viernes, 23 de julio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XIV EN ESPAÑA - PERSONAJES

Abû `Abd Allâh Mohammed ben Mohammed (Granada1235 – Granada7 de abril de 1302), fue el segundo rey nazarí de Granada, como Muhammad II reinó entre 1273 y 1302 con el sobrenombre de al-Faqih ('el jurisconsulto') debido a sus conocimientos jurídicos y religiosos.

Biografía[editar]

Al acceder al trono contaba con una gran experiencia política y militar gracias a las tareas de gobierno que había venido desempeñando como visir de su padre, Muhammad I, cuya política de alianzas y pactos cambiantes habría de continuar.

El primer objetivo que se fijó como monarca fue acabar con la sublevación que los Banu Asqilula, gobernadores de Málaga y Guadix, mantenían viva desde el reinado de su padre gracias al apoyo que les prestaba Alfonso X de Castilla. Para ello, en 1274, firma una acuerdo en Sevilla con el rey castellano por el que, a cambio de 300.000 maravedíes, que el rey utilizó para el fecho del Imperio, y de la ruptura con los nobles castellanos que se habían rebelado contra su rey, este se comprometía a dejar de apoyar a los Banu Asqilula.

El incumplimiento de lo pactado por parte de Alfonso X lleva a Muhammad II en 1275 a buscar el apoyo de la dinastía de los benimerines, asentada en el Magreb. Su emir, Abu Yusuf Yacub, desembarca al frente de su ejército y se asienta en las plazas de Algeciras y Tarifa que les cede el rey nazarí.

El sultán benimerín consigue reconciliar a Muhammad II y sus rivales los Banu Asqilula. Juntos se enfrentan a las tropas castellanas entre agosto de 1275 y enero de 1276, logrando una importante victoria en Écija, donde falleció el adelantado de la frontera Nuño González de Lara el Bueno. Sin embargo, Abu Yusuf Yacub se vio obligado a volver a África para hacer frente a la rebelión interna que estaba sufriendo su propio reino. Durante esta primera campaña militar Muhammad II logró saquear las tierras de Jaén y hacerse con Martos. Poco después derrotó a los cristianos en La Celada, cerca de Torredonjimeno, donde falleció ejecutado el infante Sancho de Aragón, arzobispo de Toledo. Tras lo cual firmó una tregua contra sus enemigos los Banu Asqilula.

En 1277 retorna a la Península Abu Yusuf Yacub y reanuda las campañas militares contra los castellanos, aunque en esta ocasión no contará con el apoyo militar de Muhammad II.

En 1278 se produce un cambio de alianzas cuando a la muerte del gobernador de Málaga, de los Banu Asqilula, estos ceden Málaga a los benimeríes, lo que lleva a Muhammad II a aliarse nuevamente con Alfonso X, quien envía una flota que logra bloquear Algeciras, aislando con ello a los benimerines de sus bases en el Magreb. Esta circunstancia permite a Muhammad II la toma de Málaga en 1279 sin lucha, ya que su gobernador cedió la ciudad a cambio de 50.000 dinares y de las plazas de Almuñecar y Salobreña.

Tras nombrar gobernador de Málaga a su primo y yerno, Abu Said Faraj, Muhammad II da un nuevo giro en su política de alianzas y pacta de nuevo con los benimerines con la intención de evitar la caída de Algeciras en manos castellanas. Tras derrotar a Alfonso X se produce una nueva ruptura entre los benimerines y los nazaríes, al incumplirse la petición del sultán norteafricano de devolverle la plaza de Málaga.

Esta ruptura desembocó en una nueva alianza de los benimerines y de los castellanos contra los nazaríes, concretada en 1281. El infante Sancho,en rebeldía contra su padre y aliado de los nazaríes, es bloqueado por el ejército combinado castellano-benimerín en Córdoba. Las fuerzas benimerines tomaron CartamaCoínFuengirola y pusieron sitio a Málaga. Las tropas castellanas lanzaron un ataque sobre la capital nazarí, Granada, en 1280 y 1281. Tras rechazar ambos intentos de tomar la ciudad, con la victoria en Moclín, Muhammad II aprovechará los conflictos dinásticos que desde 1282 enfrentaban a Alfonso X con su hijo Sancho para aliarse con este y con el rey aragonés Pedro III. Finalmente Muhammed II consigue influir sobre el hijo del sultán benimerín, Abu Yaqub, para concertar la paz entre ambas naciones en 1283.

