ESCULTURAS GÓTICAS DE ESPAÑA
Retablo gótico del Monasterio de Santes Creus | ||
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Fotomontaje reproduciendo la forma original del retablo | ||
Autor | Guerau Gener y Lluís Borrassà | |
Creación | 1407-1411 | |
Ubicación | MNAC y Catedral de Tarragona | |
Estilo | gótico | |
Material | tabla | |
Técnica | Temple y dorado con pan de oro | |
Dimensiones | 4,6 x 5 metros | |
El Retablo gótico del Monasterio de Santes Creus es un retablo pintado por Guerau Gener y Lluís Borrassà entre 1407 y 1411. Es una de las obras claves del gótico internacional en Cataluña es el retablo mariano realizado para el altar mayor del monasterio de Santes Creus. El MNAC conserva la Natividad, coronada por la figura de San Juan Evangelista, y la Resurrección de Cristo, mientras que el resto de las tablas se conservan en una de las capillas de la catedral de Tarragona. El retablo se le encargó a Pere Serra pero parece que murió sin haberlo empezado a pintar. Guerau Gener, buen conocedor del gótico internacional valenciano, lo sustituyó, pero su prematura muerte hizo que Lluís Borrassà, uno de los grandes protagonistas de la pintura del primer gótico internacional catalán, finalizara el encargo.1
Historia[editar]
El retablo del altar mayor del monasterio de Santes Creus fue construido para el nuevo altar consagrado el 28 de marzo de 1414.2 El retablo había sido un encargo del abad Andrés Puerta quien lo contrató por 10 000 sueldos al pintor Pedro Serra el 26 de enero del año 1403. En esta ápoca figura como testigo el carpintero barcelonés Ponç Gallart quien podría ser el autor de la estructura del retablo.3 Serra recibió pagos por un total de 300 florines entre 1403 y 1404. La muerte de este artista hacia el 1406, pero, impidió que finalizara el retablo, y el nuevo abad Bernat Dalmau encargó la continuación de la obra al pintor Guerau Gener que también lo dejó inconcluso por su muerte hacia el 1410.4 Fue el que había sido su maestro, Lluís Borrassà quien lo concluyó el 28 de abril de 1411,5 y por el que cobró 133 libras y 6 sueldos de moneda barcelonesa, según consta en un recibo del 16 de marzo de 1416.2 El coste total fue de 15 170 sueldos, de los cuales el monje fray Vidal de Blanes aportó 10 000; el pavorde y otros miembros de la comunidad aportaron 400 florines y Lluís Rull, abad de Valldigna, aportó 200 florines para los gastos de traslado e instalación desde Barcelona.3
Las revueltas derivadas de la Guerra de los Segadores y el cambio de gustos del barroco causaron su sustitución por un retablo de Josep Tramulles del año 1647, encargado por el abad Pedro Salla.5 El retablo de Guerau fue desmontado y trasladado a la iglesia de Santiago de La Guardia dels Prats (Cuenca de Barberá) que había perdido su retablo cuando las tropas castellanas quemaron la iglesia en 1646. Reconstruida en 1655 alojó una parte del retablo gótico de Santes Creus, en concreto tres calles que se adaptaron para esta iglesia y una cuarta parte, en concreto la calle interior izquierda con las tablas de la Anunciación, la Resurrección y San Juan Evangelista, se enviaron a la ermita de la Virgen de los Prados.6
A finales del siglo xix, como consecuencia de la desamortización, las tablas de la ermita fueron vendidas a un anticuario, del cual pasaron a manos de particulares y desde la segunda mitad del siglo xx se encuentran en el Museo Nacional de Arte de Cataluña. La mayor parte del retablo original, las tablas de la iglesia parroquial de Santiago y las tallas, fueron trasladadas por disposición de la autoridad eclesiástica al museo diocesano de Tarragona en 1914.7 Después de una restauración en 1933, fueron instaladas en un montaje ficticio en la capilla de la Virgen de Montserrat de la catedral de Tarragona.3 La única pieza que se ha mantenido en el museo es la talla de la Virgen y en su lugar en el retablo, se ha colocado una imagen de la Virgen de Montserrat, advocación de la capilla. En el año 2002 se localizó una nueva tabla de la predela con parte de la policromía representando santos mártires.8
Estructura original[editar]
