SARCOFAGOS DE ESPAÑA
Sarcófago de Astorga | ||
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Escultura funeraria | ||
Material | Mármol | |
Altura | 73 cm | |
Ancho | 244 cm | |
Profundidad | 83 cm | |
Período | Bajo Imperio Romano | |
Procedencia | Astorga (comarca), León | |
Adquisición | 05/12/1869 | |
Fecha | Principios del siglo iv | |
Ubicación actual | Museo Arqueológico Nacional de Madrid | |
El sarcófago de Astorga es un sarcófago paleocristiano hallado en el municipio leonés de San Justo de la Vega y, posteriormente, trasladado a la Catedral de Astorga. En el siglo x fueron depositados en él los restos mortales de Alfonso III el Magno, rey de Asturias. No obstante, en el año 986, los restos de dicho monarca fueron trasladados a la ciudad de Oviedo, por orden del rey Bermudo II el Gotoso, y depositados en el Panteón de reyes de la Catedral de Oviedo.
En 1869, durante la etapa del Gobierno Provisional, fue incautado por el Estado español y trasladado a Madrid. En la actualidad se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Los expertos señalan que el Sarcófago de Astorga fue realizado en época preconstantiniana, en el periodo comprendido entre los años 305 y 312, correspondientes al siglo iv de la Era cristiana, y que había sido importado de Roma. En la Alta Edad Media fue descubierto en el municipio leonés de San Justo de la Vega, y fue trasladado a la Catedral de Astorga.
En el año 910 falleció Alfonso III el Magno, rey de Asturias, en Zamora, y sus restos mortales fueron trasladados a la ciudad de Astorga y depositados en este sepulcro, que fue colocado en la capilla de San Cosme y San Damián de la Catedral de Astorga.1 Posteriormente, en el año 986, los restos de Alfonso III el Magno y los de su esposa, la reina Jimena de Asturias, que había sido enterrada en el mismo templo, fueron trasladados, por orden del rey Bermudo II el Gotoso, a la ciudad de Oviedo, pues el monarca leonés temía que los restos mortales de ambos fuesen profanados por las tropas musulmanas dirigidas por Almanzor, que en esos momentos avanzaban hacia el reino de León. Los restos de Alfonso III y los de su esposa fueron depositados en el Panteón de reyes de la Catedral de Oviedo, donde aún permanecen sepultados.2
Tras la extracción de los restos de Alfonso III el Magno, se desconoce el uso dado al sarcófago. En 1869, durante una ausencia del obispo de Astorga de su sede, y en el transcurso del viaje arqueológico de Juan de Dios de la Rada, el sarcófago de San Justo de la Vega fue trasladado a la ciudad de Madrid y depositado en el Museo Arqueológico Nacional, a pesar de las reticencias del cabildo catedralicio astorgano. Los restos humanos depositados en el interior del sarcófago fueron depositados en el interior de una arqueta de nogal, y en la actualidad dicha arqueta se conserva en la sala capitular de la Catedral de Astorga.3
En la actualidad, el Sarcófago de Astorga permanece expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.
Está realizado en mármol blanco, y los expertos han datado su realización entre los años 305 y 312, correspondientes al siglo iv de la Era cristiana. Mide 2,25 metros de largo, por 0,83 de ancho y 0,73 de alto. Presenta seis escenas de friso continuo en medio relieve, en las que aparecen narradas seis pasajes de la Biblia.
De izquierda a derecha aparecen esculpidas seis escenas a lo largo de uno de los laterales del sepulcro:4
- En la primera escena aparece representada la Resurrección de Lázaro. La figura que representaba a Lázaro fue arrancada del sepulcro, y Cristo aparece representado sin barba y portando en su mano derecha un rollo de papel.
- La segunda escena representa la negación de San Pedro, y el arresto de este último por dos siervos del Sumo Sacerdote Caifás.
- En la tercera escena aparece el apóstol San Pedro haciendo brotar agua de una roca, a fin de bautizar a los soldados que lo custodiaban. No obstante, otros autores consideran que en esta escena el individuo representado es Moisés, haciendo brotar el agua del monte Horeb.
- En el cuarto relieve aparecen Adán y Eva junto a un árbol, del que sólo se conserva la copa y una parte su tronco.
- La quinta escena representa la Multiplicación de los panes y los peces, y al lado de Cristo, que aparece sin barba, aparecen representados los apóstoles San Andrés y San Felipe.
- La última escena representa el Sacrificio de Abraham, y la mano de este último, mutilada, es detenida por Dios cuando iba a dar muerte a su único hijo, Isaac, por mandato divino. Las imágenes que representan a Isaac y al cordero sustitutorio se encuentran dañadas.
Sarcófago de Husillos | ||
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Escultura funeraria | ||
Material | Mármol | |
Altura | 57 cm | |
Ancho | 204 cm | |
Profundidad | 66 cm | |
Civilización | Romana | |
Procedencia | Husillos, Palencia | |
Adquisición | 1870 | |
Fecha | 126-175 d C. | |
Ubicación actual | Museo Arqueológico Nacional de Madrid | |
Identificación | Inv. 2839 | |
El sarcófago de Husillos, datado a mediados del siglo ii d. C., es una pieza importada de Roma y encontrada en Husillos (Palencia). Fue reutilizado en el año 960 como enterramiento del Conde de Monzón Fernando Ansúrez. Actualmente se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid, donde fue adquirido en 1870 proveniente de la Colegiata de Santa María de la Dehesa Brava de Husillos (Palencia). La primera referencia que se tiene de él se remonta al siglo xvi, cuando Ambrosio de Morales lo estudió y del que dice que estaba "en esta iglesia, al lado del Evangelio, junto al Altar Mayor, en un arco antiguo liso".1 Después de él lo estudiaron Ceán en 1832, Quadrado en 1886 y Aureliano Fernández Guerra en 1872.