Los benimerines rota su alianza con Castilla, saquearan nuevamente la campiña sevillana y pondrán sitio a Jerez.

En 1284 fallece Alfonso X y Muhammad II decide acabar definitivamente con los Banu Asqilula que aún conservaban las plazas de Guadix y de Comares. Aunque Comares se entregó sin lucha, Guadix se negó a entregarse y, tras pedir infructuosamente ayuda al nuevo rey castellano, solicitó apoyo militar a los benimerines, que nuevamente desembarcaran en la Península en 1285. Sin embargo, la muerte de Abu Yusuf Yacub en 1286 provocará un cambio de las prioridades benimerines, que a partir de entonces se van a centrar en el Magreb, por lo que el nuevo sultán Abu Yaqub acordará con Muhammad II la cesión de todas las plazas benimerines de al-Andalus con la excepción de Algeciras, Tarifa, Ronda y Guadix. Finalmente Guadix pasaría a manos nazaríes en 1288.

En 1291, Muhammad II firma una alianza con Sancho IV con el objetivo de expulsar a los benimerines de las tres plazas que aún conservan en la Península: Algeciras, que quedaría en manos castellanas, Tarifa, que pasaría a manos nazaríes y Ronda.

Tras colaborar en el asedió de Tarifa, que será tomada el 13 de octubre de 1292, Muhammad II obtendrá Estepona pero basculará nuevamente hacia los benimerines al no obtener la prometida soberanía sobre la plaza conquistada. Para ello se desplazará a Tánger, donde en 1293 se entrevistara personalmente con el sultán, acordando que, tras la conquista de Tarifa, esta quedará en poder benimerín a cambio de Algeciras y Ronda. Se inicia entonces el asedio de Tarifa, plaza que resistirá al mando de Alonso Pérez de Guzmán que ha pasado a la historia con el sobrenombre de Guzmán el Bueno.

La fracasada toma de Tarifa llevará a Abu Yaqub a abandonar definitivamente sus pretensiones territoriales en la Península, por lo que, en 1295, cederá a Muhammad II las plazas de Algeciras y Ronda que aún mantenía en su poder. Sin embargo, Ronda se rebeló y su gobernador, perteneciente a la familia de los Banu Hakim, se declaró independiente. La crisis se solucionará en 1296 cuando, tras llegar a un acuerdo, Muhammad II entró en Ronda.

Con esta última conquista, la integridad territorial del Reino de Granada se restituyó en su totalidad y Muhammad II se centró a partir de entonces en lograr su consolidación, para lo cual contó con los problemas dinásticos que habría de sufrir Castilla a raíz de la muerte de Sancho IV en 1295 que sería sucedido por Fernando IV de Castilla, de tan sólo 9 años de edad, y que deberá hacer frente a las pretensiones dinásticas de los Infantes de La Cerda. Este conflicto sucesorio permitirá a Muhammed II consolidar el reino, así el sultán concertará una alianza con Aragón (1296, renovada en 1299) y contará con la ayuda de los nobles castellanos opuestos a la madre del rey, María de Molina. Muhammed iniciará una nueva guerra contra Castilla en 1295. Las tropas nazaríes derrotaron a los castellanos en Iznalloz, consiguieron la toma de las plazas fuertes de Quesada (1295) y la ciudad de Alcaudete (1300), que se habían perdido en 1293, y pese a la derrota en Baena consiguieron saquear con éxito los arrabales de Jaén en 1299.

Muhammad II falleció en 1302, siendo sucedido en el trono por su hijo Muhammad al-Makhlû.


Muhammad II de Granada
Emir de Granada1
20 de enero de 1273-7 de abril de 1302
PredecesorMuhammad ibn Nasr
SucesorMuhammad III
Información personal
Nombre secularAbû `Abd Allâh Mohammed ben Mohammed
Nacimiento1235
(Taifa de Arjona)
Fallecimiento7 de abril de 1302
Granada (Reino nazarí)
Familia
Casa realBanu Nasr
PadreMuhammad ibn Nasr
DescendenciaMuhammad III
Nasr
COA of Nasrid dynasty kingdom of Grenade (1013-1492).svg
Escudo de Muhammad II de Granada







Berenguer de Anglesola (Gerona ? - Perpignan, 23 de agosto de 1408) fue un eclesiástico español, obispo de Huesca y de Gerona y pseudocardenal del antipapa Benedicto XIII.

