José Rebolledo de Palafox y Melci, I duque de Zaragoza (Zaragoza, 28 de octubre de 1775-Madrid, 15 de febrero de 1847)1 fue un militar español de tendencia política liberal. Por su destacada participación como capitán general durante el sitio de Zaragoza en la Guerra de la Independencia recibió el título nobiliario de duque de Zaragoza.
José de Palafox y Melci | ||
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Palafox, pintado por Goya.
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Capitán General | ||
Lealtad | ![]() | |
Condecoraciones | Duque de Zaragoza | |
Conflictos | Guerra de la Independencia Española | |
Información | ||
Nacimiento | 28 de octubre de 1775 Zaragoza, Aragón (España) | |
Fallecimiento | 15 de febrero de 1847 Madrid, España ![]() | |
Otras ocupaciones |
Capitán General de Aragón
Jefe Militar de Palacio |
Fue el tercer hijo de los marqueses de Lazán y Cañizar (su hermano mayor Luis Rebolledo de Palafox y Melci, que heredó el título, fue de tendencia política opuesta). Estudió con los escolapios de Zaragoza y tuvo como profesor y preceptor al Padre Basilio Boggiero Spotorno.
A los dieciséis años inició la carrera militar en la compañía flamenca de las Reales Guardias de Corps.3
Al estallar la Guerra de la Independencia en 1808, Palafox ya era brigadier y acompañó a Fernando VII a Bayona.
Después de intentar infructuosamente, junto con otros, preparar la huida de Fernando VII, se escapó a España y tras un corto periodo de retiro, se situó a la cabeza de la resistencia aragonesa.
El 25 de mayo de 1808 fue proclamado por el pueblo como gobernador de Zaragoza y capitán general de Aragón, tras asaltar los ciudadanos el palacio de Capitanía General y apresar al antiguo capitán general Jorge Juan Guillelmi.
En su honor se constituyó en 1937 el Batallón José Palafox de las Brigadas Internacionales, compuesto por voluntarios procedentes de Polonia, Francia o Bélgica y otros de origen judío.
El sitio de Zaragoza[editar]
Una vez nombrado capitán general de Aragón (1808), y a pesar de la falta de dinero y de tropas regulares, no perdió tiempo y declaró la guerra a Francia, cuyas tropas ya habían invadido los territorios vecinos de Cataluña y Navarra. El ataque de las tropas francesas no se hizo esperar y así comenzaron los sitios de Zaragoza.
Zaragoza, ciudad casi abierta, tenía defensas anticuadas y escasas y había poca munición y vituallas, aunque abundantes fusiles. Las defensas resistieron, pero poco tiempo. Sin embargo, fue a partir de ese momento cuando comenzó la resistencia. Tras un mes de sitio y varios asaltos fracasados, los franceses lanzaron un gran asalto general al amanecer del 4 de agosto. Tras superar las defensas exteriores, los franceses entraron en la ciudad, luchándose cuerpo a cuerpo en las calles. Tras varias horas las tropas asaltantes eran señoras de media ciudad, pero el hermano de Palafox (Luis Rebolledo de Palafox y Melci) consiguió forzar su entrada en la ciudad con 3.000 hombres. Estimulados por las llamadas de Palafox y los implacables y resueltos patriotas que lideraban al pueblo, los habitantes decidieron resistir metro a metro la toma de los barrios que quedaban en su poder. La idea era retirarse al barrio del Arrabal, al otro lado del Ebro, si fuera necesario destruyendo el puente en caso extremo. La lucha, que se extendió nueve días más, resultó en la retirada de las tropas francesas el 14 de agosto, tras un asedio que había durado 61 días en total.
Palafox intentó aprovechar la situación y realizó una corta campaña a campo abierto. Pero cuando el ejército del propio Napoleón entró en España y derrotó a un ejército tras otro, Palafox se vio obligado a retirarse a Zaragoza.
