SIGLO XV EN ESPAÑA
Alfonso de Valencia y Bracamonte (Antes de 1427 - m. después de 1487). Noble castellano de la casa de Valencia. Fue hijo de Diego de Valencia, mariscal de Castilla, y de Aldonza de Bracamonte.1
Fue mariscal de Castilla,2 teniente del rey en Zamora (1472-1476),3 alcaide del castillo de dicha ciudad y caballero de la Real Cofradía de Caballeros Cubicularios de Zamora.
Alfonso de Valencia y Bracamonte | ||
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Mariscal de Castilla | ||
Escudo de armas de Fernando Alfonso de Valencia, bisabuelo de Alfonso de Valencia. | ||
Información personal | ||
Otros títulos | Teniente del rey en Zamora | |
Nacimiento | Antes de 1427 | |
Fallecimiento | Después de 1487 | |
Familia | ||
Casa real | Casa de Valencia | |
Padre | Diego de Valencia | |
Madre | Aldonza de Bracamonte | |
Cónyuge | Véase Matrimonio | |
Heredero | Antonia de Valencia |
Orígenes familiares[editar]
Fue hijo de Diego de Valencia y de Aldonza de Bracamonte. Por parte paterna fueron sus abuelos Juan de Valencia, mariscal de Castilla y regidor de la ciudad de Zamora, y Beatriz de Acuña y Girón.2 Y por parte materna era nieto de Mosén Rubín de Bracamonte, señor de Fuente el Sol y almirante de Francia, y de Inés de Mendoza.1
Fue hermano de Juana de Valencia, Beatriz de Valencia y de Isabel de Valencia, y hermanastro, según afirma el historiador Enrique Fernández-Prieto, de Lope de Ocampo, que fue el padre del historiador Florián de Ocampo, cronista de Carlos I.1
Biografía[editar]
Se desconoce su fecha de nacimiento. Su padre, Diego de Valencia, fue mariscal de Castilla, asistente de la ciudad de Sevilla, alcaide del castillo de Zamora5 y caballero de la Real Cofradía de Caballeros Cubicularios de Zamora, según consta en una relación de los miembros de la cofradía de 1462, en la que también es mencionado su hijo mayor, el mariscal Alfonso de Valencia.6
Durante el reinado de Enrique IV de Castilla su padre y él, que ya era mariscal de Castilla, acaudillaron las tropas zamoranas en su lucha contra las de Juan de Ulloa, alcaide del castillo de Zamora, a quien apodaban «el Malo» o «el Trasquilado», ya que éste saqueaba y devastaba la región, «valiéndose de una tropa de foragidos que no tenía más ley que su mandato».7 Y el historiador Cesáreo Fernández Duro afirmó en sus Memorias históricas de la ciudad de Zamora que en la batalla en la que Alfonso de Valencia y su padre derrotaron a Juan de Ulloa:8
Iban ciento cincuenta de á caballo y ochocientos de á pié, hidalgos y ciudadanos, número muy inferior al de los enemigos, pero alentados por el interes de la defensa de los hogares. Antes de venir á las manos tomaron cardos del campo como distintivo, observando que los de Ulloa habían puesto ramas de vid en los yelmos, y en buen orden recibieron el empuje de los contrarios, invocando a su patrón San Ildefonso. Fue la batalla el miércoles 12 de agosto, dia de Santa Clara, en un recuesto que se llama Val de la Gallina, entre Coreses y Zamora, generalizándose con la saña que se observa en las contiendas intestinas. Ganó la buena causa, pronunciándose en huida los bandoleros, con pérdida de consideración en muertos y aprendidos.
