ESCULTURAS DE ESPAÑA
Retablos colaterales de la Iglesia de la Santísima Trinidad | ||
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Autor | Francisco de Castro Canseco | |
Creación | 1700 | |
Ubicación | Iglesia de la Santísima Trinidad de Orense (Galicia, España) | |
Estilo | barroco | |
Material | madera policromada y dorada | |
Los retablos colaterales de la Iglesia de la Santísima Trinidad son dos obras realizadas por Francisco de Castro Canseco en 1700. Están ubicados en la Iglesia de la Santísima Trinidad de Orense (Galicia, España).
En 1997 José Hervella Vázquez dio a conocer un documento relativo a la obra de estos dos retablos, hasta entonces de autoría desconocida. Esta escritura, contenida en el folio 2 y siguientes del protocolo de Antonio de Nóvoa correspondiente al año 1700, guardado en el Archivo Diocesano de Orense, permite determinar no solo su paternidad y año de ejecución sino también el precio pagado al escultor:
[…] En el Campo del Outeiro, extramuros de la ciudad de Orense, a veinte días del mes de junio del año de mil y setecientos, ante mí […] pareció presente Manuel de la Torre, mercader, vecino de la dicha ciudad y dijo que por cuanto de orden del ordinario de dicha ciudad y su obispado Antonio Pérez, escribano del número y audiencia de ella como fabriquero que fue de la parroquia de la Santísima Trinidad de la referida ciudad, acompañado de algunos feligreses de ella hizo ajuste con Francisco de Castro, Maestro de Arquitectura residente al presente en la ciudad de Tuy, en que había de hacer para la dicha parroquia y iglesia dos colaterales, poniendo todos los maderamientos y haciéndolos de la planta y forma que se contrató entre las partes, obligándose a ello con la calidad de que por razón de ello le habían de dar trescientos ducados de vellón, cada uno de a once reales, a ciertos plazos.1: 223
En dicho documento se hace constar que ambos retablos estaban sin terminar, motivo por el que surgió un desagradable conflicto con un pago de 558 reales pendiente de abonar:
Y respecto de estar hechos y puestos en la iglesia y no faltarle más que tan solamente los florones y remates y estársele debiendo al dicho maestro procedido de dicha obra, quinientos y cincuenta y ocho reales de vellón, los cuales aunque fueron pedidos por dicho Francisco de Castro y en su nombre por el otorgante como poder […], no la han querido dar ni entregar hasta ahora a causa de no estar acabados de perfeccionar dichos colaterales a menos de que el otorgante se obligue a ello.1: 223
Finalmente, Canseco aceptaría un pago de 500 reales a cambio de terminar la obra en el mes de agosto, comprometiendo para ello la totalidad de sus bienes:
Y para que tenga efecto la dicha cobranza como también la obra, desde luego y por el tenor de la presente y en aquellos mejores modos, vía forma y manera que de derecho haya lugar, se obligó con su persona y bienes muebles y raíces habidos y por haber de que dándole por ahora quinientos reales de vellón cumplirá en todo y para todo el dicho maestro con lo estipulado y tratado y dará perfeccionados los dichos colaterales de los florones y remates y más que sea necesario para su fenescimiento y adorno según arte, para en todo el mes de agosto primero que viene de este año […] y la firmó de su nombre, de que fueron presentes por testigos Alonso García Viña, Antonio del Rodicio y Francisco Blasco, vecinos de la dicha ciudad.1: 223
Pese a que en la escritura consta que Canseco vivía en Tuy, es probable que realizase una parte de las labores de talla en Orense, habiendo residido en los años previos en Mellid y Celanova, localidad a la que se trasladó en 1695 para establecer allí su casa. En 1696 sería contratado para llevar a cabo obras de gran importancia en la Capilla del Santo Cristo de la Catedral de Orense, en cuya escritura consta que dichas obras se harían en Celanova, figurando en 1697 el pago del porte correspondiente con motivo del traslado de las piezas hasta la capital. A principios de 1699 firmó un contrato con representantes del cabildo de la Catedral de Tuy, donde aparece citado como «Maestro de Arquitectura vezino de la villa de Mellid», detalle que no impide que la obra tudense fuese elaborada, al menos en parte, en Celanova. Sin embargo, hacia 1700 se sabe que «tenía el maestro Castro a su cargo la obra de una casa de la Capilla [del Santo Cristo] en 10 500 reales», dato que sugiere una presencia más continuada en Orense, destacando el hecho de que en noviembre de 1701 arrendó «por un año a Juan de León, mercader, una bodega en la Rúa de los Arcedianos». En base a esta información, José Manuel García Iglesias sitúa el taller del escultor en Celanova entre 1695 y 1700, lo que no imposibilita que oficiales relacionados con el maestro trabajasen en diferentes lugares siguiendo el curso de los encargos,2: 243–244 por lo que la elaboración de los retablos colaterales de la Iglesia de la Santísima Trinidad se pudo haber desarrollado entre Celanova, Orense y Tuy, aunque lo más probable es que fuese en este último lugar donde se llevó a cabo la mayor parte del proceso escultórico puesto que, de acuerdo con la escritura, Canseco se encontraba residiendo allí cuando los retablos ya estaban casi terminados.
