miércoles, 2 de junio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XII - LITERATURA

Al-Acma al-Tutili o Abu l-Abbas Ahmad ibn Abd Allah ibn Hurayra al-Absi al-Acma al-Tutili (muerto en 1126) fue un poeta andalusí.

Al-A'ma' quiere decir 'el ciego' y 'Tutili' significa 'de Tudela', (Navarra). Al-Tutili nació en Tudela, pero creció en Sevilla y también vivió en Murcia. Murió a una edad joven y fue uno de los poetas y escritor de canciones (moaxaja y zéjel) más conocidos del período almorávide (1091-1145). Compitió con Avempace con composiciones ingeniosas en la corte de Ibn Tifilwit, el gobernador almorávide de Zaragoza. Escribió panegíricos dedicados tanto a los almorávides1​ como a los Banu Qasi de Alpuente (Al-Sahla)2​ alcanzando la fama con sus poemas de temática amorosa. Especialmente conocida es la elegía que escribió a la muerte de su esposa, a quien invoca con el nombre de Amina.





Al-Yazzar as-Saraqusti (en árabe الـجـزار الـسـرقـسـطـي; transl.: Abū Bakr Yaḥya al-Ğazzār as-Saraqusṭī; c. 1060 - 1120?) fue un poeta hispanoárabe, activo en Zaragoza entre 1085 y 1110. Gozó de la protección de los reyes taifas Al-Mutamán y Al-Musta'in II. Cultivó el panegírico áulico y la poesía satírico-burlesca. Compuso moaxajas y jarchas en dialecto romance andalusí. Según la antología de poesía andalusí Kitāb rāyāt al-mubarrizīn wa-gāyāt al-mumayyizīn ('El libro de las banderas de los campeones') de Ibn Said al-Maghribi, es el autor más representativo de la taifa de Zaragoza.

Siguió el modelo del célebre poeta neoclásico Abu Tammam, quien abundó en figuras retóricas. Destacó en la composición de panegíricos, como el que dirigió al eslavo Zuhayr, arquitecto de la Aljafería, por el que Al-Yazzar es conocido como «el poeta de la Aljafería». Algunos versos de este poema son:

Bástete como honra y motivo de orgullo que fueras considerado capaz para construir la Aljafería,
alcázar en el que fijó el gozo su campamento y que ofusca la vista con su brillo deslumbrante.
Nuestros pies huellan en su suelo seda cruda en lugar de ladrillos cocidos y polvo.
Vemos (allí) las alfombras en forma alineada, recamadas por el centro y los lados.
De blanco sobre rojo, se asemejan a la jactancia de los extraviados y al rubor de la doncella.
Suelo cuya belleza de brocado fino se extiende resplandeciente, como un vergel ameno.
Trad. de Salvador Barberá Fraguas, apud Andú Resano, op. cit., 2007.

Al-Yazzar as-Saraqusti, conocido por su oficio y apelativo de «Yazzar», es decir, 'El Carnicero'. Es uno de los ejemplos máximos de ascenso social de la sociedad andalusí, pues llegó a poeta aúlico y secretario-visir con Al-Mutamán y Al-Musta'in II.

Pese a la humildad de su oficio (si bien entre los árabes el gremio de los carniceros gozaba de cierto prestigio), pronto frecuentó los círculos aristocráticos de la capital de la Marca Superior. Se relacionó con Ibn Baqi, exgobernador de Medinaceli, y sus allegados que se trasladaron a Saraqusta donde celebraron reuniones literarias tras perder el poder en esa ciudad.

Dedicó su poesía laudatoria a la exaltación del linaje árabe de los Banu Hud, reyes de Saraqusta, y satirizando a sus detractores, pero destaca sobre todo en el género burlesco como autor de conocidos epigramas, como aquel en el que, quejándose a Ibn Hasday, gran visir de estos dos reyes de Zaragoza, de la poca recompensa que obtenía por sus poemas, exalta su bajo oficio de carnicero describiéndolo como una parodia del estilo de la poesía bélica y heroica:

¡Cuánto perro y cuánto gato dio noticias de nuestras hazañas!, ¡nosotros,

que hemos alcanzado el corazón de la gloria! (...)
Hemos atacado a las hordas caprinas
hasta el punto de infundir en ellas pánico, terror,
y no rehuimos jamás aquellas razas taurinas

hasta haber conseguido mezclar sus babas con la roja sangre...

