HISTORIA MEDIEVAL ESPAÑA
Vasconia es un término cultural, político y antropológico que designa la comunidad cultural y antropológica vasca. Ha tenido diferentes connotaciones según el momento histórico, siendo utilizado en general con significado equivalente al término vasco Euskal Herria. Sin embargo, su uso no es muy frecuente fuera de ámbitos de especialidad y ha perdurado durante largo tiempo sobre todo en el registro de la lengua culta.
En su origen, es el nombre latino que recibió el territorio habitado por los vascones en tierras de Navarra, zonas fronterizas de Aragón y Guipúzcoa además de una zona amplia de la actual Rioja. La zona de La Rioja perteneciente a la Vasconia primitiva, abarcaba la zona del valle del Ebro desde Alfaro (Gracurris) hasta cerca del río Leza si se hace caso del texto de Tito Livio (59 a. C.–17) quien, en un breve pasaje del fragmento XCI de su obra sobre la campaña del año 76 a. C. de la guerra sertoriana, relata cómo tras remontar el río Ebro y la civitas de Calagurris Nasica, se atraviesa el territorio llano de los vascones o Vasconum agrum hasta los lindes de sus vecinos inmediatos, los berones.1
Posteriormente, Vasconia se empleó también para designar los territorios relacionados con el merovingio ducado de Vasconia, evolucionando en este caso al término Wasconia y, más tarde, Gascuña.
Origen y extensión del término[editar]
Véase también: Nombres de las regiones vascas
Origen[editar]
"Vasconia" es un vocablo que se encuentra por primera vez hacia el año 394 de nuestra era, en una carta de Paulino de Nola a Ausonio, milenio y medio antes que se difundiera el neologismo País Vasco, que en castellano aparece por primera vez en 1818.2 Anteriormente los historiadores clásicos Livio, Plinio, Estrabón y Ptolomeo ya se habían referido al territorio de los vascones, en el cual diferenciaron el Vasconum saltus y el Vasconum agrum345 y que entre el siglo II a. C. y siglo I a. C. se extendió sobre la totalidad de la moderna provincia de Navarra, el noroeste de Aragón, una franja de Guipúzcoa y el norte de La Rioja.
En la historiografía contemporánea al periodo visigodo y franco, Gregorio de Tours ya utilizó la variante Wasconia para designar los territorios de la vertiente continental de los Pirineos, que en una evolución medieval del nombre dio lugar a Gascuña.
En el mapamundi de Saint-Sever (en Gascuña) de comienzos del siglo XI, aparece "Wasconia", que se extiende entre "Aquitania" y "Gallicia" y junto a esta, "Lusitania", estas dos con un tamaño de letra menor. Con grafía mucho menor aparecen "aſtures" y "Cantabria". El término de "Francia" se recoge más al norte, tras "Gallia Lugdunense" y la "Gallia Belgica". El autor, Estefano García, era pariente de los vizcondes de Sola, y sería obispo de Oloron.6
Según interpreta Armando Besga, el término "Wasconia", en dicho mapamundi, no era la actual Vasconia, sino Gascuña, si bien ésta incluía a las actuales Labort, Sola y parte de la Baja Navarra, y el término "Cantabria", tal vez fuera una denominación erudita del Reino de Pamplona (que en aquel momento incluía a las actuales Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y parte de Navarra).7
El letrado Arnaud Oihenart en su obra Notitia utriusque Vasconiae tum ibericae tum aquitanicae (1638) equipara a sus dos Vasconias con los países vascos de ambos lados de la frontera.
Extensión[editar]
El término "Vasconia" en un principio tuvo un significado circunscrito a un grupo étnico, en cierta manera delimitado lingüísticamente en torno al idioma protovasco, ampliándose con posterioridad a nuevas acepciones como la histórico-antropológica, que rebasaba la demarcación étnica, y por último la política, la cual reivindicaba una unidad política fundamentada sobre las dos acepciones precedentes. El común denominador de las distintas acepciones radica en la raíz vascona de parte de los pobladores.
Según el DRAE, la RALV y la Enciclopedia Espasa[editar]
Vasconia es el nombre en castellano empleado por un lado, para denominar la región que habitaron los vascones, un pueblo preindoeuropeo ubicado entre los Pirineos y la cordillera Cantábrica; y por otro, a la región histórico-antropológica que comprende Navarra, el País Vasco en España, y el País Vasco francés en Francia, según la Real Academia de la Lengua Vasca. También se ha empleado como sinónimo País Vasco-Navarro.