A la muerte de su padre, ocurrida después de 1466,9 Alfonso de Valencia heredó las posesiones paternas y, junto con su suegro Juan de Porres, defendió en la ciudad de Zamora la causa de Enrique IV, durante el último periodo de su reinado,10 frente a los partidarios que la infanta Isabel de Castilla, hermanastra del rey y futura reina de Castilla, tenía en la ciudad.10 Y en 1469 Alfonso de Valencia, como representante de Zamora, fue procurador en las Cortes de Ocaña.2
A la muerte de Enrique IV, ocurrida en 1474,10 comenzó la Guerra de Sucesión Castellana entre los partidarios de la princesa Juana la Beltraneja, hija del rey, y los de la infanta Isabel de Castilla, hermanastra de Enrique IV,11 que fue proclamada reina de Castilla en 1474 en la ciudad de Segovia junto con su esposo, el infante Fernando de Aragón, hijo del rey Juan II de Aragón.12 Y diversos historiadores destacan que desde el principio de la contienda Isabel de Castilla fue apoyada por la mayor parte de las ciudades y de la nobleza, y que pocas familias nobles «no se pronunciaron en espera de acontecimientos».13
En 1475 los reyes Fernando e Isabel expidieron una Real provisión para que el corregidor de la ciudad de Zamora finalizara unas pesquisas sobre varias querellas y pleitos entre Alfonso de Valencia, Juan de Porres y sus familiares de un lado, y el comendador Pedro de Ledesma y sus parientes del otro, relativas al «servicio» de los reyes.14 Y en dicho documento éstos ordenaban que cuando el corregidor finalizara las pesquisas las remitiera al Consejo Real, a fin de que cuando fueran «llamadas é oidas las partes» se administrara justicia.14
Y el 3 de mayo de 1475 Alfonso de Valencia y su suegro, que controlaban la ciudad de Zamora, junto con Gonzalo de Valencia, tío del mariscal y chantre de la catedral de Zamora, suscribieron un pacto «ofensivo y defensivo» con Beltrán de la Cueva, duque de Alburquerque, para «defender y amparar la ciudad de Zamora»,1516 aunque poco después él, su suegro y Francisco de Valdés, que controlaba las torres del puente de la ciudad y era sobrino de Juan de Porres, rindieron pleito homenaje por segunda vez a los reyes Fernando e Isabel y se comprometieron a ayudarles en su lucha contra el rey Alfonso V de Portugal, esposo de Juana la Beltraneja.1718
Poco después el rey de Portugal se apoderó de la ciudad de Toro y envió mensajeros al mariscal Alfonso de Valencia y a su suegro para que le entregasen la ciudad de Zamora, prometiéndoles a cambio que serían recompensados con oro, vasallos, tierras y «otras muchas mercedes»,19 aunque cuando el rey Fernando tuvo conocimiento de ello les recordó a él y a su suegro que ambos le habían rendido dos veces homenaje a él y a la reina Isabel, y que en caso necesario les enviaría «un capitan con gente de armas» para que pudieran defender la ciudad contra el rey de Portugal.19
El cronista Fernando del Pulgar afirma que el regidor Juan de Porras, que «tenia propósito de facer mas lo que á su provecho que á su honra cumplia», envió dos veces mensajeros al rey Fernando comunicándole que le serviría lealmente y que no había necesidad de tropas para defender la ciudad, ya que no deseaba que las tropas isabelinas la ocuparan.20 Y al mismo tiempo, Juan de Porras continuó comunicándose en secreto con Alfonso V de Portugal, y cuando este último le entregó el oro y las mercedes que le había prometido, él y Alfonso de Valencia se pusieron a su servicio y le entregaron la ciudad y el castillo de Zamora,21 que fueron ocupados a los pocos días por el monarca portugués, quien permaneció allí varios días y dejó el castillo en manos del mariscal Alfonso de Valencia. Y la historiadora Gloria Lora Serrano también afirmó que Alfonso de Valencia y su suegro «se vendieron al oro ofrecido por Alfonso V» y le entregaron la ciudad.22
Fernando del Pulgar afirmó que cuando los Reyes Católicos fueron informados de la traición de Juan de Porres y de su suegro manifestaron un «gran pesar», ya que «Zamora era una de las principales cibdades del reyno»,23 y continuaron reuniendo tropas y pertrechos para proseguir la guerra.24 A principios de 1476, y poco antes de que se librara la batalla de Toro, el rey Fernando ocupó Zamora con sus tropas, aunque Alfonso de Valencia se atrincheró en el castillo de la ciudad y se negó a entregarlo,25 por lo que sus bienes y los de Juan de Porres fueron confiscados.26
El 1 de marzo de 1476 los portugueses fueron derrotados por el rey Fernando en la batalla de Toro, y poco después Alfonso de Valencia, según consta en el capítulo XLVIII de la Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel,27 solicitó al cardenal Pedro González de Mendoza, que era pariente suyo, que suplicara a dicho príncipe que perdonase a todos los que se le habían opuesto en Zamora y les restituyera todos sus bienes, y dicho prelado, por consideración hacia su familiar, transmitió sus súplicas al rey,27 quien, según afirma la crónica:27
Porque ovo consideracion que (Alfonso de Valencia) era mozo, é había errado mas por ignorancia seyendo engañado por su suegro Juan de Porras, que por malicia é deslealtad: é mandóle restituir sus bienes. E recibió dél la fortaleza, en la qual estaba la cámara é arreos del Rey de Portogal, que dexó allí en guardia cuando partió de Zamora.
