SIGLO XIII EN ESPAÑA
Al-Mugrib fī ḥulā al-Magrib (en árabe المغرب في حلى المغرب) es una obra del granadino Ibn Sa'īd al Magribī escrita en el siglo XIII. Su título significa Lo extraordinario sobre las joyas de Occidente. Está a mitad de camino entre una antología poética y una obra geográfica, ya que reúne información sobre los poetas del Magreb organizados según su origen geográfico: los de Córdoba, los toledanos, los valencianos, etc.
Cada capítulo regional está además divido en sub-secciones, primero la capital provincial, luego las localidades más importantes. Esta clasificación es muy interesante desde el punto de vista geográfico, ya que da fe de cuáles eran las divisiones, cómo estaban subdivididas, cuáles eran las principales localidades y la categoría de las mismas. Su método, sistemático, divide los núcleos de población en tres categorías principales: medina (ciudad), hisn (fortificación) y qarya (aldea o alquería). Esta terminología fue la habitual durante los siglos XII y XIII en al-Ándalus.
![]() Extracto del capítulo sobre Villena, en el que se habla sobre el poeta Hasan Rashid. | ||
Género | Poesía | |
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Subgénero | Geografía y historiografía | |
Idioma | Árabe | |
País | Al-Ándalus (España) |
Los anales toledanos son una serie de tres cronologías escritas por varios autores anónimos en castellano antiguo que abarcan la historia del reino de Toledo desde el nacimiento de Jesucristo hasta 1303.
Historia[editar]
Los anales toledanos primeros, que cubren hasta 1219, están basados en los anales castellanos segundos, con los que presentan muchas anotaciones comunes;1 los segundos, que llegan hasta 1250, parecen por su redacción haber sido escritos por un mudéjar.2
Los anales toledanos I y II fueron publicados por primera vez por Francisco de Berganza en Antigüedades de España en 1721; en 1767 Enrique Flórez reunió los tres anales en el tomo XXIII de la España Sagrada.
¡Ay Jherusalem! es un poema castellano de mediados del siglo XIII perteneciente al género del planto o canción de cruzada cuyo contenido es una elegía por la caída de la ciudad en 1244 a manos de los turcos corasmios.2 Se trata del único ejemplo de canción de cruzada que se conserva de la lírica medieval castellana.
El texto, narrativo, épico y lírico, relata el saqueo de Jerusalén, lo cruento de su asalto y la profanación de los Santos Lugares por los musulmanes. Combina rasgos clericales con juglarescos.3 El asunto está planteado en la cuarta estrofa:
De Jerusalén vos querría contar,
del Sepulcro Santo que es allende el mar:
moros lo cercaron
e lo derribaron
a Jerusalén.¡Ay Jherusalem!, vv. 16-20.
A fines del reinado de Fernando III de Castilla comenzaron a romancearse biblias, algunas a partir de su texto hebreo, e innovar en la métrica. En este contexto podría enmarcarse el poema, ya que cuenta con versos dodecasílabos (que solo se utilizarán tiempo después en la poesía de cancionero de arte mayor que se consolidaría en el siglo XV, y desaparecería en el XVI) y hexasílabos (típicos de las endechas) distribuidos en veintidós estrofas de cinco versos con un esquema métrico y de rima 12A-12A-6b-6b-6c. Solo han podido verse paralelismos métricos con las estrofas de las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio, aunque estas últimas escritas en galaicoportugués.4
El último verso de cada estrofa repite, con diversas variantes, un estribillo que comprende la palabra «Jherusalem». Otra peculiaridad formal es que cada estrofa comienza con una letra que forma un acróstico de orden alfabético (ABCDE...); pese a los problemas de transmisión y transcripición, que no siempre hacen evidente la regularidad de este recurso, el poema mantiene este juego en sus 110 versos de longitud.
Estos poemas «de abecedario» eran típicos de la poesía hebrea, y están presentes en textos castellanos compuestos por judíos como la Lamentación del alma ante la muerte o El pecado original. El número de estrofas (22) coincide con el de los caracteres del abecedario hebraico. El manuscrito que lo ha transmitido contiene también dos poemas hebreos. Se ha vinculado este planto con las endechas judías, uno de cuyos asuntos fundamentales era la lamentación por la pérdida de Jerusalén. Por todo ello se ha considerado la hipótesis de que el autor estaba vinculado con alguna comunidad judía (aljama).