La estructura del retablo original constaba de cuatro calles hechas con tablas al temple de huevo, y una predela. En el centro, entre la segunda y tercera calle, se situaba una talla exenta de la Virgen María, la advocación propia de la orden cisterciense y flanqueando el retablo, dos tallas exentas, a la izquierda san Benito y a la derecha san Bernardo, todas ellas bajo doselete. Probablemente estas esculturas se contrataron a Antoni Canet al comienzo de la construcción del retablo.3 Excepcionalmente con respecto a los retablos de este periodo en la parte central del ático no hay un Calvario,9sino una composición global apaisada para permitir la entrada de luz de los ventanales, un detalle que se mantuvo en el contrato del retablo barroco de 1647, donde se indicaba que «no debía tapar el rosetón de la cabecera».10
En cada calle había dos tablas con escenas bíblicas y con un ático con la imagen de los evangelistas: san Lucas, san Juan Evangelista, san Marcos y san Mateo. En total doce tablas más otras seis de dimensiones más reducidas a la predela.11
El retablo estaba dedicado a los Gozos de la Virgen con un ciclo que iba de la Anunciación a la Dormición de María. La predela se dedicaba a representar diferentes grupos de santos: profetas, apóstoles, mártires y fundadores.3
En la parte posterior de las tablas hay alguna inscripción original, como el número de la calle donde iba cada tabla y algún rostro esbozado como el que hay detrás de la Anunciación y que se ha asociado con el aspecto físico de Guerau Gener.3
Descripción de las tablas[editar]
Las pinturas no guardan ninguna traza del estilo de Pere Serra. Hay que interpretar que en el corto período de tiempo hasta su muerte se construyó la estructura de madera y posiblemente tareas preparatorias. Sin embargo, una restauración en 2004 detectó una capa pictórica bajo la capa de preparación de las tablas de la Ascensión y de la Dormición de María, un hecho que podría hacer pensar que Serra llegó a hacer alguna pintura tapada y repintada posteriormente por Guerau Gener.3
El estilo de la pintura se corresponde con el estilo de Gener, quien habría hecho todo el dibujo y la mayor parte de la policromía. En su estilo las figuras definen la escena, los personajes y los vestidos conforman la composición, prácticamente carente de elementos arquitectónicos, un recurso poco abundante en la pintura valenciana de la primera mitad del siglo xv.12
Se pueden observar composiciones y uso de iconografía norte-europea en la misma línea que usó en su retablo de San Bartolomé y Santa Isabel de la catedral de Barcelona (1401). También se detecta un valencianismo con elementos expresionistas relacionables con el estilo derivado de Andrés Marzal de Sax. Algunas composiciones y tipos humanos evocan figuras del retablo del Centenar de la Ploma o en la tabla de la Duda de Santo Tomás de este pintor de origen germánico residente en Valencia,3 que Guerau Gener conoció cuando residió en Valencia entre 1405-1407 y con quien colaboró junto con Gonçal Peris Sarrià en la realización de un retablo dedicado a la Natividad del Señor que fue contratado el 24 de abril de 1405.13
La intervención de Lluís Borrassà a la muerte de Gener se vio limitada a la finalización de ciertas escenas y especialmente en algunos rostros como el de la Virgen y el de Cristo. También intervino en la realización de los evangelistas, si bien la posición sentada de estos personajes denota la influencia valenciana indicando que, al menos en los dibujos, recibió el legado de Gener.3 En la predela, destaca una mayor participación de Borrassà quien realizó tablas enteras como la de los santos mártires, donde los personajes están captados desde una perspectiva más frontal a diferencia de las figuras de Gener que están pintadas desde un punto de vista más elevado.14
San Juan Evangelista y Natividad[editar]
Estas dos tablas forman parte de la colección permanente del Museo Nacional de Arte de Cataluña,15 que junto con la tabla de la Resurrección conformaban la calle interior izquierda y fueron las que se montaron durante un tiempo en la ermita de la Virgen de los Prados. Más tarde pertenecieron a José Domínguez, conde del Asalto,10 quien las tenía expuestas en su residencia en Madrid. A partir de 1935, pasan a ser propiedad de José Fontana Almeda.16 Su esposa, Pilar Rabal Rabal, hizo donación al museo, en memoria de su esposo, el 13 de octubre de 1976.17