El rey perdonó al mariscal Alfonso de Valencia y le restituyó todos sus bienes, cediéndole además, «para (su) seguridad», el castillo de Castrotorafe,28 y el 19 de marzo de 1476, es decir, dieciocho días después de haberse librado la batalla de Toro,29 las tropas fernandinas ocuparon el castillo de Zamora.28 En 1476 los reyes le entregaron el castillo del Buen Amor, ubicado en el municipio de Villanueva de Cañedo, en la provincia de Salamanca, aunque un año después, en 1477, Alfonso de Valencia lo vendió a Alonso Ulloa de Fonseca Quijada, que en esos momentos era obispo de Ávila.
Se desconoce su fecha exacta de defunción, aunque debió ocurrir después de 1487, ya que en ese año los Reyes Católicos le encomendaron, según afirma el historiador y genealogista Luis de Salazar y Castro, la «guarda de las puertas y torres de Málaga».30
Matrimonio y descendencia[editar]
Contrajo matrimonio con Juana de Sotomayor, hija de Juan de Porres,1 IV señor de Castronuevo y merino mayor de Zamora, y de Juana de Sotomayor,31 y fruto de su matrimonio nació una hija:
- Antonia de Valencia (m. después de 1550).32 Fue el último miembro de la rama principal de la familia y la heredera de la casa de Valencia.33 Contrajo un primer matrimonio, antes de 1506,34 con Fadrique Manrique de Lara, mariscal de Castilla y II señor de Fuenteguinaldo,35 con quien tuvo varios hijos, y gracias a dicho matrimonio se unieron las casas de Valencia y una rama menor de la de Manrique de Lara.3036 Y posteriormente contrajo un segundo matrimonio, alrededor de 1520, con su primo carnal Diego de Valencia y Benavides, hijo de su tía Beatriz de Valencia y de Juan Alfonso de Benavides, el Bueno,34 II señor de Jabalquinto,1 aunque no tuvieron descendencia.32
- Alonso de Valencia (n. Zamora c. 1470). Casó con Constanza Montes de Vergara. con quien tuvo un solo hijo, sucesor de la familia Valencia, de quien queda su descendencia en Colombia.
Hernando de Valencia (Antes de 1384a - Montamarta, noviembre de 1425), conocido también como Fernando de Valencia,b fue un noble y religioso castellano de la Orden de San Jerónimo1 y el más destacado de los fundadores del monasterio de Nuestra Señora de Montamarta,2 aunque antes de profesar sus votos ocupó el cargo de regidor de Zamora.34 Y era hijo de Fernando Alfonso de Valencia,1 señor de Valencia de Campos y maestre de la Orden de Santiago.5
Fue tataranieto de los reyes Alfonso X y Sancho IV de Castilla.
