domingo, 21 de julio de 2024

HISTORIA DE ESPAÑA

 ESCULTURAS DE ESPAÑA

Santo Cristo de Burgos de la Catedral de Burgos.
Capilla del Santísimo Cristo de Burgos

El Santo Cristo de Burgos, también conocido como Santísimo Cristo de Burgos, es una imagen de Jesús crucificado. Se encuentra en la Capilla del Santísimo Cristo de Burgos de la Catedral de Burgos (España). 1

Es una escultura del siglo xiv y de autor anónimo, concretamente un crucifijo articulado que permite mover los brazos y piernas (en relación con las ceremonias que en la Edad Media se celebraban el Viernes Santo). Tallada en madera, tiene el pelo y las uñas naturales; las articulaciones y la herida del costado están recubiertas con piel curtida de animal. Bajo los pies tiene cinco huevos de avestruz traídos a Burgos desde África por un comerciante local.

Se trata de una imagen milagrera, muy venerada desde antiguo, ya que los mercaderes burgaleses fundaron capillas bajo su advocación en Brujas y Amberes, y los agustinos extendieron su devoción por toda España e Hispanoamérica: prácticamente no había catedral que no tuviera una capilla consagrada a él, y su culto se multiplicó con grabados y láminas, popularizándose su iconografía de largas melenas, cuerpo ensangrentado y, sobre todo, unos faldones que le cubren casi por entero las piernas.2

Numerosos viajeros, historiadores y escritores han descrito este Cristo y han reflejado la enorme devoción y emoción que suscitaba, entre otros Andrea NavageroSanta Teresa de JesúsAgustín MoretoEnrique FlórezJean-Paul Sartre o Rafael Alberti.3

Una leyenda atribuye la autoría a Nicodemo, que lo habría modelado sobre el cuerpo de Jesús al bajarlo de la Cruz. Otra leyenda, escrita por León de Rosmithal de Blatna entre los años 1465 y 1467, dice que el Cristo había sido hallado hace 500 años, cuando unos marineros burgaleses encontraron un galeón vacío donde solo había una caja con ese Cristo y unas tablas que decían que fuese cual fuese la costa a la que llegase pusieran la imagen en un lugar decoroso. De este modo, tomaron la imagen y la llevaron a Burgos.4

Este Crucificado debió ser realizado en Flandes o en el norte de Alemania, y guarda un gran parecido estilístico con otro Cristo famoso, este yacente, el Santísimo Cristo del monasterio de las Claras de Palencia. Según otra leyenda, el Cristo de Palencia fue encontrado flotando en el mar por un vigía de la flota de Alfonso Enríquez, almirante de Castilla, entre los años 1407 y 1410.4

Originalmente el Santo Cristo de Burgos se encontraba en el Real Monasterio de San Agustín de la capital burgalesa. Durante la Guerra de la Independencia fue trasladado a la catedral por seguridad y después volvió nuevamente al Monasterio de San Agustín; sin embargo, tras la Desamortización del año 1835 la imagen regresó a la catedral como emplazamiento definitivo.5

El Santo Cristo de Burgos cuenta con devoción en diferentes lugares de España; también en Hispanoamérica y Filipinas.






En el museo de León

El Cristo de Carrizo es una obra románica (siglo xi) de marfil, procedente del antiguo monasterio de monjas cistercienses, Santa María de Carrizo de la Ribera del municipio de Carrizo de la Ribera (LeónEspaña. Se guarda actualmente en el Museo de León. Se la considera como obra maestra cuyo escultor fue posiblemente un discípulo del autor del Crucifijo de don Fernando y doña Sancha.1

Descripción

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Cristo de Carrizo. Detalle de la cabeza, grande y expresiva.

Es una talla pequeña, de 33 cm, que a pesar de su tamaño ofrece las características de las grandes esculturas. Tal y como corresponde a su época románica, es un cristo de cuatro clavos, vivo, con los ojos grandes y abiertos (ojos de azabache, según la costumbre de los talleres de eboraria de León), con expresión que no acusa el dolor. La anatomía de su cuerpo está suavemente modelada. Los cabellos (que caen sobre sus hombros) y la barba siguen la técnica de estilización geométrica. Lleva paño de pureza que cae hasta las rodillas. Esta prenda está cuidadosamente labrada. Todavía pueden verse los orificios preparados para incrustar piedras preciosas en el ceñidor y en la orla de la parte inferior.Ver imagen completa.

El crucifijo iba apoyado en una cruz que se perdió, siendo sustituida por una moderna. Por eso el dorso, que no iba a estar a la vista, se dejó sin tallar. Tiene en la espalda y en las rodillas unas cavidades destinadas a guardar reliquias.

Existe una copia en la localidad de Carrizo hecha por el escultor José Lonjos a una escala de 5:1 para que pueda salir en procesión y pueda ser vista por los ciudadanos asistentes. Está hecha en madera de abedul policromada.








Cristo de las Batallas
UbicaciónÁvila (España)
MaterialTerracota

Es la imagen titular de la Hermandad de Semana Santa acogida bajo su advocación y tiene su origen histórico en tiempos de los Reyes Católicos. Según la tradición, estos lo llevaron en su compañía en cuantas batallas libraron contra los moros, de ahí su nombre. Sin embargo, el análisis estilístico de la pieza revela un origen ligeramente posterior a las últimas contiendas de la Reconquista.

Representa un busto de Nazareno, con túnica morada, corona de espinas y cruz siluetada. Destaca la expresividad de su rostro gracias a una mirada profunda y un gesto de dolor contenido, que transmite ternura y bondad. Está realizado en terracota o barro cocido, una técnica habitual en los talleres de escultura de Florencia durante la segunda mitad del siglo xv y los primeros años del siglo xvi, es decir, en pleno Renacimiento. Por su pequeño tamaño (mide apenas 60 cm) pudo estar destinado originariamente a un oratorio privado, y ser trasladado fácilmente gracias a su ligereza. Está acogido por baldaquino cupulado del siglo xviii, caracterizado por sus columnas salomónicas decoradas con vides y zarcillos.

La llegada de la escultura a la península ibérica pudo deberse a varios hechos. Por un lado, destacan las relaciones comerciales y el intercambio artístico que existió entre la Corona de Aragón y la Península Itálica durante todo el siglo xv. Esta posibilidad es defendida por quienes consideran que la escultura fue adquirida por Juan II de Aragón, padre de Fernando el Católico, que legó el Cristo a su hijo como parte de su ajuar de boda con Isabel de Castilla.

Otra opción es que Fernando el Católico recibiese esta pieza como regalo durante su paso por Nápoles y otros estados italianos, tras la muerte de Isabel la Católica. Este hecho coincidiría más con la fecha de realización de la escultura con base en sus características artísticas, propias de los últimos años del siglo xv o los primeros del XVI.

Una última opción es que fuera adquirido por Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, II Duque de Alba y homnbre de confianza de los Reyes Católicos. Esta teoría se basa en la protección que don Fadrique ejerció hacia el convento de Dominicas de Aldeanueva de Santa Cruz, que fue el lugar donde el Cristo de las Batallas estuvo custodiado desde el siglo xvi. Es importante destacar que Fernando el Católico también estuvo relacionado con aquel convento a través de su priora y fundadora, sor María de Santo Domingo. Gracias a este nexo, el rey decretó una limosna anual de 100 ducados destinados al convento, por lo que también pudo ser responsable de otros regalos como la escultura del Cristo. En todo caso, Isabel la Católica no pudo ser la que entregó el Cristo a las dominicas de Aldeanueva, ya que el convento se fundó en 1506, dos años después de su muerte.

Las monjas dominicas fueron trasladas a Ávila en el 1866, tras los procesos de la desamortización. Desde entonces, el Cristo de las Batallas está al cuidado de las Religiosas Misioneras de Santo Domingo, en la capilla de Mosén Rubí.

Las crónicas escritas por las monjas de Aldeanueva de Santa Cruz, describen un hecho milagroso que aconteció durante una de las contiendas libradas por los Reyes Católicos, mientras se hacían acompañar de la imagen del Cristo: Estando listos para la batalla y según piadosa costumbre, invocaban los ejércitos al Apóstol Santiago, patrón de España y en voz clara que percibieron todos habló el Santo Cristo diciendo: ”No es necesario otro socorro, estando yo aquí”. Desde entonces, la Sagrada Imagen, fue objeto de una mayor veneración por parte de todos. Y en señal de maravilloso prodigio, el Santo Cristo, que hasta aquel momento había tenido la boca cerrada, quedó con ella entreabierta.

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