sábado, 12 de octubre de 2019

HISTORIA DE ESPAÑA

HISTORIA ANTIGUA DE ESPAÑA - CIUDADES ROMANAS EN ESPAÑA

Solia es el nombre de un antiguo municipio romano de la Bética.

Identificación[editar]

La mayoría de los historiadores coincide en afirmar que Solia se corresponde con el actual yacimiento arqueológico de Majadaiglesia, situado al este de la ermita de Nuestra Señora de las Cruces, a cinco kilómetros de la localidad cordobesa de El Guijo, aunque por el momento no se ha hallado en el lugar ninguna confirmación epigráfica que lo demuestre.

Trifinio de Villanueva de Córdoba[editar]

El indicio más antiguo de la existencia de Solia, y de su localización en el norte de la actual provincia de Córdoba, es el trifinio hallado a principios del siglo XVI en Villanueva de Córdoba, en un pozo llamado pozo de las Vacas, que está situado entre el callejón de este nombre y la calle Torrecampo, a una distancia del pueblo de unos cuatrocientos metros aproximadamente. Dicha piedra se ha conservado bien gracias al hecho de haber sido embutida en el muro de la fachada principal de la iglesia de San Miguel Arcángel de Villanueva de Córdoba.
El trifinio de Villanueva de Córdoba es un bloque oblongo de granito de un metro y veinticinco centímetros de largo por treinta y cinco centímetros de ancho, con una leyenda escrita en latín que demuestra que fue el hito o mojón divisorio de los términos jurisdiccionales de tres ciudades romanas: Sacili Martialum (que estuvo situado en el paraje llamado Alcurrucén, cercano al municipio cordobés de Pedro Abad), Epora (actualmente Montoro) y Solia. La traducción de la inscripción es la siguiente:
Trifinio entre los sacilenses, eporenses y solienses confirmado por el emperador César Augusto Adriano con arreglo a la sentencia del juez Julio Próculo.
Es muy posible que el Julio Próculo de la inscripción fuera Cayo Julio Próculo, cónsul sufecto en el 109. La erección del trifinio puede datarse en el periodo 120-121, durante el viaje del emperador Adriano por la Bética. En palabras del padre Fita «El trifinio de Villanueva de Córdoba es, a todas luces, un monumento de sumo precio desde triple punto de vista histórico, jurídico y geográfico».1​ Posteriormente, en el concilio de Elvira o Iliberris aparece como uno de los firmantes Eumancio, sacerdote de Solia, lo que indica que la ciudad habría alcanzado ya en esa época el rango de municipio. Sin embargo, se desconoce si, cuando se erigió el trifinio de Villanueva de Córdoba, Solia tenía el estatus de municipio flavio.

Época posromana[editar]

El enclave de Majadaiglesia continuó teniendo actividad durante la época visigoda, como lo atestiguan numerosos restos arqueológicos encontrados en el lugar, y la presencia en la cercana ermita de Nuestra Señora de las Cruces de un baptisterio por inmersión.








El término oppidum designa en latín a un lugar elevado, es decir un altozano («alcudia» en valenciano), cuyas defensas naturales han sido reforzadas por la intervención del hombre, y que puede tener una extensión muy variable: desde una a varios centenares de hectáreas. En la Península Ibérica, a los oppida también se los conoce como castros o citanias.
La antigua ciudad romana de Sucro se corresponde con el asentamiento íbero contestano que los griegos habían llamado Sicana.1​ y cuyos habitantes, los sicanos (griego Σικανοί, Sikanoi), habrían poblado Sicilia (dos o tres generaciones antes de la guerra de Troya), según refiere Tucídides (nacido 460 a.C.) en "Historia de la guerra del Peloponeso VI, 1-2".
Posteriormente Polibio (nacido 200 a. C.) confirmó la importancia de la ciudad al señalar que era una de los enclaves hispanos más favorecidos para el comercio.

