ESCULTURAS RENANCENTISTAS DE ESPAÑA
Sepulcro de los Reyes Católicos | ||
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Sepulcro de los Reyes Católicos | ||
Autor | Domenico Fancelli | |
Creación | 1517 | |
Ubicación | Capilla Real de Granada, Granada | |
Estilo | Renacentista | |
El sepulcro de los Reyes Católicos es un monumento funerario concebido para el enterramiento de los reyes Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón, siendo concluido en 1517.
Se encuentra en la Capilla Real de Granada, adosada a la Catedral. Está realizado en mármol de Carrara.
Su autor fue el escultor italiano Domenico Fancelli que trabajaba en España desde 1509, siempre contratado por el conde de Tendilla, Íñigo López de Mendoza y Quiñones.
Historia[editar]
La Capilla Real de la catedral de Granada fue fundada por los Reyes Católicos en 1504 como panteón de reyes. El deseo de los monarcas fue el de enterrarse allí. Ese mismo año murió la Reina y en 1516 el Rey. Ambos fueron enterrados en el convento de San Francisco de Granada a la espera de que se terminasen las obras. Mientras tanto, en 1514 el III Conde de Tendilla encargó a Domenico Fancelli que se ocupase de labrar un sepulcro doble, con los bultos de los dos yacentes. Fancelli trabajó todo el tiempo en Génova y cuando lo tuvo listo lo llevó a España y remató los detalles en Granada, en el año 1517. En 1521 se terminaron las obras de la capilla donde finalmente pudo colocarse el monumento funerario y enterrarse los cuerpos de los monarcas en la cripta inferior.nota 1
Descripción[editar]
El sepulcro está colocado en el crucero de la capilla y ante el altar. El diseño es como una ampliación del empleado por Fancelli para el sepulcro de infante don Juan, hijo de los Reyes Católicos. Se trata de un cuerpo con las paredes en talud y el plano horizontal lo suficientemente amplio como para cobijar los dos yacentes. Repitió el recurso de esculpir unos grifos en las esquinas, dulcificando así esos cuatro ángulos, detalle que fue muy ensalzado. A su lado incluyó esta vez unos niños en aparente movimiento. En las esquinas superiores de la plataforma están incluidos los cuatro más famosos Padres de la Iglesia latina, todo ellos santos: Ambrosio, Agustín, Jerónimo y Gregorio Magno.
Las paredes están revestidas de medallones y hornacinas con veneras, todo acompañado por una rica decoración de escudos reales, coronas frutales, castillos, ángeles, yugos, etc. En los medallones centrales se ven las escenas del Bautismo y la Resurrección y a ambos lados las figuras de ocho Apóstoles (cuatro en cada lado) que están sentados y metidos en hornacinas aveneradas.
Las figuras yacentes están tratadas con todo esmero. El rey va vestido con armadura, sujetando una espada con su mano derecha. Lleva corona sobre una melena corta, semejante a la que Fancelli labró en la figura de su hijo el príncipe Juan en su sepulcro de Ávila, a la moda de aquellos años. En su pecho reposa un medallón que cuelga de una cadena al cuello, con la imagen de San Jorge, patrono de la Corona de Aragón.
La reina, también coronada, tiene las manos cruzadas y apoyadas en el vientre. Luce un collar con medallón que representa a Santiago, protector del reino de Castilla. Estos dos santos patronos, san Jorge y Santiago se repiten en los medallones de los lados menores del sepulcro. A Santiago se le representa en plena lucha contra los moros y a San Jorge matando al dragón. Son además un símbolo de los éxitos militares, como también son símbolos de realeza y poder los leones esculpidos a los pies. A los pies hay además una cartela con caracteres latinos, sostenida por angelotes o putti en la que puede leerse un elogio a los monarcas, basado en sus acciones bélicas.
Sepulcro de Ramón Folch de Cardona-Anglesola | ||
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Bien Cultural de Interés Nacional | ||
Ubicación | ||
País | España | |
Comunidad | Cataluña | |
Provincia | Lérida | |
Ubicación | Bellpuig | |
Coordenadas | 41°37′30″N 1°00′44″E | |
Características | ||
Tipo | Sepulcro y Monumento | |
Autor | Giovanni da Nola | |
Estilo | Escultura del Renacimiento | |
Historia | ||
Dedicado a | Ramón Folch de Cardona-Anglesola | |
El sepulcro o sarcófago de Ramón Folch de Cardona-Anglesola, es un monumento funerario realizado por el escultor renacentista italiano Giovanni da Nola entre los años 1522 y 1525 y que se encuentra instalado en la iglesia parroquial de San Nicolás de Bellpuig en Lérida (España).
