendo que son idénticas solo en Dios, pero con un significado diferente que la doctrina tomista.
Pero quizás su aporte más significativo esté dado por su testimonio acerca del motivo de la actividad del hombre, cuando indica que todo lo que hace el hombre lo hace para evitar la preocupación, para distraerse. ¿Distraerse de qué? De la muerte.
Ibnat Ibn As-Sakkan fue una poetisa árabe-andalusí del siglo XI.1
Biografía.[editar]
La única referencia que hay de ella es la que recoge Yaqut en su diccionario y en ella no se dice ni la época en que vivió ni el nombre propio.2 La anécdota que cuenta Yaqut nos la presenta como una anciana.2
Obra[editar]
Ibnat Ibn As-Sakkan escribió un poema sobre la naturaleza.
Yequtiel ben Isaac fue un poeta hispano-hebreo, talmudista y visir del reino taifa de Zaragoza de la primera mitad del siglo XI, muerto en 1039.
Llegó a la corte del rey de la taifa de Zaragoza Mundir II huyendo de los disturbios provocados por las guerras civiles que sucedieron a la crisis del Califato de Córdoba a principios del siglo XI. Allí fue maestro del joven malagueño Ibn Gabirol, más conocido como Avicebrón y fue elevado por Mundir II a la dignidad de gran visir, un equivalente a lo que hoy conocemos como jefe de gobierno o primer ministro en los países anglosajones. Desde su cargo protegió y atrajo a la corte zaragozana a otros correligionarios suyos como el gramático Marwan Yonah ben Yanah o Mose ha Kohen ben Chiquitilla.
Ben Isaac murió asesinado en 1039 como consecuencia de las revueltas que sucedieron en Zaragoza a raíz del golpe de estado perpetrado por Abd Allah ibn Hakam, en las que se vio implicado a consecuencia del alto cargo que desempeñaba con el destronado rey Mundir II. Su muerte fue cantada en sentidas elegías por su alumno Ibn Gabirol, como podemos observar en el fragmento siguiente:
Fíjate en el sol del ocaso, rojo,como revestido de un velo de púrpura:
se cubriera de luto por la muerte de Yequtiel.
va desvelando los costados del norte y el sur,
mientras cubre de escarlata el poniente;
abandona la tierra desnuda
buscando en la sombra de la noche cobijo;
entonces el cielo se oscurece, como si
Abu l-Qásim al-Mu‘támid ‘alà Allah Muhámmad ibn ‘Abbad (en árabe, أبو القاسم المعتمد على الله محمد بن عباد) (Beja, 1040 – Agmat, 1095) o simplemente al-Mutámid1 fue el rey de la taifa de Sevilla (1069-1090) y último rey abadí,2 hijo y sucesor de al-Mutádid (1042-1069).
Al-Mu‘tamid | ||
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Información personal | ||
Nombre completo | al-Mu‘tamid ‘alà Allah Muhammad ibn ‘Abbad | |
Nombre nativo | محمد بن عباد المعتمد على الله | |
Nacimiento | 1040 Beja | |
Fallecimiento | 1095 (55 años) Agmat | |
Nacionalidad | Andalusí | |
Religión | Islam | |
Familia | ||
Familia nobiliaria | Abadí | |
Padres | Abbad II al-Mu'tadid | |
Cónyuge | Romaiquía | |
Información profesional | ||
Ocupación | Poeta y escritor | |
Cargos ocupados | Rey | |
Género | masculino |
Biografía[editar]
Segundo hijo de al-Mutádid, se convirtió en heredero cuando su hermano mayor fue mandado ejecutar por su padre por supuesta traición. A los doce años, su padre lo envió a Silves, en el Algarve, para ser educado por el poeta Abu Bakr ibn Ammar (Ibn Ammar de Silves, el Abenamar de los cristianos), el cual se convertiría posteriormente en su favorito.
En el segundo año de su reinado, al-Mutamid anexionó la taifa de Córdoba, a cuyo frente puso a uno de sus hijos. Esta anexión supuso una amenaza para la taifa de Toledo, cuyo rey, al-Mamún, apoyó a un aventurero, Ibn Ukkasha, que en 1075 se apoderó de la ciudad y ejecutó al joven príncipe. Al-Mamún de Toledo tomó posesión de la ciudad, en la que murió seis meses después. Durante tres años al-Mutámid trató de reconquistar Córdoba, lo cual consiguió en 1078, al tiempo que todas las posesiones de la taifa de Toledo situadas entre el Guadalquivir y el Guadiana pasaron a formar parte del reino de Sevilla.
Al llegar al trono, al-Mutamid nombró visir a su amigo y antiguo mentor Ibn Ammar. Su relación fue excelente durante los primeros años de reinado. Por ejemplo, se atribuye a su habilidad que una expedición de Alfonso VI de León contra Sevilla acabase pacíficamente mediante la aceptación del pago de un doble tributo (1078).
