martes, 7 de enero de 2020

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA - SIGLO V

Toribio de Astorga (Astorga, ¿402? – ibídem476), también conocido como Toribio de Liébana, fue un religioso católico españolobispo de Astorga.
Tras vender todas sus posesiones, Toribio se dirigió a Jerusalén, donde se ganó el aprecio del patriarca Juvenal y fue nombrado sacristán mayor de la iglesia del Santo Sepulcro. No están claras las circunstancias en las cuales se hizo con varias reliquias, entre las cuales destaca el Lignum Crucis, uno de los trozos de la cruz en la que falleció Jesucristo, si bien todo indica que las recibió del propio Juvenal como premio a sus servicios. También la leyenda lo hace protagonista del traslado a El Bierzo (León) de la imagen original de la Virgen de La Encina berciana.
De camino a la península ibérica, pasó por Roma, ciudad en la que conoció al papa León I Magno. Allí fue nombrado archidiácono de Tuy, donde posteriormente fue ordenado sacerdote. A los pocos años, en 444, fue nombrado obispo de Astorga, sede desde la que remitió una carta al papa exponiéndole su preocupación por el auge de una doctrina que consideraba extinta: el Priscilianismo. Ante esta misiva, León I le encargó la celebración de un concilio del que no hay constancia histórica de su celebración (algunos autores lo sitúan en torno al año 447), con el objetivo de excomulgar a todos los obispos que no condenasen dicha herejía. Ello le valió las iras de pueblo y clero, hasta el punto de tener que retirarse de nuevo a Tuy.
Años más tarde, sufrió las persecuciones de Teodorico II, debiendo refugiarse en la región asturiana del Monsacro. De vuelta a Astorga, falleció en el año 476. Sus restos fueron trasladados alrededor del siglo VIII al monasterio de Santo Toribio de Liébana (Cantabria) junto al Lignum Crucis, con el fin de ser protegidos del avance musulmán.
Su festividad se celebra el 16 de abril.

Catedral de Astorga, Santo Toribio.jpg









Valeriano de Calahorra (primer tercio del siglo V), teólogo y escritor obispo de Calahorra.
Poco se sabe sobre él; algunas copias hispanas medievales del De viris illustribus de San Jerónimo añadieron a la obra dos biografías más de personajes ilustres de Calahorra, Valeriano y Aurelio Prudencio; el caso es que a comienzos del siglo V era un escritor tan renombrado como sabio (disertissimus) y que el poeta hispanolatino Aurelio Prudencio le dedicó en el año 405 el "Himno a San Hipólito de Roma", XI de su Peristephanon, recomendándole que introdujera su culto en la ciudad. Compuso además una fórmula de fe titulada "Fides" muy clara y concisa en momentos de gran confusión para el dogma, que se estudia todavía en las escuelas y universidades de teología.








Vincomalos, "el vencedor de los pecadores" (? 424 - † 2 de febrero de 509 dC.), obispo de Ilipla (Niebla) desde 466, es considerado el primer obispo de lo que actualmente se conoce como Provincia de HuelvaEspaña.1
El descubrimiento de una lápida conservada en el Museo provincial de Huelva en la que se le menciona permitió mejorar el conocimiento sobre la cristianización de la zona en época visigótica:
VVINCOMALOS EP[piscopu]S CHR[ist]I SERVVS VIXIT ANNOS LXXXV EX QVIB[us] IN SACERDOTIO VIXIT AN[nos] XLIII RECESSIT IN PACE D[ie] IIII NONAS FEBRVARIAS ERA DXLVII (Vincomalos, obispo, siervo de Cristo, vivió 85 años, de los que vivió en el sacerdocio 43. Descansó en paz el día 4 de las nonas de febrero del año 547 de la Era)
La referencia más reciente sobre este misterioso personaje histórico lo podemos encontrar en el último libro de Relatos Literarios Nueve + Cero,del escritor onubense Ángel F. Becerra (Niebla, 1979).










San Felices de Bilibio, también llamado Félix (c.4432​ - 5403​), fue un anacoreta de Bilibio, hoy municipio de Haro (La RiojaEspaña). De él se dice que fue un "varón santísimo".

Se cree que nació alrededor del año 433, viviendo durante años como anacoreta en los Riscos de Bilibio próximos a Haro. A él acudió el año 493 San Millán, para quien haría de maestro durante tres años, antes de que éste se dirigiese a los montes Cogollos. Falleció en el año 520, siendo enterrado en el monte de Bilibio, donde permanecerían sus restos hasta que fueran trasladados en 1090 al Monasterio de San Millán de Yuso por el abad Blas y doce monjes, con los permisos de Alfonso VI y Lope Díaz de Haro.

