La cueva de Santa Ana es una cueva localizada en el término municipal de Cáceres, España. Está situada dentro del campo militar CEFOT-1, a 12 kilómetros de la ciudad, y pertenece al sistema kárstico denominado calerizo de Cáceres, al igual que las cuevas de Maltravieso y El Conejar.
Situación geológica[editar]
La cueva de Santa Ana se encuentra ubicada en una colina formada por calizas del Carbonífero Inferior, cerca del contacto de éstas con unas pizarras de la misma etapa geológica, marcado por un cambio de pendiente del relieve y la presencia de un riachuelo.
Estratigrafía[editar]
Se reconocen siete niveles o unidades estratigráficos gracias a un sondeo realizado de unos 5 metros de profundidad en la actual entrada de la cavidad.1
- Unidad 1. Está formado por una brecha que contiene bloques de caliza de tamaño centimétrico a decimétrico, irregulares, rodeados de una matriz de arena, limos y arcillas. En su base tienen disposición horizontal, mientras que a medida que ascendemos buzan hacia el este. En su parte superior se reconoce una superficie erosiva. Su potencia sedimentaria mínima es de 4 metros.
- Unidad 2. Está formada por limos y arcillas de color rojo claro con brecha carbonática de tamaño centimétrico a decimétrico y disposición vertical. El estrato es cónico, siendo su parte inferior más estrecha que la superior. Por lo tanto, el contacto con el resto de unidades es vertical y no horizontal.
- Unidad 3. Está formada por brecha con clastos calizos centimétricos a decimétricos, angulosos, en menor número que los anteriores, y envueltos por una matriz de arena y limos de color rojizo. Aparecen restos fósiles faunísticos y carboncillos.
- Unidad 4. Está formada por brecha muy cementada, con gran concentración de clastos calizos centimétricos. La matriz es de arena o limo de color rojizo. Tiene una anchura de un metro.
- Unidad 5. Está formada por arena y limo no consolidado de color marrón oscuro, por lo que le da un aspecto irregular. Sus bordes son verticales.
- Unidad 6. Unidad situada en el interior de la cueva y formada por una costra estalagmítica.
- Unidad 7. Es el último relleno en el interior de la cueva. Formado por sedimentos de limo y arcillas, contiene material arqueológico, carbones y restos de fauna.
La cueva de los Aviones es un yacimiento arqueológico y paleoantropológico ubicado en el término municipal de Cartagena (Región de Murcia, España), e integrado administrativamente en la diputación de San Antonio Abad. Se encuentra al nivel del mar, en el piedemonte del promontorio que cierra la bahía de Cartagena por el oeste. La gruta, conocida ya anteriormente por haber sido habitada por el Homo neanderthalensis, se hizo mundialmente famosa en 2010, cuando se encontraron conchas de cerca de 50 000 años de antigüedad, las últimas dataciones de los pigmentos de dichas conchas les atribuyen una antigüedad de hace 115 000 años aproximadamente.
Los de Los Aviones son los objetos más antiguos de ornamentos personales conocidos hasta la fecha en el mundo, y se deberían atribuir, por las fechas, a neandertales.
Son anteriores a cualquier objeto remotamente similar conocido en el continente africano por un margen de entre 20.000 y 40.000 años.
Los pigmentos adheridos son de color naranja, negro y rojo. El hallazgo de pigmentos fue interpretado como una evidencia de que las conchas habían sido empleadas de una forma «estética y presumiblemente simbólica».
Cueva[editar]
La roca madre de la guarida es de piedra caliza, cuyo origen se ha datado a mediados del Triásico Superior (unos 230 Ma), mientras que las paredes laterales son de caliza gris clara y dolomía gris oscura. Por el estado de la roca en el exterior de la cueva puede deducirse que hace 115 000 años tenía probablemente mayores dimensiones. En el momento del poblamiento neandertal, la cueva se encontraba de 2 a 7 kilómetros de la costa, debido a que el nivel del mar por entonces era de 50 a 90 metros inferior al actual, si bien debido a que el área de Cartagena se sitúa en una zona de subsidencia, en la cual la corteza terrestre desciende sobremanera, la distancia a la costa pudo haber sido aún mayor. Con el final de la glaciación la subida de las mareas alcanzó la cueva, sumergiéndola parcialmente. A salvo de esta destrucción solo quedaron 4 metros cuadrados de superficie en la pared noroeste de la cavidad, donde tuvieron lugar las primeras excavaciones en 1985. Este sector consiste en escombros de roca (brecha) de dureza similar al cemento cuya retirada con martillo y cincel descubrió muestras de industria lítica y huesos de animales. En la recuperación de los bivalvos y gasterópodos que se hallaron los procedimientos fueron más cuidadosos.
