sábado, 12 de octubre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA - CIUDADES ROMANAS EN ESPAÑA

Las Capacheras es un yacimiento arqueológico situado en el término municipal de Archidona, en la provincia de MálagaEspaña.

Situación[editar]

El yacimiento se encuentra enclavado al norte del curso bajo del río Guadalhorce, orientado hacia la depresión Intrabética por el norte y hacia los recursos de tránsito que facilita el mencionado colector fluvial por el sur, permitiendo comunicaciones rápidas, tanto con el hinterland andaluz como con el litoral malacitano, a través de los pasos que franquean las serranías calcáreas del Subbético malagueño.
Desde el punto de vista fisiográfico y de la geomorfología local, el yacimiento se sitúa en unos terrenos suavemente alomados, caracterizados por cierta horizontalidad que sólo se ve rota por el encajamiento de los sistemas de drenaje locales, pequeños riachuelos y arroyos. Es en este marco en el que se instaló en época ibérica un gran asentamiento fortificado, asimilable por su patrón a un gran oppidum que muestra unas férreas defensas, aunque en su ubicación también interviene cierto grado de ocultabilidad intencionada del asentamiento, emplazado sobre tres suaves elevaciones que configuran una depresión interior que sirvió de base a las estructuras de poder, trasformación y hábitat, permitiendo el control visual del entorno en todo su espectro geográfico, pasando relativamente desapercibido en una zona de antigua dehesa no exenta de espesura.

Descripción[editar]

El oppidum se ubicó sobre tres elevaciones cuyas cotas superiores oscilan entre los 760 y los 780 msnm, sirviendo sus cotas más elevadas para ubicar un potente sistema defensivo amurallado que prácticamente ha llegado hasta nuestros días completamente conservado. Estas elevaciones se disponen espacialmente con cierta orientación este-oeste, configurando la más septentrional de las mismas la cota más elevada y aparentemente constituyendo un auténtico espacio de acrópolis (en sentido etimológico de «ciudad alta») del asentamiento, de forma que, a su vez, es en su cima amesetada donde se puede rastrear con seguridad la mayor profundidad secuencial diacrónica del asentamiento, mostrando una serie material que, al menos, abarca desde el Calcolítico Pleno hasta bien entrado el Alto Imperio romano, con un máximo de ocupación en momento ibérico.
El perímetro de este yacimiento lo convierte en uno de los asentamientos de mayor extensión del actual marco provincial con dicha cronología. Al margen de la zona interna del poblado, definido en superficie por suelos profundos salpicados por abundantes restos de estructuras de mampostería, sin duda, el elemento más característico del yacimiento viene constituido por el imponente sistema poliorcético que configura su perímetro. Este sistema defensivo consta de un potente paño de muralla con una anchura media de dos a tres metros, jalonados a cortos intervalos por potentes torreones bastionados con plantas cuadrangulares y semicirculares que sobresalen del paramento exterior de los lienzos. Con toda seguridad se han identificado un número de 44 de estas estructuras plenamente conservadas y cuyas bases y alzados, al igual que sucede con los paños de la muralla, se conservan fosilizados por los glacis que conforman los taludes.
Otro aspecto de notable interés ha resultado la detección de, al menos, tres de las puertas del oppidum, abiertas en los tramos sur, este y oeste. Mientras que en el sector norte no se ha podido documentar ningún acceso, coincidiendo con el área de drenaje natural por escorrentía de superficie de la cubeta interna del poblado, circunstancia que ha incidido en la pérdida erosiva de una parte de los lienzos.
En los tres casos de acceso plenamente confirmados, el vano que facilita el tránsito al interior del recinto presenta traza de ingreso directo, con una anchura estimable que se sitúa en torno a los tres metros, jalonados por dos potentes torreones que defienden las jambas a izquierda y derecha. Otro hecho de notable interés es la conservación del antiguo camino original que facilita la entrada por la puerta más occidental y que recorre diagonalmente la ladera que se descuelga hasta el Arroyo de la Fuente de la Lana. Su uso continuado hasta la actualidad ha debido contribuir a su conservación, mostrando el trazado y la anchura apropiada para un camino carretero.
Desde el punto de vista estrictamente edilicio, el sistema defensivo se ha ejecutado completamente en mampostería, usando piedra local, caliza esparítica y travertínica, con menores volúmenes de calcarenita vacuolar. Los bloques de mampuesto no aparecen trabados, encajándose unos con otros a hueso en tendeles horizontales de espesores variables. El módulo constructivo resulta diferenciado en las zonas inferiores, que se anclan directamente sobre la roca caliza basal, o se inserta por cimentación rebajada en las margas del terreno, dependiendo de los tramos y de la naturaleza litológica de los sustratos geológicos basales.
Para los alzados, el módulo es ligeramente más reducido, con unas dimensiones de eje que repiten ritmos que oscilan entre los 0,40 y los 0,30 metros de ejes mayor y menor. En ningún caso se observan paramentos de corte ciclópeo o en los que pueda aludirse a la presencia de paramentos de sillarejo.
En el ámbito del asentamiento se ha localizado un frente de cantera con restos de actividad claramente identificables, donde todavía hoy se puede observar incluso la fábrica de sillares. Asociado a este frente, se encuentra una estructura emergente datable en época romana y que indica que la actividad de la cantera se desarrolló con probabilidad durante el periodo romano, aunque no se puede precisar el momento concreto del comienzo de su explotación.
Otra característica notable ha sido la presencia en el sector sur que conecta con la pista del Camino del Cortijo Tineo, de una ocupación extramuros durante la época romana, atestiguada por una notable concentración en superficie de materiales constructivos líticos y cerámicos (fragmentos de ladrillos y abundantes fragmentos de tégulas) que aparecen en asociación con cerámicas de almacenaje de tipo dolium. Esta observación se complementa con el hallazgo hacia el este de los restos de una tumba de inhumación, cuyo bastidor lateral, parcialmente conservado en superficie, se ha ejecutado con lajas ortostáticas.