En el Diccionario de la Real Academia Española la entrada "Vasconia" no figura, al tratarse de un nombre propio, pero se hace referencia expresa a la región mediante el adjetivo de la misma:
Vascón,na: (Del latín Vascŏnes)adj. Natural de la Vasconia, región de la España Tarraconense2.Perteneciente o relativo a esta región.8
Según la Base de Datos de Onomástica Vasca9 de la Real Academia de la Lengua Vasca, la forma normalizada en euskera de "Vasconia" sería "Euskal Herria", y la misma Academia cita "Vasconia" como el topónimo propio en castellano y por tanto sinónimo de la forma eusquérica Euskal Herria:
En castellano y francés, como se sabe, las designaciones han sido varias para el conjunto de que hablamos: Vasconia, País Vasco, País Vasco-Navarro, Vasconie, Pays Basque. Cabe señalar que País Vasco es el eco de la denominación francesa Pays Basque, difundida sobre todo en el siglo XIX, y que anteriormente se constata la forma Basque sola, funcionando como sustantivo; por ejemplo, en el famoso mapa de Jean Baptiste Nolin (París, 1704), se lee Mer de Basque, y debajo la forma latina: Tarbellicus sinus.10
Así como la Enciclopedia Espasa, donde figura al entrada Vasconia:
Llámase hoy Vasconia al territorio que comprende las provincias españoles de Navarra, Álava, Guipúzcoa y Vizcaya y los antiguos países de Labourd, la Soule y la Baja Navarra, en el departamento de los Bajos Pirineos de Francia. (...) Vasconia tuvo en un principio un valor circunscrito a una porción geográfica del territorio vasco; luego se aplicó a zonas más extensas y ha servido por último, para denotar una unidad étnica, más que para fijar una unidad política. Con el mismo alcance se ha dispuesto de las formas Euskal-Eria, Euskaria y Euskeria.11
Acepciones del término[editar]
Etnolingüística[editar]
Véase también: Vascones
La acepción etnográfica de Vasconia hace alusión al territorio donde se localizaban las tribus de los vascones en la Edad Antigua, el cual fue variando a lo largo del tiempo, dándose un desplazamiento migratorio en dirección este-oeste. En la época romana, la localización aproximada de Vasconia estaba entre el valle alto del río Ebro y la vertiente peninsular de los Pirineos occidentales, una región que corresponde en la actualidad con la práctica totalidad de la Navarra y áreas del noroeste de Aragón (comarcas de la Jacetania, las Cinco Villas y Ribera Alta del Ebro principalmente), y el norte de La Rioja.12
Lo más probable es, pues, que la Vasconia, principiando desde la costa del mar Océano próxima del promontorio de Olearso, corría al Mediodía por la cumbre del Pirineo hasta la Ciudad de Jaca inclusive. De aquí bajaba hacia el Occidente hasta las corrientes del río Ebro, pasando por Calahorra, el Moncayo y comarcas de Tarazona. Tal es, al menos, la extensión que comúnmente señalan los autores de la expresada región, salvo algunas pequeñas diferencias que no alteran el concepto general. En esta conformidad, pertenecía a la misma un corto trecho de la costa marítima extrema del mar Océano Cantábrico, todo el antiguo reino de Navarra, una parte del de Aragón, y algo de la Rioja hasta el Ebro y sus corrientes.
Posteriormente ocuparían, desplazando a los autrigones, caristios y várdulos, la región que corresponde hoy en día al País Vasco, pudiéndose distinguir entre una Vasconia primitiva, vinculada principalmente con el valle del Ebro, y una nueva Vasconia orientada con el mar Cantábrico.13
Vasconia no representaba una entidad política-administrativa al tener la mayoría de sus pobladores un desarrollo social aún tribal, sino que estaba integrada en el sistema político-administrativo del Imperio romano. Dentro de este sistema, Vasconia formaba parte del territorio adscrito al convento jurídico de Caesaraugusta (actual Zaragoza), comprendido dentro de la provincia romana de la Tarraconense (Hispania Citerior Tarraconensis), que a su vez estaba integrada en Hispania (Diocesis Hispaniarum). En Vasconia se localizaban ciudades de fundación romana como Alavona (Alagón), Calagurris (Calahorra), Cascantum (Cascante), Iacca (Jaca), Oiasso (Irún), Pompaelo (Pamplona), Segia (Ejea de los Caballeros), etc.