Pese a que la autoría de estos retablos se conoce gracias al documento hallado por Hervella, el artífice de la policromía permanece en el anonimato, aunque existe la posibilidad de que la misma fuese ejecutada por el pintor santiagués Pedro Fernández de Carballal, autor del dorado y policromado de al menos cuatro retablos facturados por Canseco para la catedral orensana: los dos retablos colaterales de la capilla mayor (dedicados respectivamente a Santa Eufemia y a los santos Facundo y Primitivo), el retablo de San Miguel y el retablo de la Resurrección. A mayores, es posible dilucidar a cuánto ascendió el coste de este proceso, el cual se podría estimar en unos 2000 reales para cada estructura puesto que esta es la suma que se pagó a Carballal por su labor en el retablo de la Resurrección,3: 126 mientras que por el dorado y policromado del retablo de San Miguel percibió 2080 reales,3: 118 si bien la pintura de ambos podría haber ascendido a unos 11 600 reales, suma pagada por la policromía de los dos retablos colaterales de la capilla mayor de la seo,4: 111 aunque cabe destacar que estos últimos poseen un tamaño muy superior a los retablos colaterales de la Iglesia de la Santísima Trinidad, cuya pintura pudo costar una cifra significativamente superior al importe de la labor de talla, tal vez una cantidad cercana a los 5000 reales en base al coste de la talla del retablo de la Resurrección (1300 reales) y el precio de su policromía,nota 1 o quizá una cifra levemente menor, en torno a 3200 reales si se comparan el valor de la policromía de los retablos de la capilla mayor de la catedral y el coste de su talla, la cual ascendió a 12 000 reales.nota 2
Ambos retablos, de estilo barroco, cuentan con idéntica forma y policromía, esta última coincidente con la del retablo mayor de la iglesia, obra plateresca fechada en el siglo xvi. Su estructura, destacada por su sencillez y distinta a la original (ya en 1997 Hervella denunció el deplorable estado de ambos, urgiendo una intervención inmediata para devolverles su forma primitiva),1: 223 se compone de un cuerpo de una sola calle con predela. El cuerpo se halla presidido por una hornacina de medio punto con fondo policromado en lila enmarcada por molduras profusamente decoradas, sobre todo en las enjutas. A los lados resaltan dos pares de columnas salomónicas decoradas en el fuste con hojas y racimos de uvas, característica propia del estilo de Canseco; las columnas de los extremos sobresalen debido a que la planta del retablo es quebrada, destacando encima de los pilares unos capiteles de orden compuesto rematados por filetes y todo coronado por un grueso entablamento quebrado. Sobre el nicho se alza un rico relieve de corte vegetal coronado por un rostro infantil también en relieve, hallándose a modo de remate de la estructura una cruz trinitaria ornamentada con un resplandor. Respecto a la predela, esta alberga vistosas ménsulas de rocalla a modo de soporte de las columnas de los extremos, constituyendo el soporte de los pilares interiores unos sencillos netos con molduras del mismo tipo que las presentes bajo la hornacina. En lo tocante a la policromía, esta es de un tono verde oscuro realzado por el dorado de las molduras, lo que aproxima ambas estructuras al retablo del Santo Cristo de la Esperanza, obra del siglo xviii repolicromada a finales del siglo xix siguiendo los cánones del neoclásico, lo que lleva a pensar que la pintura hoy visible no es la original puesto que la misma no encaja con el estilo barroco, fácilmente distinguible por la profusión de los dorados y la intensidad de la gama cromática. Por último, en lo que atañe a la imaginería, la cual data de una fecha muy posterior a la de los retablos, el de la izquierda se halla presidido por una imagen de la Inmaculada Concepción y el de la derecha por una figura de San José, ambas carentes de valor artístico y procedentes casi con toda probabilidad de los talleres de Olot.
Retablos de la Capilla del Santo Cristo | ||
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Autor | Francisco de Castro Canseco | |
Creación | 1700-1702 | |
Ubicación | Capilla del Santo Cristo, Catedral de Orense (Galicia, España) | |
Estilo | barroco | |
Material | madera policromada | |
Los retablos de la Capilla del Santo Cristo de Orense son dos obras escultóricas de los siglos xvii y xviii realizadas por Francisco de Castro Canseco. Están ubicados en la Catedral de Orense, en Galicia (España).