Historia[editar]

La ciudad de Valencia (denominada Valentia) se fundó mucho después que Sucro (en el año 138 a. C.) por veteranos itálicos un poco más al norte, sobre el río Tyrius (Turia) y poco a poco se convirtió en el principal centro romanizador de la región valenciana y sustituyó la previa relevancia de la ciudad, también romana pero mucho más antigua, de Sucro.
Durante la Segunda Guerra Púnica, en ese oppidum (situado en los meandros finales del Júcar) Escipión el Africano estableció un campamento, (origen de la futura ciudad romana de Sucro), localizado justo en el punto intermedio del recorrido que hizo desde Tarragona (Tarraco) hasta Cartagena (Cartago Nova) para conquistar esta última ciudad (209 a. C.). La importancia estratégica de Sucro radicaba en que quien dominase ese punto partía en dos el dominio romano en la península, rompiendo la comunicación vía terrestre entre la Hispania Ulterior y la Citerior (y previamente, durante las guerras entre Roma y Cartago, entre el norte romanizado y Cartago Nova más el valle del Guadalquivir, con hegemonía cartaginesa), pues solamente en Sucro era fácilmente vadeable el río Júcar.
Tito Livio, íntimo amigo del emperador Cesar Augusto relató que durante la segunda guerra púnica se produjo una rebelión (207 a. C.), en el campamento romano de Sucro, de 8000 soldados dirigidos por los sediciosos Atrio (Cayo Atrio Umbro) y Albio (Cayo Albio Caleno) contra Publio Cornelio Escipión. La sublevación se produjo porque no habían participado del botín de guerra conseguido al ganar la ciudad de Cartago Nova frente al ejército púnico de Asdrúbal Barca (hermano de Aníbal, el cual se encontraba entonces arrasando la península itálica) y por la falta de abastecimientos y de paga). El motín fue favorecido por creer los rebeldes, erróneamente, que Escipión había fallecido. Este, tras engañar y atraer hasta Cartago Nova a los sediciosos, les embaucó con un largo discurso, el cual inició llamándoles hermanos pero que terminó llamándoles traidores. Mientras tanto estos, ya desarmados, fueron rodeados por las tropas leales a Escipión y seguidamente fueron decapitadas decenas de los jefes rebeldes, incluidos Atrio y Albio, pero al resto, para su sorpresa, les abonó el salario que les debía, tras haberles hecho jurar fidelidad. Ello fue así porque Escipión necesitaba reincorporar esas tropas rebeldes para seguidamente marchar contra Indíbil y Mandonio (206 a. C.) caudillos también rebeldes pero íberos y, por ello, indígenas.
Cayo Silio Italico, poeta español y cónsul de Roma a la muerte de Nerón, que vivió del 25 al 99 de nuestra era, en su poema sobre la segunda guerra púnica (Puniconorum-Silli Italici) habla de los soldados sucronenses que acompañaron a Anibal hasta Italia, los cuales, al igual que los soldados setabenses, lucían resplandecientes armaduras. Ambas tropas, sucronenses y setabenses estaban formados por nativos: íberos contestanos, pues la Contestanía se extendía desde la Albufera al río Vinalopó, es decir desde Sucro (Albalat) hasta Ilice (Elche).
En el año 90 a. C. fue elegido en Roma como tribuno de la plebe un tal Quinto Vario Severo Hybrida Sucronensis. El término Sucronensis indica que nació en Sucro y Hybrida tal vez señalaba que fue el fruto de una relación entre un romano destinado en Sucro y una mujer hispana. Durante su año de mandato, (tal vez intentando demostrar que era más romano que nadie) impulsó la Lex Varia de maiestate, ley que permitía acusar de traición a quien intentara obtener la ciudadanía para un aliado. Una jugarreta del destino fue el que algunos años más tarde fuera condenado al exilio tras ser juzgado y condenado por la misma ley que él había impulsado. La escritora australiana Colleen McCullough (también mestiza, con ascendencia maorí, catedrática de medicina, pero más conocida por haber escrito El pájaro espino), en su novela La corona de hierba de 1991, retrata muy negativamente a este primer ciudadano conocido de la ciudad de Sucro.