Resurrección de Cristo[editar]
Se trata de la tercera tabla, junto con la Natividad y la de San Juan, que formaban la calle interior izquierda y que estuvieron en la ermita de la Virgen de los Prados. Fue propiedad del general Navarro, barón de la casa Davadillo, desde comienzos del siglo xx hasta que en 1945 el Ayuntamiento de Barcelona lo adquirió al anticuario Apolinar Sánchez para el museo de Arte de Cataluña, hoy MNAC, donde se conserva actualmente.10
La tabla muestra la dualidad artística que tiene todo el retablo. Los rostros de los soldados, con largas barbas y un cierto aire grotesco conectan con el gótico internacional valenciano. El rostro de león que se observa en el escudo de uno de los soldados, es un recurso, que también se puede observar en otras imágenes y objetos de origen valenciano, como la tabla de la predicación de San Bartolomé dentro del retablo de Gener dedicado a este santo en la catedral de Barcelona, donde se puede observar un bajorrelieve en la decoración del fondo de la escena con una cara de león similar.3
La escena recoge la visión triunfante de Cristo en la resurrección.18 La figura central es Jesús que lleva el símbolo de la Santa Cruz y de la resurrección y hace una señal de bendición. Acaba de salir de la tumba después de que fuera abierta por el ángel enviado por Dios y que no aparece representado. El resto de personajes de la escena son los soldados que habían sido enviados por Pilatos para proteger el sepulcro y evitar que el cuerpo fuera robado. Los soldados visten diferentes tipo de armaduras medievales; caídos por el suelo, dormidos en posiciones casi imposibles. El rostro de Cristo tiene los rasgos propios de la mano del pintor Borrassa.319
Predela[editar]
Constaba de seis tablas de las que se conocen cinco, cuatro de ellas en la catedral de Tarragona y una quinta identificada en un anticuario de Madrid. En el marco entre tablas se muestran los escudos de Cataluña y Santes Creus. Las tablas contienen imágenes de santos y de izquierda a derecha se muestra: profetas y personajes del Antiguo Testamento con los característicos nimbos poligonales, entre los que se observa a Moisés con las Tablas de la Ley; diáconos mártires entre los que se puede ver a san Lorenzo con las parrillas, san Esteban con las piedras de su lapidación o san Vicente con la rueda de molino; vírgenes mártires con la presencia de santa Bárbara con las torres, una santa reina que podría ser santa Úrsula y tres mártires más, una de ellas santa Lucía; santos fundadores de órdenes religiosas como san Benito con hábito negro y san Bernardo con hábito blanco, San Francisco, san Jerónimo y san Agustín, y una última mesa con los apóstoles, San Pedro, san Pablo, San Felipe, San Bartolomé, San Mateo.
La Consagración de San Agustín. Retablo de San Agustín | ||
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Año | 1460 | |
Autor | Jaume Huguet | |
Técnica | Fresco sobre madera | |
Localización | Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, España | |
El Retablo de San Agustín es una obra de estilo gótico catalán realizada en temple de huevo por Jaume Huguet y Pau Vergós entre los años 1462 y 1475. Esta larga duración fue causada por razones de financiación, y supuso que fuera comenzado por Huguet y acabado por otros colaboradores de su taller, especialmente, por Pau Vergós. Fue un encargo del gremio de los curtidores para ser ubicado en el altar mayor del convento de Sant Agustí Vell de Barcelona.
El retablo tenía cinco calles y tres pisos con predela. La calle central tenía dos tallas exentas de san Agustín y santa Mónica, mientras que los otros cuatro estaban compuestos por tablas pintadas al temple, obra de Jaume Huguet. De estas tablas sólo se conservan siete en el MNAC y otra en el Museo Marés. Su grandiosidad lo sitúa como el encargo pictórico más importante del siglo xv en Cataluña.