Los retablos fueron contratados con Castro Canseco el 18 de marzo de 1696, realizándose entre los años 1698 y 1700 una comisión al mismo escultor para que los prolongase con un sobre cuerpo a base de relieves alusivos a las respectivas titularidades de los retablos; en el encargo se especificaba además que las obras debían tener «doce cuartas de ancho y dieciocho de alto con dos columnas salomónicas cada una y cornisamento tallado». Emplazados a ambos lados del acceso al camarín del Santo Cristo, junto con la prolongación se encargó también a Castro Canseco la elaboración de un cuerpo que enmarcase el arco de entrada con un relieve de la Santa Cruz y el Juicio Final, todo ello sostenido por un ángel acompañado de varios serafines con trompetas y cartelas llamando a los muertos: «HOC SIGNUM CRUCIS ERIT IN COELU CUM DOMINUS AD IUDICANDUM VENERIT. SVRGITE MORTI VENITE AD IVDICIVM» («este signo de la cruz aparecerá en el Cielo cuando el Señor venga a juzgar. Levantaos muertos y venid a Juicio»).1: p. 87
Los retablos, de un cuerpo con una sola calle, banco y ático, consisten en hornacinas de medio punto en el cuerpo con policromía dorada y ornamentadas con casetones en el intradós y rocalla en las paredes. Disponen cada una de seis ménsulas en el interior y dos columnas salomónicas cubiertas de racimos de uvas enmarcando el espacio. Por su parte, el ático se halla repleto de motivos ornamentales propios del churrigueresco y del barroco portugués, destacando frontones partidos curvos en la cúspide.
Situado a la derecha, la imagen principal es una talla en alabastro policromado de Nuestra Señora la Blanca, copia de la Virgen de Trapani la cual fue regalada por un devoto en 1697. Con esta imagen guarda relación el relieve de la zona superior, el cual muestra la Asunción de María con ángeles portando cartelas en las que se muestran los siguientes mensajes: «GAUDENT ANGELI» («los ángeles se alegran») y «ASSUMPTA EST/MARIA IN COELUM» («María fue llevada al Cielo»). Las otras cinco imágenes que completan el conjunto son de menor tamaño y no guardan relación iconográfica entre sí: María Magdalena (siglo xviii), de escuela madrileña la cual consiste en una copia a menor escala de la obra de Pedro de Mena conservada en el Museo Nacional de Escultura; Santa Teresa de Ávila y San Pedro de Alcántara (siglo xvii), también de escuela madrileña; y San Justo y San Pastor, bustos de poca calidad a modo de falsos relicarios, obsequio de Doña Mariana de Boán en el siglo xvii.1: pp. 87-88
Emplazado a la izquierda, la imagen titular, obra madrileña del siglo xvii, muestra a San José con el Niño Jesús en su regazo. Al igual que en el caso de Nuestra Señora la Blanca, la talla de San José está vinculada al relieve de la parte superior, el cual representa los Desposorios de la Virgen junto con cartelas explicativas de la escena plasmada: «CUN GAUDIO/CELEBREMUS Y DESPONSATIONEM VIRGINES MARIAE» («con alegría celebremos los Desposorios de la Virgen María»). El conjunto escultórico se remata con cinco tallas: Santa Ana, San Joaquín y la Virgen Niña, obras de Juan de Ávila hacia 1705; y dos bustos del siglo xviii en terracota de gran calidad y posible procedencia napolitana los cuales representan a los Santos Inocentes.
Los retablos de la Iglesia de Santa Eufemia son un conjunto de obras anónimas realizadas entre los siglos xvii y xx. Están ubicados en la Iglesia de Santa Eufemia de Orense (Galicia, España).
