El abrigo de Eudoviges, cueva de Eudoviges o covacho de Eudoviges es un yacimiento arqueológico en Alacón (Provincia de Teruel, España) que se considera uno de los más antiguos vestigios de presencia humana en Aragón. Forma parte del conjunto del Arte rupestre del arco mediterráneo de la península ibérica declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en el año 1998 (ref. 874.588).1
Se trata de un yacimiento paleolítico musteriense, donde se han descubiero herramientas de sílex y huesos de animales, apuntando a su uso como taller y campamento de caza.2 Asimismo existen pinturas de estilo levantino, mal conservadas, como parte de un conjunto de escenarios en la zona posteriores cronológicamente.3 De épocas posteriores también se encontraron restos de cerámica del neolítico o la edad del cobre.2
Fue excavado en 1969-1970 por Ignacio Barandiarán, de la Universidad de Zaragoza.2 Está protegido como Bien de Interés Cultural por la Ley 3/1999, de 10 de marzo.
El Abrigo de Santo Adriano es un pequeño covacho rocoso que se encuentra próximo a la localidad de Tuñón, en el concejo de Santo Adriano (Asturias, España).
Este abrigo alberga un importante conjunto de grabados del Paleolítico Superior compuesto por figuras zoomorfas (principalmente bisontes, ciervas y cabras) que en total suman unas treinta figuras distribuidas en las paredes este y oeste. También contiene algunos signos aspados.
Fue descubierto oficialmente el 13 de noviembre de 1994 por J. M. Quintanal Palacio, aunque tras recibir las indicaciones de un vecino de la Barzaniella (Paco), en Tuñón, quien previamente había reparado en la existencia de los grabados.
Santo Adriano pertenece a un conjunto de lugares con arte parietal denominados "santuarios exteriores" por su ubicación en los vestíbulos de las cuevas o en abrigos donde llega la luz solar (Fortea, 1994). Se atribuyen cronológicamente al período artístico denominado "Horizonte II" del Nalón Medio, que se corresponde con los períodos Gravetiense e inicios del Solutrense (Fortea, 1994). Aunque otros autores abogan por una mayor antigüedad de estas manifestaciones llevándolas hasta los inicios del Paleolítico superior, en el periodo Auriñaciense(González Sainz, 2000). Otros yacimientos importantes del Nalón Medio son las cuevas y abrigos de Los Torneiros y La Cueva Pequeña (ambos en Santo Adriano), Murciélagos, Godulfo, Entrefoces y Lluera I y II.

La Cova de Bolomor es un yacimiento arqueológico situado a 2 km al sureste de Tavernes de la Valldigna (Valencia) España.
En ella se han hallado abundantes restos líticos y óseos, así como fósiles de homínidos.1 La cavidad es especialmente importante debido al hallazgo de los restos asociados a poblamiento humano más antiguos de la Comunidad Valenciana, datados entre 350 000 y 90 000 a. C., que corresponden al Paleolítico Inferior, así como las primeras evidencias de fuego controlado de la Península Ibérica, en torno al 150 000 a. C.
La Cueva de Bolomor está situada en el barranco homónimo, a unos 2 km al sureste de la localidad de Tavernes de la Valldigna (Valencia). Limita al sur con el Macizo de Mondúver y el río Vaca, y al norte con la depresión de la Valldigna y las sierras de Agulles y Corbera. Al este puede divisarse la costa mediterránea, estando la cueva a 100 msnm.45
El clima es el correspondiente al mediterráneo marítimo, con unas precipitaciones medias de más de 800 mm, mostrando un pico máximo principal en octubre y otro secundario en marzo-abril, siendo una de las zonas más lluviosas de la Comunidad Valenciana debido a su orografía.6
Expediciones[editar]
El primer escrito que se tiene constancia sobre la Cueva del Bolomor es un relato de inicios de la década de 1860, en el que los vecinos de Tavernes de la Valldigna buscan tesoros inexistentes en su interior:
«Estimulados los habitantes de la Vall por la codicia y creídos sin duda que se destinaba en otro tiempo el dinero para enriquecer a los muertos, trabajaron para desencantar a la fuerza de los barrenos los tesoros escondidos en aquel Cementerio de Moros. No contentos con despeñar tanta preciosidad [...] - dientes de carniceros, ciervos, algún paquidermo y también pequeños pedazos angulosos de pedernal blanco- [...], continuaron excavando hasta las entrañas del monte la rendija cada vez más angosta. La generación presente ya se da por desengañada, y Dios haga que los venideros conserven lo poco que los presentes han respetado.»Leandro Calvo. El Litoral. Año 1.884.7