Durante las llamadas Guerras Sertorianas (en el año 75 a.C), Plutarco refiere que la ciudad de Sucro quedó totalmente destruida después de la batalla de Sucronem. Sucedió que Quinto Sertorio había localizado en Sucro sus tropas para impedir en tan estratégica situación que se uniera el ejército de Pompeyo (localizado en la actual Cataluña) con el de su aliado Metelo (que estaba asentado en la actual Andalucía). Pompeyo atacó a Sertorio, todo ello sin esperar la llegada de Metelo. Pompeyo fue derrotado en esta batalla. Escapó, herido por un íbero, pero la llegada a tiempo de Metelo le salvó la vida. Sertorio perdió unos 10.000 hombres, y el ejército senatorial una cifra similar. Hubo pues, tablas, pero Sertorio huyó de Sucro tras la batalla, al cerciorarse de que las avanzadas del ejército de Metelo aparecían por el suroeste de la llanura Sucronem (actual Ribera del Júcar). Poco después la victoria final fue (tras ser asesinado Sertorio) para Pompeyo, el cual fundó Pompaei-ilun (ciudad de Pompeyo, que es la actual Pamplona) y regresó a Italia donde se enfrentó a los restos del ejército de Espartaco que fueron derrotados por él.
Esa batalla de Sucro (Sucronem) también fue citada por Apiano, por Salustio, e incluso por Cicerón.
Lucio Anneo Séneca refiere una anécdota en su obra Tratado sobre los beneficios: que Julio César (100-44 a. C.) en su viaje hacia Obulco se produjo un esguince de tobillo cerca de Sucro, cuando se dirigía desde Tarraco (Tarragona) a la BeticaSeneca tomó esta anécdota de Asinio Polion y su relato fue recogido por Suetonio en su Vida de los doce césares
La última referencia es el ejemplar que nos queda del Itinerario Antonino que es ya de la época de Diocleciano, es decir, ya del siglo IV.
Con las invasiones bárbaras desaparece cualquier referencia a la ciudad de Sucro, la cual quedó durante siglos a merced de los aluviones del entonces río homónimo, hoy denominado Júcar, los cuales fueron soterrando sus restos.
Hasta finales del siglo XIX se podía vadear el río Júcar a pie desde Albalat hasta la Granja (el edificio medieval situado enfrente, en el actual término de Poliña del Jucar, donde también se han localizado restos romanos) pero se requería el uso de una barcaza (hoy en el escudo de la villa) para pasar los carros a la otra orilla.
Tras la invasión de los árabes, en la zona más alta adyacente a la intersección de la Vía Augusta con este vado del río Júcar se desarrolló una alquería (del árabe القرية al-qarīa, «pueblo, caserío») denominada Al-Blat (significando camino empedrado, calzada, vía…) donde, tal y como lo recoge el Libro de los Hechos, pernoctó, durante cuatro noches, Jaime I de Aragón en el año 1238, año en el que fue conquistada. Posteriormente por el vado de Albalat cruzó el Júcar el futuro rey Jaume II para unirse a su padre Jaume I para sitiar Játiva.
Esclapés en el primer capítulo de su Historia de Valencia refiere la existencia, al sur de esta ciudad, de una puerta llamada Sucronense por conducir a la ciudad de Sucro. Lamarca en su Historia de la conquista de Valencia concretó que la puerta estaba situada en la calle San Vicente y se localizó una inscripción en la fachada del convento de las religiosas de la Trinidad que hacía referencia a la PORTA SUCRONENS.

