SIGLO XII - LITERATURA
Auto de los Reyes Magos, también conocido como Adoración de los reyes magos, es una primitiva pieza dramática toledana, escrita probablemente en el siglo XIII según se deduce de la letra. Se encontró en un códice en la biblioteca del Cabildo catedralicio de Toledo, por el canónigo don Felipe Fernández Vallejo, y actualmente se conserva en la Biblioteca Nacional de España. El título se lo dio en 1900 el filólogo Ramón Menéndez Pidal. Se considera la primera obra teatral castellana y española.
El texto[editar]
Se conservan 147 versos aproximadamente de diversa métrica (polimétricos) que constituyen un texto incompleto. La asignación de los parlamentos a cada uno de los reyes es problemática pues el texto está escrito en un continuo como si fuera un texto en prosa, sin separación gráfica. Solo unas marcas sobre el texto dividen los parlamentos. En el mismo códice se encuentran comentarios sobre textos bíblicos y en dos folios se copia la representación.
La historia[editar]
La adoración de los Reyes aparece ya en el Evangelio de San Mateo aunque ahí se habla solo de sabios sin referencia al número ni a sus nombres. Estos magos mutan en reyes en Tertuliano (160-245) y Prudencio para generalizarse en el S XI. Este auto no refiere el dato de ser reyes pues los define como steleros, aficionados al estudio de las estrellas. El hecho de que sean tres los reyes va asociado a que sean tres los dones y a las supuestas reliquias conservadas en Colonia. Por supuesto es importante también la asimilación a la Trinidad, muy frecuente en la literatura medieval. Los nombres de los reyes proceden del Evangelio Armenio de la Infancia y son frecuentes en otros textos españoles de la época. Uno de los aspectos más comentados es lo que se ha dado en llamar la duda de los reyes, así, el texto se relaciona con Evangelios de la Infancia apócrifos franceses donde aparece la ofrenda de regalos diversos para probar la divinidad del recién nacido.
"Si fuese rey de terra , el oro querási fure omne mortal, la mir[r]a tomará si rei celestial, estos dos dexará
tomará el encenso quel[e] pertenecerá"
La obra toma por tanto elementos de la tradición ampliamente divulgados junto con otros de difusión más reducida (la duda) y otros de plena originalidad como la disputa de los escribas.
Este teatro románico, relacionado con el Ordo stellae, está considerado como un drama litúrgico, que ampliaba al oficio sacro que representaban los clérigos, normalmente en este caso, en la catedral de Toledo en la época de la Navidad.
Argumento[editar]
El episodio escenificado describe a los 'reyes' Melchor, Gaspar, y Baltasar siguiendo la estrella en su viaje a Belén y su visita al rey Herodes. Pese a la inexistencia de acotación escénica de ninguna clase la representación se suele dividir en cinco escenas. La primera son tres monólogos simétricos en el que los steleros debaten sobre el hallazgo de una nueva estrella y su posible significado. La segunda escena presenta a los magos que deciden emplear los regalos para averiguar la verdadera naturaleza del infante. La escena tercera muestra a los magos visitando el palacio de Herodes que promete adorar también al niño. Después (escena IV) viene un monólogo de Herodes que teme el nacimiento del nuevo rey y hace llamar a sus sabios para que debatan sobre lo ocurrido. Finalmente Herodes debate con esos sabios y se interrumpe la obra en esta quinta escena.
La obra muestra el interés del autor por acercar la trama al momento de la escritura como muestran los oficios de los sabios (abades, podestades, scrivanos, gramatgos) cercanos a los que el público solía conocer. Igualmente la referencia a la falsedad de los judíos en boca de los rabinos es un recurso ideológico. La obra toma de la tradición medieval el uso libre del tiempo y el espacio que dificultaría su puesta en escena. Se ha pensado por ello en que la obra se representaba en un escenario con varios niveles en los que se iban colocando los actores.
Métrica y lengua[editar]
En la polimetría del texto predominan los alejandrinos, eneasílabos y heptasílabos. Encontramos rimas anómalas explicables por la evolución del idioma que comenzaba a diptongar ciertas vocales y que permite la neutralización de a/e y o/e. Estos rasgos hacen pensar en un autor proveniente de Francia entre los muchos clérigos de ese origen que estaban instalados en Toledo.2 También se ha señalado el intento del autor por escribir en una lengua general para "la heterogénea población toledana".
El Beato Corsini es uno de los llamados beatos, manuscritos iluminados con imágenes que contienen el comentario al Apocalipsis escrito originalmente por el Beato de Liébana. El beato Corsini fue copiado en la segunda mitad del siglo XII, tal vez en el Monasterio de San Benito de Sahagún. Se conserva en Roma, en la Biblioteca de la Accademia Nazionale dei Lincei y Corsiniana, con la referencia Cors. 369, 40.E.6.