Los vascones fueron romanizados y en los siglos venideros adoptaron el cristianismo, al igual que el resto de Hispania y la Galia, quedando por tanto como único elemento cultural propio de los vascones el idioma, el cual actuaba como elemento diferenciador en un contexto lingüístico romance. La extensión de Vasconia se correspondía con el ámbito territorial de la lengua vasca, siendo su significado las tierras del euskera, reduciéndose el ámbito territorial en función del retroceso del euskera.
Histórico-antropológica[editar]
La acepción histórico-antropológica de Vasconia hace alusión a las provincias de España y territorios de Francia durante la edad contemporánea donde podía constatarse el hecho cultural vascón, originario de la antigua Vasconia que no era común a todo al territorio, y también en el plano político y jurídico, las cuatro provincias españolas con instituciones forales.
Se combina por un lado el ámbito político-jurídico de unas provincias con unos límites forjados durante la Edad Media, que fueron ajenas a la uniformización del modelo jurídico, político y administrativo del resto de España, conservando sus instituciones forales como reconocimiento a su fidelidad a la causa de Felipe V en la guerra de Sucesión española. Y por otro la realidad lingüística de la población descendiente de los vascones, mayoritaria hasta el siglo XIX en Guipúzcoa, País Vasco francés , el norte de Navarra y este de Vizcaya, y minoritaria en Álava, oeste de Vizcaya y el sur de Navarra.
Tanto el hecho lingüístico como el jurídico ejercen como denominador común para todos los territorios que comprenden Vasconia, aunque el primer aspecto no sea común a toda la población. Esta nueva acepción supone la ampliación del significado del término, el cual hasta el momento estaba circunscrito a los territorios donde se hablaba euskera, extendiéndose por todo el territorio foral de España, y manteniéndose dentro de los límites lingüísticos del euskera en Francia, país que abolió todos los privilegios del Antiguo Régimen con la revolución francesa y se perdió la referencia territorial de las antiguas provincias al ser también abolidas en 1790.
Política[editar]
Véase también: Nacionalismo vasco
El nacionalismo vasco surge a partir de las reformulaciones de las tesis tradicionalistas sobre la foralidad vasca propuestas por Sabino Arana, atribuyendo a los fueros el carácter de leyes de Estados soberanos, siendo éste el centro de la interpretación vasquista de la historia y justificación de sus reivindicaciones políticas, magnificándose los períodos históricos en que los territorios de Vasconia estuvieron integrados unitariamente.14 El significado que atribuye el nacionalismo vasco a los fueros es la vasquidad,15 una particularidad cultural que les constituye en nación (cultural), la vasquidad la interpreta como el motivo de la existencia de los fueros, origen de la exclusividad foral en el conjunto de España. En la actualidad el nacionalismo vasco en sus distintas vertientes, fundamenta su discurso en torno al principio romántico de que a cada nación le corresponde un Estado, y que las naciones deben configurarse a partir de unidades políticas de decisión. Y a su vez el ámbito de decisión se define según el nacionalismo vasco con base en la nación cultural, es decir, un conjunto de individuos asentados en un territorio concreto que comparten una identidad nacional (también llamada cultura o identidad cultural).
Por tanto, en esta nueva acepción radica en la nueva dimensión, en este caso política, que se da al hecho cultural vasco común a dos comunidades autónomas españolas y a parte de un departamento francés; en virtud de ello sus habitantes suponen, desde el nacionalismo, una comunidad política soberana con capacidad de decidir si estima necesario crear un estado vasco secesionado de España y Francia. Aunque el hecho cultural en sí no es absoluto ni predominante en todo el territorio reivindicado, y al igual sucede con el mismo nacionalismo con mayor éxito en el País Vasco, lo que les ha llevado a recibir críticas de movimiento irredentista desde el sur de Navarra.