Pese a todo, la intención del poema, que es mover los ánimos y llamar a la cruzada que permita recuperar los lugares santos jerosolimitanos para el cristianismo, hace pensar en la influencia de algún texto europeo, como las canciones de cruzada, poemas que invitaban a rescatar los Santos Lugares a cambio de ganar el paraíso.5 Otra posible fuente serían las primeras cuatro primeras «Lamentaciones de Jeremías» del Antiguo Testamento, cuyo tema es la la destrucción de Jerusalén en 587 a. C. por Nabucodonosor II, que también incorpora un acróstico alfabético.6
En el aspecto estilístico, destaca el uso verbal del presente histórico, combinado arbitrariamente (como lo hacían los romances) con el pasado, como en estos ejemplos, en el primero de los cuales el asíndeton aligera la narración:
Mandan dar pregones por la cristiandad,
alzan sus pendones, llaman Trinidad.¡Ay Jherusalem!, vv. 56-57.
Ven los cristianos a sus fijos asar,
ven a sus mujeres vivas destetar;
vanse por los caminos
cortos pies e manos
en Jerusalén.¡Ay Jherusalem!, vv. 96-100.

Hoja del códice de fines del siglo XIV o comienzos del XV del Archivo Histórico Nacional que contiene tres poemas, entre ellos el ¡Ay Jherusalem!1
Bocados de oro o Bonium es el título un tratado didáctico en prosa de mediados del siglo XIII que forma parte del género de la literatura sapiencial. Su contenido es fundamentalmente una colección de sentencias distribuidas en veinticuatro capítulos. Cada uno de ellos recoge los dichos atribuidos a un filósofo, excepto el veintitrés (cuyas sentencias se ponen en boca de diferentes pensadores) y el veinticuatro (cuyos apotegmas son anónimos).
Análisis de la obra[editar]
Se trata de una traducción de la obra creada a mediados del siglo XI por el médico y filósofo sirio Abu l-Wafa' l-Mubashshir ibn Fatik (1019-1097).
Los Bocados de oro o Bonium (que adaptan el Mukhtar al-hikam de mediados del siglo XI, obra heredera del Kitab adab al-falasifa), por su parte, también tuvieron una difusión paralela en la literatura latina medieval a través de una versión titulada Liber philosophorum moralium antiquorum, que bien podía proceder de una de las traducciones al latín de fuentes árabes de la Escuela de Traductores de Toledo bajo el designio de Alfonso X.1 En todo caso la traducción hispánica gozó de gran popularidad en España, hasta el punto de que conoció ediciones impresas en Sevilla (1495), Toledo (1510) o Valladolid (1527). Además fue integrado en el Libro del consejo del infante Don Juan Manuel y en la introducción de la Gran conquista de Ultramar. El Bocados de oro tiene la particularidad de que cada capítulo está introducido por la descripción del sabio que lo protagoniza.
El texto se nos ha transmitido en dos redacciones:
- La que propiamente se puede llamar Bocados de oro, compuesta por los veinticuatro capítulos antes mencionados.
- La versión ampliada en el siglo XV con siete capítulos introductorios en los que se relata el viaje del rey de Persia Bonium a la India en busca de la sabiduría.
Estructura[editar]
Fernando Gómez Redondo (1998, págs. 459-461) propone la siguiente agrupación:
- Capítulos 1-8: la adquisición del saber por medio de su definición y de su finalidad.
- Capítulos 9-14: el conocimiento del mundo, que implica un rechazo de la materialidad, a la que sigue un cumplimiento de las obligaciones morales y estamentales.
- Capítulos 15-22: el saber como medio de buscar a Dios y como modo de adquirir una sabiduría interior, explícita en el seso del hombre.
Los dos últimos capítulos quedan fuera de esta estructuración ya que «no sirven más que de verificación del conjunto de ideas expuesto».
