domingo, 25 de julio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

El sitio de Gibraltar de 1462 fue una victoria castellano-leonesa que permitió reconquistar a los nazaríes la plaza de Gibraltar, que había sido tomada por los benimerines en 1333. Fue el octavo de los grandes sitios sufridos por Gibraltar.

Sitio de Gibraltar
Batalla del EstrechoReconquista
Fecha17-20 de agosto de 1462
LugarGibraltar
Coordenadas36°09′19″N 5°20′45″OCoordenadas36°09′19″N 5°20′45″O (mapa)
ResultadoVictoria castellano-leonesa
Beligerantes
Estandarte de la Corona de Castilla.png Corona de CastillaStandard of Grenade after Cresques Atlas s XIV.svg Reino de Granada
Comandantes
Alonso de Arcos
Juan Alonso de Guzmán
Rodrigo Ponce de León
Mohámmed Caba

Historia[editar]

Prolegómenos[editar]

En 1462 la Corona de Castilla se encontraba en paz con el Reino nazarí de Granada, que se disolvía debido a las luchas internas entre Yúsuf V y su hermano Saad Ciriza.

Por entonces era alcaide de Tarifa Alonso de Arcos. La plaza era anhelada por Juan Alonso de Guzmán, II conde de Niebla, cuyo padre Enrique murió intentando conquistar Gibraltar en 1436, quien obtuvo en 1445 el ducado de Medina Sidonia como premio a sus servicios a la Corona.

Alonso de Arcos fue informado por un renegado gibraltareño, Alí el Curro, del mal estado de las defensas de su localidad natal, cuya guarnición había partido a Málaga junto con su alcaide para recibir a Muley Hacén, el hijo del sultán Saad Ciriza, liberado tras ser capturado en la batalla del Madroño.

La toma de Gibraltar[editar]

Convencido de lo factible de tomar la plaza, Alonso se resolvió a conquistar Gibraltar. Así, partió con toda diligencia de Tarifa junto con 80 caballeros y 180 peones el 15 de agosto de 1462, mientras pedía refuerzos a las ciudades de Jerez, Arcos, Medina y Cádiz y rogaba al duque de Medina Sidonia, así como al conde de ArcosJuan Ponce de León y Ayala, que acudieran con todas sus tropas.

Alonso tomó de inmediato prisioneros que confirmaron lo que le había contado Alí el Curro. Sin embargo, y a pesar de la debilidad de los defensores, fracasó el primer asalto general.

En los días siguientes, a medida que fueron llegando más refuerzos, los cristianos dudaron si debían retirarse ante la probabilidad de un largo sitio. Alí el Curro aconsejó a los jefes cristianos proceder de nuevo al asalto, pues la caída de la plaza sería inmediata, sospecha que se confirmó con la captura de algunos moros que trataban de huir de la plaza. Poco después la guarnición propuso entregar la plaza a cambio de que se les permitiera retirarse a Granada con sus bienes y se les pagara el precio de los que no pudieran transportar.

Los cristianos recibieron con alborozo la oferta pero Alonso de Arcos, aun dándoles esperanza, les dijo que carecía de autoridad para aceptarla y debían esperar hasta la llegada de su señor, el duque de Medina Sidonia o, en su defecto, el conde de Arcos. El primero en llegar fue el hijo del Conde, Rodrigo Ponce de León, con 300 lanzas. Informado de la situación, pasó a inspeccionar las defensas de Gibraltar. Los defensores, alarmados por la llegada de tropas enemigas, salieron a parlamentar. Pretendieron entregarse a don Rodrigo, que les dijo que también él carecía de autoridad y que al día siguiente llegarían su padre, el conde de Arcos, y el duque de Medina Sidonia para tomar el mando.

Al retirarse Rodrigo, el corregidor de Jerez, Gonzalo de Ávila, conminó a los gibraltareños a rendirse de inmediato, diciéndoles que en cuanto llegara el Conde procederían a conquistar la ciudad a la fuerza, y todos serían muertos o esclavizados. De tal modo le abrieron las puertas para entregarse a él en vez de a los nobles. Rodrigo, avisado de estas negociaciones, dio media vuelta de inmediato y, antes de que los jerezanos se apoderaran de la plaza, asaltó las puertas, colocó sus banderas en las torres y se apoderó con rapidez de la ciudad, mientras los moros huían o eran matados. Sin embargo, el castillo aún resistió.

Llegado al día siguiente el duque de Medina Sidonia, los gibraltareños enviaron una embajada declarándose dispuestos a entregarse únicamente a Medina Sidonia, por respeto a su persona y la memoria de su padre, muerto ante Gibraltar en 1436, según las condiciones ya expuestas, a cambio de su libertad y sus bienes, ya que estaban en condiciones de resistir cierto tiempo. Rodrigo, enojado, pidió al Duque que no aceptase, que el castillo ya estaba ocupado, que él había tomado la ciudad y que esperara a la llegada de su padre, el conde de Arcos para que ambos tomaran posesión de la fortaleza.

El Duque decidió que las banderas de ambos, cada una escoltada por cien soldados, fueran enviadas para tomar posesión de la plaza. Los gibraltareños pretendieron aceptar únicamente la bandera del duque de Medina Sidonia, y al ver que el alférez del Duque les daba la bandera, Rodrigo Ponce de León, creyéndose engañado, le golpeó con su espada, lo que enfadó sobremanera al Duque. No obstante, contuvo su ira y se avino a continuar según lo acordado. Ambas banderas entraron juntas en el castillo de Gibraltar. Pero las tropas de Medina Sidonia entraron poco a poco y se apoderaron de toda la fortaleza. Enterado de ello, un desairado Rodrigo hizo retirar su bandera y sus hombres. El Duque le envió una carta afirmando que no entendía su proceder, a lo que le contestó que sabía de sobra cuáles eran sus motivos, pues no iba a tolerar que la bandera de su padre se hallara bajo un poder ajeno y custodiada por soldados que no fueran los suyos, en vez de en las condiciones de igualdad que habían acordado. Comenzaba así la larga y amarga enemistad de las casas de Arcos y Medina Sidonia.

De tal modo, el viernes 20 de agosto de 1462, y entre discordias nobiliarias, Gibraltar pasó al dominio castellano, que se dilataría hasta la conquista inglesa de 1704.

Resultado[editar]

Al día siguiente llegó el conde de Arcos, narrándole su hijo todo lo sucedido y ofreciéndose a asaltar el campo del Duque para prenderle o matarle, a lo que respondió que no era ocasión y que ya tendrían su satisfacción. Una entrevista entre el Conde y el Duque encendió aún más los ánimos, al declarar el primero que su hijo hubiera podido tomar Gibraltar sin esperar por él, por pura cortesía, a lo que siguieron más réplicas y contrarréplicas. Saliendo de Gibraltar, los Ponce de León retaron a Medina Sidonia por haber roto su amistad y alianza, desafío que quedó sin respuesta. El conde de Arcos y su hijo se retiraron a Sevilla, pero aún se derramaría mucha sangre por la posesión de Gibraltar, manzana de la discordia entre los Guzmanes y los Ponce de León.

Ese mismo año, Enrique IV, desechando las reclamaciones nobiliarias, resolvió incorporar la ciudad al dominio real, proclamándose rey de Gibraltar y nombrando alcaide a Pedro de Porras. La plaza le fue entregada sin resistencia por Medina Sidonia, viendo cómo los Ponce de León se preparaban para combatirle bajo mandato del Rey en caso de que se rebelara contra sus órdenes. La entrega a Gibraltar del antiguo término municipal de Algeciras provocó la oposición de Jerez de la Frontera.

En 1463 el rey Enrique visitó la nueva adquisición de su Corona, saliendo a su encuentro el rey Alfonso V de Portugal, a la sazón en Ceuta. La regia visita se prolongó ocho días. El rey aprovechó para entregar la alcaidía a su valido, Beltrán de la Cueva, que a su vez la delegó en su cuñado Esteban de Villacreces, lo que provocó las vehementes quejas del duque de Medina Sidonia, considerando injusto conceder tal prerrogativa a un favorito sin méritos. A raíz de la deposición del rey Enrique y la proclamación de "Alfonso XII" por una conjura nobiliaria, en la llamada Farsa de Ávila, Medina Sidonia recibió del pretendiente la merced de Gibraltar, que se apresuró a hacer efectiva por la fuerza de las armas.






El acta del Bufadero de 1464 fue un tratado por el que los nueve menceyes de la isla de Tenerife (Canarias) acordaban rendir vasallaje a Diego García de Herrera, quien por su matrimonio con Inés de Peraza (hija de Hernán Peraza), era señor feudal de Canarias. El documento fue firmado el sábado 21 de junio junto a la desembocadura del barranco del Bufadero, donde estaba fondeada la flota castellana, certificado por el notario Fernando de Párraga y rubricado por el obispo Diego López de Illescas; los nombres de los menceyes guanches no fueron recogidos en el documento.

Las circunstancias de la firma del acuerdo no están claras en la historiografía canaria: aunque el texto original explicita que los menceyes aceptaron ser vasallos de Herrera,1​ opinión que siguen diversos autores,234​algunos historiadores lo refieren sólo como un tratado de paz,56​mientras otros apuntan que todo el episodio fue una farsa en la que los castellanos engañaron a los guanches para obtener una certificación escrita de su autoridad sobre la isla, 7​ o que los menceyes simplemente no entendieron el significado del documento.






La batalla de Calaf —también denominada batalla de Prats del Rey1​ fue una batalla de la Guerra civil catalana que tuvo lugar el 28 de febrero de 1464 entre Prats del Rey y Calaf. La victoria fue para el bando realista de Juan II de Aragón y los capitanes del ejército de Pedro de Portugal fueron hechos prisioneros, aunque el propio don Pedro logró escapar disfrazado al caer la noche.

Batalla de Calaf
Parte de Guerra civil catalana
Calaf.JPG
Vista de Calaf en la actualidad
Fecha28 de febrero de 1465
LugarCalafPrats del Rey y Noya
Coordenadas41°44′38″N 1°30′54″ECoordenadas41°44′38″N 1°30′54″E (mapa)
ResultadoVictoria realista
Beligerantes
Arms Aragon-Sicily (Template).svg Juan II de AragónArchivo:Blason ville it Milan (Lombardia).svg Generalidad de Cataluña
Comandantes
Arms of Henry II, Count of Empúries, Duke of Segorbe.svg Enrique de Aragón y Pimentel
Arms of the House of Folch, Dukes of Cardona.svg Joan Ramon Folc IV de Cardona
Armoiries Aragon Sicile.svg Mateu de Montcada
Arms Aragon-Sicily (Template).svg Bernat Hug de Rocabertí
Archivo:Blason ville it Milan (Lombardia).svg Pedro de Portugal, conde de Barcelona
Armes Rocaberti.gif Jofre VII de Rocabertí y de Montcada
Archivo:Blason ville it Milan (Lombardia).svg Bernat Gilabert II de Cruïlles
Archivo:Blason ville it Milan (Lombardia).svg Hug Roger III de Pallars Sobirá
Archivo:Blason ville it Milan (Lombardia).svg Francesc de Fenollet
Archivo:Blason ville it Milan (Lombardia).svg Guerau de Cervelló
Fuerzas en combate
60 caballeros
600 jinetes
1000 infantería
130 caballeros
500 jinetes
2000 infantería

Antecedentes[editar]

Tras la pérdida de la estratégica plaza de Villafranca del Panadés en agosto de 1464, Pedro de Portugal, proclamado en enero de ese año como nuevo soberano del Principado de Cataluña por las instituciones catalanas rebeldes a Juan II de Aragón, reunió en Barcelona un nutrido contingente de tropas para hacer frente a la previsible ofensiva de las fuerzas realistas fieles a Juan II. En efecto estas a principios de enero de 1465 iniciaron el asedio de Cervera y cuando Pedro de Portugal tuvo noticia de que las fuerzas sitiadoras al mando del conde de Prades iban a recibir el refuerzo de un nuevo contingente comandado por el jovencísimo príncipe heredero don Fernando, que entonces solo contaba con trece años de edad, salió desde Vich, donde había establecido su cuartel general, para Cervera. Su ejército acababa de ser reforzado con tropas portuguesas y borgoñonas y contaba con los jefes militares rebeldes más destacados: Pedro de EçaBeltrán y Juan de Armendáriz, el conde de PallarsGuerau de Cervelló, el barón de Cruïlles, el vizconde de Rocabertí y el vizconde de Roda.3

A su encuentro salió el ejército realista que también contaba con sus más importantes capitanes. Junto al conde de Prades y a su hijo Juan Ramon Folch III, se encontraban el arzobispo de Tarragona, el conde de Módica, el infante don Enrique conde de Ampurias y el castellán de Amposta Bernat Huc de Rocabertí ―solo faltaba don Alfonso de Aragón, hijo natural de Juan II―. El enfrentamiento en campo abierto se produjo el 28 de febrero entre Prats del Rey y Calaf.4

Desarrollo[editar]

Las tropas realistas cobraron una ventaja inicial que resultaría decisiva cuando las huestes comandadas por el conde de Prades y el castellán de Amposta rompieron la vanguardia del ejército de Pedro de Portugal formada por tropas borgoñonas. Este se vio incapaz de maniobrar al quedar rodeado y acabó siendo dispersado por las fuerzas realistas. La llegada de la noche fue lo que evitó que el ejército de Pedro de Portugal fuera derrotado completamente, pero no impidió que sus principales jefes fueran hechos prisioneros ―solo el propio Pedro de Portugal logró huir, disfrazado―.5

Consecuencias[editar]

Juan II perdonó la vida a los jefes rebeldes hechos prisioneros. Jaume Vicens Vives comenta que «quizá en 1463 la suerte de estos personajes habría sido rubricada por el patíbulo. Pero en 1465 Juan II se proponía ser más cauto, prudente y magnánimo. Como en Lérida, por sentimiento o cálculo, se propuso ser rey de todos los catalanes».4

Según este mismo historiador, «el triunfo de Calaf señaló un punto decisivo en la guerra revolucionaria. AragónValenciaMallorca y Sicilia, hasta entonces más o menos expectantes, se entregaron decididamente a la causa real». En la ciudad de Valencia, por ejemplo, se celebró una solemne procesión fara festejar la victoria y sus jurados se aprestaron a conceder dos préstamos al rey Juan II por valor de 68.000 sólidos, ejemplo que siguieron ZaragozaPalermo y Mesina.5

Por su parte Pedro de Portugal, para compensar el desastre de Calaf, dirigió un ejército para conquistar la La Bisbal, punto estratégico de las comunicaciones entre Gerona y la costa y que estaba defendido por el obispo de Gerona Joan Margarit. La plaza capituló el 7 de junio. «Éxito que fue coreado como un triunfo extraordinario, pero que no disimulaba la gravedad de la situación. El propio príncipe se exclamaba de que tenía la gente “pobre y deshecha”», comenta Jaume Vicens Vives.

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