Baesippo era el nombre de una población romana de la Bética citada por Plinio el Viejo, Claudio Ptolomeo y Pomponio Mela, así como en el VI Itinerario de Antonino, en la Tabula Peutingeriana y en el Anónimo de Rávena. Se situaba en la Vía Heraclea, entre Baelo Claudia y Mergablum, y de ella partía la Vía Asido, que llegaba hasta Hispalis. Tradicionalmente se ha identificado con Vejer de la Frontera, aunque existen mayores indicios de que se ubicó en Barbate.
Ubicación[editar]
Tradicionalmente se ha sostenido la tesis de que Baesippo se correspondía con Vejer de la Frontera, ya que la Vía Heraclea no podría pasar por la línea de costa a la altura de Barbate, debido a la amplia desembocadura del río Barbate, que probablemente formaba un estuario hasta las cercanías de Vejer en época romana. De acuerdo con los yacimientos arqueológicos encontrados hasta la fecha, la vía, viniendo desde Baelo Claudia, probablemente dejaba la costa y se inclinaba hacia el norte, pasando cerca de la laguna de la Janda, manteniéndose por el interior hasta La Barca de Vejer, donde volvía a bajar a la costa hasta el Iunonis promunturium (cabo Trafalgar).
No obstante, en Barbate se han encontrado restos arqueológicos que evidencian la existencia de una ciudad tardorromana, como son varias domus, un templo dedicado a Mitra y una importante necrópolis. Asimismo, existen referencias de una antigua iglesia paleocristiana (ermita de San Paulino) situada junto al templo de Mitra y la necrópolis, que quizás se construyó sobre el antiguo foro romano, por analogía de lo que ocurrió en otras ciudades como Tarraco.
Otro argumento a favor de Barbate es que Plinio el Viejo, entre otros, cita a Baesippo como un puerto (Portus Baesippo), por lo que la ciudad debió ubicarse en la costa. Además, dicho autor menciona como ciudad cercana a Besaro, la cual se ha identificado como la Vejer prerromana.519
Estatus[editar]
Según Plinio el Viejo, el estatuto jurídico de Baesippo era el de ciudad estipendiaria, es decir, que debía pagar anualmente un tributo o impuesto a Roma. A cambio, Roma le garantizaba la libertad para gobernarse, ejercer sus actividades económicas y acuñar moneda. Se han encontrado monedas del siglo I a.C. que pudieron ser de la ceca de Baesippo, lo que vendría a acreditar lo dicho por Plinio.10
Gaditani conventus civium Romanorum Regina, Latinorum Laepia Regia, Carisa cognomine Aurelia, Vrgia cognominata Castrum Iulium, item Caesaris Salutariensis; stipendiaria Besaro, Belippo, Barbesula, Blacippo, Baesippo, Callet, Cappa cum Oleastro, Iptuci, Ibrona, Lascuta, Saguntia, Saudo, Vsaepo...
La mayoría de las ciudades que con anterioridad a las guerras púnicas habían estado bajo la órbita de Cartago tuvieron el estatuto de estipendiarias tras la conquista romana, como Carteia, Malaka, Sexi o Abdera.5
Historia[editar]
En la costa de Barbate no se ha encontrado ningún resto arqueológico que evidencie algún poblamiento prerromano. Sin embargo, en la sierra del Retín se ha hallado un oppidum, el Peñón del Aljibe, de origen bástulo o turdetano, que pudo ser el núcleo original de Baesippo hasta el dominio cartaginés, trasladándose a la costa tras la segunda guerra púnica y el comienzo del dominio romano. Esta teoría se basa en lo que ocurrió en las cercanas ciudades de Baelo Claudia y Mellaria, cuyos núcleos originales estaban situados en la montaña (en la Silla del Papa y en Betijuelo, respectivamente), a modo de oppidum, y que con los romanos pasaron a la línea de costa.11 Además, los únicos restos cartagineses de la zona se han encontrado en las lomas cercanas a la sierra del Retín, lo que podría servir de indicio.
