Su vida está mezclada entre la realidad y la leyenda. Nació en Bracara Augusta, la actual Braga, por el año 120, siendo hija de Lucio Castelio Severo, gobernador romano de Gallaecia y Lusitania y de su esposa Calsia, quien da a luz en un solo parto a nueve niñas mientras su marido está fuera recorriendo sus dominios. Asustada Calsia por el múltiple alumbramiento y temiendo ser repudiada por infidelidad conyugal decide deshacerse de las criaturas y se las encomienda a su fiel servidora Sila, ordenándole que bajo el mayor secreto las ahogara en el Río Este.
Sila, cristiana a carta cabal, lejos de cometer tan horrible crimen, las dejaría en casa de familias amigas y las criaturas fueron bautizadas por San Ovidio, obispo de Braga, y criadas en la fe cristiana.
Llegado el momento tuvieron que comparecer ante su propio padre acusadas de ser cristianas, el cual al saber que eran sus hijas las invita a que renuncien a Cristo a cambio de poder vivir rodeadas de los lujos y comodidades propias de su nacimiento. Las encarcela tratando de atemorizarlas pero logran huir de las garras de la cárcel y se dispersan. Todas ellas, no obstante acabarían siendo mártires cristianas.
La devoción popular sitúa a las hermanas Librada, también llamada Liberata, y Marina mártires en la cruz a la edad de 20 años, el 18 de enero del 140. Quiteria, otra de las nueve hermanas, fallecería también martirizada.
La fiesta de Santa Liberata se celebra el 20 de julio por ser la fecha en que se trasladaron sus reliquias desde la ciudad de Sigüenza a la Baiona gallega en el año 1515. La fiesta de Santa Marina se celebra el 18 de julio.
Marina fue decapitada y arrojada a un horno, pero su cuerpo nunca se quemó. Tras cortársele la cabeza, ésta golpeó el suelo dando tres botes. De esos tres lugares donde golpeó su cabeza manaron tres manantiales de agua, otorgando así el nombre de Aguas Santas al lugar. Del manantial de Aguas Santas sigue manando agua en la actualidad y son miles los fieles que acuden a beber estas aguas milagrosas a las que se le atribuyen poderes curativos. Zurbarán la representó ataviada como una gran señora.
Es la patrona de muchos pueblos portugueses y españoles, como Santa Marina do Zêzere o la parroquia de Santa Marina, en Vila Nova de Gaia, en Portugal, los municipios castellanos de Escurial de la Sierra, El Collado, Villarcayo de Merindad de Castilla la Vieja, Castrillejo de la Olma, Magán, Fontihoyuelo, Cigales , Fernán Núñez y Rabé de las Calzadas. En Galicia existe una gran devoción por esta santa y son muchas las parroquias que veneran su imagen, como por ejemplo Carracedo, en el ayuntamiento de Caldas de Reis; siendo además patrona de los municipios de Rubiá, Teo, Xinzo de Limia, Cambados, As Neves y As Maroñas En Asturias es patrona de la aldea de Andeyes y en Aragón en la ermita de santa Marina en Estopiñan del Castillo
Además, da su nombre a la chica mas guapa del barrio se Argüelles, en Madrid y del barrio de Sants, en Barcelona.

Materno Cinegio (Latín: Maternus Cynegius; ¿Hispania?, ? - Berytos, 388) fue un alto funcionario romano del Imperio de Oriente bajo el reinado de Teodosio I el Grande, cónsul en 388, año de su fallecimiento.
Vida[editar]
Se cree que Materno Cinegio procedía de Hispania, aunque su nombre ha hecho que algunos investigadores lo consideren de ascendencia griega, quizá de Capadocia. Debido a su meteórica carrera y los fastos de su funerales se ha supuesto que era pariente del emperador Teodosio, y de ahí su presunta hispanidad.
Fue Conde de la Sagrada Dádiva de 381 a 383,1 cuestor del Palacio Imperial en 383 y prefecto del pretorio de Oriente desde comienzos de 3842 hasta su muerte.
Se le ordenó prohibir los sacrificios con fines adivinatorios.3 En su primera visita - a Grecia y Egipto - cerró los templos y prohibió los sacrificios, además de emitir varias leyes contra los judíos. En su segunda visita fue acompañado por el Obispo Marcelo de Apamea, con cuyo apoyo cerró y/o destruyó numerosos templos paganos.4
En 388 Teodosio le elevó al consulado, aunque murió ese mismo año. Fue enterrado en la Iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla el 14 de marzo de 388. Al cabo de un año su esposa Acantia hizo trasaldar a pie su cadáver desde Constantinopla a Hispania.5
También se ha sugerido que le estaba destinada la villa romana de Carranque (Toledo),6 aunque no haya más que pruebas circunstanciales que apunten hacia ello,7 y Javier Arce Martínez, de la Universidad de Lille-3 y el CSIC, discrepa de tal posibilidad.
Máximo, en latín Maximus, fue un usurpador del Imperio romano (409 - 411) en Hispania. Había sido nombrado para el cargo por el general Geroncio, quien pudo haber sido su padre. Fue ejecutado en 422.
Máximo fue instalado en el trono de Hispania por el general de la provincia, Geroncio. Esto sucedió cuando el usurpador Constantino III ordenó al general renunciar a su mando en Hispania, a lo que éste se rebeló dándole el poder a Máximo.
Mientras ocupó el poder, Máximo se vio envuelto en una guerra civil contra los otros dos emperadores, Constantino y Honorio. En sus primeros 18 meses de reinado las fuerzas del general vencieron, pero no destruyeron, a las de Constantino. Viendo las pérdidas en los ejércitos de los dos usurpadores, Honorio envió a su propio general, Constancio III, con un ejército para atacarlos a ambos, con el cual Constancio consiguió bastantes éxitos.
Tras la muerte de Geroncio en 411, vencido en la Batalla de Arlés por Constancio, Máximo renunció a sus derechos e ingresó en un monasterio.
Se nombra a otro Máximo como pretendiente al trono en Hispania, ya en 419-421;1 es posible que se trate de la misma persona.
Fijó su capital en Tarraco; en 411 firmó un foedus con suevos, vándalos y alanos. En 412, Constancio lo obligó a exiliarse entre los bárbaros. Fue capturado previsiblemente por el comes Hispanorum Asterio en 420 y ejecutado en 422. Por esta victoria, Asterio fue recompensado con el patriciado.
Melancio fue un religioso hispanorromano, obispo de Toledo de finales de siglo III o principios del siglo IV, cuyo nombre sólo aparece en las actas del Concilio de Elvira.
Biografía[editar]
El Concilio de Elvira tuvo lugar en una fecha incierta entre el 300 y el 324, y allí ostenta el cargo de obispo de Toledo. No aparece, por tanto, en otros textos o listas de obispos como la del Códice Emilianense, en cuyo episcopologio no figura ese nombre. J.F. Rivera señala que Melancio era la misma persona que Pelagio, obispo que aparece en primer lugar en el códice.1 Por su parte, Enrique Flórez considera que tal vez había tenido antecesores, basándose en la creencia de la existencia del legendario santo mártir Eugenio. Además, como en la inscripción de las actas aparece con una cierta antigüedad en relación a otros obispos, Flórez indica que Melancio debía llevar algunos años ya en el cargo y habría sido consagrado a finales del siglo III,2 en un momento conflictivo debido la persecución de Diocleciano y el martirio de santa Leocadia, por lo que valora la omisión en las glosas emilianenses en el hecho de haber sido redactadas mucho más tarde, en época visigoda.
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