MONUMENTOS DE ESPAÑA
Es una de las fuentes más famosas de la provincia de Ciudad Real, la Fuente Agria localizada en el Paseo de San Gregorio de Puertollano, es uno de los iconos más emblemáticos de esta ciudad, debido a que el agua que de ella sale (conocida como agua agria por su alto contenido en hierro), tiene una gran importancia en la historia de este emplazamiento.
Los primeros datos de su existencia se remontan al año 1575, durante el reinado de Felipe II,1 debido a que en las Relaciones Topográficas (documento que por orden de Felipe II se mandó escribir) se recogen citas pronunciada por este Rey cuando probó las aguas de esta fuente: “esta villa tiene agua dentro della, la que ha menester para su gasto y beber, en moderada cantidad de pozos y que tiene junto a la dicha villa una fuente que se llama la Fuente Aceda porque el agua della es agria y sale la dicha agua encima de tierra hirviendo hacia arriba ordinariamente sin cesar”. En 1628, el doctor Alfonso Limón Montero2 fue uno de los primeros estudiosos en hablar sobre las propiedades beneficiosas de esta agua, publicando una obra llamada Espejo cristalino de las aguas de España.
Sobre el año 1850 se publicó en Madrid un documento llamado Ensayo práctico sobre la acción de las aguas minerales, que daba a conocer sus efectos beneficiosos en la salud. Así fue que, llegado 1894, el agua de esta fuente llegó a ser embotellada con el nombre de “agua acidulo alcalino-ferruginosa de Puertollano”, y siendo vendida al precio de 38 céntimos de peseta la botella, aludiendo a que su uso era beneficioso frente a afecciones crónicas, problemas intestinales o enfermedades cutáneas porque, en aquella época, se decía que la ingesta del agua agria ayudaba a activar la circulación, estimulaba el sistema nervioso y favorecía la digestión, además de ser beneficiosa para la piel.
En el año 2008 la Fuente dejó de echar agua, y aunque no es la primera vez que ocurre esto en su larga historia, sí es la más recordada (en 1860, 1865 y 1950 por distintos motivos dejó de manar); de repente los 4 caños por los cuales sale un chorro muy abundante, dejaron de manar agua. Para investigar lo sucedido, se enviaron a hidrogeólogos y obturadores.
Debido a que el nivel freático de Puertollano está muy próximo al suelo de edificación y que además se construyeron edificios durante los años 70, provocó que el manantial sufriera daños. En 1974, la demolición de la antigua plaza de toros provocó un gran anegamiento en este solar del material ferruginoso y, posteriormente, en los años 90, la construcción del nuevo Auditorio y la remodelación de la Casa de Baños3 menguaron la cantidad y calidad del agua.
En noviembre de 2008, con el inicio de construcción de un nuevo inmueble en la calle Ave María (muy cerca de la Fuente), a raíz de la construcción de varias plantas subterráneas para aparcamiento, empezó a menguar el caudal hasta que en la madrugada del 11 de diciembre dejó de manar agua, lo que conllevó una gran polémica social en Puertollano.
Finalmente, se replanteó este edificio con una sola planta subterránea y el agua volvió a brotar, eso si, con mucha menos calidad que antes.
Fuente Grande | ||
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Tipo | fuente y monumento | |
Catalogación | bien de interés cultural | |
Localización | Ocaña (España) | |
Coordenadas | 39°57′25″N 3°29′48″O | |
Construcción | 1578 | |
La Fuente Grande es un monumento de la localidad española de Ocaña, en la provincia de Toledo. Se trata de un ejemplar de la arquitectura renacentista, más exactamente de estilo herreriano. Cuenta con el estatus de Bien de Interés Cultural. En la época que se construyó, fue conocida como Fuente Nueva,12 para distinguirla de la otra fuente que ya existía.
Esta obra de beneficio público se comenzó el año 1573 y se finalizó el año 1578. Su proyecto se atribuye a Juan de Herrera y aunque no se halle documento que lo pruebe, todo hace creer que es un diseño del afamado arquitecto de Felipe II. Si analizamos la edificación lograremos ver que muchos de los componentes son análogos a los empleados, tanto en el monasterio de El Escorial como en el Palacio Real de Aranjuez, más aún si conocemos que por aquellos momentos dicho arquitecto se ocupaba en la edificación de este último. Sus artífices fueron dos ocañenses: Blas Hernández y Francisco Sánchez, empleándose en la construcción canteros de esta localidad, al igual que del tallado y cincelado de las piedras incluidos los escudos nobiliarios de la villa que fueron elaborados por Alonso de la Carrera.
