Cilniana fue una ciudad romana del Conventus Gaditanus de la provincia Baetica, en Hispania. Estaba situada en la Vía Aurelia que comunicaba Malaca con Gades siguiendo la línea de la costa a través de Carteia, en el Estrecho de Gibraltar. Según algunos autores, Cilniana se encontraría situada junto al flumen Salduba (actual Guadalmansa), en el término municipal de Estepona, aunque otros autores la sitúan en Marbella.
Cilniana habría sido un importante centro de producción de gárum.
La Ciudadela de Rosas es el recinto amurallado que antiguamente protegía la ciudad de Rosas (provincia de Gerona, Cataluña, España), fundada como una colonia griega con el nombre de Rode en el golfo de Rosas (el extremo nororiental de la costa española). A pesar de la similitud fonética, no está demostrada la identificación de ese nombre con el de la isla griega de Rodas, ni la condición de rodios de los griegos que fundaron esta colonia. Tampoco la época de su fundación, que las fuentes literarias sitúan en el siglo VIII a. C., mientras que las fuentes arqueológicas vinculan con la cercana Emporion (Ampurias) no antes del siglo V a. C. También el culto a Artemisa asocia a ambas colonias. No obstante, las dracmas acuñadas en Rode en torno al 400 a. C. (con la grafía ΡΟΔΗΤΩΝ)2 difieren de los de Emporion o Massalia (Marsella) y se asemejan a la tipología monetaria rodia.3
Actualmente, lo que se puede apreciar desde el exterior es la reforma ordenada por el rey Carlos I en el año 1543, cuando visitó la ciudad, a fin protegerla de ataques piratas y de los franceses. Es Bien de Interés Cultural desde 1961.

Historia[editar]
Época griega[editar]
Cuando transcurría el año de 333 a. C. llegaron al Golfo de Rosas ocho naves de transporte cargadas de familias provenientes de la ciudad griega de Masalia (Marsella), que emigraron debido al exceso de población para buscar un lugar adecuado para instalarse.
Parece ser que, en primer lugar, se instalaron en San Pedro de Roda, donde construyeron su castillo. Esto comporta una estrategia astuta ya que era un sitio estratégico.
Luego, bajaron a la plana, donde edificaron la colonia. Según nos transmiten las evidencias históricas, esta colonia llegó a tener una gran importancia mercantil. Prueba de ello es la acuñación de monedas que aquí se llevaba a cabo. Estas monedas llevaban por una cara una rosa, y por la inversa la cabeza de la ninfa Arethusa con la leyenda "rodeton".
El repentino cese de la acuñación y del trabajo en los talleres de cerámica son evidencia de un abandono del barrio helenístico.
Los griegos llevaron a la zona diversas tecnologías, como tejer cestas, hacer sogas y construir molinos de piedra para moler cereales. También llevaron su religión y sus costumbres, así como la moneda.
Época romana[editar]
En el año 216 a. C. llegaron por mar cerca de setenta barcos con 1800 caballos y 36.000 infantes. Iban bajo el mando de Cneo Cornelio Escipión Calvo. Desembarcaron en la zona en son de paz, ya que reconocieron las leyes, los derechos y las libertades de los indígenas.
Pero con el tiempo dejaron de estar en paz. Cuando en el año 195 a. C. desembarcaron en el Ampurdán 25 galeras al mando de Marco Porcio Catón (Catón el Viejo) para derrotar a los cartagineses, los nativos de la zona se unieron a las fuerzas enemigas en la llamada batalla de Rhode. La plaza cayó en julio después de tres meses de asedio. Catón saqueó la ciudad y luego combatió contra cartagineses e indígenas, quienes perdieron ante el ejército romano, compuesto aparentemente por 17.500 combatientes que causaron, según nos transmite la historia, unas 40.000 bajas enemigas.
Después de esta guerra vino una época de prosperidad en la ciudad de Rosas. El comercio floreció considerablemente convirtiéndose en una de las cinco poblaciones mayores del distrito ampurdanés.