Lascuta fue una ciudad estipendiaria del Imperio romano, de la provincia de la Bética, que acuñó monedas de tipo libio-fenicio. Se localiza en las cercanías de Alcalá de los Gazules, en una meseta elevada entre los arroyos Álamo y Franja denominada Mesa del Esparragal, dominando el paso de la vía romana que iba de Córdoba a Carteia.1

Hallazgos[editar]

Allí apareció el conocido Bronce de Lascuta, en el siglo XIX, donde se cita a este asentamiento como la Turris Lascutana.
Igualmente han aparecido enterramientos que no se han estudiado aún.

Resultado de imagen de Lascuta









Leuciana era un asentamiento de la península ibérica dentro de la Lusitania. En el siglo III aparece relacionada como mansio en el Itinerario Antonino A-251​ encabezado con el título de Alio itinere ab Emerita Cesaragustam 369 que significa Otro camino de Mérida a Zaragoza, 369 millas. Entre las plazas de Lacipea y Augustobriga. Su ubicación es desconocida aunque existen teorías que la ubican en Logrosán2​ (Cáceres) y otras dicen que Luciana (Ciudad Real).









LibiaLivia o Lybia,1​ son latinizaciones de los ancestros Oliva u Oliba2​ que son los nombres dados por las fuentes clásicas a una antigua ciudad primitiva berona situada en las proximidades del municipio de Herramélluri en La Rioja (España).
Posible extensión de la Celtiberia.     arévacos     pelendones     berones     belos     tittos     lobetanos     lusones
Los restos arqueológicos de este asentamiento se encuentran junto a la desembocadura del río Reláchigo en el margen derecha del río Tirón o quizás en aquella época Autrigón3​ en referencia a la etnia con la que hacía frontera,45​ por tanto Libia era la ciudad más occidental de los berones. Según el Itinerario de Antonino estaba situado a 18 millas al oeste de Tritium Magallum.1​ El enclave que ocupa el sustrato arqueológico es extenso y su situación geográfica y estratégica es notable, siendo una de las principales ciudades de los celtiberizados berones.
Fue conquistada por el pretor romano Tiberio Sempronio Graco en torno al año 178 a. C., circunscribiéndose en el conventus Caesaraugustanus6​ de la Hispania Citerior Tarraconensis y se mantuvo leal a Pompeyo durante las Guerras sertorianas permaneciendo muy anclada en sus antiguas tradiciones celtas, romanizándose de forma tardía,7​ alrededor del siglo III d. C. Posteriormente continuó activa en la época imperial romana y visigótica.
Sus habitantes fueron llamados por Plinio el Viejo libienses o lubienses.6
Los principales trabajos arqueológicos han sido llevados a cabo por Alejandro Marcos Pous desde el año 1966 hasta 1971. Se han hallado multitud de objetos, monedas, restos de construcciones y una necrópolis.