Fray Hernando de Valencia | ||
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Fundador del monasterio de Nuestra Señora de Montamarta | ||
Escudo de armas de Fernando Alfonso de Valencia, padre de Fray Hernando de Valencia. | ||
Información personal | ||
Otros títulos | Regidor de Zamora | |
Nacimiento | Antes de 1384 | |
Fallecimiento | Noviembre de 1425 Montamarta | |
Entierro | Monasterio de Nuestra Señora de Montamarta | |
Familia | ||
Casa real | Casa de Valencia | |
Padre | Fernando Alfonso de Valencia |
Orígenes familiares[editar]
Fue hijo de Fernando Alfonso de Valencia y de María Alfonso de Portugal, que según algunos genealogistas españoles como Francisco Fernández de Bethencourt7 y Luis de Salazar y Castro38 era hija ilegítima del rey Alfonso IV de Portugal1 y de una dama de nombre desconocido,9 aunque no aportaron ninguna prueba que demuestre esa filiación.c Pero la mayoría de los historiadores portugueses modernos afirman rotundamente que Alfonso IV de Portugal no tuvo ningún hijo ilegítimo, y argumentan que ello pudo ser debido a las malas relaciones que tuvo con sus propios hermanastros,10 o debido a las buenas y armoniosas relaciones que siempre mantuvo con su esposa, la reina Beatriz de Castilla.1112d Sin embargo, las importantes donaciones que le han sido hechas prueban la pertenencia a la Casa Real de Portugal, por via ilegítima, lo que parece confirmado por la falta de elementos a su respecho, podendo tratarse de una hija tardía de Dinis I. Y Hernando de Valencia era nieto por parte paterna de Alfonso de Valencia, que fue mayordomo mayor del rey Alfonso XI de Castilla y pertiguero mayor de Santiago, y de Juana Fernández de Castro.1314
Fue hermano de Juan de Valencia, que fue mariscal de Castilla, regidor de Zamora por los Hijosdalgo en 1412 y alcaide de los alcázares de dicha ciudad,15 y de Alfonso de Valencia, que fue regidor de Zamora y miembro del Consejo de Regencia durante la minoría de edad de Enrique III de Castilla.15
Biografía[editar]
Juventud (1384-1407)[editar]
Se desconoce su fecha de nacimiento. Su padre, Fernando Alfonso de Valencia, fue maestre de la Orden de Santiago5 y falleció durante el sitio de Lisboa de 138416 a consecuencia de la peste,5 cuando contaba aproximadamente 68 años de edad, y su supuesta madre, María Alfonso de Portugal, también falleció en ese mismo año con idéntica edad, ya que sus padres nacieron y murieron en el mismo año según afirman algunos autores.17
El historiador Salvador de Moxó afirmó que el apoyo del padre de fray Hernando a Pedro I de Castilla durante la Primera Guerra Civil Castellana y su posterior trayectoria vital pudieron influir decisivamente en la decadencia de la Casa de Valencia tras su muerte, a pesar de sus regios orígenes, pues aunque los herederos de Fernando Alfonso alcanzaron la dignidad de mariscales de Castilla y de regidores de Zamora, en realidad «quedaron reducidos al círculo de los caballeros zamoranos», como señaló dicho autor.18 Y el señorío de Valencia de Campos, que Enrique II de Castilla arrebató a Fernando Alfonso de Valencia y que había dado nombre a la familia,19 fue convertido en ducado y entregado por el rey Juan I de Castilla, el 22 de diciembre de 1387, al infante Juan de Portugal,20 que era hijo del rey Pedro I de Portugal y pasó a ser el primer duque de Valencia de Campos.2122
Tras la muerte de su padre, fray Hernando y sus hermanos adoptaron el apellido Valencia por su relación con el señorío de Valencia de Campos, y a fray Hernando,23 que era el hermano mayor y el heredero de su padre24 y pariente cercano de la familia real, se le restituyeron algunas de las propiedades que habían pertenecido a su padre y «gozó de situación próspera», en palabras de Cesáreo Fernández Duro.23 Y la mayoría de los historiadores afirman que antes de profesar como religioso en la Orden de San Jerónimo, fray Hernando ocupó el «cargo honorífico» de regidor de Zamora,154 que también desempeñarían sus hermanos Alfonso y Juan de Valencia.15