En 1867, el geólogo Juan Vilanova i Piera, al igual que el naturalista Eduardo Boscá, exploraron la cavidad y recogieron diversos materiales arqueológicos,8 los cuales fueron donados al Museo Arqueológico Nacional.9
Desde la década de 1880, el geólogo Leandro Calvo, quien escribió el primer documento que se conserva de la cueva,7 la exploró en varias ocasiones.10 Sus exploraciones permitieron al geólogo Gabriel Puig y Larraz realizar en 1896 una primera descripción estratigráfica de la cueva:
«El suelo de la cavidad está constituido por un depósito de arcilla roja entremezclada con huesos de animales y fragmentos de instrumentos de pedernal, comprendido dicho depósito por dos capas de caliza estelagmítica, una inferior a él y otra superior. En el país al depósito fosilífero le llaman el Cementerio de los Moros».Gabriel Puig y Larraz.11
A principios del siglo XX, la Cova de Bolomor ya era considerada como uno de los yacimientos más importantes de la Comunidad Valenciana junto con la Cova de les Meravelles, la Cova del Parpalló y la Cova Negra.1213En 1913, Henri Breuil visitó la cueva en compañía de Leandro Calvo,14 más tarde, en 1923, la Comisión del Colegio de Doctores de Madrid exploró sin éxito la cueva en busca de restos humanos, y en 1932 Luis Pericot recogió diversos materiales de la misma que acabaron en el Institut de Paléontologie Humaine de Paris gracias a Henri Breuil.15
En 1935 comenzaron algunos trabajos de extracción de piedra mediante vaciado con dinamita en un lugar arqueológico importante del depósito, que fueron abandonados en cuanto la cantera de piedra comenzó a agotarse. Se estima que estos trabajos mineros destruyeron cerca del 70 % del depósito arqueológico.1
En 1975 el Servicio de Investigación Prehistórica (S.I.P.) de Valencia incluyó la cueva en sus visitas,16 y en 1977 recogieron sedimentos de ella.17
Finalmente, en 1989, y tras la visita de Joan Giner, un paleontólogo aficionado que, basándose en los trabajos de Vilanova y Piera, visitó la cueva en 1987 alertando de la abundancia de fósiles de vertebrados (depositados posteriormente en el Museo de Geología de Barcelona), un equipo interdisciplinar con Josep Fernández Peris y Pere Guillem Calatayud a la cabeza, inicia una larga e ininterrumpida campaña de excavación arqueológica todavía en curso en la actualidad.
El Paraje Natural Municipal la Cova Negra se sitúa en el término municipal de Játiva, Provincia de Valencia (España). En la Cova Negra se encuentra el yacimiento del Paleolítico Medio en el cual han aparecido restos de Homo neandertalensis.


Este paraje natural de 57,18 ha de superficie, se sitúa en el estrecho valle formado por el río Albaida, al atravesar los relieves de la Sierra Grossa, a la salida del llamado Estret de les Aigües. En el meandro más amplio que forma el río Albaida, a la altura del Pico del Paller, se observa la Cova Negra, denominada así por el aspecto negruzco de sus paredes.
Flora[editar]
Se distinguen claramente el ambiente fluvial y la montaña. En el primero se encuentran comunidades vegetales flotantes o sumergidas como las lentejas de agua y las carofíceas y en las zonas tranquilas del cauce, abundantes comunidades de macrófitos. En la zona de ribera, existe cañar, carrizales y juncales, además de murtas y adelfas. También están bien representadas las formaciones de bosques galería típicos de ecosistemas de ribera con presencia de chopos y olmos.
En la zona montaña dominan en el matorral, la coscoja y el lentisco junto a especies como el palmito y otras como el algarrobo o el acebuche. Las formaciones de brolla bien adaptadas a los suelos pobres son la formación más extendida por la zona con especies como: el brezo, la aliaga o la estepa blanca. También son destacables las especies de tomillos, como la pebrella, endemismo valenciano, y otras de gran interés medicina popular: rabo de gato, herba d'olives, etc.
También están presentes endemismos propios de paredes y fisuras rocosas como la orella de ratolí o de roca, sin embargo, la más relevante es el ull de perdiu que se encuentra en peligro de extinción, y se distribuye por las montañas del Buixcarró, del Mondúver, y en Játiva en la sierra del Castillo y en la Cova Negra.
Fauna[editar]
En cuanto a la fauna, existen anfibios como el sapo común o el sapo corredor; reptiles como la salamanquesa, la lagartija colilarga o el lagarto ocelado; mamíferos como el erizo europeo, el lirón careto, la gineta o el jabalí y aves, el grupo mejor representado, con la presencia entre otras del águila perdicera, el cernícalo vulgar, el vencejo, o la oropéndola.
