ESCULTURAS DE ESPAÑA
Asunción de la Virgen | ||
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Autor | Juan de Mesa | |
Creación | 1619-1620 | |
Ubicación | Iglesia de Santa María Magdalena, Sevilla (Andalucía, España) | |
Estilo | barroco | |
Material | madera policromada | |
Dimensiones | 210 × 120 cm | |
La Asunción de la Virgen es un relieve de Juan de Mesa realizado entre 1619 y 1620. Forma parte de un retablo ubicado en la Iglesia de Santa María Magdalena, en Sevilla (Andalucía, España).
El escultor Juan de Mesa y el ensamblador Luis de Figueroa firmaron un contrato el 7 de diciembre de 1619 en virtud del cual, por 700 reales y en un plazo de 3 meses, se comprometían a realizar una imagen de la Asunción de la Virgen de dos varas con cuatro ángeles «que la van subiendo a los cielos, con un trono de serafines a sus pies y sus nubes alrededor … con más dos niños por remate; más de medio relieve y los niños redondos».1
En la Colección Abelló se conserva el Álbum Alcubierre, obra de Miguel Espinosa Maldonado de Saavedra y Tello de Guzmán, II conde del Águila;2 el folio número 39 de este álbum constituye muy posiblemente un dibujo preparatorio hecho por Juan de Mesa en relación con la ejecución del retablo,3 siendo además el único boceto que se conoce del escultor.
La talla de la Asunción consiste en un altorrelieve de 2,10 × 1,20 metros en el que la Virgen luce las características propias de esta advocación: rostro alzado, vista dirigida al cielo y brazos abiertos en disposición de elevarse. El rostro de María refleja calma y señal de aceptación, todo ello acentuado por una boca diminuta en la que parece dibujarse una leve sonrisa. El cabello, dividido, cae a ambos lados y crea pequeñas ondulaciones en los hombros y el pecho. Viste túnica de color blanco profusamente decorada con motivos florales y vegetales en los que prodominan tonos verdes y rojos. El cíngulo ceñido a la cintura produce una cascada de pliegues en vertical cuyo esquema queda roto por la posición adelantada de la pierna izquierda, la cual cambia el sentido de los drapeados y crea notables dobleces a los pies de la imagen. Por su parte, el manto dota de gran movilidad al conjunto debido al amplio vuelo de los ropajes y a la doblez en forma de círculo presente en el extremo que cuelga del brazo derecho de la Virgen, sobre cuya cabeza porta un velo y una aureola con rayos. Tanto el manto, dispuesto como si fuera una capa, como el velo y la túnica poseen un vistoso ribete en dorado que aporta luminosidad a la talla, la cual se apoya en una peana compuesta por las cabezas aladas de seis serafines.
La imagen de la Asunción está custodiada a ambos lados por un total de cuatro ángeles; los de la zona superior presentan un aspecto aniñado y parecen sujetar los ropajes de la Virgen, mientras que los de la zona inferior poseen un aspecto menos infantil y simulan impulsar a María durante su asunción, para lo cual se apoyan sobre nubes. En la base del relieve destacan dos rostros angelicales entre el cúmulo de nimbos que componen el fondo, hallándose en la cúspide, sobre la cabeza de la Virgen, otros dos los cuales quedan ocultos por la aureola.
El conjunto escultórico posee grandes similitudes con la escena de la Asunción presente en el ático del retablo mayor de la iglesia del Monasterio de San Isidoro del Campo, una de las obras cumbre de Martínez Montañés,4 maestro de Mesa, quien a su vez colaboró en la pieza en calidad de discípulo. En ambas la imagen de la Virgen constituye el eje en torno al que figuran el resto de personajes, divididos en dos grupos casi simétricos que a su vez enmarcan la pieza central. Del mismo modo, en las dos representaciones se puede apreciar la influencia del pintor Federico Zuccaro,5 siendo el cabello rizo de las tallas de los ángeles una característica típica en la obra de Montañés.
El retablo que cobija el relieve es de un cuerpo con una sola calle, banco, ático y altar. La calle se compone de una hornacina de medio punto presidida por el altorrelieve de la Asunción de la Virgen. El arco de esta hornacina se apoya en pilastras enteramente cubiertas de rocalla y rematadas por capiteles decorados con los rostros en relieve de dos ángeles, estando el arco coronado a su vez por el rostro de un ángel de mayor tamaño cercado por volutas. Enmarcando el conjunto y a distinto nivel horizontal destacan dos estípites ricamente ornamentados con relieves de guirnaldas y rocalla, rematados en la zona superior con capiteles corintios. El banco se halla presidido por la cabeza de un serafín cubierta de rocalla y custodiada por el relieve de dos volutas al igual que el ángel ubicado sobre la Asunción. Por su parte, el ático, también cercado por volutas, alberga una estructura rectangular rematada con un perfil mixtilíneo y decorado con guirnaldas, todo ello enmarcando un altorrelieve obra de Mesa6 en el que se representa la Coronación de la Virgen, quien figura con ambas manos sobre el pecho y un grupo de cabezas de querubines a sus pies. Dios Padre se sitúa a la derecha pisando la bola del mundo y mostrando un triángulo sobre su cabeza, símbolo de la Santísima Trinidad, completada a la izquierda por la figura de Jesús portando la Cruz y arriba en el centro por el Espíritu Santo bajo forma de paloma presidiendo un resplandor entre dos nubes.