Hallazgos[editar]
En la cueva de los Aviones fueron encontrados restos de cientos de bivalvos y gasterópodos. La mayoría son gasterópodos comestibles de la especie Phorcus turbinatus (427 ejemplares), seguidos de las lapas igualmente comestibles del género Patella (236, en su mayoría Patella ferruginea, pero también Patella aspera y Patella lusitania), así como mejillones (108 ejemplares de Mytilus edulis) y berberechos (14). Además se incluyen 18 muestras de bivalvos Glycymeris insubrica y una docena de conchas de otras especies que a día de hoy no se consideran comestibles.
Según las distintas investigaciones, el 95 % de las conchas encontradas pertenecen a moluscos que habitaban la zona intermareal. Puesto que la superficie de las conchas no había sufrido abrasión por arena o grava, se puede suponer que los animales habían sido colectados vivos para servir de alimento.
Durante la excavación resultó particularmente significativo el hallazgo de dos especímenes totalmente conservados de Glycymeris insubrica, que muestran orificios en la zona del umbo. Cuando en el Museo Arqueológico Municipal de Cartagena se separó la caliza adherida a las piezas para su exposición, aparecieron vestigios de pigmentación roja producida por un material más tarde identificado como hematita, y que probablemente se utilizó a modo de sanguina. Los técnicos sugieren por tanto, que los dos bivalvos han de interpretarse como «adornos personales».
En el interior de un ejemplar de Spondylus gaederopus se descubrieron restos de un compuesto de color que consistía en una mezcla de lepidocrocita rojiza con carbón, dolomita, hematita y pirita. Su concha sirvió posiblemente para contener los colorantes, como parece demostrar la observación de otras conchas utilizadas para el mismo propósito. Además, en la cueva se encontraron varios terrones de colorantes rojos y amarillos sin concha de referencia, y también pigmentos anaranjados anexos al metatarso de un caballo. Este hueso habría sido usado para la mezcla de los pigmentos o la perforación de conchas ya coloreadas.
Los pigmentos rojizos se originaron con seguridad a una distancia de entre 3 y 5 kilómetros de distancia, en la zona noroeste de la sierra minera de Cartagena-La Unión, un colorante que se extraería posteriormente en la Edad Antigua junto al oro y la plata. La natrojarosita, uno de los componentes del pigmento amarillo, aparece a 7 kilómetros al este de la cueva.
Las casas cueva del cerro de Castellar (Puerto Lumbreras, Región de Murcia) constituyen uno de los conjuntos de hábitats trogloditas más importantes del sudeste peninsular. Aunque su origen parece remontarse a época prehistórica, la generalización de este tipo de viviendas asociadas a economías familiares modestas, no se produjo hasta el siglo XVIII, coincidiendo con el crecimiento demográfico como consecuencia de la puesta en cultivo de amplias superficies de terreno en el entorno de la rambla de Nogalte. Desde ese momento, su uso como vivienda ha continuado de manera ininterrumpida hasta el último tercio del siglo XX, cuando muchas de las cuevas fueron abandonadas al trasladarse sus ocupantes al casco urbano de Puerto Lumbreras.
Desde el año 1995, el entorno del cerro del Castellar ha sido objeto de un proyecto de recuperación urbana que ha permitido la excavación, restauración y puesta en valor del Castillo de Nogalte, así como la consolidación interior y exterior de algunas cuevas que han sido musealizadas para dar a conocer la riqueza cultural del municipio.

La primera ocupación conocida en el cerro del Castellar se fecha en la Edad del Bronce. En el cerro del Castellar y sus proximidades se conocen varios yacimientos argáricos: el Barranco de las Cuevas, la Loma del Tío Ginés y el Barranco de la Peña Blanca I.
A finales del siglo XII o principios del XIII, en el cerro se levantó un recinto fortificado, el Castillo de Nogalte. Los restos conservados plantean numerosos interrogantes acerca de su verdadera función, pudiendo tratarse de un granero fortificado construido en una época de inseguridad para la protección de los recursos de los habitantes del entorno.2 Tras la conquista cristiana, ésta construcción fue transformada, reforzándose sus defensas con el fin de proteger la frontera castellana de cara a posibles ataques procedentes del reino nazarí.
