SIGLO X EN ESPAÑA LITERATURA
Lubna de Córdoba o de Medina Azahara (Medina Azahara, siglo x) fue una esclava e intelectual andalusí de la segunda mitad del siglo X, durante el Califato de Córdoba, famosa a causa de sus conocimientos en gramática, y por la calidad de su poesía. Era la secretaria del califa de Córdoba, Alhakén II, gran defensor de la cultura.
Lubna de Córdoba | ||
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Información personal | ||
Nacimiento | valor desconocido Madinat Al-Zahra (Al-Ándalus) | |
Fallecimiento | 984 Carmona (Al-Ándalus) | |
Lengua materna | Árabe | |
Información profesional | ||
Ocupación | Intelectual, escriba, bibliotecaria y matemática | |
Área | Esclavo, escriba, poeta y profesor | |
Empleador | Alhakén II |
Biografía[editar]
Se desconocen sus fechas de nacimiento y fallecimiento exactos, no existen unos registros de la época que relaten su vida. Se sabe que nace en una familia esclava que trabaja en el palacio de Abderramán III, Medina Azahara, y que se crio entre sus muros.
Rápidamente destacó consiguiendo un puesto de copista en la biblioteca, que le daría poco después, el papel de organizadora de la biblioteca.1 Según las crónicas árabes, durante la época de Alhakén II, se podía encontrar en algunos arrabales de la ciudad, más de 170 mujeres letradas, encargadas de copiar los libros, un dato que da una idea de la cultura, así como del papel de las mujeres durante el reinado de este cultivado califa. Además de Lubna, la historia ha conservado el nombre de Fátima, otra secretaria de Alhakén II.
Manumitida, aparte de secretaria mayor del califa (kátiba al-kubra), se le han atribuido múltiples funciones: copista, escribiente, experta en adquisiciones de la biblioteca real, secretaria privada, y matemática. Y es por esto que sería nombrada conservadora de la Gran Biblioteca de Córdoba, dirigiendo más de 500.000 mil libros.12 En la biblioteca de Córdoba, Lubna estaba encargada de reproducir, escribir y traducir muchos manuscritos. También ella, junto al judío Hasday ibn Shaprut, fue la impulsora de la creación de la famosa biblioteca de Medina Azahara.3 No era simplemente una escritora y una traductora, sino que también realizaba comentarios de dichos libros. A lo que suma que fue maestra de niños pobres en al-Ándalus, enseñándoles matemáticas.2
Lubna viajó a través del Oriente Medio persiguiendo libros para añadir a su biblioteca a El Cairo, Damasco y Bagdad. Y era responsable de la copia de los muchos textos importantes, así como de proporcionar anotaciones de su puño y letra en las que indicaba la procedencia del autor y una breve reseña de la obra; incluso, de escribir su propia poesía sobre la vida en el palacio.2
Homenaje[editar]
Desde 2019, por decisión del Ayuntamiento, una calle de la ciudad de Córdoba, lleva el nombre Escriba Lubna, en su homenaje.
Abu ˁUmar Ahmad ibn Muhammad ibn ˁAbd Rabbihi o al-Rabbihi (Córdoba, 860-940) fue un poeta hispanoárabe, conocido fundamentalmente por su enciclopedia didáctica y poética ˁIqd al-farīd (El collar único).
Descendiente de un esclavo liberto del emir de Córdoba Hisham I, ejerció como reconocido maestro de retórica. Aunque no se conserva diwan alguno de Al-Rabbihi, en el Ud-Dahr de Yatimat (Damasco, 1887), se pueden leer sus poemas.
Más que por su poesía, es relevante por su antología en verso y prosa ˁIqd al-farīd (El collar único), obra enciclopédica dividida en veinticinco secciones que incluye más de mil trescientos versos propios que establecen una comparación con la poesía oriental cuyo propósito es mostrar que la calidad de la poesía de al-Ándalus era equiparable al del resto de la cultura árabe.
El ˁIqd al-farīd es una antología de adab (manual misceláneo didáctico) que funciona como epítome del Bayān wa at-tabwīn, el tratado de retórica y poética del erudito polígrafo basorí del siglo IX Al-Ğājiż. Esta importante poliantea ha sido editada modernamente varias veces desde fines del siglo XIX en El Cairo.
En su vejez compuso un conjunto de (mumaḥḥiṣāt), un tipo de casida que imitaba las de su juventud pero dando a su asunto un sentido contrario.
En general su poesía es de estilo modernista. Siguiendo los pasos del maestro del modernismo poético árabe Abū Nuwās, cultivó los géneros floral (waṣf) o báquico (jamriyyāt).
Fue, asimismo, autor de lírica genuinamente andalusí, ya que fue uno de los primeros creadores de moaxajas junto con Muqadam de Cabra.
Fue elogiado por el compilador persa de poesía Azzaˁlibī en su Yatimat ad-dahr y por el célebre Al-Mutanabbi, paradigma de la poesía clásica árabe, en los términos: «¡Oh, Ibn ˁAbd Rabbihi! ¡El ˁIrāq habrá de ir, sin duda, arrastrándose hacia ti!».
Yūsuf ibn Hārūn ar-Ramādī o Al-Ramadi (917-1012) fue un poeta hispanoárabe, panegirista de Almanzor y uno de los primeros autores de moaxajas, tras Muqadam de Cabra e Ibn Abd Rabbihi.
Vivió durante el califato de Alhaken II y en 972, antes de los disturbios originados por la fitna o guerra civil, Ar-Ramadi se había asentado en la Marca Superior de Zaragoza gobernada por Yahya ibn Muhámmad ibn Háshim al-Tuyibí, del linaje árabe de los tuyibíes, donde difundió las modas líricas cordobesas. Fue conocido como panegirista de Almanzor y también de su rival, el chambelán (juğğāb) Al-Muṣḥafī. Se le atribuye una vida bohemia, pues a imitación de Abū Nuwās, se complacía en visitar tabernas e incluso conventos.
De familia humilde, aunque perteneciente a la tribu de Kindah, donde florecieron grandes poetas clásicos como Imrū-l-Qays o Al-Mutanabbī, fue muy célebre en el Al-Ándalus del Califato. Enraizado en la tradición de poesía árabe oriental, sus panegíricos dedicados a los tuyibíes de Saraqusta introducían un marco espacial hispano alejado de los estériles desiertos de la poesía beduina. Fue el primer poeta, según transmite Ibn Bassām, en adoptar algunas novedades en la poesía en dialectos andalusíes, como la rima interna en la jarcha de sus moaxajas. También cultivó la poesía modernista al estilo de Abū Nuwās, en poemas que conjugaban el género erótico (ġazal), el floral (waṣf) y el báquico (jamriyyāt). Ejemplo de su sensibilidad en la poesía descriptiva son estos versos que describen un jardín:
El mirto, la azucena, el jazmín lozano y el alhelí tienen gran mérito y con él se enseñorea el jardín.
Pero el mérito de la rosa es aún mayor.
¿Acaso es el mirto otra cosa que aroma que se extingue arrojado al fuego?
La rosa, aun marchita, deja en el agua perfume que perdura tras de ella.
El mal de la azucena es muy común: tras un instante baja a la tumba.
El jazmín es humilde en sus orígenes, pero su aroma es solemne y orgulloso.
El carácter del alhelí está trastornado, es como un ladrón, se despierta tras la oración de la noche.
La rosa es la señora de los jardines, aunque es sierva de la rosa de las mejillas.
Muḥammad ibn Hānī ibn Saˁdūn (c. Sevilla, 927 - 972) fue un poeta andalusí, posteriormente panegirista oficial del califa fatimí Almuˁizz, conquistador de Egipto y fundador de El Cairo.
Biografía[editar]
Nació en Sevilla en el 927. Su formación fue dirigida por su padre, y tuvo como maestro a Ibn Masarrah. Más tarde estudió Filología y Filosofía en la ciudad hispalense, en la renombrada Casa de la Ciencia (dār al-ˁilm). Predicó el chiismo (rama del Islam perseguida en ese tiempo por los omeyas en Al-Ándalus) en la cora de Elvira (actual provincia de Granada).
Destacó como lírico en el Califato de Córdoba por el atrevimiento de su poesía, pues practicaba sobre todo el género del autoelogio o jactancia (fajr), enorgulleciéndose de su homosexualidad y su adscripción a la rama chií, lo que le valió la animadversión de los alfaquíes (o jurisperitos de la Ley Islámica) sevillanos.
Además de ser conocido por su osadía, su poesía contiene una gran calidad intrínseca, pues conjugó las corrientes clásicas de la tradición beduina (siguiendo fundamentalmente a Al-Mutanabbī, de quien heredó una dicción trascendente, de gran brillantez léxica y arraigada en la tradición) con las modernistas de Abū Tammām, Ibn Al-Rūmī y Al-Buḥturī, quienes influyeron decisivamente en su estilo.
Debido a que los califas omeyas de Al-Ándalus temían al poderoso califato chií fatimí de Ifrīqiyāh (que ocupó todo el norte de África con la reciente conquista de Egipto, a cuya cabeza fundaron El Cairo como capital), consideraban el chiismo como una gran amenaza, y los chiíes andalusíes, entre ellos Ibn Saˁdūn, tuvieron que partir al exilio.
Sin embargo, su carrera como poeta fue recompensada, pues sus versos gozaron del aprecio del califa fatimí Ma'ad al-Muizz Li-Dinillah, que lo nombró su poeta oficial. Allí cultivó el panegírico de exaltación de Almuˁizz y la sátira despiadada dirigida tanto contra los omeyas andalusíes como contra los abasíes de Oriente Medio.
Menahem ben Saruq, poeta hebreo que nació en Tortosa (por entonces Turtusha) en fecha indeterminada entre el año 910 y el 920. No se sabe nada sobre su educación, posiblemente fuera autodidacta. En el año 959 aparece en Córdoba, al servicio de la familia ben Saprut. Su primer protector, seguramente en Jaén, será Yishaq ibn Ezrá ibn Shaprut, padre de Hasdai ibn Shaprut, famoso mecenas. Menahem hará de secretario y de poeta de la familia.
A la muerte de Yishaq, Menahem continúa con su función bajo su hijo, ya en Córdoba, escribiendo numerosas cartas de carácter diplomático, las cuales envía Hasdai a los notables de su tiempo; entre ellas destaca la enviada en el año 954 a José, rey de los Jázaros, o las enviadas a la emperatriz Elena Lecapena de Bizancio.[cita requerida]
Menahem escribe el Mahberet, diccionario de raíces hebreas, el cual es duramente criticado por Dunas ben Labrat; estas y otras circunstancias le hacen perder el favor de su protector Hasdai ibn Shaprut.
Comienza posteriormente una etapa dura para Menahem ben Saruq, el cual es golpeado en presencia del Hasdai viendo luego cómo su casa es destruida un día de fiesta solemne. Menahem cree ser tratado injustamente por Hasdai, al cual escribe una sentida carta, pero no parece surtir ningún efecto. Parece que no volvió a recuperar su puesto no sabiéndose nada sobre su vida posterior y fecha de su muerte.
El estilo de Menahem como poeta no representa grandes novedades, en lo referente a la forma, respecto a la poesía litúrgica anterior, aunque la lengua utilizada es sobre todo la bíblica. Tampoco se aprecian influencias de la literatura árabe del entorno. Se está en los inicios del renacimiento del hebreo clásico, así como de la poesía secular.
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