Pero súbitamente, y sin que haya conocimiento de los motivos, Hernando dejó a su hermano Juan la «representación» y las rentas de su familia25 y profesó como religioso en el monasterio de Guadalupe.154 Y Fernández Duro señaló que durante su etapa como novicio fray Hernando destacó por llevar «una vida ejemplar», y también que en su monasterio se alegraron de poder contar con un fraile de «tan ilustre origen», aunque poco después comenzaron los problemas, ya que:26
Ocurrieron á poco serios disgustos en aquella santa casa, dividiéndose sus hijos en bandos, que se contradecian con tanta energía y decisión como los hombres que por cosas del mundo debaten. Los superiores de la Orden no fueron capaces de poner en paz á los perturbadores, ni hallaron otro medio de implantarla de nuevo en Guadalupe que el de hacer salir de sus paredes á uno de los bandos, el dirigido por Fernando de Valencia, con condición de que iría a fundar monasterio de la misma orden de San Jerónimo en otra parte. Se extendió en consecuencia, la carta de autorización, con todos los requisitos necesarios, á 2 de marzo de 1407, firmando el Prior y veintiocho frailes, marchando hácia Zamora los disidentes, que eran trece, y que formaban en verdad un grupo de la tierra, según indicaciones de los nombres puestos en el documento en este orden: Fray Fernando de Valencia, Pedro de Ampudia, Juan de León, Alonso de Zamora, Benito de Zamora, N. de Zamora, Juan de Toledo, Fernando de Mucientos, Alonso de Sevilla, Guillén de Jerez, Martín Vizcaino, Juan de Sevilla y Alonso de Medina.
La fundación del monasterio de Montamarta[editar]
Fray Hernando de Valencia y doce compañeros suyos, como se ha mencionado anteriormente, fueron expulsados27 por «revoltosos» de Guadalupe, como señaló el Padre Sigüenza.28e Y en 1407 esos frailes expulsados se arrepintieron y se les concedió, «por piedad de la Virgen», una licencia por la que, en lugar de asemejarse a unos monjes desterrados, como señalaron algunos autores, parecían obtener permiso para fundar un monasterio en otro lugar,28 aunque otros afirmaron que fray Hernando fue el que decidió trasladarse a Zamora «por ser tío suyo» el obispo de esta ciudad, y por haber ocupado él mismo antes el cargo de regidor en ella.29
Al abandonar Guadalupe en 140730 les concedieron algunos vasos litúrgicos para el culto,29 y fray Hernando y sus doce compañeros, entre los que destacaba fray Arias González de Valdés, se establecieron tras su salida de Guadalupe en un «gran peñasco» situado junto a ermita de San Miguel Arcángel y en la ribera del río Esla,3027 a unos seis kilómetros de Montamarta30 y veinticuatro de la ciudad de Zamora.31 Además, las tierras en las que se instalaron eran propiedad de la familia de fray Hernando de Valencia, y como el lugar, debido a su aislamiento, era conveniente para sus propósitos, construyeron algunas «humildes casillas» o celdas31 para cada una de ellos y otra de mayores dimensiones para poder celebrar sus reuniones,32 aunque Fernández Duro señaló que para las oraciones comunitarias se reunían en la ermita de San Miguel, y asimismo que:31
Se presumirá que, habiendo de elegir cabeza, designaran á Fernando de Valencia, y no fue así; antes por lo contrario, de común acuerdo nombraron Prior á Alonso de Medina, que era el menos antiguo de hábito y el inferior, por tanto, de los trece, dando á entender que la vanidad y la soberbia no entraron por nada en el disentimiento con los compañeros de Guadalupe. Fernando tomó para sí la parte más enojosa de la Comunidad nueva, que era la de proveer á la subsistencia, aunque no faltaron limosnas que ayudasen.