El enclave arqueológico[editar]

Se halla a lo largo de los términos El PiquilloLa LlanaLas Sernas o Hernas y Ribatorre del término municipal de Herramélluri.8

Principales hallazgos arqueológicos[editar]

De la época romana se conservan:
  • Venus de Herramélluri del siglo II, es una pieza de bronce de veinte centímetros de altura hallada en 1905 y expuesta actualmente en el Museo de La Rioja en Logroño.
  • Candelabro Sideral de Herramélluri es molde de piedra de 10 cm de alto y 12 mm de grosor con algunas inscripciones.
  • Piedra sepulcral, actualmente colocada en la pared de una casa de la calle Santo Domingo en Herramélluri.
  • Vasos de alabastro, siendo usado uno de ellos como pila de agua bendita en la entrada y otro como lavabo en la sacristía.
  • Siete columnas romanas situadas en la Casa Grande de Herramélluri.
  • Diez columnas de mármol situadas en la casa rectoral de Baños de Rioja.











La Colonia Libisosanorum Foroagustana o Libisosa es una ciudad histórica iberorromana, mencionada por Claudio Tolomeo, y situada, según esta misma proyección homónima, en: 11º 20´ (longitud) y 39º 30 (latitud); citada también por distintas fuentes clásicas latinas en los principales itinerarios antiguos: los Vasos de Vicarello, el Anónimo de Ravena, y el Itinerario de Antonino (vía A-XXXI).
En la actualidad, esta ciudad u oppidum ibero-romana, se sitúa aneja al municipio de Lezuza (Albacete), en pleno Campo de Montiel, en la región de La Mancha (España). Se considera además, que el topónimo "Lezuza" deriva de una evolución lingüística de "Libisosa".
Asentada en un alto cerro que controlaba un amplio territorio, estaba ubicada entre las cuencas de los ríos Guadiana y Júcar, con abundantes recursos hídricos, cinegéticos, y forestales, así como salinas, vitales para el ganado. Aquí la ganadería siempre desempeñó un papel relevante, junto a la agricultura extensiva cerealícola y parcelas de vid.
El territorio se ve recorrido por los más importantes caminos ganaderos desde la protohistoria: el Camino de Aníbal, que pone en comunicación la Alta Andalucía con Valencia, y la vereda de Los Serranos, que lo asoma al Mediterráneo a través de las tierras de Murcia y Alicante. El control de las rutas del comercio ganadero y la salida de minerales por las mismas vías que se dirigían hacia el sudeste y el Levante proporcionó al territorio de Libisosa un alto valor geoestratégico como en los mencionados itinerarios clásicos. En la vía clasificada como A-XXXI, del Itinerario de Antonino, sitúa a Libisosa a unas 21 millas romanas (31 km) de Laminio, y a 14 millas (21 km) de Caput Fluminus Anae (esta última, seguramente, como una mansión militar, situada en lo más alto de la cabecera del Guadiana Alto o Viejo, con el objeto de dominar varias vertientes).
El programa de excavaciones actuales se centra, esquemáticamente, sobre el solapamiento de 3 épocas o sectores: el poblado ibero (zona inferior), la oppida romana (recinto de murallas de la parte intermedia), y la villa medieval (en la parte más alta, junto al castillo de la misma época).

Libisosa.JPG

La Ciudad Oretana[editar]

En la ladera norte del oppidum se están excavando los restos de la ciudad ibérica oretana, en la que, articulados por dos calles orientadas en sentido norte-sur, han aparecido ya 16 departamentos de diversas dimensiones, con plantas de tendencia rectangular, y funcionalidad doméstica y artesanal. Sus muros están construidos con un zócalo de mampostería, con los alzados de adobe.
Los materiales hallados son variados y numerosos (siglo iii a. C. a. C.), tanto los de importación, sobre todo itálicos ánforas vinarias, cerámica de barniz negro, vasos de paredes finas) como los de producción local, entre los que destacan los grandes contenedores, cerámica de cocina, cerámica de mesa, y vasos en miniatura.
Aunque es frecuente el estampillado, predomina la decoración pintada, a base de motivos lineales, geométricos, zoomorfos (carnívoros, aves, caballos, cérvidos) y antropomorfos (jinetes). Son igualmente abundantes las herramientas agrícolas, ruedas de carro, y molinos, así como las monedas ibéricas y las cuentas de collar de pasta vítrea.

