viernes, 25 de junio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XI EN ESPAÑA

El Reino de Toledo fue el reino cristiano que se configuró institucionalmente a partir de la conquista de la Taifa de Toledo por Alfonso VI, uno de los episodios centrales de la Reconquista. Aunque la ciudad de Toledo fue tomada en 1085, lo que permitió asegurar para el reino de Castilla el territorio entre el río Duero y el río Tajo, las tierras más al sur fueron objeto de un mayor prolongado enfrentamiento no exento de alternancias, que no se terminó de decantar a favor de los cristianos hasta la batalla de las Navas de Tolosa (1212), 127 años después.12

El reino cristiano de Toledo no fue un reino independiente, sino que se incorporó y pasó a formar parte del reino de Castilla (cuya prelación en la representación en las Cortes de Castilla se disputaron secularmente Burgos caput Castellae –cabeza de Castilla– y la propia ciudad de Toledo, antigua capital visigoda). A medida que se fueron incorporando otros reinos musulmanes cuya denominación se conservó y a cuyas capitales (concepto de poca precisión en la época feudal, cuando la corte era itinerante como la persona del rey) se dotaba de voto en cortes (reino de Jaénreino de Córdobareino de Sevillareino de Murcia), el reino de Toledo (o como se conocería a partir del siglo XV Castilla la Nueva) quedó como una denominación diferenciada de la Castilla la Vieja; sin que ninguna de esas denominaciones significaran una entidad jurídica diferenciada, puesto que todas ellas formaban parte de la Corona de Castilla. Englobados dentro de esta, todos los reinos castellanos y leoneses pasaron a formar parte de la posterior Monarquía Hispánica a partir de los Reyes Católicos.

La dimensión territorial del Reino de Toledo durante el Antiguo Régimen se identifica en la práctica con la denominada Castilla la Nueva, separada de Castilla la Vieja por la frontera física del Sistema Central.

El trazado de las fronteras3​ era una cuestión muy difusa, dada la multiplicidad y confusión de jurisdicciones solapadas, compartidas, enclavesexclaves y todo tipo de figuras jurídicas confluyentes en el contexto de la denominada Repoblación. Por ejemplo, los alfocesconcejos o comunidades de villa y tierra de MadridSegovia y Guadalajara se disputaron históricamente las laderas meridionales de la Sierra de Guadarrama (buena parte de las cuales terminaron incluidas en el real de Manzanares de la aristocrática familia de los Mendoza), en tanto que los sexmos de Valdemoro y Casarrubios, que llegaban hasta el Tajo, pertenecieron a la comunidad de Segovia hasta que pasaron a formar el señorío de Chinchón, concedido en 1489 a los Cabrera; mientras que buena parte de los territorios entre el Tajo y Sierra Morena estaban bajo jurisdicción de órdenes militares: la Orden de Santiago (con sede en Uclés y extendida por otras zonas del reino de Toledo, como la Encomienda Mayor de Castilla –Villarejo de SalvanésFuentidueña de Tajo, etc.– y el Campo de Montiel –MontielVillanueva de los Infantes, etc.– además de sus muchas posesiones en otros reinos de la Corona), la Orden de Calatrava (el objeto de cuya fundación en 1158 fue la estratégica fortaleza de Calatrava la Vieja; concentraba sus posesiones en el Campo de Calatrava, aunque también poseía fortalezas dispersas, como Zorita de los Canes); y la Orden de San Juan (cuyas posesiones se concentraban en el Campo de San Juan). En esa extensa comarca manchega existían muy pocos lugares de realengo hasta la conquista de Alcaraz (1213) y la fundación de Ciudad Real (1255). Por lo general, la extensión territorial del Reino de Toledo se correspondía con el antiguo Arzobispado de Toledo y con el Obispado de Cuenca, aunque incluía territorios que no pertenecían a ninguna de estas diócesis, como el alfoz de Jorquera.

Tanto eclesiástica como política, social y económicamente, el arzobispado de Toledo (solo había otras dos sedes episcopales: Sigüenza y Cuenca) era la institución más importante del reino. Su señorío alcanzaba un territorio amplísimo pero discontinuo, cuyas partes centrales eran los Montes de Toledo y la Mesa Arzobispal de Toledo4​ (que incluía Talavera de la ReinaEl Puente del ArzobispoIllescasAlcalá de HenaresBrihuegaUcedaTorrelaguna y las tierras de cada uno de estos concejos, algunas muy extensas y poblados), que se extendía incluso fuera de los límites del reino, con el Adelantamiento de Cazorla en Andalucía.

