viernes, 4 de junio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XII - LITERATURA

La Historia compostelana es una crónica del siglo XII, redactada aproximadamente entre 1107 y 1149, escrita en latín que recoge las empresas de Diego Gelmírezarzobispo de Santiago de Compostela desde 1120. La obra fue publicada por primera vez en 1765 por Enrique Flórez integrada en su monumental España sagrada.

La crónica está compuesta por dieciocho manuscritos organizados en tres libros y fue emprendida por iniciativa del propio Diego Gelmírez como un registro de la iglesia de Santiago de Compostela, cuyo fin es exaltar la vida y obras del obispo y luego arzobispo de la sede compostelana entre 1100 y 1140 para fundamentar los derechos y dominios de la archidiócesis.

Sin embargo la obra contiene una crónica del reino de León que comprende los reinados de Alfonso VIUrraca y Alfonso VII e incluye transcripciones de documentos pertinentes a los hechos que narra, lo que la convierte en un documento historiográfico de primer orden para abordar el estudio de la primera mitad del siglo XII.

Título[editar]

Los autores de la obra se refirieron a ella, tanto en los prólogos de los libros I y III como en el texto del II, como registrum. Sin embargo, es conocida como Historia compostelana desde su primera publicación de 1765 en el tomo XX de la España sagrada de Enrique Flórez, que le dio el título de Historia Compostellana siue de rebus gestis D. Didaci Gelmírez, primi Compostellani Archiepiscopi, es decir Historia Compostelana o hechos de D. Diego Gelmírez, primer arzobispo de Santiago.1

Autoría[editar]

La redacción de la Historia Compostelana (HC) se prolongó durante unas cuatro décadas, aproximadamente entre y 1107 y 1149, y en ese periodo los especialistas han identificado a entre tres y siete autores del texto. Algunos nombres se consideran prácticamente seguros y sobre otros existen discrepancias. Sobre Nuño Alfonso, tesorero de la iglesia de Santiago; el arcediano Hugo; y el canónigo Giraldo, existe un consenso general y ya fueron identificados como autores tanto por Enrique Flórez como, antes que él en 1696, por Nicolás Antonio.2

Nuño o Munio Alfonso, en latín Munio Adefonsiades o Munio Mindoniensis —de Mondoñedo— como se refiere a él Nicolás Antonio, ya era probablemente canónigo en Santiago antes de la elección de Diego Gelmírez como obispo en 1100, y sin duda gozaba de la confianza de este, que le llegó a encargar tres viajes a Roma en misiones para el obispado, entre ellos acompañarlo en 1104 para solicitar el palio. Fue elegido obispo de Mondoñedo en 1112 y la última noticia que se tiene de él data de 1134. Es el autor del núcleo original de la obra, los capítulos del 4 al 45 del libro I, y es objeto de debate si los tres primeros capítulos introductorios fueron redactados por él o por Giraldo.3

Hugo primero fue capellán y después canónigo y arcediano de la iglesia de Santiago. También gozaba de la confianza de Gelmírez y fue consagrado obispo de Oporto en 1112. Es el autor de HC I 15 y Nicolás Antonio conjeturó a partir de su nombre un origen francés, aunque del capítulo que escribió solo puede intentar deducirse una procedencia ajena a Galicia debido a su aparente falta de familiaridad con la toponimia local.4

El maestro Giraldo o Gerardo, en latín Giraldus o Girardus, era muy probablemente de origen francés e incluso hace una alusión concreta que sugiere que procedía de Beauvais. Tiene además la más alta estima a la abadía de Cluny y una visión crítica sobre la población local. Como los otros autores, formaba parte del círculo de confianza de Gelmírez y viajó a Roma en 1118 para solicitar la concesión de la sede arzobispal para Santiago, que obtuvo finalmente en 1120. Giraldo continuó la redacción después de la elección de Nuño Alfonso como obispo y probablemente fue él quien incorporó a la obra el capítulo escrito por Hugo. Además de la posible atribución de los tres primeros capítulos del libro I, escribió este libro y todo o casi todo el segundo, ya que existe división de opiniones entre los especialistas sobre si también es el responsable del final del libro II y de gran parte del III.5

Existe también sin lugar a dudas un cuarto autor, un capellán llamado Pedro, como relata él mismo en HC I 27, aunque los especialistas difieren al asignarle una identidad concreta entre los posibles candidatos con ese nombre.6​ Debido al hecho de que bastantes detalles, entre ellos consideraciones estilísticas, hacen pensar que no fue Giraldo el cronista que culminó la obra, se han propuesto diferentes posibilidades alternativas, como el magister Rainerio, un clérigo de Pistoya, y otro canónigo, Pedro Marcio, que habría terminado la redacción a finales de la década de 1140, después del fallecimiento de Gelmírez. Además, dispersos a lo largo del texto parecen poder detectarse aportaciones de otros autores anónimos.7

Datación[editar]

