La Legio XX Valeria Victrix (Vigésima «Valeria victoriosa») fue una legión romana. Se desconoce si fue reclutada por Julio César en Italia o si, por el contrario, fue formada por Octavio Augusto entre los años 41 y 31 en su lucha contra Marco Antonio y Cleopatra. Sirvió en Hispania, Iliria y Germania Inferior antes de participar en la invasión de Britania en el año 43, donde estaría estacionada hasta, por lo menos, principios del siglo IV.
De Augusto a Calígula[editar]
Del año 25 al 13 a. C. formó parte del importante ejército desplazado en la campaña contra los cántabros, estando acantonada en la Hispania Tarraconensis.
En el año 20 a. C, aparece en Burmun (actual Kistanje), en la provincia de Ilírico. Después hace presencia en Aquilea y más tarde en la guerra de Vindelecia. En el año 6 aparece como parte del ejército de Tiberio en su lucha contra las tribus de los marcomanos. Tras el desastre de Varo se traslada a Colonia Agrippina donde permanece hasta el año 30, en que se traslada a Novaessium (actual Neuss).
Britania siglo I[editar]
La legión fue una de las cuatro con las cuales Claudio invadió Britania en 43, siendo acantonada en Camulodunum (Colchester). Sin embargo en invierno del año 49 se desplaza a Glevum (Kingsholm cerca de Gloucester), y posteriormente probablemente a Usk hacia el año 55.
Luchó esporádicamente contra los siluros en el sur de Gales y ordovicos así como contra el famoso Carataco. En 60 o 61, bajo Nerón, ayudó a sofocar la rebelión de la reina Boadicea. Su participacipación en la Batalla de Watling Street es probable que le hiciera ganar su distinción de "valiente y victoriosa". En el año 67 se traslada a Viroconium (actual Wroxeter) donde reemplaza a la legion XIV Gemina.
Durante el breve reinado de los cuatro emperadores la legión tomó parte por Vitelio, marchando algunas de las unidades a Roma y luchando en Cremona.
Posteriormente la unidad se desplaza al norte, al áera de Carlisle. Entre 78 y 84 participó en las campañas que Cneo Julio Agrícola, gobernador de Britania por aquel entonces, lanzó contra las tribus del norte de Britania y Escocia, participando en la batalla del monte Graupius.
Construyeron la base de Pinnata Castra en Inchtuthil (Perthshire), la fortaleza romana legionaria situada más al norte del imperio, pero en el año 88, antes de que fuese terminada, se la ordenó retirarse de la región dado que se habían retirado tropas de Britania a causa de la perdida de la legión V Alaudae a manos de los dacios. El campamento fue demolido y retornando la legión al sur, ocupando Deva (Chester) durante al menos doscientos años.
En el año 89, bajo Domiciano, ayudó a reprimir la revuelta del comandante de la provincia Germania Superior, Lucio Antonio Saturnino.
Britania siglo II[editar]
La legión ayudó en la construcción de la parte oeste del Muro de Adriano en (122-125) y el Muro Antonino en (140) y participó en las campañas contra los pictos y escotos durante el siglo II y principios del III.
Britania siglos III y IV[editar]
Una vexillatio (unidad de caballería reservista), que no regresaría, fue enviada a Germania Inferior en 255 y de allí al limes danubiano. Bajo el mandato de Caracalla y hasta el año 222 a la unidad se le agregó el sobrenombre de Antoniana. Con el emperador Decio, y durante un corto período, se le incorporó el nombre de Deciana. El emblema de la legión fue el jabalí.
Al parecer durante el reinado de los emperadores usurpadores Carausio (286-293) y Allectus (293-296) la legio XX Valeria Victrix continuaba en activo, siendo su última referencia unas monedas acuñadas por el primero que moriría en el 294.
La historia de esta legión ha sido ampliamente estudiada ya que al menos 250 de sus miembros han sido identificados en inscripciones que han llegado hasta nuestros días.
