sábado, 31 de julio de 2021

HISTORIA DE ESPAÑA

 SIGLO XV EN ESPAÑA

El Retablo gótico del Monasterio de Santes Creus es un retablo pintado por Guerau Gener y Lluís Borrassà entre 1407 y 1411. Es una de las obras claves del gótico internacional en Cataluña es el retablo mariano realizado para el altar mayor del monasterio de Santes Creus. El MNAC conserva la Natividad, coronada por la figura de San Juan Evangelista, y la Resurrección de Cristo, mientras que el resto de las tablas se conservan en una de las capillas de la catedral de Tarragona. El retablo se le encargó a Pere Serra pero parece que murió sin haberlo empezado a pintar. Guerau Gener, buen conocedor del gótico internacional valenciano, lo sustituyó, pero su prematura muerte hizo que Lluís Borrassà, uno de los grandes protagonistas de la pintura del primer gótico internacional catalán, finalizara el encargo.

Retablo gótico del Monasterio de Santes Creus
Guerau-estructuraSantesCreus.svg
Fotomontaje reproduciendo la forma original del retablo
AutorGuerau Gener y Lluís Borrassà
Creación1407-1411
UbicaciónMNAC y Catedral de Tarragona
Estilogótico
Materialtabla
TécnicaTemple y dorado con pan de oro
Dimensiones4,6 x 5 metros







El retablo mayor de la Catedral del Salvador de Zaragoza se encuentra en la Capilla Mayor o Presbiterio de la Seo. Fue tallado entre 1434 y 1480 en dos fases, la primera a cargo de Pere Johan (de cuya obra se conservan sotabanco y banco) y, a partir de 1467, por Hans de Suabia, que se ocupó de las escenas centrales. También trabajaron en los pináculos Francisco Gomar y en el remate de las figuras del guardapolvo Gil Morlanes el Viejo. Se la considera una de las obras más logradas del arte gótico europeo y la joya más preciada de la catedral. Sus dimensiones son 16 × 10 metros.

Retablo mayor de la Seo.

Historia[editar]

Aspecto del presbiterio de la Seo en 1842.

La obra fue promovida por el arzobispo-mecenas Dalmau de Mur, quien llamó al reconocido escultor Pere Johan —con quien había trabajado en la catedral de Tarragona— a labrar, en alabastro policromado de Gelsa, el sotabanco y el banco (1434-1440). Sobre ese basamento el autor emprendería posteriormente la talla del cuerpo del retablo, tallado en madera y cerrado con puertas. Por tanto el proyecto inicial del retablo consistía en un sotabanco y banco hechos de alabastro policromados; sobre él un cuerpo de tres calles con escenas talladas en madera separadas por entrecalles de alabastro. El cuerpo principal se mantendría cerrado, salvo en las grandes conmemoraciones litúrgicas, por dos grandes puertas de madera.

Las capitulaciones suscritas entre Pere Johan y el arzobispo Dalmau de Mur dictaban, en otras cosas, lo siguiente:

Primerament que el dito Pere Johan continue las obra del dito retaulo, el qual ya yes comeneado, e obre aquel con las istorias et en la forma por los ditos senyor e capitol con el concordadas, ejure no partir de la ciudat de Caragoqa durant la obra del dito retaulo daquia que sia acabado de piedra e de fusta, e posado con toda su perfeccion fins pintar, segun yes concordado, sínlicencia demandada e obtenida del dito senyor, e sí sera absent, de su vicario general.

Item, el dito senyor arcebispe e su capitol prometen dar al dito Pere Johan por sus trebaslos, todos los días que obrara en cascun día seys sueldos jaqueses...

Item, el díto senyor e capítol prometen que toda hora que el díto retaulo sera acabado de piedra e defusta con sus ístorias, segun yes, fins sera posado con toda su perfeccin, del pintar de colores e de oro, le daran ultra sus jornales e precios e salaríos de aquellos, mil florines doro pagaderos segunt se sigue: que cada e quando el dito en Pere Johan havra feyta una istoria, reciba CL. florines; feyta la otra, otros CL. e feyta la tercera, otros CL. florines, e que los restantes cientos cincuenta ha quando todo el retaulo sera acabado de obrar esposar, segunt de suso sefaze mencion.

