SEPULCROS DE ESPAÑA
El sepulcro de la reina María de Molina, que se halla en la iglesia del monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid, alberga los restos mortales de la reina María de Molina, que fue la esposa del rey Sancho IV de Castilla y la madre del rey Fernando IV.
La reina María de Molina falleció el 1 de julio de 1321, dos días después de haber otorgado su testamento. Fue enterrada en el monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid1 en un sepulcro situado en el crucero de la iglesia de dicho monasterio, correspondiendo su aspecto actual a la reforma que se le hizo en el año 1579. Tres veces fue destruida la iglesia del monasterio de las Huelgas; en el año 1282, en 1328, cuando fue incendiado durante el asalto a la ciudad de Valladolid por parte de Alfonso XI de Castilla, nieto de la reina María de Molina, y a finales del siglo xvi, cuando la iglesia fue reconstruida en estilo herreriano.
La Crónica de Alfonso XI refiere que cuando éste monarca sitió Valladolid y ordenó incendiar el monasterio de las Huelgas, que su abuela había fundado, dispuso que previamente sacasen el cadáver de la reina para que no fuese consumido por las llamas.1 El primitivo sepulcro estuvo colocado en la primitiva iglesia del monasterio hasta el año 1500, en que siendo abadesa Ana de Mendoza y Quijada, se construyó una nueva iglesia, en la que fue colocado el sepulcro de la reina. En 1572 el cronista Ambrosio de Morales describió el primitivo sepulcro de la reina, que siete años después fue completamente reformado:1
La Reina tiene corona, más está en hábito honesto, sin tener letra alguna. Tiene los escudos con castillo y león, y otros con sólo león, y castillo por orla, que parece fueron las armas de su padre el infante Alonso de Molina. A ambos lados en la pared están arcos labrados de follajes de yeso, con tumbas no muy grandes de lo mismo, con aquellos escudos de león y sin letra: son sepulturas de los infantes sus hijos, como las monjas por tradición refieren.
Los infantes mencionados por Ambrosio de Morales son los infantes Alfonso y Enrique, hijos de María de Molina y de Sancho IV de Castilla. Sin embargo, las fuentes señalan que ambos infantes recibieron sepultura en otros monasterios.
El infante Alfonso fue sepultado en el convento de San Pablo de Valladolid y sus restos se encuentran en la actualidad en el Museo Arqueológico de Valladolid, mientras que el infante Enrique fue sepultado en el monasterio de San Ildefonso de Toro, actualmente en estado ruinoso, que había sido fundado por la reina María de Molina.2 No obstante lo anterior, en el monasterio de San Salvador de Oña se encuentra un sepulcro de madera, colocado en el panteón condal, en el que se supone que descansan los restos de los infantes Enrique y Felipe, hijos de María de Molina.3
El sepulcro es exento y de forma rectangular, y sobre su cubierta se encuentra colocada la figura yacente de la reina. El sepulcro descansa apoyado en un basamento formado por seis cabezas de león y por una franja que se halla decorada con relieves vegetales. Las pilastras acanaladas de los extremos del sepulcro corresponden a la reforma que se le hizo en el año 1579, aunque a lo largo del mismo se colocaron en ese año una serie de relieves procedentes del primitivo sepulcro de la reina, y en los que aparecen representadas diferentes escenas religiosas.
En el relieve situado en la cabecera aparece el Calvario entre las figuras de San Juan Bautista y San Cristóbal. En el relieve del lateral izquierdo, en el centro, aparece la Virgen sedente con el Niño Jesús en las rodillas y a ambos lados de esta representación se encuentran colocados dos escudos cuartelados de Castilla y León, por su condición de reina consorte de Castilla, y dos escudos con leones rampantes y castillos en la orla del escudo, que se corresponden con el escudo de armas del infante Alfonso de Molina, hijo de Alfonso IX de León y padre de la reina María de Molina. En el lateral derecho, en el centro, aparece la imagen de San Bernardo, fundador de la Orden del Císter, a la que pertenece el monasterio de las Huelgas Reales de Valladolid, y a los lados del santo se encuentran colocados cuatro escudos de características similares a los anteriores. En el lateral que corresponde a los pies del sepulcro aparece la reina María de Molina, sentada en una silla de tijera y dando a las monjas la Carta de Fundación del Monasterio.
