ESCULTURAS DE ESPAÑA
Retablo mayor de la catedral de Orense | ||
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Autor | Cornielles de Holanda | |
Creación | 1516-1520 | |
Ubicación | Catedral de Orense | |
Estilo | Gótico | |
Material | Madera policromada | |
El retablo mayor de la catedral de Orense es una obra de principios del siglo XVI ubicada en el altar de la catedral homónima. Realizado por Cornielles de Holanda, este retablo constituye un ejemplo del estilo gótico influenciado a su vez por el arte renacentista y franco-borgoñón.1
Elaborado entre los años 1516 y 1520 y formado por cuatro cuerpos y cinco calles, lo más destacado es la iconografía del conjunto, la cual se organiza en torno a tres ejes: el primero de ellos presidido por una talla sedente de San Martín de Tours, patrono de la catedral; el segundo conformado por una representación cíclica de las vidas de María y Jesús; y el tercero protagonizado por la Asunción de María, copatrona de la iglesia junto con San Martín.2
El retablo se constituye como un libro abierto cuya lectura, de izquierda a derecha, comienza desde el extremo izquierdo de la parte superior, no formando la calle central parte de esta narrativa, a excepción de la escena mostrada en el cuerpo inferior, la cual representa La Piedad. Todas las representaciones se basan en los evangelios canónicos, salvo las dos primeras (Natividad de María y La Presentación de María en el Templo siendo Niña) y la octava (La Dormición de María), tomadas de los evangelios apócrifos. Las escenas mostradas en el retablo son, desde la parte superior y de izquierda a derecha: Natividad de María; La Presentación de María en el Templo siendo Niña; La Anunciación; La Visitación; El Nacimiento y Adoración de los pastores; La Epifanía; La Circuncisión; La Dormición de María; El Niño Jesús entre los Doctores; El Bautismo de Jesús; La Última Cena; Oración del Huerto; La Flagelación; La Crucifixión; La Piedad; El Entierro de Cristo y La Resurrección.
Respecto a los intercolumnios, ubicados bajo doseles, estos constan de treinta y seis figuras pintadas de blanco en el siglo XIX.3 Pese a que no todas han podido ser identificadas, sí se conoce la identidad de la mayor parte de ellas, existiendo figuras del Antiguo Testamento (David, Abrahám, Isaías, Juan Bautista, los doce apóstoles, etc.) y varios santos y santas (San Francisco, Santo Domingo, San Roque, Santa Marina, Santa Eufemia, Santa Lucía, Santa Catalina, Santa Marta, etc.), destacando particularmente una tosca figura de Santiago Peregrino rehecha en el siglo XIX. Por su parte, la zona superior del retablo se encuentra decorada con mascarones y con escudos episcopales, estos últimos emplazados en los laterales y sostenidos por salvajes. El retablo fue sufragado por Don Orlando Carretto della Rovere, quien fue obispo comendatario de 1511 a 1527.3
Formando unidad con el retablo se hallan los retablos relicario de Santa Eufemia y los Santos Facundo y Primitivo a derecha e izquierda respectivamente, ambos del siglo XVIII. Sobre las urnas acristaladas que albergan las reliquias se encuentran escenas en relieve con el martirio y el hallazgo de los cuerpos, obra de Francisco de Castro Canseco en 1717, y, sobre estas, escudos del cabildo y del obispo Dámaso Egidio Iglesias Lago, realizados durante la Restauración. En lo que respecta a las urnas con las reliquias, las mismas se encuentran custodiadas a ambos lados por tallas vestidas a la moda del siglo XVIII de San Facundo y San Primitivo en la de la izquierda y de Santa Marina y Santa Eufemia en la de la derecha, obra de Castro Canseco. Junto al retablo y en la parte superior de la capilla se ubican dos grandes lienzos los cuales representan el martirio de los Santos Facundo y Primitivo