En la siguiente tabla se detalla los territorios que reivindica el nacionalismo vasco como nación vasca, su extensión y población:
reivindicado | Extensión (km²) | Habitantes | |
---|---|---|---|
España![]() | ![]() | 10.391 | 601.874 |
![]() | 7.234 | 2.133.684 | |
![]() | 280 | 1.978 | |
![]() | 20 | 368 | |
Francia![]() | ![]() | 2.943 | 248.481 |
Vasconia | 20.816 | 2.986.196 |
Usos del término en la actualidad[editar]
Desde el nacionalismo vasco en castellano el término Vasconia no es utilizado, siendo sustituido por su forma en euskera: Euskal Herria, y en menor grado Euskadi, en detrimento de la designación en español al considerar que los topónimos deben emplearse en la lengua que consideran propia del territorio con independencia de la lengua que se esté hablando, como un derecho al reconocimiento de la propia identidad:
[...] El movimiento romántico exhumó el viejo etnónimo [Vasconia] que reaparece pujante a finales del s. XIX. Cayó nuevamente en desuso con la aparición del nacionalismo aranista aunque lo conservaron los escritores y políticos no nacionalistas. En nuestros tiempos, cristalizadas en 1979 y 1984 las Comunidades Autónomas vasca y navarra, recobra nueva vida para designar a toda la comunidad histórico-antropológica vasca más allá del idiomático Euskal Herria.16
Oficialmente en el ámbito político y administrativo el término como topónimo carece de uso, en otros ámbitos de distinta índole se sigue empleando minoritariamente haciendo alusión a Navarra y el País Vasco o a lo originario de alguna de dichas comunidades autónomas.
- En el ámbito cultural la Sociedad de Estudios Vascos edita una publicación seriada de Cuadernos de Historia-Geografía bajo el rótulo de Vasconia.17 Recientemente la Sociedad de Ciencias Aranzadi publicó el Atlas Etnográfico de Vasconia.18
- En el ámbito financiero existía el Banco de Vasconia (perteneciente al Grupo Banco Popular Español), con sede central en Pamplona.
- En el ámbito económico existen numerosas empresas tanto en España como en Hispanoamérica que emplean el topónimo en su nombre comercial como el Banco de Vasconia.
- En el ámbito deportivo, se emplea en clubes deportivos del País Vasco; cabe citar el club de baloncesto Saski Baskonia (Vasconia escrito con ortografía eusquérica) de Vitoria y los equipos de fútbol Club Deportivo Basconia de Basauri (Vizcaya) -filial del Athletic Club- y el Club Deportivo Vasconia de San Sebastián (Guipúzcoa).
Leovigildo (del gótico: Liubagilds; ¿?-Toledo, primavera del año 586) fue rey de los visigodos de 568 o 569 a 586. Por sus reformas y su labor de expansión y reorganización territorial, Leovigildo es considerado el rey visigodo más importante y uno de los soberanos más admirados de toda la historia de España. Fue el autor del Codex Revisus o Código de Leovigildo, legislación que equiparaba los derechos de godos e hispanorromanos en su reino. Tras sus campañas militares su autoridad abarcó la práctica totalidad de la península ibérica.
Leovigildo | ||
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Rey de los visigodos | ||
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Retrato imaginario del rey Leovigildo, de Juan de Barroeta. Ca. 1854-1855. (Museo del Prado).
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Información personal | ||
Reinado | Asociado a Liuva I: 568-571/572; en solitario: 571/572–586 | |
Fallecimiento | primavera de 586 Toledo | |
Predecesor | Liuva I | |
Sucesor | Recaredo | |
Familia | ||
Consorte | 1) ? 2) Gosvinta | |
Descendencia | Con 1) Hermenegildo y Recaredo I |
Fuentes históricas[editar]
Leovigildo es el único rey godo cuyo reinado aparece recogido en las dos crónicas hispanogodas más importantes: la Historia de los godos de San Isidoro, que no pasa del año 626, y la Crónica de Juan de Biclaro, que trata del periodo comprendido entre los años 567 y 591. Este hecho da fe de la importancia que la posteridad ha dado a este monarca. Lamentablemente, son dos fuentes muy breves y limitadas, ya que toda la información que aporta la historiografía de aquella época es siempre muy escasa. A este se suma otro problema, y es que la labor de Leovigildo no ha dejado fuentes propias. El código que promulgó no se ha conservado y solamente puede ser reconstruido a partir de textos posteriores, como el Liber iudiciorum, promulgado en 654. El recurso a otras fuentes, como la Historia de los francos de Gregorio de Tours tampoco ayuda mucho.