Sobre la cubierta del sepulcro se halla colocada la estatua yacente de la reina, que apoya su cabeza sobre dos almohadas y aparece vestida con una saya ajustada y con ceñidor, estando su cabeza cubierta por un velo. Las manos de la reina aparecen cruzadas sobre su regazo, y porta en ellas un rosario y un libro, y a los pies de la reina aparece un perro recostado, símbolo de fidelidad. Por el reborde lateral del basamento del sepulcro corre una decoración de tracerías. Las vestiduras de la reina se asemejan a las de los primeros años del siglo xv. Esta fecha y las características de los relieves de alabastro procedentes del primitivo sepulcro han llevado a creer que el primer sepulcro de la reina hubo de ser realizado, aproximadamente, entre los años 1410 y 1440.
Sepulcro de Ordoño II de León. Mausoleo en el que reposan los restos del rey Ordoño II de León, hijo de Alfonso III el Magno, rey de Asturias, y de la reina Jimena de Asturias. El sepulcro se encuentra en la girola de la Catedral de León.
El sepulcro de Ordoño II ha sufrido diversas reformas y añadidos a lo largo de la historia, y su cronología abarca desde el siglo xiii hasta el siglo xiv. La parte inferior del sepulcro, donde se encuentra la estatua yacente que representa al difunto monarca, está protegida por una reja metálica.
El rey Ordoño II falleció en el año 924, aunque se desconoce su fecha exacta de defunción. A su muerte, y siguiendo los deseos del difunto monarca, sus restos mortales recibieron sepultura en la Catedral de León, que él había ordenado erigir, donando para ello un palacio de su propiedad, ubicado en la ciudad de León.1 Ordoño II fue el primer monarca enterrado en la ciudad de León y, hasta el siglo xix, la misa diaria de Alba era ofrecida en memoria de este rey y de sus sucesores. Su hermano, el rey Fruela II, también fue sepultado en el mismo templo, aunque en la actualidad se desconoce el paradero de su sepultura o de sus restos mortales. No obstante, diferentes autores señalan que tras haber sido sepultado en la catedral leonesa, los restos de Fruela II fueron trasladados al Panteón de Reyes de la capilla de Nuestra Señora del Rey Casto de la Catedral de Oviedo.2
El sepulcro de Ordoño II ha sufrido diversas reformas y añadidos a lo largo de la historia, y su cronología abarca desde el siglo xiii hasta el siglo xv. La parte inferior del sepulcro, donde se encuentra la estatua yacente que representa al difunto monarca, está protegida por una reja metálica.
Cerca de donde se encuentra el sepulcro de Ordoño II está el sepulcro de Alfonso de Valencia, hijo del infante Juan de Castilla "el de Tarifa" y nieto de Alfonso X de Castilla.
Se desconoce el lugar en el que estuvo ubicada la primitiva sepultura de Ordoño II de León, y el sepulcro en el que ahora reposan sus restos mortales está situado en la girola de la catedral.
El sepulcro está formado por un lucillo de tripe arquivolta enmarcado en un muro. El arco ojival está sostenido por dos leones y en su parte superior se encuentra una cornisa rematada por pirámides en sus extremos. El lucillo se divide en dos secciones y en la superior aparece el Salvador rodeado por ángeles y apóstoles, mientras que en la sección inferior aparece representado el Calvario en el momento de la lanzada y el Descendimiento, y en ambas representaciones aparecen numerosos personajes bíblicos. Separada de la anterior por una moldura floral se encuentra representada la Transfiguración, en la que este último aparece portando la bola del Mundo en sus manos, y a sus lados aparecen los profetas Moisés y Elías. El tímpano del lucillo está enmarcado en una cenefa de motivos vegetales, que le rodea, y las diferentes arcadas del lucillo están adornadas con los escudos de Castilla y León.
En el exterior del lucillo, y colocadas en su mitad superior, se encuentran las imágenes de San Pedro y San Pablo. Colocadas simétricamente bajo estas imágenes se encuentran las figuras de un monje y de un heraldo. El hábito del monje es blanco y negro y éste aparece señalando un libro en el que se resumen los deberes para con Dios, con el rey y con el prójimo. Por su parte, el heraldo aparece vestido con túnica corta y sombrero de ala recogida, y lleva un collar metálico de trenzados y un pinjante.
El monje y el heraldo señalan con sus dedos, respectivamente, los epitafios colocados bajo ellos:3
"OMNIBUS EXEMPLUM SIT, QUOD VENERABILE TEMPLUM REX DEDIT ORDONIUS. QUO JACET IPSE PIUS HANC FECIT SEDEM QUA(M) P(RI)MO FECERAT EDEM, VIRGINIS ORTATU QUAE FULGET PONTIFICATU PAVIT EAM DONIS PER EAM NITET URBS LEGIONIS QUESUM(US) ERGO DEI GRATIA PARCAT EI. AMEN"
"IS REX ALFONSI P(A)TRIS SUI VESTIGIO, PRUDENTER ET CULTE (IUSTE) REGNU(M) GUBERNANS. TALAVERA(M) CEPIT ET ARABES APUD CASTRU(M) S(AN)C(T)I STEPHANI POSTRAVIT, SUBJU / GAVITQ(UE) SIBI LISITANIA(M) ET BETICA(M) PROVINCIAS ET TERRA(M) ARABU(M) QUAE SINCILLA / DICITUR MAGNA STRAGE SUBEGIT, ANAGARU(M) CEPIT ET VICARIA(M), ET OCT / AVO REGNI SUI AN(N)O CU(M) SEX MENSIB(US) CU(M)PLETIS, ZAMORAE INFIRMITATE / P(ER)CUSUS AB HOC S(E)C(U)LO MIGRAVIT, ERA DCCCCXXXIII."
En las enjutas exteriores del lucillo están representados sendos ángeles, vestidos con túnica amplia y capa, y en los pergaminos que portan en sus manos aparecen grabados diversos pasajes del Apocalipsis.
En la parte inferior del sepulcro, y protegida por una reja, se encuentra colocada la estatua yacente que representa a Ordoño II de León. Es la parte más antigua del sepulcro, y en opinión de diversos autores la imagen fue realizada para estar de pie y no en posición yacente.4 El monarca aparece representado sin barba y con un rostro afilado, y portando los atributos regios. El rey va vestido con una túnica talar ceñida a su cintura y su manto, bordado en oro, está recogido bajo sus brazos. El rey porta en su mano izquierda el orbe, en la mano derecha una sortija, y su frente está ceñida por una corona real. A los pies del monarca aparece representado un perro, como símbolo de fidelidad.
La mayor parte del sepulcro de Ordoño II de León conserva su policromía original.
El sepulcro de Pedro Enríquez de Castilla es una escultura funeraria del siglo xvi que representa a Pedro Enríquez de Castilla (m. 1366), hijo natural del rey Enrique II de Castilla, quien, según la leyenda, murió trágicamente el 22 de julio de 1366 tras caer al vacío por una de las ventanas del Alcázar de Segovia.12
Los restos de Pedro Enríquez fueron trasladados en 1558 desde la antigua catedral de Segovia, en la que fue enterrado a su muerte, a la nueva catedral, en la capilla de Santa Catalina en el claustro catedralicio.
El sepulcro está realizado en mármol policromado, destacando los colores negro, rojo y dorado. Representa al niño con una edad entre 10 y 12 años (la edad que tenía según la leyenda), recostado sobre una cama, con una espada en el centro que empuña con ambas manos. Rodea el sepulcro una verja de hierro, y sobre los cuatro lados del sepulcro se ubica una inscripción propia del siglo xvi, que dice «Aquí yace el infante D. Pedro, hijo del Sr. Rey D. Enrique II, Era de MCCCCIIII». El 26 de enero de 1367, su padre el rey don Enrique, expidió un privilegio rodado por el que dotó 4 capellanías con 8.000 maravedíes y mantenimiento de dos lámparas y dos porteros, todo para el sepulcro.1
En noviembre de 2019, y en el transcurso de las obras de restauración de la catedral de Segovia, se abrió el sepulcro de Pedro Enríquez. En su interior se halló un cofre que contenía una blusa de seda con botones de tela, un faldón, un cinturón y tres huesos (la tibia derecha y ambos fémures).3 El análisis de los restos concluyó que se trataba de un niño de entre seis meses y un año y medio, lo que contrasta con los 10-12 años que la leyenda le atribuye o con la escultura de su tumba. Tampoco se encontraron las fracturas esperables tras una caída desde una gran altura, aunque no se descartó que estas pudieran encontrarse en otras partes del esqueleto no halladas.
El sepulcro del obispo Antonio Idiázquez es un monumento funerario barroco ubicado en la capilla de San Antón de la catedral de Segovia. Representa a Antonio Idiáquez Manrique, obispo de Ciudad Rodrigo y de Segovia.
El prelado falleció en 1615, aunque no fue hasta principios del siglo xviii cuando se llevó a cabo la ejecución del monumento funerario.
Fue realizado en piedra caliza blanca, y terminado hacia el año 1714. Sigue el modelo de las obras de Gian Lorenzo Bernini, y fue diseñado por Carlos de la Colina, con escultura orante del prelado acompañado de un paje, del segoviano José Galbán, yerno de Juan Alonso de Villabrille y Ron.
Se encuentra en la capilla de San Antón de la catedral, que el obispo Idiázquez fundó y dotó a su costa.
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