SIGLO XIII EN ESPAÑA
La Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar fue una entidad administrativa medieval y moderna que agrupaba las villas costeras del norte del Reino de Castilla, todas ellas parte de la actual Cantabria; a saber, de oeste a este: San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo y Castro Urdiales. A finales del siglo XV, pasó a formar parte del Corregimiento de las Cuatro Villas junto con otros territorios del norte de la península ibérica. En 1514 la provincia pasó a llamarse Corregimiento de las Tres Villas de la Costa, por separación de la villa de San Vicente, que volvió a unirse en 1521. Villas hermanadas desde el siglo XIII, su fundación como corregimiento data del reinado de los Reyes Católicos, en torno a 1496, sobreviviendo hasta su inclusión en la provincia de Cantabria de 1778.1
Formaron un poder naval y comercial de primer orden al servicio del Reino de Castilla y su importancia económica fue tal que junto con la Hermandad de las Marismas (de la que también formaban parte las villas marineras vascas) frenaron la expansión de la Liga Hanseática hacia el sur del Arco Atlántico.2 Como corregimiento, constituyeron la entidad administrativa histórica más grande e importante de cuantas precedieron a la actual comunidad autónoma de Cantabria3 y como hermandad, absorbieron desde mediados del siglo XV hasta mediados del siglo XVI el 40% de toda la actividad comercial generada en el mar Cantábrico ibérico.4 Las Cuatro Villas fueron también, junto con la también villa Santillana del Mar, el único tejido urbano de la región en la Edad Media, cuya estructura fue eminentemente rural hasta el siglo XIX.

Rutas comerciales y pesquerías de la Hermandad de las Cuatro Villas.
Extensión[editar]
La Hermandad de las Cuatro Villas abarcaba las villas de Castro Urdiales, Laredo, Santander y San Vicente de la Barquera, así como un territorio en torno a ellas que comprendía diversos pueblos y campos. La Hermandad, desde finales del siglo XV, quedó inscrita en el Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa del Mar, con sede primero en cada una de las villas y después centralizada en Laredo. El corregimiento comprendía la mayor parte de la actual Cantabria y pequeñas partes de lo que hoy son la provincia de Burgos y Asturias. En concreto el corregimiento incluía, además de las cuatro villas y sus términos, los valles de Peñamellera y Rivadedeva (actual Asturias), los valles de Tudela, Mena y localidades aledañas (Burgos), la Merindad de Trasmiera y sus villas hermanadas Santoña, Argoños y Escalante, los valles de realengo de Liendo, Guriezo, los concejos de la junta de Parayas, y los valles de realengo de las Asturias de Santillana, desgajados del ducado del Infantado tras el pleito de los Nueve Valles.3
En 1511 San Vicente de la Barquera y Peñamellera formaron corregimiento propio, aunque en 1521 volvieron a incluirse en el de las Cuatro Villas. Previamente la villa había pedido al rey, en 1517, que no nombrase más corregidores, después de las dificultades económicas que atravesó tras sufrir varios incendios. Castro Urdiales se separó del corregimiento entre 1739 y 1763, formando parte durante varios de esos años del señorío de Vizcaya. Las Asturias de Santillana se separaron de las Cuatro Villas en 1674, cuando Carlos II creó el corregimiento de su nombre para evitar disensiones entre los valles. Las Asturias de Santillana se reintegraron en el de las Cuatro Villas en 1678 a causa del coste económico de mantener al nuevo corregidor.3
Historia[editar]
El nuevo tejido urbano litoral (1163-1296)[editar]
A finales del siglo XII las poblaciones marineras de lo que hoy es Cantabria eran los únicos puertos de los que disponía el Reino de Castilla. En esa época el rey castellano Alfonso VIII (1158-1214), de viaje por esas tierras, otorgó diversos fueros que dieron ventajas comerciales, entre otras libertades, a Castro Urdiales en 1163, a Santander en 1187, a Laredo en 1200 y a San Vicente de la Barquera en 1210, con el objetivo de proyectar el comercio castellano hacia las rutas comerciales marítimas. Las cuatro poblaciones obtuvieron así el rango de villas y comenzaron a despegar poblacional y económicamente.6 Con la fundación de estas villas, las únicas del Reino de Castilla desde su separación de León en 1157 hasta la anexión de Guipúzcoa y el Duranguesado en torno a 1200, la realeza se aseguraba el control de un litoral adyacente a tierras muy controladas por nobles y abades. Como efectos directos, las nuevas villas crearon el primer tejido urbano de Cantabria desde la caída del Imperio romano y los reyes castellanos desplazaron parte de su atención a La Montaña y no sólo a las fronteras de la Reconquista. Cabe destacar que entre los siglos IX y XI el litoral no era seguro debido a las incursiones vikingas y musulmanas.7
Los fueros que recibieron fueron similares a los de Sahagún y Logroño. Todas las villas se fundaron sobre poblaciones preexistentes, habitadas como núcleos urbanos hasta el siglo VI. Santander cuenta con restos romanos contrastados y Castro Urdiales, romanos e incluso prerromanos. Documental y arqueológicamente, las poblaciones se desvanecieron entre los siglos VI y XI, cuando aparecen las aldeas ligadas a sendos monasterios que Alfonso VIII encontró al siglo siguiente.7
Las cuatro villas se hicieron célebres en 1248 porque sus barcos fueron mayoría en la flota con que Fernando III de Castilla conquistó Sevilla. Especial felicitación mereció Santander, uno de cuyos barcos destruyó las cadenas del puente de Triana. El rey dio blasón a la villa, obligó a Sevilla a pagarle una cantidad periódica de maravedíes y reconstruyó su colegiata, convertida hoy en catedral.8 Esta gesta ha quedado recogida en la heráldica tanto de la ciudad como del escudo de Cantabria.
