SIGLO XIV EN ESPAÑA
La crisis (o interregno) de 1383-1385 fue un conflicto dinástico que involucró a Portugal y al Reino de Castilla, y que desencadenó en un periodo de guerra entre estos dos reinos.
Comenzó con la muerte del rey Fernando I de Portugal, que carecía de herederos varones.1 El periodo finalizó con la llegada al trono de Juan I de Portugal, en abril de 1385, pocos meses antes de la batalla de Aljubarrota, dando origen a la Dinastía Avís.2
En Portugal, al periodo se le conoce como el "Interregno Portugués", ya que se trata de un tiempo durante el cual no gobernó ningún rey.
Crisis de 1383-1385 en Portugal | ||||
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Parte de Guerra de los Cien años | ||||
![]() La batalla de Aljubarrota, por Jean de Wavrin | ||||
Fecha | Abril de 1383 – Octubre de 1385 | |||
Lugar | Portugal y Castilla | |||
Resultado | Victoria portuguesa Consolidación de la independencia portuguesa | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Preludio[editar]
En 1383, el rey Fernando I estaba agonizando. De su matrimonio con Leonor Téllez de Meneses solo había sobrevivido una niña, Beatriz de Portugal. Su matrimonio fue el mayor evento político de la época, ya que determinaría el futuro del país.
Varias facciones políticas presentaron sus candidatos, entre los que se encontraban príncipes ingleses y franceses. Finalmente, el rey dejó a su mujer elegir, siendo Juan I de Castilla el candidato. El matrimonio se celebró en mayo de 1383, pero no fue una solución aceptada por todos. La unión dinástica provocaría que Portugal perdiera independencia a favor de Castilla; muchos nobles se opusieron a esto, pero no estuvieron unidos lo suficiente para imponer sus deseos. Los otros dos candidatos, ambos por líneas ilegítimas fueron:
- Juan de Portugal, hijo de Pedro I de Portugal e Inés de Castro, que en aquel tiempo vivía en Castilla.
- Dionisio de Portugal, pretendiente después de la muerte de su hermano, Juan de Portugal.
- Juan, maestre de Avís, otro hijo bastardo de Pedro I, muy popular entre las clases medias portuguesas y la aristocracia tradicional.
El 22 de octubre, el rey Fernando murió. Según el contrato matrimonial, la reina Leonor asumiría la regencia en nombre de su hija y su yerno. Con esto dio comienzo la crisis, que se agudizó, cuando, en contra de lo acordado, Juan I quiso ser proclamado públicamente como rey de Portugal.1
1383[editar]
El primer acto de hostilidades lo llevaron a cabo las facciones favorables a Juan de Avís en diciembre de 1383. Juan Fernández de Andeiro amante y valido de la reina regente, fue asesinado por un grupo de conspiradores comandados por Juan de Avís.1
El pueblo de ciudades como Lisboa, Oporto, Évora, Beja y otros municipios del reino se levantaron en las calles a favor de Juan, Maestre de Avís, viéndolo como el candidato nacional (con expresiones como "Arraial por Portugal" o como el pretendiente que defendió la "libertad de su pueblo" o "tierra"), ganando terreno frente a Juan, hijo de Inés de Castro, que tuvo un fuerte apoyo de la nobleza de la región de Beira. La acción de Álvaro Pais en Lisboa, provocando planeadamente la ira y el patriotismo de la "arraia míuda", las clases populares, en defensa de la vida del Maestre de Avís (supuestamente amenazada por el Conde Andeiro), fue decisiva. Siguiendo esta declaración de guerra, Juan era ahora el líder de la posición. Con ayuda de Nuno Álvares Pereira, un general talentoso, ganó el apoyo de las ciudades de Lisboa, Beja, Portalegre, Estremoz y Évora, donde las poblaciones locales tomaron los respectivos castillos. Juan I de Castilla entró en Portugal ocupando la ciudad de Santarém. En un esfuerzo para normalizar la situación y asegurar la corona de su esposa, forzó a Leonor a abdicar la regencia y tomó control del país.