a la izquierda y el martirio de Santa Eufemia a la derecha. Estos cuadros, cuyos marcos dorados son de estilo barroco, son obra del pintor Manuel Peti Vander y fueron obsequio de Don Simón Pérez Pavía en 1721.3 Bajo estos lienzos destacan el sepulcro del cardenal Don Pedro de Quevedo y Quintano a la izquierda y un magnífico sepulcro anónimo a la derecha, conocido como el sepulcro del obispo desconocido. Respecto al de Don Pedro de Quevedo, el cabildo, con la ayuda de Don Manuel Fernández Varela, Comisario General de la Santa Cruzada y admirador de Quevedo, promovió la construcción del monumento funerario de mármol de Carrara al escultor Antonio Solá. El sepulcro, el cual cuenta con firma y está fechado en Roma en el año 1833, fue colocado en el lado izquierdo del presbiterio bajo la dirección de los arquitectos Don Alejo Andrade y Don Domingo Lareu.3 En lo relativo al sepulcro anónimo, datado a comienzos del siglo XIV, se ha propuesto que el mismo pertenece a Don Gonzalo Núñez de Novoa (fallecido en 1332). Este sepulcro, el cual destaca por ser uno de los monumentos funerarios más importantes conservados en Galicia, muestra una imagen yacente del obispo vestido con sus prendas pontificiales, una representación detallada de sus funerales, la intercesión de la Virgen y el Juicio Final en la parte superior.
Por su parte, el altar fue realizado y colocado frente al retablo en 1966 con piezas de la sillería del coro gótico, siendo consagrado el 16 de enero del mismo año por el obispo Temiño Sainz. La sillería del coro, datada entre 1580 y 1590 y elaborada en madera de nogal, es obra de Diego de Solís y Juan de Angers, con gran influencia de Juan de Juni. La cátedra episcopal constituye una doble sede encargada por el obispo Ilundain en 1916 al ebanista Ricardo Pérez, mientras que la cruz que preside el presbiterio, realizada en plata sobredorada con cabujones de esmalte, es una obra clasicista del siglo XVII. Así mismo, la lámpara suspendida en el centro de la nave, fechada en el siglo XVII y realizada en plata, fue un obsequio del obispo Ares de Canabal, siendo las lámparas de hierro forjado, datadas hacia 1930, obra del herrero Manuel Martiña. Por su parte, las dos rejas menores que cierran los accesos laterales fueron construidas en 1631 por el rejero Amaro Pérez y las mismas presentan imágenes de la Virgen y San Martín. En lo tocante a los extremos del crucero, las rejas allí ubicadas son obra de Juan Bautista Celma y datan de 1589.4 Las mismas portan el escudo del obispo Don Pedro González de Acevedo así como relieves marianos, un San Martín y figuras de bulto redondo con el Calvario y varios santos y santas. Los púlpitos, obra también de Celma, cuentan con tornavoces del siglo XVIII.3
Respecto al cimborrio que corona la capilla, este posee bóveda estrellada y su autoría corresponde al maestro Rodrigo de Badajoz. De estilo gótico, fue realizado entre 1499 y 1505 y su función consiste en iluminar la Capilla Mayor, concentrándose la luz sobre el retablo que preside el altar. Hasta su construcción hubo en su lugar una bóveda de crucería con una estructura de vigas que permitía colgar un incensario, a imitación del famoso botafumeiro de Santiago de Compostela.
El retablo mayor de la catedral de Sevilla es una gigantesca obra de arte que fue comenzada por el escultor hispano-flamenco Pedro Dancart en 1481. Está considerado el mayor retablo de la cristiandad, con 26 metros de alto, 18 de ancho y 5 de profundidad y más de 400 m2 de superficie. Describe varios pasajes evangélicos, descritos en más de 200 imágenes, elaboradas en nogal y castaño por lo que se pudiera denominar "El evangelio de madera más grande del mundo", por lo que tenía una función didáctica y evangelizadora muy efectiva.