Existía una magnífica plaza con una estatua de un caballero rosense. En esta plaza se situaba el templo de la diosa Minerva. Según un plano de Claudio Ptolomeo en las montañas se encontraba el templo de Venus. Rosas obtuvo el título de municipio durante la segunda mitad del siglo I d. C. Lo cual constituye una señal de su esplendor en aquella época.
En la zona se desarrolló la industria de la cerámica. También había villas agrícolas en el campo, que eran autosuficientes y que producían vino, aceite y cereales, y tenían vacas, cerdos y rebaños de ovejas. Además se desarrolló en la ciudad la salazón de pescado.
Edad Media[editar]
A principios de la edad media, pasó de unas manos a otras. Fue ocupada primero por los visigodos, que fundaron el Castrum o Ciutadella visigoda. Luego, por un corto periodo de tiempo, por los árabes. Posteriormente perteneció al Reino de Aragón, momento en el que se fundó el Monasterio de Santa María de Rosas.
Ciudadela del siglo XVI[editar]
La villa tomó importancia como centro comercial, dadas las favorables condiciones que tiene la bahía, convirtiéndose también en un objetivo militar a defender de piratas sarracenos y franceses, lo que dio lugar a la construcción de la ciudadela de Rosas, fortificación del siglo XVI mandada realizar por el rey Carlos I, el año 1552, siendo sitiada, modificada, reformada y arreglada en sucesivas ocasiones (1645–1659, 1794–1795), hasta la invasión napoleónica (Guerra de la Independencia, 1808–1814), a cuya finalización el ejército francés dejó la ciudadela inutilizable para fines militares.
La importancia económica y estratégica que había conseguido explica que el pueblo fuera fortificado, en 1402, para protegerse de los ataques piratas por el mar y de invasiones francesas por tierra, constantes siempre en su historia. La primera de estas invasiones fue la creada contra la Corona de Aragón en 1285. El ejército francés ocupó la población y empezó a invadir el Ampurdán hasta llegar más tarde a Gerona. Los invasores fueron derrotados más tarde por Roger de Lauria. Este ocupó Rosas después de haber sido incendiada por los franceses.
En relación al término «ciudadela», utilizado habitualmente para referirse a esta fortaleza, que ha desplazado al más popular de «murallas», cabe decir que es de origen relativamente reciente, como ha demostrado el historiador Pablo de la Fuente. En concreto, el término provendría de una total incomprensión de la historia urbana de la villa por parte de los ingenieros franceses del siglo XVII y XVIII, quienes al observar una fortaleza al lado de una población le aplicaron este término. No se debe olvidar que cuando se construyó la plaza fuerte -este seria el nombre correcto- de Rosas, el área urbana de la misma se encontraba incluida en su interior y no fue hasta su total destrucción, durante la Guerra dels Segadors, cuando se produjo el nacimiento del actual casco urbano.
Actualidad[editar]
Después de estar durante muchos años cerrado, prácticamente abandonado y a merced de los saqueadores, el recinto amurallado y los restos arqueológicos que contiene fueron abiertos al público en 1991, convirtiéndose desde 2004 en el Museo de la Ciudadela de Rosas, impulsado por la Generalidad de Cataluña, la Diputación de Gerona y el Ayuntamiento de Rosas. Este último gestiona el conjunto en el marco de un importante programa de recuperación del patrimonio arqueológico del municipio a través de la "Fundación Rosas Historia y Naturaleza", creada en 2002. El museo está dividido en tres ámbitos diferenciados: recinto, sala museo, sala de exposiciones y vestíbulo central, donde se han incluido los espacios destinados a servicios, cafetería, tienda, recepción y atención al visitante. En el museo se pueden ver gran variedad de objetos de la vida de la ciudadela en la antigüedad y la edad media. Además del museo, es posible visitar las ruinas de las edificaciones realizadas en ella durante las diferentes épocas de su historia. Si se va a la villa es realmente obligatoria la visita a este gran yacimiento de historia.