1384[editar]
La resistencia armada se encontró con el ejército castellano el 6 de abril de 1384 en la batalla de Atoleiros. El general Álvares Pereira ganó la batalla para la sección de Avís, pero la victoria no fue decisiva. Juan I se retiró a Lisboa en mayo y asedió la capital, con una flota auxiliar bloqueando el puerto de la ciudad. Sin el capital y las riquezas del comercio, no se podía hacer mucho para liberar al país de las manos del monarca castellano. Por su lado, Juan I de Castilla necesitaba Lisboa, no solo por razones financieras, sino también políticas, ya que ni él ni Beatriz habían sido coronados en la capital, solo habían sido designados reyes.
Mientras tanto, Juan de Avís entregó el comando militar de la resistencia a Álvares Pereira.1 El general continuó atacando los castillos de las ciudades donde los Alcaldes tenían voz por D.ª Beatriz y el rey de Castilla. Juan de Avís se dedicó entonces a la ofensiva diplomática. La política internacional jugó un importante papel en los asuntos portugueses. En 1384, la guerra de los Cien Años se encontraba abierta, con Inglaterra y Francia enfrentadas por la corona de Francia. El conflicto traspasó las fronteras francesas, influyendo en la Santa Sede, cuyo papa había regresado hacía poco a Roma desde Aviñón. Castilla era un aliado tradicional de Francia, así que la opción de Juan de Avís fue buscar ayuda en Inglaterra. En mayo, con Lisboa bajo asedio, se envió una embajada a Ricardo II de Inglaterra para solicitar ayuda en la independencia de Portugal. En 1384, Ricardo tenía 17 años, pero el poder lo mantenía su tío Juan de Gante, Duque de Lancaster y regente de Inglaterra. A pesar del rechazo inicial de conceder hombres, Juan de Gante accedió finalmente a enviar tropas para ayudar al ejército portugués. Estas tropas serían decisivas.
Lisboa se enfrentaba a la hambruna mientras era asediada por las tropas castellanas.1 Estaba bloqueada por tierra y por el río y la ciudad no tenía esperanzas de que el ejército de Juan de Avís, que aún era muy pequeño como para enfrentarse a las tropas castellanas, pudiera liberarlo. Un intento lo realizó la flota portuguesa intentando terminar con el bloqueo del puerto. El 18 de julio un grupo de barcos comandados por el capitán Rui Pereira intentó romper el bloqueo y llevar alimentos a la ciudad. El coste fue alto, porque todos los barcos se perdieron y Rui Pereira murió en el ataque. Pese al escaso éxito, el asedio fue ganando terreno: la ciudad de Almada en el margen sur del Tajo se rindió a las tropas castellanas. Pero el asedio no solo era nefasto para las ciudades, el propio ejército castellano sufría de hambrunas y de la peste bubónica. El 3 de septiembre Juan I tuvo que abandonar el asedio y regresar a Castilla. Semanas más tarde, la flota castellana también abandonó el Tajo y Lisboa quedó libre.
1385[editar]
A finales de 1384 y a principios de 1385, Nuno Álvares Pereira intentó derrotar a todas las ciudades o castillos portugueses que se mostraban favorables a Castilla. Respondiendo a la llamada de auxilio, las tropas inglesas llegaron a Portugal el día de Pascua. No era un gran contingente, apenas eran 600 hombres y sólo alrededor de 100 participarían en la batalla de Aljubarrota, pero algunos eran ingleses o gascones veteranos de la Guerra de los Cien Años y conocían las tácticas militares inglesas.
Con todo aparentemente de su lado, Juan de Avís convocó a las cortes en Coímbra. Allí, el 6 de abril, fue proclamado décimo rey de Portugal, en un acto de rebeldía contra las pretensiones castellanas. Juan I de Portugal nombró a Álvares Pereira protector del reino y atacó los puntos de resistencia que aún se mantenían en el norte.
Juan I de Castilla no estuvo de acuerdo. Su primer movimiento fue enviar expediciones punitivas, pero las fuerzas fueron derrotadas en la batalla de Trancoso en mayo. Viendo que el uso de la fuerza era la única manera de imponerse, organizó un gran ejército para invadir Portugal en la segunda semana de junio a través del norte.1 Un contingente aliado de caballería pesada francesa viajó con ellos (alrededor de 2.000). El poder de los números estaba de su parte: 30.000 castellanos contra 6.000 portugueses. De inmediato pusieron rumbo a Lisboa y Santarém, las mayores ciudades del reino.
Mientras tanto, los ejércitos de Juan I y Álvares Pereira se unieron en la ciudad de Tomar. Tras un debate se tomó una decisión: no se podía permitir que los castellanos asediaran Lisboa de nuevo, ya que la ciudad caería, así que los portugueses interceptarían al ejército enemigo en Leiría, cerca del pueblo de Aljubarrota. El 14 de agosto, el ejército castellano, muy lento debido a su gran número, se encontró con las tropas portuguesas, reforzadas por los ingleses. La batalla de Aljubarrota se desarrolló como la batalla de Crécy y la batalla de Poitiers y también ha seguido disposiciones ya utilizadas por Nuno Álvares Pereira en batallas como Atoleiros. Estas tácticas permitieron a un reducido grupo de infantería derrotar a la caballería con el uso de arcos en los flancos y estructuras defensivas en el frente, y una sólida falange de lanceros (infantería) ampliamente utilizados por Álvares Pereira. El ejército castellano no sólo fue vencido sino también diezmado. Sus bajas fueron de tal calibre que Juan I no pudo volver a atacar a Portugal en los años siguientes.
Con esta victoria, Juan I de Avís fue reconocido como rey de Portugal, poniendo punto final al interregnum y a la anarquía que había tenido lugar durante esa época.1 El reconocimiento por parte de Castilla no llegaría hasta 1411, con el tratado de Ayllón (Segovia). La alianza luso-británica sería renovada en 1386 a través del Tratado de Windsor y el matrimonio de Juan I con Felipa de Lancaster, hija de Juan de Gante. El tratado, aún en vigor, estableció el pacto de ayuda mutua entre ambos países. De hecho, Portugal lo usaría para luchar contra sus vecinos en 1661, cuando se restablecieron las relaciones y alianza diplomática entre Portugal e Inglaterra —Portugal no tuvo relaciones con Inglaterra, en guerra civil hasta 1651 y más tarde con el gobierno de Cromwell, y hasta 1660—, para expulsar a los reyes Habsburgo de su territorio.
Las llamadas guerras fernandinas enfrentaron a Fernando I de Portugal y los reyes de la Casa de Trastámara por el trono de Castilla, tras el asesinato de Pedro I a manos de su hermanastro Enrique.
Guerras fernandinas | ||||
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Parte de Guerra de los Cien Años | ||||
![]() Ejército portugués e inglés derrotando a vanguardia francesa | ||||
Fecha | 1369-1371 1372-1373 1381-1382 | |||
Lugar | Portugal, Castilla | |||
Casus belli | Lucha por el trono de Castilla tras la muerte de Pedro I de Castilla | |||
Resultado | Victoria castellana | |||
Consecuencias | Crisis portuguesa de 1383-1385 | |||
Beligerantes | ||||
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Comandantes | ||||
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Primera guerra (1369-1370)[editar]
El inicio del reinado de Fernando I estuvo marcado por el conflicto. Cuando en 1369 muere el rey Pedro I de Castilla sin dejar herederos directos, Fernando, como bisnieto de Sancho IV por parte materna, se autoproclama heredero del trono de Castilla. Sus contendientes Pedro IV de Aragón, Carlos II de Navarra y Juan de Gante, duque de Lancaster, no obstante, también pretendían el derecho, este último al estar casado desde 1370 con la hija mayor del difunto rey Pedro I, Constanza. Pero fue Enrique de Trastámara, un hermano bastardo de Pedro I, el que, entretanto, asumió la corona y fue declarado rey. La cuestión sucesoria llevó a los contendientes a dos campañas militares con resultados poco claros y finalmente sería el papa Gregorio XI quien mediara poniendo de acuerdo a todas las partes.