Valor paisajístico[editar]
Su valor paisajístico es elevado, siendo un estrecho desfiladero encajado en las estribaciones de la Serra Grossa, cuyo sendero a lo largo del río, constituye un buen lugar de observación con una bella perspectiva de toda la cuenca visual del paraje.
El paraje de la Cova Negra nos llevará a descubrir el contraste entre la vegetación de ribera y la de montaña. En la primera, si nos acercamos al río Albaida, destacan comunidades vegetales flotantes y bosques de ribera, con ejemplares bien desarrollados de chopos y olmos. En el área de montaña nos seducirá el aroma de la vegetación mediterránea, con numerosas plantas aromáticas entre las cuales encontraremos la pebrella, endemismo valenciano.
Elementos patrimoniales[editar]
La Cova Negra, declarada Bien de Interés Cultural constituye un importante yacimiento dentro de la prehistoria europea, básico, para explicar el mundo del Neandertal y la cultura musteriense.
Investigaciones[editar]
La cueva ha sido excavada por un equipo de arqueólogos de la Universidad de Valencia dirigido por Valentín Villaverde, catedrático de dicha Universidad desde 1984. De los descubrimientos relevantes de este equipo destacan restos fósiles de neandertales, lo que convierte a que este yacimiento del Paleolítico Medio en un enclave arqueológico clave para explicar el mundo del Neandertal.
Todos estos hallazgos componen un material muy interesante, perteneciente a la fase de Homo neandertalensis del Pleistoceno Superior. Se da la circunstancia de que son restos fósiles correspondientes a individuos infantiles. El hecho de que restos tan delicados como un fémur o un radio se hayan encontrado enteros, en perfecto estado, hace pensar a sus investigadores que se han realizado enterramientos, teoría que se ha visto reforzada con marcas de cortes en restos óseos, que podrían deberse al canibalismo o a rituales; además esta idea se ve reforzada por paralelismos con otros yacimientos de esta misma etapa. También se han encontrado instrumentos líticos, concretamente de la Cultura llamada Musteriense, propia de los Homo neandertalensis, como por ejemplo los útiles de sílex que vemos en la imagen.
Estratigrafía de la Cova Negra[editar]
Estudios estratigráficos llevados a cabo en la cueva, ponen de manifiesto que los primeros niveles de sedimentación ocurren hace unos 117.000 años, que corresponde a una época de interglaciación (Riss-Würm), donde el clima es templado. En los niveles inmediatos superiores, el clima se hace mucho más frío, coincidiendo con la glaciación Würm. Dichos estudios revelan que los niveles más modernos son de unos 50.000 años. Próximo a la edad que se estima desaparecieron estos Neandertales.
En esta zona de Mondúver, los yacimientos de esta etapa cada vez son más importantes y nos servirán para estudiar la evolución humana en Europa. Otro de los elementos patrimoniales destacables es la canalización medieval que lo recorre en toda su extensión y que conducía el agua del manantial de Bellús hasta la ciudad de Játiva, construyéndose galerías o acueductos, (les Arcaetes d'Alboi y el acueducto de Sant Antoni).
Otros elementos patrimoniales[editar]
Destaca un elemento clave de la ingeniería hidráulica de la comarca, el acueducto de les Arcadetes d’Alboi que permite salvar el camino de Alboi a su llegada al río Albaida. De construcción gótica, aunque aún no documentada, sus nueve arcos apuntados y doscientos metros de longitud nos transportan a otra época en la que facilitaba el suministro de agua a la ciudad.
Les Arcadetes forman parte del Canal de Bellús a Játiva, una canalización medieval que nace en la Fuente de Bellús. Catalogado como BIC a principios de siglo, acompaña durante diez kilómetros al río Albaida. Tiene su encanto ir encontrando los respiralls, elementos verticales circulares mediante los que el canal conecta con el exterior en sus tramos subterráneos. Cuenta la leyenda local que nacieron gracias a la inteligencia de la hija del rey musulmán de Játiva, lo que permitió el paso del agua durante todo el recorrido. Eso sí, sus celosos hermanos le pagaron su ingenio con la muerte, suceso que recuerdan dos manantiales de agua cristalina que surgieron en el lugar.
Utilización del espacio[editar]
La utilización del espacio de El Estrecho de las Aguas y la explotación de sus recursos ha llegado hasta la época industrial, como lo prueba la presencia, junto a la orilla izquierda del río, de la Casa de la Llum, instalación para la producción de electricidad mediante el aprovechamiento de la fuerza del agua represada río arriba.
El paraje de la Cova Negra, y en general el entorno de Játiva, es ideal para la práctica de los deportes al aire libre; los numerosos senderos lo convierten en inmejorable para disfrutar del senderismo, además podremos practicar la escalada en l’Aventador, gran pared rocosa con tradición en este deporte.
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