Colonia Libisosa Foroaugustana[editar]

Sobre el asentamiento indígena oretano, se estableció la colonia romana "Libisosa Foroaugustana" (siglo ii d. C. a. C.), que según Plinio tenía derecho itálico. El cognomen es bastante explícito sobre la inicial intervención romana en este territorio.
En un rellano situado cerca de la parte más elevada del cerro, fueron halladas unas estructuras vinculadas a la primera instalación romana, que cubren y amortizan una fosa votiva, que contenía una enorme cantidad de cerámica ibérica de época tardorrepublicana, junto a algunos materiales de clara filiación romana.
A comienzos del reinado de Tiberio se regulariza esta área y se construye el foro, articulado en torno a una gran plaza de 150 por 100 pies romanos. El ingreso principal se halla en su parte oriental, que coincide con el centro geométrico de la plaza, y que también da acceso a sendos pórticos, a derecha e izquierda. El lado meridional lo ocupaba la curia, formada por dos ambientes contiguos, el primero con un pavimento de opus spicatum, que da paso a la estancia principal del conjunto, dotada de un pavimento en opus caementicium. En el lado septentrional del foro se dispone un gran edificio, que sufrió una destrucción parcial, y fue remodelado a finales del s. i d. C. o principios del s. ii d. C., con la construcción de una fuente monumental. En el lado occidental se sitúa la basílica, de planta rectangular, con dos accesos desde la plaza del foro en los extremos porticados.
El carácter de construcción de la oppida romana es más reducida a la extensa oretana, sobre la cual puede demostrarse, que este segundo asentamiento se hizo sobre la ciudad ibérica ya despoblada, aunque no por ello, tal vez, desconocida por los ingenieros romanos.
Un sector Libisosa, Lezuza.

La Muralla Romana[editar]

Algún peligro de carácter militar y urgente, vinculado a la época de las guerras sertorianas, produjo la destrucción del barrio iberorromano, el allanamiento de la zona, y la construcción de una muralla de 3 m de anchura que rodea la parte más alta del cerro, delimitando una extensión aproximada de 8 hectáreas.
Se conocen, hasta el momento, tres puertas de acceso al oppidum, e indicios de una cuarta, todas ellas defendidas por sendos bastiones laterales de tendencia cuadrangular.
El aparejo externo de la muralla está formado por un doble paramento de mampostería ordinaria en la que se combinan grandes bloques desbastados, no siempre bien careados, con otros más pequeños intercalados. El interior de la muralla se rellena con piedras y tierra.

Villa Medieval[editar]

Detalle de una de las cruces patadas medievales encontradas en Libisosa.
Además del conocido castillo medieval o torre vigía, que da nombre al cerro, el proceso de excavación ha exhumado un gran edificio, que tiene un patio rectangular con silos para grano, y una estancia alargada dividida en dos partes: la de mayor longitud, dotada de un banco corrido en sus tres lados y un pavimento de cantos rodados, que lleva dos cruces patadas (o ensanchadas) incrustadas; la estancia más pequeña tiene el pavimento de ladrillo, arco de acceso y una especie de altar, apoyado en el muro Este.
Por lo excavado hasta la fecha, el edificio parece desempeñar una función de carácter religioso-militar. Las dos cruces, el altar y la forma del ambiente, a modo de iglesia, aula basilical o refectorio, refuerzan esta idea. Puede tratarse de un edificio de época bajomedieval, relacionado con el proceso de conquista y repoblación de estas tierras, tal vez vinculado a algunas Órdenes Militares como la del Temple, o cruces patadas visigóticas. Aunque la forma de las cruces patadas con orla envolvente, recuerda más a la primitiva versión de la cruz de la Orden monacal provenzal del s. xiii d. C., de los Calzados de la Santísima Trinidad Redención de Cautivos, de San Juan de la Mata (Trinitarios Calzados, antes de la reforma de los Descalzos); y de la que se conoce fincas ampliamente distribuidas por tierras de Tiriez (fincas de Valdelaras, en el término municipal de Lezuza), a mediados del s. xvi d. C., cuando se fundaron los primeros conventos trinitarios calzados registrados en los alrededores (La Roda y Fuensanta). Además, las aspas de estas cruces patadas orladas, no aparecen soldadas en un mismo centro (según iconografía visigótica), sino que puede claramente observarse, que el aspa vertical solapa al horizontal, como lo hace la cruz trinitaria (el aspa roja sobre la azul), representando claramente, que el Hijo y el Espíritu Santo son personas distintas, sin mezcla, y que forman, junto al Padre envolvente, un mismo Ser. Y es precisamente, gracias a la orla, como inteligentemente se representa la existencia de un fondo; y en consecuencia, puede decirse, que este modelo de cruz patada solapada-orlada, es el mejor instrumento para diferenciar los colores trinitarios sin color.
Supuesto esqueleto de un monje trinitario enterrado en su antigua celda de los restos medievales del yacimiento de Libisosa
Por lo que podemos suponer, que los primeros asentamientos trinitarios pudieran ya ser establecidos en pleno siglo xiii d. C., con la versión de la cruz patada-solapada de la Orden de los Trinitarios Calzados, en los pavimentos de algunos de los templos de esta comarca, como los descubiertos en Libisosa, que se instalarían como lugar de frontera y de rescate de cautivos cristianos de Al-Andalus.
Algunos ejemplos que pueden acompañar a esta tesis, es la localización de algunos otros asentamientos trinitarios próximos ligados al Campo de Montiel: el castillo de San Felices o de Rochafrida, en las Lagunas de Ruidera; o el Santuario de Ntra. Sra. de Cortes, en Alcaraz.Por otra parte los restos humanos de monjes encontrados, en caso de que fueran guerreros (templarios), habrían sido enterrados con su armamento.
El cerro del castillo de Lezuza (Provincia de AlbaceteEspaña) es un yacimiento arqueológico en el que se ubicó la ciudad romana de Libisosa, nombrada en época antigua por Plinio III, 25 (siglo i d. C.), Ptolomeo en II, 6, 58 (siglo ii d. C.), los Vasos de Vicarello (CIL XI 3281 a 3284), el Itinerario de Antonino (CCXLVIIII, 446, 11), el Anónimo de Rávena (313, 14), y por las inscripciones de la Casa de la Tercia de Lezuza en el año 166 (CIL II 3234), otra de Tarragona (CIL II 4254) y las halladas en la vega del río. La bibliografía sobre la antigua colonia romana es abundante desde 1647.
Se eleva en la curva que describe el río de Lezuza a su paso por dicha población, comprendiendo un cerro cónico de suaves laderas: El cerro del castillo, la eminencia donde se asienta el actual cementerio y sus aledaños, el entorno de la ermita, y la vega del río donde se instalaron las necrópolis.
Desde el punto de vista histórico presenta las siguientes fases de poblamiento:
  • Primera.-Una ibérica, denunciada por cerámicas de esta época al menos desde el siglo iii a. C.; aunque posiblemente el asentamiento fuese anterior, según hallazgos realizados en la cercana necrópolis de «El Lobo».
  • Segunda.-Una romana, correspondiente a la colonia Libisosa Forum Augustana, que cita Plinio: A Carthago concurren 65 pueblos (exceptuándose los habitantes de las islas); de la colonia accitana gemellense, y de la libisosana, cognominada foroaugustana, dos pueblos a los que se les ha concedido el derecho itálico... situándose en los límites orientales de la Oretania. Fundada como colonia por Augusto y perteneciente a la tribu Galeria, gozó del «ius italicum».
  • Tercera.-Una medieval, de la que quedan en pie restos del antiguo castillo. A principios del siglo xv d. C. la población estaba en el valle, pero la insalubridad del lugar motivó la petición de traslado al cerro en 1411. El castillo aún estaba en pie a finales de ese siglo, momento en que es dejado por Juan Pacheco, en testamento, a su hija doña Inés.
Su situación estratégica, en la entrada del campo de Montiel y en una de las vías naturales de comunicación entre levante y la alta Andalucía, motivó su constante en el poblamiento.
Se puede apreciar una zona amurallada en torno al actual castillo medieval, donde se situarían los edificios principales de la ciudad romana; pero diversos hallazgos permiten ampliar el perímetro de extensión urbana hacia los lugares citados a la ermita y al cementerio.

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