Únicamente le superó en influencia la propia burocracia de la monarquía y la presencia del rey, esporádica en algunas ciudades cuando la Corte era itinerante, y que se hizo permanente cuando en 1561 Felipe II estableció la capitalidad de Madrid. Otra presencia de gran importancia fue la de la Mesta, potentísima asociación de ganaderos del ovino trashumante que, mediante su control sobre la extensa red de cañadas, frenó hasta el siglo XVIII el desarrollo agrícola. En cuanto a las fundaciones monásticas rurales se establecieron con una densidad menor que en la Meseta Norte, aunque hubo ejemplos destacados (El PaularLupianaBonaval). Sí tuvieron gran desarrollo los conventos urbanos de las órdenes mendicantes.5

Desde 1983 estos territorios forman parte de las comunidades autónomas de Madrid (antigua provincia de Madrid creada con todas las demás según la división provincial de Javier de Burgos de 1833) y Castilla-La Mancha (provincia de Ciudad Realprovincia de Cuencaprovincia de Guadalajaraprovincia de Toledo y provincia de Albacete, si bien el sureste de esta última fue perteneciente históricamente al reino de Murcia y no al de Toledo).


Reino de Toledo

Territorio de la Corona de Castilla

 (1085) Bandera

1085-1833

Bandera (1833) 
Bandera (1833) 
Bandera (1833) 
Bandera (1833) 
Bandera de la Provincia de Madrid hasta 1983.svg (1833) 
Bandera (1833) 

Escudo
Ubicación de {{{nombre_común}}}
Reino de Toledo dentro de la Corona de Castilla.
CapitalToledo
Idioma principalCastellano
Otros idiomasárabe andalusí
mozárabe (h. siglo XII)
Historia
 • Conquista de Toledo por Alfonso VI1085
 • División provincial de 18331833







El Fuero de Sahagún son una serie de leyes elaboradas entre los años 1084 a 1322. Se difunde de León a ZamoraAsturias, en distintas localidades de Galicia...

En este lugar leonés de Sahagún había existido desde el siglo IV una capilla en honor de los mártires Facundo y Primitivo, convertida en monasterio durante el reinado de Alfonso III (866-911). Doscientos años después, ese monasterio de Sahagún se convierte en centro neurálgico de la vida religiosa y social del reino de León, cuando Alfonso VI (1072-1109) lo potencia para introducir la reforma cluniacense, fundando bajo su patrocinio una villa que acogía a nuevos pobladores de todas partes.

La creación de la villa exigió un estatuto jurídico acorde con las nuevas necesidades. Hacia 1080, Alfonso VI concedió un fuero con exenciones y garantías a los pobladores, reconociendo al tiempo el señorío del monasterio.

Tras la muerte de ese monarca, ya en el siglo XII, un abad manipuló y transformó el texto primitivo, dándole la fecha de 1085, lo que provocó la rebelión de los burgueses de Sahagún en un crispado movimiento antiseñorial que vino a coincidir con los conflictos matrimoniales de doña Urraca y Alfonso el Batallador. El concejo, en fin, triunfa sobre el abad. Los burgueses reelaboran el fuero originario en una nueva versión, que es confirmada por Alfonso VII a mediados del mismo siglo XII. Desde entonces, como símbolo de ese derecho burgués privilegiado, el nuevo texto se concede a diversas villas de Asturias, y a Santander en 1187.

Según ha señalado Ana María Barrero, el fuero de Sahagún ya no será en lo sucesivo un fuero señorial, sino un fuero burgués que las ciudades reclamarán para su mejor gobierno.

Cabe destacar la ley de 1092, por lo que Alfonso VI concedió a la villa de Avilés el fuero de Sahagún, confirmado en 1155 por Alfonso VII. Gracias a este fuero la villa se convierte en señorío de realengo y a sus habitantes se les otorga diferentes privilegios como el de no pagar ningún tipo de impuesto de tránsito «desde la mar hasta León».

Extracto del Fuero de Sahagún:

Pero, como el sobredicho rey ordenara y estableciese que se construyera una villa juntáronse (...) hombres hábiles en muchos y diversos oficios y, otrosí, personas de diversas provincias y reinos (...).

Además ordenó que todos debían ir a cocer pan al horno del monasterio (...).
Ordenó además el rey que ninguno de los condes y nobles tuviesen casa o vivienda en la villa de Sahagún, sino solamente los burgueses, franceses y castellanos (...).
De la misma manera, el mercado que se hacía en Grajal, que es villa real, fue traspasado a la villa de Sahagún (...).
Además ordenó que no fueran obligados a ir a las expediciones militares del rey (...)

