SIGLO X EN ESPAÑA
Batalla de Rovirans fue una batalla llevada a cabo en el año 992 (otras fuentes dicen que 985) en la que lucharon lon ejércitos invasores de Almanzor y el ejército condal de Borrell II. Según las crónicas de la época, Barcelona cayó bajo el yugo musulmán en los últimos años del siglo X aunque los condados catalanes no se rindieron sin luchar. Una de las acciones bélicas de esta invasión fue la batalla de Rovirans (algunas crónicas la sitúan cerca de la actual Tarrasa). En la batalla de Rovirans el conde Borrell II se lanzó junto a su guardia personal (formada por 500 jinetes) hacia el grueso de las tropas árabes. Borrell II pereció en la batalla y las fuerzas cristianas fueron derrotadas.
Batalla de Rovirans | ||||
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Parte de Razias de Almanzor | ||||
![]() La península ibérica hacia el año 1000. | ||||
Fecha | 992 | |||
Lugar | Cerca de Tarrasa, Cataluña (![]() | |||
Coordenadas | 41°33′40″N 2°00′29″ECoordenadas: 41°33′40″N 2°00′29″E (mapa) | |||
Resultado | Victoria cordobesa | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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El emirato de Córdoba (en árabe, إمارة قرطبة, Imārat Qurṭuba) fue un emirato independiente con capital en Córdoba que existió en la península ibérica entre 756 y 929 y estuvo regido por los omeyas.
El poder omeya era, sin ninguna duda, el más sólido de los poderes independientes que se constituyeron en el Occidente musulmán en la misma época, siendo los otros los rustumíes de Tahart, los midraríes de Siyilmasa y los idrisíes de Fez.
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División administrativa en coras, a finales del Emirato. | ||||
Capital | Córdoba | |||
Idioma principal | Árabe andalusí | |||
Otros idiomas | Mozárabe, lenguas bereberes | |||
Historia | ||||
• Intitulación como emir independiente de Abderramán I | 16 de marzo de 756 | |||
• Proclamación del Califato por Abderramán III | 16 de enero de 929 | |||
Moneda | Dirham y Felús |
La conquista musulmana y Valiato de al-Ándalus[editar]
Tras la rápida conquista musulmana de la península ibérica en el período 711–718, esta se constituyó como provincia dependiente del Califato Omeya. Sus gobernantes fijaron su capital en Córdoba y recibieron del califa de Damasco el título de valí o emir.
En aquel momento la población musulmana peninsular estaba formada por los árabes instalados en las ciudades, los bereberes radicados en las zonas rurales y los sirios, que habían formado las primeras fuerzas invasoras. Estas etnias se enfrentaron entre sí para hacerse con el mayor número de tierras y sumieron la península en una endémica guerra civil hasta la aparición de Abderramán I.
La presencia musulmana en la península obedeció a dos factores: las rivalidades internas y el impulso expansionista islámico.
Emires[editar]
En 750, los abasíes derrocaron a los omeyas del Califato de Damasco y ordenan el asesinato de toda la familia omeya. Seis años más tarde, en 756, Abderramán I –que había escapado del sangriento destino final de los omeyas logrando huir de Damasco– desembarcó en al-Ándalus y se proclamó emir (comandante en jefe) tras conquistar Córdoba y, en 773, se independiza de la nueva capital abasí, Bagdad. Esta independencia es política y administrativa, pero se mantiene la unidad espiritual y moral al continuar el vínculo religioso con el Califato abasí. Abderramán solamente terminó por unificar la Iberia musulmana en 781, tras capturar Zaragoza (779) y Pamplona y haber sometido a los señores vascones del Pirineo.
Sin embargo, el verdadero organizador del emirato independiente fue Abderramán II, quien delegó los poderes en manos de los visires y logró una islamización muy rápida de la península, reduciendo considerablemente el número de cristianos en territorio musulmán (llamados mozárabes o dhimmis). No obstante, estos siguieron representando la mayoría de al-Ándalus por lo menos hasta el siglo XI.
Las disputas entre árabes y bereberes no cesaron tras la proclamación del Emirato, lo que permitió la reorganización de los reinos cristianos en el norte, dando inicio a la Reconquista, alentada por la política proárabe mantenida por la dinastía omeya, lo que provocó numerosas sublevaciones protagonizadas por muladíes, que llegaron a poner en peligro la existencia misma del Emirato.
A la llegada al trono de Abderramán III en 912, la decadencia política del Emirato era un hecho obvio y consumado. Para imponer su autoridad y terminar con las revueltas y conflictos que arrasaban la península ibérica, se proclamó califa en 929 estableciendo el Califato de Córdoba.
Abū al‐Qāsim Aṣbagh ibn Muḥammad ibn al‐Samḥ al‐Gharnāṭī (Córdoba, c. 979-Granada, 29 de mayo del 1035), más conocido como Ibn al‐Samḥ, también al‐Muhandis («el geómetra»), o su forma latinizada Abulcasim, fue un matemático y astrónomo andalusí de finales del siglo X y principios del siglo XI.
Vida[editar]
Se tienen pocos datos de su vida. Nació hacia el año 979 o 980 dentro de una familia cultivada y de cierto prestigio de Córdoba, por lo que se creé que era originario de esta ciudad. En Córdoba fue un importante miembro de la escuela del matemático y astrónomo Maslama al-Mayriti, escuela que introdujo y adaptó en al-Ándalus las tablas astronómicas indias a partir de las obras del astrónomo persa Al-Juarismi, así como las últimas teorías de la astronomía ptolemaica.3
Debido a los conflictos políticos en Córdoba, Ibn al‐Samh se establece en Granada, posiblemente hacia el año 1018, donde vivió el resto de su vida. En Granada trabajó al servicio del rey de la Taifa, el bereber Habús ben Maksan, cuyo ministro, el judío Semuel ibn Nagrella, estaba también interesado en las matemáticas y la astronomía.1
Murió en Granada el 29 de mayo de 1035, a la edad de cincuenta y seis años. Según José Augusto Sánchez Pérez: «Fue un verdadero genio matemático, tanto en aritmética y geometría como en astronomía; poseía además muy profundos conocimientos en gramática y medicina».3
Obra[editar]
Ibn al‐Samh trabajó en astronomía, matemáticas y posiblemente en medicina. El historiador andalusí del siglo XIV Ibn al-Jatib afirma que Ibn al‐Samh escribió un tratado de historia, pero no hay ninguna otra evidencia sobre esta obra. Ibn al‐Nashi, uno de los más importantes discípulos de Ibn al‐Samh, da una lista de nueve libros escritos por su maestro.1
Astronomía[editar]
En astronomía, Ibn al-Samh, al igual que su maestro Maslama al-Mayriti, compuso un tratado con tablas astronómicas basado en el Zīj al-Sindhind de Al-Juarismi, que había sido compuesto en Bagdad en el siglo IX. El historiador Ibn Jaldún menciona que Ibn al-Samh escribió un resumen del Almagesto.1
Ibn al-Samh también compuso un tratado sobre la construcción y el uso del astrolabio (Kitāb al-'Amal bi-'l-asṭurlāb). Aunque el tratado de Ibn al-Saffar sobre el astrolabio se hizo más popular, su libro, de 129 capítulos, es el tratado más completo escrito en la península ibérica durante la Edad Media sobre el uso del instrumento. El texto es especialmente interesante porque trata cuestiones que no suelen analizarse en obras de este tipo, como la visibilidad de la Luna y su latitud y longitud. Su Kitāb al-'Amal también es importante porque en él se cita una obra desconocida de Habash al-Hasib al-Marwazi, evidenciando claramente que este astrónomo oriental era conocido en al-Ándalus a finales del siglo X. El texto también muestra que la escuela de Maslama al-Mayriti conocía y utilizaba las obras de Al-Battani. El Kitāb al-'Amal fue la fuente de un tratado sobre el uso del astrolabio esférico compuesto en la corte de Alfonso X el Sabio.1
Su tratado sobre la construcción del equatorium (instrumento concebido originalmente en al-Ándalus y desarrollado posteriormente en la Europa cristiana) es otra de las principales contribuciones de Ibn al-Samh a la astronomía. De hecho, este tratado es el primer trabajo conocido que trata este instrumento, anterior a las obras de Azarquiel y Abu Salt de Denia. Su tratado se conserva en la traducción incluida en el Libro del saber de astrología de Alfonso X el Sabio. El instrumento descrito por en el tratado es un híbrido astrolabio-equatorium. Ibn al-Samh da los parámetros numéricos