Zaragoza sufrió un segundo asedio todavía más memorable que el primero. El asedio terminó tras dos meses con la caída de Zaragoza en manos francesas. La ciudad había caído por cese de resistencia, ya que se encontraba en ruinas y la lucha y las enfermedades, sobre todo el tifus, habían reducido a menos de la mitad a la población.
El 20 de febrero de 1809, la Junta ante la que Palafox había declinado el mando capituló. El general fue hecho prisionero y enviado a Vincennes por haber jurado fidelidad a José Bonaparte y haberlo traicionado. Allí permaneció hasta el 13 de diciembre de 1813 en que se firmó el Tratado de Valençay.
El número de víctimas españolas fue asombroso, cifrándose en unas 54.000 personas (militares y civiles), cuando el censo de 1805 daba un total de 48.000 habitantes para Zaragoza.
Sus tropas fueron derrotadas por el General Hugo en la batalla librada en el paraje de Peña el Águila, Anguita (Guadalajara).
Tras el asedio de Zaragoza[editar]
Tras el asedio de Zaragoza sufrió prisión en Francia, en Vincennes, y no pudo regresar a España hasta diciembre de 1813 con la firma del tratado de Valençay.
De septiembre de 1814 a octubre de 1815 estuvo encargado de la Capitanía General de Aragón. Cesado en el cargo (le sustituye su propio hermano Luis), se le encomienda el mando del ejército del centro y al disolverse éste pasa a Madrid apartado de la vida oficial.3
Tras los sucesos del 7 de julio de 1822, el rey Fernando VII de España nombró a Palafox capitán de alabarderos y, más tarde, jefe militar de palacio.
De 1823 a 1834 volvió a la vida privada. La reina María Cristina de Borbón lo nombró prócer del reino y el 17 de julio de 1834 le concedió el título de duque de Zaragoza. Seis días después fue detenido y encarcelado, acusado de conspiración por su participación en La Isabelina, en un momento en que se acababa de producir la matanza de frailes en Madrid de 1834. Fue absuelto de estos cargos en junio de 1835.3
En septiembre de 1835 Mendizábal llegó al poder y Palafox fue nombrado, de nuevo, capitán general de Aragón. Sustituyó este cargo por la Dirección General de Inválidos y la Inspección General de las Milicias Provinciales, a la vez que mantiene la jefatura de la Guardia Real.
En noviembre de 1838 dimite de estos cargos, excepto de la jefatura de la Guardia Real, que mantendrá hasta 1841, para encargarse del Asilo de Inválidos.3
Sepultura[editar]
Durante la conmemoración del 150 aniversario de los Sitios de Zaragoza, el 7 de junio de 1958, sus restos fueron trasladados desde el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid y enterrados dos días después en la cripta de la basílica del Pilar de Zaragoza.
Domingo Dulce y Garay (Sotés, 7 de mayo de 1808 – Amélie-les-Bains, Francia, 23 de noviembre de 1869) fue un militar español.
Domingo Dulce y Garay | ||
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El general Dulce en una fotografía del siglo XIX
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Gobernador y Capitán General de Cuba | ||
Información personal | ||
Nacimiento | 7 de mayo de 1808 Sotés (España) | |
Fallecimiento | 23 de noviembre de 1869 (61 años) Amélie-les-Bains-Palalda (Francia) | |
Nacionalidad | Cubana y española | |
Partido político | ||
Información profesional | ||
Ocupación | militar | |
Rango |
Ingresó en 1823 en el ejército coincidiendo con el final del Trienio Liberal y participó en la Primera Guerra Carlista con los militares cristinos y bajo las órdenes de Baldomero Espartero a quien le unía una profunda amistad, obteniendo cuatro Cruces Laureadas de San Fernando. Fruto de la amistad con Espartero fue su colaboración durante la regencia de éste, siendo persona destacada para sofocar la revolución de 1841 cuando los moderados, con Diego de León y Manuel de la Concha al frente, trataron de tomar, entre otras acciones, el Palacio Real de Madrid y secuestrar a la reina Isabel II.