Se lee por filas horizontales llamados cuerpos y de abajo hacia arriba, y la que se lee de arriba hacia abajo es el cuerpo central que es un poco más ancho que el resto.
Las figuras van creciendo de tamaño de abajo hacia arriba, para mantener un perspectiva visual coherente; y la razón de tanto detalle, es pensando más que en el ojo humano, en el ojo divino.
Se inició la construcción en 1482 y se realizó a lo largo de más de 80 años, quedando totalmente finalizado en 1564. En él trabajaron de forma sucesiva diversos artistas españoles y extranjeros, entre ellos Alejo Fernández, Jorge Fernández,1 Roque Balduque, Juan Bautista Vázquez el Viejo y Pedro de Heredia.
El 19 de abril de 1480 el cabildo catedralicio acordó comunicar por carta a Dancart su nombramiento como maestro mayor de las obras de carpintería de la catedral. El 23 de octubre de 1481 se acuerda fijar un salario para este escultor y ofrecerle las dependencias el Colegio de San Miguel para que instalase su taller. En este lugar estaría ubicada la "Casa Talla" y las viviendas de los operarios, aunque los maestros vivían en la calle Cuernos (hoy del Aceite).1
Pedro Dancart fue el primer diseñador del retablo mayor.2
En noviembre de 1481 se acordó pagar al artista para que adquiriese maderas para el futuro retablo mayor. El 26 de agosto de 1482 se produjo primera entrega procedente de Flandes, ya que consta que se encargó al mayordomo de fábrica que facilitase carros y hombres para transportar la madera desde el puerto hasta el taller.1
El 11 de septiembre de 1482 los canónigos Luis Sánchez y Juan de Saavedra fueron comisionados para ver y debatir dónde se debía de labrar el retablo.1 El 21 de octubre de este año fueron comisionados varios miembros del cabildo para que contactasen con los maestros y debatiesen lo que, según ellos, se debía hacer.1 El 13 de noviembre se ordenó al mayordomo de fábrica que pagase a Dancart a cuenta del retablo que debía de hacer y, seis días después, se acordó abonarle en diciembre más fondos para gastos que el artista tenía que adelantar de su bolsillo.1
El 16 de marzo de 1485 consta un pago a Dancart a cuenta de un flete de madera embarcada de Coria del Río a Sevilla y el 21 de abril de 1486 consta otro pago para la adquisición de madera de bornes.1 En 1488 parece que el escultor ya había fallecido. El 14 de abril de 1488 una comisión integrada por el arcediano de Écija, Fernando García de Bobadilla, el doctor Alonso Ponce y el licenciado imperial pasaron a inspeccionar lo que hasta ese momento se había labrado del retablo.1
Posteriormente, llegó un nuevo tallista, llamado maestre Marco, oriundo de Flandes, para trabajar en el retablo. Para afrontar este compromiso laboral debió contar con la fianza que le otorgaron el 24 de septiembre de 1489 el escultor Pedro Dancart y el pintor Antón Sánchez de Guadalupe, ya que carecía de bienes para garantizar el cumplimiento del encargo.1
En 1498 Marco recibió algunos pagos, quizás por continuar con el retablo diseñado por Dancart. Sin embargo, hay constancia de que este maestro tuvo otros encargos los primeros años del siglo XVI, lo que habría provocado la ralentización de su avance en este retablo.3
