martes, 27 de julio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

La batalla de la Vega Real, también llamada batalla del Santo Cerro o batalla de Jáquimo, tuvo lugar el 27 de marzo de 1495 en la isla de La Española entre una alianza aborigen y las fuerzas castellanas, comandadas por Cristóbal ColónBartolomé Colón y Alonso de Ojeda, con la ayuda de aborígenes de Guacanagarix.

Batalla de la Vega Real
Cristobal Colón, 1493 "La gran batalla que tuvo el almirante con el Rey Guarionex y cien mil indios en la Vega Real". (4383849255).jpg
Fecha27 de marzo de 1495
LugarConcepción de La VegaIsla La EspañolaVirreinato de las Indias
ResultadoDecisiva victoria castellana
Consecuencias
  • Pacificación de las tribus aborígenes de La Española a la Corona de Castilla.
Beligerantes
Pendón heráldico de los Reyes Catolicos de 1475-1492.svgCorona de Castilla
Cacicazgo de Marién
Cacicazgo de Managua

Cacicazgo de Maguá Cazicazgo de Higüey

Cazicazgo de Jaragua
Comandantes
Cristóbal Colón
Bartolomé Colón
Alonso de Ojeda
Guacanagarix
Manicatex
Guarionex
Cayacoa
Bohechío
Fuerzas en combate
200 infantes castellanos
20 caballos
20 perros de presa
Varios cientos de aborígenes del Cazicazgo de Marién.
Aborígenes en superioridad numérica

Antecedentes[editar]

Colón en las Antillas[editar]

En su primer viaje a lo que hoy se conoce como América, Colón descubre La Española en 1492 y ordena instalar la Villa Navidad, que es aparentemente arrasado por el cacique de MaguanaCaonabo, en 1493.

En el contexto de su segundo viaje a América, Cristóbal Colón desembarca en La Española con un contingente militar. Tras un viaje de exploración por Cuba y otras islas, regresa el 29 de septiembre de 1494 a La Española en bastante mal estado de salud. En el puerto de Villa Isabela se encuentra con su hermano Bartolomé, navegante y militar al que Colón había nombrado adelantado y gobernador de las Indias para que le ayudase en la complicada gestión de una isla en rebeldía de aborígenes o de su propia expedición.

El apresamiento de Caonabo[editar]

Caonabo, cacique de Maguana, del que los castellanos sospechaban que había arrasado la Villa Navidad, intentó acabar con el Fuerte Santo Tomás, que fue defendido por Alonso de Ojeda. Tras esto, Caonabo hizo un llamamiento a los principales caciques para crear una alianza y atacar Villa Isabela, pero no consiguió el apoyo del cacique del Marién, Guacanagarix.

Guacanagarix se reunió con Colón y le prometió que él y sus tribus habían permanecido fieles a los castellanos, diciéndole que todos los soldados cristianos que estaban en su región estaban perfectamente atendidos y de salud y le informó sobre la coalición de los otros 4 caciques de la isla para atacarles. Por el chivatazo y su lealtad a los castellanos, el cacique Bohechío mató a una de sus mujeres y Caonabo secuestró a otra. Tras esto, Guacanagarix se unió a los castellanos para vencer a la coalición aborigen.

Alonso de Ojeda partió con una comitiva para capturar a Caonabo. Ideó un plan que sería utilizado por conquistadores posteriores de manera muy exitosa: internarse en el corazón del territorio enemigo, ganarse su confianza y en un momento de descuido capturarlo. De esta forma, Caonabo fue hecho prisionero, enviado a la Villa Isabela y presentado a Colón, que decidió enviarlo ante los Reyes Católicos, donde sería tratado como un jefe militar enemigo y no como un simple prisionero.

Sin embargo, Caonabo nunca llegaría a la península ibérica, posiblemente por un naufragio de la nave en el océano Atlántico o porque muriera y fuera tirado al mar.

La batalla de la Vega Real[editar]

Al saber de la captura de Caonabo, el resto de caciques decidió atacar la Villa Isabela. El puesto de Caonabo fue ocupado por su hermano, Manicatex.

Al saber del ataque, Colón decide no esperar a que vengan, sino combatir fuera. Para ello, sale de la Villa Isabela con doscientos infantes y con los hombres de Guacanagarix, que le otorga varios cientos de aborígenes. El ejército contaba además con veinte caballos y otros tantos perros de presa.

El lugar de la batalla será la Vega Real, cercana a la actual ciudad de Concepción de La Vega el 27 de marzo de 1495. El ejército de la alianza aborigen era muy superior en número, pero sería una batalla breve. Bartolomé ordenó que las fuerzas se separasen en dos grupos para atacar a la alianza aborigen por dos flancos, para dar así la impresión de ser muchos más. Además, Alonso de Ojeda iría con un ataque frontal.

Los primeros disparos de los arcabuces, las descargas de ballestas, la visión de los caballos y de los perros de presa, además de la organización del ataque, provocó que los de la alianza indígena huyeran aterrorizados.

Manicatex fue capturado. La mujer de Caonabo, Anacaona, huyó al cacicazgo de su hermano en Xaragua, en el extremo occidental de la isla.1

Tras esta batalla, todos los caciques de La Española fueron pacificados por los castellanos, al menos de momento. Al estar pacificada la Isla en el interior, Colón se adentró en la zona de la Vega Real y fundó Concepción de la Vega, en origen como una fortaleza llamada La Concepción, y que se convertirá en la mina de oro más rica del Caribe.