Familia[editar]
La genealogía española tradicionalmente lo consideró hijo de Amalarico, el genealogista Luis de Salazar y Castro fue uno de los eruditos que defendió tal filiación.1 También se ha propuesto que fue hijo de Liuverico, conde en 523 y 526.2 Compartió el trono, o estuvo asociado a él, con su hermano Liuva I, desde que este fue proclamado rey hasta que falleció en 572. Leovigildo se casó dos veces: se desconoce el nombre de su primera esposa, pero, posiblemente, se tratase de una miembro de la aristocracia visigoda y no tanto de una familia hispanorromana, Teodora o Teodosia, hija de Severiano o Severino, dux de Cartagena, y de su mujer Teodora o Túrtura, que era hermana de San Isidoro de Sevilla, de San Leandro de Sevilla, de San Fulgencio de Écija y de Santa Florentina de Cartagena; al tiempo, los matrimonios mixtos estaban prohibidos, de quien tuvo a sus hijos Hermenegildo y Recaredo I; su segunda esposa fue Gosvinta, la viuda de Atanagildo.3
Antecedentes[editar]
Para valorar en su justa medida la tan alabada labor de Leovigildo es imprescindible conocer la nefasta situación anterior del reino visigodo. Algún historiador ha llegado a decir que los años que van del asesinato del rey Teudiselo en 549 a la entronización de Leovogildo en 569 «son los más confusos y críticos de la dominación visigoda en España»4. Durante el reinado del sucesor de Teudiselo, Agila I (549-555), estalló una grave crisis cuando la ciudad de Córdoba se rebeló contra la Corona, aunque puede que la rebelión viniera de antes. Los motivos de esta rebelión no son claros, pero seguramente tengan que ver con la independencia efectiva a que estaba acostumbrada la aristocracia local, fruto de la combinación de una presencia visigoda muy débil en la zona y de la perduración de las raíces romanas de la región de la Bética. En cambio, las consecuencias de esta crisis sí están más claras: en 550 el rey sufrió una humillante derrota en la que perdió muchos soldados y un hijo. Además, los rebeldes le arrebataron el Tesoro Real, lo que supuso un golpe letal, ya que sin el Tesoro Agila perdió su principal fuente de financiación y buena parte de su legitimidad como rey. El monarca vencido se refugió en Mérida mientras varios aristócratas proclamaban rey a Atanagildo.
Se inició entonces una guerra civil de cuatro años (551-555), en la que fue decisivo el apoyo del Imperio bizantino a Atanagildo. Esta potencia no dudó en intervenir en auxilio de su aliado para anexionarse el reino godo y cumplir así el proyecto del emperador Justiniano I de reconstruir el Imperio romano de Occidente (de hecho, ya habían arrebatado las Baleares a los vándalos). Por fortuna para el reino godo, los bizantinos ya no disponían de fuerzas para acometer una campaña semejante tras muchos años de guerra (estaban librando otra en Italia contras los ostrogodos), por lo que su actuación se limitó a equilibrar las fuerzas de Atanagildo a las de Agila, y la contraprestación que reclamaron se redujo a la ocupación de una franja costera desde el río Guadalete hasta la altura de Denia que recibió el nombre de provincia de Spania. Allí permanecerían tres cuartos de siglo. Pero esto sentó un peligroso precedente, que en 711 llevaría al reino godo a su destrucción a manos de una potencia extranjera que también decía actuar en ayuda de una facción visigoda contra otra.
Tras el confuso asesinato de Agila por sus partidarios en 555, Atanagildo quedó como único rey. Pero su mandato se vio lastrado por los hechos de los años anteriores: Córdoba mantuvo su independencia frente al nuevo rey, en otras regiones la autoridad del Estado godo también se desvaneció y los bizantinos permanecieron en el territorio que habían ocupado. Además, la pérdida del Tesoro Real por Agila lastró decisivamente la acción de Estado. No obstante, Atanagildo pudo reinar hasta su muerte por causas naturales en 567, algo excepcional que no ocurría desde 484 (los cuatro reyes anteriores habían sido asesinados).
