ESCULTURAS DE ESPAÑA
Llanto sobre Cristo muerto es un grupo escultórico —de hacia 1500— de estilo plateresco procedente de lo que fue la iglesia parroquial del monasterio de San Pablo de la Moraleja en la provincia de Valladolid, España, conocida bajo la advocación de «La Conversión de San Pablo». Su autor es anónimo aunque se le reconoce con el nombre de Maestro de San Pablo de la Moraleja. Está hecho en madera policromada y mide 159x187 cm. Se custodia en el Museo Diocesano y Catedralicio de Valladolid en el llamado «rincón del claustro», bajo las arquivoltas de la puerta cisterciense de la antigua colegiata.1
Estuvo expuesto en Las Edades del Hombre de Valladolid El arte en la Iglesia de Castilla y León, 1988 con el título Llanto sobre Cristo muerto, número 80 del catálogo.
El pueblo de San Pablo de la Moraleja se fue formando al amparo del monasterio de frailes carmelitas que llevaba ese mismo nombre. En los tiempos de la desamortización fueron subastados todos sus bienes en cerca de 60 000 reales y a partir de ese momento comenzó su deterioro; solo quedan en pie unos paredones de la iglesia y la espadaña. Los bienes muebles se desperdigaron en su mayoría, o simplemente desaparecieron. Este grupo escultórico del «Llanto» junto con el grupo llamado Cristo y los dos ladrones formaba parte de un retablo. Mientras la iglesia estuvo activa como parroquia los bienes muebles que aun quedaban se mantuvieron pero empezó a envejecer y deteriorarse y el abandono fue total; fue así como el grupo escultórico volvió a viajar, esta vez hacia el museo Catedralicio de Valladolid.2
El grupo tiene una estructura compacta. Todos los integrantes están distribuidos alrededor del personaje principal que es la figura del cristo muerto, desfallecido a los pies de María, su madre. María está situada en el centro, sentada, con expresión de dolor y tristeza. A su lado está San Juan que trata de consolarla. En la esquina izquierda José de Arimatea está representado con barba y tiene en sus manos la corona de espinas que acaba de retirar de la cabeza de Cristo. nota 1
Entre José y San Juan se destaca una de las Marías (Salomé o Cleofás) con la mano abierta sobre el pecho en señal de dolor. Al otro lado está la segunda María con las manos cruzadas y junto a ella Nicodemo que aprieta en su mano izquierda los tres clavos de la cruz. Arrodillada y a la altura de las piernas del cristo está María Magdalena, con el pomo del ungüento perfumado en su mano. Todos llevan ricos ropajes a la moda de la época; incluso José de Arimatea y Nicodemo llevan lujosos collares de acuerdo con su condición social.1
En el centro del conjunto sobresale un personaje barbado que parece ajeno a la escena y mira al espectador. Se ha querido ver una representación de San Pablo en actitud de predicación o como narrador de estos acontecimientos, teniendo en cuenta el nombre del monasterio y del pueblo de donde procede el grupo escultórico.1
Nuestra Señora de Aldeasoña es una advocación mariana venerada en la localidad segoviana de Aldeasoña.
La imagen de Nuestra Señora de Aldeasoña es una talla románica de madera policromada que representa a una Virgen coronada que sirve de trono al Niño Jesús. El tamaño de la imagen, la policromía, la expresión de la cara, la posición del Niño Jesús y el resto de características físicas han llevado a pensar que fue tallada en el siglo xiii. Esta talla tiene cierta semejanza con otras del mismo periodo como Nuestra Señora de Sahagún, Nuestra Señora de la Majestad (Astorga), la Virgen de la Vega (Salamanca), la Virgen del Sagrario (Toledo) o Nuestra Señora del Espino (Burgo de Osma).1
La imagen ha sido resaturada por su descubridor, Graziano Panzieri. El proceso de restauración ha consistido en limpiar la imagen, reintegrar los escasos volúmenes que faltaban (la mano y los pies del Niño Jesús y la corona de la Virgen), y tapar dos agujeros laterales que fueron utilizados en su momento para afianzar la imagen a un soporte. Una vez consolidada toda la obra de arte, fue depositada en una urna de cristal que permite preservarla en perfecto estado.2
En 1737, Domingo Valentín Guerra Arteaga y Leiva, Obispo de Segovia, ordenó "que se ensanche la sacristía y se entierre una imagen de Nuestra Señora que está en el altar último a la mano derecha y en su lugar se ponga otra más pequeña que está en el mismo altar", no obstante, por razones desconocidas, la Virgen fue situada detrás del retablo de la Virgen del Rosario y su existencia fue olvidada con el paso del tiempo. El enterramiento de imágenes antiguas o deterioradas no era algo extraño puesto que no se podían vender ni destruir como consecuencia de su naturaleza religiosa.3
El 24 de septiembre de 2012, al desmontar uno de los paneles del retablo de la Virgen del Rosario para su restauración, Graziano Panzieri descubrió la imagen de Nuestra Señora de Aldeasoña que se encontraba situada en una hornacina detrás del citado retablo.4 La noticia del hallazgo generó una gran expectación entre los habitantes del pueblo y todos aquellos que mantienen algún tipo de vinculación con la localidad.
Unas semanas después de su hallazgo, el Ayuntamiento de Aldeasoña convocó un referéndum popular para elegir el nombre de la Virgen. El éxito de esta iniciativa fue rotundo puesto que 68 de los 74 vecinos que se encontraban empadronados en la localidad acudieron a la votación. Al final, se aprobó por unanimidad que la imagen se llame Nuestra Señora de Aldeasoña.5
El sábado más cercano al 24 de septiembre se conmemora el descubrimiento de Nuestra Señora de Aldeasoña con una procesión nocturna iluminada por multitud de velas, en el transcurso de la cual, vecinos ataviados con trajes tradicionales bailan jotas en honor a su patrona.
Nuestra Señora de Aldeasoña dispone de un himno propio compuesto en 2.012. El autor de la música del Himno a Ntra. Sra. de Adeasoña es Chema García Portela (1980) compositor, director, clarinetista, pedagogo y profesor de Conservatorio. La letra es original de José Mª García Sanz (1941), escritor, poeta, profesor de Lengua y Literatura y Presidente y Coralista de la A.C. Coral Segoviana Voces de Castilla. Fue compuesto para ser estrenado en la fiesta en honor de Ntra. Sra. de Aldeasoña, el 7 de diciembre del año 2.012, que apareció tras el retablo de la iglesia en una obras de restauración. El estreno fue llevado a cabo por la Coral Segoviana Voces de Castilla. Desde entonces es interpretado en su fiesta anual así como en otras fiestas dedicadas a la Virgen.
Salve a nuestra Señora de AldeasoñaSalve, a nuestra madre.
Para no ser enterrada
orden de la autoridad
en humilde hornacina
te escondiste ante tu altar.Y oculta permaneciste
por toda una eternidad.Te recobramos gozosos
de ofrecerte un nuevo altar.Salve a nuestra Señora de Aldeasoña
Salve, a nuestra madre.Como Virgen coronada,
con el niño entre tus brazos
madera policromada
ante nosotros ya estásProtege a tus hijos, Madre,
renueva en ellos la paz.La paz de todos los hombres
que hoy nos vienes a dar.Salve a nuestra Señora de Aldeasoña
Salve, Salve, Salve, Salve.
Salve, a nuestra madre.
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