lunes, 8 de julio de 2024

HISTORIA DE ESPAÑA

 ESCULTURAS RENANCENTISTA DE ESPAÑA


Sepulcro de los Condestables en la catedral de Burgos.

El sepulcro de los Condestables de Castilla es un monumento funerario realizado por Felipe Vigarny en mármol de Carrara, hacia el año 1500, con las estatuas yacentes de Pedro Fernández de Velasco y su esposa Mencía de Mendoza y Figueroa, colocadas en el centro de la capilla de los Condestables en la catedral de Burgos (España).

Historia[editar]

La capilla dedicada a la Purificación de María fue encargada por los Condestables, para la función de panteón familiar y construida entre los años 1482 y 1496 por Simón de Colonia en la girola de la catedral; muestra un estilo de transición del gótico al renacimiento. Por ausencia del condestable, fue su esposa la duquesa de Frías doña Mencía1​ la que se encargó de las obras, a la vez que también encargaba la Casa del Cordón en Burgos y en Gamonal la Casa de la Vega, por lo que cuenta la leyenda que al regreso de su marido, de participar en la conquista de Granada, le comentó: «ya tienes palacio en que morar, quinta en que holgar y capilla en que orar y te enterrar».2

Descripción[editar]

Detalle de la imagen yacente de Pedro Fernández de Velasco.
Cartela de Mencía de Mendoza en los pies de su sepulcro.

El sepulcro se encuentra colocado en medio de la capilla enfrente del altar. Las figuras de los yacentes están tratadas con gran virtuosismo y un realismo muy detallado en las facciones de los rostros, además con una gran profusión de elementos decorativos en sus vestiduras, así como en los cojines donde apoyan sus cabezas. Ambas llevan coronas condales con emblemas heráldicos, guardando cierta similitud con la estatua del sepulcro de Gonzalo de Lerma realizada por el mismo autor y colocada en la misma catedral de Burgos, aunque los ornamentos y dibujos de las vestiduras de los condestables son mucho más ricos, mostrando todo su poder social en los atributos de estos personajes. Don Pedro tiene las manos cruzadas sobre su pecho sosteniendo la empuñadura de la espada mientras que doña Mencía con las manos también sobre el pecho, aguanta un gran rosario que le cae sobre su túnica.3

La cama donde se colocan los yacentes es una losa de jaspe rojizo completamente lisa de forma troncopiramidal y los muros sin ningún tipo de ornamentación, lo que hace resaltar aún más la blancura del mármol y la decoración de las figuras tendidas sobre ella. Una cartela individual a sus pies, contiene sus epitafios. He aquí la transcripción de los mismos:

Aquí yace el muy ilustre señor don Pedro Fernández de Velasco, condestable de Castilla, señor del estado y gran casa de Velasco, hijo de don Pedro Fernández de Velasco y doña Beatriz Manrique, condes de Haro. Murió de sesenta y siete años, año de mil cuatrocientos y noventa y dos, siendo solo virrey de estos reinos por los Reyes Católicos.
Aquí yace la mujer y señora doña Mencía de Mendoza, condesa de Haro, mujer del condestable don Pedro Fernández de Velasco, hija de don Iñigo López de Mendoza y de doña Catalina de Figueroa, marqueses de Santillana. Murió de setenta y nueve años, año de mil y quinientos.







Sepulcro del obispo Raimundo de Losana en la catedral de Segovia.

El sepulcro de Raimundo de Losana es un monumento funerario correspondiente a la segunda mitad del siglo xvi ubicado en la capilla del Cristo del Consuelo de la catedral de Segovia (España). Representa a Raimundo de Losana, que fue obispo de Segoviaarzobispo de Sevilla y confesor de Fernando III de Castilla.

No existe acuerdo entre historiadores sobre el lugar de enterramiento del obispo; mientras unos sostienen que fue enterrado en la iglesia de San Gil de Segovia y trasladado después a la antigua Catedral de Santa María de Segovia, otros le hacen enterrado en la catedral de Sevilla, correspondiendo el enterramiento segoviano a los padres del prelado.123

El sepulcro estuvo ubicado primeramente en el trascoro de la catedral, y trasladado posteriormente a su emplazamiento actual, la capilla del Cristo del Consuelo,4​ y fue erigido como homenaje al prelado, tal y como reza su inscripción en latín:

Ad venerand, et omni laude dignam memoriam Raymundi Epscpi. Segov, Archepi. Hispalens. Á Secretis et á Confesionibus S. R. Ferdinandi III. Hoc monumentum Ecclesia grata debita lide consecravit. Obiit die VI augusti anno de M.CCLXXXVIII.