Vida[editar]

Pertenecía al linaje familiar fundador de la Baronía de Anglesola, que había surgido cuando en 1079 Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II habían cedido a su antepasado Berenguer Gombau las tierras de la actual Anglesola para su repoblación. Fue hijo de Bernardo III de Anglesola y de Constanza de Ribelles.1

Era bachiller en derecho civil y canónico cuando en 1381 fue nombrado canónigo de la catedral de Lérida; posteriormente fue canónigo de Gerona, rector del Studium de Bolonia y pavorde de Lérida. En el contexto del cisma de 1378, el rey Pedro IV lo presentó para obispo de Huesca y el antipapa Clemente VII aprobó su nombramiento en 1383,2​ aunque no está claro si llegó a tomar posesión de la sede.3

En 1384 fue trasladado a la diócesis de Gerona; recibió la consagración dos años después de manos del arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, aunque estuvo frecuentemente ausente de su obispado, gobernándolo por medio de vicarios.4​ Benedicto XIII le creó cardenal en el consistorio de diciembre de 1397 con el título de San Clemente, que después cambió por el de Porto-Santa Rufina.5​Se halló junto al papa durante el asedio que las tropas de Carlos VI de Francia pusieron a su castillo en Avignon, fue uno de los cinco cardenales que permanecieron con él cuando los otros le abandonaron, y también le acompañó en su viaje a Italia para entrevistarse con Gregorio XII.67

Falleció en 1408 en Perpignan, adonde había viajado para asistir al concilio convocado por el papa. Su cuerpo fue trasladado a Gerona y enterrado a un lado del presbiterio de la catedral de esta ciudad en un sepulcro atribuido al escultor Pere Oller. Durante las obras de remodelación del templo en 1976 se encontró que la sepultura estaba vacía, y se decidió trasladarla a la capilla dedicada a S. Dalmau Moner.






Benedicto XIII (en latín: Benedictus XIII), de nombre secular Pedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor1​ (Illueca25 de noviembre de 1328-Peñíscola23 de mayo de 1423), más conocido con el apelativo de «Papa Luna», fue papa en la obediencia de Aviñón y cardenal desde diciembre de 1375. La tenaz lucha que mantuvo el papa Luna contra sus enemigos sirvió para que surgiera la frase popular de "mantenerse en sus trece" en referencia a la negativa de Benedicto XIII de renunciar a su posición de papa. A su muerte fue sucedido por Clemente VIII.


Benedicto XIII
Antipope Benedictus XIII.jpg
Retrato del Papa Luna en un retablo gótico de Cinctorres.

Sede vacante.svg
Antipapa de la Iglesia católica
28 de septiembre de 1394-12 de marzo de 1403
PredecesorClemente VII
SucesorClemente VIII y Benedicto XIV
Información religiosa
Ordenación sacerdotal3 de octubre de 1394
Ordenación episcopal11 de octubre de 1394
Proclamación cardenalicia20 de diciembre de 1375 por Gregorio XI
Información personal
NombrePedro Martínez de Luna y Pérez de Gotor
Nacimiento25 de noviembre1328
IlluecaReino de Aragón
Fallecimiento23 de mayo de 1423
(94 años)
PeñíscolaReino de Valencia
PadresJuan Martinez de Luna, Senor Illueca y Maria Teresa Pérez de Gotor y Zapata
Alma máterUniversidad de Montpellier
C o a Benedictus XIII (antipapa).svg
Escudo de Benedicto XIII

Origen y formación[editar]

Nacido en Illueca, localidad de la actual provincia de Zaragoza, en el Reino de Aragón, el 25 de noviembre de 1328, era miembro de la familia Luna, uno de los principales linajes aragoneses, emparentada con arzobispos y reyes. Empezó la carrera militar, como era usanza para los segundones de las casas importantes, pero luego pasó, como también era usanza, a la iglesia. Estudió leyes en la Universidad de Montpellier, en la que más tarde fue profesor de Derecho Canónico.2

Carrera eclesiástica[editar]

Nombrado cardenal por el papa Gregorio XI en los turbulentos años de la sede de Aviñón, acompañó al pontífice cuando, a instancias de Santa Catalina de Siena, este volvió a Roma. El papa Gregorio XI falleció durante los preparativos para su vuelta a Aviñón, huyendo de los conflictos y revueltas en Roma.