Descripción e historia[editar]
Se trata de un beato atípico por su tamaño muy pequeño (163 X 93 mm), dimensiones más cercanas a las habituales de un libro de horas que de los demás beatos. Consta de 171 folios de pergamino de buena calidad, escritos a una sola columna de 37 a 40 líneas. La letra es carolina, pero en 14 folios 1 es visigótica. Esto pone interrogantes sobre el origen de este beato y sobre su unidad originaria. Además, la mayor parte de las miniaturas han sido mutiladas, lo que también dificulta su estudio. Solo se conservan 8 miniaturas ( 2). Las miniaturas también tienen dos estilos diferentes. Todo ello hace pensar si no se trataría originariamente de dos códices distintos.
El nombre de Beatus Corsini se debe a uno de sus antiguos propietarios, el cardenal Lorenzo Corsini, futuro papa Clemente XII. De la historia moderna del manuscrito no se sabe mucho. Parece que habría pertenecido al conde duque de Olivares. Parece que el siglo XVII pertenecía a Juan Lucas Cortés, que quizás la habría vendido al Cardenal Francesco Acquaviva cuando visitó Madrid en 1701. En 1738 este ejemplear de beato ya estaba en la biblioteca del cardenal Corsini.
Bibliografía[editar]
- Edición facsímil: Beato de la Biblioteca Corsiniana, http://www.siloe.es/es/facsimiles/beatos_de_liebana/beato_corsini/ Burgos: Siloé, arte y bibliofilia, 2010
- Historia de España de Menéndez Pidal: Tomos VI y VII
- SUMMA ARTIS: Tomos VIII y XXII
- L’Art Préroman Hispanique: ZODIAQUE
- Arte y Arquitectura española 500/1250: Joaquín Yarza
- A propósito del Códice 369 de la Biblioteca Corsiniana de Roma: J.J. Gómez Arcas
El Beato de San Pedro de Cardeña es un manuscrito iluminado altomedieval sobre pergamino, procedente del monasterio cisterciense de San Pedro de Cardeña (Burgos), románico de finales del siglo XII o principios del XIII, que contiene el Comentario al Apocalipsis del Beato de Liébana.
Se conserva en su mayor parte, 135 folios, en el Museo Arqueológico Nacional (MAN) de Madrid catalogado como 1962/73/2. Otros 15 folios están en el Metropolitan Museum de Nueva York, folio y medio pertenecen a la Colección Heredia-Spínola de Madrid y otro al Museo Diocesano de Gerona. Hay otros dos folios que se han perdido.
Está considerado como uno de los beatos más tardíos, perteneciente a la rama IIb del diagrama de beatos. Utiliza la letra carolina-gótica a dos columnas y sus miniaturas, que recuerdan al arte carolingio y bizantino, están coloreadas principalmente con verdes, rojos y azules y adornadas con pan de oro.
Para Joaquín Yarza Luaces, las miniaturas fueron realizadas por dos miniaturistas distintos, uno de ellos, probablemente por sus similitudes estilísticas e iconográficas, sea el mismo que realizó también el Beato de Mánchester.
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Autor | Beato de Liébana | |
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Fecha | 1175-1185 o principios del siglo XIII | |
Idioma | Latín | |
Ubicación | Museo Arqueológico Nacional en Madrid, en su mayor parte, Referencia: 1962/73/2 (MS. 2) | |
Beato de Cardeña |

Códices[editar]
La lista completa de los códices conservados es la siguiente:
- I.i.3, I.i.4, I.i.5, I.i.6, I.i.7, I.i.8 e I.ii.19 (que se hallan en la Biblioteca del Escorial).
- El rico códice que se encuentra en la Biblioteca de la Casa de Alba en el Palacio de Liria de Madrid, conocido como la Biblia de Alba.
- El códice 87 de la Biblioteca de la Real Academia de la Historia.
- El códice 10288 de la Biblioteca Nacional de España.
- El códice 52-XIII-1 de la Biblioteca de Ajuda (Portugal).
- El códice CXXIV/1-2 de la Biblioteca Pública de Évora (Portugal).
Hay que añadir a estos códices puramente bíblicos las versiones literales de muchos libros de la Biblia que se encuentran en la General estoria de Alfonso X el Sabio y que en su conjunto se han venido llamando Biblia alfonsina. La General estoria distribuye los libros bíblicos a lo largo de las partes en las que se divide:
- Parte I: Pentateuco
- Parte III: Cantar de los Cantares, Proverbios, Sabiduría, Eclesiastés, Libro de los Salmos, Isaías, Ezequiel, Joel, Oseas, Amós, Jonás, Tobías, Job, Crónicas 1 y Crónicas 2.