Y por cuanto los burgueses de Sahagún utilizaban pacíficamente sus mercancías y negociaban con gran tranquilidad, por eso traían marcancías de todas partes, así como también oro y plata, y también muchos tejidos de diversas calidades, de manera que dichos burgueses y habitantes de la villa eran muy ricos(...)...





Fuero de Andaluz

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Comunidades de Villa y Tierra de la Extremadura Castellana.

Andaluz es una localidad situada en el sur de la provincia de Soriacomunidad de Castilla y León, (España), a 40 km de Soria capital, por la carretera SO-100 en dirección a Berlanga de Duero (Soria), con 20 habitantes 2006. Se asienta sobre una llanura en la cuenca del río Duero, a 919 metros sobre el nivel del mar. Gentilicio: Andalucenses.

Tiene Andaluz el primer fuero de la provincia de Soria, otorgado en el año 1089 por Gonzalo Núñez, reinando Alfonso VI de Castilla y León. Con dicho fuero se constituyó la Comunidad de Villa y Tierra de Andaluz formada por Andaluz, Centenera de Andaluz, Quintanar (despoblado), Tajueco, Valderrueda, Valderrodilla, Fuentepinilla, Fuentelárbol, La Ventosa, Torreandaluz, Osona, Fuentelfresno (despoblado) y La Seca.





La batalla de Tévar se produjo en 1090 entre las tropas del rey Al-Múndir de la taifa de Lérida, comandadas por Berenguer Ramón II de Barcelona, contra la mesnada de Rodrigo Díaz, llamado el Campeador, con el resultado de victoria del Cid y captura del conde barcelonés.

En su campaña levantina tras su segundo destierro, Rodrigo Díaz actuaba como un caudillo autónomo, y comenzó por asegurarse sobre el terreno controlando el territorio de lo que había sido la taifa de Denia, en esos momentos perteneciente al rey musulmán de la taifa de Lérida y cuya protección estaba encomendada, mediante el pago de parias, al conde de Barcelona Berenguer Ramón II el Fratricida, quien debía responder a los ataques de Rodrigo en Denia en defensa de los intereses del rey leridano. Más tarde el Campeador se trasladó desde Burriana1​ a la zona de Morella, invadiendo de nuevo territorio del rey de Lérida. Tras intentar una gran coalición contra el Cid, Berenguer tuvo que hacerle frente con sus propias fuerzas en el pinar de Tévar –probablemente el pinar de Pereroles o sus aledaños (extremo norte de la provincia de Castellón y del puerto de montaña de Torre Miró), en las cercanías de La Puebla de Alcolea, a unos dieciocho kilómetros al norte de Morella y diez al sur de Monroyo–,2​ siendo derrotado y capturado por El Cid.

Desarrollo[editar]

Tras el segundo destierro de Rodrigo Díaz el Campeador en 1089 a causa de una falta de auxilio percibida por el rey Alfonso VI cuando solicitó de su súbdito castellano que se reuniera con su ejército para apoyarle en el fracasado sitio de Aledo, el Cid decidió emprender su actividad bélica en Levante de modo personal e independiente.

En primer lugar saqueó y tomó el control de la antigua taifa de Denia, en estos momentos en poder de Al-Mundir, con lo que el rey de la taifa ilerdense pidió ayuda Berenguer Ramón II de Barcelona, que estaba en la obligación de proteger los dominios de Al-Mundir debido al cobro de parias que tenía establecidas con Lérida. También solicitó el apoyo de Sancho Ramírez de Aragón, del conde Armengol IV de Urgel e incluso de su tío Al-Musta'in II de Zaragoza. De todos ellos, sólo el conde de Barcelona aceptó aliarse con el rey musulmán de Lérida. Al-Musta'in II de Zaragoza, quizá recordando los servicios que el Cid había prestado durante seis años a su padre, Al-Mutamán, avisó a Rodrigo de la coalición que se había reunido para presentarle batalla.

El ejército del Campeador era inferior en número, por lo que decidió elegir el terreno, y situó sus tropas a la entrada del valle de una zona de bosque montañoso, el pinar de Tévar, en el Maestrazgo, entonces perteneciente a la taifa de Lérida. El ejército enemigo marchaba al mando de Berenguer Ramón II el Fratricida. Posiblemente ambos recordaran el enfrentamiento pasado en la batalla de Almenar; el caso es que la Historia Roderici hace pensar en que sostuvieron un intercambio de mensajes en el que se provocaban mutuamente.