Datos de contexto[editar]
El autor[editar]
Jaume Huguet (Valls 1412 - Barcelona 1492) fue un pintor gótico catalán con un estilo que evolucionó del gótico internacional hacia las innovaciones incorporadas desde la pintura flamenca. Su formación se realizó entre Valencia, Tarragona y Barcelona, si bien no se descarta que pudiera haber visitado Cerdeña o Nápoles, que formaban parte de la Corona de Aragón. Desarrolló su máxima actividad en Barcelona a partir de 1448, donde creó un taller que prácticamente monopolizó la realización de retablo sa Cataluña durante la segunda mitad del siglo xv, una vez muertos Bernat Martorell y Lluís Dalmau. Su taller incorporó a sus discípulos y también miembros de la familia Vergós con quien mantuvo una estrecha relación personal y que están considerados coautores de este retablo. Una parte importante de su obra se ha perdido en revueltas que han destruido las iglesias que las contenían y la mayoría de obras conservadas son paneles de retablos que han sido desmontados.
El estilo[editar]
El estilo y calidad técnica empleados en este retablo tuvo un efecto directo en otras obras contemporáneas, donde el ejemplo más directo es el contrato del retablo sobre el mismo tema pintado por Miguel Ximénez y Martín Bernat para los convento de los Agustinos de Zaragoza, de 1489. Esta obra debía contener seis <mesas dedicadas a san Agustín y otros seis a santa Mónica. Las tablas del santo debían tener como modelo las escenas del retablo de Huguet, «... y que los dito pintoras hayan de yr a mirar aquellos con unfrayre de DICHO monesterio de Çaragoça, y de las que serán mejores, que de aquellas Fagan miedo script y fazerlas en el dito retablos de Çaragoça ». Por otra parte, el contrato entre Pau Vergós y los cofrades de los cardadores de paños, para realizar un retablo dedicado al Cuerpo de Cristo y San Antonio, también para la iglesia de Sant Agustí de Barcelona, se señala que «todos los brocados sean hechos según el retablo de San Agustín mayor».1
El convento y los curtidores[editar]
El Convento de Sant Agustí Vell construido a partir de 1349 y finalizado en torno a 1506, estaba situado en el barrio de la Ribera de Barcelona. Su ubicación era en la zona donde trabajaban los menestrales dedicados al tratamiento de las pieles, sazonadores y curtidores, una actividad que requiere de un alto consumo de agua, razón por la que se ubicaba alrededor de la Acequia Condal que pasaba por la calle del Rec y por el actual emplazamiento del Mercado del Borne.2La iglesia fue destruida en 1716 y la orden de los agustinos se trasladó a la Iglesia de San Agustín inaugurada en 1750. Para conocer la morfología de la desaparecida iglesia puede compararse con la iglesia de San Juan Bautista de Valls, ya que en 1569 se decidió tomar la iglesia de San Agustín como referente. Así pues, la iglesia debía medir poco más de 58 metros de largo por casi 15 metros de ancho, además de las capillas laterales, y la altura estaría cerca a los 25 metros.3
En el contexto de crisis social y económica que caracterizó el final de la Baja Edad Media, la sensación de provisionalidad vital de la sociedad llevaba a un profundo sentimiento religioso ya la necesidad de desarrollar estructuras solidarias donde encontrar seguridad física, profesional y, finalmente, espiritual. En este contexto, con una crisis demográfica consecuencia de las guerras y de la peste que asolaron Cataluña, el individualismo no tenía razón de ser y los gremios y cofradías aportaban un grado de seguridad en un entorno cambiante y se convirtieron en organizaciones potentes que conformaban un poder político en cohesionar un grupo de la sociedad en plena evolución. Tener capilla propia dentro de una iglesia y su decoración con un retablo, eran la máxima representación material de sus valores.2
El gremio de Curtidores tenía una hermandad o cofradía fundada a principios del siglo xv. Sus ordenanzas fueron aprobadas por el rey Martín el Humano, a Segorbe, el 18 de octubre de 1401, a instancia de los prohombres de los curtidores y fueron confirmadas en Barcelona, el 23 de junio de 1405. Según éstas, los curtidores veneraban como patrón a San Agustín,4 y tuvieron su propia capilla en el convento desde 1401.5
Historia del retablo[editar]
El 20 de julio de 1452 el maestro Macià Bonafé comparecía ante el notario de Barcelona Antoni Vilanova para firmar los pactos para la obra de este retablo. Por parte del gremio comparecieron los dos cónsules del oficio Pere Borrell y Melchor Tintorer, y los clavarios, que eran en aquel año, Antoni Verdaguer y Jaume Font. También estaban presentes los prohombres. Por lo tanto, se trataba de un acto de mucha solemnidad para el gremio que había convocado a los mejores artistas del momento. El escultor presentaba dibujado en un pergamino la traza del retablo que se comprometía a construir y dejar terminado, hasta que fuera apto para recibir la pintura, en un año y medio.6