La Legión XX en la literatura[editar]
En la novela histórica El águila en la nieve (1971), considerada como una de las obras culmen dentro de la narrativa inglesa de su género, su autor, Wallace Breem, sitúa a la Legio XX como la única legión encargada de la defensa de la frontera del imperio en Germania y Galia a principios del siglo V y relata como esta es aniquilada por la invasión de las tribus germanas en el año 406. Los personajes de esta novela, Maximus y Quintus, inspiraron a los personajes principales de la película Gladiator así como la batalla en Mogontiacum (la actual Maguncia) entre la legión XX Valeria Victrix y los germanos en la secuencia de inicio del filme.
El monte Vindio es una denominación histórica de un monte perteneciente a la cordillera Cantábrica, si bien hoy en día su situación no está clara.
Durante las guerras cántabras, en el año 26 a. C., tras la derrota de las tribus cántabras en la batalla de Bérgida, que algunos autores localizan en Valberga (Burón),1 muy próximo al macizo del Mampodre y Riaño; otros en Bergidon, que sitúan en El Bierzo; y la mayoría de los tratadistas de Cantabria lo relacionan con la ciudad fortificada de Vellica que cita Ptolomeo2 en Cantabria, donde los cántabros supervivientes se retiran en busca de refugio entre los riscos este monte. Otras hipótesis señalan su ubicación en los Picos de Europa basándose en el significado del término Vindio (blanco) y relacionándolo con las cimas nevadas del citado macizo, aunque también se especula con la posibilidad de que el monte haga referencia a la cordillera Cantábrica en todo su conjunto.
Una nueva tesis surgió tras el descubrimiento en 2015 de dos campamentos romanos en las inmediaciones de Peña Prieta, en la divisoria entre Palencia y Cantabria, apoyada por el topónimo Binduey (antiguo Vindoey) de uno de los asentamientos.3
Otra hipótesis sugiere que se podría tratar del Carrilón de los Moros, un castro situado en el pueblo asturiano de La Foceicha, en el concejo de Teberga (del celta "teut" y "briga" y que podría ser donde tuviera lugar la batalla de Bergida, Teut Briga => Teut Bergida => Teberga), a los pies de Pena Viguera (de caliza blanca, lo que lo relacionaría con el topónimo "vindio"), cerca del Puerto Ventana (que podría derivar de "terra vindiana") y no muy lejos de la calzada romana de La Mesa (la principal vía de entrada a Asturias por la cordillera y donde todavía quedan restos de una construcción defensiva contra los romanos, El Muru, que podría ser la muralla de Bergida).[cita requerida]
Un lugar que, según Floro, era tan inaccesible que hasta los propios cántabros se sentían seguros al pensar que antes subirían allí las olas del mar que las legiones romanas.4 De nada serviría, pues según Orosio,5 los nativos son asediados por las tropas romanas que entran a través del valle del Cares, Duje y Dobra. Las tropas romanas son reforzadas por tropas desembarcadas en Nueva de Llanes, en Asturias que atraviesan la sierra de Cuera hacía el concejo asturiano de Onís.
La resistencia fue inútil. En el otoño del año 25 a. C. la mayoría de los cántabros perecerían de inanición y por frío.

Octaviolca (Octa, en celta: "tierra de labor en una vega"1) fue una ciudad romana en el antiguo territorio de la actual Cantabria, de la que se conoce muy poco. Pertenecía al conventus Cluniensis dentro de la provincia Tarraconensis.
Aparece citada por el geográfo Ptolomeo y en el Itinerario de Barro, que la sitúa entre los prados de la Legio IIII Macedonica —próxima a Pisoraca (Herrera de Pisuerga)— y 10 millas romanas —unos 15 Kilómetros— al sur de la ciudad romana de Juliobriga.
El topónimo se ha puesto en relación con el primitivo nombre de Augusto —Octavio—, y debió de ser fundación del emperador a raíz de la victoria en las guerras cántabras.
Se desconoce su emplazamiento exacto, dándose como más probable la término municipal de Valdeolea concretamente con el yacimiento romano y medieval de Camesa-Rebolledo donde se ha descubierto una edificación asimilable a una villae romana. También ha sido vinculada tras los últimos hallazgos con el yacimiento de Huerta Varona en Aguilar de Campoo (Palencia).
Pisoraca es el nombre de una ciudad, cuyas ruinas se hallan en Herrera de Pisuerga (Palencia) que perteneció en época prerromana al pueblo de los Turmogos y posteriormente, tras la conquista de Hispania por el Imperio romano, pasó a ser un importante campamento (castrum) para las legiones que, al mando del emperador Augusto, emprendieron las guerras cántabras contra los Cántabros y Astures del norte de la península. En Pisoraca se acantonó la poderosa Legio IIII Macedonica entre los años 19 a. C. a 40 d.C., antes de su salida de Hispania. Desde 1993, el yacimiento arqueológico está declarado Bien de interés cultural.
Localización[editar]
Los restos de Pisoraca se hallan distribuidos por el casco urbano de Herrera, localidad situada junto al río Pisuerga y el Canal de Castilla, en un punto de paso habitual entre Cantabria y la Meseta Norte, una zona fértil junto a la que discurre la Autovía Cantabria-Meseta y, muy probablemente, a tenor de los últimos hallazgos, la calzada romana Via Legione VII Gemina ad Portum Blendium, descrita en el Itinerario de barro. Su situación geográfica es 42°35′42″N 4°19′49″O.
Etimología[editar]
Pisoraca es, según algunos estudios, una palabra de raíz céltica, justificado esto por su sufijo "aca", similar a "briga", también muy común en esta lengua.1 También se cree que este primitivo asentamiento da nombre al río Pisuerga, y no al contrario.2 De esta forma el nombre de Herrera de Pisuerga también procede etimológicamente de Pisoraca.
Según el libro Toponimia Palentina (F. R. Gordaliza, 1993) su origen sería bis-ur-aga, con el significado de "dos ciénagas", quizás en alusión a los dos ríos próximos, el Pisuerga y el Burejo.
Hallazgos[editar]
Historia del yacimiento[editar]
El primer vestigio hallado en Herrera de Pisuerga fue una lápida dedicada por Terentia Nigella a su esposo y a su hijo, encontrada en el s. XVI. También en este siglo aparecen dos columnas militares erigidas por Tiberio y Nerón.3
Fue García y Bellido el primero en intuir la localización del asentamiento legionario de Pisoraca, aunque siempre se decantó más por la zona de Aguilar de Campoo. A raíz de estudios de fotografías aéreas, José Antonio Abásolo y Alberto Balil situaron en Herrera este asentamiento.4
Las primeras catas arqueológicas se realizaron en 1982, a cargo de la Universidad SEK (desde 2007, IE Universidad), con la colaboración de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Herrera de Pisuerga.
Vestigios[editar]
Desde entonces se han realizado numerosos hallazgos epigráficos, sobre terra sigillata con el sello de Lucius Terentius, el alfarero propio de la Legio IIII Macedonica, quien se dedicó a fabricar cerámica de tipo aretina para surtir a sus legionarios. También destacan los abundantes hallazgos de objetos de vidrio, fundamentalmente copas y frascos, encontrados durante las excavaciones.5
De la época del asentamiento del Ala Parthorum se encontraron materiales de construcción sellados con la figlina de esta unidad, junto con cerámica común, Terra Sigillata Hispánica, vidrio y armas, incluyendo un protector ocular de caballo y algunos restos metálicos de arreos y estribos.
Uno de los últimos hallazgos fue, en julio de 2007, durante unas obras en la Plaza Mayor de la localidad, de unas estructuras que se interpretaron como pertenecientes a la muralla de demarcación del campamento de la Legio IIII Macedonica.6 En febrero de 2008, estos restos fueron musealizados.