Sus reliquias[editar]

En 1052 García Sánchez consagró el Monasterio de Santa María la Real de Nájera que el mismo había mandado construir. Tras esto quiso enriquecerlo trayendo los cuerpos de Santos de la comarca, pidiendo su aprobación a los obispos Sancho de Pamplona, García de Álava y Gómez de Burgos. Ese mismo año intentó trasladar el cuerpo de Felices, llegando a tal acuerdo con el obispo de Álava. Éste se dirigió a los Riscos de Bilibio acompañado de muchos caballeros pero cuando abrió la sepultura, sintió separarse del túmulo y se le torció la boca, tras lo que dio inicio una fuerte tormenta. Al parecer que el cielo se oponía al traslado se marcharon, pero parece que el obispo conservaría la deformación de su cara de por vida.4
Cuenta Grimaldo que poco después de la conquista de Toledo (1085, realizada por el rey Alfonso VI de Castilla), el abad Blas del Monasterio de San Millán, habiendo leído en la vida de san Millán que su maestro san Felices había fallecido en el Castillo de Bilibio y que se encontraba allí sepultado en un terreno tan escabroso que no se le daba el culto que se merecía por su gran santidad, se decidió a trasladar las reliquias a su monasterio. No se sabe bien porqué, pasaron unos años hasta que continuó su iniciativa, solicitando permiso al señor del Castillo de Bilibio, Lope Íñiguez. Éste les indicó que el permiso deberían solicitarlo al rey Alfonso VI, a quien pertenecía el castillo. Al preguntarle a este contestó:
Paréceme padre Abad negocio grave y dificultoso inquietar ni mover el cuerpo de un Santo; pero porque no parezca que soy contrario a tan justos deseos id con la bendición de Dios y si os place trasladad el Cuerpo de San Felices como lo deseáis y si en esto sucediese algún mal suceso o infortunio no se me cargue a mi la culpa que desde aquí me desligo a esta traslación.
Poco después el abad junto con doce monjes se dirigieron hacia Bilibio. Así el 6 de noviembre de 10905​ la guardia del castillo, previo permiso de Lope, les abrió las puertas y por la dura pendiente subieron hasta un gran llano sobre la cumbre donde dijeron una misa. Después se dirigieron a la sepultura de Felices, que se encontraba en la punta de una peña, a la parte del oriente, delante del altar de la ermita fundada en aquel lugar en una cuevecilla hecha a pico de cantero con algunas labores de cantería para adorno. Rota la bóveda de ésta, encontraron un ataúd de madera que contenía el cuerpo. Al descubrirse el túmulo indica que salió una exquisita fragancia (Hergueta indica que el olor podría deberse a que antiguamente junto a los cuerpos se enterraban vasijas con aromas). Envolvieron las reliquias en paños muy limpios y las llevaron con éxito al Monasterio de San Millán de Suso.6​ El traslado debió aumentar la fe en este Santo, puesto que varios son los milagros documentados ocurridos a personas que se dirigieron a él en rogativa.

Arca de las reliquias[editar]

Arqueta de San Felices. Monasterio de San Millán de la Cogolla.
Sandoval describió el arca donde se albergaban las reliquias de Felices en San Millán como
Un arca de plata, de largo vara y cuarta y de alto siete ochavas, con seis figuras de plata sobredoradas en cada parte y cuatro cuadros de figuras de marfil en las que aparece el Salvador con sus Apóstoles, La Última Cena, La entrada de Egipto y dos mesas con sus ánforas. En la otra parte del arca hay ocho figuras de plata sobredorada, de una gema de largo cada una, en las que aparecen los apóstoles cada uno en su tabernáculo. Está rodeada de piedras de cristal grandes y buenas y otras pardas y diferentes. En el frontispicio aparecen dieciséis figuras de marfil. Una es de un monje revestido poniendo la mano en los ojos a un niño pequeño y el resto son de personas de pie con libros en las manos y todos tienen diademas. En medio del frontispicio hay un pequeño escudo de cuatro pequeñas bandas de plata rayadas y otras cuatro esmaltadas de morado jaspeado. Sobre el escudo hay tres piedras de cristal y una parda. Una de las de cristal es mayor que un huevo y en su interior se lee "Petrus abbas fecit anno 1451" (Muy probablemente el año en el que se fabricó). En el otro frontisficio hay otro cuadro con quince figuras de marfil. En medio hay un escudo esmaltado en campo azul, con una mano con mango de cogulla dorada cogiendo una espada desnuda y sobre ella una Cruz con bandera que son las armas de San Millán. Encima del escudo hay un campo triangulado con una piedra central de cristal, del tamaño de una camuesa, alrededor de ella tres cruces, cada una de cinco piedras coloradas, verdes y pardas. Tiene otras muchas piedras y labores y un letrero ilegible.7