El cuerpo principal del retablo fue tallado en madera por el propio Pere Johan entre 1441 y 1445, en un estilo gótico-flamígero, sin conocer con exactitud los temas y composición de las escenas. Dichas escenas, seguramente tres, estaban separadas por pilares de alabastro. En el centro del retablo se situó la imagen, también en alabastro, de Dios Padre bendiciendo. La talla de los pináculos de coronación del retablo las llevó a cabo el maestro Francí Gomar en 1457, también en madera.

En 1467 el escultor alemán Hans de Suabia (Hans Pieter Danzer o Hans Piet Danso, como aparece nombrado en los contratos de la época) fue contratado por el arzobispo D. Juan I de Aragón para sustituir las escenas de madera del cuerpo del retablo por otras de alabastro. El cuerpo central representa la adoración de los magos y las laterales la transfiguración de Cristo y la ascensión a los cielos. Hans de Suabia finalizó la obra en 1474 (trabajando apenas sin ayuda) y cobró ciento cincuenta florines al terminar cada una de ellas. Poco después firmó un contrato para trabajar la parte superior cubierta por grandes doseletes góticos.

La inesperada muerte de Hans de Suabia en 1478 llevó a su discípulo, Gil Morlanes el Viejo a tallar y dorar las figuras del guardapolvo. Realizó también un receptáculo para el sagrario catedralicio.

Descripción[editar]

Vista general del Retablo mayor.

En el sotabanco pueden apreciarse los escudos del arzobispo y del cabildo catedralicio. Las antiguas puertas laterales, que daban paso a una pequeñísima sacristía situada en el ábside, están ocupadas actualmente por dos imágenes de alabastro que representan a S. Valero y a S. Vicente.

En el banco se encuentran cuatro escenas de la vida de santos aragoneses, son:

  • El martirio de San Lorenzo en la parrilla
  • El milagro de la endemoniada ante el relicario de San Valero en la Seo
  • San Valero y San Vicente interrogados por el prefecto Daciano en Valencia
  • La "invención" del cuerpo de San Vicente en las afueras de Valencia

Entre ellas se encuentran tres nichos destinados, precisamente, a albergar los magníficos bustos-relicarios de san Valerosan Vicente mártir y san Lorenzo, donadas por Benedicto XIII. Están realizados en plata y esmalte.

En el cuerpo del retablo permanecen en pie cuatro pilares de alabastro —tallados por Pere Johan— que estructuran las tres calles, con ocho mensulones en sus frentes, sostenidos por figuras de niños y ángeles músicos que a la vez soportan sobre sus cabezas las imágenes de santos y sus atributos identificadores. Destaca un bellísimo marco de alabastro que encuadraba al Padre Eterno en actitud bendecidora, centro de la escena principal. Juan de Aragón, arzobispo entre 1458 y 1475, retiró esta imagen —expuesta en el Museo Nacional de Arte de Cataluña— para transformar el hueco en óculo expositor, en marzo de 1473.

Las tres escenas principales, talladas por Hans de Suabia y que sustituyeron a las de madera, destacan por su grandiosidad y su gran calidad técnica. Son obras naturalistas con tipos de claro carácter germánico. La más cuidada es la central, dedicada a la Epifanía, advocación de la catedral. Esta escena emplea una estampa como modelo compositivo y gozó de gran popularidad entre la población aragonesa del siglo XV. Las otras escenas, dedicadas a la Transfiguración y a la Ascensión, son casi simétricas.






El sepulcro de Alfonso de Castilla es el mausoleo o monumento funerario en el que reposan los restos mortales del infante Alfonso de Castilla, hijo del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa, la reina Isabel de Portugal, y hermano de la reina Isabel la Católica.

El sepulcro está realizado en alabastro y es de estilo gótico. Se encuentra colocado en el lado del Evangelio de la iglesia de la Cartuja de Miraflores, situada a tres kilómetros de la ciudad de Burgos, y fue esculpido por Gil de Siloe.

Sepulcro del infante Alfonso de Castilla.