A su muerte, se abrió un periodo de cinco meses en que el trono quedó vacante. Este vacío de poder, aunque efímero, fue también excepcional, puesto que siempre se procuraba tener un heredero designado por si el rey fallecía de pronto. La razón era que, dado que el soberano constituía prácticamente el único elemento de cohesión que mantenía en pie la monarquía, su desaparición podía resultar muy peligrosa, ya que cuanto más tiempo faltase un rey fuerte y reconocido por todos, mayor era el riesgo de caos y descomposición internos. No se sabe mucho de este interregno, salvo que terminó a finales de ese año 567 con la elección de Liuva I, quien al parecer era gobernador (dux) de la Septimania y fue proclamado por los nobles locales. Probablemente, estos buscaban terminar cuanto antes con el vacío de poder que los hacía vulnerables ante los vecinos francos. Para reforzar su posición, un año después de su proclamación Liuva nombró un heredero asociándolo al trono: su hermano Leovigildo. Este, por su parte, se casó con la viuda de Atanagildo, Gosvinta, en una hábil maniobra política que buscaba atraerse a las redes clientelares nobiliario-militares del difunto (por motivos como este con el paso del tiempo se llegaría a prohibir a las viudas reales casarse de nuevo, medida imitada posteriormente por el reino de Asturias).
A partir de ese momento (569) los dos hermanos reinaron conjuntamente en igualdad de derechos. De hecho, San Isidoro dice que de los dos Leovigildo fue el monarca más preeminente desde el principio, puesto que se acordó que él reinaría en la península ibérica y Liuva permanecería en la Septimania. Según algunos autores, este reparto respondía a una fórmula de compromiso entre la aristocracia visigoda de la península y la norpirenaica que había proclamado a Liuva.5 A partir de ese momento Liuva quedó eclipsado hasta el punto de que no se tiene más noticia de él hasta su muerte en 572. Por lo tanto, esta última fecha debe descartarse como la del inicio del reinado de Leovigildo, siendo más acertada la de 569.
Los éxitos militares del reinado de Leovigildo[editar]
Restauración y expansión territorial[editar]
A causa de los acontecimientos descritos, cuando Leovigildo asumió el trono el reino se hallaba mermado territorialmente por las rebeliones internas y rodeado de peligrosos enemigos: los habitantes nativos de la Cordillera Cantábrica, los suevos, y aun más los francos y los bizantinos, dos potencias expansionistas. Para restaurar las fronteras de su reino Leovigildo dedicó la primera parte de su reinado a efectuar una campaña bélica por año, algo que ningún otro rey godo había hecho en todo el siglo VI.
Campaña de 570-571 contra los bizantinos[editar]
El primer objetivo de Leovigildo fue la provincia bizantina de Spania. En 570 el rey godo se centró en la región de Baza y Málaga con el probable objeto de dividir el territorio bizantino en dos. No lo logró, aunque sí parece que se reconquistó Baza, pues su obispo asistió al III Concilio de Toledo en 589. En 571, Leovigildo arremetió contra el límite occidental de la provincia bizantina, donde tomó la ciudad de Asidonia (la actual Medina Sidonia), pero solo gracias a la traición de un tal Framidaneo. Después de estos modestos resultados Leovigildo desistió de volver a atacar Spania.
Campaña de 572 contra Córdoba[editar]
En 572 Leovigildo logró, al fin, apoderarse de Córdoba y poner fin de esta manera a su larga rebelión de más de dos decenios. Juan de Biclaro explica que para ello el rey godo conquistó también «muchas ciudades y castillos tras matar multitud de campesinos». Este pasaje de de Biclaro fue interpretado por E. A. Thompson como la primera revuelta campesina de la España visigoda, pero no parece probable que se tratara de tal cosa. Seguramente, los terratenientes cordobeses lograrían movilizar a los campesinos y comprometerlos así con su revuelta.
Campaña de 573-575 contra los territorios intermedios entre suevos y visigodos[editar]
Al año siguiente de la reconquista de Córdoba, Leovigildo cambió por completo el escenario de sus campañas bélicas, que hasta entonces se habían limitado a Andalucía. Sin duda tomó esta decisión impelido no tanto por la muerte de su hermano Liuva, como alguna vez se ha sugerido, como por el ataque ese mismo año 572 del rey suevo Miro contra los «roccones o runcones», pueblo enigmático que aparece ahora por primera y anteúltima vez en la historia y que probablemente vivía en la actual Asturias. Esta campaña de Miro debió de alarmar a Leovigildo, pues a partir de entonces comenzó una carrera por hacerse con los territorios independientes ubicados entre los dos reinos rivales, el suevo y el godo.
Así, en 573 Leovigildo atacó y venció a los «sappos», pueblo habitante de Sabaria de quienes ésta es la primera y última mención en la historia. Su territorio, que quedó incorporado al reino visigodo, seguramente estaba ubicado en una comarca montañosa por la que corre el río Sabor, entre la actual provincia española de Zamora y el distrito portugués de Braganza.