Milagros[editar]

Lista de milagros:8
Los escritos por el monje Grimaldo,9​ contemporáneo que presenció el segundo y el tercero:
  1. Un mozo enfermo y contrahecho llamado Julián, natural de Certices, el día de San Martín, víspera de San Millán, sufrió un ataque de nervios tan grande que quedó privado del sentido y formado un círculo con su cuerpo por tener los pies pegados a la cabeza. En este estado, medio muerto, lo llevó su padre al día siguiente al Monasterio de San Millán y estando echado junto al altar de San Félix después de implorar su protección el padre se le halló repentinamente sano y ágil.
  2. A un monje y sacristán del convento de San Millán llamado Juan que se encomendó a San Félix le curó enseguida unas cuartanas (variedad del paludismo) que le habían durado quince meses.
  3. A otro monje del mismo convento llamado García que imploró la protección del Santo delante del altar donde estaban sus reliquias, le sanó igualmente de un desfallecimiento general cuando tenía perdidas las esperanzas de recobrar la salud.
  4. Cinco días después de la Natividad del señor, el mismo año de la Traslación, a una mujer ciega llamada Oria del lugar de Baños, llevó su marido delante del altar de San Félix movido de la fama que por aquellos contornos divulgaba los frecuentes milagros y maravillas insignes que obraba Dios con todos los enfermos por su intercesión, y a los tres días de continuada oración le fue restituido el sentido de la vista.
  5. A una moza de Puras llamada Andrea que tenía una mano completamente seca, un Jueves Santo la restituyó el uso de este miembro.
  6. Otra ciega llamada Toda, de edad avanzada, natural de la villa de Pedroso, que hacía siete años se encontraba totalmente sin vista, le fue devuelta al día siguiente de San Torcuato con solo restregarse los ojos con la toalla del altar del Santo.
  7. El mismo día de la traslación del cuerpo de San Félix, con solo aplicar el abad don Blas una costilla del Santo antes de cerrase la urna, a un monje de San Millán llamado García se le quitó un dolor agudo que le había vuelto inútil el brazo.
Los recogidos en la obra de Diego Mecolaeta, padre benedictino natural de Briones:
  1. Un hombre desconocido, llegando al Convento de San Millán, en ocasión de celebrarse la traslación de San Felices curó completamente de los pies, que los tenía monstruosamente deformes.
  2. Antiguamente en la Pascua del Espíritu Santo se llevaban las urnas en que estaban los Santos cuerpos de Millán y Felices del nuevo al antiguo Monasterio de San Millán y al volverlos al tercer día al nuevo Monasterio, salía la mitad de los monjes con el abad al encuentro con la imagen de Nuestra Señora de las Batallas que al hacer genuflexiones a esta imagen los que llevaban las urnas a la primera se apagaban las velas de las andas de la Virgen y se volvían a encender ellas solas a la tercera.
Los recogidos por el monje Fernando en la Historia de la traslación y milagros de San Millán:
  1. Un soldado endemoniado quedó libre de espíritu maligno por la intercesión de San Félix y San Millán.
  2. A una mujer llamada María se le aparecieron San Félix y San Millán vestidos de ropas blancas para comunicarla que había en el sepulcro de San Millán una cinta que el Santo hizo arrojar por la boca a un energúmeno.

Patronazgo[editar]

  • Patrón de la ciudad de Haro desde el 31 de enero de 1644 y festejado anualmente el 25 de junio.
  • En la ciudad de Viana, el portal donde se puso la primera piedra de la villa está dedicado a este santo, siendo festejado anualmente el 1 de febrero.

Monumentos en Haro[editar]

Estatua de San Felices en los Riscos de Bilibio.
  • En 1694 se erige la primera ermita de San Felices al pie del cerro de la Mota; hoy ya no existe.
  • En 1710 se construye la ermita de los Riscos de Bilibio, próximos a Haro. Reconstruida en los años 1862 (por Saturnino Vallejo y Baltanás) y 1942. Junto a esta ermita de los Riscos, se colocó el 30 de enero de 1944 la primera piedra de una estatua (obra de Vicente Ochoa Moreno, de Cervera del Río Alhama), costeada por suscripción popular.10
No sería hasta el 21 de junio de 1964 cuando, faltando cuatro días para el 330 aniversario de la proclamación como patrono de Haro, se continuase y terminase la obra, con ayuda de muchos jarreros que colaboraron para subir las diferentes partes hasta el alto.10​ Muestra a San Felices con un libro abierto entre sus manos.