Cónclave de 1378[editar]

El cónclave para elegir al sucesor de Gregorio XI se inició el 7 de abril de 1378, con la presencia de solo 16 de los 22 cardenales electores, ya que no se esperó la llegada de los que se encontraban en Aviñón. Los cardenales estaban divididos en tres facciones, lemosinos, galicanos e italianos, cada una con su propio candidato. Solo el cardenal Pedro de Luna, junto a Roberto de Ginebra, se consideraban neutrales.3

El pueblo de Roma, temeroso de la elección de un papa francés, se manifestaba en la plaza de San Pedro, pidiendo la elección de un papa romano o por lo menos italiano, incluso algunos intrusos irrumpieron en el cónclave, pero luego fueron expulsados. El cardenal Pedro de Luna, junto a Jean de Cros, propuso la elección del arzobispo de Bari, Bartolomeo Prignano, quien no era cardenal y por ende no estaba en el cónclave, para contentar a los romanos y para superar el conflicto entre las dos facciones francesas (lemosinos y galicanos).4​ Así se hizo, el 8 de abril Prignano fue elegido papa, tomó el nombre de Urbano VI

Obediencia a Urbano VI[editar]

Los magistrados de Roma se excusaron con el cardenal Pedro de Luna, por causa de las revueltas causadas por la turba en la ciudad, y por la confusión, al pretender coronar como papa al cardenal Tebaldeschi. Aceptadas las disculpas se dirigió junto con los cardenales Corsini, Brossano, Du puy y Glandéve, a donde se encontraba el recién elegido papa para rendirle sus cumplidos.5

Hasta ese momento a ninguno se le hubiera ocurrido declarar la elección como falsa, la cristiandad entera se persuadió de que Urbano había sido elegido legítimamente.5​ Luna, junto a los cardenales que quedaron en Roma, participó de la ceremonia de coronación del nuevo pontífice, el 18 de abril de 1378 en la basílica de Letrán.4

Declaración de Anagni y Cisma[editar]

Pronto el carácter de Urbano VI se mostraría poco diplomático, lo que hizo que varios cardenales comenzaran a alimentar la idea de que se podía declarar nula su elección. Cosa con la que Luna nunca estuvo de acuerdo. De hecho, cuando supo de las intenciones cismáticas de los cardenales franceses, que se encontraban en Anagni, se les unió él hacia el 24 de junio, con la intención de hacerles desistir de sus ideas. Insistió en que él por su parte había elegido a Urbano con plena libertad. Solo cuando los demás le aseguraron que ellos habían actuado bajo presión y que en circunstancias normales no habrían elegido a Prignano, fue cuando el cardenal Luna comenzó a dudar.5

Tras la llegada de los restantes cardenales que no habían podido acudir a Roma a tiempo para la elección del papa, se consultó nuevamente a Pedro de Luna sobre la legitimidad del cónclave y con los datos aportados canónicamente le convencieron de que la elección de Urbano no había sido legal,2​ puesto que se había votado, no por convicción, sino por miedo. El 2 de agosto de 1378 firmaron un documento en el que declaraban nula la elección del papa, por los motivos planteados.6

Los cardenales se trasladaron a Fondi, donde el 20 de septiembre se reunieron en cónclave y eligieron a Roberto de Ginebra como papa, quien tomó el nombre de Clemente VII, que volvió a Aviñón. Pedro de Luna rindió obediencia al nuevo papa,2​ siendo partícipe de uno de los periodos más convulsos de la historia de la Iglesia Católica, el cisma de Occidente. Pedro de Luna fue legado de este pontífice durante 16 años.

Papado como Benedicto XIII[editar]

Báculo del Papa Luna en el Museo Arqueológico Nacional

A la muerte de Clemente VII, en 1394, Pedro de Luna fue elegido pontífice por 20 votos de 21 y tomó el nombre de Benedicto XIII. No obstante, Francia se opuso a este nuevo papa de Aviñón que había mostrado no ser tan manejable como sus antecesores, y que además era súbdito de la Corona de Aragón, por lo cual resultaba difícil obligarle a mantener lealtad a la monarquía francesa. En 1398 Francia terminó por retirar su apoyo político y financiero a la sede papal de Aviñón y se presionó a Benedicto XIII para que renunciara, a lo que Benedicto XIII se negó alegando un daño irreparable a la Iglesia.1