La ciudad romana de Baetulo configura un yacimiento arqueológico de primer orden de la época romana en España. En él han trabajado ilustres arqueólogos y estudiosos, entre otros J. de C. Serra i Ráfols, Gaietá Soler, J. Font i Cussó y J. M. Cuyás.
En el subsuelo del centro histórico de Badalona, la arqueología ha ido poniendo al descubierto, desde el siglo XVIII y sobre todo desde finales del siglo pasado, numerosos restos de la antigua ciudad. Baetulo aparece ya mencionada en las fuentes clásicas, que la califican de «parvus oppidum» (Pomponio Mela) y de «oppidum civium romanorum» (Plinio el Viejo). A partir de la epigrafía encontrada en el yacimiento –sobre todo a partir de la serie de inscripciones honoríficas halladas al hacer los fundamentos de la iglesia de Santa María y de la tabula de hospitalidad y de patronaje entre los habitantes de la ciudad y un personaje ilustre, fechada del año 98 de nuestra era–, se han podido identificar dichos restos arqueológicos como los de la antigua Baetulo.
La ciudad fue fundada «ex novo» hacia el año 100 a. C. con pervivencia documentada hasta el siglo VI d. C. y con continuidad ininterrumpida hasta la actualidad. Estaba emplazada en una pequeña elevación entre dos torrentes, el de Folc y el de Matamoros, cercana al mar y con comunicaciones abiertas y buenas posibilidades agrícolas en las cercanías. La ciudad fundacional tenía una extensión de 10 hectáreas y estaba rodeada de una muralla que alternaba las torres de defensa cuadradas y semicirculares. Su distribución urbanística seguía un plano ortogonal, orientado de noroeste a sureste, con los ejes transversales paralelos a la costa y adaptándose a la topografía del terreno por medio de un sistema de bancales que permitía salvar las pendientes de la colina donde se asentaba la ciudad. El interior estaba distribuido en insulae o islas de casas, con calles de cinco metros de ancho.
De entre los restos arquitectónicos exhumados y conservados in situ hay algunas piezas realmente excepcionales por su significado y estado de conservación. Destacan el edificio termal del siglo I a. C., visitable en el sótano del Museo Municipal, uno de los primeros ejemplares de este tipo de edificio en la península ibérica; la domus de atrio central de la calle Lladó, de similar cronología, ejemplar muy característico de casa itálica, con mosaicos que pavimentan sus diferentes habitaciones; el edificio público de una zona cercana al área del foro, así como los restos de la muralla reforzada con torres adosadas, los quicios de bronce que sustentaban la puerta de acceso a la ciudad y un tramo de un gran conducto de agua con bóveda de cañón. Todos estos restos nos muestran un modelo urbanístico propio de las fundaciones coloniales romanas de esta época, con un tipo de edificios públicos y privados que reproducen la arquitectura de las ciudades italianas del momento, así como las formas de vida y modas decorativas.
El eje principal de la economía de Baetulo fue la comercialización y exportación de la producción del vino cultivado en las villas romanas de las cercanías, llegando a ser un ejemplo más del concepto romano de la ciudad como entidad formada indisolublemente por el núcleo urbano y su territorio.

Barbesula es el nombre de una ciudad estipendiaria del Convento Jurídico Gaditano, en la provincia romana de la Bética, citada por Plinio el Viejo, Pomponio Mela y el Anónimo de Rávena y localizada en la orilla derecha de la desembocadura del río Guadiaro, en la población de igual nombre junto a la actual urbanización de Sotogrande, en el término municipal de San Roque (Cádiz, España).1
Los restos arqueológicos ponen de manifiesto que se trataba de una ciudad dedicada principalmente a la industria de las salazones de pescado. Son varias las factorías dedicadas a este fin que se han encontrado en los alrededores, así como los hornos de fabricación de ánforas destinadas a la exportación de productos como el garum. En este sentido, su economía sería similar a la de otras poblaciones del estrecho de Gibraltar (Baelo Claudia o Iulia Traducta). No obstante, no es descartable que, debido a su situación en el valle del Guadiaro, actuara también como centro de importación y exportación de productos de agricultura.2 Allí han aparecido los restos de un templo dedicado a Diana, así como varias inscripciones honoríficas y funerarias, conservadas en el Cortijo de Guadiaro y en el Museo de Cádiz.
Bascunes o Barscunes es el nombre de una ceca autóctona del siglo I a. C. en el norte de España, que acuña a partir de fines del siglo II a. C. dentro del llamado "grupo pirenaico" o también "grupo navarro", que cuenta con numerosas cecas que usan el mismo signario ibérico levantino que el área celtibérica.
La ciudad emisora pudo ser Pamplona1 o bien Rocaforte,2 ambas dentro del área nuclear de los Vascones. El texto está escrito en ibérico.
Otros autores sitúan la ceca "Ba(r)skunes" en el poblado de La Custodia, en Viana, debido al importante número de monedas (52 ejemplares) hallados en el yacimiento. Una rigurosa excavación de este yacimiento aclararía si la región estaba ocupada por Vascones o Berones.3Los trabajos más recientes tienden a situar la ceca en algún lugar próximo al Ebro, ya que la arqueología no ha dado más que pequeños asentamientos.4Recientemente I. Rodríguez Casanova insiste sobre La Custodia,5en el término municipal de Viana.
Las monedas son "denarios abundantes de recio sabor ibérico"6 y ases, de arte más variado y tosco. Los denarios llevan en el anverso una cabeza varonil, con barba, y en el reverso un jinete con espada corta y la leyenda Bascunes/Barscunes. Algunas tienen también leyenda en el anverso. Los mayores lotes de monedas han aparecido en Viana, Alagón y Tafalla, en Pamplona sólo tres, aunque ello puede ser accidental y no concluyente.7
Algunos piensan que el nombre de la ceca se debe al nombre de la tribu que vivía en la zona. Según esta teoría, y buscando las raíces celtas de la palabra, Barscunes podría significar (bar = grupo, comunidad; cunes = cumbres, cimas, montañas, alturas) «Los Altivos», «Los Orgullosos», «Los de Arriba», «Los de las Alturas» o «Los de Las Montañas».
Para el lingüista vasco Joaquín Gorrochategui de la Universidad del País Vasco (Euskal Herriko Unibertsitatea), la controversia sobre una identificación con la palabra vascones ha sido superada por la confirmación de su filiación con el mundo celtibérico.
Basilippo fue una ciudad del Imperio romano de la provincia de la Bética, localizada en el cerro del Cincho, en el extremo meridional del municipio de Carmona (Sevilla, España), al oeste y muy cerca de Arahal.
Toponimia[editar]
El nombre de la ciudad presenta el sufijo -ippo, muy frecuente en otras poblaciones cercanas de la Bética, que se suele asociar a los oppida de origen turdetano. En cuanto al prefijo Basil-, algunos autores lo atribuyen al griego basileus, en un intento de relacionar este topónimo con la pretendida monarquía tartésica. No obstante, los prefijos de tipo Bae- son también muy repetidos por la Bética, incluyendo el nombre de la propia provincia (Baetica).34Ba y sil son palabras frecuentes en léxicos ibéricos, la primera quiere decir 'cubierta/-o' y la segunda: 'metal, plata, mercurio'.
Estatus jurídico[editar]
En el lugar llamado 'Rancho de la Estaca' de La Puebla de Cazalla se encontraron varios fragmentos de lo que se ha interpretado como la lex municipii Flavii Basiliponensis, lo que vendría a demostrar que Basilippo tenía la categoría de municipium. En el fragmento principal puede leerse lo siguiente:3
A RATIONE
RATIONES RED
REFERRETUR
PERTINEBIT
VM MVNI
VNIAE DE
ILIPONE
RSECV
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