La datación de la Historia Compostelana y de su proceso de su composición depende, además de las evidencias internas del texto, de las teorías que se acepten sobre la identidad de sus autores. Para el inicio de la redacción de la obra el año más antiguo en consideración es 1107, porque el 14 de mayo aparece Nuño Alfonso como tesorero de la iglesia. Su aportación cesó después de ser elegido obispo de Mondoñedo y, entre ambos límites se ha intentado precisar la escritura de esta sección inicial entre los años 1109 y 1113. Fechas similares (entre 1107 y 1112) se proponen para el capítulo redactado por Hugo (HC I 15), que fue consagrado obispo a la vez que Nuño. En cuanto al texto correspondiente sin dudas a Giraldo, se debe fechar después de 1120, porque Gelmírez ya aparece como obispo de Compostela y antes de 1126, año de fallecimiento de la reina Urraca, de la que se habla como todavía viva. Otros indicios precisan la fecha entre 1121 y 1124.8

ESPAÑA SAGRADA
THEATRO GEOGRAPHICO-HISTORICO
DE LA IGLESIA DE ESPAÑA
TOMO XX.
HISTORIA COMPOSTELANA
Dala a luz el M.R.P. Mro. Fr. Henrique Florez.

En cuanto al final de la obra, sea el autor Giraldo o Pedro Marcio, algunas partes están escritas con seguridad después de la muerte de Honorio II en 1130. El último capítulo habla de la invitación del papa Inocencio II para que Gelmírez asistiera al concilio de Letrán de 1139 por lo que tuvo que ser escrito después de ese año; de la misma forma que los capítulos HC III 45-36, en los que Gelmírez es tratado como ya fallecido, han de ser posteriores a 1140. Es posible que el final de la obra se escribiera durante el obispado de Pedro Elías (1143-1149).910

La obra nos ha sido transmitida por varios manuscritos, siendo los más importantes aquellos que se encuentran en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca y en el Archivo de la Catedral de Santiago.














La llamada Historia silense o Crónica silense, más propiamente Historia legionense (Historia legionensis), es una biografía inconclusa de Alfonso VI de León escrita en latín en el primer tercio del siglo XII en la que se encuentran sobre todo los antecedentes del monarca con una concepción goticista de la historia, esto es, la idea de continuidad política en los reinos cristianos con una patria visigótica perdida tras la invasión musulmana.1

Huic [Adefonsus] vero in regnum Yspanorum ampliando, in barbaros exercendisque bellis quanta animositas fuerit, provincias ab eorum sacrilegis manibus retractas et in Christi fidem conversas singilatim enumerando, [...] profabor. 'Diré cuánta decisión hubo [en Alfonso] para acrecentar el reino de España y luchar contra los bárbaros, enumerando cada una de las provincias arrancadas de sus sacrílegas manos y devueltas a la fe de Cristo'.
Historia legionense2

En palabras de Georges Martin, que aduce este pasaje para ejemplificar la idea:3

En su momento —bajo el reinado, aludido al principio de la obra, del primer emperador hispano, Alfonso VI—, estas provinciae serán, en la Historia legionensis, las que conformarán el regnum Yspanorum, legado de los Yspani o Yspanici reges, tanto visigodos como postvisigóticos —o mejor dicho [...] neovisigóticos—, constitutivo de la patria que los reyes cristianos posteriores al cataclismo islámico tienen por misión recuperar. El sistema toponímico formado por Hispania y sus provinciae conlleva pues una definición territorial y unitaria de la pretensión imperial de Alfonso VI.

El relato biográfico de Alfonso VI queda interrumpido justo en el momento de su acceso al trono de León y Castilla, tras dos extensas digresiones genealógicas que explican su ascendencia paterna de reyes de Pamplona y condes de Castilla, y materna de reyes asturianos.4​ Entre sus materiales se inserta una versión completa de la Crónica de Sampiro.5

Se ha transmitido en único códice, de la segunda mitad del siglo XV, en los folios 1-59 del manuscrito 1181 (MSS/1181) de la Biblioteca Nacional de España. Aunque existen otras copias, una de hacia 1490, todas dependen del mss. 1181.

Anunciación de los pastores, fresco del siglo XII del panteón de la colegiata de San Isidoro de León, donde pudo escribirse la Historia legionense.

Autoría, datación, localización y caracterización[editar]

Georges Martin propuso (2012) que su autor fue Ordoño Sisnándiz.4​ Otros autores aducidos han sido Alón el GramáticoPedro de LeónPelayo de Oviedo o Pelayo Tedóniz.7

Comienzo de la Crónica de Alfonso III en su versión rotense. Códice de Roda, hacia 990, folio 178 recto. Es una de las fuentes de la Historia legionense.