Calila e Dimna es una colección de relatos fechada hacia 1251, probablemente mandada traducir por Alfonso X el Sabio siendo todavía infante. Originariamente, es una obra india que fue traducida al persa medio en la era sasánida. Calila y Dimna, llamada así por los nombres de dos chacales, es una obra sapiencial en la que se narran cuentos (mayormente fábulas). Una gran parte de los cuentos narrados tienen que ver con estos dos chacales. El origen de estos cuentos es la India, y han sido datados entre los años 500 y 100 a.C.1
La obra es en realidad una compilación de máximas de los sabios de la Antigüedad, redactadas en muchas lenguas y legadas a sus hijos y admiradas en los siglos posteriores. En sus cuentos y fábulas se palpa una sabiduría práctica y se aprende cómo vivir y cómo hablar.2
Entre muchas obras relacionadas con Alfonso X, el Calila e Dimna es la más literaria. Su materia narrativa procede de la literatura oriental, pues traduce fielmente el texto árabe del Kalila wa-Dimna (كليلة ودمنة), que a su vez es la traducción que el iraní Ibn Al-Muqaffa hizo al árabe del texto en el siglo VIII (de donde se difundió por toda Europa), y este por su parte procede del Panchatantra hindú (hacia el año 300 d. C.)3 En el año 570 fue traducida al pahlavi (o persa literario) y pocos años más tarde al sirio.
Conecta con los manuales sapienciales de educación de príncipes mediante el motivo oriental de las preguntas y respuestas entre el rey y un filósofo, que da paso a cuentos ejemplarizantes o exempla contados y protagonizados por animales: un buey, un león y dos zorros/lobos llamados «Calila» y «Dimna», que son quienes cuentan un mayor número de cuentos, en muchas ocasiones imbricados unos en otros en la llamada «estructura de muñecas rusas» (o de relatos enmarcados).
Abundan los monólogos introspectivos, y se usa el diálogo con función dramática. La localización es muy esquemática; y la acción, más bien escasa. Una estructura muy similar se utiliza en el libro de Don Juan Manuel El conde Lucanor (s. XIV).
Traducción[editar]
El Calila y Dimna es en realidad una traducción al árabe de varias obras indias, entre las cuales la más importante es el Panchatantra, escrito en sánscrito y cuyo significado es “los cinco capítulos”. La tradición considera que el autor de esta obra fue Borzuyeh, el mayor de los médicos de Persia, y que la escribió en la época de Cosroes II Anushiravan. Ya en la era musulmana, Ibn Muqaffa’ traduce esta obra al árabe, traducción esta que alcanza mucha popularidad y que se tendría como modelo y manifestación de la elocuencia en lengua árabe. La traducción al árabe de Ibn Muqaffa’ fue la versión que se utilizó para las traducciones al persa, griego, turco, español, ruso y alemán.4
Autoría y datación[editar]
El Calila e Dimna nos ha llegado a través de dos manuscritos denominados A y B. Según el colofón del manuscrito A, del primer tercio del siglo XV (ms. h-III-9 de la Biblioteca de El Escorial), el libro «fue sacado de arábigo en latín, et romançado por mandato del infante don Alfonso [...] era de mill e dozientos e noventa y nueve años» (= 1261). Sin embargo, como la versión castellana es muy fiel a la arábiga, se puede descartar la existencia de una traducción intermedia latina. El hecho de que se denomine «infante» a don «Alfonso» (coronado rey en 1252) ha llevado a adelantar de 1261 a 1251 la fecha de composición, en lo que supondría la primera obra de ficción extensa de la literatura en prosa en la península.
Estructura[editar]
La estructura principal de la obra es la narración marco (conversación entre el rey Dicelem y su alguacil-filósofo Burduben), aunque no se descartan otras como la de la caja china (cuentos dentro de otros). Tiene tres partes:
- La introducción de Al-Muqaffa, que es una apología del saber y de su carácter eminentemente práctico (en ella se incluyen algunos exempla).
- La historia de Bercebuey (caps. I y II: el primero describe su viaje a la India en busca de la sabiduría; el segundo es, en realidad, un de contemptu mundi).
- La historia de Calila y Dimna propiamente dicha. En ella, a su vez, podemos distinguir dos partes:
- Una, compuesta por los caps. III-VI, que son los más complejos en cuanto a composición y los más cercanos al Panchatantra.
- Otra, que comprende los restantes capítulos, y que sigue unos esquemas organizativos simples y con paralelos orientales menos claros.
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