Varios nobles castellanos apoyan inicialmente al monarca portugués; entre otros Men Rodríguez de Sanabria, quien al inicio de la campaña aporta ochenta escuderos. La primera guerra fernandina acaba con la batalla del Puerto de los Bueyes, cerca de Lugo en marzo de 1371; la derrota de Fernando de Castro supone la caída del último reducto petrista en el reino de Castilla, derrota a la que sigue la firma del Tratado de Alcoutim.
Las condiciones del Tratado de Alcoutim de 1371, por el que se restableció la cuestión sucesoria de Pedro I, incluyeron el matrimonio entre Fernando y Leonor de Castilla, hija de Enrique, la cual traería como dote varios territorios fronterizos, que serían de Portugal después de su casamiento como compensación por la renuncia de Fernando I a su derecho al trono de Castilla. Pero antes de que la unión se celebrase, Fernando se enamoró apasionadamente de Leonor Téllez de Meneses, la esposa de uno de sus propios cortesanos, y consiguiendo la anulación del primer matrimonio de Leonor, no dudó en hacerla su reina. Aunque internamente provocó una insurrección, la afrenta no tuvo gran efecto sobre las relaciones con Enrique, quien aceptó a cambio de la renuncia de Fernando I a los territorios fronterizos castellanos acordados en el tratado. Una vez que Fernando I aceptó, él rápidamente prometió luego su hija al rey Carlos III de Navarra.
Segunda guerra (1372-1373)[editar]
La paz acordada pronto volvió a ser puesta en peligro debido a las intrigas del duque de Lancaster, quien convenció a Fernando para que participase en un acuerdo secreto por el que ambos pretendía expulsar a Enrique de su trono.
Nobles castellanos petristas, que tras la primera guerra fernandina se habían refugiado en Portugal, como Fernando Alfonso de Valencia y Men Rodríguez de Sanabria, invaden Galicia desde el norte de Portugal con el objeto de atacar al monarca castellano por el noroeste de su reino. De nuevo, las plazas fronterizas volvieron a ponerse del lado de los legitimistas y Rodríguez de Sanabria, junto con Juan Alfonso de Zamora, consiguió el control temporal de las tierras de Valdeorras y Verín, así como del valle del río Támega, en el límite entre Portugal, León y Galicia, cerrando así los accesos que desde Castilla había hacia el sur de Galicia. Sin embargo, la superioridad de Enrique es incontestable y los petristas vuelven a ser vencidos: Adicionalmente los ingleses no pueden enviar refuerzos a Portugal a causa de las inesperadas, negativas consecuencias de su derrota en La Rochelle. Motivado por estas circunstancias, Enrique invade de nuevo Portugal en diciembre de 1372 y, a las puertas de Lisboa, después de la derrota de la flota portuguesa frente a la ciudad, impone la firma del Tratado de Santarém en la primavera del año siguiente (1373).
El mencionado Tratado de Santarém supone el final del petrismo y de la resistencia legitimista en Portugal. El rey castellano Enrique impone al soberano portugués, además de la expulsión de los petristas de Portugal, un sistema de alianzas matrimoniales entre las dos familias. Ello supone una auténtica diáspora de los exiliados castellanos, lo que supondría su final como grupo de presión con aspiraciones a apartar al bastardo Enrique del trono de Castilla.
El papel de la reina Leonor se hizo cada vez más influyente y su intervención en las relaciones políticas exteriores la hicieron cada vez más impopular. Aparentemente, Fernando se mostraba incapaz de mantener un gobierno fuerte y el ambiente político interno se resentía con constantes intrigas cortesanas.
Tercera guerra (1381-1382)[editar]
Al morir Enrique en 1379, el duque de Lancaster reclamó una vez más sus derechos; y de nuevo encontró un aliado en Fernando en 1380, que buscaba desquitarse de las derrotas anteriores tras la muerte del monarca castellano. Con la ayuda del petrista Juan Fernández de Andeiro cerró un acuerdo con él conforme a que se comprometía a ayudarle con un ejército inglés, cuando empezase las hostilidades con Castilla. Fernando I aceptó y ejecutó al año siguiente el acuerdo.