Hay constancia de que en 1767 la Compañía de Jesús, orden que ocupó el templo hasta su expulsión del Imperio español ese mismo año, contaba con un altar mayor improvisado con imágenes de la Inmaculada Concepción y San Ignacio de Loyola más seis capillas «en funcionamiento apresurado», entre ellas una dedicada a Nuestra Señora de los Dolores y otra a San Francisco Javier, cada una con su talla correspondiente,1: 604 por lo que es probable que las imágenes de San Ignacio de Loyola y San Francisco Javier, junto con la talla de la Dolorosa y el retablo que la cobijaba, se correspondan con las piezas hoy conservadas. En cuanto al resto de imágenes, la mayoría son de factura mucho más reciente y de poca calidad, caso similar al de los retablos aunque no idéntico ya que uno de ellos podría estar fechado en el último tercio del siglo xvii, si bien ninguno destaca por su mérito artístico.2: 424
Gracias a diversas referencias orales se conoce que hacia 1970 se desmantelaron los retablos que ocupaban los tramos de las naves laterales más próximas a la entrada, cuyos restos se hallan almacenados actualmente en las tribunas junto con varias imágenes retiradas del culto, entre ellas dos ángeles arrodillados; una imagen de una mártir que probablemente representa a la hoy patrona del templo, Santa Eufemia; una diminuta talla de vestir que por la pose de sus manos, las cuales simulan sostener un paño actualmente perdido, podría representar a Santa Verónica; y cuatro imágenes de plañideras que casi con toda probabilidad formaron parte en su momento del catafalco adquirido en 1863 por la Cofradía de San Roque. Respecto a los retablos, entre los vestigios conservados destacan al menos cuatro mesas de altar, numerosos pilares y diversos ornamentos; uno de estos altares alberga en el frontal el anagrama de la Virgen María circundado por doce estrellas en representación de las doce tribus de Israel, mientras que otro posee numerosas similitudes con el del Sagrado Corazón, ubicado en el crucero. En cuanto al tercer altar, existe la posibilidad de que formase parte, junto con varias de las columnas conservadas, del retablo de San Roque que encargó su cofradía por 1800 reales entre 1871 y 1873.2: 424–425 3 Esta obra, diseñada por Francisco Rey, ejecutada por Laureano Mares y policromada por José y Castor Seara, debía de estar emplazada en el lado del evangelio puesto que hacia 1889, año en que sería repolicromada por Julio Antonio Barro, consta en un libro de fábrica «la techumbre de la parte del mediodía que dice sobre el altar de S. Roque».2: 424–425 nota 1
Para conocer la historia artística del templo resulta de vital importancia un inventario llevado a cabo en 1983, documento en el que se hace mención a una talla de Santa Filomena hoy en paradero desconocido. Así mismo, en una lista publicada en 2008 por José Ramón Hernández Figueiredo y Ramiro González Cougil figura la existencia de las imágenes de San Agustín, Santa Zita y San Cayetano, también en paradero desconocido, destacando por su parte una talla de la Virgen Milagrosa que por su escaso valor artístico permanece guardada en uno de los salones parroquiales. Por su parte, un inventario de 1920 permite constatar la existencia en ese entonces de la desaparecida imagen de Santa Filomena además de la presencia de una talla de Santa Águeda, igualmente perdida, figurando en este inventario los siguientes altares además del de la capilla mayor: San Benito, San Pascual Bailón, Dolores, San Roque, San Antonio, Sagrada Familia, Purísima Concepción, Santa Lucía y Perpetuo Socorro.4: 90–91 5: 193
Retablo del Santo Cristo de la Esperanza | ||
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Autor | anónimo | |
Creación | 1770-1771 | |
Ubicación | capilla mayor | |
Estilo | neoclásico y rococó | |
Material | madera de pino policromada y dorada | |
Dimensiones | 14,65 × 9,59 metros | |
Este retablo, el cual funge como retablo mayor, es el único del que se conocen suficientes datos como para trazar una historia acerca de su origen y evolución. En marzo de 1899, con motivo de unas obras destinadas a culminar la cabecera y el transepto de la iglesia, el obispo Pascual Carrascosa ordenó el traslado del actual retablo mayor desde su emplazamiento original: el transepto de la Iglesia de San Francisco. De acuerdo con Doroteo Calonge, esta obra se corresponde con un retablo citado en un libro de fábrica del templo franciscano donde se afirma que la pieza fue creada junto con la imagen que lo preside entre 1770 y 1771.2: 429