Participaron igualmente en otros conflictos de la época, como la conquista de Tarifa (1339) y la batalla de Rochela (1372).910
Es difícil conocer el poderío de las cuatro villas en torno al siglo XIII, si bien los datos de los que se dispone hoy en día dan a entender que fue grande. Por ejemplo, los documentos fiscales de 1293 constatan que las cuatro villas habían recaudado más del doble de dinero que los puertos guipuzcoanos, siendo Santander el que más había cobrado con el 46% del total.11
A finales del siglo XIII Alfonso X el Sabio practicó una política de exenciones comerciales en los núcleos urbanos para generar riqueza en ellos. Las Cuatro Villas fueron las más beneficiadas de todo el reino, gracias a las medidas proteccionistas sobre sus productos estrella: vino, sal y hierro. No obstante, este tipo de medidos acarreó al rey una revuelta aristocrática en el año 1272. Estas medidas eximieron del impuesto de portazgo a Santander en 1253 en cierta localidad y a partir de 1255, en todo el reino excepto Sevilla y Murcia, que San Vicente de la Barquera ya poseía desde 1241, exceptuando también el portazgo de Toledo. Ese mismo año Laredo y Castro Urdiales obtuvieron privilegios de franquicia en Medina de Pomar, por donde pasaban la mayor parte de las mercancías de la época entre el mar y el interior; además, Laredo obtuvo la misma exención que Santander y el derecho de pesca y salgado en cualquier punto de los reinos de Galicia, León y Castilla. Santander quedó eximida en 1263 de los impuestos en las ferias de Valladolid, en 1276 de los diezmos reales a la sal y en 1281 de los de su cosecha de vino. Como prueba de su importancia, las tres de las cuatro villas (excepto San Vicente) aparecen citadas en 1268 entre los dieciocho puertos de mercancías más importantes del reino en un documento de las Cortes de Jerez.nota 17
No menos importante que la jurisdicción terrestre y los privilegios fue la concesión que los reyes castellanos hicieron a las villas. Les dieron jurisdicción común sobre el mar desde la ría de Tina Mayor hasta Ontón, así como sobre los cursos fluviales que desembocaban entre esos puntos y sus riberas. La influencia sobre este territorio, que provocó el crecimiento de las villas al tiempo que la ira de los señores medievales que anteriormente lo controlaban, debió de causar entre los reinados de Alfonso VIII y Alfonso X el amurallamiento de las poblaciones y el desarrollo de modelos urbanísticos planificados para su expansión.7
La Hermandad de las villas de la Marina de Castilla (1296-1490)[editar]
Las cuatro villas se unieron a Vitoria y a varios puertos vascos el 4 de mayo de 1296, formando la Hermandad de las Villas de la Marina de Castilla con Vitoria, dinamísima institución que mantuvo relaciones comerciales con algunas de las ciudades portuarias más importantes de toda Europa6 y sobrevivió a las otras hermandades castellanas, surgidas a partir de 1295.12 Si bien fue constituida en Castro Urdiales, localidad que se convirtió en su capital, en 1296, su hermandad de facto es anterior.13 Esta hermandad, diluida en 1490, se hizo a ejemplo de la Liga Hanseática y según historiadores como Fernando García de Cortázar constituyó toda una potencia internacional.2 La integraron los puertos de San Vicente de la Barquera, Santander, Laredo, Castro Urdiales, Guetaria, Bermeo, Fuenterrabía y San Sebastián, y la plaza de Vitoria.7 En 1342 la hermandad se había ampliado hasta contar con dieciocho poblaciones.9nota 2 La hermandad tuvo poder suficiente para legislarse a sí misma, firmar tratados con ciudades de toda Europa e incluso con el rey de Inglaterra sin la intercesión de los reyes de Castilla, si bien estaba supeditada al reino y, en el caso del tratado con el rey de Inglaterra, Alfonso XI apoyó gustosamente la propuesta. Esta libertad permitió a las villas portuarias firmar la paz con puertos pertenecientes a Estados en guerra contra España, con lo que el comercio no se interrumpía.13 La presencia de la villa de Vitoria -posterior sede- en la hermandad aseguró el control de una ruta mercantil que, merced a la creación de una serie de villas a mediados del siglo XIII, unía la meseta con la Costa Vasca pasando por Vitoria. Las villas costeras utilizaron esa vía para exportar la lana de Castilla e importar los manufacturados de Francia y Flandes.14