Datos geográficos y arqueológicos[editar]

AlciraAlbalat de la RiberaCullera y Sueca tradicionalmente han defendido ser el solar que albergó a la antigua Sucro apoyados por los respectivos descubrimientos arqueológicos.1
Los que eran partidarios de la ubicación en la actual ciudad de Sueca (Valencia), señalaban que se han encontrado restos en la vecina Cullera que justificarían esta ciudad como descendiente del antiguo campamento romano. De hecho hasta su nombre podría derivar del original, atendiendo incluso a que se cree que esta zona fue poblada por sicanos (apréciese la similitud con el actual gentilicio 'suecanos'). Según Chofre,2​ Sucro oppidum se hallaba ubicado en lo alto de la Montaña de los Zorros de Cullera (L'Alt del Fort).1
Esa disyuntiva entre la localización en Sueca o Cullera (Modesto Lafuente) frente a la localización en Alcira (Vicente Boix), quedó resuelta cuando, a finales del pasado siglo XX, los nuevos descubrimientos arqueológicos y también la revisión del miliario de la Vía Augusta determinaron que la localización más probable está en el punto medio entre ambas ciudades (Sueca y Alcira), es decir en la pequeña villa de Albalat, la cual equidista de ambas urbes (ellas son las capitales actuales de las comarcas Riberas Baja y Alta) de las cuales depende Albalat en el ámbito judicial (Sueca), en el sanitario Alzira) y en el comercial (ambas).
En los últimos años, Albalat de la Ribera ha ganado peso en comparación con el resto de localidades ya que, como encontramos en el actual plano de la Vía Augusta, ésta solamente pasaría por ésta villa y por Alzira, dejando de lado Cullera (solo en esta y en Albalat se han encontrado restos íberos) y también descartando Sueca por su lejanía respecto a la citada calzada romana, pues las últimas excavaciones han dejado claro que la Vía Sucronense-Dianum pasó por Albalat y podemos eliminar Alzira por la total ausencia de restos arqueológicos íberos.
E. Llobregat: "Como puede verse el camino es francamente costero...., evitando la Albufera por su orilla occidental, para cruzar el río por Albalat" (Nuestra Historia Vol.2 Valencia 1980).
E. Pla Ballester "zonas solo ligeramente elevadas, pero inmediatas a una corriente de agua que las protegía en parte, como ocurría con el poblado que estaba en el Alteret de la Ventiuitena de Albalat de la Ribera" (Nuestra Historia Vol.1, Valencia 1980)
El geógrafo Estrabon de Amasi, ya en tiempos de Tiberio, en su obra Geografía (más concretamente en su Tratado sobre España Antigua y en referencia a su descripción del litoral valenciano, señaló que «el litoral, desde Cartagena al río Ebro, tiene en medio al río Sucro, su desembocadura y la ciudad del mismo nombre ("Haec vero pars maritima hinc usque ad Iberum in medio quodammodo intervallo Sucronem habet fluvium et ejes excursum et ejusdem nominis urbem")». Indicó así que la ciudad de Sucro estaba situada en la mitad de la vía Augusta entre Tarragona y Cartagena. De hecho la actual villa de Albalat de la Ribera dista lo mismo de ambas ciudades pues está unos 300 km de Tarragona y a otros tantos de Cartagena.
Plinio el antiguo, naturalista y geógrafo (coetáneo de Jesucristo), ya en tiempo de Vespasiano cita (en su Naturalis historia) y siguiendo el litoral mediterráneo: al río Tader (Segura), a Illice (actual Elche), a Lucento (Alicante), a Dianio (Denia)y a la ciudad de Sucro (Albalat de la Ribera), situada junto al río que le da nombre (Sucro fluvius, et quondam oppidum, Contestania finis). Sigue con Valentia (Valencia) y señaló que la región Edetania se inicia en un «ameno lago que se inclina hacia la celtiberia» (la albufera de Valencia). Señala pues a la Albufera y no al Júcar como el límite entre ambas regiones íberas (Contestania y Edetania). A continuación describe a Valentia (Valencia) y a Saguntum (Sagunto), remarcando que ambas están a la misma distancia del mar (tres millas), seguramente como medida de precaución frente a inesperados ataques de piratas.
Lucio Floro, de la familia de Séneca y contemporáneo de Trajano y de Adriano concreta en su obra Epitome que Sucro, situada al lado de su homónimo río, puede divisarse desde Laurona (actual Llaurí, situada a tan solo 8 km de Albalat).