Posteriormente, durante la Edad Moderna, el campo de Nogalte estuvo prácticamente desierto, en parte por su utilización como dehesa para el pasto de los ganados lanares de los que eran propietarios los regidores del concejo de Lorca. Sin embargo, en el siglo XVIII si produce la puesta en cultivo de estos campos, aprovechando la existencia de una corriente de agua regular de agua bajo la rambla de Nogalte.3 Esto produjo un rápido crecimiento demográfico que se manifiesta tanto en la consolidación del casco urbano de Puerto Lumbreras como en la excavación de numerosas cuevas en el cerro del Castellar, utilizadas como viviendas por familias con escasos recursos. En la década de los 50 y 60 este tipo de construcciones tuvo un mayor auge, constituyendo así un auténtico barrio del que llegaron a formar parte un total de 146 viviendas.
El interior de las casas cueva[editar]
Las cuevas fueron excavadas en el cerro y su entorno inmediato, aprovechando la facilidad de su construcción favorecida por el tipo de terrenos donde está el enclave. Se trata de un tipo de margas yesíferas, impermeables y blandas, ideales para ser excavadas. Ofrecían además otras ventajas, como la conservación de una temperatura media agradable en su interior, gracias a sus muros de gran grosor que actúan de aislante. 4
Las viviendas iban creciendo a medida que las familias que las ocupaban iban necesitando más espacio. Primero se excavaba la estancia principal, a partir de la cual se horadaban otras habitaciones que eran utilizadas como dormitorios, despensas e incluso como corrales. En otros casos, se constata como dos cuevas excavadas independientemente, eran unidas mediante un pasillo, aunque por lo general se trata de casas de pequeño tamaño donde la luz del sol sólo ilumina la estancia principal.
El mobiliario era el justo para las necesidades cotidianas: esteras y utensilios de esparto, vajillas de vidrio y cerámica rústica, sillas de anea, alguna lámpara de aceite...etc. Y en la puerta, en pequeños patios o espacios comunes, los dueños de las casas desempeñaban otras actividades dométicas o artesanales, como el trenzado del esparto.
La Casa Taller del Artesano y las Casas Cueva Tematizadas[editar]
Parte de las casas-cuevas han sido objeto de un proyecto de recuperación integral dentro del Plan de Dinamización del producto turístico Medina Nogalte, junto con el Castillo de Nogalte y la urbanización del cerro del Castellar, y que ha permitido su puesta en valor mediante su musealización.
Bajo la denominación Mirador de la Historia, las cuevas permiten conocer al visitante la riqueza cultural del municipio, destinándose cada una de ellas a una temática distinta.
- En la Casa Taller del Artesano, podrá conocer los distintos tipos de artesanía que se realizan en el municipio, sumergirse en talleres que evocan los oficios artesanales y adquirir diversas artesanías.
- La Cueva “El Cerro de Nogalte: recuperando nuestra historia” presenta al público los valores patrimoniales del entorno del Castillo de Nogalte, el proceso desarrollado desde 1996 para su recuperación y puesta en valor cultural y turística, el papel del Consorcio Turístico Medina Nogalte, y el escenario de futuro que se persigue para el conjunto.
- Las Cuevas “Vida y tradiciones en las casas-cueva” tienen como objetivo dar a conocer la singularidad y evolución del uso humano de los abrigos y cuevas en el Sureste peninsular y en Puerto Lumbreras desde la prehistoria hasta épocas recientes (años 50-60).
- Las Cuevas “El recorrido del agua en Puerto Lumbreras” se dedica a presentar la importancia del agua en el municipio, estableciéndose un recorrido desde su captación, almacenamiento y distribución, a través del sistema de galerías y lumbreras, hasta los usos en las diferentes actividades tradicionales y actuales.
- En la Cueva “El Castillo de Nogalte” se presentán los contenidos temáticos relacionados con la historia, características constructivas y funcionales de la fortaleza medieval islámica, así como la investigación arqueológica desarrollada y los hallazgos más representativos.
- La Cueva Audiovisual se destinará a acoger una programación cultural amplia a lo largo de todo el año con capacidad para grupos reducidos, con especial atención a la producción de creadores locales.
- La Cueva Didáctica apoyará el desarrollo de actividades didácticas y formativas dirigidas a grupos organizados (escolares u otros), mediante la programación de talleres específicos relacionados con la visita cultural al entorno del Castillo de Nogalte.
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