Los hallazgos más antiguos encontrados en Herrera corresponden al año 20 a. C., donde se encuentran gran cantidad de objetos relacionados con los cuerpos de infantería y caballería.7
Historia[editar]
Turmogos[editar]
Los restos prerromanos hallados durante las diversas campañas arqueológicas (cerámica, monedas y restos humanos) certifican la existencia de la Pisoraca indígena anterior a la llegada de los romanos. Lo que resulta más complicado es aseverar a qué tribu pertenecía este primitivo asentamiento, pues se encuentra en la confluencia de Cántabros, Vacceos y Turmogos.8 No obstante, Ptolomeo cita Sisaraca como ciudad turmoga, a los que también alude Floro como murbogos.9 Sin embargo, ninguna fuente relaciona a Pisoraca con los Vacceos, ni siquiera Enrique Flórez en su estudio de los límites de la Cantabria antigua.9
Romanos[editar]
Aproximadamente a mediados del s. II a. C., la conquista de Hispania por parte del incontenible Imperio romano alcanzó la zona, datándose la caída de Pisoraca en el 28-29 a. C..10 De todas formas, su romanización no llega a ser importante hasta que los romanos deciden utilizarla, por su estratégica situación, como campamento permanente para acometer las guerras cántabras (29 a. C.), ante la tenaz resistencia del pueblo cántabro a su sometimiento.
El emperador Augusto en persona acudió a Hispania (26 a. C.) para asumir el mando del poderoso ejército (unos 70.000 hombres) que desplazó al conflicto. Estableció la Legio IIII Macedonica en Segisama (actual Sasamón, Burgos), siendo Pisoraca lugar de paso obligado en sus ataques a los cercanos castros cántabros de Monte Cildá y Monte Bernorio. Tras la pacificación de la zona, y según los estudios realizados por la IE Universidad, los 6.000 legionarios de la Legio IIII se establecieron en Pisoraca (19 a. C.), adquiriendo ésta gran protagonismo, y se mantuvieron allí hasta el 40 d.C., en que partieron hacia Mogontiacum (Germania Superior).11
Después, el asentamiento fue ocupado por el Ala Parthorum, una unidad auxiliar de caballería del ejército romano, durante la segunda mitad del s. I, hasta que fue trasladada a Mauretania Caesariensis; y después por la Cohors I Galica Equitata, otra reputada unidad auxiliar que, ya en el s. II, fue también enviada a Mauretania.5
El lugar se convirtió en un importante nudo de comunicaciones de salida hacia los puertos cantábricos y para el transporte de esclavos y los cereales de Tierra de Campos hacia Flaviobriga, Portus Blendium y Portus Victoriae.12Pisoraca era el comienzo de la Calzada romana del valle del Besaya, que la unía con la villa costera de Portus Blendium (Suances) en Cantabria.
Visigodos[editar]
Con la decadencia del Imperio romano, los pueblos nativos volvieron a asentarse en sus antiguos poblados. A comienzos del s. V, las invasiones germánicas en la Península Ibérica alcanzan la zona, y Pisoraca se convierte en el s. VI en asentamiento militar de los Visigodos.13
Centro de interpretación[editar]
Tras la declaración el 22 de abril de 1993 como Bien de interés cultural, con la categoría de zona arqueológica, del yacimiento de Pisoraca, el ayuntamiento de Herrera de Pisuerga creó, junto con la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, el Aula Arqueológica cultura militar, en un gran edificio con patio que ocupaba un antiguo mercado de ganado.14
En este centro se recrea la forma de vida de un campamento legionario romano (castrum), así como diversos talleres que dan a conocer las monedas, cerámicas y objetos de la época.15
El centro está dividido en dos secciones, por un lado un fragmento de campamento que recrea la vida militar y por otro una calle que muestra la vida civil de los legionarios. La visita se puede completar con una visita a las excavaciones del asentamiento civil y de un horno de cerámica de la época.
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