ESCULTURAS DE ESPAÑA
Virgen María | ||
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Autor | Taller de Bartomeu de Robió | |
Creación | 2ª mitad siglo XIV | |
Ubicación | Museo de Lérida Diocesano y Comarcal Lérida España | |
Estilo | gótico | |
Material | piedra policromada | |
Dimensiones | 120 x 30 x 120 cm | |
La escultura Virgen María originaria de Zaidín (Huesca, España) data de la segunda mitad del siglo XIV y está realizada en piedra policromada. Fue cedida al Museo Diocesano de Lérida en 1897 por el párroco de la localidad.1 Sus características formales, así como su iconografía, sugieren que se trata de una obra perteneciente al taller de Bartomeu de Robió, ya que presenta rasgos característicos de la llamada Escuela de Lérida.2 La obra se conserva manteniendo su función litúrgica en la iglesia de San Lorenzo de Lérida.2
La Virgen María de Zaidín es una de las obras más representativas de la colección de escultura gótica del museo de Lérida. Ingresó en el museo en el año 1897 a través de una adquisición de obras del obispo José Meseguer y Costa al párroco de Zaidín, Josep Roger. El obispo pagó 3000 reales por el lote de objetos y una parte de este dinero se destinó a la restauración del campanario de la parroquia.3 La obra permaneció en el fondo del antiguo museo diocesano hasta el año 1940, cuando fue depositada en la iglesia de San Lorenzo en Lérida con la intención de devolver al templo parte del esplendor perdido como consecuencia de la Guerra Civil Española. Desde entonces la escultura ha conseguido la devoción de los fieles en una de las capillas laterales del a parroquia leridana.
Se trata de una talla de piedra policromada mostrando a la Virgen con el Niño sobre el brazo izquierdo. La Virgen está representada en contrapposto, mientras que el Niño lo está de manera frontal. La Virgen lleva una corona de flor de lis y viste un manto blanco con hojas doradas que le cubre la cabeza que deja ver parte de la túnica verde y con cenefa dorada.
Muestra características habituales de los modelos marianos de la Escuela de Lérida de escultura del siglo XIV. María luce un mantel blanco decorado con motivos vegetales dorados, ceñido a la cabeza con una corona flordelisada. Por debajo porta una túnica verde rematada con un cuello redondo. Con la mano derecha sostiene un ramo floral, producto de la restauración de 1986, reproduciendo al original seguramente desaparecido durante la Guerra Civil.
La figura muestra un ligero contrapposto habitual en las imágenes marianas del momento, un aspecto que patentiza un marcado ascendente francés. Destaca también el trato de los pliegues, que evidencia la gran destreza del escultor, con una sugerente combinación de pliegues verticales con otros curvilíneos o formando angulaciones.
Jesús lleva una túnica de color anaranjado y se muestra juguetón con el pajarito que le pica los dedos, otro rasgo inconográfico que se encuentra en diferentes imágenes marianas de la producción leridana trescentista. Presenta un delicado rostro y un peculiar trato del cabello, dorados con pan de oro, destacando los dos rizos que le caen por delante. La obra destaca por la harmonía de sus proporciones, la calidad de su ejecución y el buen estado de conservación de la policromía, lo que la convierten en una de las producciones más relevantes de la Escuela de Lérida de escultura del siglo XIV.
Esta escuela surge de la figura de Bartomeu de Robió, el autro del retablo mayor de la Seo Vieja de Lérida, cuyo estilo se perpetuó por diversos miembros de su taller y por otros escultores activos en las tierras de Lérida en el último tercio del siglo XIV. Robió popularizó una forma muy peculiar de hacer escultura, con unos trazos muy específicos que se repiten en todas las obras adscritas a la escuela. Además de contribuir a la difusión de un tipo de retablo con una estructura arquitectónica muy marcada, también lo hizo a la de un tipo mariano muy definido que se halla en la desaparecida imagen del santuario de Salgar y también en la Virgen María de Bellpuis de les Avellanes, depositada por la Generalidad de Cataluña en el museo de Lérida.,4 obras que cabe relacionar con Robió y su taller. En cuanto a los trabajos de otros escultores de la escuela, cabe citar una Virgen y el Niño de la antigua colección de Gaspar Homar, hoy en día también custodiada en el mismo museo; la del retablo de la cripta de Colegiata de San Pedro de Ager, en el Museo Nacional de Arte de Cataluña;5 y la desaparecida del retablo de Albesa.