Ya con el grado de general, participó en la guerra de los Matiners enfrentándose victorioso al legendario militar carlista Ramón Cabrera. Participó en La Vicalvarada apoyando, en este caso, a O'Donnell y su proyecto de Unión Liberal, así como posteriormente se enfrentó al alzamiento carlista de San Carlos de la Rápita, tras cuyo aplastamiento obtuvo el título de Marqués de Castell-Florite. Durante la mayor parte del tiempo de los gobiernos de la Unión Liberal estuvo destinado en Cuba como Capitán General dados los recelos que contra él seguía manteniendo O'Donnell, aunque fue senador de 1858 a 1860. Durante su estancia en América destacó por su clara vocación abolicionista lo que le granjeó la enemistad de los españoles allí asentados y el enfrentamiento abierto con Julián de Zulueta. A su regreso en 1866 participó en las conspiraciones que culminaron con la revolución de 1868 y el destronamiento de la reina Isabel. Aunque permaneció todo el tiempo desterrado en Canarias por las sospechas de colaboración con elementos progresistas, fue uno de los firmantes del Manifiesto que acompañó a la revolución. De regreso a Cuba unos meses antes de su muerte, decretó la libertad de imprenta en la isla por vez primera el 9 de enero de 1869.
Gravemente enfermo de cáncer, el general Dulce falleció el 23 de noviembre de 1869 en la localidad francesa de Amélie-les-Bains.
Carlos de España, de Cominges, de Couserans y de Foix (Castillo de Ramefort, 15 de agosto de 1775 - Orgaña, 2 de febrero de 1839), fue un noble y militar francés al servicio de España, marqués de Espagne y barón de Ramefort en Francia, Grande de España y conde de España en este país. Se distinguió en la Guerra de Independencia y al servicio del rey Fernando VII, durante la restauración absolutista.
Nacido Roger-Bernard-Charles d'Espagnac de Ramefort, era hijo del marqués Henri de Espagnac., coronel y senescal de Couserans-Comminges-Nébouzan. Descendiente de los condes soberanos de Cominges, vizcondes de Couserans y condes de Pallars por línea paterna, y de los condes soberanos de Foix por línea materna. En 1791, la familia huyó del terror revolucionario, instalándose en Palma de Mallorca en 1793. En 1792 Carlos de Espagne sentó plaza en el Ejército español, en el que llegaría a general. Participó en las batallas de Bailén y Arapiles.
A la entrada de los aliados en Madrid (agosto de 1812) fue nombrado gobernador de la plaza, y después participó también en la batalla de Vitoria, en el bloqueo de Pamplona (en el que resultaría herido) y en la batalla de Sorauren, entre otras.
Al terminar la guerra, se negó a volver a su país y se puso incondicionalmente al lado de Fernando VII para reprimir el liberalismo. El Rey españolizó su apellido, le otorgó el título de Conde de España, con Grandeza de España, y el título de vizconde de Couserans. Llegó a ser capitán general de Cataluña, instaurando un auténtico régimen de terror desde su cuartel general en la Ciudadela de Barcelona, fortificación odiada por los barceloneses porque simbolizaba la represión de sus derechos seculares. Su crueldad en el gobierno del Principado hizo que se le conociera como El Tigre de Cataluña.1
Más adelante, tras la muerte e Fernando VII en 1833, se puso del lado del pretendiente Carlos María Isidro de Borbón durante la Primera Guerra Carlista. Murió asesinado en 1839 cerca de Orgaña, en el Puente de Espía, por su propia escolta y de acuerdo con las instrucciones de los principales jefes carlistas en Cataluña, poco antes del Convenio de Vergara. Su cuerpo, y sobre todo su rostro, fue desfigurado y lanzado con una piedra atada al cuello al río Segre.
Blas de Fournás (Narbona, 1761 - Zaragoza, 1845) fue un teniente general español de origen francés que participó en el sitio de Gerona en 1809.