El encargo incluyó la carpintería, tallas del conjunto y el pie de piedra del altar mayor de la iglesia de San Agustín, por un valor de 800 florines (8.800 sueldos). Simultáneamente se encargó la pintura del retablo al pintor Lluís Dalmau. Bonafé terminó el trabajo cuatro años más tarde, si bien no cobró hasta el 1464, provocando un retraso en el inicio de la pintura. Lluís Dalmau muere entre 1460 y 1461, y la cofradía encargó la obra a Jaume Huguet con fecha 4 de diciembre de 1463, en este caso por un valor de 1.100 libras (22.000 sueldos). En ambos contratos, se recogía la financiación de la obra por parte de los artistas, un hecho insólito hasta el momento.7Se dispone de recibos de liquidación de pagos firmados por Huguet que confirman la autoría de su taller, no así la realización de todas las tablas de su mano, sino que contó con la colaboración de Pau Vergós y, probablemente, de su hermano Rafael Vergós.
Desde el punto de vista del convento este retablo suponía una aportación importante que los frailes quisieron reconocer. En una reunión solemne entre el prior Mateo Rella acompañado de veinte y tres frailes y los representantes del gremio, el convento contraía el compromiso de celebrar cada viernes y perpetuamente una misa cantada en el altar mayor en sufragio por las almas de los miembros difuntos de la cofradía, celebrada con sacerdote, diácono y subdiácono.6
El retablo se dio por finalizado el 28 de agosto de 1486, fiesta de san Agustín. En una escritura de concordia entre los prohombres de la cofradía y los padres agustinos, fechada el 24 de septiembre de 1486, se acuerda hacer las vidrieras del altar mayor para dar luz al retablo, éstos dan gracias a Dios, a la Virgen y a San Agustín y a todo el oficio de Curtidores, por «la bendita construcción de dicho retablo, ya hecho y acabado».4
El dilatado periodo de tiempo empleado en su realización también se puede observar en otros retablos, un claro ejemplo de ello son las tablas del Retablo de Sant Vicenç de Sarrià, en el cual, el maestro interrumpió la actividad a la mitad del segundo nivel, o bien en el Retablo de San Bernardino y el ángel custodio de la catedral de Barcelona, en que las dificultades económicas de la cofradía de los Espartero y Cristalerías motivaron una entrega fraccionado con claras diferencias desde el punto de vista estilístico.8
Después de los decretos de Nueva Planta y con la construcción de la fortaleza de la Ciudadela en 1716, la iglesia de San Agustín fue derribada, el convento reconvertido en espacio militar y el retablo desmontado. En la nueva iglesia de estilo barroco no se trasladó el retablo que fue custodiado por el gremio de Curtidores que también se había trasladado a la calle del Portal Nuevo número 2. La pérdida de interés, una mala conservación, la utilización de las tablas para funciones auxiliares, como hacer de puerta, y un incendio en las dependencias del gremio en 1835 produjeron la pérdida de algunas mesas y una degradación de la capa pictórica en el resto.4
Descripción[editar]
El retablo representaba la vida de San Agustín y algunas tablas vinculadas a hechos de la vida de la Virgen y, a la predela, escenas de la vida y Pasión de Jesús. En el centro del retablo se ubicaba una talla de la figura del santo de Hipona, que ya poseía el gremio cuando encargó esta obra, con un cimborrio cubriéndola. Una talla con la imagen de la Virgen debía estar emplazada por encima de la de san Agustín. Alrededor de este grupo escultórico central se ubicaban las mesas con las escenas pintadas por el taller de Huguet y, al guardapolvo, había dos leones coronados que decoraban el conjunto y que eran el antiguo símbolo del gremio. La madera de las tablas y la estructura era álamo y la talla de la Virgen era de cuarentena de Tortosa.6
Estructura del retablo[editar]
Aunque la documentación existente sobre las cláusulas de contratación de la obra, se desconoce la estructura y distribución original del retablo. Sin embargo, a partir de las tablas conservadas y de sus características estructurales, el historiador Francesc Ruiz i Quesada ha hecho una propuesta de distribución de los paneles existentes. Los contratos de la carpintería de Bonafé y de la pintura del retablo se conoce que su anchura era de casi doce metros y que tenía cuatro calles laterales, dos a cada lado de la calle principal en el que había una escultura de san Agustín a la parte baja, y, por encima de esta imagen, otra de la Virgen. Se desconoce documentalmente su altura, número de escenas y el relato pictórico.7
Para determinar la altura del retablo, se ha contado con la información de la iglesia de Valls. A partir de los capítulos de esta iglesia se conoce que el presbiterio del convento barcelonés tenía nueve ventanales, con el central cegado sin visión exterior, con lo que sólo ocho aportaba luz en el interior. También se conoce que la hilera superior de los ventanales arrancaba por encima de la línea de impostas del templo, a unos trece metros por encima del suelo del presbiterio.