Historia[editar]

El infante Alfonso de Castilla falleció el día 5 de julio de 1468 en el municipio abulense de Cardeñosa, a los catorce años de edad. Después de su defunción, el cadáver del infante Alfonso de Castilla recibió sepultura en el monasterio de San Francisco de Arévalo, donde permaneció varios años, hasta que, en 1492, y por disposición de su hermana, la reina Isabel la Católica, sus restos mortales fueron trasladados a la Cartuja de Miraflores, donde estaban sepultados sus padres.1

La reina Isabel la Católica encargó a Gil de Siloe la construcción de un sepulcro para sus padres, los reyes Juan II e Isabel de Portugal, y también para su hermano, el infante Alfonso de Castilla. En 1486, la reina Isabel la Católica aprobó el proyecto que había realizado el escultor Gil de Siloe para ambos sepulcros, aunque hasta tres años después, en 1489, no comenzaron las obras.2​ Ambos sepulcros fueron colocados en la Cartuja de Miraflores, y en 1492 finalizó la construcción del sepulcro del infante Alfonso, y un año después, el día 2 de agosto de 1493, finalizó la construcción del sepulcro de Juan II y de su segunda esposa.3

El día 10 de agosto de 1808 la Cartuja de Miraflores fue saqueada por las tropas francesas, en el transcurso de la Guerra de la Independencia, y los sepulcros de Juan II y su esposa, y el de su hijo, el infante Alfonso de Castilla, fueron profanados por los soldados galos, que buscaban joyas.4

Los restos mortales del infante[editar]

La Cartuja de Miraflores.

En el año 2006, con motivo de la restauración de la Cartuja de Miraflores, la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León decidió realizar el estudio antropológico de los restos mortales de Juan II y su segunda esposa, quienes estaban enterrados en la cripta bajo el sepulcro real, así como el estudio de los restos depositados en el interior del sepulcro del infante Alfonso de Castilla, cuyo sepulcro está colocado en un lateral de la misma iglesia. El estudio antropológico fue realizado por Luis Caro Dobón y María Edén Fernández Suárez, investigadores del área de Antropología Física de la Universidad de León.5

Los restos mortales del infante Alfonso de Castilla, aunque se hallaban en pésimo estado de conservación, estaban depositados en un ataúd de madera de nogal, y se pudo comprobar además que su estatura alcanzaba los 165 centímetros, y quedó plenamente corroborado que los restos mortales depositados en el sepulcro eran los del infante Alfonso de Castilla, ya que se demostró la relación de parentesco entre dichos restos y los depositados en el sepulcro de Juan II de Castilla.67

Descripción del sepulcro[editar]

El sepulcro del infante Alfonso de Castilla está realizado en alabastro y es de estilo gótico. El sepulcro es de tipo arcosolio, y está rematado por un arco conopial con arcada angrelada, adornado todo ello con motivos vegetales, perdidos en buena parte, ángeles tenantes que sostienen el escudo del reino de Castilla y León, y una imagen del Arcángel San Miguel que remata el conjunto. El sepulcro está enmarcado por dos pilastras que, partiendo del suelo de la iglesia, se prolongan en altura más allá de los arcos escarzano y conopial. Las pilastras están adornadas con imágenes de apóstoles y santos, y están rematadas por un relieve que representa la Anunciación.

El sepulcro del infante Alfonso de Castilla.

Bajo el arco está colocada la estatua orante que representa al infante Alfonso de Castilla. El infante lleva un gorro de pieles colgado a la espalda, adornado con perlas y pedrería,8​ y su rostro, que sugiere una edad superior a la que tenía el infante en el momento de su muerte, muestra cierta inexpresividad, aunque está representado en postura devota, con las manos unidas ante el pecho en actitud orante, y con la mirada dirigida hacia el altar mayor de la iglesia.9

El infante aparece arrodillado sobre un cojín abundantemente adornado, ante un reclinatorio cubierto con una tela de rica textura, similar a la del traje que viste la figura. Sobre el reclinatorio está colocado un almohadón que sostiene el gorro del infante y un devocionario o libro de horas abierto.10​ El infante Alfonso lleva un collar al pecho, de cuyo centro pende una larga cadena que sostiene un medallón en el que aparece una cabeza tallada en piedra preciosa, a modo de Camafeo.

La parte inferior del sepulcro, que corresponde al arca sepulcral, descansa sobre un zócalo adornado con motivos vegetales y cuatro leones, y se divide en tres paneles. En el panel central aparecen dos ángeles tenantes sosteniendo el escudo del reino de Castilla y León, mientras que en los paneles laterales aparecen representados varios pajes del infante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario