ESCULUTRAS DE ESPAÑA
Bicha de Balazote | ||
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Bicha de Balazote original | ||
Creación | Siglo vi a. C. | |
Ubicación | Museo Arqueológico Nacional, Madrid, España | |
Estilo | Ibero arcaico | |
Material | Caliza | |
Dimensiones | Altura: 73 cm Longitud: 93 cm | |
La Bicha de Balazote o Esfinge de Balazote es una escultura ibera encontrada en el término municipal de Balazote, en la provincia de Albacete. La escultura fue donada por un vecino de la localidad de Balazote, Isidro López, a la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Albacete. En los archivos de esta comisión aparece ya citada como "bicha", por lo que podemos asumir que este fue su nombre inicial. Posiblemente este término tenga relación con su carácter extraño y único, y proceda de un vocablo popular. Ha sido datada entre el v a. C. y iv a. C. Se encuentra depositada en el Museo Arqueológico Nacional de España (situado en Madrid) desde 1910. Hay una réplica tallada en bronce en exposición en la Plaza del Altozano de Albacete y otra en escayola en la exposición permanente en el Museo de Albacete.
Existen pocos datos sobre su hallazgo. En el registro de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Albacete figura la fecha de entrega de la escultura, 28 de junio de 1879, pero no su ubicación. De manera general se sabe que fue encontrada en el paraje de los Majuelos, a escasa distancia del núcleo urbano. Excavaciones de urgencia en la vega de Balazote en los años 80 descubrieron un túmulo ibérico que permite situar tan singular pieza en el contexto de una necrópolis tumular a la que probablemente perteneció. Cerca del lugar también se rescataron importantes mosaicos de una villa romana.
Es una de las muestras escultóricas emblemáticas del arte íbero.
Realizada sobre dos bloques de piedra caliza hacia la segunda mitad del siglo vi a. C. sus dimensiones son de 93 cm de longitud y 73 cm de altura máxima, es una de las frecuentes síntesis entre animal y hombre, en este caso de cuerpo completo, y representa un toro en reposo que demuestra un buen conocimiento de las características del animal, con las patas delanteras recogidas bajo el pecho y las traseras dobladas hacia el vientre. Algunos detalles formales resaltan las pezuñas o la prominencia del hueso de la cadera. La cola se curva sobre el muslo izquierdo y termina en un mechón puntiagudo de pelo.
Tiene una cabeza de hombre barbudo, vuelta al espectador y ligeramente alzada, con unos pequeños cuernos y orejas también de toro, con las particularidades de las esculturas griegas arcaicas: hierática, con barba y cabellera a base de surcos rectos y geometrizada, de raíces hititas.1
No está totalmente tallada, el lado derecho de la pieza no lo está, por lo que parece ser un sillar de esquina y estar pensada para adherirla a algún lugar, de manera similar a los leones de Pozo Moro. Posiblemente fuera de carácter funerario y formase parte de la decoración de un templo. Puede cumplir una función de defensa o ser una representación de la fertilidad: los griegos usaban las estatuas de toros androcéfalos como representación de los ríos, como símbolo de la fecundidad del río fertilizando los campos, y se asociaba al toro, símbolo de fecundidad. En este sentido, la Bicha de Balazote sería un símbolo de la vida que se deseaba al difunto.
Como el resto de la escultura ibérica, es anterior a la llegada de los bárcidas en el 238 a. C. La escultura representa al dios Aqueloo, divinidad de los ríos y la fertilidad. Este dios fue adaptado por la iconografía ibérica para representar un genio protector de la tumba o un ser híbrido del Más Allá, guía y consejero de las almas de los muertos.
Dentro del contexto arqueológico donde se encontró han aparecido otras figuras escultóricas zoomorfas como la Esfinge de Haches o las Esfinges gemelas de El Salobral.
Cabeza de Gudea | ||
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Material | Diorita | |
Altura | 23 cm | |
Ancho | 29 cm | |
Período | Arte neosumerio | |
Ubicación actual | Museo Arqueológico Nacional de España (Madrid) | |
Registro | 1978/71/3 | |
La Cabeza de Gudea es una escultura tallada en piedra de diorita que representa la cabeza del rey de Lagash Gudea. Esta pieza perteneció a la colección de Mario de Zayas adquirida en París. En el año 1978 donó su colección al Museo del Prado, pero por orden ministerial la obra fue como depósito a la colección del Museo Arqueológico Nacional de España en Madrid con el inventario número 1978/71/3.1
Gudea fue príncipe de Lagash del 2144 a. C. al 2124 a. C., en el periodo neosumerio, bajo el mandato de Gudea, la iconografía del arte fue igual que en épocas anteriores y siguieron con los modelos sumerios que utilizaban, como en este caso, la demostración de la legitimación del poder.1
Es una cabeza que seguramente perteneció a una escultura entera, está realizada en piedra de diorita muy pulida, con las líneas bien perfiladas, aunque presenta una ruptura en la nariz, orejas y la barbilla. La forma de esta obra es homogénea a otras esculturas que se han conservado de este personaje, con los párpados muy marcados y las cejas unidas.
Esfinge de Agost | ||
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Material | Caliza | |
Altura | 82 cm | |
Ancho | 56 cm | |
Profundidad | 26 cm | |
Civilización | Cultura Ibérica | |
Procedencia | Agost, Vinalopó, Alicante | |
Fecha | Finales siglo vi a. C. | |
Ubicación actual | Museo Arqueológico Nacional de Madrid | |
Identificación | Inventario 38445 | |
La esfinge de Agost presenta la postura propia del arte escultórico ático arcaico, donde las esfinges al igual que los leones suelen tener la cabeza mirando al frente, el cuerpo de perfil y la cabeza ya plenamente humana predominando sobre el aspecto felino del cuerpo. Esto, junto al hecho de estar estrechamente relacionada con otra esfinge hallada en el Pireo y conservada en el Museo Nacional de Atenas, permite datarla entre 570 y 545 a. C. y clasificarla según G.M.A. Righter.
Sin embargo ciertas características de las mismas delatan su raíz ibera. De una parte, la esfinge de Agost debía estar adosada a un muro mientras que las griegas son exentas y, por otra, la cola se introduce entre las ancas, como ocurre con los leones, mientras que en las piezas griegas se dobla sobre sí misma y deposita el extremo, ancho y apuntado sobre el muslo. Está expuesta en el Museo Arqueológico Nacional de España, en Madrid.
Fue encontrada junto a otra esfinge custodiada en el parisino Museo del Louvre y un toro, del cual se perdió la pista después del hallazgo, el año 1893, en el yacimiento arqueológico de El Camp de l'Escultor, en el término municipal de Agost, provincia de Alicante.
La esfinge es una figura que tiene el cuerpo de un león alado, la cabeza de una mujer y cola de serpiente, «es conocida desde la Edad del Bronce en Mesopotamia y Egipto, siendo este último lugar donde parece tener su remoto punto de origen».1 La esfinge masculina en Egipto juega el papel de guardián en el mundo de los muertos. La esfinge femenina ya aparece en Egipto en la dinastía IV, representando a la reina Hetepheres II y fue encontrada en el complejo funerario de Dyedefra en Abu Roash (ca. 2550 a. C.)
Los ejemplos orientales y los griegos empezarán pronto a diferenciarse y evolucionarán autónomamente. En este proceso se aprecia cómo, en el arte griego, el aspecto humano de la esfinge irá ganando importancia y la postura más frecuente será la sentada. Se cree que se trata de una esfinge que se ubicó en una tumba íbera, porque la esfinge como objeto funerario estaba destinado a guardar y defender a los muertos a los que podía transportar al mundo de ultratumba. Las características de la obra revelan la mano de un artista indígena imbuido de las creencias griegas sobre el mundo de los difuntos que no hubiera visto directamente el modelo que quería reproducir.
- Medidas: 82 cm de altura, 56 de anchura y 26 de fondo.
- Tiene pequeñas erosiones y mutilaciones.
- Pilar funerario.
- Estilo ibero-arcaico con influencias helénicas.
- Tallado en piedra caliza.
- Figura con forma de esfinge.
Panteón de Hombres Ilustres | ||
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Tipo | mausoleo | |
Estilo | arquitectura neobizantina | |
Catalogación | bien de interés cultural (Monumento, 4 de diciembre de 1992) | |
Localización | Pacífico (España) | |
Coordenadas | 40°24′22″N 3°41′01″O | |
Propietario | Patrimonio Nacional | |
Arquitecto | Fernando Arbós y Tremanti | |
El Panteón de Hombres Ilustres, oficialmente denominado Panteón de España desde 2022,1 es un edificio de estilo neobizantino obra del arquitecto Fernando Arbós y Tremanti situado en la ciudad española de Madrid. Se encuentra ubicado en el barrio de Pacífico (distrito de Retiro), entre la calle de Julián Gayarre, por la que tiene su entrada, y el paseo de la Reina Cristina, junto a la basílica de Nuestra Señora de Atocha.
El 6 de noviembre de 1837 las Cortes Generales votaron el proyecto para convertir la iglesia de San Francisco el Grande en Panteón Nacional de Políticos Ilustres, que acogería los restos mortales de los personajes considerados de especial relevancia en la historia de España, los cuales serían elegidos por las Cortes pasados cincuenta años de su fallecimiento. Cuatro años después, en 1841, la Real Academia de la Historia fue encargada de proponer una primera lista de personajes que debía albergar el panteón, pero no fue hasta el 31 de mayo de 1869 cuando se nombró una comisión a la que se dio un mes para localizar los restos. Esta comisión estaba integrada por Fernández de los Ríos, Salustiano Olózaga, Fermín Caballero, Hartzenbusch, Ruiz Aguilera, Silvela, Estanislao Figueras, Pere Borrell y Antonio Gisbert.
No pudieron ser hallados, y se dieron por perdidos, los restos de Cervantes, Lope de Vega, Luis Vives, Antonio Pérez, Juan de Herrera, Velázquez, Jorge Juan, Claudio Coello, Tirso de Molina, Juan de Mariana y Agustín Moreto. También se buscaron los restos de Don Pelayo, el Cid, Guzmán el Bueno, Murillo, Juan de Juanes, Francisco Vallés, Pedro Melo de Portugal, Jovellanos, el conde de Campomanes, el conde de Floridablanca y Goya. Finalmente, el 20 de junio de 1869, se inauguró el panteón. Formando una comitiva de cinco kilómetros, desfilaron las carrozas fúnebres acompañadas por bandas de música, unidades del Ejército y de la Guardia Civil, estudiantes, religiosos, políticos e intelectuales. Se dispararon cien cañonazos y al entrar los restos en la basílica se encendieron tres grandes lámparas.
Los restos que acogió este primer panteón fueron los de los poetas Juan de Mena, Garcilaso de la Vega y Alonso de Ercilla; los militares Gonzalo Fernández de Córdoba y Federico Gravina; el humanista Ambrosio de Morales; el justicia mayor de Aragón Juan de Lanuza; los escritores Francisco de Quevedo y Pedro Calderón de la Barca; el político Zenón de Somodevilla y Bengoechea (Marqués de la Ensenada) y los arquitectos Ventura Rodríguez y Juan de Villanueva.
Los restos fueron depositados en una capilla y años después devueltos a sus lugares de origen, con lo que se cerró por un tiempo la idea de crear un panteón nacional.
Tras la Guerra de la Independencia, el convento de Nuestra Señora de Atocha, que había sido ocupado por las tropas francesas en 1808, quedó muy deteriorado. No obstante, los dominicos volvieron a ocuparlo hasta ser exclaustrados en 1834, fecha en que abandonaron definitivamente el edificio, ya prácticamente en ruinas. El convento pasó a ser cuartel de Inválidos, por lo que varios de sus directores fueron enterrados allí, entre ellos José de Palafox, Francisco Castaños, Manuel Gutiérrez de la Concha y Juan Prim, además del político Antonio de los Ríos Rosas.
Debido a estos enterramientos ya existentes, la reina regente María Cristina, viuda del rey Alfonso XII, decidió que la basílica que se había de construir en sustitución de la antigua, tuviera anexo un panteón que diera acogida a estos restos. Se convocó un concurso público y en 1890 se eligió ganador el proyecto que, bajo el título Nigra sum sed fermosa, había presentado el arquitecto Fernando Arbós y Tremanti. El conjunto, de estilo neobizantino, incluía un campanile italiano, que albergó un reloj de cuatro esferas y tres campanas, y el panteón, que tenía carácter de claustro de la basílica y se inspiraba en el camposanto del plaza del Duomo de la ciudad italiana de Pisa. El proyecto era muy ambicioso pues la basílica estaba destinada a ser el templo de la Corte y sede de las ceremonias religiosas reales.
En 1891 se comenzó a construir el proyecto, del que a la postre sólo se alzarían el panteón y el campanile. El panteón se erigió entre 1892 y 1899, dándose las obras por concluidas en este último año por lo elevado de su coste. El claustro/panteón es de planta cuadrada, con tres galerías con arcadas y vidrieras y dos cúpulas semiesféricas en las esquinas. Sobre la puerta de entrada hay un frontón. En el interior hay un pequeño jardín donde se ubica el mausoleo conjunto. Las galerías tienen cada una una puerta central por la que se puede acceder al jardín. Todo el conjunto está rodeado por una verja de hierro.
En 1901 se trasladaron a él los restos de Palafox, Castaños, Concha, Prim y Ríos Rosas. Los restos de Palafox fueron trasladados en 1958 a la basílica del Pilar de Zaragoza y los de Castaños a la iglesia parroquial de la Encarnación de Bailén en 1963.
En años posteriores recibieron sepultura en el nuevo emplazamiento los restos de los políticos Francisco Martínez de la Rosa, Diego Muñoz-Torrero, Juan Álvarez Mendizábal, José María Calatrava, Salustiano Olózaga, Agustín Argüelles, Antonio Cánovas del Castillo, Práxedes Mateo Sagasta, Eduardo Dato y José Canalejas.
En 1924, sin seguir el proyecto original de Arbós, se comenzó la construcción de la nueva iglesia de los dominicos, para lo cual el rey Alfonso XIII cedió los terrenos necesarios, encomendando a la comunidad el cuidado del campanile y del panteón, hoy en día pertenecientes a Patrimonio Nacional. Entre los años treinta y finales de los ochenta, el panteón estuvo en estado de abandono. En 1970, en el terreno que quedaba libre entre ambos elementos, se construyó el colegio Nuestra Señora de Atocha, dejando aislado el campanile, que ya no es accesible. A finales de los ochenta, Patrimonio Nacional procedió a la restauración y apertura al público del panteón, y en 2003 se restauraron los mosaicos interiores. Los arquitectos Álvaro Siza y Juan Miguel Hernández de León, dentro de su plan Trajineros de remodelación del eje Prado-Recoletos, que todavía no se llevó a cabo, propusieron demoler el colegio para dar mayor visibilidad al panteón.
En octubre de 2022, tras la aprobación de la Ley de memoria democrática, pasó a denominarse «Panteón de España».
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