De este modo, la guerra de los Cien Años benefició el comercio entre las villas y varios otros puertos europeos, sobre todo con Brujas, que importaba lana de Castilla para el desarrollo de una poderosa industria textil. Destacaban, aunque a otro nivel, Dieppe, Harfleur y Ruan. El comercio de las villas montañesas y vascas con Países Bajos y Francia rivalizó con el de los navíos ingleses y hanseáticos.15
En esta época se engrandece el poderío comercial de las villas y comienzan a perfilarse unas oligarquías poseedoras de la riqueza, que representan al pueblo ante el rey y obtienen el reconocimiento de la realeza. Los antecedentes de esta clase están presentes a mediados del siglo XIII.7
Corregimiento de las Cuatro Villas de la Mar de Cantabria (1494-1778)[editar]
En época de los Reyes Católicos, que reformaron todo el sistema institucional castellano, la Hermandad de las Marismas desapareció. Las cuatro villas cántabras se unieron entonces en el Corregimiento de las Cuatro Villas, con sede inicial, recaudación de impuestos y regimiento de milicias en Laredo, capitalidad que fue largamente discutida por Santander. Dichas villas se gobernaron mediante juntas hasta su inclusión en la provincia de Cantabria de 1778, cuando el corregimiento desapareció.6 En 1477 se producen las demarcaciones fiscales de las villas. Esto surgiría a partir de arrendamientos prolongados bajo la fórmula alcabalas y salines de las villas de San Viçente y Santander y sus tierras y de las alcabalas y tercias de las villas de Laredo y Castro Ordiales y sus tierras y terminos. En 1483 aparece el término Quatro Villas en la fiscalidad del reino. La Contaduría de Castilla trató a las cuatro villas como una única demarcación fiscal, hecho que fue consolidándose con el tiempo, al contrario de lo que sucedió en otras partes del reino, aunque a partir de 1490 San Vicente de la Barquera fue considerada un partido fiscal aparte de manera intermitente.16
En 1494, con la creación del Consulado de Burgos, las cuatro villas se percibieron como una unidad que compartía una región geográfica común y un estado de realengo. Las poblaciones disfrutaban entonces de privilegios sobre cinco leguas en torno suyo.16 Con la constitución del corregimiento, se unieron a las cuatro villas el resto de territorios de realengo de La Montaña a excepción de la Merindad de Campoo. El nuevo Corregimiento de las Cuatro Villas de la Costa del Mar de Cantabria pasó a estar formada por tres entidades que celebraban sus propias juntas por separado: las Cuatro Villas de la Costa, la provincia de los Nueve Valles y la Merindad de Trasmiera. A partir de la institución en 1749 de las intendencias borbónicas, el corregimiento pasó a estar a cargo política, administrativa y jurisdiccionalmente del partido del Bastón de Laredo, que obedecía a la intendencia de Burgos. De este modo, la Hermandad de las Cuatro Villas de la Costa de la Mar estaba representada por una junta y dependía del corregimiento homónimo, que a partir del siglo XVIII dependió a su vez de un partido y este, de una intendencia monárquica.17 Hasta 1629 la capital del corregimiento era itinerante, de modo que el corregidor pasaba tres meses en cada una de las villas. Cuando ese año el corregidor aprovechó que Laredo obtuvo la sede de recaudación de impuestos para fijar su residencia allí, el sentimiento de igualdad entre las villas se rompió y se generaron pleitos y disputas que durarían hasta la elección de Santander como capital de su futura provincia.3
Hasta la fundación del corregimiento Santander y San Vicente de la Barquera formaban parte de las Merindad de las Asturias de Santillana, mientras que Castro Urdiales y Laredo dependían de la Merindad de Castilla la Vieja.18 A finales del siglo XV se constituyeron las juntas generales de las Cuatro Villas y de la Merindad de Trasmiera. En ambos casos las cartas de hermanamiento se presentaron sin interjección de intereses externos a cada concejo, al contrario de lo que sucedió en otros lugares como Galicia. La tercera junta general del corregimiento, las de los Nueve Valles, se constituyó tras un largo proceso judicial denominado pleito de los Nueve Valles, ya a finales del siglo XVI.19
Formación de la provincia de Cantabria (1778)[editar]
Tras varios intentos de unificación territorial de lo que hoy es la comunidad autónoma de Cantabria, algunos provenientes de las cuatro villas, éstas finalmente se unieron a la mayor parte del territorio cántabro en la provincia de Cantabria de 1778, el 28 de julio de ese año, si bien Castro Urdiales no formó parte de la misma hasta 1796.