Tras un bloqueo militar de los franceses sobre su palacio papal en Aviñón, Benedicto XIII logró huir de la ciudad en 1403, buscando refugio junto a Luis II de Nápoles. El fin del apoyo francés hizo que también Portugal y Navarra dejaran de reconocerlo como papa, mientras que 17 cardenales abandonaban la obediencia a Aviñón, quedando solo cinco cardenales leales a Benedicto XIII.7​ Su papado era reconocido ahora solamente por los reinos de CastillaAragónSicilia (vinculada dinásticamente a la Corona de Aragón) y Escocia.1

Aunque en un momento dado hubo tres papas simultáneamente (Juan XXIIIGregorio XII y él), Benedicto siempre adujo que su papado era el válido dado que él era el único papa que había sido elegido cardenal antes de que se produjese el Cisma de Occidente y, por tanto, el único realmente legítimo. En 1406 Benedicto XIII inició conversaciones con Gregorio XII para renunciar de manera conjunta y unificar la sede papal, pero esta posibilidad fracasó al insistir Benedicto XIII en su exclusiva legitimidad.4​ Incluso promovió la llamada Disputa de Tortosa en 1413 entre canónigos católicos y dirigentes religiosos judíos, en un intento de revitalizar su actividad papal y de contrarrestar el menguante apoyo a su causa.

Deposición y fallecimiento[editar]

Finalmente, las tesis conciliaristas, que defendían que el concilio era superior al papa, triunfaron y, al negarse nuevamente a renunciar, Benedicto XIII fue condenado en el concilio de Constanza de 1415 como hereje y antipapa, y depuesto junto con el antipapa Juan XXIII. Mientras que el papa Gregorio XII de Roma renunció a favor de la unificación de la Iglesia. El Concilio designó a Martín V como pontífice único.4

El antipapa gozó aún de la protección de Alfonso V de Aragón por cuestiones políticas, pero sin real influencia en el resto de Europa. Murió el 23 de mayo de 1423, a los 94 años, en el Castillo de Peñíscola, antigua fortaleza de la Orden del Templo adonde había trasladado la sede papal.8

Conflicto de sucesión[editar]

Escultura de Benedicto XIII en Peñíscola por Sergio Blanco Rivas.

Tras ello sus cardenales eligieron a su sucesor, Gil Sánchez Muñoz, que tomó el nombre de Clemente VIII, último papa de la obediencia de Aviñón, en el Salón del Cónclave del castillo de Peñíscola, lugar donde residió hasta su abdicación en Martín V. Esta se produjo en San Mateo, en el Maestrazgo castellonense, el 26 de julio de 1429, principalmente debida a las presiones políticas del rey de la Corona de AragónAlfonso V, inmerso en la conquista del reino de Nápoles.9​ Con esta abdicación se considera que el Cisma finalizó.

Benedicto también fue sucedido por el prelado francés Bernard Garnier, el antipapa Benedicto XIV, que actuó como "papa en secreto" después de haber sido designado como tal por Jean Carrier, uno de los cuatro cardenales designados por Benedicto XIII en Peñíscola y el único que se opuso a la elección de Clemente VIII. Una carta del conde de Armagnac a Juana de Arco revela que el arcediano de Rodez conocía el paradero de Benedicto XIV y que lo aceptaba como papa. Dos novelistas franceses, Jean Raspail y Gerard Bavoux imaginan que la línea sucesora continuó. Algunos incluso creen que hoy existe un papa de esta sucesión con el título de Benedicto XL.10

Obras[editar]

Se le atribuye un Tractatus contra iudaeos y se conserva un sermón castellano que pronunció en Pamplona en 1390 con motivo de la coronación de Carlos III el Noble, rey de Navarra. Pero su principal obra es el Libro de las consolaciones humanas, en el que sigue al "noble Boeçio", como señala en el prólogo, esto es, el De consolatione philosophiae de Boecio; la obra fue seguramente redactada en latín y luego traducida al castellano por él mismo o por un autor también aragonés. No está clara la fecha de su redacción; hay quien piensa en una fecha anterior a su cardenalato, pero otros dan por fecha el 1414, momento en el que sufre el mayor acoso por parte de las potencias europeas. El tratado se divide en quince libros y 68 capítulos, que enseñan diversos procedimientos para enseñar al individuo a superar las adversas circunstancias de la naturaleza humana.

Referencias en la literatura[editar]

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