El desmontaje del retablo se inició el 2 de abril de 1899, quedando tres días después las piezas ordenadas sobre el pavimento del templo para proceder a su limpieza y posterior traslado a su nueva sede, cuyas dimensiones obligaron a que la obra fuese adaptada. Estas alteraciones fueron notorias ya que era necesario cubrir el testero de la capilla mayor, mucho más grande que el transepto de la iglesia franciscana. La reforma consistió en aumentar el primero de los dos cuerpos de los que se compone en 2,10 metros, debiéndose añadir 1,10 metros al ático así como unas gigantescas columnas corintias a modo de cierre lateral de la composición. Los cambios afectaron también al sagrario, siendo la policromía original, de tonos claros, cambiada por una mucho más oscura especialmente escogida por Carrascosa, quien a mayores dispuso azucenas metálicas en los floreros que coronan los pilares de los extremos por ser esta flor el emblema de la Catedral de Cuenca, su lugar de origen.2: 430
La estructura se compone de basamento, predela, dos cuerpos y ático. La sección central, la cual posee grandes vanos para cobijar tanto el sagrario como la imagen titular, destaca por su gran altura, encontrándose el ático apoyado en un entablamento fuertemente quebrado. Junto con las grandes columnas de los lados, los extremos del segundo cuerpo cuentan con festones, estando la decoración basada en placas y resaltes de estilo barroco (rocalla) y rococó (formas en C y S). Por su parte, la policromía simula un veteado en tonos verdes y granates, si bien la mayor parte de las molduras son doradas.2: 430
Al momento de producirse el traslado las imágenes de San Juan (tal vez San Juan de Capistrano por pertenecer a la orden franciscana) y San Francisco Blanco ocupaban, respectivamente, las hornacinas derecha e izquierda del primer cuerpo, mientras que el segundo cuerpo lo presidía una Dolorosa flanqueada por dos tallas «pequeñas» tal y como consta en un documento conservado en el Archivo Histórico Diocesano de Orense. A día de hoy los nichos del primer cuerpo están ocupados por imágenes de San Francisco Javier (1,6 metros) y San Ignacio de Loyola (1,6 metros), hallándose en el segundo cuerpo imágenes de San Francisco de Asís (1,3 metros), Santa Eufemia (0,87 metros) y San Luis de Tolosa (1,3 metros), mientras que en el ático destaca un relieve de Cristo resucitado (1 metro) coronado por un medallón con una cruz. La imagen principal es una elaborada talla de Cristo crucificado, atribuida a José Ferreiro y única imagen original del retablo, si bien las figuras de San Francisco de Asís y San Luis de Tolosa podrían ser también parte original de la estructura, siendo el resto colocadas con total seguridad tras el traslado.2: 432
De acuerdo con Evaristo Rivera Vázquez, tanto San Francisco Javier como San Ignacio de Loyola reproducen el «clásico estilo castellano», siendo la imagen titular la de más calidad de todo el conjunto. Se cree que las tallas del primer cuerpo se elaboraron siguiendo fielmente los modelos de Gregorio Fernández presentes en las piezas análogas de la Iglesia de San Miguel de Valladolid ya que son muy similares a estas en cuanto a fisionomía y pose, luciendo cada una sus correspondientes atributos (San Francisco Javier una cruz y San Ignacio de Loyola un corazón flamígero, si bien la posición de las manos evidencia la falta de otros atributos). Por su parte, las tallas de San Francisco de Asís, Santa Eufemia y San Luis de Tolosa son de excelente factura y se encuadran en el barroco, aunque la de la patrona presenta una calidad ligeramente inferior en comparación con las otras dos.2: 432
El retablo, con un estado de conservación regular debido a la presencia de juntas entre varias tablas agrietadas, se estructura en un basamento conformado por un zócalo de madera adherido al paramento al que se arrima un altar con forma de prisma rectangular en cuyo frontal destaca el anagrama de la Virgen María. Sobre dos pares de prominentes pilastras corintias estriadas en vertical y marmoleadas se halla un entablamento quebrado en la sección central cuyas cornisas se elevan hasta formar dos volutas que sirven para enmarcar una concha de vieira rematada con una cruz.nota 2 De estructura poco habitual, cobija en su interior una franja de madera con motivos ornamentales geométricos del mismo tipo que los presentes en el marco que lo cerca, destacando en el fondo un vistoso tapizado en terciopelo rojo presidido por un cuadro de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de 0,50 × 0,40 metros en un rico marco dorado plagado de figuras fitomórficas.2: 442
La policromía es en su mayor parte a base de tonos ocre con vetas, si bien algunas áreas sobresalen por contar con elementos geométricos o vegetales pintados, destacando a su vez motivos dorados en relieve tales como molduras y figuras fitomórficas. Sobre el altar, encima de un pedestal escalonado en cuyo frente se halla el sagrario, se ubica una talla de San Pedro (0,90 metros)4: 91 de pésima calidad, mientras que a los lados se disponen a la izquierda San Blas (0,80 metros) y a la derecha San Tarsicio (0,77 metros). San Pedro es representado con barba y descalzo sujetando un libro y una llave, mientras que San Blas luce su habitual indumentaria episcopal y porta un libro, careciendo de sus atributos más frecuentes, como una mano cerca del cuello por ser patrono de los enfermos de garganta, si bien en esta zona