Está realizado en mármol y en él se representa diferentes escenas de la historia de Orestes: la venganza de éste por la muerte de su padre Agamenón. Los relieves se leen de izquierda a derecha y en ellos podemos ver a Orestes acompañado por las Furias (diosas de la ira) dando muerte a Egisto. La última escena representa a Orestes comenzando su purificación en el templo de Apolo en Delfos.
El sepulcro de Alfonso de Castilla es el mausoleo o monumento funerario en el que reposan los restos mortales del infante Alfonso de Castilla, hijo del rey Juan II de Castilla y de su segunda esposa, la reina Isabel de Portugal, y hermano de la reina Isabel la Católica.
El sepulcro está realizado en alabastro y es de estilo gótico. Se encuentra colocado en el lado del Evangelio de la iglesia de la Cartuja de Miraflores, situada a tres kilómetros de la ciudad de Burgos, y fue esculpido por Gil de Siloe.
El infante Alfonso de Castilla falleció el día 5 de julio de 1468 en el municipio abulense de Cardeñosa, a los catorce años de edad. Después de su defunción, el cadáver del infante Alfonso de Castilla recibió sepultura en el monasterio de San Francisco de Arévalo, donde permaneció varios años, hasta que, en 1492, y por disposición de su hermana, la reina Isabel la Católica, sus restos mortales fueron trasladados a la Cartuja de Miraflores, donde estaba sepultado su padre,1 y donde su madre fue llevada en 1505.2
La reina Isabel la Católica encargó a Gil de Siloe la construcción de un sepulcro para sus padres, los reyes Juan II e Isabel de Portugal, y también para su hermano, el infante Alfonso de Castilla. En 1486, la reina Isabel la Católica aprobó el proyecto que había realizado el escultor Gil de Siloe para ambos sepulcros, aunque hasta tres años después, en 1489, no comenzaron las obras.3 Ambos sepulcros fueron colocados en la Cartuja de Miraflores, y en 1492 finalizó la construcción del sepulcro del infante Alfonso, y un año después, el día 2 de agosto de 1493, finalizó la construcción del sepulcro de Juan II y de su segunda esposa.4
El día 10 de agosto de 1808 la Cartuja de Miraflores fue saqueada por las tropas francesas, en el transcurso de la Guerra de la Independencia, y los sepulcros de Juan II y su esposa, y el de su hijo, el infante Alfonso de Castilla, fueron profanados por los soldados galos, que buscaban joyas.5
En el año 2006, con motivo de la restauración de la Cartuja de Miraflores, la Dirección General de Patrimonio y Bienes Culturales de la Junta de Castilla y León decidió realizar el estudio antropológico de los restos mortales de Juan II y su segunda esposa, quienes estaban enterrados en la cripta bajo el sepulcro real, así como el estudio de los restos depositados en el interior del sepulcro del infante Alfonso de Castilla, cuyo sepulcro está colocado en un lateral de la misma iglesia. El estudio antropológico fue realizado por Luis Caro Dobón y María Edén Fernández Suárez, investigadores del área de Antropología Física de la Universidad de León.6
Los restos mortales del infante Alfonso de Castilla, aunque se hallaban en pésimo estado de conservación, estaban depositados en un ataúd de madera de nogal, y se pudo comprobar además que su estatura alcanzaba los 165 centímetros, y quedó plenamente corroborado que los restos mortales depositados en el sepulcro eran los del infante Alfonso de Castilla, ya que se demostró la relación de parentesco entre dichos restos y los depositados en el sepulcro de Juan II de Castilla.78
El sepulcro del infante Alfonso de Castilla está realizado en alabastro y es de estilo gótico. El sepulcro es de tipo arcosolio, y está rematado por un arco conopial con arcada angrelada, adornado todo ello con motivos vegetales, perdidos en buena parte, ángeles tenantes que sostienen el escudo del reino de Castilla y León, y una imagen del Arcángel San Miguel que remata el conjunto. El sepulcro está enmarcado por dos pilastras que, partiendo del suelo de la iglesia, se prolongan en altura más allá de los arcos escarzano y conopial. Las pilastras están adornadas con imágenes de apóstoles y santos, y están rematadas por un relieve que representa la Anunciación.
Bajo el arco está colocada la estatua orante que representa al infante Alfonso de Castilla. El infante lleva un gorro de pieles colgado a la espalda, adornado con perlas y pedrería,9 y su rostro, que sugiere una edad superior a la que tenía el infante en el momento de su muerte, muestra cierta inexpresividad, aunque está representado en postura devota, con las manos unidas ante el pecho en actitud orante, y con la mirada dirigida hacia el altar mayor de la iglesia.10
El infante aparece arrodillado sobre un cojín abundantemente adornado, ante un reclinatorio cubierto con una tela de rica textura, similar a la del traje que viste la figura. Sobre el reclinatorio está colocado un almohadón que sostiene el gorro del infante y un devocionario o libro de horas abierto.11 El infante Alfonso lleva un collar al pecho, de cuyo centro pende una larga cadena que sostiene un medallón en el que aparece una cabeza tallada en piedra preciosa, a modo de Camafeo.
La parte inferior del sepulcro, que corresponde al arca sepulcral, descansa sobre un zócalo adornado con motivos vegetales y cuatro leones, y se divide en tres paneles. En el panel central aparecen dos ángeles tenantes sosteniendo el escudo del reino de Castilla y León, mientras que en los paneles laterales aparecen representados varios pajes del infante.
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