Nacido en el seno de una familia de la pequeña nobleza del sur de Francia, el estallido de la Revolución Francesa le llevó al exilio en Alemania, Italia y, finalmente, España en 1794. Habiendo empezado la carrera militar en 1785, después de haber estudiado filosofía y teología en su ciudad natal, sirvió como voluntario de la Legión Real de los Pirineos durante la guerra del Rosellón. Finalizó la campaña con el grado de teniente y se dedicó a la instrucción de cadetes en Mallorca. Al estallar el levantamiento de 1808 contra la ocupación francesa de España, Fournás fue transferido a la vanguardia de la línea del río Fluviá, en el Pirineo oriental, y al año siguiente, como teniente coronel, entró en Gerona para participar en la defensa frente al asedio que sufriría la ciudad del 2 de mayo al 11 de diciembre. Bajo las órdenes de Mariano Álvarez de Castro destacó en la defensa de la ciudad y alcanzó por méritos el grado de brigadier. Recibió el encargo de la defensa del castillo de Montjuïc con el general Guillermo Nash. Con la capitulación de la plaza el 10 de diciembre, fue enviado a Francia como prisionero de guerra. Tras varios intentos, consiguió evadirse en el inicio de 1814 y se incorporó a la vanguardia austriaca. Pronto, regresó a España y en 1816 fue nombrado jefe de la plana mayor del ejército expedicionario de América, que combatiría contra los independentistas de las colonias españolas en el continente.
Durante el Trienio Liberal, se opuso frontalmente al nuevo gobierno y fue recluido varias veces entre 1820 y 1823. Cuando los Cien mil hijos de San Luis recuperaron el poder absoluto para Fernando VII, Fournás fue nombrado gobernador de Tarragona. En 1824 recibió el grado de teniente general, uno de los más elevados del ejército español. Entre 1825 y 1830 ocupó las capitanías generales de Granada, Guipúzcoa y, finalmente, Aragón. Este último cargo lo mantuvo hasta 1832, cuando se retiró de la vida activa en el ejército. Entonces, ocupó cargos civiles en Zaragoza, tales como el de director de la Sociedad Económica de Amigos del País, o el de presidente de la Real Academia de Bellas Artes de San Luis. Durante los últimos años de su vida, se centró en la redacción de un diario sobre el sitio de Gerona en 1809, con una importante colección de documentación y fuentes originales. La colección fue donada por la viuda del general al ayuntamiento de Gerona en 1864 y estudiada por el político e historiador gerundense Emili Grahit.
Felipe Fleyres (Liefe, Flandes, 1776 - ) fue un militar español de origen flamenco, Capitán general de Aragón durante la década ominosa.
Biografía[editar]
En 1792 ingresó en la guardia valona, en la que llegó a subteniente en 1796. Luchó en la Guerra del Rosellón y en el asedio de Gibraltar de 1797. Al empezar la Guerra de la Independencia era comandante de los Migueletes de Talarn. Con el grado de coronel luchó en el sitio de Gerona de 1809, en el que fue herido en una mano, hecho prisionero y cercado al castillo de Bellegarde, de donde huyó a finales de 1809. En 1810 fue ascendido a brigadier y formó un Regimiento de manresanos con los que luchó en Sant Celoni y la Poble de Segur en 1812.
El 1822 fue ascendido a mariscal de campo, pero en agosto emigró a Francia y se puso a las órdenes del general Francisco de Eguía. En consecuencia, fue expulsado del Ejército, junto al barón de Eroles y el general Vicente Quesada.1 Volvió con los Cien Mil Hijos de San Luis y de mayo a diciembre de 1823 fue Capitán general de Aragón. Después sería nombrado gobernador político y militar de Ciudad Rodrigo (1825-1828), Comandante General de Asturias (1829), y gobernador militar y político de Cádiz (julio 1829-octubre 1831), donde reprimió algunas revueltas.
Fue condecorado con la Gran Cruz de la Orden de San Hermenegildo.
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