En 1504 llegó a Sevilla como arzobispo fray Diego de Deza, destacado teólogo y testamentario de Isabel la Católica. El 22 de julio de 1507 el cabildo mencionó el retablo.3 A principios de enero de 1508 el cabildo acordó llamar al pintor Alejo Fernández y al escultor Jorge Fernández, que se encontraban en Córdoba. Es posible que Deza, siendo obispo de Jaén, hubiera visto trabajar a estos artistas en el Monasterio de San Jerónimo de Baeza en 1497. Ambos artistas debieron llegar a Sevilla a finales de enero de 1508 y el 26 de ese mes se comisionó a dos capitulares para que contratasen con el pintor y el imaginero el retablo mayor de la catedral. El impulsor de esta contratación fue el arzobispo. El 28 de enero se contrató con ellos la ejecución de la obra ante el notario apostólico García Hernández. Aunque ambos artistas regresaron a Córdoba, volvieron a Sevilla al mes siguiente. Se hizo acopio de materiales en febrero y el 10 de marzo se evaluó el estado en que se encontraba el proyecto del retablo.1
Antes de encargarse del retablo, el 15 de mayo de 1508 se encargó a Jorge y a Alejo la escultura y pintura de la viga que se iba a poner en el crucero. Jorge Fernández llevó a cabo la tarea entre 1509 y 1512.1 En ella, Jorge Fernández plasmó la Quinta Angustia y el apostolado.1
El 7 de mayo de 1511 los capitulares acordaron pagar al maestro mayor del templo por "dar horden como se haga el modelo del altar mayor", por lo cual se abonaron 7500 maravedís en el mes de septiembre. Este encargo y esta elevada cifra dan a entender que lo que se había pedido es la elaboración de una traza o maqueta para la finalización del retablo mayor, responsabilidad compartida por Alejo y Jorge Fernández. Los pagos son "a los que fizieron el modelo" y hay un abono a Alejo "por las muestras que fizo para el retablo y para las rejas".1
La caída del cimborrio el 28 de diciembre de 1511 debió ralentizar la ejecución de la obra. Esto vino acompañado de nuevos proyectos para la reorganización del presbiterio, que duraron hasta 1520.1
Después de 1520 se fueron sucediendo continuos desembolsos para la terminación de la obra del retablo. Se puso en marcha, sobre todo entre 1523 y 1526 (año de la boda del emperador Carlos V en Sevilla), un nutrido equipo de tallistas y ensambladores a cargo de Jorge Fernández en el cual estaban Francisco de Ortega, Gómez de Horozco y Sebastián Rodríguez.1 La Quinta Angustia y el apostolado realizados por Jorge Fernández en la viga, pasaron a constituir, por acuerdo capitular del 15 de enero de 1526, el ático del nuevo retablo.1
El dorado y el estofado fueron realizados por Alejo Fernández y por Andrés de Covarrubias.4 A principios del siglo XVI el micer Domingo (Domenico Alexandro) realizó varias figuras.4
En 1550 el cabildo decidió añadir dos calles laterales a cada lado situadas en ángulo recto junto a lo realizado. Esta ampliación supuso la necesidad de tallar 16 nuevos relieves con escenas del antiguo y el nuevo testamento, por lo que el número de relieves principales ascendió a 44. Esta segunda fase se inició en 1550 y fue completada en 1564.5 En 1551 participaron Roque Balduque, Pedro Becerril, Juan de Villalba y Diego Velázquez (no confundir con el pintor del siglo XVII).6 En 1552 participó Pedro Bernal. En 1553 llamaron a Juan Reclid y a Luis del Águila, que residían en Jaén, para tasar lo que los anteriores maestros habían realizado.6 En 1554 participaron Pedro de Heredia, Juan López, Andrés López del Castillo.6 En 1555 los hijos de Andrés López del Castillo: Nufrio de Ortega y Juan de Palencia.6 En 1561 participó Juan Bautista Vázquez. Algunos de los maestros anteriormente nombrados colaboraron en otras ocasiones hasta 1564.6
El conjunto se completa con un dosel a modo de techo, en el centro del mismo se encuentra una piedad flanqueada por representaciones de los apóstoles. En la cúspide del monumental retablo se sitúa un antiguo cristo crucificado del siglo XIV que se conoce como Cristo del Millón. En la parte más baja del retablo, en el centro del banco, está ubicada la antigua talla de la Virgen de la Sede, del siglo XIII, que le da nombre al templo.