- Parte IV: Jeremías, Daniel, Abdías, Sofonías, Lamentaciones, Baruc, Habacuc, Judit, Esdrás, Nehemías, Hageo, Zacarías, Ester y Eclesiástico.
- Parte V: Macabeos 1, Macabeos 2
- Parte VI: Nuevo Testamento (esta parte apenas se comenzó).
Finalmente resultan de crucial importancia para la lengua y literatura españolas los numerosos fragmentos bíblicos que se encuentran en la Fazienda de Ultramar, un itinerario bíblico por Tierra Santa, que se conserva en un manuscrito del siglo XIII. La lengua de sus pasajes bíblicos se puede datar a finales del siglo XII y testimonia uno de los más antiguos ejemplos de literatura castellana en prosa:
E tú entra en el archa e todo to casado, ca te vi justo delante mí en esta generación. De todas bestias mundas metrás [...] .vii. e .vii., maslo e femna que biva sobre la tierra. A cabo de cuatro días yo faré plover .xl. días e .xl. noches e desfaré todo el estado que fiz [sobre] la faz de la tierra. Fizo Noé todo lo que el Criador le mandó. Cuando entró Noé en el archa avíe .dc. años. E fue el diluvio de las aguas, abriéronse todas las fontanas del abismo e fueron abiertas las finiestras de los cielos. E plovió sobre la tierra .xl. días e .xl. noches. (Génesis 7:1-12 en Fazienda, folio 37r-a)
Lo que resulta más peculiar de las traducciones realizadas en España es que la mayor parte de las Biblias romanceadas castellanas que se conservan se tradujeron a partir de la Biblia hebrea original y no de la versión latina de la Vulgata, que era el texto oficial de la Iglesia para la liturgia. Esta peculiaridad se debe sin duda a la presencia de una gran comunidad de judíos españoles hasta que fueron expulsados a finales del siglo XV, lo cual no quiere decir que estas Biblias fueran de uso propiamente judío, ya que los códices conservados son claramente todos ellos para destinatarios cristianos.
Traducciones del latín[editar]
Hay que destacar por su antigüedad el reciente descubrimiento de un pequeño fragmento de un Salterio del siglo XII-XIII en versión bilingüe castellano-latín. En cuanto a los códices completos la traducción más antigua que se conserva (dejando a un lado la citada Fazienda de Ultramar que traduce literalmente del hebreo) se encuentra en dos manuscritos, el I-j-6 de mediados del siglo XIII y el I-j-8 del siglo XV, que son complementarios y que en conjunto se han venido conociendo como la Biblia prealfonsina. Estos dos volúmenes reflejan una traducción del texto latino de casi todos los libros de la Vulgata, incluido el Nuevo Testamento, y que fue realizada seguramente en las décadas anteriores al reinado alfonsí. Esta Biblia romanceada prealfonsina refleja uno de los estadios más antiguos del castellano literario que se conservan (en el caso de I.i.6. ya que I.i.8 fue copiado en romance navarro-aragonés):
Fue vn ombre de Ramathaym Sophim dela Sierra de Effraym et ouo nombre Elchana fijo de Jeroboam fijo de Elyu fijo de Thau fijo de Suth Euffrateo et ouo dos mugeres ala vna dizien Anna et ala otra dizien Fenenna: Fenenna auie fijos et no los auie Anna. Et subie aqueill ombre de su cibdat por días connoscidos a adorar et a sacrifficar a Dios en Silo et estauan aillí dos fijos de Elyu, Offny et Finees, sacerdojos [de Dios]. Et vino el día que degoillaua Elchana pora sacrifficio et dio a Fenenna et a todos sus fijos et sus fijas partes, mas a Anna dio part con mano triste car amaua a Anna, et Dios cerrara las carreras del su concebimiento et apremiaua la su enuidiosa et despreciaua la por que era mannera. Et assi lo fazie cadaynno quando subien al templo de Dios et assí la fazie ensaynnar, mas eilla ploraua et non comie. Et dixol su marido Elchana: «Anna ¿por qué ploras et por qué non comes o por qué es tu coraçon quexado? ¿Non te valgo yo mas que no farien diez fijos?»Biblia romanceada prealfonsina en aragonés, Libro de Samuel, I, 1-8. Ms. I.i.8
La segunda traducción en orden cronológico (de hacia 1272-80) es conocida como la Biblia alfonsí porque está incluida en la General estoria de Alfonso X el Sabio. Se trata a veces de traducciones completas y literales de libros bíblicos y a veces de un resumen (o por el contrario de una ampliación) que parafrasea la totalidad de la Vulgata, ciñéndose solo a esta versión canónica latina. Algunas de sus correcciones muestran que tuvo en cuenta la versión de la Biblia prealfonsina, la cual parecía gozar de cierto prestigio.