El conde de Barcelona decidió que un contingente de sus caballeros ascendiese durante la noche el monte a cuyos pies acampaba la hueste del Campeador con el objeto de atacar por sorpresa su retaguardia. Según la Estoria de España de Alfonso X el Sabio, Rodrigo, a su vez, ideó que la misma noche unos cuantos de sus hombres actuaran como si escaparan desorientados de algún peligro y se dejaran prender por los barceloneses, con el fin de informarles erróneamente de sus planes.

Caballeros del siglo XI. Las lanzas son aún arma arrojadiza y la caballería más bien ligera. Todavía no se ha impuesto el tipo de carga con gruesas, largas y potentes lanzas de la caballería pesada que se describe en el Cantar de mio Cid hacia 1200, y cuya técnica se plasma en el tipo de combate de los torneos caballerescos de la Baja Edad Media.

La persecución de una parte del ejército de Berenguer Ramón al señuelo del Campeador, junto con los hombres que hubieron de trepar a la montaña rodeando el campamento del castellano, obligó a una importante fragmentación de las tropas barcelonesas. Muchos de los hombres disgregados del grueso de las tropas de Berenguer fueron, además, sorprendidos por contingentes musulmanes que, emboscados, servían a las órdenes de Rodrigo.

Al amanecer, los barceloneses que habían llegado a emboscarse a espaldas del Cid, se abalanzaron monte abajo sobre el campamento castellano. El Campeador consiguió preparar a sus tropas con celeridad y hacerles frente; el resto del ejército del Cid descendió a enfrentarse con el grueso de las tropas de Berenguer, que subían desde el valle. Al primer choque, el centro del ejército del Fratricida fue desbaratado, aunque el Cid cayó de su caballo resultando herido. Finalmente la mesnada del Campeador logró una decisiva victoria, capturando a muchos enemigos, entre los que se contaban el propio conde de Barcelona y los principales nobles de su séquito, como el barón3​ o conde de Cervellón Giraldo Alamán, el vizconde de Tarragona Diosdado Bernaldo (o más probablemente su hijo, el vizconde de Cardona Bernardo Amat (1086-1151, aunque sólo gobernó efectivamente desde 1099 en que alcanzó la mayoría de edad), Ramón Mirón (o más plausiblemente su hermano Arnal, bien documentado en el entorno de Berenguer Ramón II), Ricardo GuillénRaimundo de Barbarán y Dorea de Castellvell.4​ El botín obtenido fue muy importante: vajillas de oro y plata, vestidos de tejidos preciosos, caballos de combate, de carga, mulas y gran cantidad de armas de guerra, que presentaron al Cid, convaleciente en su tienda de campaña.

Pocos días más tarde, Rodrigo Díaz negoció la liberación de los aristócratas catalanes a cambio de cuantiosos rescates que, según la Historia Roderici, ascendieron a ochenta mil marcos de oro. Siendo el marco una unidad de masa de aproximadamente 234 gr, resultaría una fabulosa cantidad de unos 18.700 kilos del metal precioso. En cambio, si atendemos a la refundición de la misma biografía latina que transmite la Versión crítica de la Estoria de España, se trataría de 8.000 marcos que deberían entenderse como mancusos de oro de Valencia –moneda acuñada similar al dinar almorávide que circuló entre 1060 y 1110–, lo cual daría un valor menos exagerado, aunque siga siendo elevado. De cualquier modo, queda clara la importancia de estas capturas y las elevadas ganancias que habrían supuesto al Cid los respectivos rescates, si bien la biografía latina del Cid refiere que el caudillo castellano los liberó sin contraprestación.5

El Campeador se retiró a curarse de sus heridas a un lugar llamado «Salarca» en la Historia Roderici, que quizá sea la «Shaqarqa» que las fuentes árabes sitúan cerca de Zaragoza, donde Rodrigo permaneció por dos meses. Posteriormente se instaló en Daroca, posiblemente en el invierno del año 1090-1091, donde consta que el castellano estuvo gravemente enfermo, quizá a consecuencia de la infección de heridas causadas por la caída del caballo en Tévar. Esta coyuntura fue aprovechada por Berenguer Ramón II para pedirle un tratado de paz entre ellos, solicitud a la que en un principio el Cid se negó pero, finalmente, y conminado a ello por sus capitanes, acabó aceptando. El pacto consistía en que a cambio de firmar la paz, el conde de Barcelona cedía al Cid las parias que la taifa de Lérida pagaba por el protectorado barcelonés sobre Denia. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario