lunes, 7 de octubre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA - CARTAGO EN ESPAÑA : ANIBAL , CONTINUACIÓN I

Batalla del Ager Falernus[editar]

Tras atravesar territorio picentinomarrucino y frentano, el ejército cartaginés llegó al norte de Apulia, devastando cuanto se encontraba a su paso. A esa última zona llegó el ejército romano bajo mando de Fabio tras ser reconstruido con los efectivos del ejército consular de Servilio Gémino y con los recién alistados para sustituir a los perdidos en Trasimeno. Sin conseguir que Fabio cayera en sus provocaciones, Aníbal decidió atravesar el Samnio, tomando Telesia y llegando a Campania, una de las más ricas y fértiles regiones de Italia, con la esperanza de que la devastación del territorio presionara al dictador a entrar en batalla. Este último, no obstante, decidió continuar siguiendo a Aníbal pero sin entrar en combate con el cartaginés, cada vez más a la defensiva. A pesar de su éxito, la estrategia fabiana era muy impopular entre los romanos, que la consideraban cobarde. Aníbal entró en el distrito del Ager Falernus, situado entre Cales, el paso de Tarracina y el río Volturno. Allí comenzó su devastación pero Fabio logró bloquearle asegurando todos los pasos que permitían la salida de la región. Con el objetivo de contrarrestar el movimiento de Fabio, Aníbal engañó a los romanos con una estratagema consistente en poner teas ardiendo en los cuernos de los bueyes y lanzarlos en plena noche en estampida sobre la zona en la que pretendía que los romanos creyesen que intentaba romper el cerco. Estos acudieron a tratar de cerrar ese punto mientras él escapaba por uno de los pasos que los romanos abandonaron para acudir al lugar del engaño. Aníbal y su ejército atravesaron un desfiladero sin oposición. Estos acontecimientos constituyen la llamada Batalla del Ager Falernus. De allí se dirigió hacia el norte de Apulia atravesando los Apeninos por el Samnio. El cuestionado dictador decidió continuar con su estrategia y le persiguió. Ese invierno, Aníbal estableció sus cuarteles en la región de Larino en la zona limítrofe entre el Samnio y el norte de Apulia. El exitoso modo en que Aníbal desplazó a su ejército en tan apurada situación ha sido calificado por Adrian Goldsworthy como «un movimiento clásico de la historia militar antigua que encuentra su lugar en todas las narrativas bélicas y que se ha empleado en los manuales militares ulteriores».83

Batalla de Geronio[editar]