En 1784 y 1829 padeció la fuente dos considerables inundaciones que le provocaron muchos desperfectos, subsanados con bienes del Municipio y pidiéndose para ello dinero al censo mediante impuestos. El 18 de octubre de 1870 el regidor del Ayuntamiento y ayudante de ingeniero, Martín Caballero y Cabello, entregó un proyecto que fue admitido y realizado, para proveer a esta fuente de diez caños y cerrar los dos primitivos, cuya obra concluyó el 18 de diciembre del mismo año, ascendiendo su coste a 15.300 reales.
El 24 de agosto de 1976 fue declarada monumento histórico-artístico de carácter nacional, mediante un real decreto publicado el 23 de septiembre de ese mismo año en el Boletín Oficial del Estado.1 En la actualidad tiene la consideración de Bien de Interés Cultural.
De configuración rectangular, se halla distribuida en dos zonas: la fuente propiamente dicha y los lavaderos. Puede ser denominada como "El Monumento al Agua".
Su frente principal (62 x 55 metros) lo constituye una amplia galería de piedra cubierta, austera y refinada ornamentada por veinte pilastras de orden toscano de sillería, que conforman otros tantos arcos adintelados. En los límites de la fachada logramos ver sendos escudos nobiliarios de la Villa también en piedra. Antiguamente el agua brotaba por sus diez caños que rebosan a un pilón de sillería separado en compartimentos que se explotaron como abrevaderos.
Las paredes interiores son de ladrillo como los arcos y bóvedas que techan la galería y por la que manan en dos tarjeas las aguas que proceden de ambos lados del valle. Se da entrada a dicha fuente por una rampa al oeste y a través de una amplia escalera de sillería de dos tiros al sur. A pocos metros de la fuente y bajo el interior de la tierra, emerge una mina de agua que es canalizada a lo largo de un túnel de ladrillo de más de 274 metros de largo por 2 metros de alto y 1,22 metros de ancho. Los mecanismos para subir el agua a la población fueron instalados en 1888, componiéndose de diez motores con una potencia total de 175 caballos. El agua que mana de esta mina tiene una dureza de 47°.
Los lavaderos están separados de la fuente por una robusta muralla, teniendo su acceso por una escalera de sillería de dos tiros. Este patio enlosado de configuración rectangular tiene dos amplios pilones de sillería semejantes y paralelos, ejerciendo en su época de lavaderos públicos y pudiendo hacer uso del mismo unas trescientas mujeres. En 1576 la fuente contaba sólo con dos caños, pero tan rebosantes y cuantiosos que podían suministrar a más de 3000 vecinos —que era el censo de aquel tiempo—, así como a más de 200 molinos de aceite existentes en la villa.
La fuente de la plaza de las Descalzas, o de la Mariblanca fue una fuente pública y ornamental de la ciudad de Madrid situada en la citada plazuela entre 1842 y 1892.1 Tenía ocho cañosa con una dotación de 14 RA abastecidos por el viaje de la Castellana y una asignación de 30 aguadores.123
En 1861, Mesonero Romanos en su libro El antiguo Madrid. Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas de esta villa describe así el aterrizaje de La Mariblanca en la plaza de las Descalzas:4
...y con la graciosa fuente colocada en el centro de la plazuela y á donde vino á refugiarse la estatua de la mitológica deidad que, con el prosaico nombre de la Mariblanca, reinaba sobre los aguadores de la Puerta del Sol y fue lanzada de aquél sitio, quedó completamente civilizada y secularizada aquella levítica plazuela.b
En 1838 tras ser desmantelada la fuente del Buen Suceso,5 que había estado en la Puerta del Sol desde la primera mitad del siglo xvii,6 se le buscó nueva ubicación a La Mariblanca, y finalmente la escultura coronó la nueva fuente instalada en la plaza de las Descalzas, donde permanecería más de medio siglo.
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