La cueva de la Pila fue una cavidad situada en Cuchía, municipio de Miengo, en Cantabria (España) y en ella se encontraron restos que datan de un extenso período de tiempo, desde el Paleolítico, pasando por Epipaleolítico hasta la Edad Media,1 y con decoración rupestre encontrada, aunque se limitaba a manchas rojas.[cita requerida]
Los restos arqueológicos en contexto que se recuperaron incluyen hueso decorado, industria lítica y restos de fauna.2 Las industrias lítica y ósea se puede situar entre el Magdaleniense superior y el Magdaleniense superior final.1
La cueva de la Pila desapareció en 1988 debido a las voladuras y demás trabajos de extracción de la cantera en la que se hallaba.3 Había sido descubierta en los años 1950 por camineros de la Diputación Provincial.
La Cueva del Porquerizo es una cavidad que se halla en Cantabria (España) y que cuenta tanto con restos de ocupación de la época Solutrense como con pinturas de arte rupestre Paleolítico.
Concretamente, se encuentra en la localidad cántabra de Celis, en el municipio de Rionansa. Se accede a ella por un sendero al que se llega desde el casco urbano de dicho pueblo, y tras caminar por una ladera muy pronunciada se abre dicha cueva. Fue descubierta en la década de los setenta del siglo XX por un ciudadano particular, que encontró restos de fauna y de lítica (sílex, cuarcita y cristal de roca principalmente).
Tras diversos estudios se dedujo que los restos de ocupación pertenecían a épocas de entre 20.000 y 17.000 años de antigüedad, es decir, de la época Solutrense. También hay algunas pinturas rupestres, como un grupo de puntiformes de color rojo o algunos incisos no muy detallados. Por su contexto y su morfología se han catalogado como estilo III de Leroi-Gourhan.
En la actualidad la Cueva del Porquerizo se encuentra cerrada al público, siendo propiedad del Gobierno de Cantabria.
Las cavidades que componen la zona arqueológica de Ramales se ubican todas ellas en el término municipal de Ramales de la Victoria (Cantabria, España), y conforman una unidad de acuerdo con su cronología, tipología y situación y definen un aspecto destacado de la cultura cántabra.
Las cavidades son las siguientes: Covalanas, El Haza, Covanegra-Sotarriza, Cullalvera, La Luz, Arco A, Arco B, Arco C, La Pondrá, El Morro del Oridillo.
Además se unió a esta denominación la zona de yacimientos arqueológicos del valle del río Carranza y, entre ellos, al de la cueva del Mirón, de gran importancia por recoger de forma ininterrumpida restos entre la actualidad y el Musteriense.
El conjunto de cavidades aquí localizado constituye una de las principales concentraciones de yacimientos con arte rupestre paleolítico de la región cantábrica. El núcleo de Ramales se caracteriza, además, por su gran homogeneidad cronológica y estilística, resultando especialmente representativo de un horizonte arcaico del arte parietal caracterizado por figuras ejecutadas en tintas rojas mediante las técnicas del tamponado, el denominado «trazo baboso», el trazo lineal y las tintas planas, propias de cronologías antiguas dentro del Paleolítico Superior (Gravetiense avanzado o Solutrense) e incluidas dentro del estilo III antiguo de la sistematización de A. Leroi-Gourhan.
Las Cuevas Covalanas, fueron descubiertas en 1903, y cuentan con un grupo de representaciones formado por una veintena de figuras, especialmente ciervos, así como trazos negros y marcas indescifrables.
La Unesco, en el marco de la 32 Conferencia del Comité del Patrimonio Mundial que se celebró en Quebec, el 7 de julio de 2008, aceptó incluir, entre otras cuevas del norte de España, las cuevas Covalanas como Patrimonio de la Humanidad.
La Cueva del Rascaño (denominación correspondiente a una percepción fonética del topónimo Rescaño) es una pequeña cueva situada en el pueblo de Mirones, perteneciente al municipio español de Miera en la comunidad de Cantabria, con importantes restos paleolíticos. La base del yacimiento excavado parece llegar al Auriñaciense y en el techo de los estratos se encuentran capas azilienses, con restos culturales intermedios solutrenses y magdalenienses.
La cueva fue descubierta para la ciencia y estudiada a principios del siglo XX, principalmente por los sacerdotes arqueólogos Jesús Carballo García, Lorenzo Sierra y Hugo Obermaier. Las excavaciones modernas proceden de los años 1970, codirigidas por los investigadores Joaquín González Echegaray e Ignacio Barandiarán Maeztu y realizadas por un nutrido grupo de especialistas. Estas campañas y su publicación constituyen un trabajo relevante para conocer las culturas del paleolítico superior en los valles interiores del norte de la cornisa Cantábrica.
Dio un buen conjunto de azagayas, arpones y varillas decoradas. Es destacable un omóplato de cabra que presenta los cuartos traseros de un bisonte grabado a trazo múltiple y rellenos. Son también mencionables, entre otros objetos destacados, los colgantes, huesos de ave decorados y varias piezas dentarias humanas. En las excavaciones de principios del siglo XX fue hallado un bastón perforado, hoy día en paradero desconocido. El yacimiento, en conjunto, poseía una gran riqueza.
Tiene un desarrollo total en torno al centenar de metros, carece de gran vistosidad interna y se encuentra cerrada con verja para evitar el deterioro de los restos de yacimiento que conserva. Su nombre local, Rescaño, es un apelativo que en Cantabria hace referencia a una angostura geológica en el terreno.
La cueva de El Salitre es una cueva situada en el término municipal de Miera, en Cantabria (España).1 Su hallazgo lo realizó Lorenzo Sierra en 1903.2 La cueva, situada en la localidad de Ajanedo, tiene categoría de zona arqueológica,3 y se han hallado niveles azilienses, magdalenienses, solutrenses y auriñacienses.1 En el interior se han encontrado restos fósiles de un oso, y varias pinturas rupestres.1 El Salitre II es una reproducción de esta cueva y se puede visitar.
La cueva del Valle está situada en el municipio de Rasines (Cantabria, España). También es conocida por sus habitantes como La Viejarrona. Cuenta con una entrada de grandes dimensiones, lo que le da gran majestuosidad. En ella nace el río Silencio, afluente del Ruahermosa, que a su vez es afluente del Asón. Es de gran importancia tanto prehistórica como espeleológica. La cueva del valle está reconocida como una de las cavidades más largas del mundo. Con sus más de 60 kilómetros explorados es muy conocida por los practicantes de la espeleología.1
Importancia prehistórica[editar]
Aunque no se han hallado pinturas rupestres en su interior, en 1905 el padre Lorenzo Sierra descubrió un yacimiento importantísimo de objetos y piezas de distintas épocas: aziliense (arpones, puntas raspadores...) y magdaleniense superior (arpones de una o dos filas de dientes y otros diferentes útiles de hueso). La industria de sílex tiene sobre todo buriles centrales y diversos tipos de raspadores.
En este yacimiento también se encontró un bastón perforado de gran valor arqueológico, hoy desaparecido, del que se conserva una copia en escayola en el Museo Arqueológico Nacional. También apareció otro bastón perforado, menos importante que el anterior por no tener decoración que se conserva en el MUPAC.
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