Concepción Grande | ||
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Autor | Alonso Martínez | |
Creación | 1656-1658 | |
Ubicación | Capilla de la Inmaculada Concepción, Catedral de Sevilla (Andalucía, España) | |
Estilo | barroco | |
Material | madera policromada | |
Dimensiones | 200 cm | |
La Concepción Grande es una talla de Alonso Martínez realizada entre 1656 y 1658. Está ubicada en la Capilla de la Inmaculada Concepción de la Catedral de Sevilla, en Andalucía (España).
La talla fue elaborada por Alonso Martínez entre 1656 y 1658,1 durante el periodo de fabricación del retablo que preside. Este retablo fue creado entre 1656 y 16602 por Martínez y Martín Moreno34 para la antigua Capilla de San Pablo en la Catedral de Sevilla (actual Capilla de la Concepción Grande), si bien en su momento se afirmó que el retablo era en su totalidad obra de Francisco de Ribas56: p. 39 (actualmente descartado al igual que Bernardo Simón de Pineda).7 Hay constancia de que Martínez realizó todas las imágenes que lo adornan, salvo la figura de Cristo presente en el segundo cuerpo4 (conocida como Cristo de San Pablo y atribuida a Jorge Fernández), correspondiendo las labores de dorado y estofado del retablo a los hermanos Felipe, Pablo y Pedro de Borja2: p. 473 (este último fue quien procedió a dorar y estofar la talla de la Concepción Grande en 1656).7
La capilla había sido el lugar escogido por el cabildo en 1520 para sepultar los restos de los caballeros que lucharon al lado del rey Fernando III en la reconquista de Sevilla.86 En 1654 Gonzalo Núñez de Sepúlveda (quien fallecería el 24 de noviembre del año siguiente)9 donó 150 000 ducados para la fiesta y octava de la Inmaculada Concepción,6 motivo por el que el cabildo cedió este espacio para su enterramiento, retirando en consecuencia los huesos de los caballeros sepultados el siglo anterior, los cuales fueron inhumados en la sacristía de los cálices.10 Tras el entierro de Núñez de Sepúlveda el 25 de noviembre de 1655,11 su viuda Mencía de Andrade, junto con los albaceas de Gonzalo, encargó la fabricación del retablo que preside la imagen de la Concepción Grande,5 quedando ese mismo año la capilla bajo la advocación de la Inmaculada4 y figurando en la misma una tarja de jaspe negro fechada en 1664, diseñada por Juan de Valdés Leal y labrada por Juan Donaire,2: p. 472 en la que consta una inscripción relativa a estos hechos:
A la buena memoria de Gonzalo Núñez de Sepúlveda, caballero del Orden de Santiago y 24 de Sevilla, que ilustró esta capilla dedicándola a la Pura Concepción de Nuestra Señora, instituyendo su solemníssima octava a este santo misterio en la capilla mayor desta Santa Iglesia, manifiesto el Santísimo Sacramento en ella con el adorno de altares y grandeza con que se celebra la del Corpus, y fundó otras dotaciones de capellanías y dotes para doncellas naturales de Sevilla y un aniversario, desposeyéndose en vida de más de 150.000 ducados para estas perpetuas memorias, y doña Mencía de andrade, su mujer, partícipe en todas ellas, y Andrés de Arriola y Isidro Blázquez, sus albaceas, pusieron esta inscripción para honra y gloria de Dios y su SSa madre y exemplo a los venideros, en el año de 1664.12
La talla de la Concepción Grande, así llamada por su tamaño (2 metros)13 y también para distinguirla de la conocida como «la Chica» (la Inmaculada de Martínez Montañés popularmente llamada La Cieguecita),11 posee un rostro alargado caracterizado por una nariz fina y una boca pequeña, con ambos ojos entreabiertos. La Virgen tiene el cabello suelto y el mismo cae sobre los hombros dibujando suaves ondulaciones y enmarcando tanto la cara como el prominente cuello de la imagen. Los brazos de la Inmaculada están flexionados y las manos juntas en actitud orante, destacando en ambas extremidades un desplazamiento lateral que delata la influencia de Montañés.
La talla luce túnica blanca ornamentada con motivos florales y ceñida por encima de la cintura, si bien esta prenda queda oculta en gran parte por el manto, de color azul en la parte exterior y rosa en la interior. El mismo se halla suspendido del brazo izquierdo y cruza artísticamente el cuerpo de la Virgen para quedar colgando por debajo del brazo derecho, creando con ello una profusión de pliegues en cascada y permitiendo la visión del envés a la vez que contrasta con la caída casi vertical del lado izquierdo. La imagen se apoya en un escabel conformado por las cabezas aladas de siete serafines en cuyos extremos sobresalen las puntas de una media luna, la cual se halla invertida acorde a la tesis de los antiguos tratadistas. Sobre la cabeza porta una corona real de orfebrería circundada por una aureola de rayos con dieciocho estrellas en vez de doce, como suele ser habitual en las imágenes inmaculistas para hacer referencia a las doce tribus de Israel.
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