A partir de estos datos se estima que el retablo podría haber sido formado por una predela y tres pisos superiores con seis escenas a cada lado de las tallas de san Agustín y de la Virgen de la calle central. Esta estructura para mantener unos trece metros. La hipótesis de la existencia de un Calvario en lo alto de la calle central explicaría la modificación del ventanal central, tal y como se recoge en los capítulos de la iglesia de Valls donde sólo se habla de ocho ventanales. Asimismo, el cierre de la apertura no tendría sentido si el conjunto hubiera tenido una altura inferior.9
Un retablo de estas dimensiones habría escondido totalmente los tres ventanales inferiores del presbiterio, lo que reduciría de manera notable la luz de la iglesia. Este hecho explica la información de 24 de septiembre de 1486 donde se explica que el nuevo consejo de la cofradía decidió la construcción de vitrales para los ventanales del ábside de la iglesia, a fin de "proporcionar al retablo una ilusión iluminación suficiente. " La predela estaría formada por cuatro escenas, una por cada calle del retablo.4
Tablas conservadas[editar]
Del total de diecisiete mesas que habría tenido el retablo, según la hipótesis de Ruiz y Quesada, sólo se conservan ocho. El Museo Nacional de Arte de Cataluña conserva seis tablas de la vida del santo y otra con un Santa Cena.
- San Agustín y su madre santa Mónica escuchando un sermón de san Ambrosio en Milán.
- Conversión de san Agustín a la fe cristiana, identificada por algunos estudiosos, con la «Disputa con los doctores».
- La Consagración de San Agustín, inicia el ciclo del santo como obispo
- Disputa de San Agustín con Fortunato y los demás herejes
- Visión del niño Jesús que trata de hacerle evidente que sería más posible introducir toda el agua del mar en un hoyo de la playa que llegar a entender el misterio de la Trinidad
- San Agustín lava los pies de Jesús peregrino
Sólo la mesa de la Consagración de San Agustín y el Santa Cena están certificadas como obra directa de Huguet, las otras fueron realizadas por Pau Vergós. El Museo Marés expone la octava tabla conservada, el Jesús camino del Calvario, atribuida a Huguet y que formaba parte de la predela.7
La ubicación de las esculturas de San Agustín y de la Virgen en el centro del retablo, permite deducir que las cuatro escenas ubicadas en el piso superior estaban dedicadas a escenas de la vida de María, de las que no ha sobrevivido ninguna, mientras que los dos pisos inferiores se ubicarían las escenas del santo titular. La estructura sería similar, pues, a la del Retablo de San Miguel y San Pedro realizado por Bernat Despuig y Jaume Cirera, si bien en este no hay tallas, sino mesas calle central. 9
En los capítulos de la obra se recoge la condición de que «en todo lugar donde será encontrado San Agustín sea pintado como obispo e según la primera figura». A pesar de esta exigencia, al menos dos tablas recogen momentos de la biografía del santo anteriores a su consagración, donde es mostrado vestido de seglar: San Agustín y su madre santa Mónica escuchando un sermón de san Ambrosio en Milán , donde ni siquiera tiene nimbo, y la Conversión de san Agustín. Esta cláusula debe entenderse que estaba referida a las cuatro escenas situadas junto a la escultura central del santo. El requisito de presentarlo como obispo en estas escenas es porque, tanto el pasaje de la disputa con los herejes, como la del misterio trinitario y la que lava los pies de Cristo peregrino son cronológicamente anteriores a la de su ordenación como obispo. 9