Aníbal tomó la ciudad de Geronium84​ y estableció allí su base de operaciones.85​ Fabio estableció su campamento 30 kilómetros al sur, en la ciudad de Larinum,86​ aunque fue llamado poco después a Roma para atender unos oficios religiosos.87
En ausencia de Fabio, Marco Minucio Rufo, el magister equitum, asumió el mando de las tropas y decidió acercar su posición a la de los cartagineses. Estos a su vez establecieron un segundo campamento de avanzada cerca del ocupado por los romanos, mientras mantenían el que originalmente tenían en Geronio. En un osado movimiento Minucio Rufo lanzó a su caballería e infantería ligera contra las tropas púnicas que forrajeaban en la zona, mientras con su infantería pesada se acercó al campamento de avanzada cartaginés. Debido a que tenía a la mayor parte de sus tropas en las labores de recolección, Aníbal a duras penas podía contener a los legionarios que cercaban el campamento y llegaban ya a las empalizadas. Con los forrajeadores que regresaban apresuradamente al campamento cartaginés de Geronio, Asdrúbal, un subordinado de Aníbal, juntó un contingente de refuerzo de 4.000 hombres y consiguió llegar a tiempo de auxiliar a Aníbal en el campamento de avanzada, obligando a los romanos a replegarse. Debido a que había dejado su campamento de Geronio sin guarnición, y que este era además donde guardaba su tren logístico, Aníbal decidió abandonar el campamento de avanzada y volver al de Geronio. El magister equitum había conseguido infligir numerosas bajas a los forrajeadores cartagineses, obligándoles además a abandonar uno de sus campamentos.88​ Este hecho tuvo una gran repercusión en Roma. El Senado, impaciente con Fabio Máximo, cuyo prestigio había sufrido un duro golpe tras el movimiento de Aníbal en el Ager Falernus, promulgó una ley que equiparaba el rango de Minucio Rufo al del Cunctator, coexistiendo así dos dictadores por primera vez en la historia romana.89​ A resultas de esto el ejército romano quedó dividido en dos, ejerciendo el mando de uno de ellos Fabio y del otro Minucio.
Aníbal, sabiendo dichos hechos, tendió una trampa a Minucio frente a la ciudad de Geronium. Según cuenta Plutarco, «el terreno frente a la ciudad era llano, no obstante, tenía algunas acequias y cuevas»,90​ que ocupó la noche anterior con 5.000 soldados y 500 jinetes. La mañana siguiente, envió una partida de forrajeadores a la vista del campamento de Minucio, quien inmediatamente atacó con tropas ligeras. Aníbal reforzó a los escaramuzadores y lanzó entonces a la caballería, que Minucio hubo de contrarrestar con la propia. Cuando la caballería italiana fue derrotada, Minucio formó a todas sus legiones en orden de combate y descendió al valle. El general púnico esperó a que hubiera cruzado el valle y entonces dio la orden a sus tropas emboscadas, que atacaron los flancos y la retaguardia de la formación romana. El ejército de Marco Minucio se batió en retirada, perseguido por los jinetes ligeros de Numidia, y habría sido casi totalmente aniquilado de no ser por la intervención de Fabio Máximo quien con la aparición de su ejército, puso en fuga a los púnicos. Tras la Batalla de Geronium, Minucio renunció a su cargo y puso sus legiones bajo el mando del "escudo de Roma".9091​ Finalizados los seis meses de Dictadura de Fabio, el ejército romano pasó de nuevo a manos del cónsul Servilio Gémino y del cónsul sufecto Marco Atilio Régulo, nombrado en sustitución del fallecido Flaminio. Estos prosiguieron con la estrategia fabiana los escasos dos meses que quedaban hasta agotar su mandato y ya en calidad de procónsules, durante los primeros meses del siguiente consulado de 216 a.C. mientras los nuevos cónsules elegidos por los ciudadanos romanos,47​ Lucio Emilio Paulo y Cayo Terencio Varrón, reclutaban tropas y despachaban asuntos en Roma.

Cannas y sus consecuencias[editar]

Aniquilamiento del ejército romano en Cannas, en el año 215 a. C. (Academia militar de West Point).
Aníbal, que no tenía intención de atacar Roma en un primer momento, pretendía saquear los territorios de Apulia.92​ En la primavera del 216 a. C., el general emprendió la iniciativa de atacar el importante depósito de suministros de Cannas. Mediante esta acción, se situaba entre los ejércitos romanos y su principal fuente de víveres.93​ Confiados en la victoria, los nuevos cónsules incrementaron el ejército hasta un total de aproximadamente 100.000 hombres, el más numeroso de su historia.94​ Los cónsules renunciaban así a la lenta pero eficaz táctica de evitar el conflicto, optando por un choque frontal.17
La batalla, considerada como la obra táctica maestra de Aníbal, se libró finalmente el 2 de agosto del 216 a. C.,30​ sobre la ribera izquierda del río Ofanto (sur de Italia). Desde que tomaron el mando los dos cónsules, decidieron alternar diariamente el mando del ejército. Varrón, comandante de las fuerzas ese día, estaba decidido a vencer a Aníbal.94​ A la cabeza de 50.000 hombres,30​ el general cartaginés se aprovechó del ímpetu de los romanos, y lo condujo a una trampa en la que aniquiló a su ejército. Aníbal envolvió a los romanos, reduciendo el área del campo de batalla y eliminando así su ventaja numérica. Colocó el centro de su infantería hispana y gala en un semicírculo convexo, poniendo en las alas a su infantería africana. Contigua a esta puso en su flanco izquierdo junto al río Ofanto a 6.000 jinetes de la caballería pesada hispano-gala bajo mando de Asdrúbal y en el derecho a unos 4.000 jinetes númidas mandados por Maharbal.94​ En el ala derecha romana se situaron los 2000 jinetes de la caballería romana bajo mando de Emilio Paulo y en la izquierda los 4500 de la itálica bajo mando de Varrón. El combate se inició con la derrota junto al río de la caballería romana de Emilio Paulo. Mientras, las legiones romanas, que se extendían sobre aproximadamente un kilómetro y medio del terreno, se lanzaron contra el centro del ejército púnico, que fue retrocediendo de manera controlada cambiando su forma convexa a una cóncava en forma de "U", encerrando a los legionarios en su interior.17​ La caballería de Asdrúbal —que no debe confundirse con Asdrúbal Barca—, situada en el flanco izquierdo, tras eliminar a sus oponentes romanos, rodeó por la espalda a las tropas romanas y atacó a la caballería de Varrón, que hasta ese momento había permanecido en un combate equilibrado contra la caballería númida.94​ Esta maniobra puso en fuga a la caballería itálica que fue inmediatamente perseguida por los númidas, dejando de este modo solos a los infantes romanos. Aprovechando además que en ese momento se desató viento polvoriento de cara contra el frente romano, que les impedía ver la situación, Aníbal ordenó a su infantería africana de las alas que girasen 90º para encerrar los flancos de los romanos. Por la espalda la caballería pesada hispano gala completó el cerco. El ejército romano estaba encerrado, comenzando entonces una masacre de los legionarios, que supondría su casi total aniquilación.
Aníbal contando los anillos de los caballeros romanos caídos en la Batalla de Cannas (216 a. C.). Mármol de 1704 esculpido por Sébastien Slodtz, que actualmente se expone en el Museo del Louvre.
Cuando terminó la batalla, Aníbal recuperó los anillos de los cadáveres de los equites romanos que habían perecido en combate. Con ellos pudo proporcionar al gobierno cartaginés la prueba irrefutable de su victoria en Cannas.17
Gracias a su brillante táctica, Aníbal, a pesar de su inferioridad numérica, aniquiló las fuerzas romanas casi por completo. La batalla de Cannas ha sido considerada como la derrota más desastrosa de Roma hasta esa fecha.17​ Las pérdidas romanas se estiman entre 25 00047​ y 70 000 hombres.6​ Entre los muertos figuraban el cónsul Lucio Emilio Paulo,23​ dos excónsules, dos cuestores, 29-48 tribunos militares y 80 senadores (25-30 % del total de sus miembros). Además, 10 000 soldados romanos fueron capturados por Aníbal.47​ La batalla de Cannas ha sido una de las más sangrientas de la historia por la cantidad de muertos en un solo día.94​ El ejército cartaginés solo hubo de lamentar 6000 bajas.22
La victoria de Aníbal se explica, no solo por las tácticas empleadas durante la batalla, sino también por la habilidad psicológica del cartaginés, que se aprovechó de los errores de sus oponentes.91​Este conocimiento se debe tanto a su padre como por la obsesión de Aníbal de vencer a Roma. Aníbal provocó a los cónsules, que cayeron en varias ocasiones en sus trampas, como en el caso del lago Trasimeno, por sus deseos de lograr una victoria antes de finalizar su mandato. Para idear sus estrategias, Aníbal debía gozar de un detallado conocimiento de las instituciones romanas y de la ambición de los políticos republicanos. Para ello resultaba inestimable la ayuda de los espías púnicos, a menudo camuflados bajo la apariencia de simples comerciantes.
Después de Cannas, los romanos ya no se mostraban tan decididos a enfrentarse directamente a Aníbal, y preferían volver a la estrategia de Fabio Máximo: buscar la derrota del adversario mediante una guerra de desgaste basada en su ventaja numérica y su rápido acceso a los suministros. No es cierto que como opinan algunos autores, Aníbal y Roma no volvieran a enfrentarse en batalla campal en territorio italiano hasta el final de la guerra.95​ Hubo generales romanos que sí se atrevieron a luchar, con desigual suerte, en batalla campal contra los cartagineses. Roma se negó a rendirse o a negociar un armisticio y volvió al reclutamiento de nuevas tropas para continuar la guerra.
La gran victoria cartaginesa hizo que numerosos pueblos en el sur de Italia decidieran unirse a la causa de Aníbal.96​ Tal y como escribe Tito Livio, «el desastre de Cannas fue el más grave del que se tenían precedentes, e hizo que la fidelidad de los aliados, que hasta ahora se había mantenido firme, comenzara a tambalearse, sin ninguna razón seguramente, más allá de que perdían la confianza en el Imperio».97​ Dos años después, las ciudades griegas de Sicilia se rebelaron contra el control político romano y el rey de MacedoniaFilipo V, firmó en 215 a. C. una alianza con Aníbal,92​ provocando el estallido de la primera guerra macedónica. Además, Aníbal forjó una alianza con el nuevo rey de SiracusaJerónimo.
Se ha afirmado a menudo que si Aníbal hubiera recibido el equipo necesario procedente de Cartago, habría encabezado un ataque directo contra Roma. Sin embargo, se contentó con hostigar las fortalezas que se le resistían enconadamente y, a pesar de todo, solo consiguió la defección de algunos territorios italianos como Capua, la segunda ciudad de Italia, que los cartagineses convirtieron en su nueva base. De las ciudades italianas que Aníbal esperaba que se le unieran, solo un pequeño número consintió en hacerlo. Según J. F. Lazenby, el que Aníbal no atacara la ciudad no se debió a la falta de equipamiento, sino a lo precario de su capacidad de abastecimiento debido a que Roma había acabado con estas con su superioridad marítima, Aníbal no tenía comunicaciones por mar y a la inestabilidad de su propia situación política.98
Las intenciones de Aníbal, además de retomar Sicilia, pasaban por la destrucción de Roma no tanto como ciudad sino como entidad política,99​ de ahí su negativa a tomar la ciudad tras la batalla de Cannas y la famosa frase atribuida a su jefe de caballería, el númida Maharbal:
(...) Tum Maharbal: 'non omnia eidem di dedere; vincere scis, Hannibal, victoria uti nescis'.

Respondió Maharbal: 'Los dioses no han concedido al mismo hombre todos sus dones; sabes vencer, Aníbal, pero no sabes aprovecharte de la victoria'.100
Aníbal utilizó sus victorias para tratar de atraer a su causa a las ciudades sometidas a Roma.25​ Los prisioneros, por ejemplo, eran divididos en dos grupos. Los ciudadanos romanos —que eran reducidos a la esclavitud o empleados para intercambiar prisioneros—, y los ciudadanos latinos o aliados, a los que se permitía regresar a sus casas.
Muchos pueblos de la Italia central y meridional se apresuraron a unirse con Cartago. En el 216 a. C.Brucia, la actual Calabria, cambió de bando, así como Lokroi Epizephyrioi (actual Locri o Locris Epizefiria) y Crotona en el 215 a. C. En el 212 a. C. se produjeron las rebeliones de Metaponto en el Golfo de TarentoTurios, cerca de Síbaris, y de Tarento, en Apulia.25​ Estas ciudades se unían así a los galos de la Cisalpina y a Capua. Latinosetruscos, picentinos, marsios, sabinos, pelignos, marrucinos, frentanos y umbros se mantuvieron fieles a Roma durante toda la guerra, si bien algunos de ellos debieron permanecer vigilados durante algunos periodos.
Hay que precisar que Aníbal tuvo la habilidad de proponer un sistema de alianza menos vinculante que el modelo romano, que permitía a los distintos pueblos mantener un conjunto de derechos. El modelo romano se tornaba excesivamente opresivo en materia económica y reducía la participación de los nativos en la administración pública.
Al contrario que los romanos, Aníbal se inspiró en el modelo griego, es decir, en el pensamiento de una ciudad homogénea que garantizaba la seguridad de sus aliados, a los que concedía una especie de libertad. Buscando la aceptación de su sistema, Aníbal escribió un discurso alabando la libertad de los griegos. Esta idea, defendida en su época por Antígono I Monóftalmos, debía proceder de Filipo V de Macedonia, con quien concluyó una alianza en 215 a. C.11​ Gracias a ello, el conquistador cartaginés hizo que a ojos de ciertos griegos de Sicilia y del sur de Italia (Magna Grecia), los romanos fueran vistos como bárbaros.
A partir de 215 a. C., los romanos volvieron a emplear la estrategia de Fabio Cunctator y procuraron evitar enfrentarse a Aníbal en batalla campal.11​ Aumentaron sus efectivos a través de una política de enrolamiento de esclavos y de jóvenes de menos de diecisiete años. Los romanos comprendieron hasta qué punto era necesario encaminar una ofensiva sobre el terreno político e ideológico. Bajo la dirección de un senador especializado en las letras griegas, Quinto Fabio Píctor, se escribió una historia de Roma antipúnica. En la obra de Píctor, Aníbal y los cartagineses son descritos como hombres indignos de confianza, impíos y crueles.25​ En contraste, se presenta a los romanos como hombres fieles a sus acuerdos, píos y tolerantes. De este modo se puso en marcha la definición de la «costumbre de los ancestros», el mos maiorum, que pasó a ser la norma moral de referencia a finales de la República de Roma.

«Delicias de Capua»[editar]

Poco después de la Batalla del Lago Trasimeno en el 217 a. C., Aníbal hizo liberar a tres caballeros de Capua que, poco tiempo después, le propusieron tomar posesión de la ciudad. Aníbal pasó mucho tiempo tratando de ganarse la confianza de los notables de la ciudad,22​ que logró obtener tras el término de la Batalla de Cannas. La ciudad (hoy en día conocida con el nombre de Santa María Capua Vetere) «ofreció a los soldados cartagineses numerosos placeres que ablandarían sus fuerzas». En cualquier caso, el sentido de la famosa expresión «Delicias de Capua»,101​ puede no corresponderse a la realidad. Una reconstrucción pormenorizada de los hechos narrados por Livio desde la batalla de Cannas hasta la caída de Casilino, demuestra que no hubo tiempo material para que su ejército se acomodase. En los tres meses desde la batalla hasta el inicio de operaciones en Casilino, Aníbal se hizo cargo de las localidades del norte de Apulia que se pasaron a su bando dejando guarniciones; atacó con su caballería Canusio;102​ marchó a aceptar la desafección de Compsa (Hirpinos) donde también dejó hombres; dividió su ejército dándole una parte a Magón que se encaminó al sur; avanzó hasta Campania donde se dirigió contra Neápolis, sin conseguir que la ciudad cambiase de bando. De allí se fue a Capua donde firmó la alianza con sus dirigentes, consumándose así el cambio de bando de la ciudad. Tras esto volvió a acercarse a Neápolis sin éxito,103​ marchando entonces a Nola donde no consiguió que se pasasen de bando al llegar Marcelo con tropas. Por tercera vez volvió a ir a Neápolis, sin conseguir su deserción.104​ Entonces sitió y tomó la cercana población de Nuceria desde donde retornó a Nola. Se enfrentó allí en la Primera batalla de Nola con Marcelo sin éxito, dejando el área con dirección a Acerra, la cual fue abandonada por su población y destruida por los púnicos. Se dirigió entonces a Casilino, situada sobre el río Volturno, donde había llegado el ejército del Dictador Marco Junio Pera.
Una vez en Casilino, asaltó de noche el campamento romano y logró que estos huyeran.105​ Al alejarlos de la zona, pudo iniciar el asedio de la ciudad. Tras varios asaltos fallidos cercó la población y comenzó el sitio. La capitulación de la misma coincidió con la marcha del Dictador a Roma para celebrar las elecciones consulares, algo que solía tener lugar a finales del mes de enero, lo que significa que el sitio duró alrededor de dos meses. En este periodo se conoce que el grueso del ejército cartaginés marchó a invernar a su campamento del Monte Tifata. Este campamento estaba situado a unos 3 km de la ciudad de Capua. Es muy difícil que el escaso margen de tiempo que tuvo para descansar (no mucho más de dos semanas), hiciese que su ejército se acomodase, al menos hasta la fecha de la caída de Casilino. Tras esto Aníbal en persona se dirigió al Brucio junto al ejército que dirigía Hannón, para iniciar el asedio de la ciudad de Petelia. La siguiente mención a operaciones militares del ejército de Aníbal tiene lugar ya durante 215 a.C. cuando sale desde Capua hasta la vecina ciudad de Cumas en persecución del ejército del cónsul Tiberio Sempronio Graco. Este último inició sus operaciones cuando llegó desde Roma a Sinuesa con 25.000 soldados aliados, que junto al ejército con el que Pera acabó la campaña, de otros 25.000 soldados, permitió formar dos ejércitos consulares, uno para el propio Graco y otro para el cónsul sufecto, Fabio Máximo. Es de reseñar que Fabio estacionó a sus hombres en Cales mientras el ejército de Graco permanecía en Sinuesa, cerrando uno por la vía Apia en la costa y el otro por la vía Latina, una posible entrada de Aníbal al Lacio a través del ya para él conocido Ager Falernus ahora que Casilino estaba en manos cartaginesas y tenía por tanto asegurado un punto de paso del río Volturno y de este modo una eventual retirada hacia Campania. Por rápida que fuese la toma de posesión de los nuevos cónsules en los idus de marzo, y sin olvidar que al cónsul electo Marcelo participó en la rotación de tropas que llevó a los veteranos de Cannas a Sicilia, y que se le hizo renunciar en favor de Fabio Máximo, lo que sin duda causó demoras adicionales, sumado a la llegada de los contingentes de aliados a Roma, el tiempo en viajar de Graco desde Roma hasta Sinuesa (donde invernó el ejército de Pera), así como el cruce del río Volturno por la costa para entrar en Campania y la operación contra los campanos en Hamae, difícilmente pudo estar en Cumas antes de finales de abril. Esto supone que Aníbal permaneció en los alrededores de Capua desde la caída de Casilino a finales de enero hasta este momento. Unos tres meses inactivo de los que el primer mes y medio corresponde con el final del invierno. Y es probablemente a este periodo en unos momentos clave de la guerra a lo que los romanos llamaron "las Delicias de Capua". Pero no es menos cierto que a los dos ejércitos romanos ya presentes en la zona, el de Pera y el de Marcelo, tampoco se les conoce operaciones en este tiempo, por lo que el parón tampoco puede verse como algo excepcional. Estas "delicias de Capua" parecen más bien un intento de la propaganda romana por desprestigiar tanto a Aníbal como a la traidora Capua, ciudad que con esta idea aparecía como un nido de frivolidad y perversión, de manera que se asociase la desafección a Roma con el vicio y la lealtad como sinónimo de virtud.
Es posible que si Aníbal llegó a contemporizar en Capua, fuese porque esperaba una total desintegración de la confederación italiana, así como nuevas alianzas que le permitiesen destruirla.

Batalla de Cumas[editar]

Mientras, en el plano militar, nada más comenzar la campaña de 215 a.C., en Hamae (Campania), un ejército de sus aliados campanos fue sorprendido en su campamento por un ataque nocturno del ejército consular de Tiberio Sempronio Graco, teniendo fuertes bajas. Aníbal, situado en ese momento en su campamento del monte Tifata junto a Capua, salió en persecución de los romanos que se refugiaron en la cercana ciudad costera de Cumas. Ante la falta de medios de asedio, Aníbal ordenó retornar a Capua para traerlos. Con ellos armó una torre de asalto con la intención de atacar y tomar la ciudad. Los romanos por su parte iniciaron la construcción de una torre sobre los muros para ayudar a defenderse de la amenaza púnica. Durante la aproximación a los muros de la ciudad, los defensores desde su torre lograron incendiar la torre cartaginesa y durante la huida de sus ocupantes, realizaron una salida que les causó bajas. Aníbal trató al día siguiente de enfrentarse al ejército consular formando a sus hombres para la batalla, pero Graco permaneció en sus posiciones dentro de los muros de la población. Finalmente el general cartaginés abandonó el sitio retornando a su campamento del Monte Tifata.
El tratado firmado en 215 a.C. por Aníbal y el rey Filipo V de Macedonia, fue descubierto por los romanos al capturar en aguas del Adriático una de las embajadas destinadas a concretarlo. Esto suponía la apertura de un nuevo frente para las muy desgastadas armas de Roma, que mandaron al Salentino una flota de refuerzo de 25 naves y una legión en previsión de lo que pudiera ocurrir.

2ª Batalla de Nola[editar]

Las fuerzas cartaginesas en Italia recibieron de Cartago el envío de 4.000 jinetes y 40 elefantes, traídos por Bomílcar. Poco después el general cartaginés, recibió las quejas de sus aliados samnitas e hirpinos de que Marco Claudio Marcelo operando desde Nola, realizaba frecuentes saqueos en sus territorios por lo que le instaban a actuar en su defensa. Estos hechos le hicieron intentar nuevamente la toma de Nola, defendida al igual que unos meses antes, por el ahora procónsul Marcelo. Para ello ordenó a su subordinado Hanón que le trajera desde el Brucio los elefantes recién llegados. Con sus tropas en los alrededores de la ciudad, se produce una primera refriega interrumpida por la lluvia apenas comenzada. Al tercer día de su llegada y aprovechando que una buena parte de las tropas cartaginesas estaban forrajeando, Marcelo saca a sus hombres presentando batalla y se dirige contra el campamento púnico. Aníbal ordena salir a sus hombres disponibles y retornar a los que se hallan dispersos. Ambos ejércitos se enfrentan en la 2ª Batalla de Nola, saliendo de nuevo mal parado el ejército cartaginés, que se ve obligado a replegarse a su campamento perdiendo hombres y varios elefantes. Al día siguiente desertará un grupo de jinetes númidas e hispanos de la caballería cartaginesa. Aníbal abandona la zona y se dirige a Apulia.
Durante ese verano los púnicos enviaron una expedición a la isla de Cerdeña a apoyar la rebelión que tribus locales habían iniciado contra los romanos, pero al poco de desembarcar, y gracias a la llegada de refuerzos desde Roma, son derrotados en dos batallas consecutivas en Carales y Cornus.

3ª Batalla de Nola[editar]

En la campaña del año siguiente, 214 a.C., el general cartaginés saquea las campiñas cercanas a Cumas y se dirige sin éxito contra la ciudad portuaria de Puteoli, también en Campania. Tras esto vuelve a intentar tomar Nola y mantiene con Marcelo la 3ª batalla de Nola, volviendo a ser rechazado hasta su campamento. Al día siguiente rehúsa volver a enfrentarse a los romanos que han formado junto a la ciudad. Tras este fracaso, decide cambiar de zona de operaciones y se dirige al Salentino. Esto es aprovechado por ambos cónsules, que una vez alejado Aníbal de Campania, logran recuperar Casilino.

Guerra en Sicilia[editar]

Paralelamente, los cartagineses pusieron su mirada en Sicilia, isla que constituía un objetivo prioritario desde su derrota en la primera guerra púnica. El joven tirano de SiracusaJerónimo, recién ascendido al poder tras la muerte del rey Hierón II, abandonó la alianza romana en 214 a.C.
A mediados de año, después de las convulsiones sucesorias habidas, que acaban con el asesinato de Jerónimo y de varios de sus familiares, se hacen con el poder dos agentes cartagineses, Hipócrates y Epícides. El reino de Siracusa se alió abiertamente con Cartago, obligando a Roma a desviar medios del teatro principal de guerra en la península itálica. Los romanos, bajo la dirección del cónsul Marco Claudio Marcelo, desplazaron un ejército consular desde Campania a la isla para enfrentar la situación junto al ejército desterrado de Cannas el año anterior ya presente en la isla desde la primavera de 215 a.C. Marcelo inicia el sitio de Siracusa tras fracasar en su intento de tomarla al asalto.11​ Los cartagineses a su vez enviaron tropas a la isla bajo mando de Himilcón Fameas, desembarcando 20.000 infantes, 3.000 jinetes y 12 elefantes.106​ Las ciudades de Heraclea Minoa y de Agrigento, situadas junto al área de desembarco púnico, aceptaron la alianza con los cartagineses quienes con su ejército se dirigieron a Siracusa a tratar, sin éxito, de liberarla del sitio.

