ESCULTURAS DE ESPAÑA
Ermita del Cristo del Caloco | ||
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Localización | ||
País | España | |
Comunidad | Castilla y León | |
Provincia | Segovia | |
Localidad | El Espinar | |
Coordenadas | 40°44′38″N 4°16′14″O | |
Información religiosa | ||
Culto | Iglesia católica | |
Advocación | Cristo del Caloco | |
Datos arquitectónicos | ||
Tipo | Parroquia | |
Sitio web oficial | ||
La ermita del Cristo del Caloco es una ermita en la que se venera la imagen del Cristo del Caloco. Se ubica en el municipio de El Espinar, en la provincia de Segovia (Castilla y León, España). La ermita se halla situada a unos 5 kilómetros de la localidad, a escasos metros de la N-VI en dirección a Navas de San Antonio, y a los pies del Cerro del Caloco.
Las fiestas grandes de El Espinar, que se celebran en honor al Cristo del Caloco, comienzan el sábado anterior al segundo domingo del mes de septiembre. Al final de la misma se celebra una romería desde la iglesia de San Eutropio en El Espinar hasta la ermita, declarada de Interés Turístico Nacional.
En 1955, la ermita sirvió para ambientar la película Marcelino, pan y vino, dirigida por Ladislao Vajda y protagonizada por Pablito Calvo.
Cristo del Jubileo | ||
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Autor | anónimo | |
Creación | segunda mitad del siglo xvi | |
Ubicación | Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid (Castilla y León, España) | |
Estilo | barroco y naturalista | |
Material | madera y pasta de caña de maíz | |
Dimensiones | aproximadamente 185 × 155 × 40 cm1: 27 | |
El Cristo del Jubileo es una obra anónima realizada en la segunda mitad del siglo xvi. Está ubicado en la Iglesia de Nuestra Señora de las Angustias de Valladolid (Castilla y León, España).
Respecto a los orígenes de la imagen, tan solo se sabe que fue elaborada por un indio mexicano en la segunda mitad del siglo xvi.2 Creado con fines rituales, hay constancia de que para 1608 el Cristo del Jubileo se hallaba presidiendo la Capilla de la Soledad en la iglesia penitencial junto a una imagen de la Dolorosa emplazada a sus pies, aunque acabaría siendo sustituido por el Cristo de los Carboneros, obra de Francisco del Rincón en 1606. Retirado del culto y almacenado en las dependencias de la cofradía debido al deterioro,2 la talla sufrió los estragos del tiempo hasta tal punto que para finales del siglo xx su estado de conservación era tan deplorable que en 1998 se hizo necesario enviar la pieza a Sevilla para ser sometida a una urgente consolidación del soporte, siendo restaurada en su totalidad en 2006 por la vallisoletana Carmen Santamaría, quien descubrió que la obra estaba hecha a base de pasta de caña de maíz, lo que permitió desmentir la creencia de que era una figura de papelón.1: 27 Las tareas iniciales consistieron en mantener las piernas unidas al tronco, debiéndose realizar un escáner para conocer el grado de deterioro y siendo la labor más complicada el unir la cabeza y los brazos con el torso dado lo delicado del material, para lo que se tuvo que ir hilando cada parte de los brazos «hebra por hebra». Además de no variarse ninguno de los elementos originales de la imagen, se logró recuperar el desaparecido paño de pureza mediante el estudio de las marcas presentes en la talla,2 la cual, una vez restaurada, volvió a ocupar el que fuera su lugar original hasta la década de 1930, perdurando como una de las imágenes más antiguas de la Ilustre Cofradía Penitencial de Nuestra Señora de las Angustias, lo que hace posible que hubiese podido estar en la primitiva sede de la hermandad en la calle Torrecilla, aunque no figura inventariada hasta 1842. De gran devoción en el pasado, consta en 1920 la ofrenda a la imagen de un paño de pureza a modo de faldón, prenda que le otorgaba un aspecto similar a nivel iconográfico al Cristo de Burgos,1: 27 siendo a día de hoy una pieza de gran valor debido a la escasez de crucificados de este tipo en Valladolid.2
Perteneciente a la corriente de los Cristos Tarascos2 y con unas dimensiones mayores que el natural, la cabeza, el torso y las extremidades están realizadas en pasta de caña de maíz mientras que las manos y los pies están tallados en madera por ser estas las zonas donde la pieza necesita más resistencia.31: 27 La obra, realizada en México aunque alejada de los prototipos novohispanos tradicionales, exhibe una cuidada fisionomía acorde al naciente naturalismo barroco, con la particularidad de no contar con el cabello ni la barba talladas, por lo que resulta obligado recurrir al uso de postizos, lo que aumenta su patetismo, reforzado además con la presencia de verdugones y regueros de sangre que cubren su tronco, brazos y piernas, todo lo cual constituye una vaga reminiscencia de la imaginería gótica del siglo xiv y de las tallas ejecutadas en Burgos por Gil de Siloé en la época de los Reyes Católicos. Como única prenda luce un paño de pureza o perizoma muy ceñido tapado por otro realizado en tela encolada el cual se añadió durante la última restauración, siendo por su parte la corona de espinas postiza.
Cristo y los dos ladrones es un conjunto escultórico del primer tercio del siglo xvi compuesto por un crucificado y dos figuras que representan al Buen ladrón y al Mal ladrón ejecutados en madera policromada cuyo autor es el Maestro de San Pablo de la Moraleja. Se guarda en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid. Estuvo expuesto en Las Edades del Hombre de Valladolid El arte en la Iglesia de Castilla y León, 1988 con el título Calvario, número 74 del catálogo.
Este conjunto escultórico compuesto por tres piezas está expuesto en la capilla de Santo Tomás del Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid, sobre un sagrario romanista anónimo del siglo xvi.1 Los estudios realizados hacen pensar que estas tres piezas proceden de la antigua iglesia de la localidad vallisoletana de San Pablo de la Moraleja, formando parte de un retablo cuyo grupo principal era el Llanto sobre Cristo muerto, grupo escultórico que se encuentra también en este museo.2 El historiador Juan Ortega Rubio alcanzó a ver in situ este retablo al que llamó «retablo del Santo Sepulcro» catalogándolo como obra renacentista.3 Tanto las dos figuras de los ladrones como el grupo del Llanto sobre Cristo muerto son obra de un escultor anónimo a quien se ha denominado como Maestro de San Pablo de la Moraleja.4
Las figuras de los dos ladrones son de estilo hispano-flamenco, de gran fuerza expresiva y un buen estudio de la anatomía. Están colocados en sendas cruces sin desbastar lo que hace que sus cuerpos se amolden a los palos leñosos y adquieran unas posturas forzadas y retorcidas. El Mal ladrón muestra su cara medio oculta por la cabellera que cae en rizos hasta sus hombros. Sobre él se ve la figura de un ser diabólico en forma de monstruo. El Buen ladrón parece estar menos retorcido y de su boca sale un niño que representa su alma arrepentida. Sobre su cabeza hay un ángel dispuesto a recogerla.1
El crucifijo no es obra del mismo maestro. Los críticos lo consideran de inferior categoría. El perizonium o paño de pureza está realizado finamente con pliegues paralelos que recuerdan el estilo palentino del taller de Juan de Valmaseda. La cabeza puede recordar el estilo de Alonso Berruguete. Se atribuye esta obra a algún maestro secundario de 1520-1530.
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