Situación de la batalla de la Vega Real y de otros lugares de interés.






La segunda batalla de Acentejo es el nombre que recibe el enfrentamiento bélico que encarrila definitivamente la conquista europea de la isla de Tenerife —CanariasEspaña—, en la cual los conquistadores castellanos vencen a los aborígenes guanches.12345

Tuvo lugar en el actual municipio de La Victoria de Acentejo.

El enfrentamiento se produce el 25 de diciembre de 1495, semanas después de la batalla de La Laguna, que terminó con la amplia victoria de los castellanos al mando del capitán Alonso Fernández de Lugo y la muerte del más poderoso mencey guanche, Bencomo.


Antecedentes[editar]

Representación de la matanza de Acentejo. Óleo sobre lienzo de Gumersindo Robayna, siglo xix.

A finales de 1493 el capitán Alonso Fernández de Lugo, futuro Adelantado de las islas Canarias y bajo cuya iniciativa se conquistó La Palma, realiza las capitulaciones para la conquista de Tenerife con los Reyes Católicos.6

La expedición conquistadora desembarca a principios de mayo de 1494 en la costa de Añazo, nombre aborigen de la zona donde más tarde se levantará la ciudad de Santa Cruz de Tenerife. Tras asentar el real de conquista cerca del barranco de Santos, las tropas conquistadoras se adentran en la isla con intención de vencer al rey o mencey Bencomo de Taoro, el más poderoso de la isla. Sin embargo, las tropas castellanas son totalmente derrotadas por los guanches en la batalla denominada matanza o desbarato de Acentejo, teniendo que abandonar la isla.7

Organizada una nueva expedición con ayuda de comerciantes genoveses y de don Juan de GuzmánIII duque de Medina Sidonia, Alonso de Lugo y el nuevo ejército vuelven a Tenerife en noviembre de 1495.83​ En los llanos de La Laguna presentan batalla a los guanches, siendo estos finalmente derrotados, muriendo el propio rey de Taoro Bencomo.9210

Con la resistencia aborigen debilitada, el ejército conquistador decide avanzar hacia el interior de la isla con intención de culminar la conquista.

La batalla[editar]

Bentormencey que se suicida tras la derrota guanche en la segunda batalla de Acentejo. Estatua en bronce de Carmen León, Los Realejos, 1996.

Escenario[editar]

La batalla se desarrolló en la zona baja donde se ubica el moderno municipio de La Victoria de Acentejo, cerca de donde el año anterior se había producido la primera batalla de Acentejo en que fueron derrotados los conquistadores.1

Desarrollo[editar]

Los conquistadores toman prisionero a un guanche durante una batida de reconocimiento, conociendo por boca de este que los guanches de guerra querían atacar al día siguiente por dos puntos a los castellanos desprevenidos. Lugo organiza entonces el ejército en dos cuerpos, uno dirigido por él y el otro por Lope Fernández, preparándose para la batalla.1

Fray Alonso de Espinosa describe los hechos siguientes de la siguiente manera:1

Pelearon los unos y los otros valentísimamente, porque los naturales luchaban como desesperados y como aquéllos que querían desta vez concluir y ver para cuánto eran, y los nuestros como gente acostumbrada a vencer y que les iba la honra en salir con victoria, por ser casi en el mismo lugar la batalla, que había sido la primera los años pasados; y querían cobrar la reputación que habían perdido en el propio lugar do la perdieron, que fué Acentejo. Al fin, habiendo peleado la mayor parte del día, la victoria se cantó por nuestra parte y los naturales fueron desbaratados y vencidos, muriendo muchos y los más principales dellos.

Resultado[editar]

La victoria castellana y el hundimiento de la resistencia aborigen fue total. Bentor, hijo de Bencomo, se suicidó despeñándose. La conquista de Tenerife se consumó, si bien la isla no se incorpora formalmente a la Corona de Castilla hasta el verano de 1496.11

Consecuencias[editar]

Escudo heráldico municipal en el que se hace alusión a la segunda batalla de Acentejo.
Pino Histórico de La Victoria de Acentejo, testigo de la Segunda Batalla de Acentejo el 25 de diciembre de 1495.

La batalla decidió la conquista de la isla de Tenerife y el punto final de la conquista de las Islas Canarias.11​ Benytomo, nombrado mencey de Taoro y líder de la liga contra los españoles (bando de guerra), acepta el 25 de julio de 1496, día en que se erige la Parroquia Matriz del Apóstol Santiago y en el que, mediante la llamada Paz de Los Realejos, los guanches de Tenerife se cristianizan y se confederan «a los reinos de las Españas». Pequeños grupos residuales de rebeldes permanecen en las cumbres. La conquista castellana del archipiélago canario se da por finalizada.11

Trascendencia histórica[editar]

La toponimia de la isla se hizo eco de esta batalla, pues la zona donde se desarrolló y el pueblo fundado en ella tras la conquista pasó a llamarse La Victoria.12

Además, el ayuntamiento de esta villa histórica incluyó en su escudo heráldico una simbología alusiva a la batalla. En uno de sus cuarteles aparecen «una espada de plata encabada de oro y un banot guanche, colocados en aspa y cargados, en situación de palo, de una rama de olivo de plata», donde la espada y el banot representan la batalla y la rama de olivo la paz resultante tras la victoria.

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