La localización de Sucro en Albalat por parte de los historiadores apareció ya muy avanzado el siglo XX (los historiadores anteriores habían minusvalorado esta pequeña localidad), tras la profundización en el estudio de las vías romanas en Hispania y también por el descubrimiento de restos romanos en la zona del Alteret de la Vintiuitena, en el casco urbano de la actual Albalat de la Ribera y en la otra orilla del vado: en «La Granja», que hoy está en el término de Poliña del Jucar (de los siglos I-II: como la herma báquica (Balil, 1982:10, núm. 83, lám. IV, 3; Arasa, 2004: 334-335, fig. 17)).
Albalat se ha librado siempre de los desbordamientos del río Júcar (llamado «el destructor», por los árabes) por estar asentada sobre una elevación natural (alteret, altozano o alcudia). Fue una localización ideal para establecer un oppidum por ser la mejor zona para vadear el río, y porque al cruzarse allí el Júcar con la Via Augusta se obtenía una localización estratégica, tanto para el paso de mercancías fluviales por el Júcar, como las terrestres por la vía Augusta la cual conectaba Roma con Gadir (actual Cádiz).
En la partida del Alteret de la Vintiuitena (hoy allí solo hay campos de naranjos, muy cercanos al casco urbano de Albalat ) estarían situadas las mansiones romanas, es decir, la zona residencial de los más adinerados.
Así el Portus Sucronis (al norte de la Contestania, situado en Cullera, a unos 14 km de la actual Albalat), tiene una clara correspondencia con el Portus Ilicitanus (al sur de la Contestania, situado en Santa Pola a unos 14 km de la actual Elche), marcando ambos puertos y ambas ciudades los límites septentrional y meridional de la antigua Contestania íbera (limitada al sur por el río Vinalopó y al norte por la Albufera).

En los Vasos Apolinares también llamados Vasos de Vicarello están grabados sobre plata los nombres y las distancias entre las distintas estaciones de la vía Augusta la cual transcurría desde Roma hasta Gades (Cádiz) con una longitud total de unas 1840 millas romanas. Como la milia passuum es igual a 1480 m, el total son 2726 km (1841 x 1481).
Allí se cifra la distancia entre Valencia y Sucro en 20 millas y entre Sucro y Jativa 16 millas, distancias que coinciden con las aportadas por el llamado Itinerario Antonino Itinerario de Antonino Augusto Caracalla del que solo se conserva un ejemplar de la época de Diocleciano (siglo IV).
Es otro documento, el anónimo de Ravenna o Ravennate (mucho menos antiguo) el que distingue entre la ciudad de Sucro y su Portus Sucronis que serían, respectivamente, las localidades actuales de Albalat y Cullera.
Esas distancias, coincidentes en esas tres fuentes citadas, se corresponden con la realidad actual: Hay 23,64 km (entre Sucrone y Saetabi) y 29,56 km (veinte mile pasum) entre Sucrone y Valentia) y resulta que hay 25 km entre Albalat y Játiva y otros 29 entre Albalat y Valencia.
Tras analizar esos datos A. Schulten, que había situado en un primer momento la ciudad de Sucro en Alcira, posteriormente la identificó con el actual Albalat.

En 1961 efectuaron una visita de inspección los Sres. Fletcher Valls, Tarradell Miquel y Pla Ballester, de los restos arqueológicos aparecidos al abrir unas zanjas para el alcantarillado de Albalat, en especial en la calle Peris Mencheta (justo en la Vía Augusta y camino del vado del Júcar). También hicieron una prospección superficial con recogida de abundante cerámica ibérica y romana en el Alteret de la Vintiuitena, paraje muy cercano al núcleo urbano de Albalat de la Ribera.
Posteriormente, a finales del siglo XX, Xavier Vidal y Carmen Martínez realizaron entre 1996 y 1998 unas excavaciones en el núcleo urbano de Albalat en las que encontraron restos de una vivienda y diferentes hogares correspondientes a un poblado datado entre el siglo III y II antes de Cristo (señalándo así una cronología similar a la de Sucro).
Posteriormente, en la zona del Alteret de la Vintiuitena (con una extensión de unas 60 hectáreas) se encontraron restos superficiales de cerámica y el ángulo de la habitación de una casa que contaba en su interior con un hogar donde se documentaron restos cerámicos (incluso fenicios del siglo VIII a.C). Se demostró que el lugar estuvo habitado al menos desde el Bronce Final hasta la época romana.
Tras todo ello Toni Carrasquer, historiador de Sueca, señaló taxativamente "apostaría porque Sucro está en los sustratos de Albalat".
Sucro habría ocupando la villa actual de Albalat 3​pero abarcando también hasta el vecino paraje del Alteret de la Vintiuitena, situado al norte del casco urbano. Esta teoría la defienden muchos historiadores y arqueólogos, destacando Schulten (comentarios a las Fontes Hispaniae Antiquae), J. Vidal, C. Martínez…