Historia[editar]
Se realizó esta obra en mármol blanco de Carrara, en Nápoles, ciudad en la que Ramón Folch de Cardona había sido virrey desde el año 1510 hasta su muerte ocurrida en 1522. Su viuda Isabel de Requesens y Enríquez de Velasco encargó el mausoleo al escultor local Giovanni da Nola. Disponiendo el traslado de los restos de su marido y del sepulcro a su villa natal de Bellpuig, donde fue situado en el convento de San Bartolomé de Bellpuig, que el difunto había fundado. Estuvo allí hasta que fue trasladado en 1835 con motivo de la exclaustración a la iglesia parroquial de San Nicolás.
Descripción[editar]
Fue construido con una estructura de tipo arquitectónico en forma de arco de triunfo con la significación de la victoria sobre la muerte y con un concepto en la iconografía de ideología humanista propio de la escultura del Renacimiento italiano. Alexandre de Laborde en su libro Viaje pintoresco e histórico en España, hace una descripción de las más precisas del monumento funerario:
...un monumento es de un trabajo superior a todos los que incluye la provincia. Este mausoleo, hecho de un bello mármol blanco, presenta un gran bloque de arquitectura de treinta pies de altura. Al centro hay un sepulcro de Ramón de Cardona sostenido por esfinges y colocado en un arcosolio semicircular que aguanta la estatua del héroe, echado y armado a la antigua.1
Este arcosolio lo sostienen unas cariátides junto con unas pilastras de estilo jónico decoradas con atributos militares entre las que están colocadas dos figuras femeninas simbolizando la Paz. Por encima de la figura del yacente se encuentra la representación en un alto relieve del Entierro de Cristo. En la imposta dentro de unos grandes medallones hay unas figuras ofreciendo al difunto una corona y una palma que significan la Gloria y la Fama.2 En el friso superior se pueden ver escenas de marchas de tropas y otras historias militares. Una gran cornisa, decorada con gran detalle, sostiene en el centro la imagen de una Virgen con Niño rodeada de dos ángeles con las alas extendidas. En ambos lados se encuentran unas estatuas sentadas. Debajo de la imagen de la Virgen, se puede ver el escudo de armas y la inscripción:
La base del sepulcro está cubierto con relieves con la narración de batallas terrestres y marítimas llevadas a cabo por el virrey Folc de Cardona. En el zócalo se encuentra la firma del autor «Joannes Nolanus faciebat».
El sepulcro de Diego de Covarrubias es un monumento funerario correspondiente a la segunda mitad del siglo xvi ubicado en la capilla del Cristo del Consuelo de la catedral de Segovia (España). Representa a Diego de Covarrubias y Leiva, que fue arzobispo de Santo Domingo, obispo de Ciudad Rodrigo, de Segovia y de Cuenca, además de presidente del Consejo de Castilla.
El sepulcro estuvo ubicado primeramente en el trascoro de la catedral, y trasladado posteriormente a su emplazamiento actual, la capilla del Cristo del Consuelo. Es una pieza de alabastro, realizado en el siglo xvi y representa al prelado en posición yacente.1 Contiene la siguiente inscripción en latín, labrada en el panel frontal:
Ilustrissimus D. D. Didacus Cobarrubias á Leiva Hispaniar. Praes. sub Philipo II. Hujus S. Ecclesiae Episcopus hic situs est. Obiit V Kalend. Octobr. anni Domini M.D.L.XXVII. Etatis suae LXV.
Sepulcro de Gutierre de la Cueva | ||
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Autor | Atribuido a Vasco de la Zarza | |
Creación | c. 1500-1510 | |
Ubicación | Hispanic Society of America | |
Material | Alabastro | |
Dimensiones | 3,87 m x 1,12 m aprox. | |
El sepulcro de Gutierre de la Cueva es una obra escultórica española correspondiente al periodo intermedio entre el gótico tardío y el primer renacimiento castellano, efectuada en alabastro entre los años 1500 y 1510 para el panteón que el Ducado de Alburquerque edificó en el monasterio de San Francisco de Cuéllar (Segovia). El sepulcro fue mandado construir por Beltrán de la Cueva, valido de Enrique IV de Castilla y primer duque de Alburquerque, para su hermano el obispo don Gutierre de la Cueva, que ocupó la silla episcopal de Palencia y con ello fue conde de Pernía, muerto en 1469.