Tanto la escultura como la policromía se conservan en buen estado, y en una restauración llevada a cabo en 1986 en el CRBMC se limpió a fondo y se le arregló la mano derecha. El 7 de febrero de 2013 la obra fue trasladada de nuevo al CRBMC para una nueva operación de limpieza, más superficial esta vez.
Estela de Luna | ||
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Estatua-menhir o estela de un guerrero encontrado en el municipio de Luna | ||
Material | arenisca | |
Altura | 130 cm | |
Ancho | 46 cm | |
Profundidad | 13 cm | |
Período | Bronce final | |
Procedencia | La Tiñica del Royo en Luna (Zaragoza, España) | |
Ubicación actual | Museo de Zaragoza | |
La Estela de Luna o es una estela funeraria de la Edad del Bronce de 1,30 m de altura, datada entre 1250 y 750 a. C., procedente de Tiña o Tiñica del Royo en Luna (Aragón). Es un caso único en el valle del Ebro, ya que pertenece a un tipo de estelas propio del sudoeste de la península ibérica, caracterizadas por tener grabados de armas y objetos personales en su cara anterior, encontrándose todas las demás en Extremadura y alrededores, basadas en modelos fenicios.
La estela es antropomorfa, es decir, en forma de hombre, aunque falta la cabeza, y en su cara anterior tiene grabada un escudo, con una escotadura en «V». Debajo está grabada una lira, que presenta un gran número de cuerdas y decoración en zigzag, semejante a la phorminx homérica de nueve cuerdas y caja de resonancia semicircular.
La estela corresponde al enterramiento de un guerrero de élite.
Es un bajorrelieve policromado realizado en una pared vertical de piedra de rodeno, en un abrigo natural del barranco Cardoso, en Pozondón, provincia de Teruel, perteneciente a la Comarca de la Sierra de Albarracín en Aragón, España. Popularmente en la zona a esta escultura se le conoce como "Tumi, la piedra del peruano". Fue tallado por un artista peruano llamado Mauro Mistiano, original de Arequipa y afincado por más de 50 años en Pozondón. El artista se casó en esta localidad con una vecina del pueblo, y durante años fue exculpiendo la obra. A su finalización confesó a varias personas que la excultura era una expresión de amor y agradecimiento a su mujer, y a los vecinos del pueblo. A los pies de la obra puso un cartel con las siguientes palabras: "Por amor en letras grandes, por agradecimiento a la generosidad de estas gentes"1
Este bajorrelieve tiene un estilo precolombino. Representa un tumi cuyo remate es una divinidad inca, posiblemente Inti, dios del sol. A los pies del tumi, un jabalí y un ciervo, fauna autóctona ibérica lo observan desde el ángulo inferior derecho y en el izquierdo una anaconda plumada, representando la fauna americana.
Utiliza los colores típicos de la decoración de los tumis, el azul turquesa peruana y oro, de una tonalidad metálica. Lleva turquesas como cubreorejas y en el collar.
La parte de abajo representa la hoja semicircular del cuchillo ritual. El mango es el cuerpo de Inti que está con las manos extendidas, equilibrio entre el bien y el mal. En el rostro se observan los ojos almendrados y policromados, siguiendo la iconografía del arte precolombino. El gorro está ornamentado con códices de significado religioso, varios semicírculos concéntricos, cada uno con una decoración diferente, alternando motivos florales y geométricos.
El conjunto tiene seis metros de alto por cuatro de ancho. Estas medidas otorgan a la obra de una gran espectacularidad y produce en el visitante gran asombro.
El tumi está protegido por una visera natural de piedra de rodeno. El sitio encierra una magia especial que envuelve al que contempla la obra.
El bajorrelive se encuentra en el término municipal de Pozondón, en el interior del singular y hermoso barranco Cardoso. En el paraje conocido como los Arejos, a escasos tres kilómetros del Castillo de los Ares. Es una abrupta rambla que se abre, de repente, en las parameras de Pozondón, encontrando el punto de ruptura entre las cuarcitas y el rodeno.
La altura del lugar está entre los 1290 m. a los 1350 m.
El vallejo se va haciendo cada vez más profundo, con escarpadas y casi verticales paredes de rodeno llegando, en algunos puntos a superar los 10 metros de altura. Su vegetación es muy variada y frondosa gracias a que el valle recoge agua de lluvia que se estanca en numerosas pozas excavadas en la roca. Encontramos tomillo, aliaga, carrasca y otros vegetales propios de la zona. También hay avellanos y marojos, que son más difíciles de encontrar en estos lugares.
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