Sepulcro del Cardenal Tavera
Tiposepulcro
LocalizaciónToledo (España)
AutorAlonso Berruguete

El sepulcro del cardenal Tavera es un monumento funerario renacentista realizado por Alonso Berruguete, situado en la iglesia del Hospital de Tavera de la ciudad española de Toledo.

Historia[editar]

El cardenal Juan Pardo de Tavera había dado orden en su testamento para ser enterrado en el Hospital de San Juan, construido en los extramuros de la ciudad de Toledo y del cual había sido su fundador. El fallecimiento del cardenal se produjo en 1545 en Valladolid, por lo que mientras terminaban las obras en el hospital, sus restos reposaron durante un tiempo en la iglesia Mayor o catedral de Valladolid.

Existen documentos datados del 17 de enero de 1551 en los que se relata que el arquitecto Hernán González del Hospital de Afuera1​ y Alonso Berruguete cobraban diez mil maravedíes por una traza, que a principios del año siguiente, la presentaron con la figura abocetada del fallecido cardenal. Se contrató la ejecución de toda la obra del conjunto funerario, por parte del patronazgo del Hospital, el 20 de agosto de 1554 por tres mil ducados, los cuales se fueron cobrando en diversos plazos durante los siguientes años hasta su terminación en 1561. Una de las condiciones impuestas en el contrato fue que debería ser una estructura «pareja» a la del sarcófago del cardenal Cisneros de la iglesia primada de Alcalá de Henares; así cuando se dio por finalizada la obra en 1561, los comitentes mandaron para comprobar la semejanza exigida, al maestro Nicolás de Vergara. Por parte de Berruguete se mandó a Francisco Comentes. Ambos maestros declararon que el sepulcro del cardenal Tavera «cumplía y aún mejor» con lo estipulado comparándolo con el de Cisneros.2

Se pidieron los mármoles a Carrara, siendo el proveedor Juan de Lugano, quien en 1557 se comprometía a traer:

... ocho piedras de mármol de la cantera de porbazo que está en carrara en el marquesado, de maca limpias sin beta ni mancha de pelo... cuatro de ellas para el sepulcro que hace alonso berruguete vezino de Valladolid.

Trabajó en esta obra Berruguete hasta 1561, poco antes de su fallecimiento, ocurrido en una habitación del mismo Hospital, por lo que se considera la última obra de este escultor.3

Descripción[editar]

El sepulcro del cardenal Juan Pardo de Tavera se encuentra situado bajo la cúpula en el crucero de la iglesia del Hospital de Tavera de Toledo. Está esculpido en mármol blanco de Carrara y al contrario de lo habitual hasta entonces, no sigue la tipología de sepulcro en nicho (adosado a la pared) sino que es un sarcófago exento, visible por los cuatro lados. Este tipo de enterramiento sigue prototipos italianos.

La cama es rectangular, con cuatro grifos en las esquinas y en el lateral izquierdo dentro de un tondo san Juan Bautista (patrono del hospital) con relieves en ambos lados representando el bautismo de Cristo y la decapitación de san Juan. En el otro lateral largo dentro del tondo la imagen de Santiago Apóstol, en alusión al obispado de Compostela que había ostentado el cardenal y escenas a sus lados del traslado del cuerpo del santo en una carreta. En el lado de los pies se ve la Imposición de la casulla a san Ildefonso y en el otro medallón del testero está labrada una Caridad acogiendo a tres niños, magnífica talla que recuerda obras florentinas.

Sobre el lecho mortuorio, en sus ángulos se encuentran las representaciones sedentes de las virtudes cardinales y en los pies y cabecera unos angelotes sostienen unas cartelas con el blasón del cardenal y una inscripción respectivamente. Encima de este segundo piso del monumento funerario se puso la imagen yacente del cardenal con vestiduras pontificales realizadas con sencillez y sólo grabados recamados en la mitra y en la capa dalmática; también los almohadones muestran únicamente un ligero adorno. Junto a la representación del cadáver se ven en los laterales más largos, alegorías de amorcillos humillándose ante la muerte simbolizada por medio de calaveras. Las manos de la imagen del difunto a diferencia de las del cardenal Cisneros que las tenía orantes sobre el báculo, aquí Berruguete las pone caídas y crispadas. El rostro tiene una expresión muy realista, ya que fue copiado fielmente de una mascarilla mortuoria de yeso que se le hizo al difunto,4​ y que sirvió a Berruguete para conseguir el retrato exacto de rigor mortis del cardenal.5

La mayoría de los historiadores creen que Alonso Berruguete se valió de la colaboración de algunos ayudantes como de Juan Bautista Vázquez el Viejo, en los ornatos y relieves del sepulcro. 

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