Son también notables sus diez moaxajas, casi todas de tono lírico y tema amoroso, dos de las cuales incluyen jarchas o estrofa final escrita en romance andalusí, que era la lengua derivada del latín coloquial hablada por los árabes para comunicarse con cristianos, que suponía un dialecto románico que ha sido impropiamente bautizado como mozárabe, y que acabaron incorporando a su poesía con las innovaciones de la lírica hispanoárabe del siglo XI. He aquí sendas jarchas de Al-Yazzar as-Saraqusti:

Qued amey fillol alieno ed él a' mib,
quered-lo de mib vetar su arraqib

¡Porque amé a un muchacho ajeno y él a mí
me lo quiere esconder su cuidador!
Mámma, ést' al-gulám
la búd kullu liyya
halál au harám

Madre, este mocito
ha de ser todo mío
por las malas o por las buenas.


Al-Yazzar as-Saraqusti es conocido como «El poeta de la Aljafería» por los versos que describen este palacio en un panegírico que ensalza al eslavo Zuhayr, su arquitecto.




Ibn Yubair o Yabar (1 de septiembre de 1145 - 29 de noviembre de 1217; en árabe ابن جبير), también conocido como Ibn Jubair, Ibn Jobair y Ibn Djubayr, fue un geógrafo, viajero, literato y poeta de al-Ándalus.

Biografía[editar]

Nació en Valencia (quizás JátivaValencia), entonces capital de una taifa andalusí, hijo de un funcionario público. Estudió en Játiva, para trasladarse después a Granada, donde según el estilo de la época estudia el Corán, los hadicesderecho y literatura, y más tarde se convirtió en secretario de cancillería del gobernadores almohade de esa ciudad, Abu Said ‘Utman b. ‘Abd al-Munim, hijo del califa almohade de Al-Ándalus. Durante esta estancia compuso muchos poemas, pero en 1182 tomó la decisión de llevar a cabo su deber de la peregrinación a La Meca con el fin de expiar un pecado, supuestamente obligado por el gobernador almohade de Valencia o como resultado de una crisis religiosa interior.

Viajes[editar]

Mapa de la primera travesía de Ibn Yubair desde Ceuta hasta La Meca.

El viaje por mar desde Ceuta a Alejandría[editar]

Ibn Yubair salió de Granada y cruzó el Estrecho de Gibraltar hacia Ceuta. Abordó en Ceuta un barco genovés el 24 de febrero de 1183 y zarpó hacia Alejandría. Su viaje por mar lo llevó más allá de las Islas Baleares y, a continuación, a través de la costa occidental de Cerdeña. Entre Cerdeña y Sicilia el buque se encontró con una fuerte tormenta, sobre la que tanto los italianos como los musulmanes a bordo que tenían experiencia de la mar dijeron «estar de acuerdo en que nunca en sus vidas habían visto tal tempestad». Después de la tormenta el buque pasó por SiciliaCreta y luego viró hacia el sur y cruzó a lo largo de la costa del norte de África, llegando a Alejandría el 26 de marzo.

Egipto[editar]

Todas las descripciones de los lugares que visitó en Egipto están llena de elogios para el nuevo gobernante sunitaSaladino. Por ejemplo, dice de él que: «No hay congregación ordinaria o mezquita, ni mausoleo construido sobre una tumba, ni hospital, ni universidad teológica donde la abundancia del Sultán no se extienda a todos los que buscan vivienda o viven en ellos». Señala asimismo que cuando las inundaciones del Nilo no son suficientes, Saladino reduce el impuesto sobre la tierra de los agricultores, o que «tanta es la justicia y seguridad que ha traído a sus rutas que los hombres en sus tierras pueden dedicarse a sus asuntos por la noche y no temer a la oscuridad». Ibn Yubair, por otro lado, no menciona a los cristianos coptos, que formaban la gran mayoría de la población egipcia de la época, y denigra frecuentemente a la anterior dinastía chiita, los fatimíes.

Alejandría[editar]

A su llegada a Alejandría Ibn Yubair mostró su molestia con los funcionarios de aduanas que insistían en la recaudación del zakat de los peregrinos, independientemente de si estaban obligados a pagar o no. En la ciudad visitó el Faro de Alejandría, que en ese momento estaba todavía en pie, y se sorprendió por su tamaño y esplendor. También le impresionaron la libertad de los colegios, albergues para estudiantes extranjeros, los baños y los hospitales de la ciudad, pagados por las fundaciones religiosas y los impuestos sobre los dhimmis judíos y cristianos de la ciudad. Ibn Yubair mencionó que había entre 8.000 y 12.000 mezquitas en Alejandría, que dejó después de una estancia de ocho días para dirigirse a El Cairo.

El Cairo[editar]

Después de un viaje de tres días Ibn Yubair llegó a El Cairo. En la ciudad visitó el cementerio de al-Qarafah, que contenía las tumbas de muchos personajes importantes en la historia del Islam, como Huseinmártir chiita, y señaló que los esclavos cristianos extranjeros estaban ampliando los muros de la ciudadela con el objeto de rodear toda la ciudad. Otra de las obras en construcción que vio fue un puente sobre el Nilo, que sería lo suficientemente elevado como para no ser sumergido por la inundación anual del río. Describió asimismo un espacioso hospital gratuito que se dividía en tres secciones: para hombres, mujeres y enfermos mentales. Vio las pirámides, sin explicarse para qué se habían construido, así como la Esfinge, a la que los locales llaman "Padre de los terrores".

«las antiguas pirámides, construcciones maravillosas, espectáculo extraordinario, son de forma cuadrada, como si fuesen varias tiendas plantadas, alzándose en el aire del cielo y llenan en altura el espacio aéreo. La anchura de una de ellas, desde una de sus esquinas a la otra, es de 366 pasos. Han sido levantadas con enormes piedras talladas, ensambladas de forma impresionante en insólita cohesión (...). Si las gentes de la tierra deseasen demoler su construcción les sería imposible (...) nadie sabe lo que son, salvo Dios, poderoso y grande.»

Otros viajes[editar]

Ibn Yubair ascendió después el Nilo hasta Asuán y cruzó el mar Rojo hacia Jedda y de ahí a Medina y La Meca, donde residió ocho meses. Más tarde se dirigió al norte hacia JerusalénDamascoMosulBagdad y Acre, volviendo en 1185 a través de Sicilia, de nuevo a bordo de un barco genovés. Su travesía no estuvo falta de peripecias, incluido un naufragio, y Yubair legó una detallada y muy gráfica descripción de los lugares que visitó durante sus viajes en su libro Los viajes (Rihla). A diferencia de sus contemporáneos, Yubair no escribe simplemente una mera recopilación de topónimos y descripciones de monumentos, sino que muestra un análisis en profundidad por medio de la observación de detalles geográficos, así como culturales, religiosos y políticos. Especialmente interesantes son sus notas acerca de la disminución de la fe de sus compañeros musulmanes en Palermo después de la reciente conquista normanda, y lo que percibió como la influencia musulmana sobre las costumbres de Guillermo II, rey de Sicilia1

Importancia[editar]

La relevancia de Ibn Yubair como viajero se debe principalmente a que su libro Viajes es una de las fuentes más importantes con que se cuenta para saber cómo se encontraba el mundo mediterráneo en general, los países bajo dominio islámico, la Sicilia normanda, la navegación contemporánea y las relaciones entre musulmanes y cristianos en el siglo XII. Yubair es el creador de todo un género en la literatura árabe: la rihla o relación de viaje, que luego se continúa y reproduce sistemáticamente. Entre sus imitadores destaca el famoso viajero de Tánger Ibn Batuta, que se inspiró e incluso reprodujo párrafos exactos del relato del viajero valenciano.

Una cita famosa de Yubair es la famosa descripción de los musulmanes que viven en el Reino de Jerusalén tras la cruzada cristiana:[cita requerida]

«Hemos dejado Tibnin por una carretera pasando granjas donde viven los musulmanes, que prosperan bajo el dominio cruzado, que Alá nos preserve de tal tentación... Los musulmanes son propietarios de sus casas y se administran a su modo. Ésta es la forma en que las grandes granjas y aldeas están organizadas en territorio franco (cruzado). Muchos musulmanes están muy tentados a establecerse aquí cuando ven las terribles condiciones en que sus hermanos viven en los distritos bajo el mandato musulmán. Por desgracia para los musulmanes, tienen siempre motivos para quejarse sobre las injusticias de sus jefes en las tierras regidas por sus correligionarios, mientras que no pueden tener más que elogios para el comportamiento de los cruzados, en cuya justicia siempre pueden confiar.»

Yubair viajó hacia el Levante dos veces más (1189-1191 y 1217), pero no dejó constancia escrita de tales viajes, y murió en Egipto, donde parece que se dedicó a la enseñanza, durante el segundo de estos viajes.





Zaynab al-Mariyya fue una adība (o mujer de letras) y poeta andalusí, probablemente nacida en Almería (AndalucíaEspaña) en fecha indeterminada, entre los siglos XI y XIII.

Biografía[editar]

Es una de las poetisas andalusíes de la que menos datos se dispone. Su gentilicio hace suponer que nació en Almería, y la inexistencia de un linaje conocido podría dar a entender que fue esclava.

La menciona Ibn 'Abd al-Malik al-Marrâkusî, de modo que debió vivir antes del siglo XIII, posiblemente durante el siglo XII o el XI, dado que fue este el siglo de mayor esplendor económico y cultural de la Taifa de Almería, bajo el mandato de Almotacín.

Obra[editar]

Solo se conserva de su mano un poema de corte amoroso:

Tú que cabalgas en pos de tu deseo,

detente y te dirá lo que padezco.
Los hombres no disputan sobre el amor que sienten,
mas mi pasión por ellos sobrepasa la suya.
Me basta ver alegre a mi amado
y por su amor y su alegría

me afanaré hasta el fin de los tiempos. 

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