Pero poco después los trece monjes dejaron ese lugar27 por causa de su insalubridad30 y por las crecidas del río Esla, entre otras causas,f y se instalaron en la localidad de Montamarta, donde fray Hernando poseía una casa,3033 aunque otros autores aseguran que se alojaron junto a la ermita de San Julián, que está situada a «poco menos de media legua» de Montamarta.28 Y el obispo de Zamora, Alfonso de Illescas, les otorgó a los trece monjes licencia, gracias a la influencia de fray Hernando, para edificar un monasterio,33 aunque algunos señalan que fue fundado en 1407,3433352436 y otros que en 14062 o 1408,373230 que adoptó el nombre de monasterio de Nuestra Señora de Montamarta.2736
En 1408, según Fernández Duro, comenzó la cimentación del nuevo monasterio, en cuya construcción colaboraron los propios monjes.33 Y aunque los habitantes de Zamora también concedieron generosas limosnas a los frailes, el peso de la fundación y de la dotación del nuevo monasterio, como señalaron diversos autores, recayó sobre Hernando de Valencia,33324 ya que aunque algunos le mencionan simplemente como a uno más de los fundadores,302 en realidad él fue su principal sostén, como indicó Fernández Duro:33
La hacienda de Fernando de Valencia constituia, naturalmente, el principal ingreso; así que fundador debe considerarse del que se nombró monasterio de Nuestra Señora de Montamarta. Para esta obra alcanzó del rey D. Juan II, que le estimaba mucho, una renta de cuatrocientos florines, situados perpetuamente sobre las tercias de Salamanca, con otras mercedes y privilegios.
Fray Hernando de Valencia, según afirmó Fernández Duro, viajó a pie para solicitar personalmente al antipapa Benedicto XIII, que entonces era «acatado en Castilla», la concesión de algunas mercedes e indultos.33 Y el mismo historiador señaló que fray Hernando trabajó en la edificación del monasterio de Montamarta «como peón en la obra y llevando piedras a cuestas».38 Y conviene señalar que la historia de la fundación del monasterio de Montamarta y las biografías de sus primeros religiosos fueron recogidas en la Crónica de Montamarta, que es un manuscrito anónimo del último cuarto del siglo XV redactado en latín y en castellano, a fin de que formara parte de la Crónica general del monasterio.2 Y de los datos consignados en el manuscrito se puede «deducir», como señaló Sophie Coussemacker, que el autor «entró en religión» o tomó los hábitos a mediados del siglo XV.2
En la Crónica de Montamarta, mencionada anteriormente, se consignó parte de la biografía de fray Hernando de Valencia, y la historiadora Coussemacker señaló que su caso fue «excepcional», ya después de ser monje profesó como hermano y después «cambió de estado» y pasó a ser sacerdote.2 Pero según dicha historiadora en su caso estuvo justificado por su gran religiosidad, por su eficacia al proveer al monasterio de muchas cosas que necesitaba y por el hecho de ser el más destacado o «principal» de los fundadores de Montamarta.2 Además, fray Hernando descendía de las casas reales de Castilla y Portugal, y su estrecha vinculación con la aristocracia castellana de la época fue muy útil, como señaló Coussemacker, al monasterio de Montamarta.39
En 1412, pocos años después de la fundación del monasterio de Montamarta, y siendo prior del mismo fray Alfonso de Medina, se produjo en el monasterio un legendario incidente que tal vez pudo ser protagonizado, como señaló César Amador Isidro García, por fray Hernando de Valencia,40 aunque otros autores no mencionan nada sobre esa hipotética conexión. Y dicha leyenda afirma que, en cierta ocasión en que San Vicente Ferrer viajaba hacia Salamanca y debía pasar por Zamora, un fraile del monasterio de Montamarta solicitó a su prior que le permitiera escuchar su predicación ya que no tendría oportunidad de poder oírla nunca más:40
Un monje valenciano del vecino convento de Montamarta fue a pedirle al Prior que, antes de que abandonase Vicente la ciudad, le gustaría escucharlo, pues ya no volvería a presentarse una ocasión semejante. El padre le contestó que sus huesos no aguantarían un viaje de tres leguas por caminos pedregosos en la destartalada carreta del convento, por lo que le recomendó que se retirase a su celda y allí escuchase a su espíritu. Cual no sería el estupor del anciano monje cuando a las cinco de la tarde, hora en que comenzó el sermón en la plaza Vicente Ferrer, la voz del santo le llegó nítida, como si le hablase desde la misma celda donde estaba arrodillado. Al acabar con lagrimas en los ojos, fue a dar cuenta al prior del prodigio que le había sucedido, quedando grabado dicho prodigio en los anales del convento.