"Sucro, por su parte, se piensa que era un asentamiento ubicado en la actual Ribera del Xúquer, posiblemente Albalat , del cual dependería el Portus Sucronensis, seguramente establecido en la desembocadura del río en Cullera" (Bonet y Ribera, 2003; Pérez Ballester, 2003).
Xavier Vidal señala «Sucro podría haber estado en Albalat por su maravillosa situación geográfica. El asentamiento estaría en un altozano dominando un punto en el que el Xúquer pasaba a discurrir de forma más regular por un cauce más definido, de fácil acceso. La función de la actual Cullera sería la de Portus de la ciudad de Sucro, la cual debería estar situada más hacia el interior como en muchas grandes ciudades del Mediterráneo.».
Anteriormente, ya en 1935, Bosch Gimpera y Aguado Bleye, escribieron la batalla (del Sucro) se libró a orillas del río Sucro y cerca de la ciudad del mismo nombre, situada, según parece, no lejos del Albalat de hoy. (Bosch Gimpera, P.; Aguado Bleye, P., Historia de España, vol. II, Madrid, 1935, llib. 1, pàg. 223.)
Solís y Gascó, en su traducción de los libros correspondientes a la segunda guerra púnica de Livio, (Madrid 1992, pàg. 301). en nota a pie de página, compartieron dicha localización al puntualizar: "Sucro, la actual Albalat, junto al Júcar".
Xaverio Ballester señala que incluso Chofre M. L. (2002), en la página 254 de su tesis doctoral escribe: En nuestra opinión, la arqueología nos muestra que la actual ciudad de Albalat de la Ribera se encuentra situada sobre lo que fue un poblado/establecimiento comercial, en un primer momento ibérico y posteriormente romano. El alto valor estratégico de su emplazamiento, bordeado por el río Sucro y a corta distancia de la Vía Augusta, tuvo que ser decisivo a la hora de su fundación y posterior desarrollo. Y no dudamos a la hora de atribuirle el topónimo de Sucronem.
Señala Chofre Desgraciadamente carecemos de estudios científicos que avalen lo que parecen apuntar los hallazgos casuales y los restos cerámicos recogidos en superficie, pero cabe esperar que en un futuro no muy lejano se puedan llevar a cabo las oportunas excavaciones arqueológicas que permitan conocer mejor las dimensiones y características de los yacimientos de Albalat de la Ribera.
Montalbán Carmona en Clapir (2017, pp. 20-23) señala: "como resalta Morote Barberá, Sueca i Cullera quedan distantes a la Vía Augusta, la cual pasaba por Sucro, por lo tanto, solo quedan las posibilidades de Albalat de la Ribera o Alzira. No obstante, com ya se ha indicado anteriormente, a falta de nuevas excavaciones, nada indica que Alcira sea la ubicación actual de Sucro, quedando Albalat y su yacimiento del Alteret de la Vintiuitena como la única opción admitida actualmente entre los investigadores".
Estudios geológicos publicados por P. Carmona y J. M Ruiz demuestran que entonces en Albalat el Jú car dejaba de estar encajonado y se abría en el abanico aluvial en dos brazos, los cuales desembocaban uno al norte y otro al sur del promontorio de Cullera, determinándose así que el enclave de Sucro, fuera idóneo para vadear el río, tanto en la época de Escipión (hace 2226 años), como en la de Sertorio (hace 2094 años) y también en la época posterior, ya con mansiones romanas situadas junto a la Vía Augusta,: en una situación estratégica entre las dos vías: la fluvial (el río Júcar) y la terrestre (la Vía Augusta).
El 4 de octubre de 2019 el diario Levante informó que los arqueólogos, en la campaña finalizada el día anterior, habían localizado en Albalat de la Ribera una importante zona comercial anterior a la época imperial, con extracción de vasijas y materiales del periodo ibérico, considerándose todo ello como vestigios a favor de que Albalat albergó la antiquísima Sucro romana.

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