Su autoría está discutida, aunque la propuesta más aceptada atribuye el conjunto al escultor Vasco de la Zarza, estando considerado una de sus mejores obras.1 Pese a ello, también se encuentran influencias del gótico burgalés, habiéndose registrado semejanzas con los sepulcros de Juan II de Castilla e Isabel de Portugal, obra de Gil de Siloé y otros ejemplos de Simón de Colonia o Felipe Bigarny.2
En la actualidad, la mayor parte del conjunto se conserva en la Hispanic Society of America (Nueva York), donde se asegura que se trata de una de las esculturas renacentistas más impresionantes de su colección,3 aunque también se conservan fragmentos del sepulcro en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y en la catedral de Segovia.2
Historia[editar]
Beltrán de la Cueva, primer duque de Alburquerque, mandó en su segundo testamento, otorgado en el castillo de Cuéllar a 29 de enero de 1472, que se construyeran sepulcros de alabastro con los respectivos bultos o estatuas para él y dos de sus esposas, otro para su segunda mujer y otro para su hermano Gutierre de la Cueva, para situarles en la capilla mayor del monasterio de San Francisco, de Cuéllar, cuyo patronato adquirió en 1476 para destinarla a panteón familiar de su Casa.4
Falleció el duque en el año 1492, y su viuda, María de Velasco, quien lo había sido antes de Juan Pacheco, marqués de Villena, consideró haber quedado en posesión de la villa de Cuéllar, y fue por ello la ejecutora en primera instancia de la voluntad de don Beltrán. Para eso debió contactar con algún taller de Burgos, pues esta influencia se refleja en la base del sepulcro, hecho debido con toda seguridad a la relación que tenía la duquesa viuda con la zona, pues debió nacer en aquella ciudad, siendo hija de Pedro III Fernández de Velasco, segundo conde de Haro y sexto condestable de Castilla, quien construyó su mausoleo en la catedral de Burgos pocos años antes.5
Una vez que las disputas sobre la posesión de Cuéllar entre María de Velasco y el hijo primogénito del duque, Francisco Fernández de la Cueva y Mendoza quedaron resueltas a favor del segundo, éste debió cambiar el proyecto iniciado por su madrastra y encargar el conjunto al escultor Vasco de la Zarza. Se sabe que el nuevo modelo ya estaba encargado en 1498, pues en un libro de cuentas figura una partida por la que se debían pagar por cinco bultos de alabastro que se an de azer en sant francisco de cuellar la cantidad de 250.000 maravedís.5 Por el contrario se desconocen los plazos marcados para la realización de la obra, que parece fue realizada entre los años 1500 y 1510.1 A pesar de ello, en 1525, año en que el segundo duque otorgó testamento, no se encontraba colocada en la capilla mayor de San Francisco, como él mismo mantiene en el citado texto:6
«digo que a causa de no estar acabada la capilla de San Francisco, no se han puesto los bultos que yo tengo hechos de alabastro, ni puesta la rexa ni banderas de sus armas quel dicho duque mi señor mandó en su testamento que se pusiesen. Por ende mando que se acabe la dicha capilla y se pongan los dichos bultos y rexa, banderas e sus armas si yo no lo dexare acabado y puesto».