En 574 Leovigildo conquistó Cantabria, territorio de indígenas siempre rebeldes que seguramente habían vivido de forma independiente desde el fin del Imperio Romano.
Por último, en 575 el rey godo ocupó los montes Aregenses, en el extremo oriental de Orense, territorio que, en teoría, formaba parte del reino suevo de Miro, pero en el que en los últimos tiempos se había hecho fuerte un caudillo local de nombre Aspidio.
Breve campaña de 576 contra el reino suevo[editar]
Por fin, en 576 Leovigildo decidió que había llegado la hora de atacar el reino suevo. Sin embargo, por motivos que se desconocen, pronto detuvo su ofensiva y aceptó la paz que le ofrecía Miro, quien, probablemente, aceptó a cambio someterse a algún tipo de subordinación a Leovigildo. Fuera así o no, lo único que sabemos es que el monarca godo pospuso su ataque contra el territorio suevo más de un decenio.
Campaña de 577 en Sierra Morena[editar]
Al año siguiente Leovigildo cambió radicalmente de escenario bélico una vez más y atacó la Orospeda, región situada en el extremo oriental de Sierra Morena en la que la aristocracia se había erigido en un poder independiente. El territorio fue sometido sin mayores dificultades, pero al poco tiempo se sublevaron los campesinos locales, lo que, esta vez sí, constituye la única revuelta campesina de la España visigoda. Pero esta revuelta pronto fue contenida.
Después de 578[editar]
Un año de paz: 578[editar]
En 578 Leovigildo no llevó a cabo ninguna campaña. Seguramente decidió que, dado que los territorios bizantinos de Spania suponían un objetivo demasiado ambicioso y que había optado por posponer la conquista del reino suevo, no le quedaban más objetivos militares que cumplir. No obstante, quedaba otro territorio en la península ibérica que escapaba al control del reino godo: la parte montañosa del País Vasco, habitada por vascones tan acostumbrados como sus vecinos cántabros a vivir independientes de cualquier potencia desde el fin del Imperio Romano. Pero, a diferencia de los cántabros, los vascones no tenían ningún interés estratégico para Leovigildo, ya que no hacían frontera con los suevos, sino con los francos, potencia a la que el rey godo no pretendía conquistar como a los suevos. De hecho, a Leovigildo le convenía tener un "Estado-tapón" entre los francos y él, y los vascones podían desempeñar esa función. Otro motivo de la contención de Leovigildo y los demás reyes godos frente a los vascones seguramente era la dificultad del terreno, al tratarse de una región tan boscosa y montañosa. Por último, la formas de vida locales, tanto política como económicamente, eran muy primitivas, lo que le restaba a esta región interés bélico y hubiera dificultado el establecimiento en ella de un control efectivo.
En aquel mismo año de 578 Leovigildo fundó la ciudad de Recópolis (Guadalajara), lo que hizo de él el primer rey germánico que erigía una ciudad.
Rebelión de Hermenegildo y campaña contra los vascones (579-584)[editar]
En 579 terminó la paz, cuando el hijo de Leovigildo, Hermenegildo, se alzó en armas contra su padre desde su puesto de gobernador de la Bética recientemente concedido por Leovigildo, además, estaba asociado al trono de su padre desde 573. A diferencia de lo que era habitual en él, esta vez Leovigildo no respondió de inmediato a esta rebelión, sino que esperó hasta 582 para ello, sin duda porque trató de negociar un arreglo con su hijo. Hermenegildo se había convertido al catolicismo, sin duda influido por su esposa franca Ingunda con la que se casó en 579 y por Leandro de Sevilla, buscando con ello convertir su rebelión en una guerra religiosa entre el catolicismo y el arrianismo de Leovigildo. El conflicto paternofilial se intentó solucionar con la vía del diálogo pero finalmente se llegó a la armas y Leovigildo lanzó una serie de campañas entre 582 y 584 contra la revuelta; en 582 tomó Mérida, en 583 Sevilla y en 584 Córdoba. Hermenegildo fue capturado y conducido a Valencia, para morir a manos de su carcelero en Tarragona en el 585.