Durante mucho tiempo se creyó que la crónica había sido escrita por un monje del monasterio de Santo Domingo de Silos (a unos 60 km al sur de la ciudad de Burgos), de ahí la denominación de «silense». En las primeras décadas del siglo XX algunos estudiosos sugirieron conexiones entre el supuesto monje silense y la colegiata de San Isidoro de León8​ o el monasterio de Sahagún.9​ En cualquier caso la inacabada biografía de Alfonso VI está redactada desde un ámbito leonés, y no silense, por lo que es más adecuada la denominación de Historia legionensis.

La crónica fue compuesta entre la muerte de Alfonso VI (1109) y los primeros años del reinado de Alfonso VII antes de su coronación como emperador en 1135, y en el reino de León, posiblemente en el entorno regio de la colegiata de San Isidoro, que aparece destacadamente en la crónica. A esta localización contribuye el tono de profesor de escuela catedralicia o monástica con que está escrita. La vinculación con Sahagún se explicaría no porque haya sido compuesta allí, sino porque de ese centro provienen las fuentes utilizadas por el autor, culto, a juzgar por la influencia de OvidioEginardo y, sobre todo, de Salustio.

El texto es una crónica biográfica de Alfonso VI que desprende una ideología neogoticista con un enfoque más religioso que político. Pero el asunto principal es la descripción de las cualidades de Alfonso VI, si bien su biografía quedó interrumpida justo en el momento en que su personaje comienza a reinar, inmediatamente después de relatar su acceso al trono. En los propósitos expresados por el autor también hay una reflexión sobre el papel de la historiografía, aunque en rudimento; por ciertas digresiones moralizantes sobre el comportamiento de los reyes, la obra puede adscribirse, en cierto sentido, al género del espejo de príncipes, pero destinado a un receptor general y no a un gobernante concreto.

Fuentes[editar]

El autor de esta crónica inacabada de Alfonso VI maneja sus fuentes de un modo no mecánico, sino adaptando su contenido a sus propios propósitos, y modificando la literalidad de los textos de donde parte. Fundamentalmente estos son crónicas latinas, aunque se hallan ecos de fuentes hagiográficas en la narración del milagro de Coímbra y el traslado de San Isidoro. También se sirvió de la historia oral.

Para la historia de los reyes visigodos se valió de la Historia de los reyes de los godos, vándalos y suevos de Isidoro de Sevilla y de la Historia de Wamba de Julián de Toledo; para los reyes asturleoneses (el linaje materno) utiliza la Crónica de Alfonso III y la Crónica de Sampiro; para los reyes de Pamplona (la genealogía paterna), los Acta translationis Sancti Isidori y otras fuentes escritas (quizá anales), además de la historia oral.10​ En cuanto al estilo se han señalado concomitancias con Eginardo y Salustio, y más lejanamente procedencias de Ovidio.






Las Homilías de Orgaña (u Orgañá; en catalánHomilies d'Organyà) es uno de los documentos de carácter literario, y que va más allá del fragmento, más antiguos que se conocen escritos en lengua catalana, por la antigüedad de su lenguaje entre el latín vulgar y la lengua romance del catalán. Hay otros textos más antiguos en catalán, como el fragmento de la traducción del Forum iudicum (de mediados del siglo XII),1​ el juramento feudal de 1098, los Greuges de Guitard Isarn (Agravios de Guitard Isarn) de 1080-1091, también procedentes de Orgaña y mucho más breves,2​ o el juramento de Radulf Oriol, redactado entre 1128 y 1147, así como glosas con términos catalanes, sin ligazón sintáctica, en documentos en latín datables hacia el 1134.

Fue descubierto en la rectoría de la iglesia de Santa María de Orgaña (Alto Urgel) en 1904 por el Dr. Joaquim Miret i Sans, historiador y jurista. Está datado a finales del siglo XII3​ y lo forman seis sermones en los que se comentan varios evangelios y epístolas.

El original se conserva en la Biblioteca de Cataluña mientras que en Orgaña se expone una reproducción.

Fragmento del manuscrito de las Homilías de Orgañá.

Procedencia[editar]

Las Homilías encontradas en Orgaña están relacionadas con otras que fueron encontradas en Tortosa a finales del siglo XIX por Antoine Thomas. Ambas tienen una homilía común: la del Miércoles de Ceniza, por lo que se las ha relacionado con colecciones de homilías de origen provenzal, que eran de uso frecuente en la época. Mientras que las de Tortosa copian el texto provenzal y tienen un tono más popular, las homilías de Orgaña son traducciones al romance catalán y son de carácter más culto.3

Nivel de evolución de la lengua[editar]

Las Homilías destacan por su nivel arcaico de la evolución del catalán utilizado en ellas, como plader (complacer), pad (paz), crod (cruz), fed (haced), etc., así como retención de la s final en la primera persona del plural de verbos como soms (somos, en catalán moderno som) o vulams (queramos, en catalán moderno vulguem, o en el actual catalán tortosino volem). Las interferencias de la lengua provenzal se manifiestan en arcaísmos gráficos, fonéticos y morfológicos. Ello es debido a las estrechas relaciones políticas, económicas y culturales que unían los territorios occitanos con los condados catalanes.


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