exhibe una marca rojiza similar a una herida, elemento que permite una identificación segura, constatada además por la presencia de la imagen en la parroquia desde la primera mitad del siglo xx según un registro de 1939. Por su parte, San Tarsicio aparece representado como un joven que trata de ocultar la Eucaristía con un paño que aferra contra su pecho, siendo probable que la figura proceda de los talleres de Olot. La presencia de estas tres imágenes juntas pese a su nula relación iconográfica en un retablo dedicado a la Virgen del Perpetuo Socorro, advocación con la que tampoco guardan vínculo alguno, evidencia que las mismas proceden de otro u otros emplazamientos, estando el retablo fechado en el siglo xix dado su marcado eclecticismo.2: 442–443
El retablo, de planta lineal, consta de basamento, predela, un cuerpo de una sola calle y ático. Pese a poseer una estructura tripartita (sobre todo el ático, con un relieve central enmarcado por dos pilares corintios exentos), los espacios presentes a ambos lados de la sección central del cuerpo, decorado con un nicho de medio punto, no pueden considerarse calles puesto que varios elementos, como dos pequeñas ménsulas amén de varias referencias orales, coinciden en apuntar que estas áreas contaban con columnas exentas que casi con toda probabilidad se corresponden con dos pilares salomónicos hoy almacenados en las tribunas del templo. El basamento alberga un frontal de madera de 2,45 metros ornamentado con flores pintadas, si ben el resto del retablo, dorado casi en su totalidad, se encuentra plagado de follaje muy similar a hojas de acanto y de sartas de frutas de enorme plasticidad. Del mismo modo, dos cabezas en alto relieve (casi bulto redondo) de querubines rematan las dos franjas que flanquean la hornacina, hallándose en los extremos del ático dos putti de cuerpo entero y bulto redondo y a modo de coronamiento del retablo una concha de vieira entre dos urnas flamígeras.2: 434
Los motivos ornamentales de frutas y follaje, los pilares salomónicos y la estructura de cuerpo único rematado por un ático semicircular sitúan la obra dentro de las directrices impuestas por Domingo Antonio de Andrade, dominantes a finales del siglo xvii,6: 206–208 si bien la pieza sufrió mutilaciones en los laterales y, tal vez, en el área comprendida entre el cuerpo y el ático, evidenciado esto por estar ambos elementos mal ensamblados.nota 3 Estas modificaciones fueron casi con toda seguridad acometidas para que el retablo encajase en su actual ubicación,nota 4 lo cual dificulta el conocimiento de su estructura original y, por consiguiente, su datación, aunque sí se sabe que estas alteraciones se ejecutaron a finales del siglo xix puesto que en los registros consta en el periodo 1897-1900 la «colocación y arreglo de los altares pequeños á los lados del mayor».2: 434
En la zona central del ático destaca un medallón con un medio relieve de 0,75 metros de San Estanislao,5: 193 quien sujeta al Niño Jesús aunque carece del lirio característico de su iconografía,7: 458 mientras que el nicho del cuerpo cobija una imagen de 1,35 metros del Inmaculado Corazón, obra que por su estilo data de una fecha muy posterior a la del retablo, hecho corroborado por el relieve de San Estanislao, totalmente ajeno a la temática mariana además de prueba indudable de que la pieza fue comisionada por la Compañía de Jesús.2: 435 La devoción al Inmaculado Corazón de María fue implantada en el templo por los propios jesuitas; se conoce que en 1863 se ofició alguna misa en honor a esta advocación, si bien la imagen que se conserva, en cuya base figura la leyenda «Inmaculado Corazón de María de la Visita Domiciliaria», data probablemente de la primera mitad del siglo xx,4: 90 constando en un registro del Archivo Histórico Diocesano de Orense que en 1923 se pagó la «peana del Corazón de María».2: 435 Cabe destacar que en el inventario realizado en 1983 se habla del «retablo de S. Estanislao con relieve del santo», no haciéndose ninguna referencia ni a la imagen del Inmaculado Corazón ni a ninguna otra,5: 193 de lo cual se deduce que para ese entonces no solo no se hallaba en el retablo sino que el nicho estaba vacío, desconociéndose la procedencia de la imagen mariana.
El retablo consiste realmente en una mesa de altar con forma de prisma rectangular en cuya parte posterior se ubica una estructura escalonada con una peana en el centro. La decoración es escasa y se reduce a franjas de ovas y dardos, todo ello en madera. En los extremos del frontal destacan dos ángeles en alto relieve mientras que en el centro, hoy día oculto por un lampadario electrónico, se halla un relieve compuesto por un corazón flamígero rodeado de una corona de espinas, símbolo del Sagrado Corazón de Jesús.2: 450 Por último, destaca un añadido realizado en 2024 el cual consiste en un panel rojo con estampado floral perfilado por un marco de madera rematado por un frontón triangular en el que figura un resplandor tallado.