Operaciones en Iliria[editar]

A mediados de ese mismo año 214 a.C., Filipo V inició sus operaciones contra Iliria, ocupando la población de Orico donde dejó una guarnición. Tras esto se dirigió contra Apolonia donde fijó su campamento e inició el asedio de la ciudad. Los romanos enviaron allí al pretor Marco Valerio Levino con la flota y la legión que tenía en el Salentino para contrarrestarlo. Una vez desembarcados, lograron reconquistar Orico rápidamente, dirigiéndose a auxiliar a la cercada Apolonia en la que consiguieron entrar sin ser detectados. Tras un ataque sorpresa nocturno, la Batalla de Apolonia, tomaron el campamento enemigo destruyendo la maquinaria de asedio, y obligaron a replegarse a su territorio por tierra a los macedonios, abandonando su flota de birremes junto al río.

Campaña del año 213 a.C.[editar]

En 213 a.C., son nombrados cónsules Tiberio Sempronio Graco y Quinto Fabio, hijo de Fabio Máximo. Este último se hizo con el control del ejército consular que tuviera el año anterior su padre y se acercó hasta la ciudad de Arpi en Apulia. Aprovechando una noche de lluvia las tropas romanas lograron escalar los muros y penetrar en la ciudad donde resistían un numeroso grupo de habitantes y una fuerte guarnición cartaginesa. Los defensores arpinos desertaron junto a un grupo de hispanos del contingente púnico. Se acordó permitir la evacuación de la guarnición cartaginesa hasta la cercana ciudad de Salapia, donde se reincorporaron al ejército de Aníbal.
En la Galia, el nuevo pretor Publio Sempronio Tuditano, logró tomar la ciudad de Atrinum.
El general cartaginés centró sus operaciones a partir del verano en la comarca del Salentino, logrando conquistar una buena parte del mismo.
En Lucania, el cónsul Graco logró tomar algunas pequeñas localidades, teniendo algunos combates de carácter menor.
Mientras, en el Brucio, y ante las salidas de saqueo que el ejército de Graco hacía desde Lucania, las localidades de Cosentia y Thurii, hasta ese momento en manos púnicas, se rebelaron y volvieron al bando romano. En una de estas salidas de rapiña, el subordinado de Aníbal, Hanón, sorprendió a las partidas de forrajeo itálicas del ejército de Graco, matando o capturando a cerca de 15.000 hombres incluido el apresamiento del prefecto aliado que mandaba esas tropas, Tito Pomponio Veyentano.
En Sicilia algunas localidades como Murgantia se pasaron al bando cartaginés, lo que hizo que los romanos masacraran la población de Enna como escarmiento para evitar nuevas deserciones.
En Roma existían rehenes de las ciudades de Tarento y Thurii en un régimen de libertad vigilada. Estos intentaron fugarse de la ciudad siendo apresados antes de que lograran llegar a Campania. Tras su retorno a Roma fueron ajusticiados lo que provocó que en sus respectivas ciudades se levantase un sentimiento antirromano. Esto provocó que un par de nobles tarentinos ofreciesen a Aníbal una traición para cambiar de bando la ciudad. Era ya el final de la campaña de ese año y el general cartaginés ayudado por el ataque contra los centinelas de dos puertas de la ciudad realizado por los traidores, logró tomar Tarento en un ataque nocturno excepto su ciudadela en la 1ª batalla de Tarento. Esta presencia romana obligó a construir obras defensivas y a dejar una guarnición a los cartagineses.

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