Así, las mesas dedicadas a la vida de san Agustín habrían sido ocho, cuatro con vestimenta de obispo y otras cuatro vestido de seglar, dos de ellas hoy perdidas, que probablemente mostrarían los episodios del bautismo de san Agustín y los sueños de santa Mónica.8
Descripción[editar]
En la escena de la Conversión de san Agustín a la fe cristiana, el santo africano se mostró rodeado de cuatro personajes considerados, por algunos investigadores, como doctores y, para otros, como amigos. La diferente interpretación de la iconografía ha llevado a un debate sobre si el tema que recoge es la conversión o la "disputa con los doctores". Según Rosa Alcoy, la tabla sería una síntesis de la conversión del santo y de la exhortación que hace a sus compañeros a seguir sus pasos una vez convencido de la fe cristiana. En las Confesiones de san Agustín, este recuerda en el momento de su conversión a sus amigos Alipi, personaje que menciona como su "hermano del corazón", Nebridi, Verecund y su hijo Adeodato, probablemente el joven rubio que está al lado del santo. El primer personaje por la izquierda, que señala el libro que lleva san Agustín, se ha identificado con Alipi, quien animó a seguir leyendo después de su conversión. San Agustín señala hacia el cielo indicando de dónde venía la voz que le dijo tolle, lege (tiene, lee). Los manuscritos que hay en el suelo hacen alusión a la intensa búsqueda del camino de Cristo llevada a cabo por el santo.
Teniendo en cuenta que el retablo fue terminado por Vergós, Gudiol y Alcolea han especulado con la posibilidad de que el Calvario del Retablo de los Curtidores sea el que se conserva en el Rijksmuseum de Ámsterdam. Sus medidas, 1,86 x 1,76 metros, justificarían su ubicación coronando este retablo.9 Es una pieza clásica con Cristo crucificado entre los dos ladrones en el momento que le acercan la esponja con hiel. A los pies está la Virgen, sujetada por san Juan Evangelista cuando se desmaya. Rodeándolos están las tres Marías: María de Cleofás, María Salomé y María Magdalena, esta última cogida al pie de la Cruz. Destaca la figura del centurión Longinus a caballo en el lado izquierdo de Jesús que menciona, mediante una filacteria sobre él, vere filius dei erat (Es verdad, este hombre era Hijo de Dios).10
La predela estaba formada por cuatro escenas, dos conservadas, el Santa Cena ubicado en el MNAC, y el Camino del Calvario expuesto en el museo Marès de Barcelona. Las dos escenas no conservadas, probablemente eran Oración en el Huerto y Encarcelamiento o la Flagelación de Cristo ' '.7
Con la destrucción del presbiterio del templo en 1718 la mesa del Santa Cena se conservó en una comunidad de monjas agustinas fundada cerca del antiguo convento y trasladada a la calle del Hospital de Barcelona, y fue adquirida por el Ayuntamiento de Barcelona en 1944.11
En cuanto a la mesa del Camino del Calvario, se sabe que fue a la colección Baldiri Carreras Auriach a principios del siglo xx hasta que fue adquirida más tarde por Frederic Marès. Composición dominada por la imagen de Jesús ayudado por Simón de Cirene a cargar la cruz ante la presencia de la Virgen y san Juan. En la parte de la derecha, vemos los verdugos, que se distinguen por sus ricas vestimentas. Jesús gira compasivamente el rostro hacia María entrecruzando una mirada con su madre que expresa un dolor profundo y contenido que se refleja también en las manos entrelazadas y suplicantes de san Juan. Huguet usa su técnica habitual de dar volumen a los halos y los ribetes de las vestimentas con estuco dorado para realzar los personajes. Esta técnica la aplica también a la bolsa con los clavos y el martillo, los instrumentos de la Pasión, que lleva uno de los verdugos.
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