En cuanto a la imaginería, solo hay una figura: el Sagrado Corazón, efigie de 2 metros que guarda consonancia con el relieve del altar. De acuerdo con el inventario de 1983, esta talla de madera, de excelente calidad, fue realizada por José Núñez en 1928,5: 193 si bien es probable que esta imagen sea el reemplazo de una anterior puesto que esta advocación fue extendida por los jesuitas a lo largo y ancho de España en el siglo xviii, siendo una de sus iconografías predilectas,8: 350–351 pese a lo cual por entonces en Galicia solo había congregaciones dedicadas a esta advocación en Pontevedra y Vigo. Por su parte, el retablo resulta muy difícil de fechar dada su simpleza, aunque es posible que fuese creado ex profeso para la imagen.2: 450
Cabe destacar el hecho de que el obispo de Orense Florencio Cerviño González bendijo en junio de 1929 una imagen del Sagrado Corazón realizada por Núñez; pese a que en principio se podría pensar que se trata de la talla conservada en Santa Eufemia, un fotograbado de la misma permite descartar con total seguridad que se trate de esta, permaneciendo dicha imagen hoy día en paradero desconocido.9
El retablo, de planta quebrada, se compone de un basamento con un altar de traza sinuosa, predela, un cuerpo con tres calles y ático de perfil triangular. La estructura posee cuatro columnas abombadas de orden compuesto en el cuerpo y otras dos de idénticas características aunque menor tamaño en el ático, el cual cuenta con dos aletones rematados por volutas que sirven de unión con el cuerpo del retablo. Las calles laterales se hallan retrasadas con respecto a la central, lo que provoca que el entablamento se quiebre, aunque dejando patente una disposición marcadamente horizontal. La obra se halla policromada con tonalidades en blanco, azul y dorado típicas del gusto rococó, destacando entre los ornamentos, mucho menos plásticos y abundantes que en el barroco, molduras, rocalla, motivos con forma de riñón, dos grandes conchas de vieira y, en términos generales, diseños que constituyen reminiscencias del barroco de placas aunque más estilizados y esbeltos, sin apenas resalte.2: 437 Teniendo en cuenta tanto la policromía como la decoración, el retablo se encuadra en el rococó,6: 206–208 aunque su simpleza ornamental lo enlaza con el neoclasicismo, circunstancia que induce a situar su factura en el último tercio del siglo xviii.2: 437
En lo que atañe a la imaginería, en el cuerpo se ubican imágenes de Santa Lucía, la Inmaculada Concepción y Santa Cecilia, todas ellas fechadas probablemente en la primera mitad del siglo xx, siendo la talla mariana, de 1,40 metros y cobijada en un nicho avenerado, la única de la que se conoce la autoría ya que en la imagen, de excelente factura, figura la firma «Font».nota 5 Por su parte, las imágenes de las santas, ambas de 1 metro, aparecen representadas cada una con la palma del martirio además de con sus respectivos elementos iconográficos: Santa Lucía con un cuenco en el que aparecen dos ojos por ser patrona de los enfermos de la vista, y Santa Cecilia con un arpa por ser patrona de los músicos.2: 437
Respecto al ático, este alberga un nicho idéntico al del cuerpo aunque de menor tamaño coronado por un medallón circundado por rayos y presidido por una imagen del Espíritu Santo bajo forma de paloma.2: 437 El nicho lo preside una talla de madera del Niño Jesús de Praga de 0,70 metros; esta imagen es una talla lígnea de vestir que de acuerdo con el inventario de 1983 fue elaborada en el siglo xx,5: 193 probablemente en las dos primeras décadas de la centuria puesto que en un libro de fábrica consta el pago de su peana en 1917. Por otro lado, dicho inventario sitúa la factura de la Inmaculada Concepción también en el siglo xx; en base al estilo de la imagen y por la presencia de esta advocación en la imaginería de la iglesia en la década de 1950,4: 90–91 podría afirmarse que la pieza data de la primera mitad del siglo, circunstancia extrapolable a las imágenes de Santa Lucía y Santa Cecilia por poseer un estilo similar,2: 438 procediendo al menos la figura de Santa Cecilia de los talleres de Olot.10
El retablo, de planta poligonal y notablemente inclinado a la derecha,nota 6 se compone de un basamento conformado por un zócalo de madera adherido al paramento de la nave y un altar de traza sinuosa sobre el que se halla una predela, la cual soporta un cuerpo y un ático distribuidos en tres calles. Flanqueando la sección central, de prominente planta y altura, se disponen dos pares de estípites superpuestos, hallándose igual número de soportes balaustrados delimitando el retablo en los laterales. En lo referente a la decoración, destacan espejos, rocalla, formas en S y relieves con forma de riñón, siendo la policromía a base de marmoleados imitando piedra noble a los que se superponen el dorado de los motivos ornamentales y las molduras.2: 440 Tanto el empleo de estípites, de gran profusión en la retablística gallega de mediados del siglo xviii, como la policromía a partir de vetas, la decoración rococó y la estabilidad horizontal del cornisamento,6: 218 hace suponer que la obra data del último tercio del siglo xviii.2: 440