Debajo de la Virgen de la Sede hay un sagrario de plata. Este sagrario fue realizado por Francisco de Alfaro en 1593. Es un recipiente de forma semielíptica con varios relieves figuras de profetas debajo y de ángeles arriba.2
Según el historiador del arte José Gestoso y Pérez:2
El espíritu se abisma al considerar el prodigioso alarde de trabajo material y de inventiva que representa aquel verdadero mundo del arte, sus colosales proporciones, el esmero y delicadeza de su talla, los infinitos promenores con los que está enriquecido, que se escapan a la más penetrante mirada, y el exquisito gusto que en toda la obra se advierte, producen un verdadero asombro.
La capilla donde se encuentra el retablo está cerrada por una gran verja de hierro forjado y dorado costeada por el arzobispo Diego de Deza. Fue fabricada en la primera mitad del siglo XVI. Esta reja es la principal obra del fraile y rejero Francisco de Salamanca, que fue un religioso dominico. La realizó con la ayuda de su compañero Juan de Yepes y de su discípulo Antonio de Palencia.2 Esta reja consta de tres cuerpos. El cuerpo inferior tiene seis columnas corintias. Sobre los intercolumnios hay unas molduras ornamentales y un círculo central con el rostro de Jesús. El segundo cuerpo tiene seis columnas más estilizadas, sobre las cuales hay una fraja de círculos con personajes bíblicos. Encima de esta franja hay una representación del Santo Entierro.2
En dos flancos laterales de la capilla hay otro par de rejas del siglo XVI. El artesano conquense Sancho Muñoz las diseñó y comenzó a fabricarlas junto con Juan de Yepes en 1518. Fueron finalizadas por Diego de Idobro en 1523. Constan de un par de cuerpos con pilastras, separados por motivos ornamentales.
El retablo mayor de la Catedral del Salvador de Zaragoza se encuentra en la Capilla Mayor o Presbiterio de la Seo. Fue tallado entre 1434 y 1480 en dos fases, la primera a cargo de Pere Johan (de cuya obra se conservan sotabanco y banco) y, a partir de 1467, por Hans de Suabia, que se ocupó de las escenas centrales. También trabajaron en los pináculos Francisco Gomar y en el remate de las figuras del guardapolvo Gil Morlanes el Viejo. Se la considera una de las obras más logradas del arte gótico europeo y la joya más preciada de la catedral. Sus dimensiones son 16 × 10 metros.
La obra fue promovida por el arzobispo-mecenas Dalmau de Mur, quien llamó al reconocido escultor Pere Johan —con quien había trabajado en la catedral de Tarragona— a labrar, en alabastro policromado de Gelsa, el sotabanco y el banco (1434-1440). Sobre ese basamento el autor emprendería posteriormente la talla del cuerpo del retablo, tallado en madera y cerrado con puertas. Por tanto el proyecto inicial del retablo consistía en un sotabanco y banco hechos de alabastro policromados; sobre él un cuerpo de tres calles con escenas talladas en madera separadas por entrecalles de alabastro. El cuerpo principal se mantendría cerrado, salvo en las grandes conmemoraciones litúrgicas, por dos grandes puertas de madera.
Las capitulaciones suscritas entre Pere Johan y el arzobispo Dalmau de Mur dictaban, en otras cosas, lo siguiente:
Primerament que el dito Pere Johan continue las obra del dito retaulo, el qual ya yes comeneado, e obre aquel con las istorias et en la forma por los ditos senyor e capitol con el concordadas, ejure no partir de la ciudat de Caragoqa durant la obra del dito retaulo daquia que sia acabado de piedra e de fusta, e posado con toda su perfeccion fins pintar, segun yes concordado, sínlicencia demandada e obtenida del dito senyor, e sí sera absent, de su vicario general.Item, el dito senyor arcebispe e su capitol prometen dar al dito Pere Johan por sus trebaslos, todos los días que obrara en cascun día seys sueldos jaqueses...
Item, el díto senyor e capítol prometen que toda hora que el díto retaulo sera acabado de piedra e defusta con sus ístorias, segun yes, fins sera posado con toda su perfeccin, del pintar de colores e de oro, le daran ultra sus jornales e precios e salaríos de aquellos, mil florines doro pagaderos segunt se sigue: que cada e quando el dito en Pere Johan havra feyta una istoria, reciba CL. florines; feyta la otra, otros CL. e feyta la tercera, otros CL. florines, e que los restantes cientos cincuenta ha quando todo el retaulo sera acabado de obrar esposar, segunt de suso sefaze mencion.
El cuerpo principal del retablo fue tallado en madera por el propio Pere Johan entre 1441 y 1445, en un estilo gótico-flamígero, sin conocer con exactitud los temas y composición de las escenas. Dichas escenas, seguramente tres, estaban separadas por pilares de alabastro. En el centro del retablo se situó la imagen, también en alabastro, de Dios Padre bendiciendo. La talla de los pináculos de coronación del retablo las llevó a cabo el maestro Francí Gomar en 1457, también en madera.
En 1467 el escultor alemán Hans de Suabia (Hans Pieter Danzer o Hans Piet Danso, como aparece nombrado en los contratos de la época) fue contratado por el arzobispo D. Juan I de Aragón para sustituir las escenas de madera del cuerpo del retablo por otras de alabastro. El cuerpo central representa la adoración de los magos y las laterales la transfiguración de Cristo y la ascensión a los cielos. Hans de Suabia finalizó la obra en 1474 (trabajando apenas sin ayuda) y cobró ciento cincuenta florines al terminar cada una de ellas. Poco después firmó un contrato para trabajar la parte superior cubierta por grandes doseletes góticos.
La inesperada muerte de Hans de Suabia en 1478 llevó a su discípulo, Gil Morlanes el Viejo a tallar y dorar las figuras del guardapolvo. Realizó también un receptáculo para el sagrario catedralicio.
En el sotabanco pueden apreciarse los escudos del arzobispo y del cabildo catedralicio. Las antiguas puertas laterales, que daban paso a una pequeñísima sacristía situada en el ábside, están ocupadas actualmente por dos imágenes de alabastro que representan a S. Valero y a S. Vicente.
En el banco se encuentran cuatro escenas de la vida de santos aragoneses, son:
- El martirio de San Lorenzo en la parrilla
- El milagro de la endemoniada ante el relicario de San Valero en la Seo
- San Valero y San Vicente interrogados por el prefecto Daciano en Valencia
- La "invención" del cuerpo de San Vicente en las afueras de Valencia
Entre ellas se encuentran tres nichos destinados, precisamente, a albergar los magníficos bustos-relicarios de san Valero, san Vicente mártir y san Lorenzo, donadas por Benedicto XIII. Están realizados en plata y esmalte.
En el cuerpo del retablo permanecen en pie cuatro pilares de alabastro —tallados por Pere Johan— que estructuran las tres calles, con ocho mensulones en sus frentes, sostenidos por figuras de niños y ángeles músicos que a la vez soportan sobre sus cabezas las imágenes de santos y sus atributos identificadores. Destaca un bellísimo marco de alabastro que encuadraba al Padre Eterno en actitud bendecidora, centro de la escena principal. Juan de Aragón, arzobispo entre 1458 y 1475, retiró esta imagen —expuesta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña— para transformar el hueco en óculo expositor, en marzo de 1473.
Las tres escenas principales, talladas por Hans de Suabia y que sustituyeron a las de madera, destacan por su grandiosidad y su gran calidad técnica. Son obras naturalistas con tipos de claro carácter germánico. La más cuidada es la central, dedicada a la Epifanía, advocación de la catedral. Esta escena emplea una estampa como modelo compositivo y gozó de gran popularidad entre la población aragonesa del siglo XV. Las otras escenas, dedicadas a la Transfiguración y a la Ascensión, son casi simétricas.
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