lunes, 7 de octubre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA EN EL SIGLO V -

La Basílica de Santa María de Arcos es un templo arte paleocristiano del siglo V2​ que se encuentra a las afueras de la localidad de Tricio, en La Rioja (España).2​ Otros historiadores como Caballero, Arce y Utrero, basándose en consideraciones técnicas e históricas, plantean la hipótesis de que se construyera durante reconquista en el siglo IX o X.3
Fue construido sobre un antiguo mausoleo romano del siglo III, reutilizando numerosas piezas de este y de otros edificios de la antigua ciudad romana denominada Tritium Megalon.

Tricio - Basílica de Santa María de los Arcos - 2778921.jpg



Ermita Santa María de Arcos










AtacesAtax o Adax (¿?-418) fue rey de los alanos entre los años 409 y 418, tribus indoeuropeas de origen iranio que invadieron Hispania y se le atribuye la destrucción de Conímbriga y la construcción de Coímbra, en las proximidades de la ciudad antigua.

Historia[editar]

Dice la leyenda que Ataces estaba enamorado de Cindazunda, hija del rey cristianizado de los suevos Hermerico. Siendo Ataces pagano chamánico de su pueblo, el rey suevo le impidió casarse con su hija. Ataces, furioso, mandó sus ejércitos contra Conimbriga, destruyendo toda la ciudad, y Emenerico le concedió a su hija casarse con Ataces, quien así decidió construir la ciudad de Coímbra.
Conquistó la ciudad de Emérita Augusta (Mérida), estableciendo en ella su corte durante seis años y finalizando así el dominio romano. Murió en batalla contra Walia, rey de los Visigodos.








In Cantica Canticorum Salomonis, es un comentario al Cantar de los Cantares escrito en latín por el obispo católico español Justo de Urgel en el siglo V.

Referencia histórica[editar]

En su libro De viris Illustribus Isidoro de Sevilla nos da la noticia de como el obispo de Urgel escribió este comentario al Cantar de los Cantares, obra que desde la primera edición de Menrado Malhero en el año 1529 ha sido varias veces impreso, especialmente en Basilea.

Contenido[editar]

Folio 14 recto del Vergilius Romanus, libro contemporáneo, con retrato de Virgilio.
Se trata de un comentario hecho ya sobre la versión de la Vulgata, y en el que, siguiendo la interpretación alegórica, ve descrito el amor entre Cristo y su Iglesia.1
«...Mi amado me habla: a menudo se habla del amado en este libro, pues ¿quién tan amado de la Iglesia como Aquel por quien los mártires dieron su vida? Levántate, apresúrate y ven: Levántate, cree; apresúrate, terminado el camino, recibe el premio del piadoso esfuerzo... »
Traducción del Latín

«... Ha llegado el tiempo de la poda: aquellos que han sido plantados en la Casa del Señor, usando la hoz de la lucha ascética, podados de toda superstición, se preparan para los frutos que han de venir... »
Traducción del Latín
«... Paloma mía, en los agujeros de las peñas: no se llama por otra cosa paloma a la Iglesia sino porque no hay en ella engaño y porque está llena del Espíritu Santo; habita en los agujeros de las peñas, porque siempre encuentra refugio en aquellas heridas de Cristo, por las que ha sido sanada; encuentra también refugio en las concavidades de las paredes cuando es acariciada por el consuelo santo de las Escrituras, o cuando es plenamente protegida por los méritos y las oraciones de los santos que han pasado; en estos agujeros de la roca, como una paloma encontró protección el apóstol Tomás cuando después de la resurrección, tocando las heridas de Cristo, apartada toda duda, exclamó fielmente: Señor mío y Dios mío...»
Traducción del Latín

Comentario[editar]

Manifiesta un conocimiento de los principios de la exégesis cristiana, Justo es conteporáneo de Gregorio Magno, con claras influencias de la lectura de la obra de San Jerónimo (342–420), historiador y estudioso de la Sagrada Escritura, quien nos dejó su célebre Vulgata, la Biblia traducida directamente del hebreo y del griego al latín.
El autor se queja de que en su época pocos leen a los padres católicos, los grandes escritores cristianos del siglo IV. Para Justo este nivel intelectual más bajo no se debe tanto a la enseñanza del clero en los obispados como a las destrucciones materiales, consecuencia de las Invasiones germánicas en la Península Ibérica, circunstancia que dificultaba la copia de manuscritos.

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