Estas villas fueron las únicas en toda Cantabria que tuvieron murallas, lo que da a entender la importancia, acumulación de riquezas y capacidad económica de estos asentamientos para levantar estas defensas.
Antes que la flota comercial, nació en Cantabria la pesquera. Documentos del siglo XII nos informan ya de la pesca de la ballena y su desembarco en Santoña. A fines del mismo siglo transitaban paños, cueros, armas y otras mercancías por los puertos de Santander y Castro Urdiales. El cántabro Roy García de Santander es el primer navegante de la Marina de Castilla que surca los mares del sur, participando con sus naves en la conquista de Cartagena.
Se desconoce la fecha precisa de constitución de esta coalición pero se sabe que cuando los Reyes Católicos, ya en el siglo XIV, fijaron definitivamente el régimen de corregimientos reales, la mayor parte de Cantabria quedó incluida en la que se denominaría Corregimiento de las Cuatro Villas, heredera de la Hermandad y abarcando las áreas de influencia de los puertos de aquella.
Esta federación perduraría hasta el siglo XVIII como instrumento útil para evitar el abuso del poder central y la salvaguardia de los privilegios tradicionales.
La Hermandad de las Villas de la Marina de Castilla con Vitoria o Hermandad de las Marismas era una federación de los principales puertos del Cantábrico que forma un poder naval de primer orden al servicio de la Corona de Castilla, manteniendo autonomía en sus relaciones comerciales internacionales, y, en algunos casos, llegando a enfrentamientos bélicos con franceses e ingleses.
Creación[editar]
El 4 de mayo[cita requerida] de 1296 las villas de las costas vasca y cántabra forman, para defender sus intereses comunes, la Hermandad de la Marina de Castilla con Vitoria,1 que sería conocida como Hermandad de las Marismas. La formaron inicialmente Santander, Laredo, Castro Urdiales, Bermeo, Guetaria, San Sebastián, Fuenterrabía y Vitoria.2 San Vicente de la Barquera se les une el año 1297. La sede central se establece en Castro Urdiales.
Objetivos de la Hermandad[editar]
La finalidad de la Hermandad es organizarse para defender sus intereses y derechos frente al rey, para así conservar los derechos y exenciones que habían ganado por su participación en la Reconquista de Andalucía.
Además es una herramienta para evitar conflictos entre los puertos cantábricos en sus relaciones comerciales con el Reino de Francia, el Reino de Inglaterra y Flandes. Los principales puntos para conseguirlo son:
- Mantener los privilegios de cada una de las villas.
- Respetar los acuerdos internacionales de Castilla.
- Buscar soluciones en lugar neutral a los conflictos que se presenten entre las villas de la Hermandad.
- Defenderse mutuamente comprometiéndose a tomar represalias contra quien ataque a uno de sus miembros y a pagar entre todas los daños injustos que se puedan causar por defender los derechos pactados.
Viene a ser una organización similar a la famosa liga hanseática.
Acciones notables[editar]
Los enfrentamientos entre los navíos de la Hermandad y los ingleses de Bayona son continuos.
- 1338 y 1339.- La Hermandad facilita barcos a Felipe VI de Francia en su guerra contra los ingleses (Guerra de los cien años).
- 1351.- El 1 de agosto, en el puerto de Swyne, se firma un acuerdo de paz entre la Hermandad y Eduardo III de Inglaterra tras la batalla de Winchelsea.
- 1450.- La Hermandad se enfrenta al Condestable Pedro de Velasco, que pretende cobrar los diezmos reales en los puertos de la costa cantábrica.
- 1473.- Por un pacto directo entre la Hermandad y el rey Eduardo IV de Inglaterra, navíos de la Hermandad combaten en aguas de Inglaterra en la Guerra de las Dos Rosas.
El final de la Hermandad[editar]
Después de dos siglos de historia, la Hermandad desaparece con el advenimiento de los Reyes Católicos por la creación del Consulado de Burgos en 1494, en el que resigna sus poderes la Junta de Castro Urdiales.
La última señal de su existencia es cuando en 1481 ofrece al contador Alonso de Quintanilla naves para la empresa contra el Turco.
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