El conjunto de la "ciudadela" se encuentra afectado por las disposiciones españolas de protección del patrimonio histórico de 1949 y 1961, y catalogado como Bien Cultural de Interés Nacional a efectos de la ley del Patrimonio Cultural catalán de 1993. El yacimiento de Rhode, en especial, y más adelante también la villa medieval, han sido objeto de repetidas campañas arqueológicas. A pesar de aquellos primeros reconocimientos, ni la dictadura franquista ni, inicialmente, el nuevo régimen democrático se interesaron por un programa serio de recuperación. Hasta 1982 el ayuntamiento de Rosas no pudo adquirir los últimos terrenos de propiedad privada, en un proceso que se había iniciado, por cesión del estado Español, en 1923. El conjunto monumental ha sido objeto de una verdadera reconstrucción, que ha destruido parte de sus restos, especialmente la zona del baluarte de Santiago y la muralla de levante, realizada con escaso criterio histórico y arquitectónico (Fuente, 2002, 2-3).
La Colonia Clunia Sulpicia es una ciudad romana situada entre las localidades de Coruña del Conde y Peñalba de Castro, en el sur de la provincia de Burgos (España). Se trató de una de las ciudades más importantes de la mitad norte de Hispania y fue la capital de un convento jurídico de la provincia Hispania Citerior Tarraconensis, el denominado Conventus Cluniensis. Clunia es un topónimo de origen arévaco.

Contexto geográfico y comunicaciones[editar]
Clunia se sitúa en el Alto de Castro, un cerro que alcanza las 130 ha y supera los 1000 msnm. Por su lado sur pasa el río Arandilla, afluente del cercano Duero. La zona domina una amplia comarca cultivable, lo que permitió la presencia en las cercanías de villas como la de Baños de Valdearados.
Estaba situada en la vía que iba de Tarraco (Tarragona) a Asturica Augusta (Astorga), pasando por Caesaraugusta (Zaragoza), si bien se comunicaba por medio de otras vías secundarias con otras poblaciones de su entorno y de su convento jurídico.
Fuentes literarias y epigráficas[editar]
Historia[editar]
- Época celtibérica
La ciudad de Clunia se fundó en un cerro a poca distancia de un asentamiento celtíbero denominado Cluniaco o Kolounioukou, perteneciente a los arévacos, una tribu prerromana que pertenecía a la familia de los celtíberos.
En Clunia, el político y militar romano Quinto Sertorio resistió durante 20 años a Pompeyo, quien destruyó lo que existía de la ciudad en el año 72 a. C.
- La fundación Julio-Claudia
La ciudad fue fundada ex novo en la época del emperador Tiberio, dentro de la provincia Hispania Citerior Tarraconensis. Primero se le concedió el rango de municipium, y emitió moneda fraccionaria, ases y dupondios, en las que aparecen los quattuorviri locales, quienes fueron encargados de su acuñación.
En algún momento entre los imperios de Tiberio y de Claudio I, fue sede de uno de los Legati Iuridici de la provincia Tarraconensis, convirtiéndose así en capital del conventus iuridicus Cluniensium.
- Clunia y el emperador Galba
Clunia adquirió el rango de colonia romana y el epíteto de Sulpicia tras autoproclamarse emperador en ella el general Sulpicio Galba, quien se refugió aquí durante la revolución antineroniana; allí tuvo noticia de la muerte de Nerón y de que había sido elegido emperador (por ello algunos tratadistas añaden el epíteto de Galba al nombre de la ciudad). La cristalización del status de colonia se debió al emperador Vespasiano. En los días de Servio Sulpicio Galba, Clunia fue la capital del Imperio.
- Clunia como centro administrativo
El esplendor de la ciudad romana de Clunia se extendió durante los siglos I y II de nuestra era, al igual que otras ciudades de la Meseta Norte de Hispania, como Asturica Augusta o Juliobriga, situadas en las provincias de León y Cantabria, respectivamente. Durante su máximo apogeo se calcula que la ciudad de Clunia llegó a tener alrededor de 30.000 habitantes.[cita requerida] La economía de Clunia en el siglo I d.C. se basaba en la ganadería y la agricultura entre otros.
- El final de la ciudad
Durante el siglo III se produce una despoblación paulatina del núcleo urbano, en relación con la crisis del siglo III y la incipiente decadencia del Imperio romano de Occidente. Resulta evidente la existencia de incursiones bárbaras en Clunia. De hecho, está constatado que, a finales del siglo III, la ciudad fue incendiada por pueblos bárbaros, en concreto, por los franco-alamanes. Esto contribuyó a la inexorable decadencia de la ciudad. No obstante, no parece que se diese una destrucción violenta y generalizada; en todo caso preludia el final de la influencia cultural romana en la ciudad de Clunia y su entorno.
En plena conquista de la Hispania visigoda por parte de los musulmanes, la ciudad y su entorno fueron conquistadas por las tropas del general bereber Ṭāriq ibn Ziyād sobre el año 713. Más tarde, los cristianos la repoblaron en 912 y emplazaron su ciudad en el lugar que ocupa actualmente Coruña del Conde, localidad donde pueden contemplarse bastantes restos romanos procedentes de la ciudad de Clunia.
Con posterioridad, se construyó la población de Peñalba de Castro que recibió la meseta del enclave de Clunia a cambio de agua en una época donde el valor del agua era mayor que los pocos restos aún no enterrados que quedaban de la abandonada ciudad romana.
Historia de la investigación arqueológica[editar]
A pesar de que las ruinas de Clunia han llamado la atención de los investigadores desde el siglo XVI, no se han producido excavaciones sistemáticas hasta el siglo XX.
Desde la Edad Media, Clunia ha servido como cantera de bloques de piedra y elementos decorativos para construcciones, tanto nobles, como por ejemplo el castillo de Coruña del Conde, como para viviendas de los pueblos cercanos. Debido a ello, las ruinas de la ciudad han sufrido lentamente el saqueo, y cada vez que se llevaban a cabo excavaciones la expoliación seguía a estas. En 1788, el canónigo Juan Loperráez publicó un plano de las ruinas en el que todavía aparecían el trazado de calles y plazas, con sus muros y columnas, y los restos de murallas.3
La excavación de forma sistemática comenzó en 1915 y 1916, bajo la dirección de Ignacio Calvo, que publicó una Memoria Oficial de los trabajos. Excavó en las mejores zonas de la ciudad hallando buen número de restos, y después de sus investigaciones dio por agotado el yacimiento por lo que lo abandonó. Los bloques que descubrió fueron sacados de las ruinas por campesinos, lo que dio lugar a una nueva destrucción de la ciudad.
Tales hechos acabaron con la llegada de Blas Taracena, que llevó a cabo la excavación de lo que él llamó "el gran palacio" y que hoy se conoce como "casa número 1" o "casa Taracena". Su hallazgo fue suficientemente importante y desde entonces, 1931-34, las ruinas comenzaron a tomar relevancia. Su protección quedó fijada al declararse Monumento Nacional con un guarda que evitaría los saqueos.nota 1 La interrupción de las investigaciones debido a la Guerra Civil y a la muerte, en 1951, de Blas Taracena, dejaron los trabajos interrumpidos hasta su reanudación en 1958 por el profesor Pedro de Palol, y han continuado hasta hoy bajo la dirección de diversos equipos.
Restos arqueológicos[editar]
Clunia constituye un enclave arqueológico de excepcional interés en el conjunto de la Península Ibérica. Este interés viene determinado por su morfología urbana y por la secuencia cultural de los hallazgos que proporciona. Además, sus ruinas son de las más representativas de todas las que se han hallado de época romana en el Norte de la Península Ibérica.
Las excavaciones arqueológicas en el yacimiento comenzaron en 1915. Los trabajos se reanudaron en 1931 y 1958, y sacaron a la luz el pasado glorioso de una de las ciudades principales de Hispania cuya extensión –a juzgar por los trabajos de excavación arqueológica– rondaba las 120 hectáreas,4 por lo que se considera que fue una de las ciudades de mayor tamaño de toda la Hispania romana. Las excavaciones permitieron descubrir –tras siglos de ocultamiento– un teatro excavado en la roca, varias domus con mosaicos, calles, restos de las edificaciones del foro y una gran cloaca, así como importantes hallazgos escultóricos, como una efigie de Isis y un torso de Dioniso, que se conservan en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y en el de Burgos, además de una gran cantidad de monedas, restos epigráficos, cerámica romana como la terra sigillata, vidrios, objetos de bronce, etc.
Arquitectura civil[editar]
Como sucede en toda ciudad, la mayor parte del espacio construido en Clunia estaba ocupada por viviendas. Las excavaciones arqueológicas han permitido conocer la evolución del urbanismo civil y comprobar algunas de sus edificaciones y rasgos más característicos.
- El foro
Se sitúa en el centro de la ciudad, donde se cruzaban el Cardus Maximus y el Decumanus Maximus. En el foro se desarrollaron las actividades políticas, comerciales, judiciales y religiosas propias del municipio, pero también las ligadas al hecho de que Clunia fuera la capital de un convento jurídico.
Su planta es rectangular y mide 160 m de longitud por 115 de anchura.5Contó con un templo dedicado a Júpiter y un espacio religioso en su lado sur, una basílica en su lado norte y tabernas y espacios porticados en los laterales.
- El edificio flavio
Se trata de un edificio monumental de planta rectangular con frente en semicírculo y acceso porticado de funcionalidad desconocida.6 Se encuentra adyacente al foro y sobre él se edificó en el siglo XVII una sencilla ermita, que dañó los yacimientos.
- Las termas de Los Arcos
Las llamadas termas de Los Arcos son en realidad dos conjuntos termales independientes. Los Arcos I es de grandes dimensiones y está cubierto de mosaicos algo más simples que los de las casas del foro. También aquí es bien visible el sistema de calefacción de las distintas dependencias termales, el hipocausto. Las dimensiones del conjunto de Los Arcos II son más modestas.
- Las termas del foro
Se encuentran junto a la casa 3, con acceso desde el Cardo. Su actividad termal parece cesar en el siglo III.
- El teatro
El resto más significativo es el teatro, excavado parcialmente en la roca y que tuvo capacidad para 10.000 espectadores, lo que le convertía en uno de los mayores de su época en Hispania. Tenía la finalidad de servir para la interpretación de actos teatrales del periodo clásico. Su recuperación ha sido merecedora del premio en la sección de Restauración y rehabilitación otorgado por los Premios bianuales de Arquitectura de Castilla y León de 2004-2005.
- La cueva Román y el sistema de abastecimiento de agua
En el subsuelo de la ciudad, no visitables por su fragilidad, son muy interesantes los sistemas de abastecimiento de agua. Están formados por varios aljibes con sus correspondientes canalizaciones de toma de agua, construidos aprovechando las grutas naturales que existen en subsuelo calcáreo del espigón sobre el que se levanta la ciudad. En su interior se ha hallado lo que se ha identificado como un santuario priápico.
- Las Paradejas
Se trata de unos restos situados entre el foro y las termas de Los Arcos de función desconocida.
Arquitectura doméstica[editar]
Llaman la atención los mosaicos, las habitaciones subterráneas y los sistemas de calefacción de algunas de las casas cercanas al foro.
- Casa de Taracena o Casa 1
- Casa de Cuevas Ciegas
- Casa número 3
- Casa triangular
Las colecciones arqueológicas[editar]
- Escultura
- Mosaicos
- La moneda
- Cerámica y otros objetos
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