La revuelta ponía de manifiesto la imposibilidad de realizar la fusión étnica entre la minoría visigoda y la gran mayoría de hispanorromanos mientras persistiese el conflicto entre el arrianismo de los unos y el catolicismo de los otros.
Leovigildo acometió después una campaña contra los vascones, probablemente en respuesta a uno de sus ataques. La guerra se saldó con una victoria del rey godo, quien se contentó con ocupar una parte del territorio vascón y con fundar en su territorio la ciudad de Victoriaco (probablemente la actual Vitoria), lo que lo convirtió en el rey germánico que más ciudades fundó en una época abrumadoramente rural.
Leovigildo y los vascones[editar]
La campaña de Leovigildo contra los vascones suscita una cierta polémica, dadas las exageraciones y tergiversaciones que se vierten sobre ella por motivos políticos actuales.
Leovigildo emprendió diversas campañas militares a lo largo de la geografía de Hispania, relatadas en la única crónica contemporánea de Juan de Biclaro,6 y que tuvieron por consecuencia el afianzamiento del poder del reino de Toledo. En el 581, una de estas campañas se dirigió contra los vascones, permitiendo la fundación de la ciudad visigoda de Victoriacum o Victoríaco para controlar el territorio de Vasconia.
Probablemente la razón para esta campaña es que Leovigildo conocía los saqueos vascones en la zona comprendida entre el Ebro y los Pirineos. La prioridad dada a esta campaña, que coincide con el primer año de la rebelión de su hijo Hermenegildo, parece indicar que estos saqueos eran importantes. Otra explicación sería la de que los vascones, políticamente organizados desde el periodo del Bajo Imperio Romano, respondieran a los intentos de conquista y saqueos por parte de los visigodos con campañas militares de recuperación de dichos territorios arrebatados.
Fundación de Victoriacum[editar]
La campaña vascona concluyó con una victoria sobre los vascones cerca del lugar donde se funda Victoriacum, posiblemente la actual ciudad de Vitoria, en los llanos de Álava, una fortaleza que permitiría controlar a la vez las montañas del Oeste de Navarra y la zona de la depresión vasca. Aunque este enclave, al igual que Oligitum, la actual Olite, parece que fuera fundado como bastión defensivo frente a los vascones, que perduraron al margen del control visigodo, en la zona montañosa, al norte de la divisoria de aguas, aunque desde Olite hasta la divisoria de aguas hay unos 60Km hacia el Norte, que incluyen Pamplona y toda su cuenca, los valles pirenaicos, Barranca y las Améscoas, todo ello perteneciente actualmente a Navarra. Las obras de construcción de un aparcamiento en Pamplona pusieron al descubierto enterramientos visigodos que parecen demostrar los intentos de estos por controlar esta zona, aunque fuera efímeramente. El yacimiento fue completamente excavado en el curso de una obra civil y también aparecieron sepulturas islámicas y pertenecientes a vascones.
Las guerras de Leovigildo[editar]
De entre los 14 años de reinado de Leovigildo, solamente en uno —el 578— estuvo en paz dedicándose a la construcción de la ciudad de Recópolis,7 en honor de su hijo, Recaredo8 Al comienzo de su reinado, emprendió campañas contra los bizantinos, con escaso éxito. Posteriormente, derrotó las sublevaciones del sur y el norte del país, conquistando la ciudad de Amaia donde los nobles cántabros se habían refugiado, emitiendo moneda con la leyenda «Leovigildus Rex Saldania Justus». En el 576 intentó conquistar el Reino Suevo y así combatió a los suevos asentados en la antigua Gallaecia (Galicia) y Lusitania (aprox. mitad norte), pero hizo la paz con el rey Miro. La conquista definitiva del Reino Suevo, tras 174 años de independencia desde el año 411, y de ser el primer reino católico asentado en el Imperio Romano de Occidente, no llegaría hasta el 585 con la batalla de Braga, su capital, la metropolitana Bracara Augusta romana, disputada con Lucus Augusti-Lugo- y Cale-Oporto-, según se asentase en el poder una facción real,9 siendo rey de los Suevos Andeca (o Audeca, o Odiacca). Luchó también contra los francos y en el 581 contra los vascones.
Modificaciones legislativas[editar]
Durante el reinado de Leovigildo, se procedió a revisar el Código de Eurico, transformándolo en el Código de Leovigildo, con reformas tan importantes como la abolición de la prohibición de matrimonios mixtos entre visigodos e hispanorromanos.
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