En cualquier caso, Ibn Ammar cayó en desgracia como resultado de su desastrosa gestión de la anexión de la taifa de Murcia. En 1078 Ibn Ammar acudió a Ramón Berenguer II, conde de Barcelona, y le pidió su ayuda para conquistar Murcia mediante el pago de diez mil dinares. Como prenda del pago del tributo, un hijo de al-Mutamid, al-Rashid, serviría de rehén, parece que sin el conocimiento de su padre. Cuando al-Mutámid descubrió el pacto, quiso recuperar a su hijo, cosa que solo pudo conseguir mediante el pago de una suma tres veces mayor. Una vez conquistada la taifa de Murcia, Ibn Ammar fue nombrado gobernador, pero poco después conspiró para independizarse de la taifa de Sevilla. Descubiertas sus pretensiones, tuvo que huir de Murcia. Refugiado en Zaragoza, intentó ayudar a los tuyibíes en una expedición contra la fortaleza de Segura, pero finalmente fue hecho prisionero y entregado a al-Mutamid, quien, a pesar de los lazos de amistad que durante mucho tiempo los habían unido, lo mató con sus propias manos.
Sintiéndose amenazado por León después de la conquista de Toledo por Alfonso VI (1085), decidió pedir auxilio a los almorávides, que el 30 de julio de 1086 desembarcan en Algeciras. Las tropas de la taifa sevillana ayudaron, junto con tropas de las taifas de Granada y Badajoz, a derrotar a los cristianos en Zalaca (1086). Sin embargo, el emir almorávide Yúsuf ibn Tasufín, requerido en África, volvió a su reino. La ausencia almorávide contribuyó a que los reyes musulmanes siguiesen envueltos en sus disensiones, de forma que no pudieron evitar nuevos ataques cristianos. El rey Alfonso VI tomó el castillo de Aledo (en Murcia) en 1087, bloqueando las rutas entre Sevilla y las provincias orientales de al-Ándalus. Al-Mutámid en persona se dirigió de nuevo a Marrakech para pedir a Yúsuf que acudiera en ayuda de los musulmanes en al-Ándalus. Los almorávides regresaron a la península (1088), pero esta vez no sólo combatieron a los cristianos, sino que fueron conquistando uno a uno todos los reinos de taifas. Al-Mutamid fue depuesto por el emir almorávide en 1090 y desterrado a África, donde murió en 10952 (en Agmat, en las inmediaciones de Marrakech).
Poeta[editar]
Al-Mutámid fue un notable poeta y, durante su reinado, la cultura floreció en Sevilla. En su corte gozaron de favor los poetas y literatos, como el siciliano Ibn Hamdís, Ibn al-Labbana de Denia, Ibn Zaydún o el propio visir y poeta Ibn Ammar de Silves (1031-1086).
También la visitaron intelectuales como Ibn Hazm (994-1063), una de las figuras centrales de la cultura andalusí, el geógrafo al-Bakrí y el astrónomo Azarquiel (al-Zarkali).
Obra[editar]
- Poesías.3
- El Zoco sin compradores. Poesía de al-Andalus Siglos XI-XIII Modest Solans, Granada. Edición bilingüe, Muret 2018. ISBN 978-84-09-00204-7
Leyendas[editar]
La partida de ajedrez[editar]
Durante el asedio de Sevilla de 1078, al-Mutamid envió a Ibn Ammar para frenar el avance de Alfonso VI de León, y cuando lo encontró en su tienda de campaña, debido a que ambos eran aficionados al ajedrez, el rey lo invitó a jugar una partida para completar su misión, apostándose un grano de trigo por el primer escaque, y el doble en cada escaque que le seguía, logrando este la victoria, por lo que finalmente pudo convencerlo de que no invadiera Sevilla.4
Al-Rumaikiyya[editar]
Paseando un día a orillas del Guadalquivir con su amigo Ibn Ammar, jugaban a improvisar poemas, entretenimiento extremadamente popular en la sociedad andalusí de la época. Al levantarse una ligera brisa sobre el río, dijo al-Mutamid:
- "El viento tejiendo lorigas en las aguas".
Ante lo cual esperaba la respuesta de su compañero. Sin embargo, Ibn Ammar no tuvo tiempo de responder, puesto que ambos oyeron una voz femenina que completaba la rima:
- "¡Qué coraza si se helaran!".
(Traducción de Miguel José Hagerty en Al Mu‘tamid: Poesía. Traducción y comentario, Bosch, Barcelona, 1979; y Al-Mutamid de Sevilla. Poesía completa. Traducción y comentario, Granada, Comares, 2007.)
La voz correspondía a una muchacha escondida tras los juncos. Era una joven bellísima llamada Rumaikiyya, esclava de un arriero. Al-Mutámid quedó inmediatamente enamorado, la llevó a su palacio y la hizo su esposa, tomando el nombre de Itimad. Cuando al-Mutamid fue depuesto, Rumaikiyya partió con él al exilio, junto a otros miembros de su familia.
La relación entre al-Mutámid y Rumaikiyya fue la fuente de numerosas historias, como la que aparece en el Libro de los ejemplos del Conde Lucanor y de Patronio, cuento XXX, De lo que aconteció al rey Abenabed de Sevilla con su mujer, Ramaiquía, obra de Don Juan Manuel.
En la literatura[editar]
La vida de al-Mutámid inspiró la obra de Blas Infante Motamid, último rey de Sevilla.
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