necesarios para la construcción del equatorium y utiliza los valores de Al-Battani para las longitudes de los apogeos de los planetas, los valores de Al-Juarismi y Maslama para los nodos ascendentes de los planetas, y los valores de las excentricidades y los radios de los epiciclos de los planetas del Almagesto. El equatorium tiene ocho placas (una para el Sol, seis para los deferentes de la Luna y los cinco planetas, y una para los epiciclos planetarios) cuidadosamente explicada y colocada dentro de la mater de un astrolabio. Este instrumento ayuda a determinar la longitud de un planeta y ahorra a los astrónomos una gran cantidad de tiempo.1
Matemáticas[editar]
Ibn al-Samh es bien conocido por sus muchas composiciones sobre matemáticas. Su rango de temas incluye el cálculo, los números, la aritmética comercial, la teoría de las proporciones, las operaciones aritméticas y la solución de ecuaciones cuadráticas y cúbicas. Su obra en geometría incluye un comentario sobre los Elementos de Euclides, y un tratado general que incluye un importante estudio sobre las líneas rectas, curvas y rotas. Este último se conserva parcialmente en una traducción hebrea.1
Reconocimientos[editar]
El planeta extrasolar Samh, que órbita la estrella Titawin en la constelación de Andrómeda, fue nombrado así en su honor a partir del proyecto NameExoWorlds.
Lupito de Barcelona, identificado con un archidiácono llamado Sunifredo, fue un astrónomo que vivió en Barcelona a finales del siglo X, entonces parte de la Marca Hispánica entre el islámico Al-Ándalus y la cristiana Francia (en 985 pasa de la zona cristiana a la musulmana tras la conquista por Al-Mansur).
Lupito contribuyó decisivamente al conocimiento de las matemáticas árabes, incluyendo el astrolabio y el sistema numérico indo-árabigo, en la zona cristiana de Europa. Gerberto de Aurillac (más conocido como papa Silvestre II) en una carta de 984 pide a Lupito una traducción de un tratado astronómico árabe, el Sententiae astrolabii.
Sampiro (Iglesia del Campo o Zamora,1 c. 956 – Astorga, 1041) fue un clérigo, político e intelectual del reino de León, y uno de los primeros cronistas de nombre conocido. No está aclarado si bajo el nombre de Sampiro pueden hallarse otras personalidades coetáneas.2
En la localidad leonesa de Iglesia del Campo (cerca de Cacabelos en El Bierzo, a veces confundida con Sorribas por ser en la época considerada parte de esa cercana localidad: «in terminum de Subripa quae est villa Sampiri»)3 se conserva parte de la casa donde pudo haber nacido. Ingresó en un monasterio pero se duda si fue en el de Sahagún o en el de San Miguel de Camarzana. Ante el peligro de los ataques musulmanes huyó a Zamora y posteriormente se estableció en la corte de León.
Su Crónica de Sampiro, que continúa las de Alfonso III de Asturias, recopila los hechos que consideró más relevantes entre el año 866 y el 982, en que se interrumpe. Notario del rey Bermudo II (984–999), describe a este en términos elogiosos:
Fue bastante prudente, confirmó las leyes dictadas por Wamba, mandó abrir y estudiar la colección canónica, amó la misericordia y el juicio y procuró reprobar el mal y escoger el bien.4
Cuando el obispo Pelayo, que le guardaba bastante rencor, reanudó la recopilación cronística, sustituyó esos elogios de Sampiro por descripciones más crueles (por ejemplo, el mote de «Gotoso» con el que ha pasado a la historia). Posteriormente Sampiro ocupó los cargos de mayordomo mayor del rey Alfonso V de León (999–1028) y obispo de Astorga desde el año 1035.
Sampiro | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | 956 Zamora (España) | |
Fallecimiento | 1041 | |
Religión | Iglesia católica | |
Información profesional | ||
Ocupación | Clérigo, político, cronista, presbítero e historiador | |
Cargos ocupados | Obispo de Astorga (desde 1034) |
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