Y en opinión de Isidro García, tal vez el monje «valenciano» que protagonizó la leyenda fue fray Hernando, que había sido la «cabeza» rectora del grupo de monjes que salió del monasterio de Guadalupe.41 Pero en realidad, como señaló dicho autor, el apellido Valencia que portaba fray Hernando aludía al municipio de Valencia de Campos, que en la actualidad recibe el nombre de Valencia de Don Juan, y no al territorio de la actual Comunidad Valenciana.41g
Últimos años y muerte (1414-1425)[editar]
En 1414 comenzó una «nueva» época para la Orden de San Jerónimo,42 ya que en esos momentos, como señalaron diversos autores, tuvo lugar la «configuración definitiva de la familia jeronimiana»:42
La admirable «unión en la desunión» de los primeros cuarenta años del eremitismo jeronimiano debía desembocar, connaturalmente, en la institucionalización. Se vio la necesidad de crear un organismo de gobierno centralizado, con un equipo asesor para los futuros superiores y asambleas comunitarias que remodelasen periódicamente la vida de la nueva Orden.
El impulso de la reforma partió en el reino de Castilla de los priores de los monasterios jerónimos de Montamarta y Guisando,37 aunque otros autores aseguran que la iniciativa partió de los dos monasterios castellanos más importantes de la Orden, los de Guadalupe y Lupiana.42 Y los elegidos para entrevistarse en Peñíscola con el antipapa Benedicto XIII fueron fray Hernando de Valencia, que era monje en Montamarta, y fray Velasco, que era el prior del monasterio de Guisando.42
Ambos frailes se entrevistaron con el papa en Peñíscola en octubre de 1414, y lograron que el día 18 de ese mismo mes otorgara una bula que declaraba a la Orden de los Jerónimos exenta e independiente de la jurisdicción episcopal, y en la que ordenaba que todos los monasterios de Castilla y Aragón42 que en aquellos momentos obedecían a la sede de Aviñón deberían reunirse en un capítulo general que se celebraría en el monasterio de Guadalupe, a fin de que la Orden quedara exenta y centralizada a imitación de los monjes cartujos,37 aunque otros autores señalan que en dicho capítulo debería ser elegido un superior general para la Orden y se deberían fijar las reglas definitivas por las que se regiría en lo sucesivo.43 Y Benedicto XIII también dispuso en esa bula que dos monjes cartujos deberían supervisar la celebración de ese capítulo general,37 y que este último debería basarse en las normas establecidas por los cartujos para la celebración de asambleas de ese tipo.44 Y Fernández Duro señaló por otra parte que fray Hernando de Valencia viajó a Roma a pie durante el pontificado del papa Martín V,33 que rigió los destinos de la Iglesia Católica desde 1417 hasta 1431,45 para solicitarle diversas mercedes e indultos.33
Hernando de Valencia falleció en noviembre de 1425 en el monasterio de Montamarta, según consta en su epitafio,40 y aunque hasta poco antes de morir se había negado a ser prior de su monasterio,46 al final accedió durante una enfermedad del que ocupaba ese cargo, fray Fernando de Logroño, y llegó a decir: «triste de mi, que no siendo aún hábil para el remo me fían el gobernalle».46 Sin embargo, su etapa como prior fue extraordinariamente breve, ya que fue elegido una tarde y a la mañana siguiente falleció tras haber celebrado la eucaristía entre lágrimas y devoción admirable, quedando todos los presentes sobrecogidos por la «humildad que había hecho pedir a Dios no cumplir este mandato».47 Y Fernández Duro consignó todos estos sucesos del siguiente modo:48
Justo es decir que, agradecida la comunidad á los beneficios de su fundador, le importunó muchas veces para que la rigiera, y que, prescindiendo al fin de su voluntad, le eligió por aclamacion su prior. La mañana en que había de celebrarse la solemnidad, estando en buena salud, dijo la Misa con muchas lágrimas el agraciado, y acabada entregó el espíritu al Criador, acontecimiento que se tuvo por sobrenatural y que realzó la memoria de su humilde santidad.
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