Se desconoce si fue don Francisco, fallecido en 1526 o bien su hijo, Beltrán II de la Cueva y Toledo, tercer duque, quien finalizó la obra de instalación de los sepulcros. Algunos documentos sugieren que tampoco estaba totalmente finalizada en 1538, pero parecen referirse a la capilla y no al conjunto funerario, por lo que habría que situar la fecha de colocación entre 1526 y 1538.7
Durante la Guerra de la Independencia Española los franceses ocuparon el monasterio y causaron serios daños en toda la iglesia, incluido el conjunto escultórico, quedando algunos rostros de las esculturas mutilados en parte. Tras la Desamortización el monasterio quedó exclaustrado, y se mantuvo cerrado en constante deterioro, agravado con la instalación de una fábrica de harinas en el interior de la iglesia.4 Finalmente, en el año 1906 el por entonces duque José Isidro Osorio y Silva-Bazán, conocido como Pepe Osorio, el Gran Duque de Sesto, vendió el conjunto a un marchante de Archer Milton Huntington, fundador de la Hispanic Society of America, trasladando de inmediato los sepulcros a Nueva York. Se desconoce por completo el precio por el que fue vendido el conjunto, pues no se conserva documentación sobre su compra y traslado, ya que Huntington era muy celoso por ocultar los precios y acuerdos en sus adquisiciones.8
Descripción[editar]
El sepulcro estaba situado en el lado de la Epístola del crucero de la iglesia conventual. Está realizado por completo en alabastro y las piezas que se conservan tienen una longitud de 3,87 m x 1,12 m, por lo que es de mayor tamaño que el del infante Alfonso de Castilla en la Cartuja de Miraflores (Burgos); guarda similitudes estéticas con el del arcediano Fernando Díaz de Fuentepelayo, atribuido a Gil de Siloé.9
El monumento se compone de cuatro niveles; la base arrancaba desde el suelo sobre una losa de jaspe rojizo labrado que se trasladó a principios del siglo xx a la catedral de Segovia, y en la actualidad se encuentra en paradero desconocido.2 Sobre ella se levantaba una estructura de cuatro columnas decoradas con grutescos vegetales, que arrancan de la espalda de un animal acéfalo cubierto de pelo, dos de las cuales se hallan en la actualidad en la mencionada catedral.2 En el centro del frontal, y guarnecido por las columnas, se localizaba un panel con el escudo de armas de los Cueva, y flanqueando el mismo, dos paneles decorados con una pareja de sirenas y cornucopias, que se encuentran en la actualidad en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid y en la capilla de los Cabrera de la catedral de Segovia, uno en cada institución.10
En el segundo nivel se sitúa la estatua yacente de Gutierre de la Cueva, y ante ella aparece la escena del Descendimiento de Cristo, intentando simbolizar el típico mensaje del arte fúnebre, donde el fallecido confía en su Resurrección al igual que ocurrió con Cristo; junto a esta escena, aparece un relieve de Nuestra Señora de la Piedad.11
En el tercer nivel se localiza la escena de la Anunciación, que pretende reforzar el mensaje anterior, y está compuesta por el arcángel San Gabriel con San Buenaventura en un extremo, y en el otro la Virgen María acompañada de San Jerónimo, todo ello bajo cinco guardapolvos. Un cuarto nivel corona la escena con una imagen sedente de Padre Eterno, rodeado de siete grandes agujas de crestería, adornadas con excelentes figuritas que flanquean el arco rebajado; sobre ellas se apoya el armorial con las armas de la Casa de la Cueva adornadas con los atributos eclesiásticos y nobiliarios que por sus dignidades le correspondían.11
Su situación actual, desmontado en tres alturas, permite apreciar con mayor detalle el conjunto. Desde el punto de vista estilístico, destaca la talla que recuerda a otras obras, como los relieves de Felipe Bigarny en la catedral de Burgos y otros trabajos de Gil de Siloé, aunque en este caso sobresale especialmente la calidad de los finos detalles en los rostros, las joyas y los trajes, sobre todo los ribetes y puntillas con que son adornadas las túnicas.11 También confieren gran calidad al sepulcro las molduras, veneras y fondos de adorno en bajorrelieve.9
Diferencias sobre su autoría[editar]
A pesar de que la teoría más aceptada atribuye la obra a Vasco de la Zarza,10 existen diferentes opiniones al respecto sobre la ejecución del sepulcro. El primer historiador en considerar que se trata de un trabajo realizado por Vasco de la Zarza fue el granadino Manuel Gómez-Moreno, quien no sólo mantuvo la tesis de que se trata de una de sus primeras obras de calidad, sino que la califica como una de las mejores que realizó el maestro. A juzgar por las palabras de Gómez-Moreno, el artista realizó esta obra con anterioridad al sepulcro de Alonso Fernández de Madrigal, así como el de los Tostado, ambos en la catedral de Ávila.1
Para la profesora Beatrice Gilman Proske también pertenecen a Vasco de la Zarza, pero sitúa su cronología entre 1508 y 1517.12 Finalmente, Miguel Ángel Marcos Villán, perteneciente al Museo Nacional de Escultura manifiesta estar de acuerdo con las opiniones de Gómez-Moreno, a quien suscribe en sus comentarios.13
Por su parte, la actual propietaria (Hispanic Society of America) considera que se trata de una obra burgalesa muy similar a otras composiciones realizadas en la ciudad en la misma época, y pese a que no la atribuye a un autor en concreto, considera que el artista estuvo al menos influenciado por las obras de Diego y Gil de Siloé, y por la de Bigarny.
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