Sin embargo, según algunos historiadores, el inglés se mostró tan ofensivo con Fernando como con sus enemigos, cuando sus tropas empezaron llegaron a Portugal en el mismo año después de que empezasen las hostilidades. Adicionalmente la flota portuguesa fue destruida por la castellana en la batalla de la isla Saltés, lo que al año siguiente puso a Lisboa en peligro por mar. Por ello, finalmente, el ya muriente Fernando I tuvo que actuar contra los ingleses y pactar la paz con Castilla en el Tratado de Badajoz de 1382. En las condiciones de la paz se estipuló que Beatriz, la heredera de Fernando I de Portugal, se casara con el rey Juan I de Castilla. Esta unión acordada con la ayuda de Juan Fernández de Andeiro, que se había convertido en el amante de la reina, significaba, a pesar de ciertas claúsulas, de facto, la anexión del reino de Portugal por la corona de Castilla. Por ello no fue bien recibida por la nobleza portuguesa. Finalmente ellos se casaron en 1383 y la paz fue ejecutada.
Consecuencias[editar]
A la muerte de Fernando I en el mismo año Juan I, en contra de lo acordado en el tratado, reclamó abiertamente el trono de Portugal con la acquiescencia de la regenta, la antigua reina y de su amante, que gobernaba con ella. Eso provocó un levantamiento en Lisboa, que se extendió por todo el país. En ese levantamiento comandado por el medio hermano de Fernando I, Juan de Avís, contra las pretensiones de Juan I, conocido como la Crisis Portuguesa de 1383-1385, Juan Fernández de Andeiro fue asesinado y la regenta fue exiliada. Los intentos de Juan I de revertir la situación terminaron con su contundente derrota en Aljubarrota en 1385.
También significó el fin de la dinastía borgoña, que fue sustituida por la dinastía Avís, nombrada por el líder de la rebelión, que fue luego aclamado como rey de Portugal. Desde entonces se le llamó Juan I de Portugal.
El señorío de San Muñoz fue creado en 1341 por el rey Alfonso XI a favor del ricohombre Juan Alfonso de Benavides el Mozo (m. Castillo de Almodóvar del Río, 1365),1 VIII señor de Benavides, el título de mayorazgo de Caballero y le otorgó en señorío las propiedades que los Templarios habían tenido en Salamanca y en Villalpando.1 En San Muñoz los monjes del Temple habían fundado a mediados del siglo XII la abadía de la Valdobla y levantado una iglesia en honor a San Juan Bautista. La Valdobla ocupaba las riveras del río Huebra desde San Muñoz hasta su nacimiento, un vasto territorio con 38 pueblos y sus parroquias.
«El Mozo» recibirá en señorío esas tierras como merced por los servicios prestados en la lucha contra los musulmanes en el sitio de Tarifa y posterior batalla del Salado (1340).1 De esta manera se convirtió Juan Alfonso en el I señor de San Muñoz. Este señorío quedará dividido en dos jurisdicciones: por una parte civil que ejercerán los Benavides como dueños de la tierra y jueces de lo civil, y por otra, el eclesiástico del Cabildo catedral de Salamanca, encargándose de la jurisdicción eclesiástica y del cobro de los diezmos de las parroquias de la Valdobla. En las Crónicas de Alfonso XI se redactaron los privilegios que obtuvo la familia Benavides:
Que por privilegio que en veinte ocho de enero de la era de mil trescientos setenta y nueve que corresponde al año de mil tres cientos cuarenta y uno dado en Madrid por el Rey Don Alonso el Onceno, dio a favor de D. Juan Alfonso de Benavides, Portero Mayor en el reino de León y Mayordomo del Infante D. Pedro por la crianza que de él hicieron y por los muchos servicios que hizo señaladamente por la entrada en la Villa de Tarifa al tiempo que de Benamarin la iba a cercar y por cuanto hizo hasta entregarla a S.M. y por la lid que tuvo con el dicho Rey de Granada cerca de Tarifa en que fueron vencidos los dichos reyes, se dignó honrarle con darle todos los lugares, vasallos, heredamientos y regalías, diezmos y todas las otras rentas y derechos que la Orden del Temple tenía en la ciudad de Salamanca y en sus términos y en la villa de Villalpando y su término.
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