Traducciones del hebreo[editar]
El resto de los códices presentan traducciones realizadas a partir del hebreo. Aunque las traducciones del hebreo reflejan una tradición antigua (como muestra la Fazienda) lo cierto es que la mayor parte de los códices que se han conservado fueron realizados en el siglo XV y fueron encargados a los traductores judíos por un grupo muy concreto de nobles y reyes castellanos.
El más importante de ellos quizá sea el códice escurialense I.i.3 , que supone una traducción completa del canon hebreo de la Biblia. Se conserva en un manuscrito de 530 folios del s. XV (el códice de Ajuda contiene otra copia de algunos de los libros) y está profusamente iluminado con 65 miniaturas. Refleja una traducción más antigua, seguramente del siglo XIV y está claramente realizada por un traductor judío para algún noble castellano. Además de los libros traducidos desde el hebreo contiene también una versión de los Macabeos a partir de la Vulgata.
Otros dos códices que se consideran complementarios (es decir, que cada uno contiene una parte diferente del Antiguo Testamento o del canon hebreo) son los escurialenses I.i.7 (de Génesis a Reyes) e I.i.5 (de Profetas Posteriores y Escritos), ambos del siglo XV y traducidos directamente del hebreo. El códice de Évora es también una copia del siglo XV de la misma traducción de I.i.5.
Otro códice del siglo XV es I.i.4, que contiene un Antiguo Testamento con todos los libros del canon hebreo traducidos directamente del hebreo (a excepción de los Salmos que están sorprendentemente traducidos del latín) y de los libros que no pertenecen al canon hebreo que evidentemente solo pueden estar traducidos de la Vulgata: Tobías, Judit, Sabiduría, Eclesiástico, Macabeos 1 y Macabeos 2. Algunos de los libros de este manuscrito presentan el mismo texto que los del códice de la Biblioteca Nacional o los de la Real Academia de la Historia y aún otros libros son iguales a los que encontramos en I.i.5.
El códice I.i.19 parece una copia de principios del siglo XV de una traducción de finales del siglo XIII o principios del siglo XIV. Contiene el Pentateuco, Josué, Jueces (idéntico este último al de I.i.7), Samuel 1-2 y Reyes 1-2 (que son copia idéntica a los de I.i.3).
El manuscrito 87 de la Real Academia de la Historia es también un códice del siglo XV y está copiado a dos columnas. En la columna de la izquierda se encuentra el texto en latín de la Vulgata, en la de la derecha el texto castellano de una traducción hecha directamente del hebreo. Contiene los libros siguientes: Isaías, Jeremías, Ezequiel, Daniel, Doce Profetas, y Macabeos 1-2 (estos últimos traducidos del latín). El texto está compuesto por dos versiones muy diferentes: desde Isaías hasta Ezequiel 14:7 la traducción no se encuentra en ningún otro códice (aunque tiene una relación directa con la traducción de Moisés Arragel de la Biblia de Alba). Desde Ezequiel 14:8 hasta el final de los Doce Profetas, presenta la misma versión que el códice 10288 de la Biblioteca Nacional de Madrid, en el caso de Daniel coincide, no sólo con BNM 10288 sino también con I.i.4. Los dos libros de los Macabeos son los mismos que los encontrados en I.i.4.
Los dos últimos códices de los que tenemos noticia demuestran con claridad que la Biblia fue traducida en España sobre todo por judíos pero que su destino no eran las comunidades hebreas sino los nobles castellanos que en el siglo XV encargaron toda suerte de traducciones. Es el caso de la Biblia 10288 de la Biblioteca Nacional, perteneciente al Marqués de Santillana (seguramente encargada y realizada para él). Esta Biblia contiene la segunda parte del canon hebreo traducido del hebreo (Isaías, Jeremías, Ezequiel, Doce Profetas, Crónicas 1 y 2, Salmos, Lamentaciones, Proverbios, Cantar de los cantares, Eclesiastés y Daniel) y los libros de Sabiduría y Eclesiástico traducidos del latín.
El otro ejemplo que documenta la traducción de la Biblia por judíos para cristianos es el códice de la llamada Biblia de Alba, encargado por Don Luis de Guzmán, Maestre de la Orden de Calatrava, al rabino Mosés Arragel de Guadalajara y que fue finalizada entre los años 1422-1431. Esta última traducción se realizó acompañada por una extensísima glosa realizada por el rabino a petición de Don Luis. Además el texto bíblico viene precedido por un extenso prólogo del traductor en donde se transcriben las cartas que se cruzaron entre el noble y el rabino durante la negociación del encargo. El prólogo también incluye una justificación del rabino ante las comunidades tanto cristiana como judía del tipo de traducción "ecuménica" que pensaba realizar.
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