Cofradía de Haro[editar]

  • El 2 de junio de 1655 se constituyó la Cofradía de San Felices.
  • En septiembre de 1998 la Cofradía de San Felices decide comprar el solar de la plaza de la Iglesia donde se construyó la Casa del Santo, sede de la Cofradía hasta el 30 de mayo de 2008.
  • A partir del 1 de junio de 2009 se traslada a la nueva sede, también en la plaza de la Iglesia, en una antigua casa del siglo XV conocida como "Casa del Diezmo".
  • Al frente de la Junta de Gobierno de la Cofradía están el abad, Carlos Venancio Esteban, y el prior, Javier Grandíval García.

Culto[editar]

Poblaciones que incorporan su nombre[editar]
















AtacesAtax o Adax (¿?-418) fue rey de los alanos entre los años 409 y 418, tribus indoeuropeas de origen iranio que invadieron Hispania y se le atribuye la destrucción de Conímbriga y la construcción de Coímbra, en las proximidades de la ciudad antigua.

Historia[editar]

Dice la leyenda que Ataces estaba enamorado de Cindazunda, hija del rey cristianizado de los suevos Hermerico. Siendo Ataces pagano chamánico de su pueblo, el rey suevo le impidió casarse con su hija. Ataces, furioso, mandó sus ejércitos contra Conimbriga, destruyendo toda la ciudad, y Emenerico le concedió a su hija casarse con Ataces, quien así decidió construir la ciudad de Coímbra.
Conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida), estableciendo en ella su corte durante seis años y finalizando así el dominio romano. Murió en batalla contra Walia, rey de los Visigodos.









In Cantica Canticorum Salomonis, es un comentario al Cantar de los Cantares escrito en latín por el obispo católico español Justo de Urgel en el siglo V.

En su libro De viris Illustribus Isidoro de Sevilla nos da la noticia de como el obispo de Urgel escribió este comentario al Cantar de los Cantares, obra que desde la primera edición de Menrado Malhero en el año 1529 ha sido varias veces impreso, especialmente en Basilea.

Contenido[editar]

Folio 14 recto del Vergilius Romanus, libro contemporáneo, con retrato de Virgilio.
Se trata de un comentario hecho ya sobre la versión de la Vulgata, y en el que, siguiendo la interpretación alegórica, ve descrito el amor entre Cristo y su Iglesia.1
«...Mi amado me habla: a menudo se habla del amado en este libro, pues ¿quién tan amado de la Iglesia como Aquel por quien los mártires dieron su vida? Levántate, apresúrate y ven: Levántate, cree; apresúrate, terminado el camino, recibe el premio del piadoso esfuerzo... »
Traducción del Latín

«... Ha llegado el tiempo de la poda: aquellos que han sido plantados en la Casa del Señor, usando la hoz de la lucha ascética, podados de toda superstición, se preparan para los frutos que han de venir... »
Traducción del Latín
«... Paloma mía, en los agujeros de las peñas: no se llama por otra cosa paloma a la Iglesia sino porque no hay en ella engaño y porque está llena del Espíritu Santo; habita en los agujeros de las peñas, porque siempre encuentra refugio en aquellas heridas de Cristo, por las que ha sido sanada; encuentra también refugio en las concavidades de las paredes cuando es acariciada por el consuelo santo de las Escrituras, o cuando es plenamente protegida por los méritos y las oraciones de los santos que han pasado; en estos agujeros de la roca, como una paloma encontró protección el apóstol Tomás cuando después de la resurrección, tocando las heridas de Cristo, apartada toda duda, exclamó fielmente: Señor mío y Dios mío...»
Traducción del Latín

Comentario[editar]

Manifiesta un conocimiento de los principios de la exégesis cristiana, Justo es conteporáneo de Gregorio Magno, con claras influencias de la lectura de la obra de San Jerónimo (342–420), historiador y estudioso de la Sagrada Escritura, quien nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín.
El autor se queja de que en su época pocos leen a los padres católicos, los grandes escritores cristianos del siglo IV. Para Justo este nivel intelectual más bajo no se debe tanto a la enseñanza del clero en los obispados como a las destrucciones materiales, consecuencia de las Invasiones germánicas en la Península Ibérica, circunstancia que dificultaba la copia de manuscritos.

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