Respecto a la imaginería, en el nicho central, presidiendo el retablo, se ubica una talla de medio cuerpo de 0,70 metros de la Dolorosa fechada en el siglo xviii y de excelente factura.5: 193 Sobre esta talla, en el ático, coronado por un medallón compuesto por una imagen del Espíritu Santo bajo forma de paloma en medio de un resplandor y rodeada de nubes, se sitúa un lienzo de 1,18 metros de Cristo crucificado de escaso valor artístico flanqueado a la izquierda por una imagen de San Ramón Nonato (0,35 metros) y a la derecha por una figura de San Pancracio (0,35 metros); San Ramón, vestido con roquete y muceta sobre hábito mercedario, sujeta una custodia mientras que San Pancracio, quien cuenta en el pedestal con una cartela que lo identifica, exhibe tres de sus iconos más conocidos: se muestra joven, luce túnica larga hasta las rodillas, y sujeta un libro con la leyenda «Venite ad me et ego davo vobis Omnia bono» («Venid a mí y os daré todos los bienes»),2: 440–441 texto que de acuerdo con Juan Ferrando Roig procede de la historia de José en Egipto y se atribuyó al mártir en época moderna.11: 216
Por su parte, la Dolorosa cuenta a los lados con las tallas de Santa Rita (0,63 metros) a la izquierda, representada con la característica herida sangrante en la frente, y San Estanislao (0,78 metros) a la derecha,2: 440 esta última de dudosa identificación ya que carece de elementos que permitan un reconocimiento certero.nota 7 Para mayor confusión, Hernández Figueiredo y González Cougil registraron la existencia en la década de 1950 de una imagen de San Estanislao sin dar más detalles,4: 91 quedando la duda de si se referían a la talla del retablo de la Dolorosa o al relieve presente en el ático del retablo del Inmaculado Corazón, el cual aparece consignado en el inventario de 1983,5: 193 siendo esta última opción la más plausible. A mayores, es muy probable que la supuesta imagen de San Estanislao, al igual que varias de las otras, no ocupase inicialmente el retablo ya que es demasiado alta, al punto de que no cabe en el nicho que ocupa. Por último, sobre el altar se dispone una talla de San Nicolás (0,61 metros), quien luce atuendo de obispo y su atributo más famoso: tres infantes emergiendo de un saladero, si bien dos de ellos y la cabeza del tercero ya no se conservan.2: 440–441 nota 8
Compuesto por un nicho apoyado sobre una predela y un basamento, esta última parte adquiere un perfil sinuoso sobre el que se halla la predela, esta de perfil lineal, disponiéndose encima un nicho de grandes dimensiones en forma de arco ojival coronado por un gablete con pilares en los extremos rematados a su vez con pináculos. En la predela destaca por su altura un sagrario de remate triangular, sobresaliendo a ambos lados una serie de elaborados arcos conopiales de pequeño tamaño, lo que hace que la pieza, de planta lineal, se encuadre en el estilo neogótico, fuertemente impulsado por el Concilio Vaticano I en 1869.2: 438
En lo relativo a la policromía, destacan tonos ocres y dorados con ornamentación de evidente evocación gótica de diferente color en el fondo del nicho y en otras áreas; estas pinturas, junto con las de la predela, podrían ser obra de Ramón Parada Justel, quien en la última década del siglo xix ejecutó en Orense decoración pictórica «para fondo de retablos»,2: 438 nota 9 entre ellos «uno colateral de Santa Eufemia»,12: 248 conservándose un registro en un libro de fábrica donde consta el arreglo de «la tarima del altar de la Sda. Familia» en 1936, circunstancia que prueba la existencia del retablo con anterioridad a esta fecha.2: 439
En cuanto a las tres imágenes que lo adornan, estas representan a la Sagrada Familia: la Virgen María y San José (ambas de 2 metros) acompañados por el Niño Jesús (0,70 metros). Las tres están realizadas en madera (las imágenes de los progenitores son de talla completa y la del infante de vestir) y datan del siglo xx de acuerdo con el inventario de 1983,5: 193 si bien es muy probable que todas ellas sean anteriores a 1917 ya que en el libro de fábrica de dicho año figura un ingreso «por cambio de cera a la Sda. Familia».2: 439 Cabe destacar que estas imágenes eran dispuestas anteriormente en época navideña en el presbiterio para escenificar el nacimiento de Jesús, si bien el templo cuenta desde hace décadas con un belén en exposición permanente que, de acuerdo con la Asociación de Belenistas de Orense, procede de los talleres de Olot.
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